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Dos caminos del mestizaje lingüístico

Article · June 2012

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Jorge Gómez Rendón


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DOS CAMINOS DEL MESTIZAJE LINGÜÍSTICO

Jorge Gómez Rendón

ACLC - Universidad de Ámsterdam

j.a.gomezrendon@uva.nl

Resumen

El chapu shimi y el jopará son dos variedades mixtas producto del contacto centenario entre el
castellano y una lengua indígena, el kichwa ecuatoriano y el guaraní paraguayo, respectivamente.
Las dos variedades mixtas, sin embargo, muestran configuraciones diametralmente opuestas
donde los préstamos léxicos y estructurales son característicos de la primera variedad, mientras
las alternancias de código son propias de la segunda, permitiendo clasificar el chapu shimi dentro
del grupo de lenguas mixtas bilingües y el jopará como un sociolecto mixto de amplia variación
y relativamente inestable.

Palabras clave: contacto lingüístico, lenguas mixtas, mestizaje, préstamo léxico, alternancia de
código,

TWO PATHWAYS OF LANGUAGE HYBRIDIZATION

Abstract

Chapu Shimi and Jopara are two mixed varieties from the century-long contact between Spanish
and an Amerindian language, Ecuadorian Kichwa and Paraguayan Guarani, respectively. Each
variety shows its own configuration of language elements, in which lexical borrowing and code
switching play different roles, the former being characteristic of Chapu Shimi and the latter of
Jopara. Accordingly, Chapu Shimi is entitled to be classified as a bilingual mixed language while
Jopara is better viewed as a relatively variable and unstable sociolect.

Keywords: language contact, mixed languages, hybridization, lexical borrowing, code switching

1
Introducción1

El castellano es hablado actualmente por más de 350 millones de personas en América Latina2.

De este número, las tres cuartas partes lo hablan como primera lengua; el resto son hablantes

cuya lengua materna es una de las más de ochocientas lenguas indígenas que se hablan en la

región. El guaraní paraguayo y el kichwa ecuatoriano son dos de ellas. Ambas han

experimentado una fuerte influencia del castellano, lengua con la que se encuentran en situación

diglósica. En el contexto de la lucha por mantener su patrimonio lingüístico, los hablantes del

kichwa ecuatoriano y del guaraní paraguayo han desarrollado estrategias comunicativas que

convergen en la creación de variedades mixtas que se ubican entre los sociolectos indígenas

conservadores y los castellanos nacionales.

Las lenguas mixtas son hoy objeto de debate entre lingüistas, planificadores y hablantes. A

diferencia de otras estrategias comunicativas que buscan cerrar la brecha entre las lenguas

indígenas y el castellano, las lenguas mixtas han quedado fuera de una investigación científica

sistemática pese a la creciente evidencia de que la mezcla es uno de los efectos más prolíficos y

creativos del contacto lingüístico. Una ideología imperante que concibe las lenguas indígenas

como representantes directas de la cultura milenaria de sus hablantes ha difundido la idea de que

la mezcla lingüística es un obstáculo en el camino de la conservación de la propia identidad.

Desde esta perspectiva, toda influencia externa en una lengua indígena debe ser obliterada de

inmediato para rescatar la “indianidad” de las garras homogeneizantes de la globalización. Aun

así, la planificación lingüística no ha impedido que la mezcla de lenguas sea parte de la

cotidianeidad de muchos hablantes indígenas en América Latina.

1
Agradezco a los lectores anónimos por sus comentarios y sugerencias. El contenido vertido en este artículo es de
mi absoluta responsabilidad.
2
Se exceptúan, claro está, el Brasil, Surinam, varias islas del Caribe, la Guyana y la Guyana francesa.

2
Este artículo se ocupa de dos variedades mixtas que se hablan en Ecuador y Paraguay como

resultado de una configuración específica de factores sociolingüísticos. El chapu shimi y el

jopará3, mote que han dado a su lengua los propios hablantes, son producto del contacto intenso

y prolongado entre el castellano y el kichwa ecuatoriano, en el primer caso, y entre el castellano

y el guaraní, en el segundo. Un primer paso para comprender la naturaleza de estas variedades y

el contexto de su aparición es identificar sus rasgos tipológicos a fin de explicar su naturaleza. El

presente artículo busca responder dos preguntas fundamentales: ¿cuál es la caracterización

tipológica del chapu shimi y el jopará?; ¿cómo han incidido los factores tipológicos de las

lenguas participantes en el carácter específico de cada variedad? Como en ambos casos existen

factores no lingüísticos que han impedido o promovido los efectos lingüísticos del contacto, es

preciso pasar revista primeramente a la historia social del contacto.

Metodología y criterios de análisis

El presente estudio se basa en un corpus recopilado entre 2004 y 2006 para ambas variedades.

Para cada una se obtuvo un conjunto de entrevistas de aproximadamente 12.000 palabras4. El

siguiente paso consistió en identificar los préstamos castellanos y cuantificarlos mediante un

programa léxico-estadístico. Con el fin de ampliar las estadísticas a partir de datos cualitativos,

se glosaron extractos del corpus y se analizaron los usos que dan los hablantes a los préstamos

3
He preferido utilizar estos glotónimos en lugar de los términos con que aparecen en la escasa literatura
especializada sobre el tema, por razón de ser utilizados por los mismos hablantes. El chapu shimi se conoce desde
mediados de los setenta gracias a los estudios de Muysken (1978; 1985; 1997), quien bautizó esta variedad con el
nombre de Media Lengua. Para el caso del jopará existen pocos estudios rigurosos, destacándose Lustig (2000),
Meliá (1999) y Kallfell (2011). Varios autores se refieren al jopará como guaraní paraguayo (cf. Krivoshein de
Canesse, 1999) para diferenciarlo del que sería un guaraní sin influencia castellana. En ambos casos existen otros
términos con que se conoce a estas variedades mixtas: quechuañol en el caso del chapu shimi, o castení en el caso
del jopará. La imprecisión con que se utilizan éstos y otros términos relacionados no sólo ha acarreado confusiones a
la hora de identificar la verdadera naturaleza de la mezcla sino que nos obliga a pensar si en realidad todos se
refieren a una misma variedad.
4
Este corpus constituye parte de otro más grande que el autor recogiera de distintas variedades del guaraní en
Paraguay y del kichwa en Ecuador (Gómez Rendón, 2008: I, 103-106).

3
castellanos en la lengua matriz así como la estructura de las alternancias de código y su

contribución al perfil de la lengua. Para el análisis de los datos se tuvo en cuenta el modelo de la

lengua matriz5 (Myers-Scotton, 2002), en particular el componente relacionado con los tipos de

morfemas y su procesamiento en el habla bilingüe. En términos generales, el modelo distingue

dos tipos de lenguas en cualquier situación de contacto lingüístico: las lenguas que sirven de

matriz y contribuyen con el marco morfosintáctico, y las lenguas que proporcionan las palabras

de contenido o el acervo léxico. En ambos casos la unidad de análisis es la “estructura sintáctica

que expresa la estructura argumental del predicado de una cláusula más otras estructuras

adicionales que son necesarias para codificar la estructura discursiva y la lógica de la cláusula”

(Myers-Scotton, 2002: p. 54; mi traducción). Según este modelo, los morfemas de una lengua se

ordenan en dos grandes grupos, cada uno con sus respectivas clasificaciones. Primero tenemos

los morfemas activados a nivel conceptual, que comprenden morfemas de contenido (content

morphemes) y morfemas estructurales primarios (early system morphemes), distinguiéndose los

primeros por asignar o recibir roles temáticos. El segundo grupo está conformado por los

llamados morfemas estructurales secundarios (late system morphemes), caracterizados porque su

activación no depende de un concepto sino de la estructura de la lengua matriz. Este grupo

contiene a su vez los morfemas estructurales secundarios vinculantes (bridge late system

morphemes) y los morfemas estructurales secundarios externos (outsider late system

morphemes). Mientras la función de los primeros está dada por el constituyente frasal en que se

encuentran, la de los segundos está dada por constituyentes extra frasales.

Con respecto al origen de los distintos morfemas en casos de mezcla lingüística, el modelo

predice que los morfemas de contenido pueden venir de la lengua matriz o de la lengua insertada,

5
Al no existir al momento una versión castellana de la obra de Myers-Scotton, los términos que utilizaré en adelante
han sido traducidos expresamente para este artículo.

4
mientras que los morfemas estructurales provienen sólo de la lengua matriz, de allí su nombre. El

tipo y orden de los morfemas en los constituyentes mixtos provienen de la lengua matriz, de tal

manera que si no se conoce esta última, es posible identificarla según los siguientes parámetros:

1) principio del orden de morfemas: el orden de los morfemas en los constituyentes mixtos

proviene de la lengua matriz; y 2) principio de los morfemas de sistema: en los constituyentes

mixtos, todos los morfemas de sistema que tienen relaciones gramaticales externas a su

constituyente nuclear provienen de la lengua matriz6. Estos dos parámetros sirven para

determinar cuál es la lengua matriz del chapu shimi y el jopará, como requisito fundamental para

establecer la tipología de ambas variedades7.

