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Fiodor Dostoyevski El Manto Del Profeta 1871 1881 Tomo 5 PDF
Fiodor Dostoyevski El Manto Del Profeta 1871 1881 Tomo 5 PDF
DOSTOIEVSKI
El manto del profeta
1871-1881
Frank, Joseph
Dostoievski. El manto del profeta, 1871-1881 / Joseph Frank ; trad . de Juan José
Utrilla. - México: FCE, 2010.
965 p. ; 23 x 17 cm - (Colee. Lengua y Estudios Literarios)
Título original: Dostoevski. The Mantle of the Prophet, 1871-1881
ISBN 978-607-16-0209-1 (rústica)
ISBN 978-607-16-0202-2 (empastada)
ISBN 978-607-16-0182-7 (obra completa)
Dist1ibución mundial
Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672; fax (55) 5227-4649
Prólogo 11
Abreviaturas 1 7
Fuentes de los textos 18
Primera parte
Un nuevo comienzo 21
Segunda parte
Un periódico personal 255
Tercera parte
"Con palabras que quemen los corazones de los hombres" 453
Cuarta parte
Los hermanos Karamázov 713
Quinta parte
Muerte y transfiguración 881
~ 11
era importante para los existencialistas franceses: su retrato lo tuvo colga-
do Heidegger en su estudio durante toda su vida.) Pero cuanto más lo leía
yo, más insatisfecho me sentía con las interpretaciones habituales que en-
contraba. O bien se le consideraba , en gran parte, en términos puramente
personales y psicológicos, o bien se le analizaba en relación con las cues-
tiones filosóficas y teológicas generales que son planteadas en sus novelas,
y éstas eran, frecuentemente, como en el caso del existencialismo, vinculadas
con uno u otro de los movimientos filosóficos contemporáneos, empezan-
do por la boga de Nietzsche de finales del siglo x1x.
Es imposible, no obstante, leer a Dostoievski sin cobrar conciencia de
que sus personajes principales están profundamente impregnados de las
ideologías y los problemas sociopolíticos de su época; aun así, sus ideas
llamadas políticas parecían tan excéntricas que casi nadie las tomaba en serio.
De hecho, pareció necesario desentenderse de ellas si se le quería hacer
justicia como novelista. Aún recuerdo un artículo de Philip Rahv sobre Los
demonios, de hace muchos años, en el cual, mientras elogiaba la visión pro-
fética de Dostoievski sobre los peligros del radicalismo ruso, el crítico ex-
plicaba con todo detalle que Dostoievski no había sabido nada de socialis-
mo. Pero si pudo leer el futuro del socialismo en Rusia con tal clarividencia,
¿cómo pudo ser tan ignorante de lo que sus doctrinas en realidad repre-
sentaban?
Preguntas como ésta se me ocurrieron a propósito , asimismo, de otras
obras, y me pareció sumamente insatisfactoria la noción general de que,
dado que Dostoievski mantuvo una actitud tan desfavorable en su aproxi-
mación a las ideologías de su época, más valía olvidar sus ideas al respecto
o explayarse sobre la gran diferencia que existe entre la creatividad literaria
y la sobriedad sociopolítica. Más aún: cuanto más me enteré del verdadero
contexto sociocultural del que surgieron sus escritos, más intensamente
empecé a sentir que la opinión habitual debía ser enteramente invertida , y
que era necesario estudiar muy minuciosamente su trasfondo ideológico.
Desde luego , este análisis lo habían hecho muy concienzudamente los crí-
ticos y eruditos rusos del último medio siglo, y yo he abrevado abundante-
mente, y con gratitud, en sus resultados. Pero, según también me di cuen-
ta , estos estudiosos fueron obligados a adoptar una visión de la historia
cultural rusa que ponía graves limitaciones al modo en que podían inter-
pretar el papel desempeñado por Dostoievski durante el pasado de todos
ellos. Así pues, parecía haber espacio para un estudio que no padeciera ta-
12 .... PRÓLOGO
les limitaciones, y que buscara su punto de partida con toda la objetividad
y la imparcialidad posibles.
Desde luego, el genio de Dostoievski elevaba los problemas que dra-
matizó hasta alturas moral-filosóficas que incluían las cuestiones más tras-
cendentes del pensamiento y la experiencia judeocristianos. Desde luego,
mi objetivo no era sacarlas de este empíreo ámbito; sin embargo, esas cues-
tiones se le habían planteado en las circunstancias rusas de su propio tiem-
po y lugar, y si hemos de seguir la trayectoria por la cual fueron elevadas
hasta un nivel que rivaliza con el de las grandes tragedias poéticas, me pa-
reció necesario captar su punto de origen con la mayor exactitud con que
pudiera hacerlo.
Siguiendo estos lineamientos, mi propio intento empezó con Memorias
del subsuelo. Al enfrentarme a este texto comencé a comprender la com-
plejidad de las relaciones que hay en sus escritos entre la psicología y la
ideología , y lo importante que era, para comprender debidamente a aqué-
lla, identificar sus raíces en el marco sociocultural de ésta. Una vez que
hube desplegado el proyecto, continué investigando otras obras desde el
mismo punto de vista, y, finalmente, procedí a estudiar toda su carrera de
creador. Pero, como crítico literario, me pareció esencial no sólo explorar
este contexto sino también mostrar cómo podía ponerse de relieve para
ofrecer nuevas perspectivas sobre los objetivos y las realizaciones de Dos-
toievski.
Así pues, cada uno de mis libros anteriores ha estado dominado por la
ideología del periodo en que Dostoievski creó sus obras, y en este último
enfoco la relación -relativamente inexplorada- de sus novelas del dece-
nio de 1870 con las doctrinas del populismo ruso. Sin embargo , dado que
estaba escribiendo para lectores estadunidenses que sólo tenían el conoci-
miento más nebuloso (en el mejor de los casos) de la historia cultural rusa,
esto significaba ocuparme con cierta extensión de arrojar luz sobre el tras-
fondo. Fue esta necesidad la que, a la postre, conforme se iban apilando
las cuartillas, me obligó a abandonar mi idea de escribir un solo volumen y
a lanzarme por el camino largo.
En un coloquio celebrado en la Universidad de Stanford en 1989, de-
dicado a los escritos de lan Watt y a los míos, se me preguntó si era real-
mente necesario dedicar tantos volúmenes a un solo autor (hasta entonces,
se habían publicado tres). Según recuerdo, contesté que si estuviera escri-
biendo acerca de él tan sólo como una persona, acaso no serían necesarios
PRÓLOGO ~ 13
tantos volúmenes; pero dado que, en realidad, estaba escribiendo una his-
toria condensada de la cultura rusa del siglo x1x, con Dostoievski en su
centro , sentía yo que mi prolijidad no era injustificada. En efecto , Dos-
toievski enfocó todos los problemas de esa cultura en sus grandes nove-
las: no en el nivel en que ordinariamente se presentaron ante los ojos de
sus contemporáneos, sino transformándolos en los términos de su propia
visión escatológica y mesiánica. Y la fascinada respuesta que esta visión
provocó en su propia época hace tanto más importante aclararla para la
nuestra.
Al correr de los años, he mencionado en diversos volúmenes a todas
las personas a quienes agradezco su ayuda y apoyo. Sería demasiado lar-
go enumerar aquí , de nuevo , todos sus nombres, pero puedo verlas con
los ojos de la mente y me gustaría invocar sus presencias unidas, una
vez más , cuando llega a su fin la obra que , con su aliento , ayudaron a en-
gendrar.
Vaya también mi agradecimiento a los miembros de mi departamento
en Stanford, quienes me acicatearon con su apreciación de mis libros pasa-
dos y su impaciencia por ver el siguiente. Siento especial gratitud por mi
presidente, Grigori Freidin, cuyas conversaciones acerca de la cultura rusa,
fuese de los siglos x1x o xx, siempre son enormemente estimulantes, y quien
hizo todo lo que estuvo en su poder, desde un punto de vista práctico , por
ayudarme en mi labor.
Dos colegas y amigos eslavistas de otras universidades me han puesto
en gran deuda . Gary Saul Morson, de Northwestern, y Caryl Emerson, de
Princeton tuvieron la enorme bondad de "peinar" con gran finura mi ma-
nuscrito original, y me ayudaron a mejorarlo considerablemente, como
respuesta a sus sugerencias. No podré darles nunca las gracias suficientes
por su dedicada obra de amistad.
Por diversas razones, este volumen en particular resultó sumamente
difícil de escribir, y una vez más deseo expresar mi gratitud a mi editora de
Princeton University Press , Gretchen Oberfranc , cuya paciencia y capaci-
dad conocía yo desde hace tiempo. Pero ahora sus consejos resultaron de
igual importancia, mientras yo pasaba de una versión a otra, y con toda
generosidad aprobó el que yo lo hiciera aunque esto aumentara su carga de
trabajo.
Además, me siento obligado a expresar mi gratitud a la cohorte de
estudiosos y críticos rusos que se afanaron, durante tantos años , por dar
PRÓLOGO ... 15
Abreviaturas
~ 17
Fuentes de los textos
SOBRE LA TRANSLITERACIÓN. En su traducción de esta obra, hecha direc tamen te del ruso al inglés,
Joseph Frank recurri ó al Sistema l de la tabla de transliteración propuesta en The Transliteration
of Modc m Russian Jo1· English Language PL1blications, de J. Thomas Shaw (Madison / Mil wakee /
Lond res, 1967).
En esta edición optam os por utilizar la tabla de transliteración elaborada por la UNESCO,
aplicable tanto a la traducción del ruso al inglés como a la del ruso al español, a fin de unifor-
mar, en los cinco tomos de esta biografía, la escritura de vocablos y nombres propios, recurrien-
do también al uso castellanizado de aquellas grafías frecuentes en obras similares a ésta. [EE.]
18 <111
Abrumado por la sed del espíritu, crucé
Un desierto infinito hundido en el pesar;
Y w1 ángel con sus seis alas acudió
Donde cesaban las huellas y me hallaba extraviado.
Dedos tenues cual un sueño puso
Sobre mis párpados; por completo abrí
Mis ojos para mirar como un águila vigilante en derredor
Puso sus dedos en mis oídos,
Que se llenaron ele formidable sonido:
Comprendí la música de las esferas,
El vuelo de ángeles por los cielos,
El camino de las bestias reptando bajo el mar;
El embriagante ascenso ele la viña;
Y, como un amante que me besara,
Me arrancó esta lengua mía
Llena de mentira y vanidad;
Abrió mis labios trémulos
Y, con la mano diestra ensangrentada,
Me armó con un dardo ele serpiente;
Con deslumbrante espada me ab1ió el pecho;
Hacia él saltó palpitando mi corazón;
Un carbón ardiente oprimió
Contra el f anclo de la herida.
Allí en el yermo quedé muerto,
Y Dios me llamó y dijo:
"Levántate, profeta, y oye y ve.
Y haz que vean y oigan mis obras
Todos los que se apartan de mí,
Y quémalos con mi palabra llameante".
UN NUEVO COMIENZO
l. Introducción
Los ÚLTIMOS diez años de la vida de Dostoievski, tema del presente volu-
men, señalan el fin de una extraordinaria carrera literaria y de una vida
que llegó a las cumbres y a las profundidades de la sociedad rusa. Durante
estos años se volvió costumbre, incluso entre personas que disentían (y a
veces violentamente) de Dostoievski acerca de las cuestiones sociales y po-
iíticas, contemplarlo con cierta reverencia, y sentir que sus obras encarna-
ban una visión profética que iluminó Rusia y su destino. Uno de sus poe-
mas favoritos, que a menudo leía en voz alta, era "El profeta", de Pushkin,
obra poderosamente evocadora; y cada vez que lo hacía, quienes lo escu-
chaban fascinados sentían siempre que él estaba asumiendo esta función .
La estatura sin precedentes que alcanzó ha dejado asombrados hasta a sus
amigos y admiradores, y ha rebasado todas las fronteras personales y políti-
cas. A ojos de la gran mayoría del público lector, se convirtió en símbolo
vivo de todos los padecimientos que la historia había impuesto al pueblo
ruso, así como de todo su anhelo de un mundo ideal de amor fraternal
(cristiano) y de armonía.
Muy diversos factores contribuyeron a la posición única de que Dos-
toievski disfrutó durante el decenio de 1870. En su Diario de un escritor
(hoy poco leído) , obra periodística escrita mensualmente por él durante
dos años, comentó el escenario contemporáneo con pasión, energía y elo-
cuencia, y también incluyó recuerdos literarios , cuentos y bocetos. Estas
entregas periódicas de carácter personal tuvieron un éxito enorme, lle-
gando a un público más numeroso que ninguna publicación anterior de
comparable seriedad intelectual; de este modo, aunque muchas de las ideas
allí expresadas no representan lo mejor de Dostoievski, sí obtuvieron una
~ 23
enorme respuesta, que lo convirtió en la voz pública más importante de la
época. Fue el Diario de un escritor, junto con sus apariciones en diversos
foros como lector y orador, lo que ayudó a crear su condición "profética".
Además, durante los dos últimos años de su vida mantuvo fascinada a toda
la Rusia culta con las entregas mensuales de su más grande novela, Los her-
manos Karamázov. Su conmocionante tema situaba el asesinato de un padre
en un vasto contexto religioso y moral-filosófico, y ningún lector ruso de
la época pudo dejar de relacionar sus profundas páginas con la actualidad,
a saber, los intentos cada vez más frecuentes de asesinar al zar.
Dostoievski no se mostró renuente a adoptar ese papel profético, que
bien pudo sentir que el destino mismo le asignaba. Su vida lo había colo-
cado en una posición extraordinaria desde la cual le era posible interpretar
los problemas de la sociedad rusa , y su evolución artístico-ideológica en-
carna y expresa todos los conflictos y las contradicciones que integraban el
panorama de la vida sociocultural rusa. Asimismo, en ningún momento
estuvo la opinión pública rusa más dispuesta a buscar un guía que en el
periodo crítico por el cual estaba entonces pasando el país. Esta época tor-
mentosa e inestable llegó a su clímax precisamente un mes después de la
muerte de Dostoievski, con el asesinato de Alejandro 11, el zar liberador, a
quien él había reverenciado.
Para colocar la triunfal apoteosis de Dostoievski en la perspectiva ade-
cuada, echemos un vistazo al transcurso de su vida hasta aquel punto.
Nacido en 1821, pertenecía a una familia jurídicamente clasificada como
"nobleza" según la tabla de los rangos establecida por Pedro el Grande.
Pero ésta era, simplemente, una graduación del servicio civil, y no daba a
su familia una posición social equiparable con la de la clase establecida de
aristócratas terratenientes de la que descendían, por ejemplo, Turgueniev y
Tolstoi, los más importantes literatos entre sus contemporáneos. Mijaíl An-
dreevich, el padre de Dostoievski, era un médico del ejército que había
ascendido a base de esfuerzo, y cuyos padres habían pertenecido al clero
provinciano, grupo cuyo prestigio en Rusia distaba mucho de ser elevado.
La familia de su madre era de comerciantes, y aunque sus miembros habían
adquirido una cierta cultura, este origen seguía colocándolos en los pelda-
ños inferiores de la escala social rusa. Vemos así que la posición del propio
Dostoievski era ambigua en la jerarquía rusa. Legal pero no socialmente,
era igual a los vástagos de la nobleza; y por las observaciones que hace
acerca de Turgueniev en una carta sabemos cuánto resintió la superficial
24 .. UN NUEVO COMIENZO
amabilidad de los modales típicamente aristocráticos de éste. Así, la inten-
sidad de los sentimientos de Dostoievski ante el tema de la humillación
probablemente brotaba de las anomalías de su propia situación.
Cualesquiera que fu esen los defectos morales del padre de Dostoiev-
ski, los cuales han sido ampliamente analizados en otra parte, Mijaíl An-
dreevich cuidó concienzudamente de su familia y les dio a sus hijos la me-
jor educación posible. Los envió a escuelas privadas para protegerlos de
castigos físicos, y a su casa acudieron preceptores para instruirlos en fran-
cés y en religión. Dostoievski recordaba haber aprendido a leer en un ma-
nual religioso , y también rememoraba las peregrinaciones anuales con su
piadosa madre al convento de la Trinidad y San Sergio, a unas sesenta vers-
tas de Moscú, así como las visitas a las muchas catedrales que hay dentro
de la ciudad misma. Se le enseñó así a reverenciar la tradición religiosa
rusa, y a esas tempranas impresiones atribuyó una influencia decisiva so-
bre su desarrollo ulterior. Este aspecto religioso de su educación lo aparta,
asimismo, de la pauta habitual de la clase aristocrática (aunque no de toda,
desde luego, ya que los eslavófilos devotos eran de la misma cepa). Pero ,
en su mayor parte , entre la clase superior la fe religiosa había sido socava-
da por Voltaire y por el pensamiento francés del siglo xvm, y los hijos de la
nobleza recibían poca o ninguna instrucción religiosa , cuyos preceptos de
autosacrificio y de reverencia por el martirio los absorbían principalmente
de boca de sus sirvientes.
El padre de Dostoievski había destinado a sus dos hijos mayores, Mi-
jaíl y Fiódor, a la carrera militar, y Fiódor logró pasar el examen de admi-
sión de la Academia de Ingenieros Militares de San Petersburgo. Recibió ,
pues, la educación de un oficial y de un caballero , aunque no mostrara
ningún interés por la ingeniería militar y, al parecer, tampoco tuviera talen-
to para ella . Por fortuna, la academia también incluía cursos de literatura
rusa y francesa, y Dostoievski mostró una auténtica apreciación del clasi-
cismo francés (en particular admiró a Racine), así como un buen conoci-
miento de las últimas producciones de escritores socialmente progresistas
como George Sand y Victor Hugo, a quienes hasta cierto punto ya conocía.
Desde que aprendiera a leer, la literatura había sido su pasión, y ya de
tiempo atrás había decidido que deseaba ser escritor, como su ídolo Push-
kin; en una ocasión dijo que si no hubiese llevado ya luto por su madre,
fallecida en 183 7, se habría puesto de luto cuando Pushkin fue muerto en
un duelo, ese mismo año. Uno de los más grandes triunfos públicos de
INTRODUCCIÓN
obra de Dostoievski.) Sin embargo, recibió un profundo adoctrinamiento
en el pensamiento socialista, y estas enseñanzas dejarían una huella per-
manente sobre sus ideas y valores. El concepto de una transformación utó-
pica de la vida terrenal en lo que habría de ser, en efecto, una realización
del ideal cristiano del Paraíso como un ámbito de amor mutuo nunca dejó
de rondar por su imaginación ... aunque dista mucho de ser claro hasta
qué punto creyó literalmente que fuera posible.
