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Ciencia y Medicina en Los Tiempos de Los Virreinatos
Ciencia y Medicina en Los Tiempos de Los Virreinatos
Ciencia y Medicina en Los Tiempos de Los Virreinatos
Los Virreinatos
Este libro es el resultado del ciclo de conferencias que, con el mismo título,
organizó la Fundación de Ciencias de la Salud, en marzo de 2011, bajo la
dirección de Javier Puerto.
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
electrónico o mecánico, comprendidas la reprografía y el tratamiento informático.
Imagen de portada: D. José de la Serna y Martínez de Hinojosa (1770-1832), último virrey de Perú
Autores
1 Introducción
J. Puerto
Introducción 1
rentes metodologías científicas, adobados con una porción de lanzadas
al toro muerto, que no sirven sino para enconar los rencores.
Introducción 3
Álvarez, los fallecidos José María López Piñero y José Sala. Joaquín Fer-
nández se ocupó de Félix de Azara. El también fallecido Ignacio Tas-
cón, al igual que Nicolás García Tapia, estudió la ingeniería americana.
Isabel Vicente Maroto y el grupo de Valladolid abordaron otros aspectos.
Marcelo Frías y José Luis Peset son unos de los grandes expertos en
Mutis y en la Nueva Granada.
Por fin haremos dos balances, entre los muchos que podían hacerse.
Guillermo Olagüe, que el año pasado nos habló de la viruela, una enfer-
medad que exportamos a las Indias para desgracia de los indígenas pri-
vados de defensas para ella, este año tratará del mal de bubas, el mal fran-
cés o la sífilis, la enfermedad que asoló Europa hasta el descubrimiento
de la microbiología, la bala mágica, el Salvarsán y sobre todo los anti-
bióticos.
Introducción 5
Y por último, Alberto Gomis nos explicará los muchos productos
naturales viajeros, de Europa a América y de América a Europa, sin los
cuales, entre otras cosas, no sería posible nuestra famosa dieta medite-
rránea.
Este trabajo se enmarca dentro de los proyectos HAR2009-12418/HIST, MICINN y CSD008-00077, MICINN.
Antes del siglo XVIII y desde los primeros viajes de Colón, entre los
españoles que llegaban a América se encontraban tanto médicos como ciru-
janos, aunque la mayor parte de ellos no nos han dejado escritas sus expe-
riencias. Sin embargo, como señala Hugo Sotomayor, para el territorio de
lo que es la actual Colombia conocemos al menos tres textos de estos siglos.
Uno corresponde al siglo XVI, titulado Milicia y descripción de las Indias,
del soldado Bernardo de Vargas Machuca, del que hay una primera edición
contemporánea en 18924. Los otros escritos son del siglo XVII. El primero,
Discursos medicinales, del médico portugués Juan Méndez Nieto, redactado
en Cartagena de Indias, en 1607 y posteriormente publicado en España5.
El segundo es la obra del cirujano Pedro López de León, Pratica y Teorica
de las apostemas6, que fue publicada por primera vez en Sevilla, en 1628,
alcanzando hasta cinco reediciones en el siglo XVII. López de León ejerció
3
RESTREPO ZEA, E. op. cit., p . 352.
4
SOTOMAYOR, H. “Cirujano licenciado Pedro López de León y su libro Práctica y Teórica de las Apostemas (siglo
XVII)”, Repertorio de Medicina y Cirugía, 18 (1), 2009, pp. 53-64. Sotomayor indica que el libro de Vargas
Machuca se terminó de redactar en 1595 pero “sólo se publicó en Madrid en 1892”. Sin embargo, en esta edi-
ción de 1892 –Librería de V. Suárez– se señala la primera impresión en Madrid, en 1599. Una edición más
reciente es la de M. Cuesta Domingo y F. López-Ríos Fernández, publicada en Valladolid, Seminario Iberoa-
mericano de descubrimiento, 2003.
5
MÉNDEZ NIETO, J. Discursos medicinales, compuesto por el licenciado…, manuscrito fechado en Cartagena de
Indias en 1607. Una edición reciente es la de L. Sánchez Granjel, con transcripción de G. del Ser Quijano y
L.E. Rodríguez-San Pedro, Editado por la Universidad de Salamanca y la Junta de Castilla y León en 1989. El
manuscrito original se encuentra en la Universidad de Salamanca. Un interesante interpretación sobre su figura
es la de M. Lux Martelo, “El Licenciado Juan Méndez Nieto, un mediador cultural: apropiación y transmi-
sión de saberes en el Nuevo Mundo”, Historia crítica, nº 31, 2006, pp. 53-76.
6 LÓPEZ DE LEÓN, P. Pratica y Teorica de las apostemas en general y particular. Cuestiones y praticas de cirugía de heri-
das, llagas y otras cosas nuevas y particulares, Sevilla, 1628.
9 RONDEROS, P. “De objetos a artefactos: el oficio de la barbería en el Nuevo Reino de Granada del siglo XVII”,
en La huella de los objetos, segundas jornadas internacionalesde arte, historia y cultura colonial; 2008 mayo 21-
24; Bogotá: Museo de Arte Colonial, Museo Iglesia Santa Clara.
Sin embargo, considero que tan relevante o más fue su labor de ges-
tión en todo el desarrollo científico del Nuevo Reino de Granada: pro-
10 FRÍAS NÚÑEZ, M. Tras el Dorado Vegetal. José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada (1783-1808), Diputación Provincial, Sevilla, 1993.
11 FRÍAS NÚÑEZ, M. “José Celestino Mutis: History of a Passion”, Mutis and The Royal Botanical Expedition to the
Nuevo Reyno de Granada, CSIC/Lunwerg Ed., Barcelona, Madrid, México, 2008, pp. 4-8.
Es así que, desde 1783, con la aprobación oficial del proyecto de Expe-
dición Botánica, se abría un nuevo espacio en el quehacer científico. Ya
no estamos hablando de la actuación personal de un individuo sino de
un amplio proyecto que se convertiría en el eje vertebrador de las aspi-
raciones científicas de gran parte de la sociedad neogranadina. No les voy
a hacer un listado de todas las actividades y realizaciones de esta expedi-
ción a lo largo de 25 años, pero sí señalarles alguno de los elementos que
he considerado clave a lo largo de una dilatada trayectoria de acercamiento
a lo que históricamente supuso este proyecto de Expedición Científica.
12
FRÍAS, M. “La Matière Médicale américaine: Le sujet du quinquina et les Dictionnaires d’Histoire Naturelle”,
Biological and Medical Sciences, Brepols Publishers, Belgium, 2002, pp. 83-93.
13
FRÍAS NÚÑEZ, M. “Teoría y práctica sobre la quina entre los siglos XVIII y XIX”, Medicina e Historia, (Mono-
gráfico) Barcelona, 2003.
14
Sobre el establecimiento del Estanco de las Quinas, sus incidencias y reales resoluciones, AGI, Indiferente General,
1554. Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid (ARJBM), III, Documentación oficial, Informes. M. FRÍAS,
op. cit., 1993, pp. 196-206.
15
FRÍAS, M. y GALERA, A. (Ed.) Pedro Fernández de Cevallos. La ruta de la canela americana, Editorial Dastin,
2002. FRÍAS, M. y GALERA, A. “La región de “Canelos” y el referente de la canela en el continente americano”,
Miríada Hispánica, 2011, University of Virginia/Valencia, pp. 31-51.
16
FRÍAS, M. op. cit., 1993, pp. 231-244.
17
Examen del té de Bogotá, por GÓMEZ ORTEGA, C. 1786, ARJBM, III, Documentación oficial, Informes.
FRÍAS, M. op. cit., 1993, pp. 211-222.
Acop. y otros
gastos, 8
FIGURA 3. Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada Gastos generales -
Etapa de Mariquita (1783-1790) (Porcentajes). (Fuente: FRÍAS NÚÑEZ, M. “Aspec-
tos económicos y comerciales de las expediciones científicas: el proyecto del Nuevo
Reino de Granada”, José Celestino Mutis en el bicentenario de su fallecimiento (1808-
2008), Real Academia Nacional de Farmacia, Madrid, 2009, pp. 249).
Gasto diario, 15
Pintores, 39
FIGURA 4. Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada Gastos generales -
Etapa de Santa Fe (1791-1808) (Porcentajes). (Fuente: FRÍAS NÚÑEZ, M. “Aspec-
tos económicos y comerciales de las expediciones científicas: el proyecto del Nuevo
Reino de Granada”, José Celestino Mutis en el bicentenario de su fallecimiento (1808-
2008), Real Academia Nacional de Farmacia, Madrid, 2009, pp. 250.
18
FRÍAS, M. y GALERA, A. “Aspectos médico-sanitarios en la institucionalización científica en los inicios del siglo
XIX”, IX Congreso de la SEHCYT, Cádiz, 2006, pp. 295-302.
19
AGI, Indiferente General, 1558-A. RAMÍREZ MARTÍN, S.M. La salud del Imperio. La Real Expedición Filantró-
pica de la Vacuna, Doce Calles, 2002.
20
Archivo Nacional de Colombia, Colonia, Miscelánea, tomo 2. FRÍAS NÚÑEZ, M. “Planes de establecimiento de
Juntas Centrales de Vacuna en la institucionalización de la medicina en Colombia”, Enfermedad, clínica y
patología. Estudios sobre el origen y desarrollo de la Medicina Contemporánea, Madrid, Editorial Complutense,
1993, pp. 89-102. RAMÍREZ MARTÍN, S. “Las Juntas de Vacuna, prolongación de la obra sanitaria de la “Real
Expedición Filantrópica de la Vacuna” (1803-1810)”, Ars Médica. Revista de Humanidades, Vol.2, nº2, noviem-
bre, 2003, pp. 314-317.
21
ARJBM, III, Medicina. FRÍAS NÚÑEZ, M. Enfermedad y sociedad en la crisis colonial del Antiguo Régimen. (Nueva
Granada en el tránsito del siglo XVIII al XIX: Las epidemias de viruelas), Madrid, CSIC, 1992.
Terminando
Creo, porque ya es tiempo de ir finalizando, que estos elementos que
les acabo de presentar reflejan tres maneras de abordar la historia que
pueden servir de referente para futuros trabajos de investigación. El estu-
dio de los dibujos y procedimientos de Pedro Pérez de León nos per-
miten situar el origen de la práctica de una disciplina que tendría un
apogeo bastante posterior, pero que ya en el siglo XVII mostraba una
técnica muy desarrollada.
Bibliografía
– DENOT, E. y SATANOWSKY, N. N. Monardes. Herbolaria de Indias, Turner,
México, 1990.
– DE VARGAS MACHUCA, B. Milicia y descripción de las Indias, Madrid, 1599.
Para realizar esta tarea, creyó que era necesario completarla con los
posibles manuscritos y dibujos que podían encontrarse en México, para
lo cual la propuesta de Martín de Sessé no podía ser más oportuna, puesto
que a los objetivos que éste señalaba en su correspondencia con el primer
catedrático del Real Jardín Botánico de Madrid, se podía muy bien sumar
la localización de este material de Francisco Hernández y a la vez pro-
fundizar más en el conocimiento del mundo natural novohispano. A lo
largo de ese mismo año de 1785 y en los primeros meses de 1786, Sessé
le exponía su plan inicial, ofreciéndose a viajar por el territorio novohis-
pano. El planteamiento coincidía plenamente con el de Gómez Ortega,
quien junto con el Intendente del Jardín madrileño, José Pérez Caballero,
y el 2º Catedrático de la misma institución, Antonio Palau, concedieron
a Sessé el título de Comisionado por la ciudad de México para que diese
Más adelante la misma Real Orden señalaba las condiciones que debe-
ría observar el Director del Jardín Botánico y de la Expedición, Martín de
Sessé, a las que se añadirían otras Instrucciones que debían regir la Empresa:
“Primera. Deberá ser su mansión en aquel Reyno con la expresada
comisión por espacio de seis años: Segunda: Gozará el sueldo de dos
mil pesos, moneda de Indias, en cada un año desde el dia que incor-
porándose los demás Socios de la expedición se dé principio a ella,
y se le satisfarán por cualquiera Caxas Reales de aquel Reyno, a que
se halle más próximo para las observaciones de su encargo. Tercera:
Durante sus viages por aquel Reyno para los expresados fines gozará
el sueldo doble para subvenir a los precisos gastos, que con este motivo
le ocurran. Quarta: Quando se verifique su regreso a España se le asis-
tirá por mi Real Hacienda con la mitad del sueldo que gozó en Nueva
España, interim se le de otro distinto, y formaliza y presenta su obra
completa que debe ser el fruto de su trabajo. Quinta: Que de cuenta
de mi Real Hacienda se le proberá de Libros e Instrumentos de su
profesión para el exercicio de ella”.
La apertura del Gabinete de Historia Natural fue una fiesta, una cere-
monia científica y un hecho cultural de trascendencia histórica para Cen-
troamérica. El día 9 de diciembre de 1796, a las cuatro de la tarde se
inauguró el primer Gabinete de Historia Natural de Guatemala. Los
alumnos que se formaron en el Gabinete, entre los que destacaron Pas-
casio Ortiz de Letona y Mariano A. Larrave, también consiguieron apren-
der el número de plantas tintóreas que conoció Linneo, especificando
qué parte de la planta era la útil y qué preparación necesitaba para el uso
de los tintes. En el campo de la zoología, aprendieron algunas nocio-
nes prácticas en la disección y embalsamado de animales. Mociño y de
la Cerda, a principios de 1797, salieron de Nueva Guatemala y empren-
dieron sus exploraciones por gran parte de Centroamérica. Iniciaron
su recorrido por la región suroccidental de la Capitanía General, en una
trayectoria ceñida en todo momento a la fachada sur de la costa del Pací-
fico, que probablemente era la alternativa más favorable que se les ocu-
rrió por ser esta franja de territorio la más habitada, y que presentaba
Bibliografía
– ALVAREZ LÓPEZ, Enrique. “Noticias y papeles de la Expedición Científica
mejicana dirigida por Sessé”, Anales del Jardín Botánico de Madrid, X, 2,
1951, pp. 5-79.
