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INFORME GRUPO N°6

INSTITUCIONES JURIDICAS
Artículo 59 del Código del Notariado

1. Autorización para enajenar bines de menores


2. Deslinde y Amojonamiento
3. Conciliación y Arbitraje
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE HONDURAS
EN EL VALLE DE SULA

MÓDULO DE DERECHO REGISTRAL Y NOTARIAL

INFORME SOBRE LAS INSTITUCIONES JURIDICAS QUE REGULA EL


ARTÍCULO 59 DEL CÓDIGO DEL NOTARIADO

Grupo: N°6

Integrantes:
1. Ana Sofía Sánchez 20152000414
2. Oscar Alfredo Fernández Fernández 20152000420
3. Dunia Nikte Gómez Velásquez 20152000484
4. Cesar Eduardo García Hill 20152000795
5. Karina Yolibeth López Márquez 20152000990
6. Lenin David Orosco Maldonado 20152001096
7. Mónica Gissell Boesch Flores 20152001144
8. Lourdes Edith Maradiaga Maldonado 20152001210

Catedrático: Abogado y Notario Killer Acosta García

Clase: Módulo de Derecho Registral y Notarial (Pasantía “C”)

Modalidad de la clase: Virtual.

Asunto: Informe sobre Instituciones Jurídicas que regula el artículo 59 del Codigo del
Notariado:
1. Autorización para enajenar bienes de menores,
2. Deslinde y Amojonamiento, y
3. Conciliación y Arbitraje

Sección: 19:00

Lugar y fecha: San Pedro Sula, Departamento de Cortés; 11 de Abril del 2021

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INDICE
Contenido

I. OBJETIVOS ........................................................................................................................... 4

1. OBJETIVO GENERAL ....................................................................................................... 4

2. OBJETIVOS ESPECIFICOS............................................................................................... 4

II. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 5

III. MARCO TEORICO ........................................................................................................... 6

1. AUTORIZACION PARA ENAJENAR BIENES DE MENORES..................................... 7

a. Origen, Antecedentes y Evolución Histórica ................................................................... 7

b. Regulación Jurídica .......................................................................................................... 9

c. Definición y Generalidades ............................................................................................ 12

d. Procesos Judicial ............................................................................................................ 13

e. Proceso Notarial ............................................................................................................. 14

2. DESLINDE Y AMOJONAMIENTO ................................................................................ 15

a. Origen, Antecedentes y Evolución Histórica ................................................................. 15

b. Regulación Jurídica ........................................................................................................ 19

c. Definición y Generalidades ............................................................................................ 22

d. Procesos Judicial ............................................................................................................ 23

e. Procesos Notarial ............................................................................................................ 24

3. CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE .................................................................................... 25

a. Origen, Antecedentes y Evolución Histórica ................................................................. 25

b. Regulación Jurídica ........................................................................................................ 31

c. Definición y Generalidades ............................................................................................ 31

d. Procesos Judicial ............................................................................................................ 33

e. Proceso Notarial ............................................................................................................. 34

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IV. CONCLUSIONES ............................................................................................................. 37

VI. BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................... 38

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I. OBJETIVOS
1. OBJETIVO GENERAL
 Conocer los antecedentes, las generalidades, características, fundamentos y
procedimientos de algunas de las instituciones jurídicas que regula el Código del
Notariado, y que el notario puede desarrollar en sede notarial.

2. OBJETIVOS ESPECIFICOS
 Conocer el origen y la evolución histórica de las instituciones jurídicas denominadas:
Autorización para enajenar bienes de menores, Deslinde y Amojonamiento, y,
Conciliación y Arbitraje.
 Definir y caracterizar las instituciones jurídicas denominadas: Autorización para
enajenar bienes de menores, Deslinde y Amojonamiento, y, Conciliación y Arbitraje.
 Mencionar las disposiciones normativas vigentes, que regulan las Instituciones Jurídicas
llamadas: Autorización para enajenar bienes de menores, Deslinde y Amojonamiento, y,
Conciliación y Arbitraje.
 Explicar el proceso que se aplica a las instituciones jurídicas denominadas: Autorización
para enajenar bienes de menores, Deslinde y Amojonamiento, y, Conciliación y
Arbitraje, cuando estas se manejen en los juzgados respectivos.
 Explicar de forma general el proceso que se aplica a las distintas instituciones Jurídicas,
cuando las mismas se desarrollan en sede judicial.
 Ejemplificar tramite completo en sede notarial de la institución jurídica denominada:
Deslinde y Amojonamiento; desde la presentación de la solicitud, hasta la respectiva
inscripción en el registro y catastro correspondiente cuando se requiere.

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II. INTRODUCCIÓN
El estudio del derecho notarial implica el análisis de varias figurar jurídicas que están plasmadas
en el derecho civil de nuestra nación, resaltando así, que el valor intrínseco de las mismas hace
referencia a regular las relaciones sociales de las personas y salvaguardar los bienes jurídicos
protegidos.

La autorización para enajenar bienes de menores, es una figura que opera salvaguardando el
principio denominando interés superior del niño, pues nadie tiene el poder de disponer por si,
de los bienes que le pertenecen como tal.

El deslinde y amojonamiento funciona como una forma de distinguir los derechos reales sobre
un determinado terreno y que dicho derecho tenga plena validez por sobre otras personas, que
intenten sobrepasar el área limítrofe de dichos terrenos.

En cambio la conciliación y el arbitraje, lo que buscan es mostrar medidas alternas a la población


para solventar sus conflictos de forma expida y con plena validez legal, reduciendo tiempo, y
costo económico en la vía procesal.

En estos procesos el juez o notario, según sea el caso, actúa como un veedor del estado
garantizando la seguridad jurídica de las personas y velando a la vez por el adecuado respeto
entre ellas, pues respeta su voluntad y la libre disposición en cuento a su determinación.

Es por ello, que a continuación se presenta un informe en el que se explican tres instituciones
jurídicas de jurisdicción voluntaria que se pueden ventilar tanto en vía judicial como en sede
notarial, detallando su origen y evolución historia, su definición y caracterización legal, su
regulación jurídica y la explicación del proceso en ambas vías.

A la vez se presenta el tramite completo en sede notarial de la institución jurídica denominada


deslinde y amojonamiento; esperando que lo aquí desarrollado sea de su agrado y fortalezca el
límite del conocimiento como lo ha hecho con el grupo de trabajo.

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III. MARCO TEORICO
Las Instituciones Jurídicas son un conjunto de normas jurídicas complejas, duraderas
relacionadas entre sí que tienen carácter obligatorio que son promulgadas por el estado y
que regulan la actividad del hombre en su especifica condición humana. (Unknown, 2017)

Según dice el Dr. Rafael Caldera: "Las instituciones jurídicas, tienen una finalidad colectiva, la
cual es la conservación y perfeccionamiento del orden social, la seguridad y bienestar de los
ciudadanos, y que tienen la particularidad de ser coercibles para lo cual requieren haber sido
promulgadas por la autoridad".

La legislación hondureña reconoce diferentes tipos de Instituciones Jurídicas, algunas de


carácter contencioso y otras que pueden ser no contenciosas, es decir de jurisdicción voluntaria.

Respecto a ello, el Codigo del Notariado en Honduras reconoce en su artículo 59 como


instituciones jurídicas no contencioso y que puede ser sometidas al conocimiento de los notarios
las siguientes:
1. Rectificación de inscripciones en el Registro Civil;
2. Patrimonio familiar;
3. Habilitación para comparecer en juicio;
4. Emancipación voluntaria;
5. Habilitación de edad;
6. Información ad-perpetuam;
7. Divorcio por mutuo consentimiento;
8. Inventarios solemnes;
9. La separación de hecho;
10. Conciliación y arbitraje;
11. Autorización para contraer segundas y ulteriores nupcias;
12. Autorización para enajenar bienes de menores;
13. Deslinde y amojonamiento;
14. Celebración de matrimonios;
15. Calificación de edad;
16. Cesación de comunidad; y,
17. Partición de bienes.

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Los asuntos no contenciosos o de jurisdicción voluntaria según (Navarro, 2018)se definen
como aquellos asuntos que alguien solicita o pide por propia iniciativa a un juez o notario, para
que éste adopte una decisión sobre un asunto, en el que no hay contienda, pues es un acto
meramente voluntario.

Por tanto, bajo tales premisas conoceremos tres instituciones jurídicas no contenciosas que
pueden ser sometidas al conocimiento de un notario, siendo estas:
1. Autorización para enajenar bienes de menores
2. Deslinde y Amojonamiento
3. Conciliación y Arbitraje

1. AUTORIZACION PARA ENAJENAR BIENES DE MENORES


a. Origen, Antecedentes y Evolución Histórica
El enajenar bienes de menores es una institución jurídica que se basa en la necesidad de limitar
las facultades del ejerciente de la patria potestad en el proceso de administración y en la
enajenación de los bienes de los menores, que fue creada en el Derecho Romano, pero advertida
como tal en el Derecho medieval español y que asoma en los textos del Fuero Juzgo y de las
Partidas. (Vasquez, s.f.)

