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sino el modo de apropiación de los medios de producción y las relaciones sociales entre los hombres
resultantes de sus conexiones con el proceso de producción. Así, “capitalismo” no era simplemente un
sistema de producción para el mercado -o sistema de producción de mercancías-, sino un sistema bajo el
que la fuerza de trabajo se había “convertido, a su vez, en mercancía” y era comprada y vendida en el
mercado como cualquier otro objeto de cambio. Tuvo su presupuesto histórico en la concentración de la
propiedad de los medios de producción en manos de una clase que sólo constituía un pequeño sector de la
sociedad y en el consiguiente surgimiento de una clase desposeída, que tenía en la venta de su fuerza de
trabajo su única fuente de subsistencia. Esta última, por lo tanto, realizaba la actividad productiva, no por
compulsión legal sino sobre la base de un contrato de salario. […]
Lo que diferencia esta definición de otras, es que no basta con que exista comercio y préstamo en dinero, o
una clase especializada de mercaderes o financistas para constituir una sociedad capitalista. No basta que
haya poseedores de capital, por “lucrativo” que sea: tienen que emplear ese capital para extraer plusvalía a
la fuerza de trabajo en el proceso de producción. […]
ACTIVIDAD 2
¿Con cuál-es de las definiciones que anteceden relacionarían las tesis de Immanuel Wallerstein? ¿Por
qué?
Wallerstein, I. El capitalismo histórico. pp. 2-6. Siglo XXI editores, 1988.
“Lo que distingue al sistema social histórico que llamamos capitalismo histórico es que en este sistema
histórico el capital pasó a ser usado (invertido) de una forma muy especial. Pasó a ser usado con el objetivo
o intento primordial de su autoexpansión. …
Siempre que, con el tiempo, fue la acumulación de capital la que regularmente predominara sobre otros
objetivos alternativos, tenemos razones para decir que estamos ante un sistema capitalista…
El capitalismo histórico implicó, pues, una mercantilización generalizada de unos procesos -no sólo los
procesos de intercambio, sino también los procesos de producción, los procesos de distribución y los
procesos de inversión- que anteriormente habían sido realizados a través de medios distintos al mercado…
La economía del capitalismo ha estado, pues, gobernada por el intento racional de maximizar la
acumulación.”
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único elemento que le puede llevar hasta el objetivo que persigue con tanto ardor: la riqueza». (pp. 121 a
124)
La cuestión es que las «relaciones de producción» que definen un sistema son las «relaciones de
producción» del sistema en su conjunto, y el sistema en esta época es la economía-mundo europea. El
trabajo libre es, en efecto, un carácter definitorio del capitalismo, pero no el trabajo libre en todas las
empresas productivas. El trabajo libre es la forma de control del trabajo utilizada para el trabajo cualificado
en los países del centro, mientras que el trabajo obligado se utiliza para el trabajo menos especializado en
las áreas periféricas. Esta combinación es la esencia del capitalismo. Cuando el trabajo sea libre por
doquier, tendremos el socialismo.
… Lo que está claro es que en el siglo XVI emerge una «era capitalista», y que toma la forma de una
economía- mundo. (p. 166).
¿De qué manera los siguientes fragmentos de Marx contrastan y discuten con la visión de Wallerstein?
Marx, Carlos. El Capital, libro I, Fondo de Cultura, México, 1965, pp. 122-123
“Para convertir el dinero en capital, el poseedor de dinero tiene, pues, que encontrarse en el mercado, entre
las mercancías, con el obrero libre; libre en un doble sentido, pues de una parte ha de poder disponer
libremente de su fuerza de trabajo como de su propia mercancía y, de otra parte, no ha de tener otras
mercancías que ofrecer en venta; ha de hallarse, pues, suelto, escotero y libre de todos los objetos
necesarios para realizar por su cuenta propia su fuerza de trabajo…
… Las condiciones históricas de existencia del capital no se dan, ni mucho menos, con la circulación de
mercancías y de dinero. El capital sólo surge allí donde el poseedor de medios de producción y de vida
encuentra en el mercado al obrero libre como vendedor de su fuerza de trabajo, y esta condición histórica
envuelve toda una historia universal…
Lo que caracteriza, por tanto, la época capitalista es que la fuerza de trabajo asume, para el propio obrero,
la forma de una mercancía que le pertenece, y su trabajo, por consiguiente, la forma de trabajo asalariado.
Con ello se generaliza, al mismo tiempo, la forma mercantil de los productos del trabajo.”
ACTIVIDAD 3
Luego de la lectura de los fragmentos seleccionados de Ruggiero Romano y Eduardo Azcuy Ameghino que
aparecen a continuación:
a) ¿A cuál de las definiciones de capitalismo están adscribiendo los autores?
b) ¿Cuál es, para Azcuy Ameghno, uno de los problemas que emergen del debate respecto al presunto
carácter capitalista de la expansión colonialista española?
Romano, Ruggiero. “Feudalismo Americano”. Hispanic American Historical Review N 64 (1), Duke
University Press, 1984, pág. 121-134.
“Lo que más me interesa es el aspecto económico. ¿Qué es entonces el feudalismo bajo este aspecto? No
creo que se pueda dar una definición directa y taxativa. Es decir, me parece imposible decir (excepto para el
período correspondiente a la Alta Edad Media) “el feudalismo es esto o lo otro”. Creo, por el contrario, que
la economía feudal puede definirse mucho mejor por aquello que no es. Y ésta no es: a) una economía pura
(o esencialmente) monetaria; b) una economía con un mercado interno de gran escala; c) una economía
con libertad de entrada y salida del mercado laboral; d) una economía con libertad para acceder a y retirase
del mercado de bienes.