Las discusiones un tanto desordenadas de las reuniones de Petrashev-
ski se animaron mucho como resultado de las revoluciones europeas de
1848, y la oleada de levantamientos que recorrió Europa llegó, aunque en
batida, hasta las costas de Rusia. Los de Petrashevski, desde luego, estaban
dedicados a la persuasión pacífica, pero Nikolái Speshnev, probablemente
el prototipo del personaje de Stavroguin en Los demonios -a quien Dos-
toievski por entonces llamaba su "Mefistófeles"-, formó una pequeña so-
ciedad secreta dentro del círculo. El propósito de este grupo clandestino
era hacer circular propaganda entre los campesinos, con la idea de crear
una revolución contra la condición de los siervos. Dostoievski participó
raras veces en las discusiones públicas sobre teoría que entablaran los miem-
bros del grupo más numeroso, pero en las pocas ocasiones en que habló
fue para fustigar, con apasionada indignación, la intolerable injusticia de
esta piedra de toque del orden social ruso . Por ello, no es sorprendente que
se uniera al grupo revolucionario de Speshnev y que tratara de reclutar a
otros para la causa.
En 1849, los de Petrashevski fueron rodeados por la policía secreta de
Nicolás I, quien, en vista de la oleada revolucionaria que recorría Europa,
había decidido no tolerar que ni siquiera se discutiesen esas ideas sub-
versivas. Sin embargo, aunque se sospechaba la existencia de la organiza-
ción auténticamente revolucionaria, ésta no fue revelada en la investigación
consiguiente , y tan sólo se la descubrió en 1922. De hecho, fue en 1956
cuando salieron a la luz los nombres de sus siete miembros . Dostoievski
pasó toda su vida sabiendo que había sido alguna vez revolucionario, que
no había retrocedido ante la idea de derramar sangre, y su profunda com-
prensión de la psicología de los personajes atraídos por las ideas radicales
seguramente puede atribuirse a semejante historia.
Su arresto, con su secuela, indiscutiblemente fue uno de los momentos
decisivos (tal vez el momento decisivo) de su vida. Fue sometido - junto
con los demás- a la terrible prueba de un simulacro de ejecución, y estu-
INTRODUCCIÓN ~ 29
postulado religioso , sino también una necesidad primordial de la persona-
lidad humana. Acciones que podrían parecerle insensatas o irracionales a
un observador superficial brotaban irresistiblemente, entre los presos vigi-
lados noche y día, del "intenso e histérico anhelo de autoexpresión, del
inconsciente deseo de tener una personalidad, del afán ... de afirmar [una]
personalidad oprimida, un deseo que de pronto se apodera de [alguien] y
llega al punto de la furia, del despecho, de la aberración mental" (v. 4 , pp.
66-67). Dostoievski comparó esta furia incontenible con la reacción de un
hombre enterrado vivo y que, sin esperanza, golpea la tapa de su ataúd; el
conocimiento cierto de la inutilidad de sus esfuerzos no contendrá su des-
esperación visceral. Desde entonces, la idea de que la racionalidad o la ra-
zón podían considerarse como fuerza dominante y decisiva en la vida hu-
mana le pareció el colmo del absurdo .
Horrorizado al principio por las barbaridades de los campesinos que
eran sus compañeros de prisión, la actitud de Dostoievski hacia ellos fue
cambiando gradualmente . Llegó a comprender que muchos de sus críme-
nes habían sido provocados por (y eran una rebelión contra) las impla-
cables crueldades que habían tenido que soportar, y empezó a detectar
(o creyó que podía detectar) , bajo las brutalidades de su conducta aparen-
te, la bondad y gentileza que había encontrado mucho tiempo antes entre
los campesinos de la pequeña propiedad de su padre. En un esbozo reve-
lador, "El campesino Marei", Dostoievski pinta su repulsión ante el espec-
táculo de los campesinos presos embriagándose ruidosamente un día de
fiesta, pero luego recuerda la ternura de Marei, el siervo de su padre , que
lo había tranquilizado y lo había bendecido , siendo él un niño asustado .
¿No eran todos estos escandalosos salvajes otros tantos Mareies, si se pu-
diera mirar en sus corazones7 Tanto más cuanto que , cualesquiera que
fuesen sus crímenes, siempre los habían reconocido como tales , y "cuan-
do [durante la Pascual, con el cáliz en las manos el sacerdote leyó las pa-
labras 'Acéptame, oh, Señor, aun como ladrón', casi todos ellos se proster-
naron hasta el suelo , haciendo sonar sus cadenas" (v. 4, p. 177). La fe de
Dostoievski en las innatas virtudes cristianas del campesinado ruso, las
cuales le pareció discernir aun bajo el repelente exterior de aquellos em-
pedernidos criminales campesinos, nunca vaciló en el futuro y llegó a ser
una decisiva -si bien muy discutible- piedra de toque de su ideología
ulterior.
A su regreso a Rusia en 1860, después de servir durante seis años como
30 ~ UN NU EVO COMIENZO
soldado y como oficial del ejército ruso , Dostoievski encontró enteramente
cambiada la atmósfera sociocultural. Pertenecía a la generación del dece-
nio de 1840, que había sido inspirada por un socialismo utópico francés ,
imbuido de una veneración a Cristo, y cuyas ideas filosóficas absorbió de
los espaciosos horizontes metafísicos del idealismo alemán de Hegel, Sche-
lling y Schiller. Ahora la vida cultural rusa estaba dominada por una gene-
ración nueva, la de los sesenta, y sus guías, Nikolái Chernishevski y N. A.
Dobroliubov, eran hijos de familias de sacerdotes. Educados en seminarios
religiosos pero desilusionados de la Iglesia , se habían convertido al radica-
lismo sociopolítico y buscaban alimento filosófico en el ateísmo de Feuer-
bach, el materialismo y racionalismo del pensamiento francés del siglo xvm
y el utilitarismo inglés de jeremy Bentham. Así, el radicalismo ruso adqui-
rió una nueva base ideológica, que fue formulada por Chernishevski como
doctrina del "egoísmo racional".
Al mismo tiempo, el ambiente sociopolítico del país también estaba
pasando por un cambio trascendental. El nuevo zar, Alejandro ll , había
decidido abolir la esclavitud, y este enorme acontecimiento, que se llevó a
cabo con relativa tranquilidad en 1861 , dejó una profunda impresión en
Dostoievski. Lo habían enviado a Siberia por su odio a aquel detestable
aherrojamiento de una gran mayoría del pueblo, y ahora la esclavitud era
eliminada por "la mano del zar" ... sin las sangrientas revoluciones que ha-
bían sido necesarias para mejorar las condiciones de las clases inferiores en
Europa (para no mencionar la Guerra Civil que ahora había estallado
en los Estados Unidos). Dostoievski se sintió , así, más confirmado aún en
su convicción, expresada desde sus días de Petrashevski, de que Rusia no
necesitaba buscar en Europa la solución de sus propios problemas sociales.
Más aún: de mucho tiempo atrás había estado convencido de que el pue-
blo ruso (los campesinos) no responderían a agitadores revolucionarios de
la intelligentsia, que predicaban panaceas esencialmente europeas. Lo que
más temía era que tal agitación obstaculizara o anulara las reformas que es-
taba haciendo el zar liberador, no sólo con respecto a los esclavos sino tam-
bién en el ejército, el sistema jurídico y otras áreas de gobierno.
Dostoievski volvió a la vida literaria de comienzos de los sesenta como
director de dos periódicos: Vremya (El Tiempo) y Epohha (La Época), que
propugnaban una doctrina llamada pochvennichestvo (de pochva, tierra na-
tal). Pedían encarecidamente a los miembros de la europeizada intelligent-
sia rusa y a los de la clase alta en general que retornaran a los valores de su
INTRODUCCIÓN ~ 31
patria. A su vez, la intelligentsia aportaría de su educación europea los be-
neficios supuestamente civilizadores de su cultura; no obstante, al correr
del tiempo fue perdiendo importancia este último aspecto del programa.
Para Dostoievski, la enajenada intelligentsia estaba obligada a dar el primer
paso para salvar el abismo asimilando las creencias y la psicología del
pueblo, arraigadas en su tradicional fe religiosa. Los radicales, por su parte,
insatisfechos ahora con las condiciones económicas con que se había libe-
rado a los siervos, estaban intentando causar disturbios, y Dostoievski se
oponía a esta agitación porque estaba provocando la reacción que él
temía . Sin embargo, había algo más importante: la doctrina del "egoísmo
racional" chocaba de lleno con la modificación de sus convicciones, resul-
tante de su arresto y sus años en prisión. Creer que todas las necesidades y
los deseos de la personalidad humana podían ser satisfechos por la simple
razón era , según él, prueba de la más miope ingenuidad; a la vez, tomar el
egoísmo como base de una filosofía moral no sólo era algo contradictorio
en sus términos sino que podía justificar los peores abusos. Después de
Siberia, Dostoievski había llegado a considerar los valores cristianos de amor
y autosacrificio como posesión inerradicable de la psique social-moral
rusa, y como el único rayo de luz que brillaba en medio de las tinieblas
morales circundantes.
La casa de los muertos, una semificticia autobiografía de sus experien-
cias en prisión, fue unánimemente aclamada, y restauró la reputación lite-
raria de Dostoievski. Escrita en un estilo totalmente distinto de las explora-
ciones psicológicas de sus novelas, también revela lo multifacético de su
talento; estas memorias agudamente observadas y objetivamente escritas
las admiraba con fervor Tolstoi, quien en cambio criticaba acerbamente
ciertos rasgos de las obras de ficción más conocidas. Nadie había expuesto
antes este mundo cerrado de los campamentos de prisión, ni mostrado
tanta comprensión y simpatía hacia sus habitantes. La siguiente obra impor-
tante de Dostoievski, su novela corta Memorias del subsuelo, pasó en gran
parte inadvertida, pero hoy con justicia se le considera como una creación
sumamente original. Predecesora de toda una línea de modernos retratos
de personajes cínicos y atrabiliarios, también es el preludio del gran perio-
do creador de Dostoievski.
Aquí lanza Dostoievski un ataque en gran escala contra las premisas
de la ideología radical mediante la dramatización de sus consecuencias so-
bre la personalidad de su hoy célebre "hombre del subsuelo". Con gran
INTRODUCCIÓN ~ 33
declaración directa que jamás hiciera de sus convicciones religiosas, escrita
en un cuaderno de notas mientras velaba al lado del ataúd de su primera
esposa, escribió Dostoievski: "Es imposible amar a otro como a uno mismo,
según el mandamiento de Cristo. La ley de la personalidad en la tierra nos
encadena. El ego se entromete ... pero Cristo fue un perpetuo ideal eterno
al que el hombre aspira y al que, de acuerdo con la ley de la naturaleza
[puede presumirse, de la naturaleza humana], debe aspirar" (v. 20, p. 172).
Estas melancólicas reflexiones quedan dramatizadas en la historia del prín-
cipe Mishkin, ciertamente el más conmovedor héroe cristiano de toda la
literatura moderna, cuya psicología fue determinada por las propias cavila-
ciones de Dostoievski sobre el significado de la encarnación de Cristo para
la vida humana.
Dostoievski escribió El idiota durante su estadía de cuatro años en el
extranjero (1867-1871), originalmente planeada como breve viaje de vaca-
ciones pero prolongada por temor a ser arrojado, al regresar, a la prisión
por deudas. Éstos fueron años de resignada pobreza y aislamiento, alivia-
dos tan sólo por la compañía de Anna Grigórievna, su segunda esposa,
siempre leal, dedicada y mucho más joven que él, y que también le sirvió
de amanuense. Fue aquél, asimismo, el periodo de su fiebre del juego, es-
porádico vicio al que le han prestado excesiva atención los biógrafos que
buscan la clave de su obra en un aspecto patológico de su personalidad. Se
debe tener en cuenta que en estos años, Dostoievski escribió El idiota en
circunstancias prácticas extremadamente difíciles, así como dos brillantes
novelas cortas: El jugador y El eterno marido. También apuntó algunas notas
para una magna obra, en varios volúmenes, que nunca llegó a escribir: La
vida de un gran pecador; de la que sacó materiales para Los demonios y para
Los hermanos Karamázov.
Dostoievski empezó a escribir Los demonios estando aún en el extranje-
ro, y con esta coruscante creación, probablemente la más grande novela
jamás escrita acerca de conspiraciones políticas, volvió al ataque contra la
ideología radical ya iniciado antes. En Crimen y castigo sólo había imagina-
do que las ideas radicales pudieran conducir al asesinato, pero ahora un
grupo clandestino encabezado por Serguéi Nechaev había asesinado a uno
de sus propios miembros, probablemente por temor a ser traicionado.
Dostoievski vio este acontecimiento como confirmación de sus peores te-
mores acerca de los efectos moralmente peligrosos de los principios radi-
cales, que durante sus años de exilio había llegado a considerar como una
INTRODUCCIÓN ~ 35
ración escrita en términos de moral cristiana. Pero esto nos lleva al co-
mienzo del presente volumen, y a esos asombrosos diez años de la vida de
Dostoievski que culminaron, no sólo en un triunfo personal, sino también
en Los hermanos Karamázov, la respuesta artística de su genio a todas las
tormentosas agitaciones de aquéllos.
~ 37
estudiante por miembros del grupo radical de Nechaev. De hecho, el juicio
público de los nechaevtsi estaba ocurriendo en el momento mismo de la
llegada de Dostoievski a la capital, y algunos de los documentos esenciales,
incluso el fríamente maquiavélico Catecismo de un revolucionario (escrito
por Mijaíl Bakunin o por Serguéi Nechaev, y tal vez por ambos), fueron
puestos a la vista y al alcance del público el día mismo en que Dostoievski
bajo del tren.
Así, la reaparición de Dostoievski habría despertado, sin duda, más
atención si se hubieran conocido sus planes , pero él los había mantenido en
bien guardado secreto. Había salido de Rusia cargado con las deudas finan-
cieras de su hermano Mijaíl, que él había aceptado pagar tras su súbita muer-
te en 1864, y por ellas se le había amenazado de cárcel. En realidad, sólo
saliendo del país había logrado librarse de ser arrojado a la prisión por deu-
das, y se mantuvo alejado tanto tiempo por temor de que, de otra manera,
se cumpliera la amenaza. La oscuridad de su regreso fue, así, una protección
contra un enjambre de acreedores que inmediatamente aparecerían exigien-
do su pago, situación que, como bien sabía él, acabaría con la tranquilidad
que necesitaba para continuar su trabajo en la novela inconclusa que era su
única fuente de ingresos. Sólo a sus parientes más directos y a unos cuantos
amigos (así como a los directores del Mensajero Ruso, periódico en que se
estaba publicando Los demonios) se les informó que pronto estaría de regre-
so en San Petersburgo. Así logró Dostoievski ocultar su presencia en su pa-
tria durante dos meses, hasta que su paradero se dio a conocer en septiem-
bre, por medio de una mención en un periódico.
1
PSS, vol. 29 , libro 1, p. 218; 18 de julio de 1871.
UN RETORNO APACIBLE ~ 39
también estaba casado , Pasha parecía dar por sentado que recuperaría su
posición anterior de prizhivalchik, de gorrón y parásito. Pero Anna, quien
había derramado lágrimas por los reproches de Pasha cuatro años antes, en
los primeros días de su matrimonio, ahora estaba al mando de la situación.
En términos inequívocos, le explicó que no había ni que pensar en estable-
cer un hogar común con él. Un llamado a Dostoievski bastó para convencer
a Pasha de que no volverían los viejos días: se le dijo , de manera tajante,
que su padrastro "había dejado toda la administración del hogar en manos
de Anna" y que "lo que ella decida, así será". 4
Sin embargo, Pasha aún persistió en acudir a su padrastro en busca de
ayuda económica, y Dostoievski continuó no sólo auxiliándolo en casos
de escaseces temporales, sino que también lo ayudó a obtener un empleo
por medio de amigos comunes. Varias notas escritas poco después de su re-
greso documentan esas recomendaciones; pero el irresponsable de Pasha
nunca duró mucho en un empleo, para gran exasperación de su padrastro, y
ofreció una excusa tras otra por su continua insatisfacción con sus trabajos.
Si Pasha seguía colgado del cuello de Dostoievski, la situación mejoró
grandemente, desde el punto de vista de Anna, con respecto a la familia de
su difunto hermano Mijaíl. Dostoievski no sólo había aceptado las deudas
de su hermano , sino que también se sintió responsable de mantener lo me-
jor que pudiera a lo que quedaba de la familia. Aun durante los días más
negros de su penuria en Europa, le había causado a Anna una reprimida
furia (que ella confió , indignada, tan sólo a sus cuadernos de notas) al asig-
narles una pequeña parte de cualquier ingreso que obtuviera. Sin embargo,
ahora los hijos de Mijaíl eran ya mayores y podían mantenerse, y, como
observa Anna con alivio, su madre, Emilia Fiódorovna, "se había acostum-
brado a la idea de que Fiódor Mijaílovich, teniendo una familia propia ,
sólo podría ayudarla en casos especiales". 5
Anna no tardó en encontrar un muy apropiado departamento de cua-
tro habitaciones, y lo alquiló bajo su propio nombre . Puede suponerse que
lo hizo para ahorrar a Dostoievski el fastidio de las formalidades legales;
empero, nuevamente, su posición de propietaria, tal vez más calculada de
lo que luego reconoció , funcionaría para disipar la mayor amenaza a la paz
de su espíritu. Aunque estaba obligada a comprar el mobiliario, Anna cre-
yó que podría recuperar la vajilla y los utensilios de cocina, así como la
4
Anna Dostoevsky, Reminiscences, trad. y ed. de Beatrice Stillman , Nueva York, 1973, p. 175.
5 Ibid , p. 173.
6 Ibid., p. 176.
UN RETORNO APACIBLE ~ 41
ciante alemana" como Hinterlach pudiese enviar "a un eminente autor
ruso" a la cárcel. .. ¡y así lo haría, a menos que se le pagara pronto! "Esto
fue precisamente después de la victoria [alemana] en la guerra franco-pru-
siana -informa Anna- cuando todos los alemanes se volvieron arrogantes
y altaneros." Para entonces, ella había decidido tomar las cosas en sus pro-
pias manos y, sin informar a su marido, fue a ver a la implacable señora.
En lugar de rogarle , le informó que los muebles y el departamento de Dos-
toievski estaban a nombre de su esposa, lo que significaba que con ellos no
se podría cobrar una deuda de su marido. Asimismo , si Dostoievski iba a
parar a la prisión por deudas, Anna insistiría en que se quedara allí hasta
que se cancelara toda la deuda. Además de no obtener ni un céntimo,frau
Hinterlach también tendría que pagar el costo del mantenimiento del pre-
so (como lo exigía la ley a los acreedores que se valieran de tal recurso).
Anna también amenazó con exponer todo el asunto en un artículo de pe-
riódico: "¡Que todos vean de lo que son capaces los honrados alemanes!" 7
Al comprender que Anna era de pasta más recia que el nervioso y preocu-
pado Dostoievski, la acreedora se apresuró a aceptar el pago en abonos.
Tras esta experiencia, Anna decidió encargarse de la negociación de todas
las deudas, y, enfrentándose a las amenazas con esos mismos argumentos,
logró anular las exigencias de pago inmediato.