– ARIAS DIVITO, Juan Carlos. Las expediciones científicas españolas durante el
siglo XVIII. Expedición Botánica de Nueva España, Madrid, Instituto de Cul-
tura Hispánica, 1968.
– BARRAS DE ARAGÓN, Franciso. “Notas para una historia de la Expedición
Botánica de Nueva España”, Anuario de Estudios Americanos, VII, 1950, pp.
411-469.
– BELTRÁN, Enrique. “Las Reales Expediciones Botánicas del siglo XVIII a
Hispano América”, Rev. Soc. Mexicana Hist. Nat., 28, 1967, pp. 179-249.
– BERNABÉU, Salvador. Diario de las Expediciones a las Californias de J. Lon-
ginos, Aranjuez, Doce Calles, 1994.
Introducción
Como es bien sabido, la medicina académica que se practicaba en los
siglos XVI y XVII había nacido en el mundo mediterráneo, como resul-
tado del cruce y mestizaje entre las ricas tradiciones sanadoras de los pue-
blos que vivían en el sur de Europa, el norte de África y el Próximo
Oriente. Sin embargo hubo un momento en el que intervino el llamado
“mundo atlántico”. En esta nueva fase de su complejísima evolución,
la medicina occidental se transformó a partir de las interacciones de los
pueblos de Europa, Asia y América. Así, desde el siglo XVI, la consoli-
dación de las rutas marinas de larga distancia avivaron sucesivas oleadas
de hibridación cultural que tuvieron un significativo impacto en la prác-
tica médica.
Este trabajo ha sido realizado en el marco del Proyecto de investigación HAR2009–11030-C02-02 financiado
por el Ministerio de Ciencia e Innovación.
1
OGILVIE, B.W. (2006). The science of describing: natural history in Renaissance Europe. Chicago, University of
Chicago Press; ARBER, A. (1986). Herbals, their Origin and Evolution. A Chapter in the History of Botany, 1470-
1650. Cambridge, Cambridge University Press. REEDS, K. (1991).Botany in medieval and Renaissance univer-
sities. New York, Garland Publishing; SMITH, P.; FINDLEN, P. (eds.) (2002). Merchants & marvels: commerce,
science, and art in early modern Europe. New York, Routledge, pp. 1-19; COOK, H.J. (2007). Matters of exchange:
commerce, medicine, and science in the Dutch Golden Age. New Haven, Yale University Press, 82-132.
Por otro lado y, sin duda alguna, la Monarquía Hispánica era enton-
ces una potencia política y económica en expansión, con un enorme
ámbito geográfico para colonizar, por lo que resultaba imperativo cono-
cer las características de la naturaleza de los nuevos territorios para poder
dominarlos, controlarlos y explotarlos. Ello llevó, inevitablemente, a la
Monarquía Hispánica a adquirir una posición central en la circulación
del conocimiento científico, en especial en los aspectos más vinculados
a la conquista y explotación de los nuevos territorios americanos. Por eso
no puede extrañar que en el ámbito hispánico se originara la producción
más importante de textos conteniendo las primeras descripciones de la
naturaleza americana3.
2
SCHIEBINGER, L.; SWAN, C. (eds.) (2005). Colonial Botany. Science, Commerce and Politics in Early Modern World.
Philadelphia, University of Pennsylvania Press; OGILVIE, B.W. (2006) y OGILVIE, B.W. (2003). “The Many
Books of Nature”: Renaissance Naturalists and Information Overload”, Journal of the History of Ideas, 2003, 29-
40, p. 33.
3
LÓPEZ PIÑERO, J.M. (1979). Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII. Barcelona, Labor,
279-308; NAVARRO BROTONS, V.; EAMON, W. (eds.), Más allá de la Leyenda Negra. España y la Revolución Cien-
tífica. Beyond the Black Legend: Spain and the Scientific Revolution. Valencia, Instituto de Historia de la ciencia
y documentación López Piñero, 2007, especialmente “Iberian Science in an Imperial Setting,” 89-147.
Los textos de la Crónica de Indias que voy a utilizar no han sido ele-
gidos aleatoriamente, sino que reúnen unas características específicas.
En primer lugar, son impresos, lo que supone, en principio, que tuvie-
ron una difusión y un número de lectores potencialmente mayor que
5
BERCHANSKI, J.C.; OLIVER, J.L.; PIUZZI, O.J. “Algunas concepciones de la Historia vigentes en la Historiogra-
fía Indiana del siglo XVI”, Parte II. En: http://es.shvoong.com/humanities/h_history/1708333-algunas-con-
cepciones-la-historia-vigentes/
6
O’GORMAN, E. (1958). La invención de América. México, FCE.
Cada uno de estos textos describió una parte diferente de los territo-
rios americanos y, consecuentemente, de la geografía, la flora, la fauna,
8 Cf. “Traducciones y ediciones en otros países de las primeras noticias y descripciones españolas de plantas ame-
ricanas”. En: LÓPEZ PIÑERO y LÓPEZ TERRADA (1997), p. 24-30.
9 Sobre las numerosas publicaciones que se le dedicaron cf. VÖTTINER-PLETZ, P. (1990), Lignum sanctum. Zur
therapeutische Verwendung des Guajak vom 16. bis 20.Jahrhundert, Frankfurt am Main, Govi-Verlag.
10
Sobre Monardes cf. LÓPEZ PIÑERO, J.M. (1989), La Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias
Occidentales (1565-1574) de Nicolás Monardes. Edición facsímil y estudio introductorio, Madrid, Ministerio de
Sanidad y Consumo y LÓPEZ PIÑERO, J. M. (1990), Las nuevas medicinas americanas en la obra (1565-1574)
de Nicolás Monardes, Asclepio, 42, 3-68. Sobre Francisco Hernández: SOMOLINOS D’ARDOIS, G. (1960),
Vida y obra de Francisco Hernández. En: Francisco Hernández Obras completas, México, Universidad Nacio-
nal de México, vol. I, pp. 95-440; LÓPEZ PIÑERO, J.M.; PARDO TOMÁS, J. (1996), La influencia de Francisco
Hernández (1515-1587) en la constitución de la botánica y la materia médica modernas, Valencia, Instituto de
Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia y VAREY, S.; CHABRÁN, R.; WEINER, D.B. Searching for
the secrets of nature: the life and works of Dr. Francisco Hernández. Stanford, Stanford University Press, 2000.
11 Todas las plantas mencionadas en las Crónicas de Indias mencionadas han sido estudiadas en su totalidad y con
detalla en PARDO; LÓPEZ (1993), p. 143-251.
1. Las resinas
No ocurre así con la descripción que López de Gómara hizo del liqui-
dámbar americano, donde ofreció también el nombre náhuatl del árbol
de donde se extraía, el ocotzotl (Liquidambar styraciflua L.): “ocozotles
es árbol grande y hermoso, las hojas como yedra; cuyo licor, que llaman
liquidámbar, cura heridas, y mezclado con polvos de su mesma corteza
es gentil perfume y olor suave13”. En las fechas en que esto se escribió
esta resina había sido ya identificada como efectivo sustituto del liqui-
dámbar clásico (L. orientalis Miller).
13
LÓPEZ DE GÓMARA (1946). Hispania Victrix. Primera y segunda parte de la Historia General de las Indias, con
todo el descubrimiento y cosas notables que han acaecido desde que se ganaron hasta el año 1551; con la conquista de
México y de Nueva España. Madrid, Atlas, 452.
2. Los purgantes
14
CLUSIUS, C. (1605), Exoticorum libri decem ..., [Antverpiae], Ex officina Plantiniana Raphelengii, p. 322.
15
NUÑEZ CABEZA DE VACA, A. (1946), Naufragios y comentarios. Madrid, Atlas, p. 576.
3. Los bálsamos
17 Ibídem, 213-214
18 FOLCH ANDREU, R. Los bálsamos en tiempos pretéritos. Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Far-
macia, 19, (1959), 49-58. SCHNEIDER, W. (1968-1975), Lexikon zur Arzneimittelgeschichte. Sachwörterbuch zur
Geschichte der pharmazeutischen Botanik, Chemie, Mineralogie, Pharmakologie, Zoologie, Frankfurt am Main,
Govi-Verla, vol. V/1, 355-357.
19 FERNÁNDEZ DE OVIEDO, G. (1535), La historia general de las Indias, Sevilla, en la emprenta de Juan Cromber-
germ f. 93v-94v y PARDO; LÓPEZ (1993), 216-217.
20
La figura del naturalista Carolus Clusius ha sido objeto de numerosos estudios, además de los clásicos, como
el de HUNGER, F.W.T. (1927-1942), Charles de l’Escluse (Carolus Clusius) Nederlandsch Kruidkunge (1526-1609),
‘s-Gravenhage, M. Nijhoff, su figura ha sido objeto de un renovado interés como lo demuestra “The Clusius
Project” (Scaliger Institute of Leiden University ): www.Clusiusproject.leidenuniv.nl/index.php3?m=24&c023.
Cf. EGMOND, F. (2007), The Clusius Project: Carolus Clusius and the Sixteenth-Century Botany in the con-
text of the New cultural History of Science, Berichte zur Wissenschaftgeschichte, 30, 66-8 y EGMOND, F; HOF-
TIJZER, P.; VISSER, R.P.W. (eds).( 2007), Carolus Clusius. Towards a cultural history of a Renaissance naturalist,
Amsterdam, o COOK, H.J. (2007), 84-104.
1. El guayaco y la zarzaparrilla
21
CLUSISUS (1605), 304-305.
22
Un amplio y detallado estudio de la temprana introducción y difusión del guayaco en Europa, así como de las
publicaciones en torno al uso del mismo en LÓPEZ PIÑERO, J.M. (2005). Atlas y diccionario histórico de las plan-
tas medicinales. Valencia, Faximil Edicions digitals.
“usaban los indios de esta isla [Española] entre otros sus vicios uno
muy malo, que es tomar unas ahumadas que ellos llaman tabaco, para
salir de sentido; y esto hacían con el humo de cierta hierba, que a lo
que yo he podido entender, es de calidad del beleño29”.
Cabe señalar que el tabaco fue introducido en Europa por los espa-
ñoles inmediatamente después del descubrimiento. El primer estudio
farmacológico fue el de Nicolás Monardes, que también incluye la pri-
mera figura impresa de la planta31.
Muy distinto era el caso del uso de la coca, que se hallaba igualmente
muy extendido entre las diversas culturas precolombinas, pero especial-
mente las de la región andina. Los amerindios no solían fumar coca, sino
que mascaban las hojas de la planta (Erytroxylum coca Lam.), a veces
1
El virreinato del Perú inició tardíamente su independencia de la Corona española; hasta 1814 fue el foco de la
resistencia realista en América del Sur. Sobre los límites del Perú colonial cf. Teodoro HAMPE MARTÍNEZ. “La
división gubernativa, hacendística y judicial en el Virreinato del Perú (siglos XVI-XVII)”. Revista de Indias,
48(182/183): 59-85. Madrid, 1988; Raúl PORRAS BARRENECHEA y Alberto WAGNER DE REYNA. Historia de
los límites del Perú. Lima: Editorial Universitaria, 1981.
2
Un asunto tratado por Peter T. BRADLEY. “La fascinación europea con el Perú y expediciones al mar del sur en
el siglo XVII”. Revista de Indias, 48(182/183): 257-283. Madrid, 1988.
3 El texto en Francisco DE XEREZ [Concepción BRAVO GUERREIRA, ed]. Verdadera Relación de la Conquista del
Perú. Madrid: Historia 16, 1985 (cf. p. 175-176). El Corpus diacrónico del español (CORDE) atribuye la des-
cripción a Juan de Sámano; sobre la autoría cf. Concepción BRAVO GUERREIRA. “¿Fue Francisco de Xerez el autor
de la Relación de Sámano?”. Anuario de Estudios Americanos. 33: 35-55. Sevilla. 1978 y Francisco CARRILLO.
Cartas y cronistas del descubrimiento y la conquista. Lima: Horizonte, 1987.
4
ARISTIO [José Hipólito UNANUE]. “Repoblación del valle de Vitoc”. Mercurio Peruano, 4(107): 27-33. Lima,
1792. [La cita en p. 28].
5
Antonio Acosta señala cómo en la década de 1540, tras el comienzo de la explotación de Potosí, el comercio del
Perú llegó a absorber casi el 60% del mantenido por las colonias con la metrópoli y que las remesas peruanas
supusieron, pese a su irregularidad, porcentajes superiores al 50% de las remitidas a la Corona desde las tierras
americanas (Cf. Antonio ACOSTA. “Estado, clases y Real Hacienda en los inicios de la conquista del Perú”. Revista
de Indias, 66(236): 57-86. Madrid, 2006).
6 John R. FISHER. “Redes de poder en el Virreinato del Perú, 1776-1824: los burócratas”. Revista de Indias, 66(236):
149-164. Madrid, 2006.
7
Sobre la implantación de las reformas borbónicas en el territorio peruano cf. Scarlett O’PHELANV (comp.). El
Perú en el siglo XVIII. La era borbónica. Lima: Instituto Riva-Agüero, 1999. Los resultados de estas reformas, en
especial para la economía del Virreinato, han sido puestos en entredicho por John R. FISHER. El Perú Borbónico,
1756-1824. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2000.