Caracterización del chapu shimi y del jopará: lengua, historia y sociedad

En esta sección discuto algunas de las definiciones de chapu shimi y jopará en la literatura

especializada. Presento enseguida algunos datos sociolingüísticos de interés y las percepciones

que tienen los hablantes de ambas lenguas. Me refiero luego a los factores históricos que

determinaron el surgimiento de ambas variedades y las diferencias en cada caso. El propósito de

esta sección es ensayar una primera caracterización del chapu shimi y el jopará como punto de

partida para el análisis en secciones posteriores.

1.1. Definiciones

El chapu shimi fue originalmente definido por Muysken como una “forma de quechua con un

vocabulario casi exclusivamente de origen castellano y estructura casi exclusivamente de origen

quechua” (1979, p. 393). El mismo autor ofrece, algunos años después, una nueva definición,
6
La excepción a este principio son las “islas lingüísticas”, constituyentes externos engastados en la matriz de la
lengua receptora, que no se rigen por su morfosintaxis sino por la de la lengua de donde provienen.
7
Para una discusión pormenorizada del modelo con ejemplos de distintos casos de lenguas en contacto, refiero al
lector a los primeros tres capítulos de Contact Linguistics (Myers-Scotton, 2002).

5
según la cual “podemos afirmar que la ML [JGR: media lengua o chapu shimi] es una jerga

especial del kichwa, una jerga que ha surgido en circunstancias culturales muy específicas”

(1985, p. 419). El rasgo básico que define el chapu shimi se halla en los distintos orígenes del

vocabulario y la gramática, de modo que el léxico es predominantemente castellano mientras la

gramática es casi completamente kichwa. Nótese que no existe una separación perfecta entre

léxico y gramática, pues no es posible asignar estrictamente un componente a una u otra lengua.

Se trata más bien de un fenómeno de carácter gradual. Así lo demuestra la existencia de

variedades de chapu shimi con diferentes grados de relexificación, los mismos que pueden ir de

75% en el caso de la media lengua de Imbabura (Gómez-Rendón 2005; 2008) hasta 95% en el

caso del catalangu (Muysken, 1985). Esta relexificación gradual y la existencia de dialectos

kichwas con un grado de préstamos castellanos por sobre 40% han llevado a muchos

investigadores a negar la existencia de variedades mixtas, las cuales no serían más que un caso

extremo de relexificación en un extremo del continuo (Stolz, 2003). Esta discusión la

retomaremos al hablar del continuo socio-dialectal entre el castellano, por un lado, y el kichwa y

el guaraní, por otro. En otro lugar ofrecimos una definición del chapu shimi o media lengua que

la retomamos aquí como punto de partida:

“La media lengua es una variedad de kichwa que se ha formado por contacto
prolongado e intenso entre el kichwa y el castellano en la Sierra ecuatoriana a
través de una relexificación masiva del vocabulario quechua (entre el 75% y el
95% según la variedad), con una conservación general de las estructuras
morfosintácticas (inflexionales y derivacionales) de esta misma lengua, y que
la hablan individuos con distintos niveles de bilingüismo quechua-castellano”
(Gómez-Rendón, 2006, p. 22).

En cuanto al jopará, recojo aquí tres definiciones a modo de ejemplo: a) “la estructura de este

llamado jopará está determinada por el guaraní, aunque su vocabulario proviene en gran medida

del castellano” (Lustig, 2000); b) “se suele llamar jopara al guaraní paraguayo que tiene mucha

6
interferencia del castellano” (Krivoshein de Canesse, 1999); y c) “[se llama jopará al] préstamo

lexicológico no integrado a la estructura fonológica y/o morfosintáctica del guaraní que puede

ser utilizado para reemplazar en el texto una palabra existente y funcional en el guaraní [o] para

nominar un referente cultural nuevo” (MEC, 2006, p. 46).

Salvo la última definición, que ofrece criterios precisos, las dos primeras hacen una vaga

mención a la mezcla de léxico y gramática en los mismos términos que las definiciones del

chapu shimi. Nótese incluso que para Krivoshein de Canesse el jopará sería simplemente una

interferencia y, por lo tanto, estaría al mismo nivel que cualquier otro resultado del aprendizaje

de una segunda lengua. Las tres definiciones otorgan distintos estatus al jopará: mientras Lustig

y Krivoshein de Canesse se refieren a una variedad que puede caracterizarse como un sociolecto

o incluso un idiolecto, la definición del MEC hace referencia al préstamo castellano no integrado

a la estructura del guaraní y no a una lengua en especial. Partiendo de la no-integración del

préstamo castellano, sin embargo, se puede afirmar que el jopará sería el resultado de introducir

elementos castellanos en la matriz fonológica y morfosintáctica del guaraní, sin someterlos a

ningún tipo de asimilación o adaptación, de suerte que siempre es posible diferenciar entre las

lenguas participantes a cualquier nivel del discurso. Desde este punto de vista, el jopará no sería

una lengua mixta que conjuga léxico y gramática de dos lenguas diferentes sino una mezcla de

códigos (code mixing) de ambas lenguas. Se diría entonces que, mientras el chapu shimi ha

incorporado plenamente los préstamos castellanos a su matriz fonológica y morfosintáctica, el

jopará no lo ha hecho, con el resultado de que la mezcla de ambas lenguas es sólo aparente en

este caso.

7
¿Podemos realmente trazar una distinción entre el material castellano tal como ocurre en chapu

shimi, y el material castellano tal como ocurre en jopará? ¿Podemos distinguir claramente entre

préstamo léxico y cambio de código a nivel de la unidad léxica?

La diferencia entre préstamo y cambio de código se ha debatido en los círculos lingüísticos desde

que fue planteada por Poplack y sus colegas (1988) a propósito del contacto entre el francés y el

inglés en Canadá. La misma autora propuso más tarde un método que al parecer resolvería el

dilema. Según Poplack (1998), todo cambio de código a nivel léxico debe ser considerado

préstamo porque en la absoluta mayoría de los casos se halla incorporado morfosintácticamente a

la matriz de dicha lengua. Los resultados de nuestro análisis confirman la sugerencia de Poplack.

Antecedentes sociohistóricos y contexto sociolingüístico de la mezcla

Aunque la conquista del territorio de las actuales repúblicas de Ecuador y Paraguay se produjo

casi paralelamente8, los procesos de colonización que se iniciaron una vez consolidados los

bastiones principales de Quito y Asunción fueron diferentes en muchos sentidos y marcarían el

desarrollo posterior de las dos colonias.

En el caso del Paraguay, una población nativa dispersa a lo largo y ancho de un extenso territorio

no representaba una fuerza de trabajo importante para los conquistadores, como sí lo fue el

contingente humano que vivía en los Andes del actual Ecuador. Esta situación tuvo como

consecuencia que un número comparativamente reducido de españoles se asentara en el actual

territorio paraguayo, siendo superados en número por la población indígena en los primeros años

de colonización en proporción de veinte a uno. Aun cuando el número de españoles fue mucho

8
Así, por ejemplo, mientras la fundación de Nuestra Señora de la Asunción tuvo lugar el 15 de Agosto de 1536, el
dominio español en los Andes septentrionales se inició oficialmente con la fundación de Quito, capital
administrativa de la Real Audiencia del mismo nombre, el 6 de diciembre de 1536.

8
mayor en los Andes ecuatorianos, la composición demográfica conservó un marcado

desequilibrio debido a la abrumadora presencia indígena en la región, aun después de haber sido

diezmados en los primeros decenios de la conquista por guerras, etnocidios y epidemias. A causa

de las diferencias en la composición étnica, el mestizaje paraguayo fue un proceso

comparativamente rápido frente a la lentitud que caracterizó el mestizaje en los Andes

ecuatorianos. Frenos para la consumación del mestizaje en el territorio del actual Ecuador fueron

la existencia de un rígido sistema de castas y la estricta regulación de los matrimonios

interétnicos. Al contrario, la escasa población española en Paraguay promovió el matrimonio

interétnico como una forma de entablar alianzas estratégicas para el mejor control de la

población indígena. Las consecuencias sociolingüísticas de la composición demográfica y la

dinámica del mestizaje resultan obvias en ambos casos: del lado paraguayo, un gran número de

niños mestizos amamantados por madres indígenas monolingües con la intervención de padres

hispanohablantes; del lado ecuatoriano, la relativa conservación étnico-lingüística de la

población indígena, con la plena integración de los mestizos al mundo hispanohablante.