Mientras tanto, Dostoievski estaba aj etreado trabajando en Los demo-
nios, pero también estaba impaciente por reanudar relaciones con sus vie-
jos amigos y desquitarse del aislamiento cultural que había sufrido durante
su permanencia en Europa . El poeta Apollon Maikov, su amigo más devoto
y su más fiel corresponsal durante esos años en el exilio , introdujo a Dos-
toievski en un círculo literario-político que se había reunido en tomo del
príncipe V P Meshcherski, quien había fundado una nueva publicación,
Grazhdanin (El Ciudadano), para contrarrestar la influencia de la prensa
liberal y progresista (si bien la opinión de Meshcherski sobre lo que era "li-
beral" y "progresista" incluía periódicos que la intelligentsia radical conside-
raba como verdaderos pilares de la reacción). El príncipe Meshcherski era
poco conocido , salvo como retoño de una antigua familia aristocrática ,
nieto de Nikolái M. Karamzin, el célebre escritor e historiador de comien-
zos del siglo x1x, cuyas obras había leído con admiración el joven Dostoiev-
ski; sin embargo, pronto alcanzó cierta notoriedad como autor de novelas
7
Ibid., pp. 178-179.
" El príncipe Meshcherski fue un personaje influyente y poderoso que desempeñó un papel
importante y -según muchos que distaban mucho de ser antizaristas- lamentable en la vida
política rusa. Sin embargo, sólo fue durante los reinados de Alepndro III y de Nicolás II (des-
pués de la muerte de Dostoievski) cuando alcanzó su máximo poder. Su reputación fue empa-
ñada por su homosexualismo, lo que al parecer causó escándalo y chismorreo. Puede suponerse
que tales hablillas llegaron a oídos de Dostoievski, pero no hay prueba directa de que así fuera.
Véase W E. Mosse, "Imperial Favourite: V P Meshcherski and the Grazhdanin", Slavonic and
East European Review, núm. 52 (octubre de 1981), pp. 529-549 . Para la información acerca de las
acusaciones de homosexualismo lanzadas contra él, pero que no recibieron ninguna publici-
dad, véase p. 534, n. 38.
8
V P Meshcherski, Moi Vospominaniya, vol. 2, San Petersburgo, 1898, p. 159.
UN RETORNO APACIBLE ~ 43
3
Al comienzo del Año Nuevo Dostoievski realizó otro viaje a Moscú, nueva-
mente para encontrarse con Kátkov y obtener, de ser posible, un anticipo
adicional, pero también le preocupaba el destino de dos capítulos recientes
que había entregado, con el título de "Visita a Tijon" o, más familiarmente,
"La confesión de Stavroguin". Éstos contenían una descripción de cómo
Stavroguin, uno de los personajes centrales de Los demonios, había seduci-
do a una niña de doce años y luego, dándose cuenta de que ella iba a suici-
darse, no sólo no intervino sino que incluso estuvo escuchando, con per-
verso sadismo, los preparativos que ella hacía y su agonía . Por razones
muy comprensibles , había temores de que estos capítulos fuesen demasia-
do escabrosos para ser publicados; pero Dostoievski no recibió una res-
puesta definitiva hasta nueve meses después. Mientras tanto, una carta a
su esposa, enviada desde Moscú, nos deja sin saber si logró obtener nue-
vos fondos. Sólo menciona haberse enterado de que "mis cuentas están en
gran desorden" y de que "al parecer debo mil trescientos rublos" (anticipos
que aún no había pagado con su manuscrito). Aunque visitó a algunos pa-
rientes para la celebración del Año Nuevo y renovó relaciones con el dra-
maturgo Dimitri V Averkiev (a cuya obra, por entonces en escena, asistió)
y con el publicista eslavófilo lván Aksakov, observa que "en resumen, me
siento miserable aquí, y lo peor es la completa incertidumbre". Las cartas
de Dostoievski a Anna están, a partir de este momento, llenas de preocu-
pación por ella y por sus hijos, y constantemente pregunta por su salud y
bienestar, intercalando consejos prácticos entre sus preguntas: "¿Cómo está
Fedia? ¿Está bien7 ¿Tienen ustedes calor? Atiza el fuego , querida, si hay el
menor frío". O, asimismo: "Aliméntalos bien, Ania. No ahorres en cuestión
de carne".9
No se ofrece ninguna información acerca de los resultados finales de
las conversaciones de Dostoievski con Kátkov, aunque se sintió alentado
por un incidente. La relación de Kátkov con él y con su trabajo era, obvia-
mente, de la mayor importancia para su futuro financiero, y le pareció un
signo muy prometedor que "le conté a Kátkov, en tete-a-tete, la trama de
mi próxima novela y he sabido por Averkiev que ya les había hablado
de esa trama a dos personas". 1º No está claro si esta "próxima novela" tiene
9
PSS, vol. 29 , libro 1, p. 224; 24 de enero de 1872 .
10
Idem.
11
Idem.
12
PSS, vol. 29 , libro 1, p 226; 4 de febrero de 1872.
13
Idem.
46 ~ UN NUEVO COMIENZO
go, y con frecuencia invitaba a su eminente tío político a conocer a algunas
de las luminarias del mundo de la cultura. También empezó a hacer invita-
ciones, y para una fiesta del 17 de febrero, día que en el calendario ruso
corresponde a san Fiódor Tirón (por tanto, el día del santo de Dostoievski,
que los rusos celebran como un cumpleaños), envió invitaciones a varios
amigos. Habiéndose enterado de que Nikolái G. Danilevski, el autor de
Rusia y Europa, se hallaba de paso por San Petersburgo, le pidió a Strájov
(quien supuso que podría localizarlo) que invitara a Danilevski. Se cono-
cían desde los lejanos días del círculo de Petrashevski, durante los cuaren-
ta, cuando Danilevski se ganó la reputación de ser el más profundo conoce-
dor de las doctrinas socialistas utópicas de Charles Fourier. Después, se
había vuelto naturalista además de historiador especulativo de la cultura, y
también desarrolló una teoría de la civilización universal con una marcada
tendencia eslavófila. Aunque no siempre estuviera de acuerdo con Danilev-
ski, Dostoievski admiró grandemente sus esfuerzos por probar que la cul-
tura rusa pronto crearía una fase nueva e independiente de la historia uni-
versal, y aplicó algunas de estas ideas en los discursos apasionadamente
nacionalistas de Shatov en Los demonios .
Para finales de 1871, ya se habían publicado la primera y la segunda
partes de la novela, y empezaban a aparecer las primeras reacciones a estas
secciones del libro. Dostoievski, que inicialmente había pensado en la obra
como "un panfleto", previó que tropezaría con la más enconada hostilidad
de los críticos radicales que ya habían atacado Crimen y castigo tildándola de
diatriba contra la joven generación estudiantil. Y si bien la novela acabó
por convertirse en lo que Dostoievski llamó "un poema" y no en un "pan-
fleto" -el tema político de Nechaev estaba entrelazado con los trágicos
esfuerzos de Stavroguin por borrar de su corazón la distinción entre el
bien y el mal-, quedaron suficientes muestras del panfleto para que el li-
bro fuese anatema a ojos de quienes, sin necesariamente aprobar los méto-
dos de Nechaev, simpatizaban con sus objetivos revolucionarios. Una de
las primeras críticas, que apareció en Birzhevie Vedomosti (Noticias de la Bol-
sa de Valores), típicamente denunció el sombrío retrato que Dostoievski
pintaba de los radicales, diciendo que "había sobrepasado a todos sus riva-
les que se habían lanzado por ese mismo camino en El Mensajero Ruso y
otras publicaciones de la misma calaña que ya hemos olvidado". En uno de
los pasajes más frecuentemente citados del libro , un teórico radical, de
nombre Shigalev, explica que aun cuando había empezado sus reflexiones
UN RETORNO APACIBLE ~ 47
con la idea de libertad total, luego descubrió, para su consternación, que
terminaba con la de despotismo total. E insiste en que la única respuesta
lógica al problema social es reducir a toda la humanidad, salvo una décima
parte, al nivel de una igualdad orgánica, "fisiológica", como a un rebaño de
ganado . El crítico compara tales conceptos con la locura de Poprischin en
las "Memorias de un loco", de Gógol. La novela, en su opinión, evoca "un
hospital" lleno de dementes, "que supuestamente forman ... una reunión
de gentes contemporáneas ... "15 Una de las acusaciones que comúnmente
se siguieron haciendo contra Dostoievski fue que sus personajes eran de-
masiado patológicos mentalmente para integrar un texto que fuera un se-
rio comentario social. Un subtexto implícito de tal crítica era que el propio
autor (de quien se sabía que era epiléptico) padecía de la misma anormali-
dad que llenaba sus páginas.
Desde luego, el círculo inmediato de Dostoievski adoptó una opinión
totalmente distinta de su nueva novela, y nada puede haberle causado más
placer que una carta de Strájov que recibió en abril de 1871, poco antes de
regresar de Europa. "Es obvio - escribió el crítico , cuya agudeza literaria
tenía Dostoievski en muy alta estima- que en lo tocante a sustancia, en lo
tocante a la cantidad y variedad de ideas, es usted el primero entre nos-
otros, y que comparado con usted, hasta Tolstoi resulta monótono. " Seme-
jante elogio de un gran admirador de Tolstoi, con cuyas obras veíase el
autor ahora en competencia, tuvo que ser bien recibido; empero Strájov
pasa luego a quejarse, como ya lo había hecho en el pasado, de que Dos-
toievski ponía demasiado en sus novelas, confundiendo así al lector pro-
medio.16 Respondiendo modestamente que Strájov lo sobreestima al colo-
carlo por encima de Tolstoi, Dostoievski reconoce la imputada falla de
superabundancia: "Muchas novelas y cuentos separados se unen súbita-
mente , apilándose dentro de mí -explica-, de modo que no hay ni me-
sura ni armonía". Pero, aunque reconoce una tendencia a "dejarse llevar
por la inspiración poética" y, así, a "tratar de expresar una idea artística más
allá de mi capacidad'', es claro que no subestima su propia estatura artísti-
ca. En la mismísima sentencia siguiente observa que Víctor Hugo y hasta
Pushkin sufrieron, un tanto, de esa misma incapacidad.17
15
Citado en PSS, vol. 12 , p. 259.
16
Ibid., p. 258.
17
PSS, vol. 29 , libro 1, p. 208; abril-mayo de 1871.
Pese a los placeres y el estímulo que le daba la activa vida social de que
ahora nuevamente disfrutaba , Dostoievski sabía que la soledad le era nece-
saria para trabajar con la mayor intensidad , y que las exigencias de la so-
ciabilidad obstaculizaban la concentración necesaria para completar Los
demonios. "En general - le escribió al doctor Yanovski - mi vida está aho-
ra llena de trabajo. Es difícil escribir, y yo escribo por la noche. Pero aquí
es imposible vivir aislado, incluso hasta para una persona que trabaja ."23 El
mismo día , le dice a su sobrina Sofía que "la obligación de asistir aquí a
fiestas por la noche me distrae un poco. Deseo encerrarme por completo" .
Así, planeaba "salir de San Petersburgo al comienzo mismo de la primave-
ra", esperando que un verano en el campo lo librara de las presiones socia-
les y fuera benéfico para la salud de su hija Liubov. 24
Al principio, los Dostoievski pensaron alquilar una dacha contigua a la
propiedad de la familia en Darovoe, donde paraban la hermana de él, Vera
lvánovna, y su familia. Pero este plan fue irrealizable. Como alternativa,
Dostoievski recordó que su sobrino político, el profesor Vladislavlev, había
elogiado las bellezas de Staraya Rusa, pequeño lugar de aguas termales si-
tuado pocos cientos de verstas al sur de San Petersburgo en la confluencia
de varios ríos, donde también había baños de sal que se suponían buenos
contra las escrófulas. Además, Dostoievski podría alquilar "una casa amue-
blada, hasta con utensilios de cocina", y, como le escribió a su hermana
Vera, en el poblado "también se hallaba un puesto [voksal] con periódicos,
revistas , etc. ".25 Vladislavlev alquiló para los Dostoievski la casa de un sa-
22
Citado en Istolia Russlwgo Islwsstva, vo l 2, Moscú, 1957-1 960, p 41.
23
PSS, vol. 29, libro 1, p. 229; 4 de febrero de 1872 .
24
Ibid., p 227.
25
Ibid., p. 235; 20 de abril de 1872 .
UN RETORNO APACIBLE ~ 51
cerdote del lugar, el padre Rumiantsev, y la familia vivió allí desde media-
dos de mayo de 1872 hasta comienzos de septiembre.
Para arribar a Staraya Rusa , lo más conveniente era tomar un tren en
San Petersburgo, transbordar en una estación local hacia Novgorod y luego
abordar un bote para atravesar el lago llmen. Anna nunca olvidó la vista de
Novgorod que surgió ante sus admirados ojos y los de su marido a tempra-
nas horas de la mañana, mientras miraban deslizarse la ciudad. "Era una
gloriosa mañana de primavera. El sol brillaba sobre la orilla opuesta del río,
de la que se elevaban los muros almenados de su kremlin; las cúpulas do-
radas de la catedral de Santa Sofía parecían encendidas, y en el aire helado
las campanas llamaban con toda su fuerza a maitines. Fiódor Mijaílovich,
que amaba y comprendía la naturaleza , se enterneció, y yo inconsciente-
mente absorbí su humor. "26 Sin embargo, al llegar a Staraya Rusa descu-
brieron los inconvenientes del lugar. El nivel del río a veces era demasiado
bajo para que el bote se acercara sin peligro a la orilla , y los pasaj eros po-
dían verse obligados a esperar hasta dos o tres días antes de desembarcar o
de abordar. En el séptimo capítulo de la tercera parte de Los demonios, en
que se narra el último viaje de Stepan Trofímovich Verjovenski con amable
intensidad satírica, sus vagabundeos lo llevan hasta una posada en la ribe-
ra donde los pasajeros aguardan la llegada de un bote retrasado por
la marea, y son despiadadamente esquilmados por los propietarios de sus
miserables aposentos. Es evidente que Dostoievski estaba transfiriendo di-
rectamente algunas de las impresiones reunidas en sus viajes de ida y vuelta
a Staraya Rusa a las páginas de su novela.
Durante su primera estadía allí , en 1872 , estos viajes resultaron mucho
más frecuentes de lo que él hubiese podido prever. Pocas semanas antes de
que la familia planeara salir de San Petersburgo, la pequeña Liubov sufrió
una caída y se lesionó la muñeca derecha. El médico diagnosticó una dis-
locación, enderezó la articulación y les aseguró a los preocupados padres
que no quedaría ningún daño permanente. Pronto notaron una extraña y
descolorida protuberancia por encima de la palma, y se les dijo que era
parte normal de la hinchazón, pero al quitarle el vendaje en Staraya Rusa
vieron , para su consternación , que la muñeca había empezado a desviarse
mientras sanaba. Los médicos locales, incluyendo uno muy borrachín del
ejército, explicaron que el accidente no había sido una simple dislocación
2
c' Anna Dostoevsky, op. cit , p. 19 1.
UN RETORNO APACIBLE ~ SS
Después de una ausencia de cuatro semanas, Anna y Liubov volvieron
a Staraya Rusa, y la vida volvió a establecerse en su rutina normal. .. pero
no por mucho tiempo. De hecho, Anna recordaría esos meses de primave-
ra y verano de 1872 como, tal vez, el periodo más torturante de toda su
vida . Ella atrapó un severo resfriado, en el cuello se le desarrolló un absce-
so , y tuvo una fiebre altísima. El médico que la trataba advirtió a Dostoiev-
ski que su vida estaba en peligro, por lo que "Fiódor Mijaílovich cayó en
una absoluta desesperación", y se retiró a otra habitación "para llevarse las
manos a la cara y sollozar inconteniblemente". La propia Anna creyó que
estaba en las últimas e, incapaz de hablar, "les hacía señas primero a Fió-
dor Mijaílovich y luego a los niños para que se me acercaran. Los besé, los
bendije y escribí para mi esposo unas instrucciones sobre lo que había que
hacer en caso de mi muerte ... "36 Por fortuna, el absceso se abrió esa misma
noche y Anna empezó a recuperarse, aunque pasarían semanas antes de
recobrar todas sus fuerzas. A comienzos de septiembre de 1872, la familia,
que tan duras pruebas había sufrido , se arrastró de vuelta a Petersburgo,
sin haber encontrado los meses de rústica quietud tan deseados al partir.
36
Anna Dostoevsky, op. cit., p. 205.
Durante todo este tiempo, los Dostoievski habían estado viviendo al día
gracias a los anticipos de Kátkov, y al concluir Los demonios se agotó esta
fuente de ingresos. Anna pensó en contribuir a los fondos de la familia vol-
viendo a su antiguo empleo de estenógrafa , y consiguió un testimonio de
su capacidad de manos de su maestro , el profesor Oljin, quien inicialmen-
41
Tbicl., pp 209-210.
60 .. UN NUEVO COMIENZO
torrees, Anna y él decidieron publicar el libro por su cuenta , realizando así
finalmente un sueño que Dostoievski había acariciado desde mediados de
los cuarenta. Por entonces le había mencionado esa idea a su hermano ma-
yor Mijaíl, y él y Anna habían hablado del mismo sueño durante sus años
de miseria en el extranj ero . Sin embargo , es imposible imaginar que Dos-
toievski se hubiese lanzado a semejante empresa sin el apoyo entusiasta de
Anna. El proyecto era financieramente arriesgado y podía hundirlos más
aún en deudas. Publicar en Rusia , como Dostoievski bien lo sabía por triste
experiencia , era echarse una soga al cuello , y varios amigos les advirtieron
que no se metieran imprudentemente en tan peligrosas aguas. Pero las re-
compensas eran irresistiblemente tentadoras y, lo que es de mayor impor-
tancia, para entonces Dostoievski sentía un sano respeto hacia la capacidad
y los recursos de Anna como mujer de negocios.
Con justificado orgullo , Anna describe en sus Reminiscences cómo hizo
preguntas supuestamente desinteresadas e inocentes a libreros e impreso-
res acerca de costos , descuentos, etc., ocultando cuidadosamente sus ver-
daderos propósitos , y recabó toda la información necesaria acerca de los
secretos del oficio. Entonces, los Dostoievski se lanzaron a publicar por su
cuenta y riesgo Los demonios; compraron el papel, pagaron la impresión y
la encuadernación y publicaron una edición de tres mil quinientos ejempla-
res. Cuando un anuncio aparecido en Galos (La Voz) puso al público al tanto
de su empresa, la campanilla de su departamento empezó a tocar incesan-
temente. Anna dirigió todas las negociaciones con los compradores, quie-
nes inmediatamente trataron de aumentar el descuento que se hacía a los
libreros. Pero ella se mantuvo firme en veinte por ciento, salvo para un gran
pedido de las provincias , al que le concedió el treinta por ciento. Los Dos-
toievski se iniciaron así como empresa editorial. Ésta fue , como escribe
Anna con satisfacción, "la piedra de toque de nuestra actividad editora
conjunta y, después de la muerte de [Fiódor Mij aílovich] , de mi propia la-
bor, que continuó durante treinta y ocho años". Al agotarse su primera edi-
ción, habían obtenido una ganancia de cuatro mil rublos, que compensaba
con creces lo que habían perdido cuando "dos o tres estafadores se aprove-
charon de mi inexperiencia como editora".-+-+ Así, Dostoievski dejó de ser lo
que antes se había llamado a sí mismo: "un proletario de la literatura" que
para subsistir dependía por completo de los salarios de miseria que paga-
44
Ibid., pp 214 y 220
UN RETORNO APACIBLE ~ 61
ban editores y directores de revistas, aunque nunca logró la total indepen-
dencia de que gozaban sus colegas aristócratas.