8
Los datos que aporta Luis NAVARRO GARCÍA (Intendencias en Indias. Sevilla: CSIC, 1959) son contundentes:
entre 1650 y 1825 la población del Perú pasa de 1,6 millones de habitantes a 1,4 millones; por el contrario, el
Virreinato de Nueva España, en el mismo período, aumenta de 3,8 millones a 6,8 millones de habitantes.
La sanidad en el Virreinato
El proceso de institucionalización de la sanidad de ‘tipo europeo’ en
el territorio del Virreinato peruano sigue, en sus inicios, la misma anda-
dura que para el resto de los territorios coloniales: junto a las tropas de
conquista llegan algunos médicos –y sobre todo cirujanos romancistas–
portadores de los sistemas vigentes en la metrópoli; se unen a ellos miem-
bros de algunas órdenes religiosas que organizan centros de atención hos-
pitalaria destinados bien a los españoles bien a los naturales10.
9
Cf. Emilio QUEVEDO. “El conflicto entre tradiciones científicas modernas europeas y americanas en el campo
de la Medicina en la América Latina colonial”. En: Antonio LAFUENTE, Alberto ELENA y María Luisa ORTEGA
(eds.). Mundialización de la ciencia y cultura colonial: 269-286. Madrid: Doce Calles, 1993.
10
Entre los primeros médicos y cirujanos europeos que pisaron el territorio del Virreinato peruano figuran el doc-
tor Hernando de Sepúlveda, para quien se señala el año 1537 como el de su llegada a Lima; con anterioridad,
dos bachilleres, Enríquez y Marín, ambos cirujanos, acompañaron al ejército de Diego Almagro, en 1535, por
tierras chilenas (cf. Oswaldo SALAVERRY. “La medicina en el Virreinato del Perú”. En: Javier PUERTO (dir.). Cien-
cia y técnica en Latinoamérica en el período virreinal, 1: 301-369. Madrid: TF editores, 2005).
11
HESPERIÓPHYLO [José ROSSI RUBÍ]. “Historia de la Hermandad, y Hospital de la Caridad”. Mercurio Peruano,
1(2): 9-16. Lima, 1791.
12
Miguel RABÍ CHARA. “La primera botica de los hospitales de la ciudad de Lima en el siglo XVI”. Asclepio, 52(1):
269-280. Madrid, 2000 .
13
Cf. Oswaldo SALAVERRY. Op. cit. nota 10, p. 336.
14
Miguel RABÍ CHARA. “Un capítulo inédito: el traslado del Hospital del Espíritu Santo de Lima a Bellavista
(1750)”. Asclepio, 47(1): 123-133. Madrid, 1995.
15
Cf. Oswaldo SALAVERRY. Op. cit. nota 10.
16 El Tribunal del Protomedicato peruano, que llegó a extender su jurisdicción hasta Buenos Aires, fue abolido en
diciembre de 1848; quedó sustituido por la Junta Directiva de Medicina. Sobre el Protomédico en el Perú cf.
John TATE LANNING. The Royal Protomedicato: the regulation of the medical professions in the Spanish Empire.
Durham [NC]: Duke University Press, 1985; y Abraham ZAVALA BATLLE. “El Protomedicato en el Perú”.
Acta Médica Peruana, 27(2): 151-157. Lima, 2010.
17 Sobre el proceso de fundación de centros de enseñanza superior en América latina cf. Alfred B. THOMAS.
Latin America. A History. New York: The Macmillan Co., 1956.
18 El resto de las profesiones sanitarias no corrió mejor suerte; valga, de nuevo, el testimonio de José Hipólito UNA-
NUE: “Á imitacion de los hombres sin instruccion ni conciencia que encontráron su subsistencia en la práctica
de la Medicina: unas mujeres incapaces y por lo regular de esfera humilde, se apoderaron de la delicada parte
de la Cirugía, que cuida del exórdio de la humanidad; del Arte de partear, cuyo exercicio pide virtud, calidad
y ciencia. (…). Su capricho y arrojo ha privado al Perú, en innumerables momentos, del nuevo habitante con
que la Naturaleza benéfica pretendía reparar sus pérdidas, y de unas madres fecundas que podían hacérselas olvi-
dar” (Op. cit. nota 4, p. 107).
19 Sobre la ausencia de médicos, debidamente formados, en los primeros años de la colonización, daba cuenta José
Hipólito UNANUE. “En el siglo de la Conquista no había en el Perú otros Médicos que los venidos de Europa. El
célebre Pedro de Osma dice de ellos á Monardes: ob Medicorum huc á vobis commeantium magna ex parte negligen-
tiam et inscitiam, quibus Publica utilitas (quam tamen summam præstare possent) curae non est, sed ut quæstui dumta-
xat serviant, Epist. ad Nicol. Monardis e Lima in Peru, ad 26 decembris 1568. En ella misma asegura que las yerbas,
y demas drogas medicinales de estos países no aprovechaban por falta de método en su administración… ex qui-
bus sine methodo ante usurpatis, nullum auxilium percipiebamus. En el Tom. II del Mercur. Pág. 72. cité esta Carta,
y dí razon de la profesion de Pedro de Osma, a quien Monardes compara a Dioscorides”. (Op. cit. nota 4, p. 96).
20
No obstante quedan noticias de algunos hospitales expresamente destinados a ellos, tal el Hospital Real de Pobres
Negros, fundado por el agustino fray Bartolomé Vadillo, en la Lima de 1651 y reconstruido, tras el terremoto
de 1687 (Cf. SALAVERRY. Op. cit. nota 10, p. 329-332).
21 El anfiteatro anatómico, instaurado éste 1792, tuvo su sede inicial en el Real Hospital de San Andrés de los
Españoles.
Tampoco esta restauración del XVII gozó del éxito esperado, quizás
por la propia oposición interna con que contó en el claustro universi-
tario23. En julio de 1660 se unió a las de Prima y Vísperas, una Cáte-
22
José Hipólito UNANUE. “Decadencia y Restauración del Perú. Oración inaugural que, para la estrena y abertura
[sic] del Anfiteatro anatómico, dijo en la Real Universidad de San Marcos el día 21 de noviembre de 1792 el
doctor…”, Mercurio Peruano, 7(218-222): 82-127. Lima, 1793 [La cita en pág. 98-99].
23
Como relata el propio UNANUE: “En el Claustro tenido en la Real Universidad de San Marcos en 1637, para
resolver la fundacion de dos Cátedras de Medicina, se opuso el Doct. Monzo de Huerta, Catedrático Jubilado
de lengua Quechua, por ser constante que los Indios curaban mejor que los Médicos, sanando á los que estos
habían desahuciado, y por haber muchos que por haber estado algun tiempo en los Hospitales, de solo la expe-
riencia que han tenido curan muy acertadamente sin ser Médicos, como Martín Sánchez y Juan Ximenes…”.
(Op. cit. nota 22, p. 97).
La ciencia virreinal
El proceso de creación de nuevas estructuras científicas se desa-
rrolla, en el Virreinato del Perú y en el resto de los virreinatos ameri-
24
José Hipólito UNANUE. Op. cit. nota 22, (cf, p. 85). Aún en la segunda mitad del XVII ve la luz el texto de Juan
DE FIGUEROA. Opusculo de astrologia en medicina, y de los terminos, y partes de la astronomia necessarias para el
uso della... En Lima: [s.n.], 1660.
25
Cf. Jean-Pierre CLÉMENT. “Decadencia y restauración de la medicina peruana a finales del siglo XVIII”. Ascle-
pio, 39(2): 217-238. Madrid, 1987.
26
Algunos de los documentos fundacionales del Colegio de Medicina y Cirugía de Lima, conservados en el Archivo
General de Indias (Sevilla), están reproducidos en la selección realizada por Francisco MURILLO CAMPOS y Diego
BERMÚDEZ CAMACHO para la Real Academia de Farmacia (cf. Anales de la Real Academia de Farmacia, 23(1):
70-90. Madrid, 1957). Sobre José Hipólito Unanue y su influencia en el desarrollo de la medicina peruana cf.
John E. WOODHAM. “The influence of Hipolito Unanue on peruvian medical science, 1789-1820: a reap-
praisal.” The Hispanic American Historical Review, 50: 693-714. Pittsburgh, 1970.
27 Hasta el extremo que Marcos Cueto llegó a escribir, al ocuparse de las reformas sanitarias: “En Lima (…) sería
la Expedición Botánica de Ruiz y Pavón (1777-1788) la que crearía un nuevo ambiente cultural; en torno al
cual comenzaría a surgir un creciente interés por la ciencia moderna y por el uso de la herbolaria, caracterís-
tica distintiva de la medican moderna, desde Sydenham y Boerhaave” (Marcos CUETO. “Las expediciones botá-
nicas, la Ilustración española y la francesa y su papel en la institucionalización de la enseñanza médica en la Amé-
rica colonial, durante los siglos XVIII y XIX”. En: Alejandro R. DÍEZ TORRE, Tomás MALLO y Daniel PACHECO
(eds.). De la Ciencia Ilustrada a la Ciencia Romántica. Actas de las II Jornadas sobre ‘España y las expediciones cien-
tíficas en América y Filipinas’: 377-397. Madrid: Doce Calles, 1993 (La cita en p. 384).
28 Sobre el apoyo del grupo de intelectuales vinculados a la Sociedad Patriótica de Amantes del País a las refor-
mas borbónicas cf. Pedro M. GUIBOVICH PÉREZ. “Alcances y límites de un proyecto ilustrado: la Sociedad de
Amantes del País y el Mercurio Peruano”. Histórica, 29(2): 45-66. Lima, 2005. “Se puede decir que el perió-
dico se volvió el vocero de la autoridad, que se sirvió de este medio para difundir sus postulados entre los miem-
bros de la sociedad, en particular entre la elite dirigente…” (Op. cit. p.58).
29 Así lo reconoce José Hipólito UNANUE. “Si la práctica medica del Perú solo empezó á desear merecer con jus-
ticia el título de tal á los principios del siglo 18, de la Cirugía se supo únicamente el nombre casi hasta media-
dos del propio siglo, hasta que la ilustró en él el feliz Delgar” (Op. cit. nota 22, p. 106). El cirujano, de origen
francés, Martín Delgar llegó a Perú en 1744, trabajó en un hospital de la gran mina de plata de Potosí, en el
Alto Perú; se interesó por la terapéutica indígena, de la que dejó algunos testimonios (Cf. Adam WARREN. “Rece-
tarios: sus autores y lectores en el Perú colonial”. Histórica, 33(1): 11-41. Lima, 2009).
30 “... para responder a las dudas y preguntas que desde Madrid se les hiciese, y aumentar la obra [Flora Peruviana
et Chilensis] con nuevos descubrimientos que fuesen haciendo...” (Carta de Hipólito Ruiz a José Gálvez. Huá-
nuco, 12-VI-1786. Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid) [Arch. MNCN], Expedicio-
nes, doc. 111).
31
Sobre la difusión de la Botánica linneana en los territorios coloniales españoles cf. Antonio GONZÁLEZ BUENO.
“Plantas y luces: la Botánica de la Ilustración en la América hispana.” En: Karl KOHUT y Sonia V. ROSE (eds.).
La formación de la cultura virreinal. III: el siglo XVIII: 107-128. Madrid / Frankfurt: Iberoamericana / Ver-
vuert Verlag, 2006.
32
Jean-Pierre CLÉMENT (El Mercurio Peruano. 1790-1795. Frankfurt / Madrid: Vervuert / Iberoamericana, 1997-
1998. 2 vols.) se ha ocupado de este asunto con extensión y profundidad envidiables.
33
ARISTIO [José Hipólito UNANUE]. “Botánica. Introducción a la descripción científica de las plantas del Perú”.
Mercurio Peruano, 2(43/44): 68-86. Lima, 1791.
34
Francisco GONZÁLEZ LAGUNA. “Necesidad de la Historia natural científica”. Mercurio Peruano, 10(316/319):
25-58. Lima, 1794.
35
Francisco GONZÁLEZ LAGUNA. Op. cit. nota 34, pág. 30-31.
36
Cf. Borrador de la Real Orden de 18 de marzo de 1787 dirigida, desde El Pardo, al Superintendente Subdele-
gado de la Real Hacienda de Lima (Arch. MNCN, expediciones, doc. 120).
37
“Deseoso también Su Magestad de que se radiquen y propaguen por medio de la enseñanza los conocimientos
de Botánica o Historia natural (lo que podrá lograrse sin gravamen del Real Erario) quiere que mediante en la
Universidad Literaria de esa capital habrá o debe haber una Cátedra de simples o de Materia médica para lo que
se necesita el conocimiento de las yervas se confiere sin perjuicios de tercero al Botánico Agregado a cuyas órde-
nes ha de estar el Dibujante, con la obligación de enseñar la Botánica theórica y práctica y de continuar las explo-
raciones, Herbarios, Dibujos y remesas que se les encarguen...” (Real Orden, 18-III-1787. Arch. MNCN, expe-
diciones, doc. 120).
38
Algunos ilustrados peruanos actuaron en sentido contrario, tal el protomédico Juan Joseph Aguirre, tan con-
trario a ésta y otras reformas promovidas –incluso– desde el propio Virreinato; es de destacar –por el contra-
rio– el reiterado apoyo del padre González Laguna a las propuestas de Juan José Tafalla; cf., entre otros docu-
mentos, el informe remitido a Antonio Porlier, con fecha 16 de abril de 1790 (Arch. MNCN, expediciones,
doc, 171).
39 Carta de Casimiro Gómez Ortega a Francisco Cerdá. Madrid, 18-XI-1791 (Arch. MNCN, expediciones,
doc. 182).