Como sugieren los contextos sociohistóricos, el mestizaje lingüístico paraguayo debió anteceder

al mestizaje ecuatoriano, pero también debió ser mucho más generalizado. Prueba de ello es que

los primeros registros de mezcla lingüística producto del contacto del castellano con el kichwa

datan de la segunda mitad del siglo veinte, mientras que los primeros registros que hacen

referencia al jopará se remontan al siglo dieciocho (Lustig, 2000). Por otro lado, mientras el

fenómeno de la mezcla en Ecuador se asocia con el avance paulatino de la frontera urbana en

áreas rurales y la consiguiente hispanización, el fenómeno del jopará está relacionado sólo

recientemente con la urbanización, y la sociedad paraguaya hoy en día conserva un fuerte

componente rural. Existe además una notable diferencia en cuanto a los parámetros de diglosia y

9
bilingüismo en los casos ecuatoriano y paraguayo: mientras en la Sierra del Ecuador predomina

una situación de diglosia sin bilingüismo, en el Paraguay existe un elevado nivel de bilingüismo,

el cual no ha impedido una distribución de espacios comunicativos abiertamente favorable al

castellano a la manera diglósica. Añádase el hecho de que el Ecuador tiene como única lengua

oficial el castellano, mientras el Paraguay se jacta de ser el único país propiamente bilingüe en

América Latina. Esto se refleja en la composición lingüística urbana en Ecuador, donde el

castellano es casi la única lengua hablada en las ciudades. Al contrario, en las áreas urbanas

paraguayas el castellano convive con el jopará. Un último factor a tener en cuenta es que la

educación bilingüe kichwa-castellano se limita exclusivamente al sector indígena ecuatoriano,

mientras que la educación bilingüe guaraní-castellano se aplica a toda la sociedad paraguaya. El

chapu shimi no se enseña en las aulas y muchos lo consideran nocivo para el aprendizaje, como

puede inferirse de la siguiente cita: “yo pienso que es muy importante saber hablar las dos

lenguas, pero debemos dominar muy bien tanto el kichwa como el castellano por separado,

porque la media lengua es muy negativa para nosotros” (Büttner, 1993, p. 290). También en la

sociedad paraguaya existe un rechazo a la enseñanza del jopará. Considere el lector la siguiente

opinión sobre la enseñanza y el uso del jopará: “que se defina bien para que no se nos mezcle,

porque se nos mezcla, se arma un lío y no es ni guaraní, ni castellano. Hablamos guaraní yopará

y castellano yopará” (Thun et al, 2002: 76). Aun así, las instancias oficiales de planificación

lingüística han dado preferencia en los últimos años a la enseñanza de un guaraní más cercano a

los usos cotidianos. Para algunos el jopará se ha convertido incluso en la tercera lengua del

Paraguay, aquella que tiende un puente entre el castellano y el guaraní: “gracias al jopará, el

guaraní no es muerto al que hay que resucitar, en cierta medida, el jopará atestigua la vitalidad de

una lengua que se adapta y asume el mundo moderno” (Meliá, 1992, p. 185). Opinión semejante

10
se deja escuchar de algunos hablantes del chapu shimi en Imbabura: “más que sea eso siquiera

tenemos, así hablar mezclando, peor fuera que nos hayamos olvidado todo el kichwa, para mí no

está mal hablar la media lengua” (A. León, Imbabura, 2000).

No tomaremos partido frente al dilema de la mezcla y el purismo. Al contrario, ofrecemos a

continuación un acercamiento sistemático para definir con exactitud el estatus lingüístico de las

variedades mixtas.

Antecedentes geográficos, históricos y sociolingüísticos

Aunque la variedad de chapu shimi más conocida en la literatura es la registrada por Muysken en

la provincia de Cotopaxi (Muysken, 1979), existen más variedades en otras provincias de la

Sierra ecuatoriana como Loja, Cañar (Muysken, 1985), Bolívar, Tungurahua (Büttner, 1993) e

Imbabura (Gómez-Rendón, 2005). En este artículo nos ocupamos del chapu shimi hablado en

Imbabura, por haberlo estudiado en detalle y disponer de un extenso corpus.

Como en otras provincias, los hablantes del chapu shimi imbabureño hablan también el

castellano rural andino y el kichwa. Los hablantes del chapu shimi en Imbabura se concentran en

tres comunidades ubicadas en la cuenca del Lago San Pablo, con una población estimada de

2500 personas distribuidas en 450 unidades domésticas. Las comunidades mantienen un contacto

permanente con la sociedad mestiza hispanohablante debido a la cercanía de los principales

centros urbanos regionales (San Pablo, Otavalo, Cayambe y Quito) pero sobre todo a las

oportunidades de trabajo que encuentran en dichos centros. La principal actividad económica de

las tres comunidades es la agricultura de subsistencia. La reducida base agrícola a disposición de

las familias ha desembocado en la proliferación de minifundios que apenas alcanzan a cubrir las

necesidades familiares, razón por la cual la gente ha preferido emigrar temporalmente a las

11
ciudades en busca de trabajo en el servicio doméstico, la construcción y varias actividades

manuales no calificadas. Aunque la migración laboral ha sido común en la zona desde mediados

del siglo XX, el número de individuos que migran a las ciudades en busca de trabajo ha

aumentado sustancialmente en los últimos años, no sólo entre los hombres sino también entre las

mujeres, que se convierten así en vectores decisivos del cambio lingüístico.

A diferencia del chapu shimi, el fenómeno del jopará no se localiza en regiones o lugares

específicos de la geografía paraguaya, aunque muchos aseguran que se trata de un fenómeno

restringido al contexto urbano. Como muestra el Atlas Lingüístico Guaraní-Románico (Thun et

al, 2002) la mezcla de lenguas conocida como jopará no se limita a las ciudades, aunque tiene en

ellas su principal esfera de influencia. Tampoco está asociado el jopará con una clase

socioeconómica específica como a menudo se cree, siendo hablado por distintas capas sociales

con el suficiente conocimiento de ambas lenguas para producir una mezcla comunicativamente

exitosa. Existe sí una relación entre el grado de educación del hablante y el grado de mezcla,

siendo los hablantes con menor nivel educativo aquellos que utilizan más a menudo el jopará.

Con estos antecedentes, resulta difícil determinar en primera instancia un número exacto de

hablantes del jopará. Si asumimos una equivalencia exacta entre jopará y guaraní paraguayo o

guaraní coloquial, entonces el número de hablantes del jopará es el mismo número de hablantes

del guaraní paraguayo. Éste alcanza, según el censo de 2002, los cuatro millones de personas. No

obstante, consideramos que asumir una equivalencia tal implica desconocer la variedad

lingüística del estrato guaraní-hablante en el Paraguay y desconocer el estatus lingüístico

peculiar de la mezcla.

12
Perfil tipológico de las lenguas en contacto

Tres son las lenguas que han entrado en contacto para producir, en distintas situaciones, las dos

variedades mixtas que son objeto de este artículo. De un lado está el castellano como lengua

donante de préstamos léxicos. De otro lado están la variante dialectal del kichwa de Imbabura,

que provee la matriz morfosintáctica donde se insertan los préstamos castellanos para formar el

chapu shimi; y el guaraní paraguayo, que sirve de matriz para el jopará. En ambos casos se

asume que la lengua donante (castellano) contribuye con el léxico, en tanto que el kichwa y el

guaraní contribuyen con la gramática. Este supuesto, sin embargo, no siempre es válido, como

veremos al analizar algunos extractos del corpus.

El castellano

El castellano es una lengua romance hablada prácticamente en toda América Latina, con

excepción de Brasil y Surinam. Como señalamos en la introducción, sus hablantes se cuentan por

encima de los 350 millones de personas. La variedad dialectal del castellano latinoamericano es

amplísima y obedece a procesos particulares de evolución sociohistórica y a un importante

sustrato de lenguas indígenas con las que ha convivido en determinadas regiones. Para el caso de

Ecuador y Paraguay existen dos variedades regionales diferentes. Por un lado está el castellano

andino ecuatoriano (Haboud, 1998: 199), que se habla en toda la Sierra del Ecuador y se

distingue del castellano costeño. El castellano andino ecuatoriano se distingue por un marcado

consonantismo así como por la influencia del kichwa en el léxico y la gramática, sobre todo en

las categorías de tiempo, modo y aspecto (Haboud, 1998). Otro es el castellano paraguayo,

distinto de variedades regionales vecinas como el castellano rioplatense o el castellano boliviano

gracias a la profunda influencia de la lengua guaraní en el léxico y la gramática. Pese al sustrato

13
amerindio en ambas variedades, no se han producido desplazamientos tipológicos ni en Ecuador

ni en Paraguay. El castellano de ambos países sigue siendo una lengua fusionante y analítica,

donde las relaciones entre constituyentes interfrasales e intrafrasales se expresan a través de

preposiciones y conjunciones, pero también una lengua que prefiere los sujetos silentes (pro-

drop) y un orden altamente flexible de elementos a nivel de la oración. Asimismo, en cuanto a

las principales partes de la oración, el castellano tanto ecuatoriano como paraguayo sigue

distinguiendo morfológicamente entre sustantivos, verbos, adjetivos y adverbios, conservando

cierta indeterminación en las dos últimas clases por la existencia de un conjunto cerrado de

modificadores que pueden utilizarse como adjetivos y adverbios sin derivación previa.

