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Básicamente,
seguía las enseñanzas de Aristóteles, su fundador.
Teofrasto
Aristoxeno
Satiro
Eudemo de Rodas
Andronico de Rodas
El más grande de los filósofos paganos, nació en Estagira, una colonia griega
en la península tracia Calcídica, en el 384 a.C. Murió en Calcis, en Eubea, en
el 322 a.C.
Permaneció en Atenas como discípulo de Platón desde los dieciocho hasta los
treinta y siete años, y se dice que destacaba entre los que acudían a
instruirse a la arboleda de Academo, contigua a la casa de Platón. Las
relaciones entre el famoso profesor y su ilustre discípulo han dado pie a
varias leyendas, muchas de las cuales presentan a Aristóteles de forma no muy
favorable. No cabe duda de que existieron diferencias de opinión entre el
maestro, que tomó partido por los principios sublimes e idealistas, y el
alumno, que, incluso en aquel entonces, mostraba ya una predilección por la
investigación de los hechos y leyes del mundo físico. Es probable que Platón
afirmara que Aristóteles necesitaba unas riendas más que una espuela, pero no
hay razón para creer que ello abriera una brecha en su amistad. De hecho, el
comportamiento de Aristóteles tras la muerte de Platón, su continuada
asociación con Xenócrates y otros platónicos y sus alusiones en sus escritos a
las doctrinas de Platón prueban que, aunque hubo discrepancias de opinión
entre maestro y discípulo, no faltaba una estima cordial o ese mutuo dominio
de si mismos que podría esperarse de hombres de carácter noble. Además de todo
ésto, en la medida en que presentan a Aristóteles bajo un prisma desfavorable,
se puede rastrear el origen de las leyendas hasta los epicúreos, que desde
antiguo fueron conocidos como profesionales de la calumnia, y si escritores
patrísticos como Justino Mártir y Gregorio Nacianceno proporcionaron amplia
circulación a tales leyendas, debe buscarse la razón no en una tradición
histórica bien fundamentada, sino en la desproporcionada estima en que los
herejes de las primeras épocas del Cristianismo tenían a Aristóteles.
Filosofía
1. La Lógica
2. Filosofía teórica
A. Metafísica
La causa final es aquella por la cual se ha hecho la estatua (como, por
ejemplo, el precio pagado al escultor, el deseo de agradar a un superior,
etc.)
Todas ellas son causas verdaderas en tanto que el efecto depende de ellas para
existir o para su modo de existir. La filosofía pre-aristotélica fracasó, bien
al intentar discriminar entre los diferentes tipos de causas, confundiendo el
principio material con el eficiente, bien al insistir en que sólo las causas
formales eran los verdaderos principios del ente, o bien al reconocer que hay
un principio de finalidad y dudar al aplicar ese principio a los detalles del
proceso cósmico. La filosofía aristotélica, al discriminar entre las
diferentes causas genéricas y retener al mismo tiempo todos los diferentes
tipos de causas que intervenían en el pensamiento filosófico anterior, marca
un verdadero desarrollo en la especulación metafísica y se presenta como una
auténtica síntesis de las filosofías jónica, eleática, socrática, pitagórica y
platónica. Un punto que se debería recalcar al exponer esta parte de la
filosofía aristotélica es la doctrina de que toda acción consiste en poner en
acto aquello que estaba contenido en potencia en el material sobre el que
trabaja el agente. Esto es cierto no sólo en el mundo de las cosas animadas,
en el que, por ejemplo, el roble está contenido en la bellota, sino también en
el mundo inanimado en el que el calor, por ejemplo, está contenido en potencia
en el agua, y sólo necesita como agente al fuego para ser puesto en acto. Ex
nihilo nihil fit. Este es el principio del desarrollo de la filosofía
aristotélica que es tan comentado en relación con la noción moderna de
evolución. La mera potencialidad, sin ningún acto o realización - la
denominada materia prima - no existe por si misma en ninguna parte, aunque
entra en la composición de todas las cosas excepto en la Causa Suprema; está
en un polo de la realidad, mientras que ésta última está en el otro. Ambas son
reales. La materia prima posee lo que pudiera denominarse realidad más
atenuada, dado que es pura indeterminación; Dios posee la más alta y completa
realidad, ya que El es, en el más alto grado de determinación . Una de las
tareas de la metafísica, la ciencia teológica, consiste en demostrar la
existencia de una Causa Suprema. Y Aristóteles se embarca en esta tarea en
muchas partes de su obra de la Filosofía Primera. En la “Física”, adopta y
mejora un argumento teleológico de Sócrates cuya premisa mayor es “Aquello que
exista para un propósito útil debe ser la obra de una inteligencia”. En el
mismo tratado él argumenta que, aunque el movimiento es eterno, no puede haber
una serie infinita de entes que mueven y entes que son movidos, y que, por
tanto, debe haber uno, el primero de la serie, que es inmóvil, to proton
kinoun akineton - primum movens immobile. En la “Metafísica” sostiene que el
acto, por su naturaleza, precede a la potencia, y que, consecuentemente,
previo a toda materia y a toda composición de materia y forma, de potencia y
acto, debe haber existido un Ente que es acto puro, y cuya existencia consiste
en el pensamiento sobre si mismo, que es pensamiento (noesis noeseos). El Ente
Supremo imparte movimiento al universo al mover el Primer Cielo; sin embargo,
el movimiento que emana de la Primera Causa es el deseo. En otras palabras, el
Primer Cielo, atraído por el deseo hacia el Ente Supremo “como el alma es
atraída por la belleza”, se pone en movimiento e imparte su movimiento a las
esferas inferiores, y así, en último lugar, a nuestro mundo terrestre. Según
esta teoría, Dios nunca abandona el eterno reposo en que El consiste. Voluntad
e intelecto son incompatibles con la eterna inmutabilidad de su existencia.