En el Derecho romano, la enajenación de bienes de los menores, tiene su origen en la existencia


de dos institutos que cumplían la función de guarda y protección del menor o incapacitado,
siendo estos:
1. La tutela y
2. La curatela.

La más célebre definición de la tutela se atribuye a Servio Sulpicio Rufo, que se refiere a ella
como: “Un poder y una potestad sobre una persona libre que permite y otorga el derecho civil,
para proteger a quien por razón de edad no puede defenderse por sí mismo”.

De dicha definición se debe comprender, que en un primer momento, la tutela se configuró en


Roma como un poder o potestad encomendado por la ley al heredero varón más próximo
(proximus agnatus) y que dicho poder lo ostentaba el pater-familia quien gozaba de plena
potestad sobre los impúberes y las mujeres.

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En la época Romana el poder del tutor o paterfamilias era tal, que a su muerte la familia no se
disgregaba, sino que se mantenía unida, pasando la potestad a la persona por él designada, pues
las facultades o poderes del tutor eran, en un principio, de gran amplitud puesto que hacía y
recibía pagos, invertía a su antojo los capitales, e incluso podía pignorar y enajenar los bienes
del pupilo; en definitiva, se comportaba como si fuese el dueño del patrimonio pupilar.

Luego se fue modificando la figura del tutor, y la esencia del cargo consistía en integrar la
capacidad del pupilo, cuya voluntad, sin estar totalmente ausente, se completaba con la del tutor
mediante la auctoritas interpositio. Es decir, dicha auctoritas presuponían un complemento de
los actos realizados por el pupilo que servían como cooperación a la capacidad del sujeto, dando
validez jurídica al acto. Por ello, resultaba indispensable que el tutor estuviera presente en el
momento de prestar su auxilio; ya que el menor, en cierto modo, celebraba por sí mismo el acto
jurídico de que se tratase gracias al consentimiento que el tutor inmediatamente le otorgaba.

Sin embargo, en ocasiones, además de la auctoritas interpositio, el tutor ostentaba el negotiorum


gestion o derecho de administrar el patrimonio del incapaz, en cuyo caso no se limitaba a asistir
al pupilo, sino que, lo sustituía en los actos concernientes a sus bienes, actuando bajo su
exclusiva responsabilidad.

En tales casos, el tutor realizaba y concluía los negocios del pupilo como si se tratase de negocios
propios, de manera que ante el Ius Civile adquiría derechos y asumía obligaciones,
convirtiéndose personalmente en propietario, acreedor y deudor. En cambio, las atenciones
materiales de alimentación y educación del pupilo no formaban parte de las actividades del tutor,
correspondiendo a la madre el cuidado y asistencia del incapaz en los restantes ámbitos en que
requería.

Es de aquí donde surge la Curatela consiste en un encargo de administración, tanto de bienes


públicos, con especiales competencias administrativas (curator viarum, aquarum) como de
bienes privados. (Derecho UNED, 2019)

Para la administración de los bienes de los menores se creó la curatela de los menores (cura
minorum), para comprender este tipo de curatela se debe recordar que los púberes entre 12 y
25 años podían hacer todo tipo de negocio jurídico, pero que como consecuencia de su corta

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edad frecuentemente salían perjudicados por su inexperiencia, hecho que daba lugar a que un
páter familia o un designado administrara y manejara sus bienes como si fuesen propios.

Posteriormente, la enajenación de bienes de menores es una figura que se encontraba regulada


en el Compendio de contratos públicos, publicado en el año 1704. En esta obra, a través de un
breve capítulo consagrado a “Ventas de bienes de menor”, y en base a normas de las Partidas y
de las Recopilaciones, el autor resume el procedimiento a seguir y el porqué del mismo, en otras
palabras: ofrece otorgar escritura de venta de bienes de menores, por no tener cómoda división,
o por otras razones, y para ello establece que debe de hacerse una petición ante la justicia,
proponiendo la causa, y la información de utilidad, para luego hacer el respectivo remate, y por
auto dar licencia para otorgar escritura.

Respecto a esta institución jurídica, Melgarejo también formula algunas observaciones de índole
práctica en orden a la tramitación del expediente y ofrece un completo formulario para éste, que
abarca desde el pedimento inicial hasta las resoluciones judiciales.

Finalmente, viene la época de la codificación a nivel mundial y la enajenación de bienes de los


menores adquiere plena eficacia jurídica, basándose dicho proceso en que el padre no puede
enajenar los bienes inmuebles del hijo en que le corresponda el usufructo y la administración,
ni gravarlos de ningún modo, sino por causas de absoluta necesidad o evidente utilidad, y previa
la correspondiente autorización del Juez del domicilio; hecho que en la actualización también
puede ser autorizado por notarios públicos, quienes están investidos de la fe pública notarial,
mediante la realización de actos no contenciosos, también llamados actos de jurisdicción
voluntaria.

b. Regulación Jurídica
La Institución Jurídica denomina Autorización para enajenar bienes de menores es una figura
regulada en:
1. La Constitución de la Republica (Articulo 119)
2. El Codigo Civil (Artículos 257,275, 468 y 501)
3. El Codigo de Familia (Artículos 192 y 300)
4. El Codigo de Notariado (Articulo 59.133)
5. El Codigo Procesal Civil (Articulo 919)

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6. El Codigo de Procedimientos Civiles de 1906 (Artículos 967, 1046,1047) y
7. Reglamento del Codigo del Notariado (Articulo 58, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 67 y 69)

El artículo 119 Constitucional establece que el Estado tiene la obligación de proteger la


infancia, por lo tanto, es deber de él, garantizar su seguridad jurídica y velar por sus derechos.

El Codigo Civil de Honduras respecto a la enajenación de los bienes de los menores señala lo
siguiente:

Artículo 257. No se podrán enajenar ni hipotecar en caso alguno los bienes raíces del hijo, aun
pertenecientes a su peculio profesional o industrial, sin autorización del Juez, con conocimiento
de causa.

Artículo 275. El menor habilitado de edad no podrá enajenar o hipotecar sus bienes raíces, ni
aprobar las cuentas de su tutor o curador, sin previa autorización judicial; ni se concederá esta
autorización sin conocimiento de causa.

La enajenación de dichos bienes raíces, autorizada por el Juez, se hará en pública subasta.

Artículo 468. No será licito al tutor o curador, sin previo decreto judicial, enajenar los bienes
raíces del pupilo, ni gravarlos con hipoteca o servidumbre, ni enajenar o empeñar los muebles
preciosos o que tengan valor de afección; ni podrá el Juez autorizar esos actos, sino por causa
de utilidad o necesidad manifiesta.

Artículo 501. Si los frutos de los bienes del pupilo no alcanzaren para su moderada sustentación
y la necesaria educación, podrá el tutor enajenar o gravar alguna parte de los bienes, no
contrayendo empréstitos ni tocando los bienes raíces o los capitales productivos, sino por
extrema necesidad y con autorización judicial.

El Codigo de Familia, respecto a esta Institución jurídica dice lo siguiente:

Artículo º 192 Los padres no pueden enajenar ni gravar los bienes de los hijos sujetos a patria
potestad, ni contraer en nombre de ellos obligaciones que excedan los límites de una normal
administración, sino por causa justificada de absoluta necesidad y utilidad en beneficio del
menor, previa autorización del tribunal competente y con intervención del Ministerio Público.

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En el caso de bienes muebles no será necesaria la autorización cuando su valor no excediere de
mil lempiras.

Artículo º 300 El tutor necesita autorización judicial para: 1) Enajenar o gravar bienes inmuebles
o derechos reales del menor o incapacitado; para dar los primeros en arrendamiento por más de
tres años, o con anticipo de renta por más de un año; para hacer o reconocer mejoras que no
sean necesarias para constituir servidumbres pasivas, y en general, para celebrar otra clase de
contratos que afecten el patrimonio del pupilo, siempre que pasen de Quinientos Lempiras
(L.500.00).

Ya en la parte procesal, se debe mencionar que la Autorización para enajenar bienes de menores
es un acto de Jurisdicción voluntaria, mismo que es regulado en el código procesal civil y en el
Codigo de Notariado.

Los actos de jurisdicción voluntaria según lo estipulado en el artículo 919 del Codigo Procesal
Civil serán conocidos y desarrollados conforme al procedimiento estipulado en el Codigo de
Procedimientos Civiles de 1906, debido a que hasta la fecha, Honduras no cuenta con una ley
de Jurisdicción Voluntaria.