El kichwa ecuatoriano

El kichwa ecuatoriano pertenece a la rama del Quechua IIB (Torero, 1964) y se habla en la Sierra

del Ecuador así como en algunas provincias de la cuenca amazónica. El kichwa que se habla en

Imbabura es uno de nueve subdialectos que conforman el kichwa ecuatoriano. En lo fonético éste

se distingue de otros dialectos por la glotalización y la aspiración de las oclusivas, cuyo origen se

halla en el sustrato de lenguas aborígenes pre-incas. En el plano morfosintáctico el kichwa

ecuatoriano se caracteriza por haber perdido un buen número de sufijos de inflexión y derivación

que conservan las variedades peruanas y bolivianas. En el kichwa ecuatoriano (y por extensión

en el imbabureño) han desparecido los sufijos de posesión personal y el paradigma de co-

referencialidad verbal. Todos estos rasgos hacen del kichwa ecuatoriano una variedad muy

distinta de otros quechuas hablados en los Andes9.

9
Dos estudios pormenorizados del quechua en general son Cerrón-Palomino (1986) y Adelaar (2004).

14
No obstante estas peculiaridades, el kichwa ecuatoriano mantiene los mismos rasgos tipológicos

que otras lenguas quechuas: aglutinación de afijos (exclusivamente sufijos) en torno a una a una

raíz; orden de palabras fijo del tipo SOV; estructura silábica del tipo CV(C); uso de

posposiciones para expresar relaciones entre constituyentes intrafrasales e interfrasales; uso de

un número limitado de marcadores del discurso que funcionan también como conjunciones;

subordinación mediante nominalización de la frase subordinada; ausencia de marcas de género y

de artículos para expresar el carácter definido del referente; y por fin, la existencia de dos

grandes partes de la oración, verbos y no verbos, categoría esta última que abarca lexemas que

pueden hacer las veces de sustantivos, adjetivos y adverbios sin derivación alguna. A pesar del

contacto con el castellano todos estos rasgos morfológicos se han conservado en el kichwa

ecuatoriano, aunque existen indicios de cambios tipológicos incipientes (Gómez Rendón, 2007).

El guaraní

Se conoce como guaraní a un conjunto de lenguas del tronco tupí-guaraní que se hablan en

Paraguay y parte de Bolivia. La variedad conocida como guaraní paraguayo es la más hablada y

la que más influencia ha recibido del castellano. La diferencia entre el guaraní paraguayo y otras

lenguas guaraníes puede llegar a ser tan grande que la inteligibilidad mutua es mínima. Los

rasgos fonéticos, morfológicos, sintácticos y léxicos del guaraní paraguayo lo distinguen

claramente de otras lenguas guaraníes contemporáneas (Tavytera, Mby’a, entre otras). Aunque

en el guaraní paraguayo no existe el mismo grado de dialectalización que en el kichwa

ecuatoriano, se puede hablar de variaciones regionales, como aquellas entre los departamentos de

Amambay y Canindeyú (limítrofes con Brasil) y los de Itapúa y Misiones y (limítrofes con

Argentina).

15
El guaraní paraguayo es una lengua aglutinante, y algunos autores lo caracterizan como

polisintética (Trinidad Sanabria, 1998). Éste rasgo, sin embargo, no es característico del guaraní

actual, debido a los profundos cambios sufridos a raíz del contacto. Por el contrario, pese al

contacto el guaraní paraguayo continúa siendo una lengua activa-estativa o lengua intransitiva

escindida (split intransitive system) porque el sujeto de un verbo intransitivo (Suj) se marca de

igual forma que el sujeto (Age) o el objeto (Obj) de un verbo transitivo (Velásquez-Castillo,

2002). Ilustran esta afirmación los siguientes ejemplos.

1. a-huata 2. a-hayhu ichu-pe


1Suj-caminar 1Age-amar 3-Obj
yo camino (yo) le amo

3. che-hu’u 4. che-recha
1Suj-toser 1Suj-
yo toso me ve

En primer lugar, en (1) el verbo intransitivo y en (2) el verbo transitivo tienen marcación de

sujeto y agente, respectivamente, a través del prefijo verbal /a-/. En segundo lugar, en (3) y (4)

podemos ver que /che-/ marca tanto el sujeto del verbo intransitivo como el objeto del verbo

transitivo. La alineación del sistema guaraní difiere, por lo tanto, de aquella del castellano, una

lengua acusativa, donde el sujeto intransitivo y objeto transitivo se marcan de diferente manera,

esto es, a través del pronombre /yo/ y del clítico /me/.

El orden de los constituyentes en guaraní es relativamente libre, aunque SVO es la opción no

marcada (Gregores & Suárez, 1967: 182). A nivel de la frase nominal, el orden puede ser núcleo-

modificador en construcciones atributivas o modificador-núcleo en construcciones posesivas. El

guaraní paraguayo carece de distinciones de género y número y originalmente carecía también de

artículos. La lengua actual utiliza a menudo el artículo definido castellano la (Gregores &

16
Suárez, 1967:144), si bien menos como artículo que como deíctico. Otros rasgos tipológicos del

guaraní son la posibilidad de que el sujeto quede tácito (pro-drop) y el uso de posposiciones para

vincular los constituyentes a nivel interfrasal e intrafrasal. Al igual que el kichwa, el guaraní se

caracteriza por tener un sistema de partes de la oración flexible (Hengeveld et al, 2004) que

distingue solamente verbos y no-verbos, pudiendo servir estos últimos como sustantivos,

adjetivos y adverbios modales sin ningún tipo de derivación, con la particularidad adicional de

que prácticamente cualquier parte de la oración en guaraní puede ser utilizada de modo

predicativo (Bakker et al, 2008). Todos estos rasgos tipológicos se han conservado en el guaraní

coloquial contemporáneo, aunque la influencia del castellano es copiosa en todos los niveles de

la lengua. Una caracterización prolija de las influencias debidas al contacto con el castellano la

hemos ofrecido en otro lugar (Gómez Rendón, 2007).

Hacia una tipología de las variedades mixtas: chapu shimi y jopará

En esta sección proponemos una primera caracterización tipológica de las dos variedades mixtas

en estudio. Para ello utilizamos tres textos extraídos del corpus de cada lengua, los cuales que

han sido analizados cuantitativa y cualitativamente para determinar: 1) el tipo de préstamos

léxicos, su frecuencia y sus categorías; 2) el tipo de alternancias de código, su frecuencia y sus

fronteras oracionales o frasales; 3) la lengua de origen de los morfemas de sistema; y 4) la lengua

de donde proviene a) el orden de palabras a nivel de la oración, b) el orden de los morfemas a

nivel de la frase, y c) el orden de los morfemas de inflexión y derivación.

El chapu shimi: rasgos tipológicos y lengua matriz

Al definir el chapu shimi dimos por supuesto que la lengua matriz era el kichwa de Imbabura

porque proveía la matriz morfosintáctica. Un análisis de los textos extraídos del corpus nos

17
permitirá comprobarlo. En los textos siguientes los préstamos castellanos aparecen en cursiva y

las alternancias de código entre corchetes. Para fines de análisis asumimos que todo morfema

libre constituye un préstamo integrado y no una alternancia de código. La trascripción de los

textos sigue la grafía tradicional castellana.

Texto 1
Aí plazapi bailangapa dintrac carca, barrirashca dintropi. Aipima toroca
carca, abaju Pusacupi, aipi asi gushtota jugarina, aipimi cada esquinapimi
bailajuna, cada esquinapimi bailana, aipi bailashpaca salimuna ña,
dinochecunapi ña, tudabía aí salimushpapish, ropa carca, finadu compari
Rafil Quindipa rupa, algunos chicha maltaca aipimi guardariana, diaica aima
venishpa, aipi gashtashpa, dinochecuna venic carianchi, [casi las once de la
noche]CS1 casamanca llegamuc carianchi, diaimantaca sabadotaca, ai
virnistaca chimba fista carca, sabadotaca ña buelta Pijal fistandi, aimanta
carguyundi, ambos lado sabadotaca fista carca. Desde primero leña
mingaimanta pacha. Leña mingaimanta pacha bodac carian, leña
mingaipish,…chuta hijo, tonel yayacunaca pai [cuarto lleno]CS2 chichaca cac
carca, huañuc Quinde, [difunto Miguel Quinde]CS3 pacmanta traimushcarca
así maimai, así bumba entero tonel yayata, esipica chichaca rebosashca hijo,
tragoimapash tonelcunapica cuatro pomaima asi llenashca, ollita
pailacunapima, grande pailacunapima, tragota enquipipash no cogic
podishpaga llenachishca, ña no podishpaca nosotrosca, dus, tris butilla
cogishpa chicha tonelpi, botac carcanchi, esihuanca [a mate]CS4 [al suelo]CS5
gente pubrica, así andac carcanchic. (SF, Imbabura, 2000)