40
Eduardo ESTRELLA. “Introducción histórica: la expedición de Juan Tafalla a la Real Audiencia de Quito (1799-
1808) y la Flora Huayaquilensis”. En: Juan José TAFALLA (Eduardo ESTRELLA, ed.). Flora Huayaquilensis sive des-
criptiones et iconesplantarum Huayaquilensiumj secundum systema linneanum digestae: XIII-CVI. Madrid: ICONA
/ CSIC, 1989), que ha estudiado documentalmente la cuestión en archivos peruanos, señala el 30 de enero de
1796 como la fecha de posesión de la Cátedra por Juan Manuel Dávalos.
41
Juan José Tafalla tomó posesión de la Cátedra el 10 de julio de 1797 (cf. Eduardo ESTRELLA. Op. cit. nota 40,
p. XXVI).
42
Los trabajos florísticos de Juan José Tafalla en la Audiencia de Quito, realizados entre 1799 y 1809, su “Flora
Huayaquilensis”, han sido editados por Eduardo ESTRELLA (Flora Huayaquilensis sive descriptiones et icones-
plantarum Huayaquilensiumj secundum systema linneanum digestae. Madrid: ICONA / CSIC, 1989).
43
Juan Agustín Manzanilla no permaneció en la Cátedra mucho años, hubo de retirarse por problemas de demen-
cia; en 1820 impartía la materia Francisco Paula (cf. Eduardo ESTRELLA. Op. cit. nota 40, p. LVI). José Hipó-
lito Unanue ocupó la plaza que la muerte de Juan Aguirre (13-XI-1807) dejara vacante, contaba con el apoyo
explícito del virrey José Abasal.
44
José COQUETTE. “Química Física. Carta dirigida á la Sociedad remitiendole una obra intitulada, Principios de
Química Física, para servir de introducción á la Historia Natural del Perú”. Mercurio Peruano, 6(183): 74-81;
6(184): 82-89; 6(185): 90-97; 6(186): 98-105. 2 tablas; 6(187): 106-113. Lima, 1792. “Memoria sobre la nece-
sidad de perfeccionar y reformar la nomenclatura de la química, leída en la Junta pública de la Academia Real
de las Ciencias de París, por Mr. Lavoisier”. Mercurio Peruano, 9(305): 218-225; 9(306): 226-228. Lima, 1793.
“Memoria sobre la explicación de los principios de la nomenclatura metodica, leida á la Academia el 2 de Mayo
1787. Por Mr. Fourcroy” Mercurio Peruano, 9(306): 228-232; 9(307): 234-241; 9(308): 243-250; 9(309): 251-
252. Lima, 1793. “Memoria para la explicación de la tabla de nomenclatura por Mr. De Fourcroy” Mercurio
Peruano, 9(309): 252-258; 9(310): 259-264. Lima, 1793.
De modo que, al menos en los años finales del XVIII, quizás como
consecuencia de un movimiento iniciado en los centrales del siglo, es
posible definir una elite colonial que manifiesta un interés por las nue-
vas ciencias, y lo hacen de manera pública. Es posible que este movi-
miento responda a las reformas emprendidas por la dinastía Borbónica
en los territorios americanos, y que –en alguna medida– este interés
nazca, entre una minoría urbana y acomodada, como un proceso de
mimetización con las propias estructuras metropolitanas que, en cual-
quier caso, se vio fecundado por la propia idiosincrasia –cultural y social–
45 Del contenido científico del Mercurio Peruano se ha ocupado, por extenso, Jean-Pierre CLÉMENT. Op. cit.
nota 32, (cf. vol. 1: 107-130).
46 Sobre la actividad periodística de ‘Jaime Báusate y Mesa’ cf. Mónica Patricia MARTINI. Francisco Antonio
Cabello y Mesa: un publicista ilustrado de dos mundos (1786-1824). Buenos Aires: Instituto de Investigaciones
sobre Identidad Cultural, Universidad del Salvador, 1998.
47 La actividad científica de este ilustrado ha sido estudiada por D.W. MCPHEETERS. “The distinguished peruvian
scholar Cosme Bueno 1711-1798”. The Hispanic American Historical Review, 35(4): 484-491. Pittsburgh, 1955;
Joan Manuel MORALES CAMA y Marco Antonio MORALES CAMA. La Ilustración en Lima: vida y obra del doc-
tor Cosme Bueno y Alegre (1711-1798). Lima: [s.n.], 2010.
100 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
del territorio americano en el que se produce esta manifestación de adhe-
sión a los modelos de ciencia desarrollados en el continente europeo.
Quizás en el trato con las plantas sea donde mejor se aprecie este par-
ticular sistema de mimetización de la ciencia adaptada a la idiosincra-
sia local: ya dejamos señalado la aceptación de los principios nomen-
claturales establecidos por el naturalista sueco; pero el interés de los botá-
nicos peruanos se centrará en las producciones locales cuya excepcio-
nal importancia conocen –el caso de la quina o de la coca resultan espe-
cialmente ilustrativos48– y a las que dedican particulares estudios; sus
trabajos nos muestran a un grupo de hombres comprometidos con la
realidad económica del territorio, centrados en la aplicación práctica de
sus recursos, no sólo en la difusión vacía de las nuevas teorías científicas,
sino en su puesta en práctica ante la realidad en la que se sienten inmer-
sos. Se trata de mirar –y hacer ver– con otros ojos la realidad peruana.
“La escasez de noticias que tenemos del País mismo que habitamos
y del interior y los ningunos vehículos, que se proporcionan para
hacer cundir en el Orbe literario nuestras nociones, son las causas de
donde nace, que un Reino como el Peruano, tan favorecido en la
naturaleza de la benignidad del Clima, y en la opulencia del Suelo,
apenas ocupa un lugar muy reducido en el cuadro primitivo del Uni-
verso que nos trazan los Historiadores…”49.
48 Jean-Pierre CLÉMENT. “La coca du Pérou ou la passion botanique au XVIII ème siècle”. En: Nouveau Monde
et renouveau de l’Histoire Naturelle, 1: 65-84. Paris: Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III, 1986.
49 Prospecto del papel periodico intitulado Mercurio Peruano de Historia, Literatura, y noticias pública, que á nom-
bre de una Sociedad de Amantes del País, y como uno de ellos, promete dar á luz Don Jacinto Calero y Moreira.
[Lima]: en la Imprenta Real de niños expósitos, 1790 (cf. p. 4).
Este trabajo forma parte del proyecto de investigación HAR2009-09844, financiado por el MICINN (España).
106 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
y desarrollo de las expediciones científicas a América y, en concreto
al Caribe insular.
108 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Tapia en Biblioteca Histórica, en 1854, pasó a ser un texto funda-
cional de la historia insular, como posteriormente ocurrió con la
obra de André Pierre Ledrú (Torres Ramírez, 1969).
110 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
El expediente sobre la creación de una población con el nombre
de Alcudia Carolina, en la bahía de Guantánamo, fechado entre 1793
y 1794, y que por su contenido atribuimos a la expedición de Bar-
caíztegui, recoge los objetivos perseguidos por el reformismo. En el
primer informe, titulado “Idea sobre los establecimientos teórico prác-
ticos de agricultura según convienen a la América: con un análisis
de la actual población y cultivos de la interesante isla de Cuba”, se
describe cómo debían fundarse pueblos a lo largo del territorio cubano:
bahía de Guantánamo, bahía de Nipe, Puerto Escondido o Caba-
ñas. Con la creación de nuevas poblaciones se perseguía tanto fomen-
tar la riqueza e impulsar el comercio nacional como aumentar el sis-
tema defensivo. “Sola la isla de Cuba vale un reino… y en cualquier
caso, cueste lo que cueste a España le conviene mantenerla, por eso,
¿no sería mejor poblarla? […] La soledad de estas costas quedaría
suplida con la superflua población de otras ciudades ya que, apuntaba
“estas colonias nuevas forman el más precioso y feliz destino para
los vagos, ociosos y desvalidos de aquellos vastos países donde es muy
arriesgada su existencia”. Se dispuso que cada población tuviera 8 ber-
gantines de 250 toneladas y 4 barcos de 40 toneladas que servirían
“para ejercitar en tiempos de paz a gentes que serán muy útiles en
tiempos de guerra”.
112 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
positivo, se utilizaría como modelo para crear otras poblaciones
(Naranjo Orovio, 2004).
Sin duda, una expedición que respondió a todos los fines hasta ahora
comentados fue la Real Comisión de Guantánamo enviada a Cuba en
1796 y que permaneció en la isla hasta 1802. Con esta exploración,
también conocida como la expedición del Conde de Mopox y Jaruco,
integrante de la elite habanera que dirigió la Comisión, la Corona se
propuso reconocer todo el territorio para tener un conocimiento más
exhaustivo de la flora, la fauna y sus recursos naturales, y precisar
qué lugares eran los más óptimos para establecer poblaciones. Partiendo
desde Guantánamo, los expedicionarios recorrieron toda la isla, hasta
llegar a la Isla de Pinos, actual isla de la Juventud. Los objetivos eran
el fomento de la isla (económico y poblacional); el control de territo-
rio, a través del cual sería posible conseguir una integración territorial
que favorecería el comercio interior y exterior, y la defensa de Cuba.
114 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
rrido y los proyectos de fundación de ciudades en Guantánamo o en
Nuevitas, así como en zonas en los que era preciso construir un puerto.
En la parte suroriental, Guantánamo y Nipe fueron las zonas elegi-
das para crear poblaciones; en la costa meridional la ciudad se proyectó
en Jagua, y en la costa noroeste se eligió Mariel, en donde se construiría
un puerto con similares utilidades al de Matanzas. Agustín de Blondo
y Zabala fue el encargado de elaborar las memorias de Mariel. El con-
tenido científico (estudio y recolección de plantas, animales y mine-
rales) se delegó en el botánico Baltasar Manuel Boldo, quien contó con
José Guío como dibujante, y posteriormente a José Estévez que, tras
la muerte de Boldo en 1799, se encargó de terminar la primera flora
de Cuba; Francisco Remírez fue responsable de los estudios mineraló-
gicos, y los ingenieros Francisco y Félix Lemaur, y Juan Pro de la Cruz
realizaron los estudios de ingeniería y prospección (Puig-Samper, 1991c;
Naranjo Orovio, 1991).
116 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
necesidad y conveniencia de establecer poblaciones en distintas partes
de la isla donde se asentarían los refugiados de Santo Domingo que
ayudarían al fomento económico de la isla. Algunos de estos informes
enviados a España tras el reconocimiento de la bahía de Nipe por Agus-
tín de Blondo y Zabala, en 1799 y 1802, recogen uno de los princi-
pales fines perseguidos por esta expedición, como era auxiliar y fomen-
tar el comercio con España, y conservar los dominios en esa parte de
América, cuya fertilidad y situación hacían de ella una zona clave en
la política de la monarquía. Agustín de Blondo y Zabala fue también
el encargado de reconocer la costa norte. Tras su examen propuso habi-
litar el puerto de Mariel y crear una ciudad con similares fines defen-
sivos y económicos a los ya expuestos. La proximidad del nuevo puerto
a las zonas productoras de azúcar y café produciría un aumento del
comercio al poderse enviar directamente sin tener que llevarlos a La
Habana, lo cual a su vez reduciría el precio final de los productos. Otra
de las zonas que recibió gran atención para establecer una ciudad fue
la bahía de Jagua. Los comisionados fueron los ingenieros Félix y Fran-
cisco Lemaur. En su amplio y detallado informe, del 30 de junio de
1798, destacaban las ventajas económicas y defensivas de esta zona y
proponían un plan para su colonización. Similar a este proyecto, Mopox
presentó otro para crear una ciudad en terrenos de su propiedad en
la jurisdicción de La Habana, en la zona de mayor producción azuca-
rera del momento. En 1803 creó la ciudad de Nueva Paz, que en pocos
años comenzó a desarrollarse: en 1807 contaba con 360 labradores, a
los que se les había donado dos caballerías para cultivar tabaco y tenían
58 casas para curar el tabaco, cuya cosecha ascendía a 1.584 arrobas
anuales.
118 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
La otra expedición que recorrió Cuba a finales del siglo XVIII pro-
cedía del virreinato de Nueva España, conocida como Expedición Botá-
nica a Nueva España, inició sus trabajos en 1786. En 1794 Martín
de Sessé, director de la expedición, solicitó a Carlos IV una prórroga
de dos años para explorar las islas de Cuba, Puerto Rico y Santo
Domingo, así como gran parte de Centroamérica. A finales de 1794
Sessé tenía el permiso para comenzar su viaje en la primavera de 1795.
Organizados en dos grupos, el primero partió hacia Cuba en mayo de
1795, y estaría compuesto por Martín de Sessé, Jaime Senseve y Ata-
nasio Echevarría; a ellos se les unió el médico cubano José Estévez (Puig-
Samper, 1991d). En su recorrido por estas islas entre 1795 y 1798
los expedicionarios recolectaron plantas, hicieron estudios ictiológicos
y se relacionaron con algunos miembros de las elites interesados en
estudiar botánica y química con un fin utilitarista. Este fue el caso de
Nicolás Calvo de la Puerta quien en 1793 había presentado a la Socie-
dad Económica de Amigos del País de la Habana una propuesta para
crear una escuela de agricultura. Durante la estancia de Martín Sessé
en Cuba tenemos constancia de que compaginó sus investigaciones
con el asesoramiento en materia botánica a algunos científicos criollos.