Sin embargo , mucho antes de meterse a editor o de soñar siquiera con
llegar a serlo, Dostoievski había pensado en otro medio de salvarse de su
humillante servidumbre literaria. En su correspondencia desde el extranje-
ro había mencionado varias veces la idea de una nueva clase de publica-
ción periodística que deseaba crear, y hasta incluyó esa idea en el contexto
de Los demonios. Liza Drozdova, deseosa de ser "útil" a su patria, le habla a
Shatov acerca de su plan de un almanaque anual que sería una selección
de hechos acerca de Rusia, pero elegidos todos ellos de tal manera que
transmitiesen "una intención, un pensamiento que iluminara todo, todo en
conjunto" (v. 10 , pp. 103-104). Ya desde 1864-1865 , Dostoievski había es-
crito notas para una publicación bisemanal que se llamaría Zapisnye Knigi
(La Libreta). Éste es, sin duda, el origen del que llegó a ser su Dnevnik Pisatel-
ya (Dimio de un escritor); y su esposa nos dice que por entonces estaba
pensando en la posibilidad de iniciar semejante publicación. Pero temió
comenzar porque los riesgos económicos eran mayores aún que los de lan-
zarse a editar.
La inclusión de Dostoievski en el círculo de Meshcherski, empero, ya
lo había llevado a sugerir la publicación de un almanaque anual a la mane-
ra de Liza Drozdova como suplemento de El Ciudadano, que contendría
colaboraciones suyas y de otros, y en octubre ya había aparecido un anun-
cio de ese suplemento. También participó en discusiones y en revisiones
de artículos escritos por Meshcherski durante las reuniones del miércoles
por la noche en casa del príncipe. En efecto , gradualmente fue convirtién-
dose en miembro de la junta editorial de la revista, y cuando surgió una
crisis editorial en el invierno de 1872-1873, fue natural que él, el célebre
escritor, ahora liberado de la carga de su novela, fuese la persona a la que
todos recurrieran en el momento difícil.
G. K. Gradovski, el editor moderadamente liberal a quien el príncipe
Meshcherski había contratado por un periodo de dos años, resultó menos
dócil de lo que había esperado su patrón. Se mostró cada vez más renuente
a la intervención del príncipe en asuntos editoriales, y en el otoño de 1872
le anunció que renunciaría a menos que se dejara la publicación entera-
mente en sus manos. Meshcherski no era hombre para someterse a seme-
jante ultimátum, y la cuestión de quién debía remplazar a Gradovski se
convirtió en tema incesante de conversación en el círculo durante todos
45
PSS, vol 29, libro 1, pp. 121 y362.
64 ..
cargo de la revista , y su tarea de director fue aún más complicada por la
dificultad de cumplir con las fechas de entrega dado que las pruebas de
galeras de cada artículo habían de contar con la aprobación de Meshcher-
ski, además de la suya propia.
Aparte de las constantes molestias inherentes a tal situación, que agita-
ban su temperamento irascible, es claro que había subestimado gravemen-
te la cantidad de tiempo y de energía necesaria para dirigir una publicación
semanal (su experiencia anterior había sido con una mensual). La simple
tensión física y nerviosa resultó mucho mayor de lo que había previsto, y
se encontró escribiendo apresuradamente hasta los artículos de su colum-
na , el Diario de un esc1itor, en el último momento mientras trabajaba en la
imprenta leyendo las galeras del número en el que había que incluirla. Sin
embargo, por muy agotador que fuera, su puesto de director volvió a po-
nerlo en contacto directo con los problemas que abrumaban a la sociedad
rusa, y le dio un nuevo atisbo de la intelligentsia joven de los setenta, que
estaba modificando las ideas de la generación anterior en formas que le
parecieron inesperadamente apreciables.
GRAZHDANIN: EL CIUDADANO ~ 65
los comentarios de ella ayudan a definir el ambiente sociocultural al que
por entonces Dostoievski estaba reaccionando y respondiendo .
Por la imprenta había corrido el rumor de que Dostoievski sería el si-
guiente director de El Ciudadano, y Timofeieva - para quien, a pesar de
Los demonios, seguía siendo el ídolo literario que había escrito Humillados y
ofendidos y La casa de los muertos- apenas podía contener su emoción. La
idea de que pronto estaría en su presencia la llenaba de gozo y de un temor
reverencial: "En este momento , llegaría aquí el célebre autor de Pobres gen-
tes y de La casa de los muertos, el creador de Raskólnikov y de El idiota
-llegaría , y a mí me ocurriría algo extraordinario, algo nuevo .. .- . Des-
pués nada volvería a ser como hoy". Su primera ojeada de su ídolo , sin
embargo , demostró que "mi propia imaginación me había pintado un cua-
dro totalmente distinto , que no se asemej aba en nada a lo que tenía ante
mí". Lo que vio fu e a un hombre de edad mediana "muy pálido - con una
palidez cetrina , enfermiza- y que parecía muy cansado y tal vez enfer-
mo". Estaba allí
con un rostro sombrío , exhausto, cubierto como con una red por una especie
de tonos desusadamente expresivos, causados por un movimiento tensamen-
te reprimido de los músculos. Era como si cada músculo de este rostro de
mejillas hundidas y frente amplia y alta estuviera vivo, animado de sentimien-
to y pensamiento . Y estos sentimientos y pensamientos luchaban irresistible-
mente por salir a la superficie, pero no les estaba permitido por la voluntad
férrea de este hombre frágil y al mismo tiempo sólido, tranquilo y sombrío,
de hombros anch os.3
l lbid' p 139.
7
!bid, p. 140.
GRAZHDANIN: EL CIUDADANO ~ 69
podía hacerlo sin rehacer ocho páginas, y este trabajo extra podía dejar
incumplido el plazo de entrega. Enfurecido ante esta razonable respuesta,
Dostoievski le gritó a Aleksandrov "como un terrateniente" (pro-barski) que
hiciera el cambio de una manera u otra: '"Sea en la pared o en el techo,
deseo [esto] impreso', vociferó, y [según narra Timofeieva], 'su rostro se
puso blanco y sus labios temblaron espasmódicamente' ". Aleksandrov
contestó que no era capaz de hacer semejantes milagros, y ante esta irónica
respuesta, que pudo considerarse insolente, Dostoievski bramó que necesi-
taba un personal que pudiera cumplir sus instrucciones al pie de la letra
"con devoción perruna". (Timofeieva se sintió profundamente ofendida
por esta frase.) Si Aleksandrov no cumplía sus órdenes, él encontraría a
alguien más cumplido. Allí mismo garrapateó una nota -que le entregó
a la silenciosa y asombrada Timofeieva para que la transmitiera-, exigien-
do que Aleksandrov fuese inmediatamente despedido. Pero la inserción
fue desechada, la nota nunca pasó a manos de la persona encargada y en
adelante jamás se habló de despedir a Aleksandrov. 11
Dostoievski era propenso a esas súbitas explosiones de incontenible
rabia, durante las cuales no podía dominar su conducta ni sus palabras, y
en la planta lo conocían como el serdityi (el furibundo o airado). Empero, en
él había algo más, como lo explica Aleksandrov, algo distinto de la habitual
arrogancia de clase alta con que alguien como él invariablemente tropeza-
ba al ejercer "mi modesta profesión". Y así, pese a la rudeza de Dostoievski,
Aleksandrov fue "inspirado con la valentía de pedirle un favor". Los demonios
acababa de ser publicado en forma de libro, y en las oficinas de la imprenta
se conservaban ejemplares para venderlos a los suscriptores de El Ciudada-
no con un descuento. Aleksandrov sentía curiosidad por la obra, que, se-
gún había oído decir, "rebosaba desprecio de todo lo que por entonces se
llamaba liberalismo ruso", pero no podía permitirse comprar un ejemplar.
Su favor consistió en pedir autorización para tomar uno prestado. Dostoiev-
ski escuchó en silencio esta petición y, probablemente sintiendo cierto re-
mordimiento, sin vacilar un instante le dijo que tomara un ejemplar como
regalo.12 Pocos meses después, Aleksandrov le llevó un artículo que había
escrito acerca de sus días de escuela, como aportación a la interminable
discusión que por entonces había estallado sobre cuál sería la mejor mane-
ra de educar al pueblo (discusión grandemente estimulada por las ideas de
11
Ibid., pp 163-164.
12
Ibid., p. 264.
70 .. UN NUEVO COMIENZO
Tolstoi y por el ejemplo dado por su escuela para niños campesinos, fun-
dada en Yasnaia Poliana en 1862). Al día siguiente, Dostoievski le dijo a
Aleksandrov que su artículo sería publicado en El Ciudadano y lo apremió
a seguir escribiendo. Desde entonces, siempre se dirigió a Aleksandrov, en
broma pero respetuosamente, como su colega escritor. Y cuando en 1875
estaba en los preparativos para publicar su Diario de un escritor en forma
independiente, tuvo buen cuidado de colocar a Aleksandrov a cargo de su
producción.
GRAZHDAN/N: EL CIUDADANO
setenta, Timofeieva había llegado a responder a los valores morales del
cristianismo, y ahora se dejó arrastrar por la pasión de la elocuencia de
Dostoievski, que despertó en ella recuerdos de la reverencia a Cristo que,
durante su niñez, había recibido de su madre, "una mujer de fe ardiente,
que a veces sufría por mi 'incredulidad'. De pronto -recuerda-, sin que
yo misma supiera por qué, me sentí irresistiblemente deseosa de contem-
plarlo ... Fiódor Mijaílovich me miró intensamente y muy de cerca, con
una expresión que parecía indicar que había estado observándome duran-
te algún tiempo y esperando que yo volviera a él mi mirada" .15 El rostro de
la muchacha debió mostrar a Dostoievski que ella se había conmovido ,
aunque ninguno de los dos pronunciara palabra; y cuando, mucho des-
pués de medianoche, ella se acercó a despedirse, él se levantó, la tomó de
las manos y le habló tiernamente, casi como un padre, mientras la conducía
hasta la puerta. "Hoy te esforzaste -le dijo, solícito-. Vete a casa y duer-
me bien. ¡Cristo sea contigo! Toma un carruaje, no camines. Algún borra-
cho podría insultarte. "16 De todos modos, Timofeieva sí caminó esa noche
hasta su casa, llena del exuberante gozo de haber encontrado al fin al que
sentía que era el verdadero Dostoievski, aquel cuyos libros la habían con-
movido tanto, al verlo finalmente iluminado por la potencia de su pensa-
miento y la profundidad de sus sentimientos.
La actitud de Dostoievski hacia su correctora de pruebas se modificó
desde entonces, y aunque siempre estuvo sometido a súbitos cambios de
humor en que se retraía bruscamente, sus relaciones con Timofeieva se
volvieron más relajadas, abiertas y amistosas. Empezó a tomar un interés
personal en ella y una vez le preguntó qué deseaba hacer en la vida. ¿Por
qué estaba en Petersburgo , para empezar? ¿Por qué estaba trabajando en la
planta? Ella contestó que deseaba estudiar y aprender, que pasaba todo su
tiempo libre en la biblioteca pública y que esperaba, con el tiempo, llegar a
escritora. Él le preguntó si consideraba que ésta era tarea fácil, y cuando
recibió una respuesta negativa, le dijo: "De las escritoras en el mundo sólo
hay una digna de ese nombre: George Sand. ¿Podrás llegar a ser alguien
como George Sand7" Paralizada por ese desafío, la pobre muchacha sólo
pudo balbucear: "¡Quiero escribir! Siento la necesidad ... ¡sólo para eso vi-
vo!" Ante estas apasionadas palabras él respondió "seriamente" que sin
duda debía ella buscar su meta, y le dio ciertos consejos, confirmados sólo
15
Ibid., p 145.
16
Ibid, p. 146.
UN NUEVO COMIENZO
_arcialmente por su propia práctica: "Nunca inventes un tema o una intri-
a. Toma lo que la vida te dé. La vida siempre es más rica que todas nues-
rras invenciones". 17
Dostoievski volvió muy a menudo a tales temas literarios en sus con-
-ersaciones con Timofeieva. Una vez le advirtió contra seguir a los jóvenes
escritores populistas en su uso excesivo de palabras o expresiones dialecta-
~es: en otra ocasión, disputaron al hablar acerca del pasado. Aunque los
_ pulistas ya no aceptaban la moral utilitaria del decenio de 1860 , conti-
uaban reverenciando a quienes en un momento habían levantado en su
nombre la bandera de la revolución. Cuando Dostoievski se lanzó a hacer
na acerba crítica de un poema de Nikolái Dobroliubov, diciendo que era
el típico producto de un "seminarista", lleno de falsedad y de retórica vana,
pudo ver que estaba pisoteando a un autor consagrado para Timofeieva.
-·r ero, lo siento' -añadió sarcásticamente, mirándome, de paso-, 'parece
que acabo de ofenderte ... bueno ¡qué hemos de hacer! No puedo pensar
de él de otra manera! "' Timofeieva comenta que "en el tono y en las pala-
bras de Dostoievski oí por vez primera algo personal, como el eco lejano de
sus querellas con el bando enemigo".18
Tales altercados con sus adversarios de los sesenta aún escocían, pero
la. actitud de Dostoievski hacia su propia generación de los cuarenta era
más ambivalente. Este contraste es claro en Los demonios, donde el amable
réprobo Stepan Trofímovich Verjovenski es tratado con mucha más bene-
rnlencia que su fríamente implacable hijo Piotr. Dostoievski nunca recha-
=ó por completo la herencia de los cuarenta. Una vez, mientras él y Timo-
eieva estaban leyendo las pruebas de un artículo de Nikolái N. Strájov
bre la historia de la filosofía alemana de Edward Zeller, de pronto se val-
ió hacia ella y le dijo: "¿Quieres ser una mujer realmente culta?" Habien-
do recibido una respuesta entusiasta y positiva, le dijo: "Ve a la biblioteca
pública y pide las Notas de la Patria de los años 1840-1845. Allí encontra-
rás una serie de ensayos sobre la historia del estudio de la naturaleza , por
Herzen. Aunque después, cuando se volvió materialista, rechazó su libro,
es la mejor de sus obras. Es la mejor filosofía, no sólo de Rusia sino tam-
bién de Europa". 19 Las Cartas sobre el estudio de la Naturaleza (1845) , de
_.\leksandr Herzen, escritas antes de partir exiliado a Europa , constituyen
1
Ibid. , p. 150.
'
iS Ibid., p. 179.
19
Ibid., p. 151.
Sí [dijo] nuestro pueblo es santo en comparación con los de allá ... , en Roma,
en Nápoles, en las calles, de la manera más vergonzosa me ofrecieron mucha-
chas, casi niñas. Vicios repugnantes, antinaturales ... y abiertamente, a la vista
de todos, y nadie se preocupó. ¡Trata de hacer eso entre nosotros! Todo nues-
tro pueblo lo condenaría , porque para nuestro pueblo ése es un pecado mor-
tal , pero allí. .. es una costumbre, un simple hábito , y nada más.
22
Ibid. , p. 156.
* El poema de Mijaíl Lérmontov es una traducción del "Farewell" de Byron, publicada inicial-
mente en 1859 y que luego apareció en una colección de traducciones de Byron por poetas rusos , en
1864. Dostoievski cita la versión original de la traducción de Lérmontov: Véase DVS, vol. 2, p. 517.
23 V P Meshcherski, Moi Vospominaniya, op. cit. , pp. 184-185 .
GRAZHDANIN: EL CIUDADANO
to ... tanto sufrimiento, pero, por otro lado , entonces ... ¡tanta grandeza! ...
¡absolutamente incomparable!... ¡es imposible compararla con cualquier
bienestar en el mundol "' 26 En ninguna parte del canon de Dostoievski en-
contramos otro pasaje que exprese tan sencilla y espontáneamente su con-
cepción de su propia tarea creadora y los valores centrales de su teodicea.
Estas conversaciones íntimas con Varvara Timofeieva, junto con las expre-
siones más públicas de ideas populistas que examinaremos en el próximo
capítulo, ciertamente influyeron en la opinión de Dostoievski sobre la nue-
va generación radical y suavizaron el duro juicio expresado en Los demo-
nios. Por medio de las reacciones de Varvara Timofeieva pudo él ver que ya
no había una oposición irreconciliable entre los valores morales cristianos
que él había defendido durante todos los sesenta y los de los populistas
(por mucho que pudieran diferir sobre a qué conducían en la práctica tales
valores, y si estas creencias tenían un origen divino o bien exclusivamente hu-
mano). Se dio cuenta de que aún podía despertar alguna respuesta en la
generación nueva, y esta capacidad quedó adicionalmente confirmada por
una carta de Vsevolod Soloviev (hij o del célebre historiador S. M. Solo-
viev), quien le escribió a Dostoievski en el momento mismo en que supo
que el novelista se encontraba de regreso en San Petersburgo.
Vsevolod Soloviev acababa de lanzarse a la carrera de periodista y des-
pués llegaría a ser un conocido novelista histórico. Le confió a Dostoievski
lo mucho que sus n ovelas habían ayudado a forjar y apoyar sus propias
convicciones religiosas, sostenidas en discusiones con compañeros de es-
cuela que proclamaban las doctrinas más en boga del ateísmo nihilista.
Asimismo, pese a tales diferencias de opinión, le aseguró que los amigos
con quienes disputaba
lo consideran a usted entre los mejores escritores rusos, y ven Crimen y castigo
como una de las mejores obras ... sí, pero al mismo tiempo , todavía falta el
reconocimiento de su talento. La sociedad rusa aún no lo comprende a usted
como debiera, no está lo bastante madura para tal comprensión, y todos es-
2
" Ibid. , pp. 161-162.
::?~"'-Z DA N IN EL CIUDADANO ~ 79
de Friedrich Schelling. Sostuvo, como lo habían hecho todos estos pensa-
dores , que el racionalismo occidental había caído en bancarrota, y puso las
cosas al día afirmando que los desarrollos más recientes del pensamiento
occidental - Arthur Schopenhauer y la por entonces en boga Filosofía del
inconsciente de Eduard Hartmann- estaban avanzando en dirección de una
fusión con las verdades conservadas en las religiones del Oriente, especial-
mente en el cristianismo ortodoxo oriental. Dostoievski bien puede haber
visto el libro como una grandiosa elaboración filosófica de lo que él había
estado propugnando de tiempo atrás en el periodismo como el programa
de pochvennichestvo , el retorno de la intelligentsia europeizada a la tierra
natal con sus raíces religiosas.