Texto 2
Aica guagracunataca ablachishpa: cancunaca imata rurashpata caipi
purinajunguichi, dizishpaca; jazinda casa asomaricpi, aíman andashcalla
dizin. Jazindaman caminajucpica tauca conserta lichita urdiñac guarmicuna
encontrashca dizin; jari jari, gushto, quirinayai guarmicuna cashca dizin;
imanallata cangui tio dizishpaca ¡ajailla! reishca dizin; ilca pingai pingailla
pasashpa andashca. Ña pasajushpaca imashchari ilca piescunata reparashca,
bueno vicpica, guarmi tiocunapac piesca, talonca adelantimancuna cashca
dizin, aica masmi espantarishca dizin; aica guarmicunaca: [vaya no más
donde el patrón]CS1 dizishpa lejoyashca. Otro díaca guarmica madrugadutami
recordachishca, cerroman andai guagraguta buscamugri dizishca. Ahica
maridoca madrugashpa cerroman salirishca azialguta cargashpa dos poncho
jaguapi. Ima cucabigutapash no levashcachu, asigullami andashca elpa
yuntata buscangapa. Monte magñacunata, monte dentrocunata ashtacami
buscashca dizin, no asomaricpimi rucu pungo dizishca quebrada dentrota
andajushca arribaman; yapash asipica huaico dentro japica uno puerta

18
abreriashcallami dizin, sueltota bueno vicpica, ganadocunapa pizashcaca,
ambospac pierna pizadocuna dentrariashcalla canga. Ahica espantarishpa
elpash seguishpa dentrashcalla; yapash otro haciendapi cariscalla dizin. Ya
bastantito caminajucpica uno mayordomo encontrashca, ahimi preguntashca:
[hola guambrito qué andas buscando]CS2 dizishca; ahica elca respondishca:
[estoy buscando mi yunta de bueyes blancos]CS3 dizishca; ahimi vuelta
mayordomoca amostrashca [por abajo]CS4 potrerocunata buscagrilla dizishpa.
Diaica guagra dueño tioca potreron potreron buscashpa andajushca, [no se
como]CS5 chari jaicata bueno vicpica, uno grande potreropi, ashtaca bueno
hierba dentropica, ambos guagracunaca vacacunata seguishpa
andanajushcalla dizin. (MN, Imbabura, 2000)

Texto 3
…sentajun, [kilowatio hora]CS1 dizeshca [número o no, consumo de mes]CS2
sentajun yarin, [en esquinita de la factura]CS3 ese esquinapi numerota
apuntashpa, jilapi apuntashpa [así para abajo] CS4 man [así para abajo]CS5 man,
cada hojahuan, tres mes o cuatro mesta puntalla cogishpa, jilapi apuntashpa
así, terrenopi cashpaca así, papelpica así sentajun, así, aquipi [mes de
consumo]CS6, aquipi valor, entonce este numerata, estemi [consumo de mes,
cada mes]CS7 consumishcata cobrajun, [ya este mes]CS8 mantami, [este mes]CS9
numerotami papelpi apuntana canguichi, [por ejemplo mes de noviembre
cuánto, mes de diciembre cuanto, enero cuanto, febrero cuanto]CS10 diaimanta
comparana canguichi cuatro numerota, si jalajushca cashpa puntalla
mescunaca menos canga, poquitolla canga, [ya vuelta]CS11, este numerocunaca
[los últimos]CS12 alto canga. Sí, así controlarinllamari. [Por eso]CS13 así
yapalla pagarishcaca vuelta cobrangapaca bajan. Yotapash así cobrarcamari,
porquetacchari [así hacen]CS14, yoca nunca na pagashcanica [más de treinta y
ocho mil, cuarenta mil así]CS15; octubripica ashtuancarin rebajarincami
yacpica, [ciento sesenta y cinco milta]CS16 sacarca. Puchica [ese rato]CS17 yoca
bullayarcani, [que paso pes porqué, yo no pago] CS18 dizircanilla ashta, ahí
mandamurca refacturachun, vuelta copiata traimuchun, vuelta numerota
medidormanta copiashpa, traimuchun dizishpa mandamurca, esehuan, yoca
tablata haceshpa andarcani, [así no más yo pagaba, nunca he consumido
más]CS19. Perrota manchashpa, ilcunaca mazuminos ña listata tininma, [otro
mes cuanto, este mes más o menos, hacen cálculo]CS20, puriso casa
canchakunapi medidortaca tinina, lejulla, [o aveceska]CS21, perrota
manchashpacha, [no llegan]CS22 yangalla vishpalla pasashpa andan, así amita
azirca. [Y despuésca me quieren cobrar ciento sesenta y cinco mil, le dije no
señor, yo no pago, vayan a arreglar primero]CS23, diaica rebajachircanima,
[cuarenta y cinco mil no más]CS24 pagarcani”. Corregichircanima. [Mal
apuntado]CS25 [o sea]CS26 estecuna venin, estecunamari malta apuntan. [Ya por
eso]CS27 imacashpaca computadoracunahuan problemata teneshpami, je,
mashti, oficinacunaman medidorca otromi can auraca, nachu
vishcanguichi…empresapica dos medidormi can, dos mari, [o sea que uno
solo para oficina]CS28 esemantama [andan a computadora, luces]CS29 delicado

19
cosascunapa; vuelta soldangapaca Canquito otro medidorta ponirca, eseca
más grandemi can. (JMC Imbabura, 2000)

Cuadro 1. Alternancias de código y préstamos en los textos de chapu shimi

K1 K2 K3 T
Número total de palabras 157 208 313 678
Préstamos: número 101 143 135 379
Préstamos: porcentaje del texto 64 69 43 59
Adjetivos 11 11 13 35
Verbos 23 61 44 128
Sustantivos 38 39 38 115
Adverbios 18 24 20 62
Preposiciones 1 1 1 3
Pronombres 3 7 12 22
Interjecciones 2 0 0 2
Conjunciones 0 0 2 2
Compuestos 5 0 5 10
Alternancias: número 6 5 29 40
Alternancias: palabras 18 23 145 186
Alternancias: porcentaje del texto 11 11 46 23
Alternancias: discurso directo 0 3 2 5
Alternancias interfrasales 2 1 21 24
Alternancias intrafrasales 4 4 8 16
Razón alternancia-préstamo 0.18 0.16 0.93 0.42

El porcentaje promedio de préstamos castellanos en los tres textos equivale a 59% del total, que

sumado al 23% de alternancias de código arroja un total de 82% de elementos de origen

castellano. Según las categorías léxicas, los préstamos más importantes son los verbos y los

sustantivos, seguidos de los adverbios y los adjetivos. Entre las palabras de función resaltan los

pronombres y, en menor medida, las preposiciones y conjunciones. Nótese la existencia de un

número considerable de préstamos multi-morfémicos (compuestos de dos o más palabras

castellanas) que constituyen unidades que entran en la lengua matriz sin previo análisis: por

ejemplo, masuminos, congelamiento de la alocución adverbial ‘más o menos’; y dinuche, fusión

de la frase preposicional ‘de noche’.

20
La presencia de alternancias de código y su influencia en la estructura del chapu shimi no deja de

ser importante, aunque su porcentaje es inferior al de préstamos léxicos. Esto se refleja en la

razón de alternancias y préstamos, que varía según el texto entre 0.18 y 0.93. Los textos

muestran en general que el reemplazo masivo de raíces kichwas con lexemas castellanos no

excluye la presencia de alternancias de código. Es posible incluso que las alternancias estén

motivadas pragmáticamente y haya registros de chapu shimi que recurran con mayor frecuencia

a ellas para matizar o contrastar contenidos según la perspectiva del hablante. Esta estrategia

podría explicar las diferencias porcentuales de las alternancias en los tres textos: mientras en los

dos primeros apenas llegan a 11%, en el último texto su número se cuadruplica (46%). En el

último texto es posible que el porcentaje se haya inflado por la presencia de alternancias en

discurso directo (direct reported speech), cuyo tamaño equivale a 25% del total. El origen de

este tipo de alternancias difiere de otras por su motivación discursiva y por la marca del

reportativo dizi- en sus diferentes formas. Con respecto al tipo de alternancias en los textos del

chapu shimi, las interfrasales son 50% más que las intrafrasales, incluyendo las primeras todas

las alternancias en discurso directo. El análisis de las alternancias de código en el corpus de

Imbabura sugiere la existencia de dos variedades de chapu shimi, una con abundantes

alternancias y otra con un número reducido de ellas. La contribución de los préstamos

castellanos en ambos casos está en relación inversamente proporcional, de modo que a mayor

número de alternancias corresponde un menor número de préstamos, y viceversa.

