Está en la página 1de 5

Análisis de “Los ojos verdes”:

Primera parte
“Los ojos verdes” es un relato que pertenece al libro Leyendas del
escritor español Gustavo Adolfo Bécquer.

Dos primeros párrafos:

– En estos dos párrafos tenemos un narrador interno que se


identifica como el escritor.
– Funcionan como una especie de introducción al relato en el
que el autor expresa se deseo de escribir “cualquier cosa” con
ese título (“Los ojos verdes”) ya que dice haber visto unos
ojos como los de la leyenda “no sé si en sueños”.
– Bécquer es un escritor romántico, y en estos dos primeros
párrafos eso queda claro por la libertad con la que afronta la
escritura. El motivo por el que escribe es “ganas de escribir
cualquier cosa con ese título”. No le importa cómo pueda
resultar la historia y también dice “he dejado a capricho volar
la pluma”, dando a entender que quien escribe es en realidad
la pluma y no él mismo. En esa frase “volar” es una metáfora
que se refiere a la escritura. Y esa metáfora del vuelo refuerza
todavía más la idea de libertad.
– Al expresar el motivo de la escritura el autor nos parece estar
indicando que la narración que vamos a leer es ficticia,
producto de su imaginación. La historia está inspirada en una
leyenda sobre un demonio con forma de mujer bella que
habita cerca de la montaña Moncayo, pero es creación
personal de Bécquer.
– Aparecen otras metáforas que relacionan a la escritura con
otro arte: la pintura. “ojos como los que he pintado en esta
leyenda”. “boceto de un cuadro que pintaré algún día”. Se
identifica a esta narración con un boceto, es decir, un
proyecto, de un cuadro futuro. Con estas metáforas se destaca
el componente visual de la narración, que tiene gran cantidad
de descripciones.
– La finalidad de este boceto es describir unos ojos verdes que
el autor ha visto, pero admite que no los podrá describir “tal
cuales ellos eran”. Sin embargo a continuación los describe
con una larga comparación: “luminosos, transparentes como
las gotas de la lluvia que se resbalan sobre las hojas de los
árboles después de una tempestad de verano”. En esta
comparación, y en muchas descripciones a lo largo de la
narración, se expresa el amor por la naturaleza, que es una
característica del Romanticismo.
– Casi al final del segundo párrafo hay una invocación al lector.
El escritor confía en “la imaginación de los lectores para
hacerme comprender”. De esa forma, nos invita
explícitamente a este juego llamado literatura en el que
construimos significados e imágenes a partir de palabras.
Primera parte:

– La narración tiene un comienzo abrupto o también llamado


“in media res”. Esto significa que la historia no presenta una
introducción en la que se presentan los personajes sino que
nos conduce directamente al nudo de la historia, cuando se
desarrollan hechos importantes. A medida que transcurre el
relato nos vamos a enterar de que Fernando, perteneciente a
la nobleza, junto a Iñigo, su montero mayor, y los demás
ayudantes, salieron a practicar la caza.
– El relato comienza con un ejemplo de estilo directo. No habla
el narrador sino uno de los personajes, Iñigo, quien narra en
tiempo presente lo que está observando: cómo el ciervo ya
está herido pero sigue corriendo en dirección a la fuente de
los Álamos. También ordena a sus ayudantes a cortarle el
paso porque si llega a esa fuente “podemos darlo por
perdido”. Más adelante sabremos la razón.
– En el segundo párrafo aparece la voz del narrador externo y
omnisciente, que es el narrador principal de la historia. Aquí
nos relata y describe la persecusión del ciervo haciendo
referencia sobre todo a los sonidos “repitieron de eco en eco
el bramido de las trompas, el latir de la jauría desencadenada,
y las voces de los pajes resonaron con nueva furia”.
– En este párrafo se presenta a Iñigo como “el montero mayor
de los marqueses de Almenar”, que cumple un rol
subordinado a personas de la nobleza. Este tipo de relaciones
entre noble1 y siervo2 son características de la Edad Media y
el antiguo régimen que empiezan a deshacerse justamente en
el siglo XIX, pero los escritores románticos solían evadirse
de su realidad hablando de épocas pasadas y en especial de la
Edad Media.
– Tercer párrafo: el ciervo logra perderse en el camino que
lleva a la fuente. Hay una comparación: “rápido como una
saeta”.
– Cuarto y quinto párrafo: nuevo estilo directo en el que habla
Iñigo. Ordena a sus ayudantes detenerse. Se detiene la
cabalgata y se hace silencio.
– Sexto párrafo: aparece el protagonista de la historia, a quien
se caracteriza como “el héroe de la fiesta”. También se dicen
su nombre completo y su familia: “Fernando de Argensola,
primogénito3 de Almenar”. Tiene poder sobre los demás por
pertenecer a la nobleza y llega cuando todos se detuvieron.
– Séptimo párrafo: estilo directo de Fernando. Insulta a su
montero llamándolo “imbécil” y demostrando su poder, y le
pide explicaciones por haber dejado huir al ciervo. Lo
molesta especialmente que ese fuera el primer ciervo que él
había herido.
– Décimo párrafo: estilo directo de Iñigo. El montero le explica
1 Noble: Persona perteneciente a la nobleza, clase superior que es dueña de la tierra en una sociedad feudal.
2 Siervo: Persona perteneciente a la clase baja en la sociedad feudal, sometida a la autoridad de la nobleza.
3 Primogénito: Primer hijo, que suele tener más derechos o privilegios que sus hermanos.
a su señor que no es posible pasar de ese punto porque en esa
fuente “habita un espíritu del mal”. Y le hace una advertencia
que podemos considerar como una anticipación de lo que
ocurrirá después: “El que osa enturbiar su corriente paga caro
su atrevimiento. (...) ¿Cómo la salvaréis vos sin traer sobre
vuestra cabeza alguna calamidad horrible?”.
– Undécimo párrafo: estilo directo de Fernando. Responde a su
montero que prefiere perder su señorío o el alma antes que
perder a ese ciervo. En su arrebato, Fernando le da más
importancia al ciervo que a su señorío o su alma. También
podemos considerar esa afirmación como una anticipación,
dado el desenlace trágico de la historia. Fernando se muestra
terco, violento, y decide cumplir el deseo de alcanzar a su
presa a pesar de las advertencias.
– Duodécimo párrafo: el narrador relata la partida de Fernando
y su caballo mientras Iñigo y los demás lo observan
“inmóviles y consternados”. La comparación “como un
huracán” pone de relieve la furia y la velocidad de la
cabalgata.
– Decimocuarto párrafo: estilo directo de Iñigo. Expresa ante
sus ayudantes su sentimiento de conformidad por haber
cumplido con su deber de intentar detenerlo poniendo en
riesgo su propia vida. Habla del diablo, como el enemigo que
se encuentra en la fuente, y afirma que nada pueden hacer
contra él la valentía y la ballesta del montero. Que acaso
podría ser útil el poder religioso de un capellán con su
hisopo.

Resumen de los hechos hasta este punto:

Fernando, su montero mayor Iñigo y los demás ayudantes se


encuentran de cacería. Fernando logró herir a un ciervo. Iñigo y
los demás persiguen al animal herido pero al ver que llega al
camino que conduce a la fuente de los Álamos, ordena a los demás
hombres detenerse. Después de un momento los alcanza Fernando.
Insulta a su montero y le pide explicaciones por haber dejado ir la
presa. Él le explica que no se puede pasar de ese lugar porque allí
vive un ser maléfico y pueden ocurrirle grandes desgracias a quien
entre. Fernando, testaturo y arrebatado por el deseo de alcanzar su
primera presa, dice que prefiere perder el alma o su señorío antes
que a ese ciervo y cabalga “como un huracán” hacia la fuente.
Iñigo expresa a los demás la tranquilidad de haberle advertido a
pesar de poner en riesgo su vida.

También podría gustarte