Está en la página 1de 5

Teniendo en cuenta el documento El Derecho Humanitario Internacional y los

Derechos Humanos de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos


Humanos (OACNUDH). Elabore un resumen donde describa la relación entre el
Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos.

RESUMEN.

El derecho internacional humanitario (DIH) y el derecho internacional de los


derechos humanos son dos cuerpos de normas distintos pero complementarios.
Ambos se ocupan de la protección de la vida, la salud y la dignidad de las
personas. El DIH se aplica en situaciones de conflicto armado, mientras que el
derecho de los derechos humanos está vigente en todo momento, tanto en tiempo
de paz como de guerra.

Durante los conflictos armados, se aplican tanto el DIH como el derecho de los
derechos humanos. La diferencia en lo que respecta a su aplicación radica en que
el derecho internacional de los derechos humanos habilita a los Estados a
suspender ciertos derechos humanos si afronta una situación de emergencia. El
DIH, en cambio, no puede suspenderse, con excepción de lo dispuesto en el
Artículo 5 del IV Convenio de Ginebra.

Sin embargo, ningún Estado puede suspender ciertos derechos fundamentales


que deben respetarse en todas las circunstancias. El derecho a la vida, la
prohibición de la tortura y los castigos o tratos inhumanos, la prohibición de la
esclavitud y la servidumbre, el principio de legalidad y la prohibición de la
aplicación retroactiva de las normas jurídicas, y la libertad de pensamiento, de
conciencia y de culto, son algunos de esos derechos.

Los Estados tienen la obligación jurídica de respetar y aplicar el DIH y el derecho


de los derechos humanos. El respeto del DIH exige a los Estados adoptar leyes
nacionales destinadas a cumplir con las obligaciones que les incumben, formar a
los militares y enjuiciar a quienes cometan violaciones graves a las disposiciones
de esa rama del derecho. El derecho de los derechos humanos también exige que
los Estados adopten leyes u otras medidas que les permitan aplicar sus normas y
sancionar a quienes las violen.

El DIH está contenido en los Convenios de Ginebra y de La Haya, los Protocolos


adicionales, un conjunto de tratados que reglamentan los métodos y los medios de
hacer la guerra –por ejemplo, tratados que prohíben el empleo de armas láser
cegadoras, minas terrestres y armas químicas o biológicas– y el derecho
consuetudinario.

El derecho de los derechos humanos es más complejo y, a diferencia del DIH,


comprende también tratados regionales. El principal instrumento internacional es
la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea
General de la ONU en 1948. Otros tratados internacionales relativos a los
derechos humanos son el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y los tratados
que se refieren a la prevención y el castigo de la tortura y otras prácticas crueles,
inhumanas o degradantes, a la eliminación de la discriminación racial y la
discriminación contra las mujeres, y a los derechos del niño.

En Europa, América, África y los países árabes, se han adoptado distintos


convenios o cartas regionales de derechos humanos.

En situaciones de conflicto armado, el derecho de los derechos humanos


complementa y refuerza la protección que confiere el DIH.

¿Cuál es el papel de la familia, comunidad y Estado en la prevención del


reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes?
El reclutamiento y la utilización de niños, niñas y adolescentes son violaciones a
los derechos de una población que demanda protección integral por parte de
todos: familia, sociedad y Estado.

La familia como columna principal de la sociedad debe captar que está pasando
alrededor de sus niños y adolescentes es por eso que un sólo caso indica que, en
algo o mucho, hemos fallado en el entorno de nuestros niños.

Nos señala que no los hemos protegido de ser víctimas de la guerra, los conflictos,
la violencia, de una de las peores formas de trabajo infantil y de un crimen de
guerra; al igual que de los delitos de reclutamiento ilícito y de utilización de
menores de 18 años. Se trata de actos inhumanos que afectan su integridad física
y mental, causando intencionalmente grandes sufrimientos.

Estas prácticas son un indicador dramático de la precariedad del desarrollo.


Alejan del horizonte la posibilidad de construir condiciones de paz y mantenerlas;
en paralelo impiden una verdadera reconciliación nacional. Alertan sobre la
existencia de planes sistemáticos de los armados en contra de nuestra infancia y
adolescencia, apalancados en diversas situaciones de vulnerabilidad. El común
denominador de tales situaciones es que niños, niñas y adolescentes no son
considerados sujetos de derechos; por el contrario, son percibidos como objetos
de explotación y violencia, medios para salir de la pobreza, armas de guerra,
escudos humanos, “instrumentos de mucha confiabilidad “para mandados de
inteligencia o logística, cuerpos transables, instrumentos de tráfico y utilización,
entre otras formas de cosificación.