En lo que respecta a los morfemas estructurales, la mayoría provienen del kichwa de Imbabura,

aunque existe un número pequeño de origen castellano. La excepción son tres morfemas

vinculantes10 que marcan momentos de la narración, tres morfemas estructurales primarios11 de

10
Los adverbiales diai (de ahí) y ai (ahí), y el conjuntivo puriso (por eso).

21
función deíctico-pronominal, y dos morfemas estructurales primarios de grado diminutivo y

aumentativo12. No se encontraron morfemas estructurales secundarios ni morfemas estructurales

externos. Tampoco se identificaron morfemas castellanos de inflexión verbal o de derivación.

Con respecto al orden de los elementos en la oración, se observa el canon sintáctico del kichwa

(SOV) en oraciones principales y subordinadas. Aunque los textos no reflejan una variedad

sintáctica, existen casos aislados del tipo SVO según el modelo castellano. Es posible que SVO y

SOV estén asociados con el tipo de registro, siendo el primero más hispanizante que el segundo.

Con respecto al orden de los elementos, el análisis muestra su origen kichwa como en los

ejemplos siguientes:

5. casa cancha-cuna-pi mididur-ta-ca tini-na


casa patio-PL-LOC medidor-ACU-TOP tener-PRET.HAB

“solían tener el medidor [de luz] en los patios de las casas”

6. finadu compari Rafil Quindi-pac rupa


finado compadre Rafil Quinde-GEN ropa

“la ropa del finado compadre Rafael Quinde”

7. jazinda casa asoma-ri-cpi


hacienda casa asomar-REFL-COND

“Si aparecía la casa de hacienda...”

8. tauca conserta lichi-ta urdiña-c guarmi-cuna


alguna concierta leche-ACU ordeñar-NOM mujer-PL

“Algunas conciertas son las mujeres que ordeñan la leche”

En chapu shimi, al igual que en kichwa, el modificador de la frase nominal antecede siempre al

núcleo: por ejemplo, el préstamo casa califica al lexema kichwa canchacuna en (5) y es

calificado a su vez por el castellano jazinda en (7). Nótese que ‘casa’ en castellano es un

11
Los pronominales yu (yo), il (el) y ami (a mí).
12
El diminutivo -ito y el aumentativo -azo.

22
sustantivo mientras que en chapu shimi puede funcionar como adjetivo (7). Esto demuestra que

el chapu shimi conserva el mismo sistema de partes de la oración que el kichwa de Imbabura: no

distingue entre sustantivos, adjetivos y adverbios, agrupando las tres clases en una sola (Gómez

Rendón, 2006). Asimismo, el chapu shimi sigue el mismo patrón que el kichwa en la formación

de posesivos personales: sufija el morfema –pac al posesor y prepone éste a lo poseído (6). El

orden de los morfemas de inflexión y derivación a nivel de la palabra también es típico del

kichwa. Los morfemas de caso (5, 6, 8) y los morfemas de inflexión nominal (8) se sufijan a la

raíz nominal; el infijo verbal reflexivo -ri- antecede a los morfemas inflexionales de tiempo,

aspecto y persona (en ese orden) y a los sufijos frasales igual que en kichwa (7).

Por último, el chapu shimi conserva uno de los rasgos más característicos de la estructura

morfosintáctica del kichwa, como lo demuestra el ejemplo (8): el uso de la nominalización para

subordinar oraciones. En este ejemplo, el núcleo (guarmicuna ‘mujeres’) de la segunda frase

nominal está precedido por la frase nominalizada lichita urdiñac ‘que ordeñan leche’. No deja de

ser interesante que el chapu shimi conserve la estrategia de nominalización, si se toma en cuenta

que muchos dialectos kichwas menos hispanizados utilizan estrategias de subordinación

innovadoras como la incorporación de conjunciones del castellano (Gómez Rendón, 2007).

Según el análisis que acabamos de presentar, podemos concluir que la lengua matriz del chapu

shimi no es el castellano – pese a la abrumadora presencia de préstamos léxicos de esta lengua –

sino el kichwa, del cual conserva: 1) los morfemas estructurales primarios y secundarios; 2) el

orden de los elementos a nivel de la oración: SOV; 3) el orden de los elementos en la frase; 4) el

orden de los morfemas de inflexión y derivación; 5) y la nominalización de frases subordinadas.

23
La lengua matriz del jopará y sus rasgos tipológicos

El jopará es definido a menudo como un guaraní mezclado con castellano. Para algunos el

guaraní paraguayo es un jopará y no un guaraní propiamente dicho. Para otros el jopará es una

tercera lengua, distinta del guaraní y del castellano (Meliá, 1999). No existe hasta la fecha

consenso sobre el tipo de mezcla que caracteriza al jopará. Las posibilidades combinatorias de

léxico y gramática entre el guaraní y el castellano se muestran en el siguiente cuadro:

Cuadro 2. Posibles mezclas de léxico y gramática en el caso paraguayo

GRAMATICA
G C
L
E G G JC
X
I
C C JG C
O

En primer lugar, si una combinación de léxico y gramática de dos variedades dialectales tiene

como resultado una tercera tipológicamente similar a cualquiera de las dos variedades originales,

entonces quedan excluidas como mezclas interlingüísticas aquellas entre léxico y gramática de

una misma lengua (G y C). En segundo lugar, habría dos tipos de jopará según la lengua matriz

de que se trata: un jopará castellano (JC) y un jopará guaraní (JG), ambos con un gran número de

préstamos léxicos del guaraní y el castellano respectivamente. El primer tipo de mezcla (JC) no

ha sido registrado hasta la fecha en la literatura especializada, aunque no podemos descartar esta

alternativa pues de un análisis exhaustivo de distintas estructuras morfosintácticas del guaraní

paraguayo se desprende una importante aunque no siempre visible influencia de la gramática

castellana. El modelo de la lengua matriz que hemos adoptado no excluye la posibilidad de un

jopará castellano. Al contrario, reconoce que la matriz morfosintáctica de una lengua mixta

24
puede cambiar de la lengua receptora a la lengua donante en el proceso de contacto (matrix

language turnover). Sin embargo, al momento no existe evidencia empírica que confirme esta

hipótesis. ¿Qué forma podría tener un jopará castellano? No lo sabemos a ciencia cierta pero es

posible que el lenguaje que registra la polémica novela Ramona Quebranto (Ayala de

Michelagnoli, 1989) sea un jopará castellano en ciernes13. El segundo tipo de mezcla (JG) se

refiere a un jopará con léxico castellano y gramática guaraní. Hasta ahora hemos asumido que el

jopará hablado mayoritariamente en Paraguay es de este tipo. Para demostrarlo analizaremos tres

textos extraídos del corpus a fin de conocer la proporción de préstamos y alternancias y saber

cuál es la lengua matriz.

Texto 1

Upei aju agotyo amba’apo [compra venta de mercaderías, principalmente


mercaderías]CS1 ojegueruv`a Brasilgui, [comestibles, ropa, un poco de todo
upei otra actividá]CS2 ajapova’ekue avei are avende, avende plástico [bolsas de
plástico]CS3 upea ajogua Paraguaygui, ha la ante koa ko trabajo ajapova hina
ko’agã, aha avei coloniape aha aykyti yvyra, ambo’i ajapo chugui peteĩ corte
pisora oipuruva umi europeo {…} ha che agueru [de que como paraguayo]CS4
ñande jaguereko la ñande identidad, ha amogotyo lado ouramo peteĩ [cultura
diferente]CS5 omoingue ñandeve ko’ape, [dificultad algunas veces]CS6 la ñane
ñe’ẽ guaraníme, porque omoingue ñandéve [otra cultura]CS7 ha avei upekuevo
ñande ñacompara ñande cultura iculturakuéra ndive, ha noipe’a ñande hegui
michimi pe ñande [identidad nacional]CS8, pe ñande rekoteve, ha’e avei heta
ñande paisano, ñane retaygua, aveces opreferi [la otra cultura]CS9 entonces
oipe’a ñandehegui [un poquitito]CS10 la ñande paraguayo reko. Péicha che
atopa [la influencia del portugues]CS11 (FC, Paraguay, 2004)

Texto 2

Añemoarandu, añemoaranduypy [Escuela General Santos]CS1pe oĩ che barrio


péva, barrio [Bernardino Caballero]CS2, ko’agã ko oĩ, kue justamente ahecha
la che escuela ypykue, pepe aike [primero, sexto grado]CS3 peve, ha upéi
[parte secundaria]CS4 katu, ajapoma [Escuela de Comercio número uno]CS5 ha
upei aike’imi la universidadpe ha ndajerecibiri porque ofalta chéve peteĩ
materia, [materia gris]CS6, [año mil novecientos cincuentainueve]CS7pe aju
Caacupépe, oiko gueryry guasu apete, barrero grandepe, haku yvy oiko
13
De hecho, para algunos autores (Lustig 2000), el lenguaje de esta novela es una forma de jopará, aunque no
especifica cuál es la matriz morfosintáctica de la misma.

