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Los helados y el Más allá

Sebas respira hondo, no es una inhalación cualquiera, es una autentica bocanada de


oxigeno, profunda y masiva, sebas cierra los ojos. Él es el ultimo de la fila de hermanos
que desperdigó mi tía por este mundo malo y cruel. Mi tía, la mas cariñosa de todas.
Ella es el ser mas virtuoso de todo mi árbol genealógico. Ella es casi un ángel, lo nota
cualquiera que la conoce, con esos ojos verdes enormes y mágicos. Ella cuenta que sus
asombrosos ojos eran la puerta hacia el conocimiento del más allá. Por eso desde muy
joven es médium. Y no una médium cualquiera, las mas increíble de todas. Sus ojos son
descaradamente verdes, de un verde verdoso que hacen enojar a cualquiera. Pero
siempre el odio al verdor de su mirada es rápidamente apaciguado con esa sonrisa que
ilumina la desventura y destruye a los envidiosos. Siempre cuelga la ropa de la misma
forma primero de arriba hacia abajo y luego de abajo hacia arriba. Y cuando las
sabanas le ocultaban le rostro, todos esperábamos con impaciencia que se asomaran
esos ojos hipnóticos, verdes de rayos x. Esa es su marca de nacimiento, la forma de ver
las cosas, uno podría pensar que es capaz de atravsarlas. Mi tía es como un
francotirador del alma, puede saber lo que ocultabas tras la mueca de la mentira. No
se le escapa nadie. Cuando nació mi abuela balbuceante dijo que se llamaría Mar y
murió, fueron las últimas 3 letras que propunció M-A-R Mar simple pero majestuosa.
Para que desvelarse pensando y combinando multitudes de letras una y otra vez. Si al
final un nombres es solo eso. Como les decía, nadie se le escapa a ese rifle ocular, a ese
radar verdoso, que es capaz de saber cuando estas triste o cuando te dejó el novio.
Mar cuenta que el dia que descubrió su mediumnidad estaba media dormida, eran casi
las 3 de la madrugada y sintió como un brazo largo, negro y elástico de una sombra la
tomaba con fuerza y sacaba, de un tiron, su alma del cuerpo. Alli pudo verse,
acostada, era ella y a la vez era otra. Era un muñeco de carne y hueso suspendido sin
vitalidad. Lamentablemente, y de eso, todos nos apenábamos, sobretodo Sebas, es el
hecho de que el único espíritu capaz de canalizar mitía es un Señor de unos 60 años
que vivió en Caracas en los años 70, y que en vida era ateo, que obviamente nunca
creyo en el más allá, que murió solo porque nunca tuvo familia ni soporto a ningún
amigo y que cuando tratamos de hablar con él sólo repite una y otra vez que lo
dejemos en paz porque no puede ver tranquilo su novela de las 9. Esos no entristece a
todos, pero sobretodo a Sebas porque, además de desperdiciar todo el potencial
mediumnico de su madre, el más alla puede ser tan o mas aburrido que los días en
esta ciudad. Para solventar tan amarga verdad y esperando que un espíritu mas
positivo e imaginativo puedas ilustrarnos como es el más alla, nuestra familia vende
helados.

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