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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Bolivariana de Venezuela

Programa de Formación de Grado en (Estudio Jurídico o Comunicación Social)

Eje Geopolítico Regional Cacique Tiuna

Casa de Los Saberes – Altos Mirandinos – Los Teques

Estado Bolivariano de Miranda

Pensamiento Político Latinoamericano y Venezolano

Gobiernos

(Tema VIII)

Facilitador (a):

Abog. Rafael Marrero

Participante:

Cardona S. Dayana J.

C.I. V- 19.763.653
Introduccion

La integración regional es ante todo, una aspiración fundamental de los gobiernos


de la región latinoamericana que parece hacerse cada vez más fuerte por una
mayor convergencia en construir opciones para alcanzar una mayor inserción en
la globalización y desarrollar políticas de cooperación y asociación. La integración
es un camino para alcanzar metas políticas, económicas, sociales y culturales que
se proponen los países. A principios de la década de 1990, América Latina inició
un periodo de un nuevo regionalismo caracterizados por una lógica de
liberalización comercial donde el eje de la integración era el comercio
Fronteras

Una frontera es una línea convencional que marca el confín de un Estado. Las

fronteras pueden ser delimitadas de forma física (con muros o alambrados),

aunque no siempre ocurre de esta manera. Por eso se habla de convención: los

diferentes países acuerdan hasta donde llegan sus respectivos límites; al pasar

dicho límite (la frontera), se ingresa en el territorio del país vecino.

Centralismo- Federalismo

El federalismo es el sistema político donde los estados conservan su soberanía,


por lo que tienen cierta autonomía en las decisiones políticas y administrativas.
El centralismo es el sistema político donde todo el poder y la toma de decisiones
recae sobre el gobierno central.

Estos dos sistemas políticos se diferencian por la manera en la que se administran


los poderes en el territorio de un país.

En el federalismo el poder político está dividido por territorios, mientras que en el


centralismo existe un único gobierno central, es decir, no hay división del poder
político por territorios.

Esbozo general de los criterios que conforman la modernidad en América


Latina

Antes del triunfo de la modernidad a fines del siglo XVIII, el mundo se


caracterizaba por la presencia de lo sagrado como centro de gravedad y eje
articulador del espacio, el tiempo, la convivencia y el saber. Lo sagrado se
manifestaba como un elemento fundamental en su constitución, “era lo real por
excelencia, y a la vez potencia, eficiencia, fuente de vida y fecundidad” (Elíade,
1981: 31). Este carácter sacro que predominaba en las sociedades tradicionales
conformaba un orden social fundamentado en la existencia de Dios y en las
instituciones clericales legisladas a través de su máximo vicario en la Tierra, el
Papa. Sin embargo, este mundo “inmutable”, regido por la manifestación de la
divinidad de Dios, sufriría profundas transformaciones en sus estructuras sociales,
políticas y económicas a partir de los siglos XVIII y XIX produciendo una grave
crisis en la sociedad tradicional. El objetivo de esta revolución no sería otro que
conducirlas al abandono de las hierofanías y teofanías (elementos constitutivos
propios del orden social de la época) a cambio de un proyecto social
racionalmente orientado que tuviera como fin principal el progreso moral y material
de la sociedad.

La querella por el poder

La querella es la forma por la cual un particular ejerce la acción penal y se vuelve


parte de un proceso penal. A diferencia de la querella, la denuncia solo pone en
conocimiento de las autoridades la comisión de un delito, pero no hace al
denunciante parte del proceso de investigación y juzgamiento. Se encuentra
regulada en los códigos y leyes de procedimiento penal de cada país o entidad
subnacional en el caso de las federaciones.

El fraccionamiento de los países de América Latina

Una buena parte de la respuesta que explicaría la emergencia de América Latina


como un área del planeta que ha ido deviniendo en un mercado de expansión y
desarrollo de las economías más evolucionadas tendría que ver más con la
geopolítica que con un análisis estrictamente financiero. De una parte, el tirón de
China como nueva potencia mundial que presenta registros espectaculares en el
crecimiento de su PIB, ha situado al continente americano en una franja
estratégica, entre el Pacífico y el Atlántico. De otra, la presidencia de Barack
Obama en Estados Unidos ha marcado un punto de inflexión en el modelo de
prioridades norteamericanas. Obama ha sido, y está siendo, el menos atlantista de
los inquilinos de la Casa Blanca desde el final de la II Guerra Mundial. La
combinación de ambas circunstancias históricas ha introducido a Europa en cierto
margen periférico.