En 1796 Sessé, Estévez y el dibujante Atanasio Echeverría se dirigie-
ron a Puerto Rico, donde recolectaron plantas y describieron unas 300
que eran desconocidas en Europa. La expedición no pudo terminar su
viaje y realizar los objetivos perseguidos debido a las revueltas de Santo
Domingo y la declaración de guerra contra Inglaterra. Tras la explo-
ración de Puerto Rico, los expedicionarios tuvieron que regresar a La
Habana. A su regreso a Cuba en 1797, se unieron a los trabajos que
realizaban los científicos de la Real Comisión de Guantánamo, incor-
porándose a esta expedición Estévez y Echeverría. Resultados de la
exploración de Cuba fueron el inventario botánico, obra de Sessé, la
Flora de Cuba, elaborada por Boldo y continuada por Estévez tras su
muerte en 1799, una colección de láminas de plantas e insectos que
dibujó Guío y un repertorio de aves y peces obra del pintor Echeve-
120 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
lizados por las expediciones científicas. Así mismo, el Jardín Botá-
nico de La Habana, creado en 1817 en parte como resultado del inte-
rés suscitado por estas expediciones, fue uno de los lugares de experi-
mentación de nuevas técnicas y cultivos; en él se fundó una cátedra
para la enseñanza de la botánica; posteriormente el Instituto de Inves-
tigaciones Químicas, de 1848, contribuyó al desarrollo de nuevas téc-
nicas y su aplicación a la agricultura (Puig-Samper y Valero, 2000).
Sin duda, el viaje a estos mares más notorio fue el del científico Ale-
jandro de Humboldt que visitó Cuba en dos ocasiones, 1800-1801 y
1804, acompañado del botánico Aimé Bonpland. A su llegada, Hum-
boldt encontró un mundo reducido al azúcar, a la plantación y a los
esclavos. Arribó a una isla que en un espacio breve de tiempo había
transformado su estructura demográfica, su sociedad, su cultura y
sus campos. Una isla que despegaba de forma vertiginosa, a cambio de
lo cual la elite supo negociar y brindar su lealtad a la metrópoli. La
“siempre fiel isla de Cuba” se transformaba en el principal baluarte del
poder colonial español en América a la vez que su oligarquía iba con-
122 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
solidando su poder, poder económico, social y lentamente político. Un
poder que supo inteligentemente manejar a favor de sus intereses mien-
tras que éstos fueron convergentes con los de la metrópoli. La escla-
vitud, que para unos era fuente de riqueza y arma para el manteni-
miento del poder colonial, para Humboldt suponía un sistema obso-
leto que provocaría la destrucción de las metrópolis y así lo expuso
en el Ensayo política de la isla de Cuba, publicado en 1826 y tradu-
cida al español un año después.
“La isla de Cuba puede liberarse mejor que las demás Antillas del
naufragio común; porque cuenta con 455.000 hombres libres, no
siendo los esclavos más que 260.000 y puede preparar gradualmente
la abolición de la esclavitud, valiéndose para ello de medidas huma-
nas y prudentes […]
124 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
sas y cuyos habitantes establecidos de padres a hijos, hace muchos siglos,
lejos de considerarse como extranjeros en el suelo americano, muy por
el contrario le tienen el mismo cariño como si fuera su patria. La pobla-
ción de la isla de Cuba, que quizás antes de cincuenta años se acre-
centará de un millón, puede abrir, por sus consumos mismos, un campo
inmenso a la industria indígena. Si el tráfico de los negros cesa ente-
ramente, los esclavos pasarán poco a poco a la condición de hombres
libres, y la sociedad arreglada por sí misma, sin hallarse expuesta a
los vaivenes violentos de las conmociones civiles, volverá a entrar en el
camino señalado por la naturaleza a toda sociedad numerosa e ins-
truida” (Humboldt, 1998: 174, 348-349).
126 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
reforzar la defensa de toda la isla sería preciso construir una fortaleza
y un arsenal marítimo en la bahía de Samaná. Este libro tiene el valor
de contener las primeras descripciones sistemáticas de muchos aspec-
tos de Santo Domingo, por lo que se ha convertido en una obra de
referencia para la historia del siglo XVIII. Respecto a la información
de Saint Domingue, como se ha apuntado, constituye una obra de pri-
mera mano para conocer el esplendor intelectual que la colonia fran-
cesa alcanzó en los años previos a la revolución de 1791.
A modo de conclusiones
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El proyecto de delimitación
Las relaciones entre Portugal y España tuvieron un motivo de con-
tienda permanente desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII a causa de la
gran expansión lusa en el Nuevo Mundo. Hacia 1740 se había converti-
do en inminente disputa fronteriza. La definición de las áreas de sobe-
ranía parecía imprescindible para evitar un conflicto directo, pero había
un nuevo factor que aconsejaba la búsqueda de algún tipo de negocia-
ción. El control del espacio y los mercados se había convertido en un
elemento básico de la carrera colonial. Tanto España como Portugal
afrontaban proyectos de renovación que demandaban un estricto con-
trol de sus vastos territorios americanos, en particular en la Amazonía.
1 FERNÁNDEZ-ARMESTO, F. (2006) Los conquistadores del horizonte. Una historia global de la exploración, Barce-
lona, Destino, pp. 29-40.
134 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
blemas fronterizos mutuos en Asia y América. A pesar de la complejidad
de las negociaciones, que duraron cerca de tres años, el 13 de enero de
1750 los plenipotenciarios concluyeron el Tratado de Madrid, cuya carac-
terística principal fue el reparto de América del Sur en dos áreas de influen-
cia, el Amazonas para Portugal y El Plata para España2. En el articulado
se determinó el curso de la línea divisoria en el Nuevo Mundo; Portugal
cedió a España el control sobre el Río de la Plata y las islas Filipinas.
España otorgó a los lusos el control de la vasta frontera amazónica.
2 LUCENA GIRALDO, M. (1993) Laboratorio tropical. La expedición de límites al Orinoco, 1750-1767, Ediciones
Monte Avila-CSIC, p. 65 y ss.
3 Carta de José de Carvajal a S. M., S/F, S/L, Archivo General de Simancas (En adelante AGS), Estado, 7403.
136 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
sus aguas al Paraguay. Desde allí el trazado de la línea estaría a cargo de
la expedición del sur.
Aunque no era fácil definir el perfil del expedicionario ideal para lle-
var a cabo semejante tarea, estaba claro que debía representar con leal-
tad a la monarquía reformista y tener una buena preparación científica
y técnica, resistencia física, dotes de mando y capacidad para sobrellevar
las dificultades con entereza. Tres marinos, José de Iturriaga, Antonio de
Urrutia y José Solano, y un militar, Eugenio de Alvarado, fueron elegi-
dos como comisarios. El equipo expedicionario se completó con los mari-
nos cosmógrafos Ignacio Milhau, Vicente Doz y Nicolás Guerrero, el
piloto Santiago Zuloaga, el instrumentario Apolinar Díez de la Fuente,
el astrónomo jesuita Francisco Javier Haller y el botánico Pedro Löfling,
un discípulo de Linneo entonces residente en España. Cirujanos, pilo-
tines y personal auxiliar completaron la comitiva. Mientras los prepa-
rativos de la expedición del norte llegaban a término, la gran polémica
desencadenada por la ejecución del Tratado de Madrid en el sur del con-
tinente, con la Guerra guaranítica y el enfrentamiento de los expedicio-
narios con los jesuitas y los indios, obligó a que los preparativos se efec-
tuaran en el mayor sigilo. A comienzos de 1754 se encontraban, por fin,
terminados. Había sido necesario comprar una fragata, la Inmaculada
Concepción, y fletar el navío Santa Ana de la Real compañía guipuzco-
ana, que disfrutaba del comercio exclusivo del cacao venezolano, para
disponer del espacio requerido. La búsqueda de libros e instrumental
científico se había encargado al comisario José Solano, que había obte-
nido en Londres y París las dotaciones necesarias4. Por fin, el 15 de febrero
4
Entre los instrumentos remitidos para la expedición se contaron un telescopio reflectante de 18 pulgadas, un
cuadrante astronómico de un pie de radio, microscopios, cuartos de círculo de uno y dos pies de radio, plan-
chetas, teodolitos, estuches de compases, pantómetra y semicírculo, compases de barra, un pedómetro, glo-
bos, relojes astronómicos, telescopios, telescopios de refacción de 8 y 15 pies de largo con micrómetros, len-
tes, anteojos, micrómetros, máquinas neumáticas, termómetros, tubos para barómetros, un microscopio de inci-
dencia, barras magnéticas, un péndulo y cuatro cámaras oscuras; LUCENA GIRALDO, M. (1993) pp. 132-133.
138 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
el equipo de naturalistas, que se ocupó bajo la dirección de Löfling en
labores de herborización. Allí adelantaron los trabajos de la “Flora cuma-
nensis”, primera hecha en América según la taxonomía linneana. En
marzo de 1755 recibieron la orden de dirigirse a Guayana por tierra, a
través de los llanos de Barcelona. Tras vadear el río Güere, Löfling y
sus hombres llegaron al caserío de Muitaco, donde tomaron una pira-
gua que los acercó a Santo Tomé de Guayana.
5 LUCENA GIRALDO, M. Ed. (1999) Viajes a la Guayana Ilustrada, Caracas, BBV-Banco Provincial, pp. 165-
178.
6 Carta de Apolinar Díez de la Fuente a Manuel Sánchez de Orellana, Caroní, 8 de diciembre de 1755, AGS,
Estado, 7389.
140 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Años de exploración y poblamiento
Aunque el paso de los raudales de Atures y Maipures era muy impor-
tante, los comisarios carecían de motivos para estar satisfechos. Habían
transcurrido dos años y medio desde su llegada a América. Es cierto que
algunos de los propósitos secundarios se habían cumplido, pero la con-
secución del fin principal, el trazado de la línea divisoria con los portu-
gueses, ni siquiera había comenzado. A las bajas producidas se sumaba
una alarmante falta de recursos; mientras la expedición no solucionara
sus dificultades logísticas, el acercamiento a río Negro era inviable. Una
junta de comisarios intentó solventar el problema con varias decisiones.
Mientras Iturriaga debía adelantarse a los raudales con todas las fuerzas
disponibles, José Solano recibió el encargo de viajar a la capital virreinal,
Santafé de Bogotá, a pedir auxilios. Por otra parte, Juan Ignacio de Mada-
riaga viajaría a España a poner en conocimiento de las autoridades lo
ocurrido y solicitar ayuda.
En el tiempo transcurrido desde la partida de Cádiz en 1754, los cam-
bios políticos habían sido considerables. Mientras el rey Fernando VI
languidecía camino de la locura para acabar muriendo de “melancolía
involutiva”, el marqués de la Ensenada había sido víctima de una intriga
palaciega, y José de Carvajal, principal impulsor del Tratado de Madrid,
había fallecido. Los nuevos ministros, Ricardo Wall y Julián de Arriaga,
dudaban de la utilidad de unas expediciones de límites caras y proble-
máticas. Para colmo, el emisario de Iturriaga incumplió su misión y
obtuvo un destino menos peligroso. Sólo la necesidad de cumplir un tra-
tado en el que el rey había empeñado su palabra, junto a la posible ren-
tabilidad a largo plazo del proyecto delimitador como parte de las refor-
mas borbónicas, justificó la continuidad.
Además de algunas reprobaciones, órdenes y ascensos, Wall y Arriaga
enviaron desde España al Orinoco personal, víveres, pertrechos y sobre
todo dinero. La resolución más importante fue el nombramiento del mili-
142 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
y Real Corona. Desde allí los españoles pudieron por fin controlar el
territorio circundante del Orinoco medio e impedir con garantías de
éxito la presencia caribe y el contrabando holandés.
Por otra parte, el control de la vital ruta de los raudales del Orinoco
fue asegurado por Solano mediante la amistad de otros grupos indíge-
nas, a los que extendió en marzo de 1759 el compromiso logrado con
Crucero. El acuerdo estableció una verdadera Pax hispánica en la región,
cuya manifestación más destacada fue la existencia de una red de pue-
144 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
caño Casiquiare en río Negro, afluente del Amazonas. Aunque en algún
momento Solano soñó con establecer un fuerte español todavía más al
sur, la frontera hispano-portuguesa permanecería de hecho en San Car-
los hasta el final del período colonial. Esta apertura de la ruta de Río
Negro a través del Casiquiare parece ser próxima en el tiempo al hallazgo
de una vía alternativa que iba en parte por tierra a través del arrastradero
que comunica la cabecera del caño Tuamini, afluente del Atabapo, con
el caño Pimichín, que entra en río Negro. El descubrimiento, realizado
seguramente en 1759 por Nicolás Guerrero, permitió el ahorro de treinta
días de navegación.
7 GRELIER, J. (1953) “La expedición franco-venezolana al Alto Orinoco en 1951”, Boletín de la Academia nacio-
nal de la historia, Nº 142, Caracas, ANH, p. 18.
146 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
sería conocido como Camino de Apiay no se llevó a la práctica, el pro-
blema básico al que se había enfrentado, la apertura de una ruta trans-
versal que uniera el Caribe con los Andes, sería objeto de distintos inten-
tos de resolución en las décadas posteriores.
8 LUCENA GIRALDO, M. (1988) “Gente de infame condición. Sociedad y familia en Ciudad Real del Orinoco,
1759-1767”, Revista Complutense de Historia de América, 24, pp. 177-191.
148 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Aquella era una opinión muy importante, porque el todavía capi-
tán Centurión, guiado por una férrea voluntad y decidido a extender a
toda costa el poder del rey contra indígenas díscolos y misioneros dema-
siado independientes, mejoraría en los años siguientes la defensa del Ori-
noco, promovería diversas exploraciones y llevaría a la máxima expre-
sión la teoría de la frontera efectiva como frontera poblada. No es difí-
cil comprender su extraordinario interés en la cartografía y su voluntad,
casi obsesiva, de que se conociera la última región amazónica descono-
cida para los españoles, el Parime, en la actual frontera de Venezuela con
el norte de Brasil. Conseguir llegar hasta allí, a la mítica tierra de la laguna
dorada, fue su obsesión, porque representaba el triunfo sobre díscolos
misioneros, indios no reducidos y los tradicionales enemigos de la corona
en la región, holandeses y portugueses. A tal fin, Centurión promovió
una serie de exploraciones que constituyeron la última búsqueda de El
Dorado. La primera de ellas salió de Angostura junto al Orinoco en enero
de 1772, y estuvo a cargo del teniente Nicolás Martínez, a quien acom-
pañaron dos franciscanos observantes, un sargento, un cabo, doce sol-
dados, un cosmógrafo y dos intérpretes. Tras remontar el Caura hacia el
interior del continente, se dirigieron al cercano río Cuato, donde deci-
dieron permanecer en espera de la estación lluviosa. Poco después alcan-
zaron el río Paragua y el Paraguamusi, donde se les unieron refuerzos,
pero el riesgo de quedar aislados les obligó a regresar a La Barceloneta,
a la que llegaron el 24 de septiembre de aquel mismo año.
