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Discordancia contenido/relación
Una situación frecuente en la vida de pareja se configura cuando Aparece cuando los sujetos utilizan el lenguaje como un recurso
ambos creyeron estar de acuerdo pero no lo estaban, y pensaban de defensa o ataque automático. No prestan demasiada atención al
estar en una situación de entendimiento total. Por supuesto que esto contenido de lo que se dicen y, en la pelea, utilizan el lenguaje como un
ocurre en muchísimas situaciones de la vida, pero la relación se arma de guerra más que como un instrumento de pensamiento; el
transforma en un infierno cuando el narcisismo en juego impide las objetivo es causar algún dolor o provocar cierta reacción. La ideología
readecuaciones necesarias. que a veces subyace en este tipo de funcionamientos es que la pareja
es un hecho de la naturaleza, de modo tal que no existe divorcio y se
Coca pensaba que para Ernesto era muy importante rearmar una vida de puede evacuar/hablar sin cuidado por el contenido en juego. En una
familia pero que él era muy cómodo y no era capaz de hacer los esfuerzos dinámica de este tipo, de no producirse un cambio se toma
necesarios. Ernesto pensaba que Coca tenía mucho interés en él pero se distraía prácticamente imposible una terapia analítica dada la utilización que en
excesivamente en las cuestiones de la familia y en los líos que traían las psicoanálisis se hace de la palabra.
Un ejemplo puede aclarar la idea:
relaciones entre los diferentes hijos. Había una ilusión de entendimiento referida
a los intereses centrales que eran diferentes en ambos. Para ella lo central era Alejandra realizó un gasto excesivo con la tarjeta de crédito para el
rearmar una familia y para él lo central era una vida de pareja. presupuesto de la pareja.
Sobreviene una crisis y se produce entre ellos este diálogo en sesión: Emanuel: ¿Cómo puede ser que hayas gastado esa suma de dinero,
Coca: Nosotros estamos en una crisis, más o menos desde hace un año, una una suma que no tenemos? Alejandra: Vos hacés lo mismo.
crisis verbalizada. En 1990 Ernesto tuvo una neumonía en la que apareció su Emanuel: ¿Cuándo hice lo mismo?
inquietud de separarse, ahí descubrí que yo no tenía en Ernesto el lugar que Alejandra: Siempre.
quería tener. Bueno, desde ahí hasta ahora yo cambié, y ahora pido otras cosas Emanuel: Decime una vez...
para seguir juntos; yo era antes la que manejaba la estructura familiar, que es Alejandra (con indignación): ¡Por favor!
una estructura familiar grande, cada no de nosotros tiene dos matrimonios y
cada uno de nosotros tiene dos hijos en cada matrimonio, o sea cuatro en total. El diálogo así planteado sigue un largo rato, pero no tiene ninguna
Yo empecé todo esto con la idea de que sea la pareja definitiva, de formar por posibilidad de aportar algo, a excepción de que Alejandra deje de hablar
fin una familia. con devoluciones automáticas. La intervención del analista conviene
Ernesto: Bueno, como tenía que ser en estos casos, yo no estoy de que se refiera a la forma, sin referirse al contenido, y que señale la
acuerdo; sí estoy de acuerdo con los datos, pero por eso mismo yo creía que la esterilidad de un diálogo así planteado, pero, por supuesto, tiene altas
pareja tenía que ser muy especial, con la historia que traemos, Coca al posibilidades de que con sus palabras suceda -en lo referido a
principio era la que empujaba, yo le decía de ir tranquilos; soy escéptico, en Alejandra- lo mismo que con las de Emanuel. En lo referido a Emanuel
realidad no sé si estoy de acuerdo en todo lo que tengo que cambiar y la intervención debe referirse a funcionamientos diferentes que la
tampoco sé si en realidad quiero cambiar. Además hablamos idiomas esterilización de la palabra. Otro ejemplo de esterilización de la palabra
diferentes, tenemos como idiomas diferentes, a mí la convivencia siempre me puede encontrarse en el discurso de Cristóbal referido al hablar de dis-
pareció un problema. Yo le decía de no convivir, pero tal vez sin el debido cordancia verbal/gestual.