Por lo tanto, el Codigo de Procedimientos Civiles respecto a la autorización para enajenar bienes
de los menores, señala lo siguiente:

Artículo 1046: Establece que “Cuando deba obtenerse autorización judicial para enajenar o
gravar los bienes inmuebles de los incapaces, los derechos anexos a dichos bienes, o para darlos
en arrendamiento, se expresarán la causa o razones que exijan o legitimen estas medidas,
acompañando los documentos necesarios u ofreciendo información sumaria para acreditarlas y
en todo caso se dará audiencia al Fiscal. Si se concediere la autorización, fijará el Juez un plazo
para que se haga uso de ella. En caso de no fijar plazo alguno, se entenderá caducada la
autorización en el término de seis meses.

Artículo 1047: Señala que cuando la enajenación se haya verificado para cubrir con su producto
algún objeto determinado, el Juez señalará al guardador el plazo dentro del cual deberá acreditar
que el producto de la enajenación se ha invertido en su objeto.

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En cambio, ya la Enajenación de bienes de menores en vía notarial tiene su origen en el artículo
59 numeral trece (13), estableciendo esta institución jurídica como uno de los asuntos no
contenciosos que pueden conocer los Notarios.

De igual manera el Reglamento del Código de Notariado en su artículo 69 señala que los
notarios que conozcan de una solicitud para enajenar bienes de menores, no podrán resolverla
sin haber agotado el procedimiento que para este efecto establece el Libro IV, Titulo III,
Artículos 1046 y 1047 del Código de Procedimientos Civiles de 1906.

En ese mismo artículo se establece la prohibición de que el notario que haya emitido resolución
de autorización para enajenar bienes inmuebles de menores, no podrá autorizar la escritura
contentiva del contrato de enajenación de dicho bien inmueble.

Es así, que más adelante se explica, como se desarrolla el proceso tanto en vía judicial, como en
vía notarial.

c. Definición y Generalidades
La Autorización para enajenar bienes de menores es la institución jurídica que busca proteger
los intereses de los menores de edad y de los incapacitados cuando sobre sus bienes o parte de
ellos se pretenda realizar alguna operación de enajenación, de gravamen o de transacción
(Enciclopedia Juridica , 2020).

Para que opere este institución jurídica, es preciso que la respectiva autorización la pida el padre
la madre o tutor, que se exprese el motivo de la operación, que se justifique la necesidad de la
misma, y que sea oído el fiscal, pues este último vela por los interés del menor.

La autorización, por lo tanto, es una especie de permiso, que consiste en dar consentimiento ya
sea el Estado a través de los órganos judiciales o por un notario, para que otros hagan o dejen
de hacer algo que tiene que ver con bienes propiedad del menor, el cual se encuentra bajo una
incapacidad relativa.

Esta persona autorizada, debe tener la postead de administración de los bienes del menor o ser
su tutor, pues la ley solo permite enajenar bienes de menores con el fin de garantizar la:
1. La Manutención o
2. El Cuidado del menor.

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En Honduras son menores de edad aquellas personas que tengan menos de 18 años, pues es
hasta esta edad, que a los seres humanos se les inicia a reconocer en nuestro país como sujetos
de derechos y obligaciones.

En referencia a los menores de edad, es menester preguntarse quiénes puede tener la condición
de representantes de estas personas y pueden serlo:
1. Los padres que no hayan sido excluidos de la patria potestad sobre ellos.
2. El tutor que haya sido nombrado.
3. El curador especial que haya sido nombrado para el cuidado de sus bienes.

Debe recordarse por lo tanto, que los actos de administración son diferentes de los actos de
disposición sobre los bienes administrados. Por ejemplo: son actos de administración, cuidar los
bienes, arreglar los desperfectos que estos tengan, entre otros actos similares. Por su parte, un
acto de disposición será, por ejemplo, vender los citados bienes.

d. Procesos Judicial
Para conocer el proceso judicial que se debe seguir para obtener la autorización para enajenar
los bienes de menores, es necesario recordar que el Código Civil ordena que los padres de
familia deben procurar la guarda del patrimonio de sus hijos a través de su administración,
cuando estos últimos tengan derecho de dominio sobre bienes inmuebles. Así que siempre que
los padres del menor pretendan enajenar (disponer) o gravar (afectar el uso) los bienes inmuebles
de este, debe elevarse la petición ante un juez de familia.

En ese sentido, el juez determinará la conveniencia del acto dispositivo para los intereses del
menor de edad, siempre que se demuestre la utilidad o necesidad manifiesta de la enajenación o
el gravamen del bien.

Sin perjuicio de la competencia judicial, la solicitud y trámite correspondiente de autorización


para enajenar bienes o cuotas partes de estos, cuya propiedad sea de menores de edad o de
incapaces mayores de edad podrá hacerse también por escritura pública, ante notario. La
solicitud la suscribirán los padres del menor o los guardadores según sea el caso.

En vía judicial, se debe presentar la solicitud ante el Juzgado de Familia, para que este admita
la misma, remita el respectivo expediente a la fiscalía y convoque a una audiencia, en la que

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escuchara la opinión fiscal, al interesado y a los testigos en caso de haberlos, para luego emitir
una sentencia, misma que autoriza o deniega el respectivo proceso de enajenación; la cual se
debe de inscribir en el registro correspondiente para proceder a la venta o gravamen del bien
propiedad del menor.

e. Proceso Notarial
Para lo solicitar la autorización de enajenación de los bienes del menor, el padre o tutor debe
presentar una solicitud ante el notario, misma que debe contener:
1. La designación del notario a quien se dirija.
2. Nombres, apellidos, identificación, edad, nacionalidad, domicilio y residencia de los
solicitantes, quienes afirmarán y acreditarán la calidad en que hacen la solicitud.
3. Lo que se pretende, identificando el bien o los bienes objeto de la enajenación, con
precisión y claridad, y si se trata de bien o bienes inmuebles identificándolos por su
ubicación, dirección, número de matrícula inmobiliaria y cédula catastral;
4. Declaración expresa del valor catastral del bien o de los bienes que se pretenden,
5. Razones por las cuales se justifica la necesidad de la venta del bien o los bienes
6. Fundamentación Jurídica
1. Petición
2. Lugar y fecha y
3. Firma del solicitante

A la solicitud también se le deben adjuntar los anexos.

Recibida la solicitud de autorización de enajenación de los bienes del menor, el notario dictara
un auto de admisión de la solicitud, notificara a las partes, dará traslado de la misma al ministerio
público para que brinde su respectiva opinión fiscal, aprobando, negando o condicionando la
enajenación del bien o de los bienes objeto de la solicitud y en su caso citara a los testigos

Habiendo escuchado a estos, el notario dictara resolución definitiva a través de instrumento


público protocolizado, del cual emitirá una copia para proceder a la inscripción de la
autorización y a la respectiva enajenación del bien en caso de hacer sido autorizado .

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2. DESLINDE Y AMOJONAMIENTO
a. Origen, Antecedentes y Evolución Histórica
El deslinde y el amojonamiento son figuras jurídicas que pertenecen al derecho de propiedad,
por tanto su génesis se encuentra en este.

El derecho de propiedad según (Ortega, 1961) se remonta desde los tiempos primitivos, hecho
mismo por el cual, el deslinde siendo parte del derecho de propiedad, comenzó a existir al mismo
momento que aquél.

En la antigüedad se practicaba y atribuía gran importancia, al extremo de poner los mojones


bajo la protección de los dioses y el deslinde era considerado indispensable para conservar la
paz y estimular la agricultura, por lo tanto, bajo tales premisas en Grecia y Roma.se
establecieron penas para los que destruían los mojones, violando los linderos.

El deslinde es la institución jurídica que los antiguos decidieron poner bajo el amparo de la
Religión llevando a cabo la protección de los linderos con el culto a los muertos.

Ejemplo de lo anterior, ocurrió entre las ciudades de Cartago y Cirene, quiénes dieron fin a una
larga guerra por disputa de límites entre ambas ciudades y mediante la inmolación de los Filenos,
quiénes haciéndose enterrar vivos lograron que el lugar de su sepultura sirviera de límites entre
las dos ciudades en guerra.

Los Romanos pusieron sus campos bajo la protección del dios "Termino" y cada mojón
representaba a este dios.