9 LUCENA GIRALDO, M. (1992) “La última búsqueda de El Dorado. Las Expediciones al Parime (1770-1776)”,
Iberoamericana Pragensia, XXVI, 67-86.
150 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
de Portugal, Gran Bretaña, en posición de debilidad por el comienzo de
la revuelta de los colonos de América del Norte: la guerra de indepen-
dencia de Estados Unidos había comenzado.
Requena, que como ingeniero militar era el único con formación téc-
nica, se tuvo que ocupar en solitario del mando político y científico de
la comisión. Los augurios bajo los que comenzó no pudieron ser peores.
Además del cambio de personal, los instrumentos para la demarcación
(cuarto de circulo, péndulo o reloj astronómico, anteojo, teodolito, relo-
jes, micrómetro, termómetro, agujas y barómetro) no llegaron hasta
152 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
1782, e incluso el mapa destinado a los trabajos de delimitación se per-
dió en el correo. Los expedicionarios partieron en enero de 1780 de
Quito hacia el Amazonas. Tras pasar por Omagua, su llegada a la forta-
leza de Tabatinga –estratégico punto de reunión con los portugueses que
debía ser entregado a los españoles– tuvo lugar el 7 de marzo de 1781.
Las primeras diferencias se produjeron entonces. Según indicaba el artí-
culo XX del tratado, la localidad y la margen norte del Amazonas desde
la entrada del río Javarí hasta la boca más occidental del Japurá pasarían
a España, pero una discusión sobre la indemnización a pagar paralizó su
entrega a Requena. La petición portuguesa de entrega de los fuertes espa-
ñoles de Río Negro, además de escandalizar al comisario español, aumentó
las suspicacias. Pese a todo, en julio de 1781 los expedicionarios comen-
zaron los trabajos en el Javarí, en cuya boca colocaron un obelisco de
señalización. Al mes siguiente, partieron con el fin de determinar cuál
era la boca más occidental del Japurá, cuestión que se habría de conver-
tir en el escollo básico de la delimitación amazónica. Tras una pequeña
exploración regresaron a Tefé. La situación de los expedicionarios espa-
ñoles era pésima; Requena estaba enfermo, carecía de astrónomo y tenía
problemas logísticos por los obstáculos de los portugueses al suministro
de víveres y embarcaciones desde Mainas y el Orinoco10. Sobreponién-
dose a los contratiempos, en febrero de 1782 partieron a un nuevo intento
de demarcación del Japurá. Después de navegar con grandes dificulta-
des por rápidos y cataratas, españoles y portugueses lograron llegar a la
boca del río Apaporis y subieron hasta el río Yarí o de los Engaños. La
fiebre y la disentería les obligaron a retornar.
10 LUCENA GIRALDO, M. Ed. (1991) Francisco de Requena. Ilustrados y bárbaros. Diario de la exploración de lími-
tes al Amazonas (1782), Madrid, Alianza Editorial, p. 65 y ss.
11 BEERMAN, E (1996) Francisco Requena: La expedición de límites. Amazonia, 1779-1795, Madrid, Compañía Lite-
raria, p. 52.
12 SAFIER, N. (2009) The confines of the colony. Boundaries, Ethnographic landscapes and Imperial carto-
graphy in Iberoamerica”, Ackerman, J. R. Ed. The imperial Map. Cartography and the mastery of Empire, Chi-
cago, University Press, p. 183.
154 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
IV. Balances provisionales
Las enfermedades viajeras
Guillermo Olagüe de Ros
158 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
El Cocoliztli
1
ACUÑA-SOTO, R.; STAHLE, D.W.; CLEAVELAND, M.K.; THERRELL, M.D. (2002).
2
CARRAL CUEVAS (2008).
3
Francisco Hernández (1517-1587) fue comisionado por Felipe II para estudiar la historia natural de
Nueva España. En México fue testigo de las autopsias practicadas por López de Hinojosa. En los
años 50, Somolinos d’Ardois dio a luz el testimonio de Hernández acerca de esta enfermedad, que
se había conservado en el Archivo del Ministerio de Hacienda en Madrid (MARR, J.S.; KIRACOFE,
J.B. (2000), pág. 348). El texto de Hernández en: CUENYA MATEOS (1997), pp. 25-26.
4
LÓPEZ DE HINOJOSA, A. (1578). Suma y recopilación de cirugía con un arte para sangrar muy útil y
provechosa. México, Antonio Ricardo. Hinojosa, con Juan de la Fuente, realizó la primera autopsia
en Nueva España, en el Hospital Real de Indios, precisamente a un indio fallecido de cocoliztli. De
la obra de López de Hinojosa se hizo una segunda edición en 1595 (México, Pedro Balli). El frag-
mento de López de Hinojosa en CUENYA MATEOS, op. cit., pág. 26.
5
1559, 1566, 1576, 1587, 1592, 1601, 1604, 1606, 1613, 1624, 1642, 1736 y 1813-1815. de
ellas, las de 1736 y 12813 fueron, tras las dos ya citadas, muy malignas (ACUÑA-SOTO, R.; CALDE-
RÓN ROMERO, L. y MAGUIRE, J.H., 2000). En el caso concreto de Puebla, VOLLMER (1973) ha mos-
trado que el brote de 1736 fue de más importancia que el de 1576-78, un 32% frente al 18%.
160 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
El cocoliztli se caracterizó, pues, por tratarse de una fiebre hemorrá-
gica, que se acompañaba de sed intensa, dolor de cabeza, confusión y
delirio, gangrena de los labios, ictericia, erupciones petequiales, pústu-
las y abscesos posauriculares, congestión pulmonar, hemoptisis, dolor
en tórax y abdomen, y en su fase final de ansiedad, delirio, convulsiones
y coma. Las hemorragias eran fundamentalmente nasales, por boca, ojos,
oídos y pulmones6. Su curso era muy rápido, apenas cuatro días, y solía
terminar con la muerte del paciente, normalmente jóvenes nativos en
torno a la treintena.
6
MARR, J.S.; KIRACOFE, J.B. (2000).
7
Otros estudiosos también han advertido de la importancia de las variaciones climáticas en México.
Concretamente, ENDFIELD, Georgina. (2007), ha señalado las consecuencias de los periodos de sequía
y grandes lluvias en el curso de la economía mexicana de los siglos XVII y XVIII.
162 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
azar en las costas de Granada y Almería (Olagüe de Ros, 2001). La enfer-
medad no ha desparecido totalmente de nuestra península. En los últi-
mos años, además, se han notificado coinfecciones de kala azar y sida.
8
Se llama así en honor del médico peruano de origen argentino Alberto Leopoldo Barton Thompson
(1870-1950), que fue quien describió en 1905, por primera vez, a este agente causal (GONZÁLES, R.
y cols., 2007).
Treponematosis
9
GUERRA y SÁNCHEZ TÉLLEZ (1990), pág. 34.
164 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
la fambresia, bubas, pian o yaws, causada por el treponema pertenue, y la
treponárida o sífilis endémica, debida al treponema pallidum endemicum.
La Ciguatera
Es una intoxicación como resultas de la ingesta humana de peces car-
nívoros que, al comerse a su vez a los herbívoros, ingieren también la
10
KIPLE (1995), pág. 1055.
El intercambio epidemiológico
Presencia en Europa de enfermedades procedentes del mundo americano
1. La enfermedad de Chagas, Tripanosomiasis cruzi o Tripanosomiasis
americana
Hay testimonios bastante sólidos acerca de la presencia de esta pato-
logía en momias de más de dos mil años procedentes del Valle de Tara-
11 PARRA, A. (1787). Siguatèra, págs. 105-111. Comentarios de otros tratadistas que también analiza-
ron la enfermedad en: MIRA GUTIÉRREZ (1989).
166 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
paca, al norte de Chile. Además de cerámicas mochicas que muestran
las lesiones ocasionadas por esta enfermedad, Guerra y Sánchez-Téllez
(1990) han dado cuenta de abundantes vestigios de portugueses de los
siglos XVI a XVIII en los que se describen de manera clara los síntomas
y signos de la misma. Actualmente es una enfermedad endémica en
amplias zonas de Suramérica, del Caribe y áreas de los Estados Unidos,
siendo originaria de Brasil. Está producida por el Tripanosoma cruzi, un
protozoo que vive en una amplia variedad de animales domésticos y sal-
vajes (perros, gatos, armadillos, monos y otros más). Su transmisión al
hombre precisa de vectores, básicamente insectos (conocidos en Argen-
tina como vinchucas, en Ecuador como chinchorros y en Perú como chi-
rimachas), los cuales depositan sus heces, que están repletas de tripa-
nosomas, en aquellos lugares donde han mordido, con lo que se inicia
el ciclo reproductivo de la enfermedad.
168 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
de las ciudades portuarias españolas. En 1800, por ejemplo, hizo acto
de presencia en Sevilla, ocasionando una notable mortandad, y en Cádiz,
donde falleció un 15% de la población (Hermosilla Molina, 1978; Igle-
sias Rodríguez, 1987). En 1804 brotó de nuevo en Cádiz y alrededores,
y en Alicante (Pascual Artiaga, 2002).
Palma de Mallorca
Murcia 1821, 1870
Sevilla
1800, 1819 1804 Alicante
1804
Puerto de Sta. María Jerez Cartagena
1819 1819 1804, 1810-1811
Cádiz Málaga
1730, 1733, 1741, (1803), 1813, 1821
1800, 1804, 1810-
1811, 1813, 1819
Islas Canarias
1838, 1846-1847, 1862-1863 Fuente: Rodríguez Ocaña (2010), p. 151
3. El dengue
12
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170 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
templadas, como Europa y los Estados Unidos de América. La presen-
cia del Aedes albopictus en zonas templadas ha causado cierto temor entre
los epidemiólogos, por lo que supone de posible presencia de dengue en
zonas antaño libres del mismo. Las tres manifestaciones más típicas del
dengue son fiebre muy alta, erupción rojiza en la piel del tronco y de las
extremidades, pero no en la cara, fotofobia, y dolor de cabeza. Una com-
plicación grave es la aparición de hemorragias, que son muy graves en
los niños, pudiéndoles ocasionar la muerte (McSherry, 1995).
13 Rolland ZELL (2004) también ha relacionado las alteraciones climáticas con los estallidos de crisis
epidémicas, como la malaria, el dengue y la fiebre del Nilo occidental, aunque añade otros elemen-
tos, como el uso de pesticidas, la deforestación y los cambios en las políticas de salud pública, demo-
gráfica y social.
172 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
1. Sarampión o tepitonzahuatl (pequeña lepra) (1531)
2. Gripe (1493)
14 Otros estudiosos, sin embargo, han cuestionado que esta primera epidemia de 1493 fuera de gripe,
como Noble David COOK (2002).
15 OLAGÜE DE ROS (2010).
174 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
y Salamanca, 1505; Pavía, 1521), un nuevo cuadro clínico caracteri-
zado por:
“Enfermó de modorra de esta manera […] Fue asaltado por una fie-
bre muy alta, y por cuatro días entró en sueño profundo con pérdida
de los sentidos… al noveno día falleció…”
La crisis más intensa tuvo lugar en 1526, y de ella Hernán Cortés dio
cuenta a Carlos V en septiembre de ese año. Se ha interpretado la modo-
rra como una forma de tifus, meningitis cerebro espinal o, más proba-
blemente, una epidemia de meningitis letárgica (Fontoura, 2009; Her-
nández, 2011).
Hay dos formas de tifus que cursan con un cuadro clínico parecido, lo
que en ocasiones ha hecho difícil su diferenciación. El tabardillo o tifus
epidémico está causado por una rickettsia (r. prowazekii) que se transmite
a través del piojo (pediculus humani corporis). Su aparición está muy con-
dicionada por las malas condiciones de vida de los seres humanos. Tras un
primer periodo de intensa fiebre y postración, que puede durar una semana,
a continuación le aparecen al paciente lesiones en piel, primero rojizas y
en un momento sucesivo de color más oscuro. En los casos de peor evo-
lución se pueden llegar al coma y la muerte. El tifus murino, de cuadro clí-
nico suave, está causado por la rickettsia typhi, que vive en la rata, siendo
el vector la mosca de la rata, la Xenopsylla cheopis (Harden, 1995).
176 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
mismo, como los de Francisco Bravo (1570), Luis Mercado y Luis de
Toro (1574), Alfonso López de Corella (1574), Agustín de Farfán (1579),
Juan de Carmona (1582), Luis de Lemos (1585) y Nicolás Bocangelino
(1600), entre otros16.
16
CARMONA, Juan Ignacio. (2005) ha dedicado un capítulo de su monografía (Tifus) a estudiar dete-
nidamente la presencia del tabardillo en la España del Renacimiento (pp. 79-94). Presta una gran
atención a la epidemia sevillana de 1582.
17
En opinión de ACUÑA SOTO y cols. (2000), Farfán también habló de la epidemia de cocoliztli de 1576
en el Libro tercero de su Tratado, en el capítulo dedicado a la “calentura de la sangre corrompida y
su cura” (op. cit., pp. 238-248).