Pero la centralidad del espacio latinoamericano no se explica solo ni


principalmente por factores exógenos, sino también por los endógenos: el
dinamismo de las principales sociedades latinoamericanas y las profundas
transformaciones socioeconómicas y políticas de determinados países-líderes en
la región. El grupo bien diferente entre sí, pero con un enorme efecto estabilizador
que integran Brasil, Chile y México, es un elemento decisivo del análisis del
carácter céntrico de la América del Sur, al que debe añadirse la seriedad y
profundidad del proceso de reinstitucionalización y pacificación interna de
Colombia. La exuberancia de Panamá, el constante asentamiento de Perú y la
solvencia de países pequeños pero seguros como Costa Rica y República
Dominicana componen un cuadro de situación francamente gratificante. Es verdad
que otras naciones latinoamericanas introducen desajustes en una descripción
homogénea de América Latina Venezuela y la incógnita del chavismo; Cuba y su
futuro tras Fidel Castro; Argentina y su peculiar gestión gubernamental y social;
Bolivia y el indigenismo, pero una visión de conjunto proyecta una imagen con
muchas más luces que sombras.

En América Latina, cuyas naciones se sienten plenamente propietarias de su


futuro, rechazan tratamientos paternalistas, desafían aspiraciones de tutela
externa y pelean por un estatuto internacional que reconozca sus capacidades
presentes y sus potencialidades futuras, se dirime una esencial batalla por el
liderazgo regional. A él aspira el inmenso Brasil, que ha de competir con México,
pero por el que valora pujar también Estados Unidos tras su desalentada retirada
hace dos décadas. Para Norteamérica, el Cono Sur americano no es ya el patio
trasero que requería solo vigilancia y control. La profunda penetración hispana en
Estados Unidos casi 50 millones de hispano hablantes, con lo que conlleva de
mezcla cultural e impacto político y la apertura de unos mercados demandantes,
no ya solo de mercancías, sino de productos sofisticados (tecnología) con gran
valor añadido, parece estar sacudiendo las convenciones y tópicos que ha
encarcelado en el pasado reciente la política exterior de la Casa Blanca respecto
de sus vecinos del sur, muy versátiles, a mayor abundamiento, en sus relaciones
con la República China, que les requiere de manera progresiva una amplia gama
de materias primas.

En ese escenario prometedor ciertamente no exento de riesgos como hemos


podido comprobar recientemente en Argentina y Bolivia y, antes, en Venezuela
España desempeña un papel específico y decisivo. Específico porque la
vinculación con los países latinoamericanos aporta de una solidez histórica
reforzada por la comunidad idiomática en el caso de Brasil, el español y el
portugués conviven con facilidad y préstamos recíprocos y la afinidad cultural y de
hábitos. Y decisivo porque tanto por lo anterior como por el entendimiento entre
aquellas sociedades y esta hacen de los países latinoamericanos el espacio
natural de la internacionalización de nuestras empresas y conforman los mercados
en los que España podría relanzar sectores productivos importantes impulsando
las exportaciones.
Conclusión

Las políticas y las experiencias europeas de desarrollo rural pueden servir de base
a reflexiones tendientes a ampliar o mejorar los esfuerzos que en tal materia
realizan los gobiernos de América Latina.

Una enseñanza relevante es que las estrategias unilaterales de modernización


agrícola no permiten alcanzar un desarrollo rural sostenible. En la UE, lo mismo
que en otros países de economía avanzada, han determinado considerables
aumentos de la producción y los ingresos de los agricultores, pero al costo de
cuantiosas subvenciones y ayudas de distinto tipo que significaron casi siempre
importantes distorsiones económicas en los mercados internos e internacionales.
Por lo demás, a largo plazo los efectos positivos de la PAC se concentraron en
grupos de agricultores y en regiones cada vez más restringidos, en tanto que los
territorios con menor aptitud agrícola se debilitaban y entraban en crisis económica
y demográfica. Por lo tanto, tal como ya lo han comenzado a hacer los países de
la UE desde principios de la década pasada, sería aconsejable que los países de
América Latina considerasen al desarrollo de los espacios rurales como parte del
desarrollo económico y social general. Esto requiere la utilización de otro grupo de
políticas, distintas y complementarias a las de tipo sectorial, con lógica territorial y
multisectorial, destinadas al conjunto de la población rural.
Bibliografía

Fronteras. https://definicion.de/frontera/. Consulta 2021, mayo 18

Centralistas-federalistas. https://www.diferenciador.com/federalismo-y-
centralismo/. Consulta 2021, mayo 18

Esbozo general de los criterios que conforman la modernidad en América


Latina. https://www.buenastareas.com/materias/esbozo-general-de-los-criterios-
que-conforman-la-modernidad-en-america-latina/0. Consulta 2021, mayo 18

Las querellas por el poder.


https://es.wikipedia.org/wiki/Querella#Forma_de_la_querella. Consulta 2021, mayo
18

El fraccionamiento de los países de América Latina.


https://journals.openedition.org/polis/4122?lang=en. Consulta 2021, mayo 18

La idea de centralidad.
https://elpais.com/economia/2012/07/13/actualidad/1342182323_306896.html.
Consulta 2021, mayo 18

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