Las situaciones enunciadas expulsan a niños, niñas y adolescentes a la guerra y


la violencia. Facilitan que sean cooptados o capturados por la oferta (individual,
grupal o masiva) de los armados, quienes ejercen presencia ocasional, frecuente o
transitoria en sus espacios vitales. Una oferta que combina coerción con
seducción, frente a la cual la voluntariedad y el consentimiento de esta población
están viciados, en la medida en que la decisión no fue libre, ni informada y
responde a la presencia de otras vulneraciones de derechos en sus vidas.

Por tanto, debemos ser muy conscientes de este delito. La apuesta de todos,
absolutamente todos, es evitarlo. Su ocurrencia afecta el goce efectivo de
derechos y el desarrollo de los niños, de sus familias, de las comunidades y del
país, en su conjunto, al igual que tensiona el ejercicio de los derechos de las
víctimas a la verdad, justicia y reparación. El reclutamiento y utilización de
personas menores de 18 años debe prender todas las alarmas. Una sociedad
civilizada impide su ocurrencia. Por tanto, evita que niños, niñas y adolescentes
experimenten una vida en armas; neutraliza los planes sistemáticos de
reclutamiento y utilización que diseñan e implementan los armados; activa todas
las medidas necesarias para erradicar tales prácticas; llama al rechazo y la
movilización ciudadana en su contra y promueve políticas públicas que incorporen
la prevención del reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes. Una
sociedad madura sabe que prevenir es más efectivo y menos costoso que
atender. No en vano, convoca todos los esfuerzos para fortalecer entornos
protectores y actuar antes de la perpetración de estas violaciones. Una sociedad
civilista y respetuosa de los Derechos Humanos es consciente de que la guerra no
es un juego de niños.

¿De qué manera puede Usted contribuir a proteger a los niños, niñas y jóvenes de
su comunidad, frente al reclutamiento forzado?

Cualquier niño, niña o adolescente puede convertirse en una víctima del reclutamiento por parte
de los grupos armados organizados al margen de la ley y de los grupos delictivos organizados. Sin
importar quién eres, integrantes de estos grupos podrían invitarte a pertenecer a sus filas, ya sea
amenazándote para que te vayas con ellos, presionándote para que hagas algo que ellos quieren u
ofreciéndote dinero y falsas oportunidades que forman parte de su juego para engañarte. Pueden
prometerte, por ejemplo, que si te unes a ellos vivirás una gran aventura y alcanzarás la
independencia, que vas a tener un buen trabajo o que te pagarán un buen salario con el que
podrás ayudar a tu familia y comprar lo que quieras. También pueden decirte que tener un arma y
un camuflado te harán sentir poderoso, que alcanzarás el respeto de tu gente, que con ellos
podrás vengarte de quienes te han hecho daño y que si no te amañas en el grupo te dejarán
regresar a casa cuando quieras. Lo que nunca te van a advertir es que todo eso es mentira, que
perteneciendo a un grupo armado ilegal, cualquiera que este sea, te convertirás en una víctima del
reclutamiento y una vez atrapado allí permanecerás expuesto a toda clase de situaciones
peligrosas que lesionan tu integridad y te ponen en riesgo de morir violentamente.

Debes estar alerta. El reclutamiento y la utilización de niños, niñas y adolescentes en los grupos
armados ilegales es un delito grave y un crimen de guerra. También es una de las peores formas
del trabajo infantil y un acto inhumano que causa grandes sufrimientos. El reclutamiento es
además una práctica que vulnera todos tus derechos: por ejemplo, el derecho a vivir, a ser libre, a
ser protegido, a crecer en una familia, a ir a la escuela y a recibir atención médica. Su impacto es
desproporcionado en la vida del niño, niña, o adolescente reclutado, al igual que en su familia,
comunidad y el desarrollo del país en su conjunto. La Defensoría del Pueblo debe hacer un
seguimiento a los casos de vulneración de los derechos de niños, niñas y adolescentes que haya en
tu comunidad e informar a las autoridades sobre amenazas de reclutamiento que puedan
presentarse. Pero el reclutamiento no solo trae difíciles consecuencias para los niños, niñas y
adolescentes que caen en manos de los grupos armados. También provoca situaciones difíciles
para sus familias y para las comunidades a las que pertenecen.

En diferentes regiones de Colombia, muchas familias dejan sus viviendas y abandonan sus
municipios para evitar que sus hijos e hijas sean reclutados. De esta forma, se convierten también
en víctimas del desplazamiento forzado. Nadie sabe exactamente cuántos niños, niñas y
adolescentes han sido reclutados en los grupos armados ilegales que actúan en Colombia. Algunos
creen que pueden ser 11.000 y otros que el número puede llegar a 14.000. Lo cierto es que hoy en
día la amenaza del reclutamiento está presente en el país y tener un solo niño o niña reclutada ya
es una grave situación. La peligrosa invitación te puede llegar de hombres que pertenecen a un
grupo armado y que quizás has visto solo unas cuantas veces, o tal vez nunca. Pero también puede
venir de una persona que ya conoces: un compañero de tu clase, un vecino, un amigo e inclusive
uno de tus familiares.

También podría gustarte