Durante el último cuarto del siglo XVI y primero del siguiente, la dif-
teria se presentó en España en seis ocasiones, y de aquí se expandió a Italia.
178 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
De la difusión de esta enfermedad en el mundo americano posco-
lombino hay pocos análisis. Se desconoce el momento de su introduc-
ción. Parece ser que en Quito se dio un brote de garrotillo en 1606. La
aparición de la difteria en Chile fue tardía, en 1816, importada de la
vecina Argentina, con otros brotes epidémicos en 1830, 1850 y 1876
(Laval R, 2003a). En la actualidad, tras la introducción de la vacuna,
se dan brotes aislados, como en Ecuador (1994-1995) y Colombia (2000).
4. El paludismo o malaria
No hay consenso absoluto acerca del origen de esta enfermedad en
el mundo americano. Frente a algunos autores que defienden su pre-
sencia con anterioridad a la llegada de los españoles, otros descartan tajan-
temente esta opción. Guerra (1990), por su parte, la considera una enfer-
medad controvertida en cuanto a su origen y argumenta que, quizás,
existió en América antes de la Conquista y que fue el resultado de una
mutación del agente causal, pues reconoce la existencia de un paludismo
en primates debido al plasmodium brasilianum y al p. simium. Karasch
(1995) estima que hubo malaria precolombina y que fue la responsa-
ble del cuadro febril que padecieron los incas cuando invadieron el Alto
Amazonas. Ello no es óbice para que el paludismo, además, fuera impor-
tado desde Europa, continente en el que existían entonces focos endé-
micos muy importantes. Lo que sí que está claro es que la malaria por
plasmodium falciparum no existió antes del Descubrimiento.
“un negro que traías lleno de viruela, que harto negro fue para la
Nueva España, que fue la causa que se pegase e hinchiese toda la tie-
180 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
rra dellas, de lo cual hobo gran mortandad que, según decían los
indios, jamás tal enfermedad tuvieron, y como no la conocían, lavá-
banse muchas veces, y a esta causa murieron gran cantidad dellos. Por
manera que negra la ventura de Narváez, y más prietas la muerte de
tanta gente sin ser cristiana”19.
182 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Dos años después Jenner publicaba a su costa, puesto que la Royal
Society desestimó editarla, una obrita de apenas 70 páginas, An inquiry
into the causes and effects of the variolae vaccinae, cuyo precio de venta
eran 7 chelines y 6 peniques, en la que daba cuenta de los resultados que
había obtenido durante ese tiempo en 27 sujetos con el nuevo proceder.
La difusión del hallazgo de Jenner fue espectacular en toda Europa. Su
Inquiry fue traducido a casi todos los idiomas, salvo al castellano. En
España la práctica de la vacunación conoció una rápida difusión en sus
primeros años de aplicación, gracias especialmente a la febril actividad
desplegada por individualidades concretas. Pero algunos de los más deci-
didos partidarios de la nueva técnica comenzaron a denunciar, ya en
fechas tempranas, crecientes dificultades en su expansión. Estos obstá-
culos también se dieron en otros países europeos, pero en nuestro caso
la ausencia de una potente infraestructura burocrática contribuyó sen-
siblemente a esta retracción.
21
Además de los trabajos que se citan en el texto, recomiendo la consulta de los de COOK (1942), DÍAZ
DE YRAOLA, (1948), SMITH (1974), RIGAU-PÉREZ (1992), y RAMÍREZ MARTÍN (2003, 2004 y 2007).
Vid. también: IRISARRI AGUIRE (2007); RIZZI, (2007), CORTÉS RIVEROY (2008), OLAGÜE DE ROS
(2010-2011). Recientemente la revista Canelobre, que edita la Diputación de Alicante, ha dedicado
monográficamente su último número (57) (2010-2011) al estudio histórico de la viruela y a anali-
zar detenidamente la Expedición de Balmis.
184 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Tres meses después, el uno de septiembre, Carlos IV, que había sufrido
también en su familia las consecuencias de la viruela, promulgó un edicto
dirigido a todos los habitantes de las colonias españolas de América y
Asia en el que les comunicaba la próxima llegada de una expedición enca-
minada a vacunar gratuitamente a la población, la masiva instrucción
en la vacuna contra la viruela, la organización de juntas encargadas del
control y difusión de la vacuna y las medidas oportunas para el mante-
nimiento de suero fresco para ulteriores vacunaciones.
186 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
la expedición vacunífera, fue nombrado Teniente de Navío (Balaguer
Perigüell y Ballester Añón, s.a.).
188 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
había sido muy tormentoso y solo se disponía de un niño vacunado, Bal-
mis tomó la decisión de dividir la expedición en dos grupos; uno lide-
rado por el propio Balmis, y el segundo por Manuel Julián Grajales, con
un mismo destino: Caracas. El grupo de Julián Grajales, a bordo del
navío Rambli, llevaba además dos niños con linfa lista. Balmis, por su
parte, arribó a Caracas por el interior el 28 de marzo.
190 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Veracruz con destino a Manila, en cuyo puerto atracaron tras un viaje
azaroso y lleno de incomodidades para los niños, por falta de colabora-
ción del capitán de la nave, el 15 de abril de 1805. Al día siguiente empe-
zaron las vacunaciones, a pesar del frío recibimiento de las autoridades
de las islas, que no se molestaron en acudir a puerto para recibir a los
viajeros. En agosto los vacunados sobrepasaban los 9.000.
Cinco meses después de su llegada, el 3 de septiembre de 1805, Bal-
mis emprendía un nuevo derrotero a bordo de la fragata Diligencia con
destino a China, concretamente a la colonia portuguesa de Macao, y
Cantón, con tres niños y algunos colaboradores. A pesar de los esfuer-
zos de Balmis, apenas una veintena de personas fueron vacunadas. En
febrero de 1806 Balmis, que entendía que su misión de expandir la vacu-
nación había concluido satisfactoriamente, decidió regresar a España.
Aprovechando que el navío portugués Bom Jesús de Alem tenía previsto
partir de Macao en esas fechas, Balmis decidió embarcarse y regresar a
Europa. Primero se hizo escala en la isla de Santa Elena (junio de 1806).
Poco antes de proseguir el viaje el Gobernador de la isla le entregó a Bal-
mis un paquete que había llegado hacia varios años y que contenía una
carta de Jenner y linfa vacunal.
En agosto el Bom Jesús de Alem entraba en Lisboa. Finalmente, el siete
de septiembre Balmis era recibido con todos los honores en San Ilde-
fonso por el rey Carlos IV. Tras estos cuatro años, algunas pérdidas huma-
nas, técnicos principalmente, como Salvany, unos niños, los origina-
riamente venidos de España, que quedaron de por siempre en América,
salvo los que fallecieron en el curso de tan prolongada expedición, cien-
tos de miles de vacunaciones positivas fueron el mejor balance final de
la expedición filantrópica.
La Expedición Filantrópica de la Vacuna fue elogiosamente comen-
tada por las principales figuras de la ciencia y de la política de su tiempo,
incluido el propio Edward Jenner.
192 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
pues de la venida de Grajales (Laval R, 2003b). Desde Buenos Aires la
vacuna se remitió a Lima por barcos que transportaban el correo y se
generalizó desde octubre de 1805, tras un previo intento fallido en 1802
a cargo del ya mencionado Hipólito Unanue. Es precisamente con linfa
de Buenos Aires cuando empiezan las primeras inoculaciones en Lima
en octubre de 1805 (Balaguer Perigüell y Ballester Añón, s.a.).
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202 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Alimentos, medicamentos y otros
productos viajeros
Alberto Gomis Blanco
Introducción
Con el descubrimiento de América se inició un extraordinario pro-
ceso de intercambio de alimentos, medicamentos y otros productos entre
el Viejo Mundo y el Nuevo. Como consecuencia, del mismo, se pro-
duciría un cambio substancial en los sistemas de alimentación en Europa,
al tiempo que se adquirían nuevos hábitos y se probaban las aplicacio-
nes de nuevos productos naturales. ¿Alguien entendería, hoy en día, nues-
tra cocina sin el tomate o la patata? ¿los dulces sin el chocolate? o la polé-
mica desencadenada entre los defensores y detractores del tabaco, si no
fuera por el extraordinario consumo que se han hecho de estos cuatro
artículos. Y, sin embargo, se trata, tan sólo, de algunos de los muchos
productos americanos que llegaron a Europa en distintos momentos
“todo aquello, excepto el oro, era nuevo (…) Loaron los papagayos
por ser de muy hermoso colores (…) Probaron el aji1, especia de los
indios, que les quemó la lengua, y las batatas, que son raíces dulces,
y los gallipavos, que son mejores que los pavos y las gallinas. Mara-
villáronse que no hubiese trigo allá, sino que todos comiesen pan
de aquel maiz”2.
Y a la vuelta del segundo viaje, que les llevó a las islas de Dominica
y Guadalupe, el médico sevillano Diego Álvarez Chanca, el primer cien-
tífico en el Nuevo Mundo, dirigió una amplia carta al cabildo de su ciu-
dad en la que, junto al animado relato de los múltiples sucesos acaeci-
dos en el transcurso del mismo, figuran algunas buenas descripciones de
la naturaleza antillana3. Al final, de la misma, figura un detallado catá-
logo botánico de las plantas por él observadas.
1 Chile o pimiento.
2 LÓPEZ DE GOMARA, F. Historia General de las Indias. Madrid, Calpe, 1922. Cfr. tomo 1, pág. 46.
3 PANIAGUA, J.A. El Doctor Chanca y su obra médica. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1977.
204 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Alimentos
Antes de pasar a ocuparme de los alimentos que nos llegaron de Amé-
rica, hay que recordar que el descubrimiento de América supuso un inter-
cambio bidireccional. En los primeros tiempos, se enviaba desde la metró-
poli a las nuevas tierras americanas todo tipo de víveres, con objeto de
servir de alimentación a descubridores, soldados, clérigos y restos de
expedicionarios. Con mucha rapidez, en las tierras conquistadas, se intro-
dujo el cultivo del trigo, la vid y el olivo. Pero los españoles que llegaron
a las Indias no pudieron sustraerse de consumir los alimentos que encon-
traban a su paso, por tres razones. Por un lado, la simple curiosidad ante
lo desconocido. Por otro, el afán de conocimiento científico que estuvo
presente en algunos expedicionarios, como fue el caso de Francisco Her-
nández, a quien Felipe II comisionó en 1570 para el estudio de los
productos naturales del virreinato de Nueva España y que, durante los
seis años que pasó en aquel, realizó un extraordinario acopio de pro-
ductos de la naturaleza americana4. La tercera razón, pero tal vez fuera
la más determinante, el haberse agotado en diferentes momentos los víve-
res que portaban consigo, lo que debió resultar bastante frecuente en los
primeros años y durante las expediciones de conquista5.
4 A consecuencia de la expedición, desarrollada entre los años 1570 y 1577, resultó una obra enci-
clopédica en la que se describían 2.900 especies vegetales del Nuevo Mundo, gran parte de la cual se
perdió en el incendio acaecido en la Biblioteca y Monasterio de San Lorenzo de El Escorial el día 7
de junio de 1671.
5 PÉREZ SAMPER, M.A. “La integración de los productos americanos en los sistemas alimentarios medi-
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Maíz
206 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
“El pan de los Indios es el mayz: comenlo comúnmente cozido assi en
granos y caliente, que llaman ellos Mote: como comen los Chinas y
Japones el arroz tambien cozido consu agua caliente. Algunas vezes lo
comen tostado; ay mayz redondo y gruesso, como lo de los Lucanas,
que lo comen Españoles por golosina tostado, y tiene mejor sabor que
garvanços tostados. Otro modo de comerñe mas regalado es moliendo
el mayz, y haziendo de su harina massa y dellas unas tortillas …”8.
Parece lógico que los primeros cultivos del maíz en España y Europa
se realizaran a comienzos del siglo XVI en Canarias y Andalucía, por la
estrecha relación de estas regiones con América. No debieron de tardar
mucho en llegar a Castilla. No obstante, no se generalizarían por toda
la Península hasta el siglo XVII, siendo en el norte donde el maíz, aso-
ciado a la alimentación humana y animal, se convertiría en el cereal
básico. Hay que anotar como mientras que en algunas regiones de España
sólo se empleaba como forraje para los animales, en otras se utilizó para
la elaboración de pan y la preparación de gachas cocidas con agua.
8 ACOSTA, J. DE. Historia Natural y Moral de las Indias. Sevilla, Juan de León, 1590. Cfr. pág. 237.
9 MONARDES, N. Primera y Segunda y Tercera Partes. De la Historia Medicinal de las cosas que se traen
de nuestras Indias Occidentales. Sevilla, en casa de Fernando Díaz, 1580. Cfr. f. 95.
Tomate
10
SAHAGÚN, B. de. Historia general de las cosas de la Nueva España. Madrid, Alianza Editorial, 1988.
Cfr. volumen 2, págs. 613 y 618.
11
ACOSTA, J. DE., 1590. Cfr. pág. 247.
208 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
propio tomate, la pimienta y el aceite de oliva, de origen geográfico tan
diferente12. En 1592 el sacerdote Gregorio de Ríos, responsable del jardín
botánico de Aranjuez, publicó la primera referencia escrita, aunque bas-
tante imprecisa, del cultivo del tomate, al que llama pomate, en España13.
Chiles
12
La pimienta es de origen asiático y el aceite de oliva mediterráneo. Cfr. LORA GONZÁLEZ, A. “La con-
tribución americana a la dieta europea” En: ¡A Comer¡ Alimentación y Cultura. Catálogo de la expo-
sición. Museo Nacional de Antropología: 35-47. Madrid, Ministerio de Educación y Cultura, 1998.