Como Vsevolod, su hermano mayor, Vladimir, había pasado por un
agudo periodo radical bajo la influencia de sus lecturas de Pisarev, y
confiesa que "entre los catorce y los dieciocho años pasé por varias fases
de negación teórica y práctica" .29 Las novelas de Dostoievski fueron ,
ciertamente, uno de los remedios más efectivos que habían ayudado a
ambos hermanos a superar su nihilismo de adolescentes. Vladimir ob-
servó una vez que entre las páginas que más admiraba estaban ciertos pa-
sajes de Los demonios, entre ellos ciertamente aquellos en que Kirillov
pasa por la mortífera dialéctica de tratar de remplazar al Dios-hombre
por el hombre-Dios. En efecto, la denuncia que hiciera Dostoievski del
peligro mortal de un egoísmo desenfrenado fue decisiva para el pensa-
miento de Soloviev, el cual constantemente subraya la importancia de
alcanzar una nueva reconciliación entre el ego atomizado, liberado de los
nexos religiosos del pasado, y una fuente revitalizada de valores morales
absolutos.
Según dice su esposa , Dostoievski sintió gran simpatía por su joven
admirador filósofo , quien empezó a visitar a menudo su casa en 1873. Le
recordaba a su marido -nos dice Anna-, a un amigo de su juventud: el
inquieto, atormentado y tempestuoso poeta y buscador de Dios Iván Niko-
laevich Shidlovski, * quien había desempeñado un papel importante en su
propia formación artístico-espiritual. "Te pareces a él hasta tal punto en
apariencia y en carácter - le dijo una vez a Vladimir- , que en ciertos mo-
29
V V Zenkovski, A Hi sto1y aj Russian Philosophy, vol. 2, trad. de G. L. Kline Londres/Nueva
York, 1953, p 473.
* Para más información acerca de Shidlovski, véase mi primer volumen , Dostoievshi. Las semi -
llas de la rebelión, 1821-1849, cap. \"11 , r-c E, México, 20 10.
Dostoievski pronto se dio cuenta de que tal vez había cedido demasiado,
tanto a la perspectiva de seguridad financiera como a su deseo de partici-
par activamente de nuevo en la vida literaria rusa. Desde antes de terminar
su primer mes como director de la revista, le confesó a su sobrina Sofía
que tenía la triste conciencia de haber cometido un error. "Mi tiempo se ha
dividido tan terriblemente -observa, en una disculpa por no haber escri-
to antes-, que sólo puedo maldecirme a mí mismo por la resolución con
que súbitamente me eché encima la dirección de la revista." 31
30 Anna Dostoevsky, Reminiscences, trad . y ed. de Beatrice Stillman, Nueva York, 1973, p. 223.
31 PSS, vol 29, libro 1, pp 258-259; 31 de enero de 1873 .
GRAZHDANIN: EL CIUDADANO ~ 81
Al solicitar una colaboración del veterano historiador Mijaíl Pogodin,
conservador y nacionalista , Dostoievski se queja de que el semanario,
como lo ha descubierto para su consternación, no tiene ninguna secretaria
que se encargue de los asuntos de rutina , y afirma que está planeando con-
tratar a una lo antes posible. Pero, aun así,
Esta mañana recibí al mismo tiempo un telegrama y dos cartas del príncipe
acerca de la publicación de su artículo [con respecto al rumor del compromi-
so de una gran duquesa rusa con el príncipe Alfredo de la Gran Bretaña]. Sus
cartas me parecieron extremamente descorteses: se queja de que los números
de la revista cuestan demasiado y dice que no puede pagar más de ciento
treinta rublos por cada número, y cosas similares ¡Puede irse al demonio!
Nunca escribí que yo necesitara más de ciento treinta rublos ni que me faltara
dinero. Le escribiré hoy con bastante energía para que pierda las ganas de
darme una lección (aunque, desde luego , su carta contiene frases y expresio-
nes muy amables). 35
47
PSS, vol. 29 , libro 1, p 307; 12 de noviembre de 1873.
48
Ibid., p. 519.
92 ~ UN N UEVO COMI EN ZO
tratamiento , insistió , era el que el destino le había impuesto a él: un cam-
bio súbito, la impresión conmocionante de nuevas situaciones y la necesi-
dad de adaptarse a un ambiente nuevo.
GRAZHDANIN: EL CIUDADANO ~ 93
7
GRAZHDANIN: EL CIUDADANO ~ 95
pregunta a G. Z. Eliseev, quien una vez había acusado a Dostoievski de ca-
lumniar a los estudiantes rusos en Crimen y castigo, él contestó "con la voz
más amable: 'Desde luego , que la envíe. Siempre encontraremos un lugar
para él' ".61 Su siguiente novela Podrostok (El adolescente), apareció así,
como folletón en las páginas de las Notas de la Patria ... para asombro de
todos y consternación de sus más íntimos y más viejos amigos.
En este contexto es donde mejor podemos interpretar otra frase de una
conversación con Timofeieva. Hablándole de las Memorias del subsuelo, que
acababa de leer, ella le dij o:
"No puedo librarme de esta impresión . .. ¡Qu é cosa terrible, el alma humanal
¡Pero también qué terrible verdad' . .." Fiódor Mtjaílovich me dedicó una lim-
pia y ancha sonrisa: "Kraevski me dij o p or enton ces que ésta era mi chef
d'oeuvre, y que debía yo escribir siempre de ese modo, pero estoy en comple-
to desacuerdo con él. Es demasiado sombría. Es ist ein überwundener Stand-
punhtl [Es un punto de vista ya caduco. ] Ahora soy capaz de escribir algo m ás
brillante , más reconciliador. Ahora estoy escribiendo algo. . "62
61
Idem.
62
Ibid., p. 186. En una carta , Dostoievski atribuyó una afirmaci ón similar a Apollon Grigo-
riev. Véase PSS, vol. 29, libro 1, p. 32; 18-30 de marzo de 1869.
~ 97
que lo había criticado implacablemente en los sesenta- , es resultado di-
recto de esta metamorfosis. En este punto, una pausa nos permitirá exami-
nar más de cerca lo que pudo llevar a Dostoievski a dar un paso tan impre-
decible y, para sus íntimos amigos y aliados literarios, tan escandaloso .
En un tiempo nos sentimos atraídos hacia Pisarev, quien nos habló de la gran
utilidad de las ciencias naturales para hacer del hombre un "realista pensan-
Después de tal pasaje , no nos sorprende saber que el crítico había leí-
do con gran admiración Crimen y castigo. Este resurgimiento entre los po-
pulistas de una sensibilidad en lo tocante a la ética del autosacrificio , tan
conmovedoramente dramatizada en esa obra , iba de la mano con un reno-
vado respeto por el propio cristianismo. En un discurso pronunciado en
1872, Mijaílovski explicó que
En lugar de la unilateral atracción por las ciencias físicas apareció un vivo in-
terés en las cuestiones sociales, económicas e históricas - en particular, en la
historia de los movimientos del pueblo, en los raslwl [los disidentes religio-
12
N. K. Mikhailovsky, Polnoe Sobrnnie Sochinenii, vol. 4, San Petersburgo , 1909 , pp. 38-39.
13 Citado en james H. Billington, Mihhailovslry and Russian Populism, Oxford, 1958, pp. 131-132.
17
PSS, vol. 28, libro 2, p 154; 25 de abril de 1866.
18
Citado en Bil li ngton , Mildiailovsliy ... , op. cit., pp. 67-68.
¿De qué manera podían ser útiles a las masas? Gradualmente, llegaron a la
idea de que la única manera era establecerse entre el pueblo , y vivir la vida
del pueblo. Llegaron jóvenes a las aldeas como médicos , ayudantes de médi-
cos, escribanos de aldea, y hasta trabajadores agrícolas, herreros, leñadores ..
Las muchachas se sometieron a exámenes para maestras, aprendieron a ser
comadronas o enfermeras y acudieron por centenares a los pueblos, donde se
consagraron a la parte más pobre de la población. Acudieron sin tener en
mente una idea de reconstrucción social, o un concepto de revolución. Sim-
plemente deseaban enseñar a leer a la masa de los campesinos, instruirla en
otras cosas, prestarle ayuda médica, y de esta manera a ayudar a levantarlos
de su oscuridad y miseria, y aprender al mismo tiempo cuáles eran sus ideales
populares de una vida social mejorn
28
Ibid., pp. 284 y 307 .
29
Ibid., p 304.
Rusia, ese frenético inválido que usted ha descrito, está siendo cruzado por
ferrocarriles, cubierto de fábricas y bancos.. ¡y en su novela no hay una sola
indicación de este mundo! ¡Usted enfoca su atención en un insignificante pu-
ñado de locos y canallas! En su novela no hay un demonio de riqueza nacio-
nal [expansión industrial a expensas del bienestar del pueblo], el más difun-
dido demonio de todos y el que menos conoce los límites del bien y del
mal. .. El demonio del servicio al pueblo - aun si es un demonio expulsado
del cuerpo enfermo de Rusia- anhela la expiación en una u otra forma, y
ésta es toda su sustancia Mejor evitelo por completo si. sólo puede ver sus
formas patológicas. 31
34
Citado en Itenberg, Dvizhenie Revolyutsionnogo Narodnichestvo ... , op. cit., p 346.
~ 125
Esta observación es sumamente aguda, pero la terminología puede
producir equívocos. Lo que queda anudado no sólo son las "voces" sino
las personas de carne y hueso, con sus actitudes y valores: a veces se trata
de personajes y situaciones imaginarias, inventados con fines de ilustración,
a veces de personas y acontecimientos tomados de su propia vida. Pues sus
artículos también están animados por el continuo empleo de material au-
tobiográfico, breves evocaciones de un hecho o un encuentro personal.
Por ello, el Diario contiene un constante fluir de anécdotas y de reminis-
cencias que se remiten a nombres tan grandes como Aleksandr Herzen,
Vissarión Belinski y Nikolái Chernishevski, a todos los cuales había cono-
cido personalmente Dostoievski y que aparecen en sus páginas para repre-
sentar diversos tipos de la intelligentsia rusa.
Como la brillante autobiografía de Herzen, Mi pasado y mis ideas, así
también el Diario se volvió un nexo viviente entre los lectores de Dostoiev-
ski y su propio pasado sociocultural. También cumplió la función de ro-
dearlo de la aureola de esta historia para entonces ya consagrada, en la
que, como era bien sabido, había desempeñado una parte honorable y,
para emplear un eufemismo ruso, "había sufrido por sus convicciones". En
realidad, el Diario aún ofrece una de las principales fuentes de información
acerca del propio Dostoievski, aunque se le debe emplear con gran cautela.
Aparte de los lapsos de memoria a los que se volvió cada vez más propenso
en sus últimos años -tal vez, como lo creía él, por efectos de su epilep-
sia-, los "hechos" tal como los presenta están siempre coloreados por el
particular contexto ideológico en que se encontró inmerso a comienzos de
los setenta.
2
PSS, vol 29 , libro 1, p. 215; 18-30 de mayo de 1871.
3 Ernest Renan , Vie de j és us, París, 1863, pp. 457-469 ; véase también PSS, vol. 21, p. 381.
Bien sabemos que los pecados del hombre no se le pueden echar en cara y
que no se le puede cargar con obligaciones y persuadirlo de poner la otra me-
jilla cuando la sociedad está organizada de manera tan sucia que un hombre
no puede dejar de hacer cosas malas; tan sólo los factores económicos lo lle-
van al mal, y es absurdo y cruel exigir de un hombre algo que las leyes mis-
mas de la naturaleza le hacen imposible cumplir, aun si lo deseara.
6
L. M. Rosenblyum, Tvorcheskie Dnevniki Dostoevskogo, Moscú, 1981, pp. 123-124.
144 ...
letanía: "Se narran y describen en letra de imprenta cosas espantosas: em-
briaguez, bandidaje, niños ebrios, madres ebrias, cinismo , miseria, corrup-
ción, irreligiosidad" (v. 21 , p. 41). En un artículo intitulado "Sueños y me-
ditaciones" hace sonar la misma nota calamitosa: "Las madres beben, los
niños beben, las iglesias están vacías, los padres se dedican al robo, el bra-
zo de bronce de Iván Susanin [héroe ruso de la época de las calamidades
en el siglo xvn] es arrancado y llevado a la taberna, ¡y la taberna lo acepta!
Simplemente, pidan la opinión de la medicina: ¿qué clase de generación
puede nacer de tales ebrios?" (v. 21, p. 94).
Aquí no vemos, desde luego, ninguna complacencia conservadora
acerca de la condición actual del pueblo ruso, y gran parte de la responsa-
bilidad de esta aterradora degeneración es atribuida directamente al go-
bierno. "Casi la mitad de nuestro actual presupuesto -escribe Dostoiev-
ski- la aporta [el impuesto sobre] el vodka - es decir, la actual embriaguez
del pueblo- y, así, todo el futuro de nuestro pueblo. Estamos, por decirlo
así, pagando nuestro gran presupuesto de importante potencia europea
con nuestro propio futuro" (id.). Uno de los eternos principios de la ideolo-
gía populista era que se estaban sacrificando los intereses de los campesi-
nos en aras de las necesidades del Estado , y Dostoievski establece precisa-
mente el mismo argumento al fustigar el ingreso producido por la venta de
vodka, que las autoridades , sin duda, tenían buenas razones económicas
para no combatir. Empero, para Dostoievski el remedio no era soñar con
algún nuevo orden socialista, sino colaborar en la implantación de socie-
dades de abstinencia, cuya primera aparición en Rusia saluda con entu-
siasmo y con la esperanza de que "su desarrollo no sea obstaculizado por
consideraciones especiales". (Todo lector ruso, acostumbrado al lenguaje
esópico, comprendería que esta última frase se refería a la intromisión y el
acoso del gobierno.) Sarcásticamente, Dostoievski concluye pidiendo apo-
yo para ellas de "todos nuestros principales intelectos, nuestros literatos,
nuestros socialistas, nuestro clero y cada persona que escribe, mes tras
mes, sobre cómo está gimiendo bajo el peso de su deuda para con el pue-
blo" (v. 21, p. 95).
Dostoievski vuelve una y otra vez a esta cuestión de la embriaguez y en
un artículo, "A propósito de una nueva obra de teatro", la coloca dentro
del contexto más general del desplome de los antiguos valores de la vida
rusa. El país estaba viviendo el "extraordinario trauma económico y moral
que siguió a las trascendentales reformas del reinado actual". Pese a la libe-
¿Qué objeto tiene que el autor nos arrastre a lo largo de unas cuatrocientos
ochenta páginas para luego, de pronto, en la página cuatrocientos ochenta y
uno, inexplicablemente abandonar el relato en San Petersburgo o en Moscú
y arrastrarnos a alguna parte de Moldavia-Valaquia con el único propósito de
decirnos que una bandada de cuervos y de búhos levantó el vuelo desde un
tejado de Moldavia-Valaquia7 [v. 21 , pp. 83-84]
Ahí está sentado Cristo [escribe] ... pero ¿ése es Cristo7 Puede ser un JOVen
muy bueno, profundamente herido por su querella con judas, quien está allí
En esta primera encarnación del Diario de un escritor sólo hay una creación
plenamente desarrollada: el cuento de corte fantástico "Bobok", que en
años recientes ha despertado considerable atención. Mijaíl Bajtín lo consi-
dera a la luz de su teoría de largos alcances en que Dostoievski como escri-
tor está vinculado con la antiquísima tradición genérica de la sátira meni-
3 lvan Goncharov, Sobranie Sochinenii, vol. 8, Moscú , 1955 , p. 457.
4
Ibid., p 459.
Y créanme [escribe], Roma sabrá cómo dirigirse al pueblo, a ese mismo pue-
blo que la Iglesia romana tan altivamente ha rechazado , hasta llegar a ocultar-
le los Evangelios de Cristo prohibiendo su traducción. El Papa sabrá cómo ir
al pueblo, a pie y en harapos , pobre y desnudo, con un ejército de veinte mil
guerreros jesuitas hábiles en la pesca de almas. ¿Podrán sostenerse Carlos
Marx y Bakunin contra este ejército? ¡Difícilmente! El catolicismo sabe cómo,
cuando es necesario , hacer concesiones, reconciliarlos a todos. ¿Y qué costará
asegurar al pueblo pobre y embrutecido que el comunismo es lo mismo que
el cristianismo y que Cristo en realidad nunca dijo otra cosa? Desde ahora, ya
hay inteligentes y duchos socialistas que están convencidos de que son lo
mismo , y que seriamente toman al Anticristo por Cristo [v. 21 , pp. 202-203].
164 ...
zo, la sirvienta me trajo [a Anna Grigórievna] una tarjeta de visita en que
leí: Nikolái Alekseievich Nekrásov. " Anna estaba bien enterada de la vieja
amistad entre su marido y Nekrásov, y de su más reciente alejamiento por
diferencias sociopolíticas. Cuando Dostoievski se apresuró a saludar a su
visitante y lo invitó a pasar al estudio, ella no pudo resistir la tentación de
escuchar su conversación. Lo que oyó fu e una oferta de Nekrásov a Dos-
toievski para que aportara una nueva novela a Notas de la Patria en el año
siguiente, con "un pago de doscientos cincuenta rublos por hoja de folio ,
mientras que , hasta entonces , Dostoievski sólo había recibido ciento cin-
cuenta" . 1
Anna describe esta visita sin dar ninguna explicación, como si Nekrásov
simplemente hubiese caído del cielo para hacer semejante oferta, y es posi-
ble que Dostoievski no la hubiese puesto al tanto de su conversación con
Varvara Timofeieva . Sin embargo, la aparición de Nekrásov ante su puerta,
sin anunciarse, sólo puede explicarse a la luz de esa conversación.
Dostoievski no dio su consentimiento inmediato , explicando que se
sentía obligado con Mijaíl Kátkov de El Mensajero Ruso, que lo había apo-
yado tan lealmente durante mucho tiempo ; antes sería necesario determi-
nar si Kátkov deseaba adquirir su nueva novela para el año siguiente. Tam-
bién le dijo a Nekrásov que necesitaría un anticipo considerable - lo que
éste inmediatamente aceptó- y luego añadió , para cierta sorpresa de su
interlocutor, que también sería necesario obtener la aprobación de su es-
posa, a quien él confiaba todos sus asuntos. Cuando fu e a consultarla , Anna
impetuosamente le dijo que aceptara desde antes de que él pudiera hacerle
la pregunta. Quedó pendiente una decisión final, hasta que Dostoievski
fu e a Moscú a finales de abril. Kátkov aceptó el pago más alto por hoja de
folio (observando que P l. Melnikov-Pecherski , conocido por sus cuentos
y novelas acerca de los Viejos Creyentes , había solicitado el mismo pago ...
observación que a Dostoievski no le habrá parecido muy halagüeña). Sin
embargo, alegando escasez de fondos, Kátkov puso obj eciones al conside-
rable anticipo, y Dostoievski, como probablemente lo deseaba, quedó así
liberado de toda obligación.
Un especialista ruso , el profesor Koshlakov, le había dicho que su enfi-
sema podría aliviarse con una estadía de seis semanas en el balneario de
Bad Ems , cuyas aguas minerales eran reconocidas por sus poderes curati-
1Anna Dostoevsky, Re111iniscc11ccs, trad. y ed. de Beatrice Stillman, Nueva York, 1973, p. 228 .