Dado que la materia, el movimiento y el tiempo son eternos, el mundo es
eterno. Pero ha tenido una causa. La manera en que se ha originado el mundo no
está definida en la filosofía aristotélica. Parece aventurado afirmar que él
enseñó la doctrina de la creación. Aunque sí se puede afirmar con seguridad
que él estableció los principios que, llevados a su conclusión lógica,
conducirían a la doctrina de que el mundo fue hecho de la nada.
B. Física
La física tiene por objeto de su estudio los “entes dotados intrínsecamente de
movimiento”, en otras palabras, el estudio de la naturaleza. La naturaleza
difiere del arte en lo siguiente: la naturaleza esencialmente se determina a
si misma desde dentro de ella misma, mientras que el arte permanece externo a
los productos artísticos. En su autodeterminación, esto es, en sus procesos,
la naturaleza sigue una forma inteligente e inteligible. “La naturaleza está
siempre luchando por conseguir lo mejor”. El movimiento es una característica
del ente, esto es, la condición por la que un ente en potencia se convierte en
un ente actual. Hay tres tipos de movimiento: cuantitativo (aumentar y
disminuir), cualitativo (alteración) y espacial (locomoción). El espacio no es
ni materia ni forma, sino “el límite primero e inmóvil del continente en
contraste con el contenido”. El tiempo es la medida de la sucesión del
movimiento. Al tratar las nociones de movimiento, espacio y tiempo,
Aristóteles refuta la doctrina eleática de que el movimiento real, el espacio
real y la sucesión real implican una contradicción. De acuerdo con Empédocles,
también Aristóteles enseña que todos los cuerpos terrestres están compuestos
de cuatro elementos o principios radicales, a saber: fuego, aire, tierra y
agua. Estos elementos determinan no sólo el calor natural y la humedad de los
cuerpos, sino también su movimiento natural, hacia arriba o hacia abajo, según
el predominio del aire o de la tierra. Los cuerpos celestes no están
constituidos por los cuatro elementos, sino por el éter, cuyo movimiento
natural es circular. La Tierra es el centro del sistema cósmico; es un cuerpo
esférico, inmóvil y alrededor de él giran las esferas en las cuales están
fijados los planetas. El Primer Cielo, que juega un papel tan importante en el
sistema cosmogónico general aristotélico, es el cielo de las estrellas fijas.
Está rodeando todas las demás esferas y, al estar dotado de inteligencia, se
volvió hacia Dios como atraído por el deseo hacía El y así comunicó a todos
los demás cuerpos celestiales el movimiento circular que les es natural. Estas
doctrinas, al igual que el concepto general de naturaleza como dominada por el
designio o el propósito, llegaron a darse por sentado en toda filosofía de la
naturaleza hasta los tiempos de Newton y Galileo, y hasta el nacimiento de la
ciencia física moderna.
C. Matemáticas
3. Filosofía práctica
4. Filosofía poética
La Escuela Aristotélica
Obras
Tratados de lógica
Tratados de metafísica
Tratados de física
(1) “De Anima”; (2) “De Sensu et Sensibili”; (3) “De Memoria et
Reminiscentia”; (4) “De Vita et Morte”; (5) “De Longitudine et Brevitate
Vitae”.
(1) “De Poetica”; (2) “De Rhetorica; ambos son genuinos sólo en algunas de sus
partes.
WILLIAM TURNER