13
DE LOS RÍOS, G. Agricultura de jardines que trata de la manera que se han de criar, governar, y conser-
var las plantas. Madrid, por P. Madrigal, 1592.
14
PÉREZ SAMPER, M.A. 1996. Cfr. págs. 108-110.
“No quiero dexar de dezir de la Pimienta que traen de las Indias, que
no solo sirve a medicina, pero es excelentissima: la qual es conocida
en toda España, porque no ay jardin, ni huerta, ni maceton que no
la tenga sembrada, por la hermosura de fruto que lleva”16.
Patata
210 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
(Historia general de las Indias). El primero de los nombrados debió cono-
cerlas hacia 1538, describiéndolas años más tarde del modo siguiente:
“De los mantenimientos naturales fuera del maíz, hay otros dos que
se tienen por principal bastimento entre los indios: al uno llaman
papas, que es a manera de turmas de tierra, el cual después de cocido
queda tan tierno por dentro como castaña cocida …”17.
17 CIEZA DE LEÓN, P. Crónica del Perú. Madrid, Sarpe, 1985. Cfr. pág. 57.
18 RODRÍGUEZ GALDO, M.X. “Introducción y difusión del cultivo de la patata en España (siglos XVI-
XVIII)”. En: LÓPEZ LINAJE, J. (ed) La patata en España. Historia y Agroecología del tubérculo andino:
99-126. Madrid, Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, 2008. Cfr. pág. 107.
Piña
“Las Piñas, son una fruta la más celebrada que ay en todas las Indias,
assi de los mismos Indios, como de los Españoles, llamanse piñas por
la semejanza que tiene este fruto con nuestras piñas ….”21.
19
PARMENTIER, A. Examen chymique des pommes de terre. Dans lequel on traite des Parties conflituantes
du Bled. Paris, Chez Didot, 1773.
20
LÓPEZ LINAGE, J. “La patata entra en la cocina del pueblo llano”. En: LÓPEZ LINAGE, J. (ed) La patata
en España. Historia y Agroecología del tubérculo andino: 269-331. Madrid, Ministerio de Medio
Ambiente y Medio Rural y Marino, 2008. Cfr. pág. 304.
21
MONARDES, N., 1580. Cfr. f. 82v.
212 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Oviedo que trató de ella, tanto en el Sumario de la Historia Natural de
las Indias que se publicó en 1526, como en la más amplia Historia Gene-
ral y Natural de las Indias, cuya primera parte apareció impresa en 1535.
En el Sumario apunta:
“Hay una fruta que se llaman piñas, que nasce en unas plantas como
cardos (…) y huele esta fruta mejor que los melocotones, y toda la
casa huele por una o dos de ellas, y es tan suave fruta, que creo es una
de las mejores del mundo, y de más lindo y suave sabor y vista, y
parescen en el gusto como melocotones, que mucho sabor tengan de
duraznos, y es carnosa como el durazno, salvo que tiene briznas como
el cardo, pero muy sutiles…”22.
Cacahuete
22 FERNÁNDEZ DE OVIEDO, G. De la Natural Historia de las Indias (Sumario de Historia Natural de las
Indias). Con un estudio preliminar y notas por Enrique Álvarez López. Madrid, Editorial Summa,
1942. Cfr. págs. 165-166.
23 LORA GONZÁLEZ, A., 1998. Cfr. pág. 38
Cacao y chocolate
214 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
“arolle” (harina de maíz) para espesarlo. Su sabor era intenso y amargo
y, tal vez, esta fuera la causa de su poca repercusión cuando Hernán Cor-
tes lo trajo consigo en su regreso a España en 152826.
Pavo
De los animales que nos llegaron del Nuevo Mundo, el pavo (Mele-
gris gallipavo L.), ha sido el más importante desde el punto de vista de
la alimentación humana. Fue importado por los jesuitas, que los criaron
en gran cantidad. Brillat-Savarin (1755-1825) que, aunque fue legisla-
dor, magistrado y diputado de la Asamblea francesa, es más recordado
como gastrónomo y escritor, señaló que:
“el pavo es con toda seguridad uno de los mejores regalos que el nuevo
mundo hizo al viejo”31.
“Hay unos pavos rubios y otros negros (…) y son de mejor comer
que los de España. Estos pavos son salvajes, y algunos hay domésti-
cos en las casas, que los toman pequeños. Los ballesteros matan muchos
de ellos, porque los hay en mucha cantidad. Dicen algunos que el
30 LEÓN PINELO, A. DE. Question moral. Si el chocolate quebranta el ayuno eclesiástico. Tratase de otras
bebidas y confecciones que se usan en varias Provincias. Madrid, por la viuda de Iuan González, 1636.
Cfr. fol. 8-9.
31 BRILLAT-SAVARIN. Fisiología del Gusto (Meditaciones gastronómicas) Buenos Aires, Editorial Losada
S.A., 1939. Cfr. pag. 71.
216 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
pavo es bermejo y la pava negra; otros dicen que son de dos géneros
(…) Vale un pavo de éstos un ducado, y a veces un castellano o peso
de oro, que es tanto como en España un real para lo gastar…”32.
Medicamentos
En diferentes intervenciones de este ciclo sobre “Los Virreinatos”
ha quedado suficientemente expuesto como el Viejo Mundo también se
benefició de las posibilidades curativas de algunas plantas americanas.
Por ello, me limitaré a apuntar algo de dos árboles y una planta de las
que se extraían medicinas que todavía se utilizan, aunque ahora, éstas,
se obtengan mediante su síntesis en el laboratorio. Me refiero a la quina,
el curare y la coca.
Quina
Si bien cabe pensar que en algún momento algún navegante pudo llevar
a España o Italia alguna muestra de quina, fueron los Jesuitas los primeros
que de manera deliberada enviaron ésta al Padre Lugo (a partir de 1643 car-
denal Juan de Lugo). El Padre Lugo, uno de los curados con la quina, soli-
citó al médico del Papa, Gabriel Fonseca, ensayar la eficacia del nuevo reme-
dio. De ahí el sinónimo, también utilizado, de “Corteza de los Jesuitas”.
33 BLANCO, E. y MORALES, R. “Plantas curativas y drogas, intercambio entre dos mundos” En: FER-
NÁNDEZ PÉREZ, J. y GONZÁLEZ TASCÓN, I. (eds.) La agricultura viajera. Cultivos y manufacturas de
plantas industriales y alimentarias en España y en la América virreinal: 83-95. Barcelona, Lunwerg Edi-
tores, S.A., 1990 Cfr. p. 85.
218 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
pues se desencadenó una fuerte controversia acerca de su valor medici-
nal, entre diferentes escuelas y médicos. En todo caso, a principios del
siglo XVIII el comercio de la corteza de la quina estaba muy extendido
en Loja, y las buenas quinas debían proceder de esa comarca, debiendo
justificarse su procedencia por escrito.
Curare
34 La documentación sobre el intento de ensayar, en el año 1878, el cultivo del árbol de la quina en
las haciendas del Real Colegio de San José de Manila se conserva en el Archivo de la Real Acade-
mia de Farmacia (Legajo 138, expediente 3).
35 BLANCO, E. y MORALES, R., 1990. Cfr. pág. 88.
Coca
36
Ibídem., Cfr. pág. 87.
37
MONARDES, N., 1580. Cfr. f. 93-94.
38
Ibídem. Cfr. f. 93v.
220 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
El tabaco
Mención aparte merece la planta del tabaco, una de las primeras que
llamó la atención de Colón y los primeros navegantes tras llegar a Amé-
rica en 1492. Los primeros indígenas que observaron haciendo uso de
ella, lo fueron con un tizón en la mano, pero como el uso de la planta
estaba muy extendido por el Nuevo Mundo, con el tiempo fueron obser-
vándose indígenas que usaban pipas y pequeños tubos bifurcados, otros
que lo consumían en polvo y los que masticaban hojas de tabaco. La
mayoría de las comunidades la conocían y la empleaban, a veces con fin
placentero, otras como ritual y en ocasiones con carácter mágico39.
39
RODRÍGUEZ GORDILLO, J.M. “El tabaco: del uso medicinal a la industrialización”. En: FERNÁNDEZ PÉREZ,
J. y GONZÁLEZ TASCÓN, I. (eds.) La agricultura viajera. Cultivos y manufacturas de plantas industriales y
alimentarias en la España y en la América virreinal: 53-81. Barcelona, Lunwerg Editores S.A., 1990.
40
Ibídem. Cfr. pág. 55.
Más adelante, pasa revista a las virtudes curativas de las hojas del
tabaco, las más de las veces consistentes en aplicaciones locales de las
hojas calentadas “entre ceniza o rescoldo muy caliente”, o bien “majadas”
o “hechas una pelotilla” o “borujo”. Estaban indicadas para los dolores de
cabeza, estómago, ijada, muelas y otras partes del cuerpo42. La traduc-
ción de la obra de Monardes a las principales lenguas contribuiría, que
duda cabe, a la expansión del tabaco y su uso medicinal fue ganando
espacio en farmacopeas, herbarios, diccionarios y textos de medicina.
41
MONARDES, N., 1580. Cfr. f. 32.
42
LÓPEZ PIÑERO, J.M., “Introducción”. En: MONARDES, N. La Historia Medicinal de las cosas que se
traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574): 1-74. Madrid, Ministerio de Sanidad y Consumo,
1989. Cfr. pág. 49.
222 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
No tardaron en aparecer las primeras manifestaciones sobre los efec-
tos nocivos del nuevo hábito. La polémica entre los partidarios de su
empleo y los detractores del mismo ya había comenzado en las primeras
décadas del siglo XVII, cuando gracias a su empleo medicinal se asiste a
la gran eclosión de la industria tabaquera. El siglo XIX supondría la intro-
ducción del cigarrillo, en cuya diseminación jugaron un papel importante
los soldados. Así, se cuenta que en la guerra entre Turquía y Egipto (1832)
a los soldados de este último país se les ocurrió rellenar los cartuchos de
sus fusiles con picadura de tabaco, creando así el primer cigarrillo.
43
GOMIS BLANCO, A. “La tintura y las plantas tintóreas americanas”. En: FERNÁNDEZ PÉREZ, J. y GON-
ZÁLEZ TASCÓN, I. (eds.) La agricultura viajera. Cultivos y manufacturas de plantas industriales y ali-
mentarias en la España y en la América virreinal: 195-211. Barcelona, Lunwerg Editores S.A, 1990.
Palo de Campeche
Achiote
44 CABELLO CARRO, P. “Tinturas y colorantes de la América indígena” En: Catálogo de la exposición plan-
tas tintóreas y su uso: 47-71. Madrid, Real Jardín Botánico – CSIC, 1982.
45 PATIÑO, V.M. Plantas cultivadas y animales domésticos en América equinoccial. Tomo III. Fibras, Medi-
cinas, Misceláneas. Cali, Imprenta Departamental, 1967. Cfr. pág. 146.
224 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
Cochinilla
“Ay otros tunales, que aunque no dan este fruto, lo estiman mucho
mas, y lo cultivan con gran cuydado, porque aunque no dan fruta de
tunas, dan empero el beneficio de la Grana. Porque en las hojas de
este árbol, quando es bien cultivado, nacen unos gusanillos pegados
a ella, y cubiertos de cierta telilla delgada: los quales dedicadamente
cogen, y son la Cochinilla tan afamada de Indias, con que tiñen la
Grana fina: dexanlos secar, y así secos los traen a España, que es una
gruesa y rica mercadería: vale la arroba de esta Cochinilla o Grana
muchos ducados. En la flota del año ochenta y siete vinieron cinco
mil y seyscientas y setenta y siete arrobas de Grana, que montaron
doscientos y ochenta y tres mil y setecientos y cincuenta pesos, y de
ordinario viene cada año semejante riqueza”46.
46
ACOSTA, J. DE, 1590. Cfr. págs.254-255.
Corolario
Hasta hace poco más de cinco siglos, las civilizaciones del Viejo Mundo
tan sólo controlaban el 20% de la superficie de los continentes. Tras el
descubrimiento de América, y poco a poco, el hombre llegó a conocer
la totalidad del planeta. Los logros biológicos (alimentos, medicamen-
tos, especies tintóreas) alcanzados en estos cinco siglos superan, con
mucho, los objetivos de las primeras expediciones enviadas por la Corona
de Castilla de buscar oro y metales preciosos. Pensemos que la cosecha
de patatas de un año alcanza más valor que todo el oro y la plata que se
extrajo del Nuevo Mundo a lo largo del tiempo. Así, en el año 2006
supuso, a precio de consumidor, 184.000 millones de dólares. Hoy en
día la patata se produce en 148 de los 198 países del mundo49. Y este
es sólo uno de los productos de los Virreinatos que viajaron al Viejo
Mundo.
47
ALZATE, J.A. DE. Memoria en que se trata del insecto Grana o Cochinilla, de su naturaleza y serie, de
su vida, como también del método para propagarla y reducirla al estado en que forma uno de los ramos
más útiles del Comercio, 1795.
48 PÉREZ ARCAS, L. Elementos de Zoología, 5ª edición. Madrid, 1883. Cfr. pág. 455.
49 Estos datos figuran en la introducción del capítulo de MASSON MEISS, L. “La papa entre las gran-
des culturas andinas”, En: LÓPEZ LINAGE, J. (ed.). La patata en España: historia y agroecología del
tubérculo andino: 11-88. Madrid, Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, 2008.
226 Desde la memoria. Historia, Medicina y Ciencia en tiempo de... Los Virreinatos
El libro recoge las conferencias del ciclo Desde
la Memoria, dedicado en esta ocasión a los
Virreinatos, en conmemoración del bicentena-
rio de la independencia de la América Latina.