énfasis, me parecía que iba a perderla si se lo decía demasiado... Yo le decía Celina: Estoy muy cansada con las dos nenas, me dan mucho trabajo, no
de no casamos, seguir juntos pero cada cual viviendo en su casa. tengo ayuda.
Pedro: Pero las nenas están divinas, se ve la diferencia con otras nenas que
están sin la madre.
Celina: No digo no estar con ellas, pero necesitaría alguna ayuda. Pedro
(al terapeuta): Yo sé que en el fondo ella está orgullosa de cómo están
creciendo nuestras hijas...
Pedro Desconfirma las propuestas de Celina, en una suerte de espiral
creciente de negaciones. Desconfirma el cansancio de Celina y lo que ella hace
saber de sil-necesidad de ayuda y de su realidad personal.
DE LA INTERACCIÓN A LO INCONSCIENTE
Mientras el analista se centra en trabajar los distintos sentidos que las diferentes cuestiones
adquieren para cada partenaire, y más aún, la imposibilidad de acceder a sentidos unívocos o defi-
nitivos, las parejas, por su parte se refieren permanentemente a los problemas “de comunicación”.
¿Cómo pensar la comunicación cuando existe el inconsciente? Se trata de un término que es
usado de manera muy diferente. No tiene una acepción unívoca y en términos generales se refiere
a cómo la pareja se “imaginariza” a sí misma. Según los casos, dicen que los problemas vienen “desde
siempre” o, por el contrario, aseguran que en los comienzos “la comunicación era muy buena”, “nos
entendíamos muy bien”. A qué se refieren, es algo que nunca es claro. Generalmente, cuando las
parejas dicen que en los comienzos “la comunicación era muy buena” es probable que se refieran a la
ilusión especular de los inicios, en la que cada uno asignaba al partenaire ideas y características
complementarias o similares a las propias (“pensábamos igual’7). Generalmente también, cuando
dicen que “la comunicación es mala”, posiblemente aludan a que el mensaje del otro y el propio son
recíprocamente interpretados de manera persecutoria o negativa por el interlocutor y a que
predomina en el diálogo una suerte de sordera autista. El término “comunicación” es vago, de
geografía imprecisa y no hay forma de comunicarse absolutamente “bien” ya que las
semantizaciones son obligadamente singulares y libidinales. La comunicación humana no es nunca
unívoca, y hay malentendidos permanentemente, aunque, claro, hay algunos que son peores que
otros y no es lo mismo la tragedia que la comedia.
El analista, péndula permanentemente entre aceptar que la comunicación se basa en
malentendidos inconscientes y, por otra parte, esclarecer algunos mensajes para aminorar en lo
posible el efecto de los malentendidos que producen más malestar. El peso de lo erótico y
enigmático en la vida de pareja no debe llevar a olvidar la importancia de los mensajes conscientes,
en los que se dirime un proyecto de vida, decidir si se va a ir al cine o al teatro y en qué horario,
qué valores se le van a inculcar conscientemente a un hijo, en fin...
El psicoanalista sabe de los límites del lenguaje, pero no puede disminuir su importancia: es el
mejor instrumento del que dispone el ser humano para dar cuenta de su experiencia, pese a sus
infinitos límites y falencias. Por fuera de él, quedan alternativas como el fusil, el divorcio, el silencio
meditativo del retiro en el Himalaya. Ahora bien, en los conflictos de pareja es importante tener
muy presente que todo lo que el lenguaje clarifique no alcanza a cubrir otras dimensiones
fundamentales en la vida de pareja: el cuerpo, lo real, lo libidinal en juego.
Para terminar, es útil recordar que en este capítulo se han descripto algunas formas que
adquiere el discurso conjunto en la superficie psíquica y se han propuesto algunas reflexiones
sobre cómo la pareja vive el diálogo entre ellos: lo que ellos suelen llamar comunicación. De modo
que nos hemos referido exclusivamente a las primeras orientaciones en el trabajo clínico, lo que
deja sin resolver la pregunta referida a los funcionamientos inconscientes que operan en la pareja.