6
Ibid. , pp . 323-324.
7
Ibid. , p. 325 ; 12-24 de junio de 1874 .
8
Ibid , p. 326.
Arria, querida, ¡no he visto cosa igual en mi vida! ¡Qué es Suiza, qué es
Wartburg (¿lo recuerdas?) comparados con esa última parte del camino a
Emsl Todo lo seductor, tierno y fantástico que puedas imaginar en un paisaje,
el más encantador del mundo: colinas, montañas, castillos, ciudades como
Marburgo , Limburgo , con deliciosas torres en una maravillosa combinación
de montañas y valles ... nunca he visto cosa igual, y así es como llegamos a
Ems en esa cálida y soleada mañana.
9
Ibid., p. 327 .
Por desgracia, la princesa se fue pocos días después de escrita esta car-
ta, y Dostoievski descubrió que la gran mayoría de sus compatriotas que se
quedaron eran intolerables, especialmente aquellos cuya compañía no po-
día evitar. "El lunes el sacerdote Tachalov, de Wiesbaden, ese arrogante
patán, vino aquí , pero lo puse en su lugar y no tardó en desaparecer. Es un
intrigante y un cana- lla. Vendería a la vez a Cristo y todo lo demás en
un segundo." 18
Su temprano entusiasmo por las bellezas de Ems pronto se desvaneció,
y sus cartas se volvieron una prolongada letanía de quejas. "Aquí todo es
miserable y está estropeado , las tiendas son terriblemente mugrosas", le
informa sombríamente a Anna. "La ubicación es encantadora pero sólo por
un momento, porque Ems es una estrecha cañada entre dos cordilleras, y
todo se llega a conocer en un minuto." 19 También el clima impredecible
17
Ibid., p. 337.
18
Ibid., p. 340; 28 de junio-10 de julio de 1874.
19
Ibid., p. 331; 16-28 de junio de 1874 .
20
Ibid., p 346; 5-17 de julio de 1874.
21
Ibid., p. 344.
22
Ibid, p. 333 ; 16-24 de junio de 1874.
27
Ibid., p 354; 14-26 de julio de 1874.
28
Ibid., p. 352.
29
Ibid., p. 353.
30
Ibid, p. 360.
31
Anna Dostoevsky, op. cit, pp. 233-234.
176 ..
que él iría a San Petersburgo dos o tres veces en el curso del invierno a ver
a sus amigos y mantenerse en contacto con la escena literaria.
.¡ Andrzej Walicki, A History of Russian Thought from the Enlightenment to Marxism, trad. de
Ese invierno , no fue Dostoievski quien hizo el primer viaje a San Peters-
burgo desde Staraya Rusa, sino Anna Grigórievna, quien salió a mediados
de diciembre para supervisar la publicación de La casa de los muertos por la
imprenta de Dostoievski. Él se mostraba pesimista acerca de las posibilida-
des de nuevas demandas de sus memorias de la cárcel, uno de los más po-
pulares de todos sus libros en Rusia, pero Anna logró vender o colocar a
comisión setecientos ejemplares, pagando las deudas incurridas por su pu-
blicación, y volvió a casa con una pequeña ganancia. Lo había dejado a él a
cargo de los niños , ayudado desde luego por los sirvientes y por la vieja
institutriz a quien él tanto apreciaba, y las cartas de Dostoievski muestran
8
lbid. , pp. 366-367; 11 de diciembre de 1874.
9
Ibid., pp. 370-371; 20 de diciembre de 1874.
10
Ibid. , p. 368; 17 de diciembre de 1874.
11
lbid. , pp 368-369; 18 de diciembre de 1874.
12
Ibid. , p. 370; 30 de diciembre de 1874.
13 Idem.
14
PSS, vol 29 , libro 2, p. 8; 6 de febrero de 1875. Véase también p. 194.
19
Ibid., pp. 15-16; 11 de febrero de 1875.
20
Ibid. , pp. 16-17; 12 de febrero de 1875.
23
DVS, vol 2, pp. 214-215.
"' Strájov bien puede haberse vengado de Dostoievski en la carta que le envió a Tolstoi en
1883, declarando que había escrito la biografía de Dostoievski sólo en lucha contra "mi crecien-
te repugnancia, tratando ele suprimir ese horrible sentimiento en mí mismo"- Es en esta carta en
la que dice haber siclo informado ele que Dostoievski "se había jactado de poseer .. . una niña en los
baños, que le hab ía entregado su institutriz". Véase An na Dostoevsky, op. cit. , pp. 371-382.
25
PSS, vol 29 , li bro 2, p. 18; 12 ele febrero de 1875 .
26
Anna Dostoevsky, op. cit., p. 247 .
Todas salvo una de estas cartas enviadas desde Ems fueron escritas a Anna.
La única excepción va dirigida a Elena Pavlovna lvánovna , con quien Dos-
toievski tenía un lejano parentesco político y a la que en un tiempo había
tratado mucho. Durante el verano de 1868, le había preguntado a Elena
Pavlovna, cuyo esposo, puede suponerse, se hallaba en las últimas etapas
de una enfermedad mortal, si en caso de enviudar consideraría casarse con
él. Ahora le pregunta por el paradero del elusivo Pável lsaev y lamenta los
rumores hostiles que circulaban acerca de él mismo por estar exigiendo
una parte de las propiedades de Kumanina , rumores que se habían hecho
aún más enconados desde su demanda contra otros pretendientes. Su so-
brina favorita, Sofía lvánovna, con quien regularmente mantuvo correspon-
dencia desde el extranjero y a quien dedicó El idiota, había dejado de escri-
birle por esta razón. En su carta a Elena Pavlovna, incluye otra para Sofía
(lamentablemente perdida) y le pide a Elena que ella misma la lea. Elena
Pavlovna respondió que si ella fuera Sofía no le gustaría haber recibido se-
mejante carta. Y lo regaña por no haber escrito antes para explicar la situación
desde su punto de vista y evitar los equívocos que habían surgido. 51
Durante las ausencias de Dostoievski, Anna Grigórievna siempre se
quedaba con la inquietud de que su marido sufriera un grave ataque de
epilepsia, que lo dejara baldado entre desconocidos . Bien podemos imagi-
nar su consternación cuando inesperadamente recibió una carta de un
amigo que le preguntaba si era cierto que Dostoievski estaba a punto de
expirar en Ems, ya que La Gaceta de San Petersburgo había publicado la
noticia de que "el sobresaliente escritor F M. Dostoievski está gravemente
52
Ibid., p. 57; 23 de junio-5 de julio de 1875; Anna Dostoevski, op. cit. , ibid., p. 251.
53 PSS, vol. 29, libro 2, p. 58; 23 de junio-5 de julio de 1875.
54
Ibid., p. 63; 6 de julio de 1875.
Dostoievski había empezado a tomar notas para una nueva novela desde
febrero de 1874, y los primeros apuntes indican que, como primer paso,
volvió a reflexionar sobre esbozos no desarrollados de sus obras anteriores.
Por ello , las primeras entradas nos recuerdan a otras que había escrito pero
no utilizado para El idiota: notas en que el príncipe Mishkin estaría rodea-
do por niños y se volvería su inspirador y guía. A partir de este motiv esbo-
za un plan, anotado en mayúsculas, de "una novela acerca de niños, exclu-
198 ....
sivamente acerca de niños, y con un niño-héroe (N. B. salvan a un niño
doliente, estratagemas, etc.)". Uno o dos renglones más adelante hay una
referencia a "Fiódor Petrovich (hombre que quiere a los niños, y la institu-
triz)". Fiódor Petrovich resulta ser un personaje similar a Mishkin, que se
pone al servicio de un grupo de niños y se dirige a ellos con gran solemni-
dad: "Caballeros, he dicho". Como Mishkin, "es un niño crecido, tan sólo
imbuido de un sentimiento muy poderoso, vívido y doloroso de amor por
los niños" (v. 16, pp. 5-6). Tales notas forman parte del grupo que ya apun-
ta a Los hermanos Karamázov y a la banda de niños que rodean a Aliosha
Karamázov.
Más importante para El adolescente es el nombre de Lamben, que apa-
rece sin explicación entre las notas para la novela acerca de niños. Indica
que Dostoievski estaba tomando, asimismo, de un plan anterior, anotado
entre diciembre de 1869 y enero de 1870, ideas para escribir La vida de un
gran pecador. 1 Allí, Lamben es un condiscípulo de "el gran pecador", como
lo será del adolescente. Como epítome de sensualidad y de inmoralidad,
Lamben, "no encuentra nada superior" al mundo de los sentidos en virtud
de "la frivolidad del carácter nacional" (él es de origen francés); pero "el
vacío, la suciedad y el absurdo del libertinaje lo enloquecen [al gran peca-
dor]" (v. 9, p. 135). Lamben desempeñará exactamente el mismo papel en
El adolescente.
Las notas destinadas a La vida de un gran pecador aparecen así, en muy
temprana etapa, en las de El adolescente, y Dostoievski continúa durante
un tiempo tomando de este proyecto anterior. Como sabemos, no había
logrado incluir en Los demonios su capítulo que contiene la confesión de
Stavroguin; y ahora vuelve a este tipo similar a Stavroguin (al que llama
"depredador", término tomado de su amigo, ya difunto, el poeta y crítico
Apollon Grigoriev), como si sintiera que aún no había agotado todas sus
posibilidades. Buen número de entradas se refieren al "tipo depredador"
concebido ahora como encarnación de "la más baja vulgaridad junto con
la más refinada generosidad ... , a la vez encantador y repugnante (el pe-
queño escarabajo rojo, Stavroguin)" (v. 16, p. 7). Las palabras entre parén-
tesis vinculan este pasaje con la confesión de Stavroguin, y particularmente
con su sueño de una Edad de Oro de inocencia humana, como la había
imaginado Dostoievski bajo la inspiración de una de sus pinturas favoritas,
1
Para más información sobre esta obra proyectada, véase mi Dostoievski. Los años milagrosos,
1865-1871, cap. XIX , FCE , México, 2010.
Dostoievski tenía ahora el plan para una novela acerca de tres hermanos, y
fue tentado por la posibilidad de escribir lo que habría podido ser Los her-
manos Karamázov. Una nota contiene un esbozo que sólo requeriría cierta
organización para embonar en la obra posterior. "Y así -escribe- un her-
mano es ateo . Desesperación. El otro es un rabioso fanático . El tercero re-
presenta a la nueva generación, una fuerza viva, gente nueva. El [hermano
menor] fue capaz de resistir a Lamben. (Y los niños, como la generación
más joven.)" (v. 16, p. 16). El airado rechazo de lván Karamázov a su boleto
de entrada en un mundo de armonía eterna basado en la injusticia y el su-
frimiento es ya anticipado en el desafío del hermano mayor. "Si es inevita-
ble en el mundo que algo repugnante tenga que aparecer siempre en lugar
de algo puro , entonces , por mí, que todo se desplome: 'Me niego a aceptar
semejante mundo'. " Esta declaración va seguida por un comentario del au-
tor: "Todo su infortunio yace en el hecho de que Él es ateo y no cree en la
resurrección". Lo que desde luego será también el caso de lván (v 16, p. 15).
De manera similar, la cuestión de la "comprensión euclidiana" de lván,
su negativa a aceptar los misterios de la fe, también aparece en este contex-
to: "Una sabiduría infinita es algo que abruma la mente del hombre, pero
él la busca. La existencia debe ser indiscutiblemente, y en cada ejemplo,
superior a la mente humana. La doctrina según la cual la mente del hom-
bre es el límite final del universo es todo lo estúpida que pueda ser y aún
más estúpida, infinitamente más estúpida, que una partida de damas entre
dos tenderos" . La relación de Versílov con los demás y su interpretación de
* La gran riqueza como fuente de poder quedó asociada en la cultura rusa con el nombre de
Rothschild probablemente en el decenio de 1850, cuando Herzen publicó una parte de sus me-
morias que contenía una descripción, un tanto burlona, del supremo aplomo de James Roth-
schild, el banquero que había demandado con éxito al gobierno de Nicolás I en favor de Herzen.
Poco después, en 1864, el diario Época de Dostoievski publicó algunos capítulos de la coruscan-
te obra de Heinrich Heine Sobre la historia de la religión y la fi losofía en Alemania, un pasaje de la
cual narra, con irónica delectación , las visitas regulares del enviado papal a ese mismo j ames
Rothschild para pagar los intereses de la deuda papal. Véase Aleksandr Herzen , My Past and Thoughts,
trad. de Constante Garnett, rev. de Humphrey Higgins, vol. 2, Nueva York, 1968, 4 vols., pp.
757-765; Heinrich Heine, Samtliche Werke, Oskar Walzel (ed.), vol. 7, Leipzig, 1910, pp. 283-284.
4
PSS, vol. 29 , libro 1, p 315; lº de marzo de 1874.
224 ...
compromiso voluntariamente. Pero esa elección de editorial lo inclinó a
adaptar su inspiración a las normas literarias e ideológicas de sus lectores
populistas. Por consiguiente, redujo el tema del parricidio al de la irres-
ponsabilidad de los padres y sustituyó el implacable choque edípico de Los
hermanos Karamázov (que tanto impresionó a Freud) por una rivalidad ro-
mántica relativamente inocente y puerilmente ilusoria entre padre e hijo.
En otras palabras, decidió escribir una novela sociopsicológica de alcance
relativamente limitado , en lugar de dramatizar la colisión de absolutos mo-
ral-espirituales en conflicto que invariablemente inspiró sus mejores obras.
1
Horst-Jurgen Gerigk, Versuch über Dostoevslzij's '']ungling", Múnich, 1965.
* Arkadi es aquí un paralelismo del hombre del subsuelo en su fase "sublime y hermosa",
cuando se imagina que "me volví multimillonario y al punto dediqué toda mi riqueza a mejorar
la especie humana ... y me iré , descalzo y hambriento, a predicar nuevas ideas y a infligir otro
Waterloo a los reaccionarios" (v. 5, p 133).
Versílov es, con mucho , el personaje más interesante del libro , y después de
la primera parte Dostoievski no puede impedirle ocupar el centro de la es-
cena. Al comienzo se le presenta como un miembro típico de la generación
de los cuarenta, un caballero próspero y de nobles ideales, lleno de las ideas
"humanitarias" de su tiempo , lector de Polinha Sahs de A. V Druzhinin y del
Anton Goremyha (Antón el miserable), de D. V Griegoróvich. El primero de
estos libros , muy influido por el ]acques de George Sand, es una denuncia
de las coerciones de un matrimonio sin amor; el segundo muestra el mise-
rable destino del campesinado en los tiempos de la servidumbre. Sin em-
bargo, pese a sus avanzadas ideas, Versílov no tiene escrúpulos para seducir
a una desconcertada muchacha campesina a la que habían casado con un
marido mucho más viejo sin ninguna consideración por sus deseos.
Tales enredos, desde luego, eran de rutina entre los terratenientes ru-
sos, pero Arkadi sugiere una motivación más profunda que un momentá-
neo arranque de pasión. Estaban disponibles muchachas campesinas más
bonitas y complacientes, pero Versílov y su campesina estaban unidos por
un deseo más profundo que el simplemente sexual: un anhelo de cada uno
por los valores encarnados en el otro , y especialmente, en el caso de Versí-
lov, del arraigo sociorreligioso ruso que tan naturalmente formaba parte
del ser mismo de Sofía. Como comenta Arkadi, la conducta de su padre
"no sólo fue natural sino casi inevitable"; sin embargo, la continuidad del
nexo con Sofía distó mucho de ser ordinaria. "Pero amar a alguien por toda
la vida ... eso era demasiado. No puedo jurar que la amara, pero la arrastró
consigo el resto de su vida .. . eso es indudable" (v. 13 , p. 12).
Así, Versílov no la abandona por completo, pues se la lleva en sus via-
jes por Europa siempre que ella se mantenga atractiva; empero, su apego
no le impide abandonar la educación de Arkadi enteramente en manos de
2
A. S. Dolinin , Poslednie Romani Dostoevskogo, Moscú / Leningrado, 1967, pp. 182-184 .
Como portador de la más alta cultura rusa, no pude aceptarlo, pues el más
elevado pensamiento ruso es la reconciliación de las ideas, y ¿quién había en
todo el mundo que pudiera comprender por entonces ese pensamiento? ...
¡Oh, para los rusos todas esas piedras extranjeras, todas las maravillas del di-
vino mundo antiguo, todas esas reliquias de milagros sagrados son inaprecia-
bles, y aún más inapreciables para nosotros que para quienes viven allí!
La gran idea de antaño los ha abandonado, la gran fu ente de fu erza que hasta
entonces los había alimentado y caldeado se estaba desvaneciendo como una
majestuosa puesta de sol en el cuadro de Claude Lorrain ... La gran idea de la
inmortalidad se habría desvanecido, y ellos tendrían que ocupar su lugar con
algo , y toda la riqueza del amor derramada antaño sobre Él, que era inmortal,
se convertiría en el conjunto de la naturaleza, en el mundo, en el hombre, en
cada brizna de hierba.
Ahora , mientras escribo estos renglones, la primavera entra por las ventanas.
Estamos a mediados de mayo. Mi madre está sentada junto a su lecho [el de
Versílov]. Él le da palmaditas en la cara y en el pelo, tratando tiernamente
de interceptar la mirada en sus ojos, que miran a otra parte. Oh, esto es sólo
la mitad del anterior Versílov: este hombre se niega a separarse de Mamá, y sé
que nunca volverá a dejarla.
Lo confieso [le confía al lector Nikolái Semienovich], ¡no quisiera ser un no-
velista que tratara de describir a un héroe de una familia accidental! Sería una
labor ingrata y carente de belleza formal. Podría cometer graves errores, exa-
geraciones y descuidos ... Pero ¿qué opción puede tener un escritor que no
desea escribir novelas históricas sino que está poseído por el anhelo del esce-
nario actuaP Tiene que adivinar ... ¡y malinterpretarlo! (id.).
UN PERIÓDICO PERSONAL
XI. Una nueva aventura
1
Anna Dostoevsky, Reminiscences, trad. y ed. de Beatrice Stillman , Nueva York, 1973, p. 253 .
2
Ibid., p 213.
~ 257
Anna había aprendido a maniobrar entre los traicioneros escollos del co-
mercio de libros en Rusia y administraba la editorial con mano experta.