Es importante mencionar que en Roma las penas severas que se establecieron para aquellos que
arrancaban o mudaban de sitio los mojones, representaban más que un crimen, un ultraje a la
Religión; por lo que las penas consistían en que:
1. El que quitaba o sacaba de su lugar los mojones que servían para separar y distinguir los
caminos, jurisdicciones o heredades, incurrían en pena arbitraria, que podía ser mayor o
menor, según las circunstancias y la calidad del hecho y de las personas.
2. Si el que quitaba o mudaba de sitio los mojones, lo hacía con el objeto de aumentar su
heredad en perjuicio de la del vecino, debía ser condenado a destierro temporal, si
pertenecía a la clase distinguida, y a dos años de trabajos públicos, si era de vil condición.

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3. El que durante el transcurso de un pleito y para oscurecer el mismo o extinguir los
derechos de su adversario, arrancaba o se llevaba los mojones, era castigado
arbitrariamente, según la naturaleza y la trascendencia de su delito.
4. Si la mudanza de los mojones se hacía por pura malicia y sin ningún interés particular,
se reducía la pena a la satisfacción de daños y perjuicios.
5. El que se llevaba los mojones para aprovecharse de ellos era castigado como reo de
hurto.

Respecto al deslinde y al Amojonamiento, el Feudalismo adoptó la "Actio finium regumdorum"


que era pedida al pretor para que marcara la línea de demarcación entre sitios colindantes,
permitiendo al demandante, mediante la adjudicatio, recobrar la porción del inmueble de que
hubiese sido desposeído por la confusión de límites, ya que por la adjudicatio autorizaba al Juez
para determinar la propiedad de lo que pareciera pertenecer a cada colindante.

En el pueblo hebreo, el que pasaba los mojones o los variaba era maldito. Solón dictó leyes
especiales en Atenas. En la España del Fuero Juzgo, el esclavo que movía el lindero, era azotado,
y al que no lo era, se le castigaba con penas pecuniarias.

Otro aspecto importante que se debe mencionar es que en los tiempos antiguos el apeo o
amojonamiento de los términos deslindados se realizaba mediante la colocación de piedras de
mayor o menor tamaño, en las cercanías de un elemento destacado del terreno, de un edificio o
de cualquier construcción que era fácilmente reconocible a cierta distancia. Por lo general, los
mojones, hitos, ilsos, o cabidos eran piedras muertas, labradas en forma de cono o
paralelepípedo, que se fijaban en el terreno a una profundidad suficiente para evitar su caída.

En ocasiones, y especialmente en parajes donde abundan las piedras, los hitos o mojones se
alzan sobre una base de restos de teja, escoria o ceniza, que se depositan bajo el mojón. De esta
manera, en caso de confusión de unas piedras con otras, puede comprobarse la autenticidad del
mojón, simplemente procediendo a su desenterramiento.

También se utilizan como mojones las piedras vivas asentadas de modo natural sobre el terreno,
a las que se da la forma correspondiente por el cantero que acompaña a los oficiales que
practican los deslindes.

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Unas y otras suelen grabarse a cincel con símbolos de la jurisdicción regia o señorial (armas
reales, escudos señoriales, cruces, etc.), cuando se trata de delimitar los espacios de una u otra
jurisdicción, si bien en la actualidad no quedan apenas restos de tales signos, más que en la
documentación; o en caso de deslinde entre concejos, con las iniciales de los lugares confinantes,
orientándose la cara del mojón con la letra inscrita hacia el término respectivo.

En algunas mojoneras, además de las iniciales de los términos deslindados, consta la numeración
de cada mojón, lo que facilita el reconocimiento en su secuencia de la línea divisoria, o incluso,
una muesca o señal indicativa en la cima del mojón, que marca la dirección de la línea mediante
la unión del anterior y el posterior.

El tamaño de los hitos o mojones dependía de la significación del deslinde. Un simple apeo de
pastos o de aprovechamientos se señalizaba con pequeños hitos de piedra, sin inscripción
alguna. O prescindiendo de las piedras, con zanjas o cárcavas abiertas en la tierra, o con
montones de tierra y piedra, siempre resaltados sobre el terreno. Por el contrario un deslinde
jurisdiccional, entre municipios o provincias, o entre territorios sometidos a distintas
jurisdicciones (señorial, real o eclesiástica), se identificaba con grandes piedras de mampostería,
visibles a cierta distancia, y situadas en lugares significativos del terreno.

Todavía hoy en la toponimia se refleja la existencia desde el tiempo inmemorial de hitos, ilsos
o mojones de un tamaño considerable.

Se debe mencionar que en los reinos de Castilla y León se redactan pactos por escrito, dando
lugar a las «ordenanzas comunes de pastos y abrevaderos», que tenían por objeto, además de
dejar a salvo la pertenencia jurisdiccional de los terrenos de uso común, la señalización de una
zona de pastos para aprovechamiento del ganado, o para el corte de la madera, sin perjuicio en
todo caso, de los límites y términos de cada uno de los concejos.

Este tipo de acuerdos respondían a una larga tradición de uso común de pastos, leñas, etc., que
solían redactarse por hombres buenos designados por las jurisdicciones afectadas, refrendándose
su contenido por las autoridades locales reunidas en concejo.

Muy frecuente es en los territorios del Señorío de Vizcaya y de Guipúzcoa, y en general en los
territorios septentrionales de montaña, el régimen de propiedad comunal de montes cuyo
disfrute y titularidad aparecía repartido entre varios pueblos o comunidades vecinales, a veces

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integradas en jurisdicciones diferentes, el reparto de los aprovechamientos se realizaba en
términos de igualdad entre las entidades copartícipes, creándose una junta o hermandad con
representación de todos los concejos, que se ocupaba de la administración y aprovechamiento
de los productos (pastos, leñas) de los montes.

Los deslindes históricos tienen una decisiva importancia en la delimitación de los espacios
jurisdiccionales asignados a los municipios en el momento de su constitución, coincidiendo con
las reformas administrativas impulsadas por el liberalismo, en tanto que las líneas divisorias,
salvo que por algún título se realice su revisión, se han mantenido sin alteración antes y después
de la implantación de los municipios constitucionales.

El deslinde no aparece tratado en idéntica forma en los diversos Códigos de Europa y América.

Consiste tal diversidad de método, en las diferentes manera de ser considerado el derecho de
deslinde y amojonamiento, por lo que hace referencia a la razón de su ejercicio; esto es, a
determinar si aquel debe ser considerado como una modificación restrictiva de la propiedad, o
como una necesaria consecuencia del principio que a ésta informa, y que, lejos de ser restringido
por el deslinde, con él se determinan y completan las facultades inherentes al dominio.

Las legislaciones de Francia y Bélgica, entiende que la demarcación de las fincas rústicas cede
en beneficio de las servidumbres que tienen su origen en la situación de las fincas.

El Código de Colombia si bien llega hasta reconocerle como un derecho en favor del dueño de
un predio sobre todos los otros predios colindantes, por lo que denomina el deslinde servidumbre
positiva legal, que lleva en el predio sirviente la obligación de hacer algo.

El de Uruguay lo estima surgido de una obligación independiente de todo convenio y que se


produce por ministerio de la Ley; y los de México, Guatemala, Chile y Venezuela atribuyen al
derecho de demarcación el propio carácter de servidumbre.

Por otra parte, el código de la República de Argentina ofrece la particularidad de desenvolver la


doctrina del deslinde en el tratado relativo al condominio por confusión de límites.

Más acertadamente se debe comprender, que no ve en el deslinde ni una servidumbre, ni una


obligación anterior a la ley positiva, ni menos un remedio contra la indivisión por confusión de
límites, sino un derecho de verdadera exclusión, derivado del primario de propiedad, merced a

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cuyo derecho todo propietario, por el hecho de serlo, tiene atribuida por la ley la facultad de
gozar de las cosas que le pertenezcan, excluyendo de su disfrute a cualquier otra persona y
utilizando a ese fin todos aquellos medios que la ley no prohíbe (Agustin, 2018).

De esta acertada concepción del derecho de deslinde, es que se supone que el dueño del
inmueble, es dueño de la demarcación de sus fincas en cualquier tiempo, pudiendo obligar a los
colindantes a concurrir para aceptar lo hecho, pero respetando siempre las servidumbres
legalmente constituidas.

b. Regulación Jurídica
El deslinde y Amojonamiento son una Institución Jurídica regulada en:
1. La Constitución de la Republica (Articulo 103)
2. El Codigo Civil (Articulo 2294)
3. El Codigo Procesal Civil (Artículos 400.g, 624.2, 625 y 919)
4. El Codigo de Procedimientos Civiles de 1906 (Artículos del 1072 al 1081)
5. El Codigo del Notariado (Articulo 59.14 y
6. El Reglamento del Codigo del Notariado (Artículos 58, 60, 61, 62 y 67).