25
gueryry, ha entonces aju [como secretario general de la delegación de
gobierno]CS8 upéramo, ko’agã, ko’agã oje’e chupe gobernación, pero ymave
oje’e chupe [delegación de gobierno]CS9 ha ndo elegiri la pueblo sino oelegi
chupe dedocracia, presidente he’i pea [ministro del interior]CS10, peata la
[delegado de gobierno]CS11 {…} He, ha upea la ha’eva ndeve che ko upeare
añorairo la sino la pero igusto voi aingo py la peicha pe aretemi jave hamba’e
egueruka la embotelladomi ha rejoso chupe osemba rei la igusto voi la [papi
servime un poquito mas]CS12 ha umia rejoso jey chupe [un traguito]CS13 reho
oveve la castellanope nde barbaro aninte upeicha hagui nde sogue ko’eti che
compañero upepe ja adiomante castellano, y si la apurope ja asyma py la nde
guaimi rova tavy umia ekiriripy cheve ani apyvoi nde rovare mba’e, umia
castellanope. (CM, Paraguay 2005)

Texto 3

[No, bueno]CS1 chengo ha’e lo mitã, [desde el descubrimiento de que Juan de


Salazar y Espinoza]CS2 ou ofunda ndeve pe [fuerte Nuestra Señora de la
Asunción]CS3, pe [Domingo Martinez de Irala]CS4 umi tiempope ohundise
va’ekue hikuai, mba’e, pe guarani, pe [lengua guarani]CS5 Arhentinape
[presidente argentino guerra contra de la triple alianza]CS6 he’i he’i voi akue
pe Mitre, ñahundi haguã Paraguay ko ñahundi va’erã ilengua [y lengua
guarani]CS7 ñahundiva’erã ñahundi haguã Paraguaipe ha upe amoite [guerra
del setenta de la triple alianza]CS8 tiempope ma oje’a akue, ha ko’agã
ohundisente gueteri lo mitã pe ñande ñe’ẽ guarani, maerã upea ohundi haguã
Paraguaipe, ikatuhaguicha ani ñande ja’e ndeiko mba’e nacionalidad
ndaikatumoai ere ni paraguayo ha, porque ñande la ojapova ñande hegui
paraguayo, ha pe guarani ndikatui ojeipea, ha iporã avei ñaaprende pe ingles,
pero ñandengo nai ko Paraguay ryepype [dentro del territorio paraguayo] CS9,
jaiko ko’ãpe [mas del ochenta por ciento de la poblacion]CS10 oñe’ẽ
guaranime, ha mba’ere piko ñande ñaguenoheta pe educacion piko guarani,
ñamoingueventema [otras y otras lenguas mas]CS11, ña moingue portugues, ña
moingue ingles, [cuanto mas lenguas]CS12 ña ñe’ẽngo iporave pe ñande
[bagaje cultural]CS13 tuichave heingo, [cuanto mas lenguas]CS14 ñañe’ẽngo
iporãve ñandeve, ha ñande paraguayo, pea cientificamente oĩ [comprobado de
que es facil peteĩ paraguayo oaprende otra lengua]CS15 porque ha’e michi
guive odesarrolla icerebro ryepype pe [parte del lenguaje, porque dos lenguas
en una vez oaprende]CS16, ha nde redesarrollaro nde infanciape umi [parte del
cerebro que es del lenguaje]CS17 ereko facilida reaprende haguã [otras y otras
lenguas]CS18, [es mas dificil a aquella persona]CS19 oaprende akue [una sola
lengua]CS20 iñinfanciape oaprendeta avei [otra lengua solo que]CS21 hasyveta
chupe [paraguayito no, paraguayito]CS22 peteĩ sapy’aitepe oaprende, ohota
Japonpe [seis meses]CS23 hetama hina oñe’ẽ haguã ndeve [perfectamente
japones]CS24 ohota ndeve Estados-Unidospe, [tres meses]CS25 hetama hina
oaprendeta [perfectamente el ingles]CS26, pero peteĩ monolingue pe [un
año]CS27 opytata Japonpe ha oaprendeta [pero no tanto ]CS28 oaprende haicha
pe bilingüe, peteĩ bilingüepe ifacilve oaprende hetave lengua upeare che ha’e

26
[bienvenido otras lenguas]CS29 pero ani ja jukati ñane mba’e ani ja jukati (EO
Asunción 2004)

El siguiente cuadro muestra los resultados con respecto a los préstamos léxicos y las alternancias

de código y la relación entre ambos.

Cuadro 2. Alternancias de código y préstamos en los textos de jopará

G1 G2 G3 T
Número de palabras (texto) 140 202 333 675
Préstamos: casos 25 45 56 126
Préstamos: porcentaje del texto 18 22 17 19
Adjetivos 2 3 7 12
Verbos 5 4 20 29
Sustantivos 10 17 19 46
Adverbios 2 2 1 5
Preposiciones 0 0 0 0
Pronombres 0 0 0 0
Interjecciones 0 0 0 0
Conjunciones 1 6 6 13
Compuestos 1 0 0 1
Artículos 4 13 3 20
Alternancias: casos 11 13 28 52
Alternancias: palabras 39 45 131 170
Alternancias: porcentaje del texto 28 22 40 30
Alternancias interfrasales 2 5 13 20
Alternancias intrafrasales 9 8 16 33
Razón alternancias-préstamos 0.64 1.00 2.34 1.37

Llama la atención en los textos el elevado número de alternancias de código, que en promedio

abarcan 30% del texto, con predominio de alternancias intrafrasales (un tercio de todos los

casos). La contribución de los préstamos castellanos es menor (19%) en términos absolutos (con

respecto al texto jopará) pero también relativos (con respecto a los textos kichwas). Por

consiguiente, la proporción entre alternancias y préstamos tiene un promedio de 1.37 alternancias

por préstamo léxico, número que supera las dos alternancias por préstamo en el tercer texto. En

cuanto a la composición de los préstamos, el jopará muestra un número mayor de sustantivos,

27
seguidos de verbos, adjetivos y adverbios, en ese orden. Entre las palabras de función destacan

los artículos14 y las conjunciones. No se encontró ningún pronombre, categoría bien representada

en los textos del chapu shimi. Salvo una excepción (aveces), los préstamos compuestos

estuvieron ausentes en los textos15. Las frases nominales formadas por sustantivos seguidos de

adjetivos (barrero grande) y sustantivos femeninos precedidos de artículo (la universidad) no se

consideraron alternancias multi-morfémicas sino préstamos léxicos.

A continuación analizamos ejemplos extraídos de los textos para conocer la lengua de origen de

los morfemas estructurales y aquella que determina el orden de los elementos a nivel de la

oración y la frase y el orden de los morfemas de inflexión y derivación. Considere el lector los

siguientes ejemplos:

9. ha che a-gueru [de que como paraguayo]


y 1S 1S-presentar
ñande ja-guereko la ñande identidad
1PL 1PL-tener ART 1.POS identidad

“y yo sostengo que, como paraguayos, nosotros tenemos nuestra identidad”

10. ha upei ai-ke-’imi la universidad-pe


y luego 1S-entrar-LIM ART universidad-LOC
ha nda-je-recibi-ri porque o-falta chéve peteĩ materia
y NEG-REF-recibir-NEG porque 3-faltar 1.OBJ uno materia

“luego entré a la universidad y no me gradué porque me faltó una materia”

11. [cuanto más lenguas] ña-ñe’ẽ-ngo i-porã-ve


1PL-hablar-ENF 3-bien-más
pe ñande [bagaje cultural] tuicha-ve he’i-ngo,
dem 1PL.POS grande-más 3.decir-ENF
[cuanto más lenguas] ña-ñe’ẽ-ngo i-porã-ve ñandeve,
1PL-hablar-ENF 3-bien-más 1PL.OBJ

14
Para un análisis del artículo castellano en el guaraní paraguayo, véase Gómez Rendón (2007).
15
En el caso de expresiones idiomáticas convencionales o construcciones perifrásticas usuales, asumimos que todas
se prestan como unidades indivisibles no analizadas (Backus, 1999). El mismo análisis puede aplicarse a
alternancias con rasgos de congelamiento y convencionalidad, pero no seguimos este criterio.

28
“Cuantas más lenguas hablemos dicen que es mejor, que nuestro bagaje cultural es más
grande, cuantas más lenguas hablemos, es mejor para nosotros”

12. peteĩ bilingüe-pe i-facil-ve o-aprende heta-ve lengua


un bilingüe-OBJ 3.ser-fácil-más 3-aprender mucho-más lengua

upéare che ha’e [bienvenido otras lenguas]CS29


por.eso 1S 1s.decir

pero ani ja-juka-ti ñane mba’e


pero NEG 1PL.matar-NEG 1PL.POS cosa

“Para un bilingüe es más fácil aprender muchas más lenguas, por eso digo ‘bienvenidas
otras lenguas’, pero no matemos la nuestra”

Como se observa en los ejemplos anteriores, gran parte de los morfemas de sistema pertenece al

guaraní. Las excepciones son el artículo castellano la, morfema estructural primario; las

conjunciones causal porque y adversativa pero, morfemas estructurales secundarios externos.