Ya desde 1864-1865 había tomado Dostoievski algunas notas para una pu-
blicación que sería algo intermedio entre arte y periodismo, o combinaría
ambos de una manera hasta entonces sin precedentes: "Proyecto , Notas de
un Escritor; sin suscripciones. Unas seis páginas en folio [conteniendo cada
folio dieciséis páginas impresas] en dos semanas. Tres páginas de las Notas
de un escritor, tres páginas de una novela ... Todo el libro, el primero será
de 36 páginas en folio en seis meses".3 Mencionó esta idea en una carta al
barón Wrangel en noviembre de 1865, llamándola "útil y ventajosa", 4 pero
por entonces no se concretó nada. Dos años después, el cuaderno vuelve a
aparecer en una carta a su sobrina Sofía Ivánovna, y hay una obvia referen-
cia a él (ya mencionada) en Los demonios cuando Liza Drozdova trata de
convencer a Shatov de que trabaje en el plan que ella tiene de una nueva
publicación. La aventura es descrita como una especie de almanaque, una
colección de hechos de todas clases, incluyendo "incendios, actos de he-
roísmo, todo hecho bueno y todo hecho malo", pero no apilados en desor-
den; cada uno sería seleccionado y vinculado con "una cierta opinión, con
una dirección, con un propósito, con un pensamiento que ilumine el con-
junto, la totalidad" (v. 21, p . 372). Esta idea de hechos periodísticos uni-
dos en un conjunto e iluminados por una idea es la que definiría la dife-
rencia entre las Notas de un escritor y un periódico o aun una revista
ordinarios.
Dostoievski nunca había trazado una línea clara entre sus obras de pura
creación y el periodismo, y sus novelas se habían alimentado de un cuida-
doso escrutinio de la prensa diaria. Ambos, como él veía las cosas, trataban
del mismo material: la realidad humana de la vida tal como se vivía en las
condiciones de una sociedad particular, en un tiempo y lugar específicos.
Sin embargo, el novelista emprendía la tarea de penetrar más profunda-
mente en la significación de esa realidad humana que el periodista, quien se
quedaba en la superficie de los hechos y no tenía tiempo de hurgar en sus
3
PSS, vol. 21 , pp . 371-372 .
4
Ibid. , vol. 28, libro 2, p . 141; 8 de noviembre de 1865.
9
Ibíd, p. 278
Era necesario que la imprenta tuviese tiempo para poner los ti.pos, hacer las
correcciones en la sala de pruebas y luego las correcciones del autor; sólo en-
tonces permitiría Fiódor Mijaílovich presentar las pruebas corregidas a los
censores -en quienes como es bien sabido , no podía confiarse que se apre-
surarían con las pruebas- y luego, nuevamente , las correcciones del autor,
las correcciones de la sala de pruebas y finalmente la impresión.
º Ibid. , pp
1
277-2 79.
1
~ PSS, vol. 29 , libro 2, pp . 66-67 ; 10 de noviembre de 1875.
mi vida ahora será muy breve [... ] Pero qué extraño es todo esto , mi querido
Andréi Mijaílovich [exclama]. ¿Hace tanto tiempo que tú y yo éramos tan pe-
queños' Recuerdo muy, muy bien el momento, entre las cuatro y las cinco de
la mañana, en que nuestro padre, gozoso, nos despertó a nuestro difunto her-
mano y a mí. .. y nos anunció a todos que nos había nacido un hermano,
Andriushenka .. Nuestro tiempo se ha ido como un sueño.
19
!bid. , pp. 71 -72 ; 7 de enero de 1876.
w Ibid., pp. 75-76; 10 de marzo de 1876.
24
Idem.
25
DVS, vol. 2, pp. 242-243.
z¡, Idem.
11
ldcm.
n Ibid , p. 71, 7 de enero de 1876; también la ca rta de Wagner, citada en el comentario , p. 231.
11
PSS, mi 24 , p 199.
H /bici., p. 462. El artículo de Lesko\' aparece citado en el comentario a los cuadernos de
notas de Dostoie\'ski.
35
PSS, \'ül. 24 , p. 199.
36
PSS, vol. 22, p. 127.
37
Ibid., p. 335. La carta de Soloviev aparece citada en el comentario.
38 PSS, vol. 24, pp. 158-1 59 .
1
DVS, vol. 2 , p. 235.
278 ...
2
4
DVS, vol 2, p 333.
11
!bid. , p . 138.
17
Para un análisis bien documentado del suicidio en Rusia, véase Irina Paperno, Suicide as
a Cultural Institution in Dostoievshí~ Russía, Ithaca, 1997.
18
DVS, vol 2, p 345.
'' Puesto que Dostoievski casi no dij o nada directamente acerca de sus convicciones religio-
sas personales , este testimonio plantea muchas preguntas y puede justifica r ciertas suposicio-
nes . ¿Pudo Dostoievski haber estado hablando acerca del narrador ficticio de "La sentencia" y
no de sí mismo como persona? Tal vez quiso decir que, como autor de "La sentencia'', había
adop tado la posición del narrador, quien es ciertamente un "deísta filosófico" que al menos
acepta a Dios como una hipótesis contra la que protesta, pero qu e no cree en las promesas de
la fe cristiana. Obsérvese también que Versílov en El adolescente se llama a sí mismo "deísta fi-
losófico" (v 13 , p. 379)
Por otra parte, Dostoievski emplea en otro lugar el término "deísmo" con un significado
mucho más lato del habitual. Al escribir sobre George Sand en su Dia1io de un esoito1; dij o que
ella "murió siendo deísta, creyendo firmemente en Dios y en la inmortalidad del alma" (v. 23,
p 37) El deísmo, aquí , se adaptaría, por tanto, a gran parte del sentido del propio Dostoievski
sobre la esencia del cristianismo .
19
PSS, vol. 29 , libro 2, p. 81; 16 de abril de 1876.
En el verano de 1876 Dostoievski hizo otro viaje a Bad Ems, donde duran-
te un mes estuvo tomando las aguas. Esa ausencia, desde luego, causó pro-
blemas especiales a la publicación de su Diario mensual, y sólo publicó un
número combinado de julio-agosto. El viaje resultó mucho menos agota-
dor que los anteriores , y aunque los vagones rusos tanto como los alema-
nes iban atestados, "se podía sobrellevar a la gente". Al aproximarse el tren
a la frontera alemana, a Dostoievski lo "fastidió un yid" [judío], a quien
llama "uno de los yids superiores", rico y educado, quien le dio "informa-
ción acerca de sus dos hijos, profesionales, en San Petersburgo (un aboga-
do y un médico), así como de su propio problema médico de hemorroides"
(de las cuales también sufría Dostoievski) . "Por pura cortesía", le dice a
Anna , tuvo que soportar a este parlanchín caballero durante cuatro horas.
Por otra parte, observa con cierta sorpresa , sus compañeros de viaje alema-
nes "simplemente me atendían, contemplándome casi con respeto". Lo que
le deprimió, sin embargo , fue la conversación general, "todo acerca de ne-
gocios e intereses y el precio de los artículos, de bienes, acerca de la vida
alegre con camelias [prostitutas elegantes] y oficiales ... y eso era todo. Ni
educación ni intereses superiores ... ¡Nada! No puedo comprender quién
puede leer ahora, ni por qué el Diario de un escritor tiene aún varios miles
de compradores. "2º
20
Ibid. , pp. 89-92 ; 7-1 9 de julio de 1876.
2
s PSS, vol. 29 , libro 2, p. 104; 21 deiulio-2 de agosto de 1876.
he estado releyendo toda la correspondencia [de sus lectores] que traje aquí.
Me inscribí en la biblioteca de préstamos (una biblioteca patética), y saqué un
libro de Zola porque he descuidado terriblemente la literatura europea en
años recientes; ¡imagínate!, apenas puedo tolerarla , es algo repugnante.
Y en Rusia la gente habla de Zola como de una celebridad , como de un faro
del realismo 31
Émile Zola estaba escribiendo por entonces una carta periódica desde
París en el liberal Vestnik Evropy (El Mensajero Europeo), habiendo sido re-
comendado por su amigo Turgueniev, y se le saludaba como el principal
paladín y practicante de un naturalismo literario por entonces considera-
blemente de moda. Varias traducciones de una sola novela - El vientre de
29
!bid., p. 117; 30 de julio-11 de agosto de 1876.
30
!bid., pp. 119-120; 2-14 de agosto de 1876.
11
!bid., pp 99-100; 15-27 de julio de 1876.
las grandes energías actuales de la historia de Rusia han elevado los ánimos y
los corazones del pueblo ruso con un poder inimaginable hasta una altura de
comprensión de mucho de lo que antes no se comprendía , y han iluminado
7
' Ibid., p 118; 2-14 de agosto de 1876.
8
' DVS, vol. 2, p. 346.
39 PSS, vol. 29, libro 2, p . 271; 13 ele noviembre ele 1876.
40
/bid ., pp. 132-1 33; 16 de noviembre de 1876.
Uno de los objetivos del Diario de Dostoievski era alentar ese autosa-
crificio juvenil, por causas que él consideraba muy superiores a las procla-
madas en la plaza de Kazán.
302 ...
2
4
PSS, vol 29, libro 2, p. 80; 15 de abril de 1876.
5
Ibid, vol. 29, libro 2, p. 135; 13 de enero de 1877.
6
PSS, vol. 27, pp. 120-121.
16
/dem; véase tam bién p. 29 1.
A las 6:30 de esta mañana [le informa a Anna] , acabando de pasar un ataque
[solían ocurrir en estas tempranas horas], fui a tu habitación, y de pronto Pro-
jorovna [la sirvienta de la casa] me dijo en la sala que la señora no estaba en
casa. "¿Dónde está7" "Vaya, está en el campo, en una casa de verano." "¿Cómo
es posible7 Debiera estar aquí. ¿Cuándo se fue7" Projorovna me convenció de
que yo mismo solo había llegado el día anterior. 19
17
Anna Dostoevsky, op. cit. , p. 283.
18
PSS, vol 29 , libro 2 , pp. 161-162; 7 de julio de 1877.
19
Ibid , p. 163.
Este pasaje puede describir también muchos otros en que describe ha-
ber perdido el control de sus nervios mientras su fértil imaginación conju-
raba todo desastre que hubiera podido ocurrir a su familia, especialmente
a los niños. 21
Pese a su ferviente deseo de volver a gozar del calor protector del
círculo familiar, Dostoievski consideró imperativo hacer su propuesto viaje
a Darovoe . "¡El maldito viaje a Darovoe l -escribe-. ¡Cuánto me hubiera
gustado no ir! Pero no puedo dejar de hacerlo: si me niego a mí mismo
20
ldcm.
21
lbid , pp. 170-1 73; 17 de julio de 1877.
sólo una gran fe de esta índole es capaz de hacer nacer algo hermoso en las
memorias de los niños , como en realidad puede hacerlo , aun a pesar del más
duro ambiente de la niñez, de la pobreza y a pesar, incluso, de esa misma su-
ciedad moral que rodeó sus cunas. Oh, hay casos en que hasta el más caído
de los padres, pero que aún logró conservar en su alma tal vez sólo una ima-
gen oscura de su anterior gran idea y su fe en ella, ha podido trasplantar la
semilla de esta gran idea y este gran sentimiento a las almas impresionables y
sedientas de sus pobres hijos, y ha sido después perdonado por ellos de corazón
a causa de esta buena acción, a pesar de otras cosas [v. 25 , pp. 180-1 8 1; las
cursivas son mías.]
24
PSS, vol. 29 , libro 2, p. 176; 28 de noviembre de 1877.
25
/bid. , pp 176- 177; 7 de diciembre de 1877.
1
" /bid., pp. 178-1 79; 17 de diciembre de 1877.
27
Idem.
28
Ibid., p. 175; 18 de noviembre de 1877.
29
Anna Dostoevs ky, op. cil., pp . 287-288.
30
Ibid., p. 288.
p 586.
Una vívida descripción del impacto de este juicio sobre el público cul-
to aparece en la aún indispensable Histo1ia de la intelligentsia rusa, del aca-
démico liberal D. N. Ovsianiko-Kulikovski. Estuvo lo bastante cerca de
estos hechos para poder comunicar cómo afectaron la sensibilidad de ob-
servadores decentes y bondadosos .
No todos, tal vez, pero sí muchos de quienes fueron al pueblo estuvieron ins-
pirados - algunos conscientemente, otros inconscientemente- por el ideal
evangélico de amar al prójimo y de sacrificar los bienes mundanos y la felici-
dad personal. Cuando el llamado "juicio de los cincuenta" reveló la actividad
de muchachas que se sacrificaron propagando la "buena nueva" del socialis-
mo , involuntariamente nos vinieron a la memoria frases del Evangelio , para-
lelas al Sermón de la Montaña. Estas jóvenes podían haber llevado una vida
de felicidad y satisfacción; entre ellas había algunas considerablemente ricas,
todas eran educadas, todas eran cultas, y todas tenían un derecho moral no
sólo externo sino interno a ocupar un lugar importante en la sociedad. Pero a
todo esto prefirieron la vida de la santa, cambiaron su felicidad por un hecho
heroico y se sacrificaron en aras de un ideal elevado, que sólo les pareció una
nueva expresión de este mismo ideal evangélico. 35
34
ldcin.
35 D. N. Ovsyaniko-Kulikovski , "lsroria Russkoi lntelligentsia", en Sobra nie Socl1i11enii, vol. 8,
2ª parte, San Petersburgo , 1910-1911 , pp. 193-1 94.
3
° Ci tado en V Bogucharski i, Alitivnoe Na rodnichcslvo Semidesyatililt Godov, Moscú , 1912 ,
p. 298.
37
Ibid., p . 30 l.
326 ..
cambio, el autor dirige su propia mirada y la del lector a las mismas "cuestio-
nes malditas": las que forman el contenido filosófico y artístico, una especie
de básico haz, nerviosamente sensitivo, de los pensamientos del autor. Estas
cuestiones son las de las relaciones en Rusia entre los de "arriba" y los de
"abajo", la clase culta y el pueblo; la de la profunda crisis por la que por enton-
ces atravesaban, cada cual a su propia manera, tanto la Rusia contemporánea
como Europa, y la de su pasado, presente y futuro. 1
El pueblo ruso
· Con frecuencia, Dostoievski modificaba los pasaies que citaba para serúr a sus propósi-
tos . En este ejemplo , se remitió erróneamente a otro libro (la anécdota no aparece en Crónica
ele.familia sino en las Reminiscencias de Aksakov), aunque ambas obras estaban unidas en el
ejemplar que él tenía , por lo que el erro r es fácilmente explicable. Sin embargo, también alteró
algun os detalles importantes. El río en cuestión no era el anchuroso Volga sin o uno más pe-
queño, y los campesinos aceptaron cinco rublos cada uno corno recompensa, aunque rechazaran
una suma much o mayor. Corno lo observa Robe n Belknap , "cada uno de estos cambios au-
menta el riesgo o la nobleza de los campesinos , apoyando así los argumentos de Dostoievski"
Véase Roben L Belknap , The Genesis o[ The Brothers Karamázov, Evanston, Ill. , 1990, pp. 97-98.
Así, Avseienko, que critica al pueblo, "ve todo el punto de nuestra cultura
-toda su realización, toda la culminación del periodo de doscientos años de
nuestro desenfreno y nuestros sufrimientos- en los carruajes, en la pomada.
Y admira estas cosas sin el menor asomo de burla" (v. 22 , p. 107).
Dostoievski juega de la manera más cáustica con esa obsesión por los
oropeles de la civilización occidental venerados por la clase superior rusa.
"He oído decir (tal vez se dijera en broma) - dice, como un aparte- que
[Avseienko] comenzó la novela con el fin de corregir a León Tolstoi, quien
pintó demasiado obj etivamente [es decir, críticamente] a la alta sociedad
en su Ana Karenina" (v. 22 , p. 107). En realidad, tal rumor sí estaba circu-
lando , y es probable que Dostoievski lo oyera de la misma fuente , Nikolái
Strájov, quien se lo había dicho a Tolstoi (v. 22 , p . 376). Sin embargo , pese
a todo su sarcasmo , insiste en que "no sólo debemos ver esto desde un
punto de vista cómico", pues el asunto es mucho más serio: "esta debili-
dad, esta manía por los encantos de la alta sociedad ... , ha hecho surgir un
tipo especial de confirmado paladín de la servidumbre entre aquellos que
nunca poseyeron un siervo en sus vidas". Ese culto a la indumentaria ex-
terna de la alta sociedad occidental conduce al mismo desprecio al pueblo
que había existido en los días de la servidumbre, y quienes comparten la
obsesión de Avseienko "pueden escupir abiertamente sobre el pueblo , y
con el aire de tener el más completo derecho cultural" (v. 22 , p . 108).
Éste es el obj etivo último del "cosmopolitismo" del cual se jacta la cla-
se educada y del que hace gala para justificar su sentido de superioridad
hacia el pueblo. Según Dostoievski, semejante fe casi no existe ya en Euro-
pa o, de existir, es tan sólo como "una percepción metafísica", algo pura-
mente académico y no un sentimiento profundo y difundido. Pero, ¡mi-
rad', esa convicción florece en Rusia, no sólo como "una creencia en el
mundo de los intelectuales", sino - lo que es aún más importante- "como
un sentimiento instintivo viviente entre el pueblo común, a quien la religión le
manda creer precisamente en esto" (v 25, pp. 19-20; las cursivas son mías).
Así como el "viandante" filosófico ruso por Europa , Versílov, y el "vian-
dante" campesino, Makar lvánovich, en El adolescente estaban subliminal-
mente unidos en la misma búsqueda de una Edad de Oro de amorosa fra-
ternidad , así los europeizados intelectuales rusos y el pueblo quedan
unidos, sin tener conciencia de su acuerdo, pero en la misma fe. Y es con
esta fe con la que Rusia "pronunciará la palabra más grande que el mundo
haya oído", y esta palabra será el mandato para la unidad de toda la huma-
nidad en un espíritu que trascienda todo "egoísmo personal" y "la lucha
por la existencia" que "hoy une artificial y antinaturalmente al pueblo y a
las naciones" (v 25 , pp . 19-20) . No hay ninguna razón para dudar de que
Dostoievski creyera en todo esto; pero al no hacer distinción alguna entre
el Estado ruso y el pueblo ruso, tan elevadas afirmaciones también sirvie-
ron para dar una fachada moralmente atractiva al imperialismo ruso en los
Balcanes y en el Asia central. Fue, como lo ha llamado josef Bohatec, un
"imperialismo del amor", 5 pero, de todos modos, imperialismo . Bien sabía
Dostoievski que esta visión extática de ese futuro orden mundial sería reci-
bida con incredulidad, y con cierta melancolía pregunta en su conclusión:
"¿pude realmente pensar que convencería a alguien? ... Tal vez un 'joven
imberbe', algún miembro de la nueva generación leerá esto" (v 25, p. 23).
5
Josef Bohatec , Der I111pelialis111usgedanl1e und die Lebensphi losophis Dostojewslnjs, Graz, 195 1.
La intelligentsia y el pueblo
La cuestión social
La cita fue tornada de la penetrante introducción de Gary Saul Morson , un peque!l o tratado en
sí misma.
7 PSS, \ ' Ol. 29 , libro 1, pp. 137-138; 17-29 de agosto de 1870.
8
PSS, m i 28, libro 2, p. 281; 21-22 de marzo-2-3 de abril de 1868.
Coda
360 ...
en él, una eterna "pregunta maldita" con las desalentadoras noticias de
que informa.