El deslinde y el amojonamiento son instituciones jurídicas que complementan el derecho de


propiedad, respecto a este derecho la Constitución de la Republica establece que el Estado
reconoce, fomenta y garantiza la existencia de la propiedad privada en su más amplio concepto
de función social y sin más limitaciones que aquellas que por motivos de necesidad o de interés
público establezca la ley.

Respecto al deslinde como tal, el Código Civil estipula que no prescribe entre coherederos,
condueños o propietarios de fincas colindantes la acción para pedir la partición de la herencia,
la división de la cosa común o el deslinde de las propiedades contiguas.

A la vez el Codigo Procesal Civil estipula que el deslinde y el amojonamiento pueden ser un
proceso contencioso o un proceso no contenciosos.

Respecto al proceso contencioso, estipula que se puede conocer por la vía del proceso abreviado,
cuando el propietario o poseedor, solicite rectificar el área o los linderos, o para que se limiten
éstos mediante deslinde.

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Para el deslinde se ofrecerá como prueba, el reconocimiento judicial del predio y en la sentencia
que se pronuncie se resolverá la línea divisoria de los inmuebles.

En cambio, cuando se trate el deslinde y amojonamiento como un asusto de jurisdicción


voluntaria se aplicara lo dispuesto en el artículo 919 y se procederá a lo señalado en el código
de procedimientos civiles de 1906, mismo que estipulan que:

Artículo 1072.- Puede pedir el deslinde y amojonamiento de un terreno, no sólo el dueño del
mismo, sino el que tuviere constituido sobre él algún derecho real para su uso y disfrute.

En la demanda expresará si el deslinde ha de practicarse en toda la extensión del perímetro del


terreno, o solamente en una parte que confine con heredad determinada; y manifestará los
nombres y residencia de las personas que deban ser citadas al acto, o que ignora estas
circunstancias.

Artículo 1073.- El Juez señalará día y hora en que haya de principiar el acto, haciéndolo con la
anticipación necesaria para que puedan concurrir todos los interesados, a quienes se citará
previamente en forma legal.

Los desconocidos o de ignorada residencia serán citados por medio de edictos, que se fijarán en
la tabla de avisos del Juzgado del pueblo en que radiquen la finca, y de aquel en que el citado
hubiere residido últimamente.

Artículo 1074.- Si el Juez de Letras no pudiere concurrir a la práctica del deslinde, dará comisión
al Juez de Paz del término en que radica la finca.

Artículo 1075.- No se suspenderá la práctica del deslinde, ni del amojonamiento, si también se


hubiere pedido, por la falta de asistencia de alguno de los dueños colindantes, al cual quedará a
salvo su derecho para demandar, en el juicio declarativo que corresponde.

Artículo 1076.- Tanto el que hubiere solicitado el deslinde, como los demás concurrentes a la
diligencia, podrán presentar en ella los títulos de sus fincas y hacer las reclamaciones que
estimen procedentes.

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También podrán concurrir a la diligencia, si uno o más de los interesados lo solicitaren, peritos
de su nombramiento o elegidos por el Juez, que conozcan el terreno y puedan dar las noticias
necesarias para el deslinde.

Artículo 1077.- Realizado sin oposición el deslinde, y el amojonamiento en su caso, se extenderá


con separación del expediente, una acta expresiva de todas las circunstancias que den a conocer
la línea divisoria de las fincas, los mojones colocados o mandados a colocar, su dirección y
distancia de uno a otro, como también las cuestiones importantes que se hayan suscitado, y su
resolución, firmarán el acta los concurrentes.

Artículo 1078.- Si no pudiere terminarse la diligencia en un día, se suspenderá para continuarla


el día siguiente o el más inmediato posible, lo cual se hará constar en el acta.

Artículo 1079.- Del acta se darán a los interesados las copias que pidieren, y se protocolizará
otra en el Juzgado.

Artículo 1080.- El Juez señalará lo que a cada colindante toque en los gastos de deslinde, según
lo dispuesto en el Código Civil.

Artículo 1081.- Si antes de principiarse la operación de deslinde, se hiciere oposición por el


dueño de algún terreno colindante, se sobreseerá. Desde luego, en cuanto al deslinde de la parte
de la finca confinante con la del opositor, reservando a las partes su derecho para que lo ejerciten
en el juicio declarativo que corresponda.

Lo mismo se practicará en el caso de hacerse la oposición en el acto de la diligencia, si sobre el


punto en que consista no pudiere conseguirse en el mismo acto la avenencia de los interesados.

En ambos casos podrá continuarse el deslinde del resto de la finca, si lo pidiere el que haya
promovido el expediente, y no se opusieren los otros colindantes.

Ya el Codigo de Notario y reglamento estipulan el proceso también a seguir en este tipo de actos
, el cual es el mismo desarrollado en los artículos del Codigo de Procedimientos civiles de 1906,
solo que en vía notarial, siguiendo características y lineamientos propios de los procesos
desarrollado en esta sede; los cuales se desarrollan y explican a posteriori.

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c. Definición y Generalidades
El deslinde y Amojonamiento son instituciones jurídicas que patentizan el derecho de propiedad.

El deslinde se define como la delimitación de dos fundos contiguos, como el procedimiento que
se utiliza para demarcar una finca que presenta disputas limítrofes con sus vecinos (Certicalia ,
s.f.).

Ya el amojonamiento es el acto de señalar los linderos de un término jurisdiccional o propiedad,


plasmando física y visiblemente los límites de fincas o parcelas contiguas.

Por lo tanto, el deslinde es la operación mediante la cual se fijan con exactitud los límites, hasta
entonces confusos, de una finca o terreno, en cambio, el amojonamiento es la operación
complementaria de la anterior, por la que se señalan o exteriorizan mediante hitos o mojones los
límites ya establecidos.

El deslinde puede revestir una de estas tres formas:


1. Privada
2. Acto de Jurisdicción Voluntaria
3. Juicio Contencioso

1. Deslinde Privado: en este caso, se constituye un contrato a cuyos términos habrá que atenerse
la limitación de predios confusos.

2. Deslinde mediante acto de jurisdicción voluntaria: En este el Juez o notario hará la


distribución del terreno conforme a la voluntad de los interesados, y si hay disconformidad entre
ellos se sobreseerá el expediente como contencioso.

3. Deslinde mediante Juicio contencioso: Se da cuando se ejercita la acción de deslinde en juicio


contencioso, donde la distribución del terreno deberá hacerse conforme a lo que indica el Código
Civil.

El amojonamiento como tal puede comprender tres operaciones que son:


1. El deslinde, o fijación de las pertenencias legítimas de cada una de las heredades
contiguas, mediante el examen de los títulos de propiedad y demás pruebas aducidas
por los interesados;

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2. El apeo, operación material de medir las tierras ya deslindadas; y
3. El amojonamiento propiamente dicho, es decir la colocación de señales ya definidas.

Para amojonar el terreno primero hay que saber cuáles son sus límites. El acto de amojonamiento
de fincas o tierras es consecuencia obligatoria del acto de deslinde, el primero no puede existir
sin el segundo. De esto se deduce que no se puede amojonar sin conocer con exactitud los
límites de la finca o heredad, ya que el amojonamiento busca precisamente delimitar fincas
contiguas, mediante el acto de señalización.

El deslinde es el acto formal para distinguir los límites de una propiedad, terreno, finca o parcela.
El deslinde dice dónde están esos límites. El amojonamiento los marca de manera visible con
señales físicas.

Deslindar no es un procedimiento de derecho de posesión de tierras o derecho de propiedad. En


realidad, es un proceso administrativo, por el cual se conocen los límites y colindantes de cada
terreno, así como su forma y sus dimensiones.

El Deslinde por lo tanto, no es más que una operación técnica, por medio de la cual se establece
la línea divisoria entre dos predios rústicos o urbanos. (Certicalia, s.f.)

La acción de deslinde y amojonamiento es por su naturaleza indivisible, puesto que se otorga


a todos los propietarios cuyas propiedades limítrofes tienen confundidos sus linderos por causas
naturales, accidentes fortuitos o actos voluntarios de tercero, debiendo concurrir todos a un solo
juicio; y es, además, una acción de carácter imprescriptible al efecto de que cualquiera de los
dueños puede solicitar en todo tiempo, cese la confusión de límites.