Si tuviese que resumir esas cuatro limitaciones, yo diría-esta vez en sentido afirmativo-que una economía
feudal es esencialmente una economía natural. Cuando digo esencialmente quiero significar que, para la
mayoría de los casos, ésta existe en un sistema de intercambio natural, tanto en el mercado de bienes como
3
en el mercado de trabajo. Y esto no es contradictorio con la existencia de un mercado internacional. Basta
con tener un conocimiento mínimo de la historia económica de la Alta Edad Media para saber que el
feudalismo no es contradictorio con el comercio a larga distancia; huelga decir que los datos sobre el
comercio a larga distancia se remontan al Calcolítico. Estas consideraciones autorizan a hacer un juicio
mucho más amplio. Por mucho tiempo los especialistas-desde Sombart hasta Pirenne y Sapori (por nombrar
sólo a tres de cien)-han tenido un interés demasiado focalizado en el comercio internacional y en su
instrumento básico, la moneda. Todo iba bien si las mercancías y la moneda circulaban. Si no, nos
sumergíamos en las tinieblas del feudalismo. Pero se olvidaba (como todavía hoy se olvida en el contexto
americano) que una ciudad como Venecia o un centro comercial como Nóvgorod no tienen la fuerza
suficiente para conferir carácter capitalista a toda una región económica-y que, en todo caso, estaríamos
en presencia de un capitalismo de tipo usurario o mercantil.
En síntesis, el problema fundamental sigue estribando en la producción y en los medios de producción, en
tanto que la distribución constituye un problema secundario, incluso, tal vez, un epifenómeno.
¿En qué sentido es posible hablar de feudalismo en el contexto americano? Y sobre todo, ¿dónde y cómo
podemos hallarlo? Creo que un punto de partida útil sería el análisis de las características que revestía la
propiedad.
… las mercedes de tierras del mundo hispanoamericano… Esta tierra no tenía valor, en tanto no hubiese
trabajo disponible. De esta manera, aparecían en escena las encomiendas de indios 1 y la esclavitud. La
esclavitud era un concepto claro. Las Encomiendas eran una suerte de concesiones de trabajadores
asignados (encomendados) a un conquistador, quien tenía la obligación de civilizarlos (por ejemplo,
ocuparse de su evangelización). Por su parte, los encomendados debían proporcionar trabajo obligatorio al
encomendero.
Las mercedes y las encomiendas ya parecen tener suficientes rasgos feudales para caracterizar la economía
del siglo dieciséis…
Hubo una enorme capacidad para inventar nuevos sistemas de fijación de la fuerza de trabajo a la tierra en
América en condiciones compulsivas2: dobla y redobla en las minas,3trabajo forzado en el transporte y en
las obras públicas (en especial, las obras viales) 4, pongueaje5. Dejemos de lado las grandes ciudades y los
puertos y vayamos a las áreas rurales y las minas para constatar que la realidad del mundo del trabajo allí
corresponde bastante bien al cuadro que he tratado de pintar tanto para la América del pasado como para
la de hoy (al menos en ciertas regiones). Enormes masas de seres humanos no tienen acceso a o salida de
los mercados de trabajo y mercancías.”
1
Una obra clásica sobre el tema es la de Silvio Zavala, La encomienda indiana (Ciudad de México, 1973), 2° ed.
2
En español en el original. (Nota del T.).
3
Benjamín Vicuña Mackenna, el libro de la plata (Santiago, Chile, 1882), pp. 118-1119.
4
Charles Gibson, The Aztecs under Spanish rule: A history of the indians of the Valley of Mexico, 1519-1810 (Stanford,
1964), pp., 231, 354, 384.
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Véase José María Arguedas, El sueño del pongo-cuenta quechua (Lima, 1965). Hay otra edición de esta obra,
publicada en Santiago de Chile en 1970, acompañada de un registro sonoro. La lectura fue realizada por el propio
Arguedas, quien tenía una voz inolvidable.
4
[…] las tendencias actuales en virtud de las cuales “la historia se ha transformado en una recta de ajuste
ascendente, que nos lleva a ese estado “sublime” en que estamos hoy del desarrollo del capitalismo”. En
esta dirección van resultando eliminados o secundarizados – diluidos en una “larga duración” amorfa y
evolucionista- los saltos cualitativos, las rupturas violentas, los períodos de dislocación y transformación de
los sistemas sociales, es decir, el concepto mismo de revolución.
[…] Enfrentando estos puntos de vista, especialmente los “circulacionistas” donde muchas veces moneda y
comercio se utilizan para fundar la presencia del capitalismo, Romano ha indicado con toda claridad que “lo
que cuenta, de hecho, no es que nos encontremos con capitales invertidos en el nivel mercantil o con
hombres provistos de mucho dinero. El verdadero problema está, quiérase o no, en saber de qué manera
este capital mercantil puede crear una economía capitalista… en esencia las relaciones de producción en el
mundo americano de la conquista -una conquista que se prolonga hasta la actualidad -son de tipo feudal. Y
no se hará desaparecer este sistema por un truco de prestidigitación. […]”