Morfemas estructurales del guaraní son, entre otros, el adjetivo posesivo y pronombre de primera

persona plural ñande (primarios); el comparativo –ve y el enfátivo –ngo (secundarios internos);

el morfema de caso acusativo-dativo –pe y el morfema de inflexión verbal o– (secundarios

externos). La estructura morfosintáctica guaraní determina también la forma de las alternancias

castellanas al violar la regla de concordancia de número y persona: por ejemplo, cuanto más

lenguas, en lugar de cuantas más lenguas, en (11); o bien, bienvenido otras lenguas, en lugar de

bienvenidas otras lenguas, en (12).

Dado que el guaraní y el castellano son lenguas con un orden de palabras flexible – aunque

ambas prefieren el orden SVO – es difícil saber qué lengua rige la sintaxis a nivel de la oración.

Más allá del orden de los constituyentes principales, se observan calcos sintácticos que pueden

estar motivados por la presencia de préstamos léxicos o palabras de función (conjunciones) de

origen castellano que requieren un orden típico de esta lengua. Consideremos el ejemplo (12). En

29
éste encontramos un orden de elementos poco frecuente en guaraní, donde el objeto indirecto

antecede al verbo y el sujeto está al final de la oración (OVS). Si comparamos esta construcción

con su traducción castellana, vemos que es fiel copia de ésta, tanto así que a cada constituyente

en jopará corresponde un constituyente en castellano. Un orden similar de elementos se

encuentra en el ejemplo (6), donde la construcción ofalta chéve peteĩ materia es calco de la

expresión castellana ‘me faltó una materia’. Añadase en este caso que la causalidad no está

expresada por el morfema guaraní –rehe sino por la conjunción castellana porque, que precede la

oración subordinada. Este breve análisis – que no podemos ampliar por razones de espacio pero

que ha sido abordado en otro lugar (Gómez Rendón, 2007) – nos sugiere que el orden de

elementos a nivel de la oración proviene del castellano, más aun cuando el guaraní es una lengua

asindótica donde las relaciones interfrasales no se dan a través de conectores.

El orden de los elementos al interior de la frase nominal, a diferencia de la oración, sigue el

canon del guaraní. A modo de ejemplo consideremos la frase la ñande guaraní.16 En este caso el

determinante deíctico precede al adjetivo posesivo y éste al núcleo nominal. El orden difiere del

castellano, donde el artículo queda excluido cuando un adjetivo posesivo antecede al núcleo

nominal. El artículo castellano también puede aparecer antes de un núcleo nominal, como en la

frase la universidadpe ‘a la universidad’, pero en este caso no es una alternancia de código sino

dos préstamos independientes. Por otro lado, al no existir diferencias entre el castellano y el

guaraní en cuanto a la posesión pronominal, el orden de los constituyentes puede tener su origen

en cualquiera de las dos lenguas.

16
La frase guaraní equivalente es pe ñande guaraní donde pe cumple las mismas funciones deícticas que el artículo
prestado del castellano. Sobre esta base es posible postular el uso del artículo castellano en guaraní como un tipo
específico de deíctico que ocupa la ranura sintáctica de los deícticos guaraníes.

30
Con respecto al orden de los morfemas de derivación e inflexión, los ejemplos muestran que el

mismo proviene exclusivamente del guaraní. Esto se debe a que la morfología del jopará es la

misma del guaraní, sin haberse encontrado ningún morfema de derivación o inflexión castellano,

excepto, claro está, en las alternancias. Tomemos como ejemplo la frase ndajerecibiri. En ella,

aparte del circunfijo de negación nda-ri, encontramos el reflexivo -je después del primer

elemento de la negación, ambos según el patrón morfosintáctico del guaraní. Por último, si

consideramos que el guaraní es una lengua polisintética morfológicamente compleja, se asume

que el jopará tendría iguales características. Como hemos demostrado en otro lugar (Gómez-

Rendón, 2007), el jopará muestra empero un grado de polisíntesis menor que el guaraní

tradicional debido a la presencia de conjunciones y a la abundancia de calcos sintácticos del

castellano.

A manera de resumen podemos decir que: 1) el guaraní es la lengua que provee la mayor parte de

morfemas estructurales al jopará; 2) el orden de los elementos a nivel de la oración proviene de

ambas lenguas, aunque es notoria la presencia de calcos sintácticos del castellano; 3) el orden de

los elementos a nivel de la frase nominal es guaraní; 4) el orden de los morfemas en los procesos

de derivación e inflexión es guaraní, aunque el nivel de polisíntesis del jopará es mucho menor

que el del guaraní tradicional.

Observaciones finales

El contacto sociocultural en América desembocó a menudo en la extinción de las lenguas

indígenas, unas veces por el irrefrenable proceso de hispanización, otras por el exterminio o la

asimilación de las poblaciones nativas. Sin embargo, hubo también procesos de supervivencia

etnolingüística. Uno de ellos es la mezcla lingüística, fenómeno paralelo a otros procesos de

31
hibridación cultural que ha tomado varias formas según 1) la composición demográfica de los

territorios conquistados, 2) los procesos de identidad étnica de las comunidades de hablantes, y

3) las características tipológicas de las lenguas en contacto. Sin dejar de reconocer su

importancia, el presente artículo ha tocado los dos primeros factores de manera superficial y se

ha ocupado principalmente de las características tipológicas de la mezcla lingüística.

El resultado de nuestro análisis arroja algunas conclusiones. La primera es que, siendo formas

híbridas, el chapu shimi y el jopará utilizan de diferente manera los préstamos léxicos y las

alternancias de código. Mientras que en el chapu shimi existe un mayor número de préstamos

léxicos, en jopará es mayor el número de alternancias de códigos. Es decir, la composición de

préstamos y alternancias en ambas lenguas es inversamente proporcional. La segunda

observación es que el tipo de préstamos léxicos en ambas lenguas es diferente: así, en chapu

shimi predominan los verbos sobre los sustantivos y los adverbios sobre los adjetivos, mientras

que en jopará son los sustantivos los que superan a los verbos y los adjetivos a los adverbios. De

igual manera, mientras en chapu shimi existe un número considerable de préstamos multi-

morfémicos (congelados), su presencia es prácticamente nula en jopará. La tercera observación

es que la lengua matriz no siempre es la lengua indígena: mientras que el kichwa es siempre la

lengua matriz del chapu shimi, el guaraní es la lengua matriz del jopará sólo en parte, pues el

castellano determina el orden de los elementos a nivel de la oración. Además, el jopará es menos

polisintético que el guaraní por la presencia de conjunciones castellanas. Por todas estas razones

resulta difícil determinar con exactitud la matriz morfosintáctica del jopará.

La conclusión general a partir de estas observaciones es que pese a estar catalogadas como

variedades mixtas en la literatura especializada, el chapu shimi y el jopará no tienen el mismo

nivel de mezcla lingüística. Más aún, sólo el chapu shimi puede ser clasificado como lengua

32
mixta por la clara separación que presenta entre el origen del léxico (castellano) y de la

gramática (kichwa). Por otro lado, si tomamos en cuenta la cantidad de variantes que se agrupan

bajo el término ‘jopará’, es mejor caracterizar éste como un conjunto de registros matizados por

distintas composiciones de préstamos y alternancias en el discurso, según el grado de

bilingüismo del hablante, su filiación identitaria y otros factores sociolingüísticos preponderantes

como el género, la edad y el nivel de educación. Estos sociolectos mixtos distan de ser lenguas

mixtas propiamente dichas porque la división léxico-gramática que presentan es difusa.

Esperamos haber ofrecido aquí criterios de análisis que sienten las bases para un estudio

metódico y sistemático de las variedades mixtas. Estos criterios estuvieron dados por tres

elementos que consideramos constitutivos de cualquier tipo de mezcla: los prestamos léxicos, las

alternancias de código y la matriz morfosintáctica. A partir de allí evaluamos cuantitativa y

cualitativamente la contribución de cada elemento para el chapu shimi y el jopará, y

establecimos una comparación entre ambos para definir su estatus lingüístico, lo cual nos

permitió clasificar la primera variedad como una lengua mixta y considerar la segunda como un

sociolecto mixto. Ahora bien, ¿es posible que un sociolecto mixto, por esencia inestable, pueda

cristalizarse en una lengua mixta estable (como parece ser el caso de la media lengua)? La

misma pregunta ha sido formulada para el turco en Holanda y el náhuatl en México, dos casos

ampliamente documentados de mezcla lingüística (Backus 1992; Hill y Hill 1986). El resultado

al que llega Backus (2003: 266) en un análisis similar es que el grado de congelamiento de

alternancias y la compartimentación léxico-gramática en los sociolectos mixtos puede acercarse

al grado de las lenguas mixtas pero en ningún caso llegar a ser el mismo. Al final, como señala

este autor, si insistimos en analizar los sociolectos mixtos como lenguas mixtas, no tenemos otra

alternativa que clasificarlos como variedades mezcladas de diferente tipo.

33
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