Los requisitos para ejercitar la acción de deslinde y amojonamiento son los siguientes:
1. Acreditar el derecho de titularidad de un derecho real sobre la finca a establecer los
límites, bien sea de propiedad u otro derecho real.
2. Demostrar colindancia con la finca de la confusión.
3. Probar que los lindes no están claros o son dudosos (Iberley, 2016).

d. Procesos Judicial
El proceso judicial a seguir para el deslinde y amojonamiento es el siguiente:

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1. Se presenta solicitud de deslinde y amojonamiento ante el juzgado de letras civil,
explicando las generalidades de las propiedades, ubicación, extensión, personas
involucradas, peritos designados en caso de haberlos, testigos, etc., y a la vez se adjuntan
medios de prueba a la solicitud incluyendo constancias catastrales.
2. Luego, el juez, si la solicitud cumple con todos los requisitos la admite, o en su caso la
envía a subsanar, para luego citar al acto de deslinde y amojonamiento a los interesados
y a quienes corresponda, pudiendo hacer la comunicación en caso de desconocidos o de
ignorada residencia por medio de edictos.
En ese punto es importante mencionar, que el Juez puede para tal acción también
designar un perito de oficio.
3. Llegado el día de citación, el juez y los interesados se apersonan al lugar del acto para
proceder a deslindar y amojonar la propiedad, para luego levantar el acta respectiva,
firmarla, protocolizarla en el juzgado y entregar copia a los interesados.

Finalizando si, el proceso de deslinde y amojonamiento judicial.

e. Procesos Notarial
Para poder tramitar un deslinde y amojonamiento en sede notarial, el proceso que se debe seguir
es el siguiente:
1. Se debe presentar solicitud, con designación del notario y detalle de las heredades o
predios que se pretenden deslindar; a la misma solicitud se le deben de acompañar las
escrituras de propiedad de los predios en litigio.
2. Luego el notario recibe la solicitud, dejando evidencia de la actuación y en caso de
cumplir esta con todos los requisitos, la admite emitiendo un auto de admisión.
3. Luego, el notario levanta un acta de nombramiento de perito y le notifica de su
nombramiento para que proceda a deslindar una determinada propiedad.
4. De igual forma el notario solicita al Instituto de la Propiedad le certifique los instrumento
de las propiedades objeto de deslinde y pide a catastro municipal le informe de las
colindancias reales de cada propiedad.
5. A posteriori, teniendo la información, el notario emite un auto de recibimiento de
información solicitada y notifica a las partes de la fecha, hora y día en que se practicara
el deslinde y amojonamiento.

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6. Llegado el día y la hora establecida, se procede al deslinde y amojonamiento de los
predios en litigio, acción que está a cargo del perito nombrado, para que luego el notario
proceda a levantar un acta de deslinde en la cual describe el desarrollo del proceso y
como se deslindó y amojono la propiedad, para que luego la misma sea firmada por los
presentes y se proceda a la respectiva protocolización y a la emisión del instrumento
público correspondiente.

Finalizando así, el proceso de deslinde y amojonamiento.

NOTA:
En el proceso de Deslinde y Amojonamiento, el notario actúa a petición de parte; ya que su
actuación se enmarca dentro de la Jurisdicción Voluntaria Notarial, por tanto, para que se
radique o fije la competencia en su notaría; es el peticionario quien elige a qué notaria, dirigirá
su petición para el efecto.

Por tanto, la petición de las partes deberá dirigirse al Notario o Notaria, de su confianza, con
competencia territorial respecto al lugar donde se encuentra ubicado el inmueble o terreno a ser
amojonado y deslindado, ya sea para el restablecimiento de los linderos que se hubieren
oscurecido, desaparecido o experimentado cualquier cambio o alteración; o cuando se deba fijar
por primera vez la línea de separación entre dos o más inmuebles, con señalamiento de linderos.

No obstante, el notario debe tener claro, que el que sea elegido por el peticionario, no deja de
lado el que su función sea legítima y legitimadora del acto o contrato dentro del marco del
conjunto de sus facultades.

3. CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE
a. Origen, Antecedentes y Evolución Histórica
La Conciliación:
El origen de la conciliación se encuentra en el origen mismo de las sociedades, las que cansadas
del empleo de la auto tutela, ejercida con violencia y predominio de la superioridad física, hizo
que siempre estuviere presente en el espíritu de los hombres, sacrificar sus posiciones extremas
para lograr un acuerdo perdurable que permitiera la convivencia sin esfuerzos y en lógica
armonía (Montes, 2018).

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Precisamente por ello, la conciliación toma cuerpo en las sociedades reunidas bajo la autoridad
de un patriarca o un jefe de familia que resolvía en equidistancia.

La antigua sociedad ateniense solicitaba que los conflictos se dirimieran sin necesidad de
recurrir al juicio, a cuyo fin, encargaban a los Thesmotetas la disuasión y persuasión de los
espíritus en crisis para avenirlos en transacción o compromisos arbítrales.

Algunos autores han señalado que la conciliación fue una de las primeras formas solutoras de
conflictos. Sin embargo, de forma más documentada se puede señalar el iter de la conciliación
en base a los datos siguientes:
1. En Grecia: Se ha estimado que los Thesmotetas o Tesmotetes de Atenas realizaban una
labor disuasoria respecto de las intenciones litigiosas de los ciudadanos, buscando avenir
a las partes del posible proceso para que transaran el conflicto o, cuando menos, se
comprometieran en árbitros.
2. En Roma: Cicerón recomendaba llegar a arreglos elogiando la actitud del que elude los
pleitos, ejemplificándonos sin duda una opinión universal e intemporal, circunstancia
que se regulo en la tabla Numero I de la ley de las XII tablas.
3. En la antigua China: la conciliación era el principal recurso para resolver desavenencias.
Según Confucio, la resolución óptima de una desavenencia se lograba a través de la
persuasión moral y el acuerdo, y no bajo la Conciliación: principales antecedentes y
características bajo coacción, circunstancia por la cual, Confucio hablaba de la existencia
de una armonía natural en las relaciones humanas, que no debía interrumpirse.
4. En España: Es en este país, donde se desarrolla directamente la figura de la conciliación.
Se encuentran antecedentes de la institución en estudio dentro del Fuero Juzgo, en el
caso de los llamados "pacis adsertores" o "mandaderos de paz", que enviaba el Rey para
que intervinieran en un pleito concreto, buscando la avenencia entre las partes. Sin
embargo, no tenían carácter permanente y sólo tenían participación en el asunto que
concretamente les era encargado por el Monarca; incluso, la misma legislación prohibía
la transacción de los litigios una vez iniciados (Historia de la Conciliación, 2009).

Otros antecedentes respecto a la conciliación, se encuentran en el Tribunal de los Obispos en la


época de la dominación visigótica en España y en las Partidas.

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Pero el nacimiento de la conciliación como tal se encuentra en las jurisdicciones consulares, en
concreto, en las ordenanzas de Burgos y de Sevilla.

En ambos casos se ha interpretado que se trata de conciliaciones voluntarias, llevadas a cabo


ante el Prior y los Cónsules que conocerían del proceso, encontrándose su regulación en el
capítulo XVII de la ordenanza de Burgos y XII en la de Sevilla. Cabe hacer notar que en ambos
casos se habla de la participación de terceros llamados por las partes (antecedentes de la figura
de los "hombres buenos"); aunque no se sabe con exactitud si su función era ayudar al Prior y
los Cónsules a lograr el acuerdo, procurar extrajudicialmente la avenencia o realizar un arbitraje.

En las ordenanzas de Bilbao, del año de 1737 se establece la obligatoriedad de la conciliación


ante el Prior y los Cónsules, siempre que las partes "pudieran ser habidas". Las futuras partes
harían una exposición verbal de sus acciones y excepciones, después se intentaba el avenimiento
y, de no ser posible, se admitían los escritos. Se trata, como en el caso de las ordenanzas de
Burgos y Sevilla, de una conciliación previa a la admisión de la demanda.

En las nuevas ordenanzas de Burgos, del año de 1766, se estableció la obligatoriedad sin ninguna
referencia a si las partes pueden ser "habidas" o no, y el procedimiento es idéntico al caso de
Bilbao.

En las nuevas ordenanzas de Sevilla, fechadas el año de 1784, el intento de conciliación se


traslada de antes del inicio del proceso (caso en que opera como un auténtico medio evitador
del mismo), al momento posterior a la presentación y declaración de testigos, y previa a la
votación de la sentencia

En Francia, la conciliación fue establecida por la Asamblea Nacional en las leyes del 6 y 24 de
agosto de 1790, operaba como una etapa previa al nacimiento del proceso civil, ante una oficina
llamada "Bureau de paix et de conciliation"; esta figura pudo ser un antecedente importante del
establecimiento de la conciliación en la Carta de 1812, aunque se sabe que los diputados a las
Cortes Constituyentes ocultaron lo más posible las influencias francesas, por la razón obvia de
la invasión gala a la península.

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La conciliación alcanzó el más alto rango legal con la Constitución gaditana de 1812, que la
regula en el capítulo II del título V, constituyéndose así en el antecedente directo de la
conciliación.

Finalmente se debe mencionar que durante siglos la Iglesia ha desempeñado un papel de


conciliadora, trátese del párroco, el ministro o el rabí, pero que con la aparición en la Edad
Moderna de los nuevos Estados, los conciliadores han asumido el papel de intermediarios
formales. Es por ello que desde la década de 1960, la conciliación ha aumentado como un
método formal y muy difundido en los diferentes estados de los Estados Unidos y en diferentes
campos, no solamente laboral sino también familiar, vecinal, escolar, de propiedad, e incluso en
el campo penal, hecho que ha dado paso a que, el uso de la conciliación se generalice en los
países de América Latina.

El Arbitraje:
El arbitraje es el medio de solución más antiguo en la historia de la humanidad, hoy en día se
considera como una alternativa efectiva frente a la morosidad de los jueces y presenta grandes
beneficios en el ámbito del derecho comercial y derecho internacional.

El arbitraje tiene orígenes y precedentes históricos que se confunden con la historia del Derecho
y de la humanidad.

La mitología griega y posteriormente la latina atribuye al juicio de Paris la primerísima


representación célebre y distinguida de forma de arbitraje en la asignación de la manzana de oro
a la diosa más bella del Olimpo.

Con la introducción del arbitraje se cree que se renunció al derecho de justicia de propia mano,
de replicar a la injusticia con más injusticia, irrumpiendo en la remota civilización humana el
esquema según el cual, las controversias deben someterse a una tercera persona, seleccionada
entre los sujetos más importantes de la comunidad, distinguidos por su virtud, honestidad,
dignidad y prudencia.

La justicia arbitral surge como una necesidad del hombre en convivencia, proporcionando una
respuesta apropiada para aquellas comunidades en las cuales la fuerza y la prepotencia eran el
único instrumento de justicia que conocía solamente el límite de aquel que la ejercía. Por lo

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tanto, el arbitraje es cronológicamente anterior a las formas estatales de administración de
justicia (Zappala, 2010).

Es en esa línea, que el arbitraje estuvo presente en la mayoría de las antiguas civilizaciones.
Justamente es así que en el año 520 A.C en Grecia florece el denominado “arbitraje de la
Anfictionía”, cuyo objetivo era disipar los conflictos entre diferentes grupos étnicos por parte
de doce ancianos representantes de las diferentes tribus. Ante esta situación, en la Grecia
Clásica, Demóstenes de Atenas emitió leyes sobre arbitraje entre ciudadanos.

Así también, en Roma, el arbitraje adquiere un notable desarrollo , inicialmente era el propio jefe
del grupo familiar páter familias el que trataba de conciliar a las partes; en una fase posterior,
esta función se asignó a un árbitro ante el que se planteaban de forma voluntaria las
discrepancias o enfrentamientos a través de una ordalía llena de ritos y reglas con un fuerte
carácter religioso; finalmente se reconoció a las partes la libertad de elección del tercero que
debía resolver sus controversias. Este tercero imparcial, investido de autoridad, se encargaría de
resolver la controversia existente entre ellos en virtud de una decisión que tenía que ser
obedecida por los litigantes.

Posteriormente, ya en el año 451 A.C, la Ley de las XII Tablas concedía firmeza y
obligatoriedad a las soluciones arbitrales pues aparece reglamentado el procedimiento en el cual
un magistrado impone pactos entre las partes de forma que la imposición de una sanción
pecuniaria fija, sustituye la venganza privada y obliga a las partes a someterse al arbitraje, en el
cual se fallaría sobre los reclamos formulados. Igualmente, en esta ley se hace mención del legis
actio per iudicis arbitrive postulationem, en el que se establece que en el caso de división de
una herencia se designará un árbitro.

Luego fue creado en Roma un sistema oficial de solución de controversias inspirado en el


procedimiento arbitral, donde las partes se comprometen a acatar la decisión en base a un
contrato arbitral, la litis contestatio.

Es así, que a partir de dicho momento, impulsado por el tráfico mercantil romano, el arbitraje
asumió gran importancia dentro del Derecho, aplicándose durante toda la época imperial.

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Luego, a lo largo de la edad media, el arbitraje se ve inducido tanto por la Iglesia Católica como
por las agremiaciones profesionales de los artesanos y comerciantes, hecho que dio lugar a que
se propagara con mayor éxito la recurrencia al arbitraje, antes que a las soluciones judiciales.
Esto debido al auge del comercio y a la existencia de las asociaciones gremiales, a las cuales
acudían los comerciantes para resolver sus conflictos. Según Feldstein “la burguesía encontró
en el arbitraje el instrumento ideal para dirimir con seguridad y rapidez sus conflictos
comerciales entre gremios y corporaciones”.

Asimismo, la revolución francesa reconoció esta institución jurídica, y le considero compatible


con los principios republicanos y liberales, incluso llegando al extremo de exigirlo de manera
obligatoria para algunos asuntos patrimoniales y de copropiedad.

Por otro lado, entre el siglo XIX y parte del siglo XX, el arbitraje descendió ante la concepción
del Estado como institución suprema, y el fortalecimiento de los sistemas judiciales; es así que
en el siglo XX, dos fenómenos impulsaron nuevamente esta figura de solución de controversias.
El primero es la globalización de la economía y el comercio, y el segundo el desborde de
necesidades de solución de controversias que los sistemas judiciales de los países no pueden
solucionar; hechos que buscan que algunas garantías traspasen fácilmente las fronteras físicas y
particulares, dejando de lado los derechos nacionales; estimulándose de esta manera la
uniformidad internacional de las reglas del arbitraje, dando lugar a la creación de estructuras e
instituciones propias del arbitraje internacional (Buenas Tareas, 2013).

En América Latina, el arbitraje no es una figura nueva en las legislaciones, pero la misma se fue
adoptando de manera tímida y con bastantes restricciones en algunas legislaciones. Por ejemplo,
en Argentina hasta 1981 en el Código de procedimientos civiles existió una disposición similar
a la francesa según la cual los convenios arbitrales para litigios futuros no eran válidos. En
Brasil, el código civil de 1917 regulaba la figura, sin embargo, según la Suprema Corte, los
acuerdos para litigios futuros no eran válidos.

De esta forma, el arbitraje interno en Latinoamérica se aplicó restringidamente hasta las últimas
décadas, sobre todo a partir de 1980 que los Estados promulgaron estatutos atinentes al arbitraje
en los que se le reconoce plena validez al acuerdo arbitral y a los laudos proferidos por árbitros
(Fernando Emilio Roca y Luna Victoria, 2018).

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b. Regulación Jurídica
La Conciliación y el Arbitraje son Instituciones Jurídicas regulas en:
1. La Constitución de la Republica (Artículos 110 y 139)
2. El Codigo Procesal Civil (Artículos 415 y 447)
3. La Ley de Conciliación y Arbitraje
4. El Codigo del Notariado (Articulo 59.10) y
5. El Reglamento del Codigo del Notariado (Articulo 70).

Respecto a esta Institución Jurídica, la Constitución de la Republica señala en el artículo 110


que ninguna persona que tenga la libre administración de sus bienes puede ser privada del
derecho de terminar sus asuntos civiles por transacción o arbitramiento, ante esta situación es
que en todo proceso judicial generalmente civil, se da la etapa de conciliación de manera tal que
las partes lleguen a acuerdos por si mismas.

Así mismo se creó la ley de conciliación y arbitraje, considerando que los procedimientos
alternos de solución de controversias, fortalecen la seguridad jurídica y garantizan la paz social.

En base a tales circunstancias, es que también el Codigo del Notariado considera la


conciliación y el arbitraje como asuntos de jurisdicción voluntaria y para ello el artículo 70 del
reglamento del Codigo del notariado señala que : cuando sea solicitada la intervención del
notario para conocer y resolver un asunto por medio de la conciliación o del arbitraje, será
requisito que las partes hayan acordado en documento previo, que todo tipo de conflicto que se
susciten entre ellos, sus negocios jurídicos podrán ser resueltos, entre otros procedimientos,
sometiendo la controversia a la conciliación o al arbitraje de un notario o que surja como método
alterno de solución de controversias y deberán cumplir las disposiciones de la Ley de
Conciliación y Arbitraje.

c. Definición y Generalidades
La Conciliación y el Arbitraje, son dos instituciones jurídicas diferentes, complementarias e
interrelacionadas entre sí.

La Conciliación es el término utilizado para la solución de conflictos, que se basa en la


comunicación entre las partes y el intercambio de ideas para solucionar una diferencia. En este
proceso las partes son acompañadas por un tercero experto que se denomina conciliador, por lo

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tanto, es un sistema auto compositivo de resolución de conflictos, donde las partes llegan, ellas
mismas, a la solución.

Una vez solucionado el asunto objeto de diferencia, las partes plasman su acuerdo en un acta de
conciliación, la cual, asimila sus efectos a una sentencia judicial como son presta merito
ejecutivo y hace tránsito a cosa juzgada.

La conciliación procede en todos aquellos procesos en que no se haya proferido sentencia de


primera o única Instancia y que versen total o parcialmente sobre materias susceptibles de
conciliación, y puede ser:
1. Judicial y
2. Extrajudicial.

La conciliación extrajudicial puede ser a la vez:


1. Institucional
2. Notarial y
3. Administrativa

1. Conciliación Institucional: Es cuando se lleva a cabo en los centros de conciliación que


reconoce la ley y operan en el país

2. Conciliación notarial: Es aquella que se lleva a cabo ante notario,

3. Conciliación Administrativa: Es aquella que se lleva acabo ante funcionarios del orden
administrativo, debidamente habilitados por la ley para tal efecto.

La Conciliación a la vez puede ser total o parcial, sea esta judicial o extrajudicial (Congreso
Nacional de la Republica de Honduras , 2000).

El arbitraje, en cambio, es un sistema hetero compositivo de resolución de conflictos. La


solución viene impuesta desde fuera. En el arbitraje, quien resuelve es un tercero designado
por las partes que impondrá la solución a través de un laudo arbitral, que luego podrá ser
ejecutada en los tribunales.

Es importante mencionar que pueden someterse a arbitraje las controversias que hayan surgido
o surjan entre personas naturales o jurídicas, sobre materias respecto de las cuales tengan la libre
disposición. Sin embargo, hay temas que no pueden ser sometidos a arbitraje, como ser causas

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criminales, excepto en lo relativo a la responsabilidad civil proveniente del delito, y aquellos
conflictos relacionados con el estado civil de las personas, excepto en lo relativo al régimen
patrimonial atinente con éste.

El arbitraje puede ser:


1. Ad-hoc e
2. Institucional

1. El Arbitraje Ad-hoc: Es aquel en el cual las partes acuerdan las reglas de procedimiento
aplicables en la solución de su controversia.

b) El Arbitraje Institucional: Es aquel en el cual las partes se someten a un procedimiento


establecido por un centro de arbitraje.

Además, el arbitraje en cuanto a su naturaleza puede ser:


1. En Derecho
2. En equidad y
3. Técnico

1. En derecho: los árbitros fundamentan su decisión en el derecho positivo vigente.

2. En equidad: los árbitros deciden según el sentimiento común y la equidad.

3. Técnico: los árbitros pronuncian su fallo debido a sus específicos conocimientos en una
determinada ciencia, arte u oficio (Congreso Nacional de la Republica de Honduras , 2000).

En general, el arbitraje y la conciliación se tienden a confundir, utilizándolos de forma


superpuesta para referirse entre ellos, sin embargo se debe decir que tanto la conciliación como
el arbitraje se caracterizan por ser un procedimiento:
1. Consensual
2. Neutral
3. Confidencial y por ser
4. La decisión definitiva y fácil de ejecutar

d. Procesos Judicial
Conciliación

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La Conciliación en vía Judicial es un proceso que se desarrolla de la forma siguiente:
1. El juez de oficio o a solicitud de parte, señala una audiencia, cita a las partes, en la cual
las instará para que logren llegar a un arreglo. En caso de que las partes no lo hagan, el
juez puede proponer soluciones, sin que ello implique prejuzgamiento.
2. Si se logra un acuerdo conforme a la ley, el juez lo aprueba, redactando un acta de
conciliación que contendrá el acuerdo, que será firmada por las partes.
3. Si el acuerdo conciliatorio recae sobre la totalidad del litigio, el juez dictará auto
declarando terminado el proceso; en caso contrario, el mismo continuará respecto de
aquellos asuntos no acordados sin necesidad de providencia que así lo ordene.

Cabe resaltar que la conciliación llevada a cabo en un centro produce los efectos establecidos
en la ley y suple la necesidad de la audiencia de conciliación dentro del proceso, a menos que
las partes soliciten al juez la celebración de un nuevo intento conciliatorio.

Respecto a la conciliación se debe de tener claro que el conciliador es un facilitador de la


comunicación. Y su método se centra en lo verbal.

Arbitraje:
El arbitraje es una institución jurídica que no se puede desarrollar en sede judicial, por tanto no
hay proceso para dicha institución en la misma, pues el arbitraje es considerado un método
hetero compositivo donde un tercero toma una decisión, cuando las partes en conflicto le han
dado la respectiva autorización.

e. Proceso Notarial
Conciliación.
En sede notarial para que se dé una conciliación, se presenta solicitud y el acuerdo de que la
partes decidieron solventar un determinado asunto bajo tal vía, para que luego el notario admita
la misma y convoque a una audiencia, en la que explica a las partes en que consiste la misma y
las implicaciones que lleva.

El notario durante la audiencia, solo escucha a las partes y las avienen para que lleguen a
acuerdos, finalizada la audiencia el notario levanta un acta, misma que protocoliza y entrega a
las partes para que produzca efectos legales.

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Arbitraje
El arbitraje que se desarrolla en sede notarial, se rige por el procedimiento señalado en la ley de
conciliación y arbitraje siendo este:

Se debe mencionar que para que opere el arbitraje en sede notarial, además del notario se deben
designar dos árbitros más que integraran el tribunal arbitral, pues el notario como tal, al final de
la actuación protocolizara el laudo que se extienda, siempre y cuando se cumplan los parámetros
señalados en la ley de Conciliación y Arbitraje.

De las instituciones jurídicas desarrolladas, las más compleja y diferente es la Conciliación y el


Arbitraje, pues para el funcionamiento de esta institución jurídica, en Honduras, se ha creado la
Ley de Conciliación y Arbitraje, misma que regula la forma en cómo opera, alejándose del
procedimiento propio de jurisdicción voluntaria vigente en Honduras, conforme al artículo 919
del Codigo Procesal Civil y el Código de Procedimientos Civiles de 1906.

Sin embargo, en las tres instituciones jurídicas, el notario juega un papel de ministro de fe
pública y da legalidad a sus actos mediante la protocolización de las actas o laudos que extienda,

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pudiendo conocer dichos asuntos por imperio de la ley, sin olvidar que los mismos, excepto el
arbitraje también se pueden desarrollar como asuntos de jurisdicción voluntaria en sede judicial
o como es en el caso de deslinde y el amojonamiento, que el mismo hasta se puede convertir en
un asunto contencioso.

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IV. CONCLUSIONES
1. A partir del año 2004, la Corte Suprema de Justicia da inicio a una serie de eventos
encaminados a darle vida jurídica a la Controlaría del Notariado, así mismo en el año
2005 mediante Decreto Numero 353 surgió el nuevo Codigo del Notariado, mismo que
regula asuntos de jurisdicción voluntaria que pueden conocer los notarios, estando
dentro de tales instituciones jurídicas: la Autorización para enajenar bienes de menores,
el Deslinde y Amojonamiento, la Conciliación y Arbitraje, entre otras; mismas que se
instituyen de una forma más expedita a fin de acelerar los problemas que se dan en el
diario vivir o lo que es lo mismo, a descongestionar la sede judicial, promoviendo
mecanismos agiles, eficaces y oportunos a quienes actúan para proteger a los menores
incapaces, por ejemplo.
2. Como grupo reconocemos la importancia que tiene la figura del deslinde como acción
protectora del derecho de propiedad, teniendo ya su origen en tiempos remotos, en
concreto en el Derecho Romano como “actio finium regundorum”, lo que nos hace ver
la importancia que ha tenido desde siempre la operación de marcar los límites entre dos
o varias propiedades mediante la fijación de la línea que la separa de las demás, es decir,
el deslinde y amojonamiento.
3. Después de realizar un análisis sobre la regulación del deslinde podemos concluir que el
deslinde no tiene una legislación uniforme, ya que la misma se encuentra dispersa en
diferentes normativas. Principalmente, se encuentra regulada en el Código Civil, en la
antigua ley de jurisdicción voluntaria y en el Codigo de Procedimientos Civiles de 1906.
4. Como grupo creemos firmemente que los métodos alternativos de solución de conflictos
son una vía efectiva para solucionar controversias aun de carácter internacional, pues las
partes cuentan con la posibilidad de arreglar sus conflictos por si mismas o de elegir y
controlar un tribunal arbitral, para que este tercero resuelva la controversia, sin necesidad
de acudir a la vía judicial, basándose en el derecho aplicable y en los términos de
confidencialidad.

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VI. BIBLIOGRAFIA

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Codigo Procesal Civil de Honduras

Código de Procedimientos Civiles de 1906

Codigo de Familia

Codigo del Notariado

Reglamento del Codigo del Notariado

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