Ahora, como pasa a explicar, no se trata de la difusión del ateísmo:
"nuestro suicida no tiene ni la sombra de una sospecha de que lo llaman Yo
y es un ser inmortal". El ateísmo, a fin de cuentas, sugiere la existencia de
tal conciencia. "Recordemos a los ateos de antaño: cuando perdían la fe en
algo, al punto empezaban a creer apasionadamente en otra cosa. Recorde-
mos la apasionada fe de Diderot , de Voltaire. " O la del Werther de Goethe,
"que lamenta , en sus últimos renglones , que nunca volverá a ver 'la her-
mosa constelación de la Osa Mayor' y se despide de ella". Werther tiene un
sentimiento tan profundo de las constelaciones porque "cada vez que las
contemplaba se daba cuenta de que él no era sólo un átomo o una nulidad
comparado con ellas , y de que toda la infinitud de maravillas divinas y
misteriosas no estaba más allá de sus pensamientos ni de su conciencia, ni
más allá del ideal de belleza que había en su alma". Werther puede haberse
matado, pero no de manera estúpida e innoble, y no destruyó "su imagen
de ser humano" (v. 22 , p. 6). Pronto , Aliosha Karamázov será salvado de la
desesperación causada por la rápida descomposición del cuerpo del padre
Zósima cuando él, como Werther, contemple el cielo nocturno (y "fue
como si hilos de todos los incontables mundos de Dios hubiesen convergi-
do en su alma, que se estremeció al contacto de estos mundos distantes")
(v. 14, p. 328).
En octubre de 1876 Dostoievski volvió al tema del suicidio, movido
por una carta de un lector supuestamente desconocido (en realidad, era K.
P Pobedonostsev) , quien le había enviado cierta información acerca del
reciente suicidio de la hija , de diecisiete años, de "un muy conocido emi-
grado ruso". Elizaveta Aleksándrovna (Liza), hija de Aleksandr Herzen, se
había quitado la vida en diciembre de 1875 , y Dostoievski citó su nota de
despedida , escrita en francés, que mostraba un cierto brío , típico de ado-
lescente. La nota pedía que , si no lograba suicidarse , su familia y sus ami-
gos se reunieran "a celebrar mi resurrección brindando con Clicquot" (un
champaña) . De lo contrario, pedía que se aseguraran curiosamente de su
muerte antes de enterrarla , "porque es sumamente desagradable despertar
enterrada en un ataúd. Eso no tendría nada de chic". Cuando joven, Dostoiev-
ski había dejado similares instrucciones acerca de sí mismo cuando pa-
deció un sueño letárgico , y había imaginado en La casa de los muertos el
horror de tan espantoso despertar. No obstante , sin hacer aquí ningún co-
37 8 ~ UN PERIÓDICO PERSONAL
con ellos?" Y concluye el juez: "A los niños y a sus doradas cabecitas les
prometió el Salvador abreviar 'los tiempos y las estaciones' para nosotros.
Por ellos, se abreviarán los tormentos por los que habrá de pasar la rege-
neración de la sociedad humana en camino a otra más perfecta" (v. 25,
pp. 188-193).
Un último caso, de octubre de 1877 , fue el de un tal general Hartung,
quien se suicidó en el propio tribunal inmediatamente al oír que se le de-
claraba culpable de fraude. El acontecimiento creó una verdadera sensa-
ción y produjo un escándalo contra el veredicto , considerado demasiado
severo. Hartung sostuvo durante todo el juicio que no había actuado
de mala fe, que involuntariamente se había visto enredado en una serie de
actos dudosos sin ninguna intención de engañar o defraudar. El despreve-
nido general había aceptado , como amigo, quedar como albacea del testa-
mento de "un ex sastre , que después se metió a prestamista y especulador",
y de pronto se encontró atrapado en una disputa entre los herederos. Él
favoreció a una de las partes, actuó de manera técnicamente ilegal, sin sa-
berlo, y luego tuvo que soportar la humillación de un juicio. En su cadáver
se encontró una nota de suicidio en que juraba por el Todopoderoso que
"no había robado nada en el asunto y que perdonaba a sus enemigos"
(v. 26 , p. 45).
Sin explayarse en los hechos, Dostoievski intenta discernir las condi-
ciones de la vida rusa que habían llevado a semejante situación a un hom-
bre honorable . "Aquí todos son culpables: las costumbres y los hábitos de
nuestra sociedad educada; los caracteres que allí se han forma do y creado;
y por último , las costumbres y los hábitos de nuestros jóvenes tribunales,
que hemos tomado de otras partes y no suficientemente rusificado" (v. 26,
p. 46). "La mayoría de los rusos decentes", asegura, padecen el mal de la
complacencia, rasgo bien conocido del carácter ruso . No son malas perso-
nas , pero en ellos "prevalece específicamente esta disposición a ceder, la
necesidad de conceder, de entrar en tratos" (v. 26 , pp. 46-4 7). Hartung
probablemente quedó como albacea del testamento bajo presión de su te-
nebroso amigo. También existe otro tipo de rusos: el de quienes pueden
"entrar en la vida con los míseros restos de antiguas posesiones", y "son
inocentes, virtuales Schillers", cuyo desconocimiento de la "bajeza" es con-
movedor. Esas personas tienen un sólido sentido de la dignidad y se suici-
darán si creen que se ha dudado de su honor. Concluye Dostoievski que
"no hubo error. .. no hubo falla de la justicia. Fue el destino ; aquí hubo
Fue Heine, ¿verdad? - pregunta Dostoievski-, quien nos dijo cómo leyendo
Don Quijote, cuando era niño, rompió a llorar en el pasaje en que el héroe fue
alcanzado por el barbero Sansón Carrasco , hombre mezquino y lleno de sen-
tido común. No hay nada más profundo ni más poderoso en todo el mundo
que esa obra de ficción Sigue siendo la expresión final y más grande del pen-
samiento humano, la ironía más amarga que el hombre es capaz de expresar,
y si se acabara el mundo y a la gente se le preguntara entonces: "Bueno, ¿en-
tendió usted algo de su vida en la Tierra, y sacó de ella alguna conclusión?",
una persona podría entregar silenciosamente el Don QuUote: "He aquí mi con-
clusión acerca de la vida; ¿podéis condenarme por ella?" [.. ] Yo no digo
-prosigue Dostoievski- que una persona tuviera razón al decir eso, pero ... "
[v. 22, p. 92].
EL DIARIO DE UN ESCR ITOR contiene , a la vez, los aspectos más atractivos y los
más objetables de Dostoievski. Sus cuentos expresan , en su más pura for-
ma, su auténtico idealismo y su dolor por los sufrimientos de la condición
humana. Pero el Diario también está deplorablemente viciado por su pro-
funda xenofobia , que se extiende a todos los pueblos que no sean de ori-
gen ruso y que se manifiesta aquí, sobre todo, en relación con los judíos.
Una y otra vez Dostoievski lanza las más terribles acusaciones contra ellos
como implacables explotadores de la miseria de los demás, motivados por
un ávido afán de lucro , y los describe desplegando su influencia interna-
cional contra los intereses del Estado ruso .
Muchos de sus lectores judíos habían creído encontrar en la doctrina
de amor, perdón y reconciliación que tan elocuentemente predicaba Dos-
toievski una respuesta a sus más profundos anhelos con respecto a su lu-
gar en la sociedad rusa, y se sintieron profundamente desconcertados por
sus tiradas antijudías. Le llegaron cartas con sus quejas y réplicas, y él se
sintió llamado a contestarlas en un artículo especial del Diaiio de marzo de
1877 , dedicado a "La Cuestión Judía" . La mayor parte de los asuntos so-
ciopolíticos que Dostoievski aborda en el Diario han perdido todo interés
actual, pero la Cuestión Judía ciertamente no es uno de ellos.
Las ocasionales referencias a los judíos que aparecen en los primeros escri-
tos de Dostoievski, aunque muestran los prejuicios prevalecientes en la
382 .,..¡
sociedad rusa, son por completo incidentales y no particularmente insul-
tantes, si se juzgan por las normas de su tiempo y lugar. A comienzos de
los cuarenta había estado trabajando en una obra de teatro que se intitula-
ría El judío Yankel, aunque no se sabe con certeza cuánto llegó a escribir.
Un judío del mismo apellido aparece en el Taras Bulba, de Gógol, y fijó la
pauta de cómo este personaje grotescamente cómico sería retratado duran-
te largo tiempo en la literatura rusa. El judío de Gógol es ridículo , traicio-
nero y obsequioso, pero en una escena, cuando se le pide ayudar a un co-
saco que le había salvado la vida y a cuya cabeza habían puesto ahora
precio, su rostro se ruborizó "por su propia avidez, y luchó por sofocar en
su corazón la eterna obsesión por el dinero que, como un gusano, corroe
el alma de un judío".1
En La casa de los muertos, quince años después , Dostoievski retrató a
un preso judío a quien sus compañeros de cárcel fastidian y hacen blanco
de sus bromas crueles e insultantes. Aunque tiene desagradables rasgos
caricaturescos, y se le compara con el judío Yankel de Gógol, Dostoievski
no lo trata con hostilidad. Por el contrario -como lo ha escrito incluso
David Goldstein, el más severo crítico del antisemitismo de Dostoievski-,
"con simpatía, si no con afecto, evoca 'la gozosa apariencia de mi compa-
ñero de prisión y de barraca, el inolvidable Isai Fómich' ". 2 Como lo ha
observado otro comentador, Isai Fómich es la primera figura judía que en
la novela rusa recibe un nombre personal (y no simplemente tipológico,
como "Yankel"), y aparece como un individuo con marcados rasgos dis-
tintivos. 3
Precisamente en la época (1861-1862) en que se estaban publicando
entregas de La casa de los muertos, la revista de Dostoievski, Vremia (El Tiem-
po), se vio envuelta en una controversia con la publicación eslavófila Den
(El Día) concerniente a los judíos. Éste fue el periodo , justo después de la
liberación de los siervos en 1861 , en que las reformas estaban afectando
todos los aspectos de la vida rusa , y se había promulgado un decreto esti-
pulando que los judíos con grados universitarios eran elegibles para pues-
tos en todas las ramas del servicio civil. Cuando El Día se opuso a abrir
puestos administrativos a individuos "que abiertamente niegan las ense-
ñanzas cristianas, los ideales y la ética cristianos", El Tiempo replicó: "No es
1
N. V Gogol, Polnoe Sobra nie Soch inenii, vol. 2. Moscú , 1940- 1952, p . 130
2 David Goldstein , Dostoievshi and th e j ews (Austin, 198 1), p. 21.
3 Felix Philipp Ingold , Dostojewshi irnd das ju dentwn, Fráncfort del Meno 1982, p. 57.
LA CUESTIÓ N JUDÍA ~ 3 5
enero de 1877 , por un reo llamado Arkadi Kovner. Dos días después llegó
otra carta, del mismo y sorprendente lugar, y Dostoievski respondió a am-
bas el 14 de febrero. "Rara vez he leído - escribió- algo más inteligente
que la primera carta que usted me envió (la segunda es un caso especial) ." 6
En su primera carta, Kovner había abordado la vilificación de los judíos;
en la segunda, trataba de la convicción de que sin fe en la inmortalidad del
alma no es posible ninguna moral, y la vida humana queda privada de su
significado último.
¿Quién fue este preso-correspondiente, cuya primera carta le impresio-
nó tan favorablemente a Dostoievski? Era un periodista judío, nacido en
Vilna, que había recibido inicialmente la tradicional educación hebrea. Es-
cribiendo al principio en hebreo, publicó dos libros en que atacaba la es-
trechez y el provincianismo de la cultura y la literatura hebrea contempo-
ráneas, y pedía que ambas se abrieran al mundo moderno. Siguiendo su
propio consejo , dominó la lengua rusa, se trasladó a San Petersburgo y co-
laboró con varios periódicos liberales y progresistas. Escribió regularmente
una columna en La Voz, "Curiosidades literarias y sociales" , en que hacía
un continuo comentario de la escena sociocultural; muchas de las más hi-
rientes pullas contra Los demonios, así como contra Dostoievski por haber
aceptado la dirección de El Ciudadano, se han atribuido a su pluma. Como
observa Kovner en su carta: "Antes fui uno de esos publicistas a quienes
usted desprecia, que violenta y maliciosamente lo maldijeron (es decir, a
sus artículos)". Admitiendo que había hecho "todo lo posible por entablar
una polémica personal con usted , por desafiarlo a combatir", reconoce su
fracaso, porque "usted pasó en silencio todos mis exabruptos y no gratificó
mi egoísmo".7
Sin embargo , el periodismo era una profesión muy mal pagada, y Kov-
ner aceptó un empleo en el Banco de Préstamos y Descuentos de San Pe-
tersburgo. Con un salario de hambre e incapaz de obtener un avance, dio
el mal paso que lo condujo a la prisión. Como escribió a Dostoievski, des-
pués de
6
PSS, vol. 29 , libro 2, p. 139; 14 de febrero de 1877.
7
Leonid Grossman, Confessio n of a]ew, trad. de Roanne Moab, Nueva York , 1975, p. 76.
Ésta es la versión inglesa de la principal obra dedicada a Arkadi Kovner: Leonid Grossman ,
Ispoved odnogo evreya, Moscú/ Leningrado , 1924. Para un análisis más reciente de Kovner, véase
lrina Paperno , Suicide as a Culttiral Institution in Dostoievski's Russia, cap. 5, Ithaca, 1997.
LA CUESTIÓN JUDÍA ~ 3 ¡
por lo que hizo en el banco. Existe algo más alto que las conclusiones del
intelecto y todas las posibles circunstancias que a ellas conduzcan: algo a
lo cual todos están obligados a someterse (es decir, una vez más, algo como
una norma)" . Evidentemente, Dostoievski siente que Kovner se está absol-
viendo con excesiva facilidad, aunque propone esta idea con sumo cuida-
do y toma precauciones para no herir las sensibilidades de alguien que es-
tuviera leyendo sus palabras tras las rejas de la prisión.
Tal vez sea usted lo bastante inteligente [escribe] para no sentirse insultado
por la franqueza y la gratuidad de mi observación. En primer lugar, yo no soy
mejor que usted o que nadie más (y esto no es falsa humildad, y además,
¿qué objeto tendría para mm,
y en segundo lugar, aun si yo de hecho lo ab-
suelvo a usted en mi corazón y a mi manera (como lo invito a absolverme a
mí), entonces es mejor, en resumen, que yo lo absuelva a usted a que usted se
absuelva a sí mismo. 12
15
Grossman, op. cit., p. 78.
16 PSS, vol. 29, libro 2, p . 139; 14 de febrero de 1877.
17
Grossman, op. cit., p. 85.
18 PSS, vol. 29 , libro 2, pp. 279-280. La segunda carta de Kovner aparece publicada en el
LA CUESTIÓN JUDÍA ~ 3 9
4
25
PSS, vol 29 , libro 2, p. 140; 14 de febrero de 1877.
26
/bid., p 280; 28 de enero de 1877.
27
PSS, vol. 28 , libro 1, p. 176; enero-20 de febrero de 1854.
28
PSS, vol. 29 , libro 2, p 14 1; 14 de febrero de 1877 .
29 Leonid Grossman , Beichte ei nes }Llde n, René Fülop-Miller y Friedrich Eckstein (eds.),
Múnich , 1927, pp. 122-123 . Cito la traducción alemana del libro de Grossman porque con-
tiene cartas que no aparecen en la edición original.
32
Goldstein, op. cit., pp. 139-140.
LA CUESTIÓN JUDÍA
XVII. Turgueniev, Tolstoi y otros
406 ...
Karenina de Tolstoi, sino también un brillante y agudo retrato de Nekrásov
(v. 25 , p. 51).
2
Mipíl Bajtín, Probl emas de la poética de Dosloievski, FCE, México, 2005 , p. 35 1.
Es claro e inteligible, hasta el punto de ser obvio, que el mal se encuentra más
profundamente en los seres humanos de lo que suponen nuestros médicos-
socialistas; que ninguna estructura social eliminará el mal; que el alma huma-
na seguirá siendo como siempre ha sido ; que la anormalidad y el pecado
brotan de la propia alma; y, finalmente, que las leyes del alma humana son
tan poco conocidas, tan oscuras para la ciencia, tan indefinidas y tan miste-
riosas, que no hay y no puede haber médicos ni jueces finales.
Kitty empezó a caminar y tropezó. Ahora bien, ¿por qué tropezó? Si tropezó
esto significa que no debiera haber tropezado por esta o aquella razón. Es
claro que en este caso todo depende de unas leyes que pueden ser estricta-
mente determinadas. Y, si esto es así, todo significa que la ciencia lo gobierna
todo. ¿Dónde, entonces, está la Providencia? ¿Cuál es su papel? ¿Cuál es la
responsabilidad del hombre? Y, si no hay Providencia, ¿cómo puedo yo creer
en Dios7 Tracen una línea recta y extiéndanla hasta el infinito [v. 25, pp.
205-206].
Todas estas pullas, tal vez, no son sino preludios a la quemante ofensi-
va principal, destinada a la declaración de Levin de que los voluntarios
rusos fueron el habitual grupo de aventureros y de saqueadores "que siem-
pre estaban dispuestos a integrarse a la banda de Pugachev". De hecho ,
Levin declara que entre el pueblo ruso "no existe ni puede existir tan in-
mediato sentimiento por la opresión de los eslavos" . Tales palabras, a ojos
de Dostoievski, son prueba de la total enajenación de Levin ante el pueblo
ruso, de su incapacidad de comprender su larga historia de preocupación
por la causa de Cristo y de sus dolientes hermanos eslavos (v. 25, p. 213).
En particular, le enfureció a Dostoievski el argumento de que el pueblo
ruso , ignorante de la historia y de la geografía , no podía tener ninguna opi-
nión acerca de los hechos de los Balcanes. Esos conceptos revelaban el ha-
bitual desprecio que los miembros de la clase superior occidentalista sen-
tían por la gente común, así como la total ignorancia de sus ideales. Por el
contrario, la imaginación del pueblo estaba llena de relatos entresacados
de las vidas de los santos acerca de la Tierra Santa, y sabía muy bien que
ahora ésta estaba en manos de los infieles. Uno de los "rasgos históricos"
del pueblo ruso era precisamente su pasión por lanzarse a semejantes pe-
regrinaciones a los santos lugares como un "acto de contrición", y Dostoiev-
ski vincula ese brote de sentimiento por sus hermanos cristianos con esta
búsqueda interna de la salvación (v. 25, pp. 214-217).
una matanza indiscriminada, acerca de niños con las cabezas aplastadas ga-
teando en torno de sus madres, que, asesinadas, yacen con los senos corta-
dos ... y aquí aparece él, meditando: "Kitty está alegre; hoy comió con apetito ;
el niño fue bañado en la tina y empieza a reconocerme: ¿qué me importan las
cosas que transpiran de otro hemisferio 7 ... Ningún sentimiento inmediato por la
opresión de los eslavos existe ni puede existir .. . porque yo no siento nada".
[Pues] cuando se vio abrumado por esta repugnancia de esa vida a la que él
sucumbió en momentos de debilidad y de perversión, rompió a correr .. y
acudió a aquellos que estaban deshonrados y que también sufrían , a los hu-
mildes de corazón y a los humillados; acudió y se golpeó contra el suelo de
piedra de su propia y humilde iglesia de aldea, y se sintió restaurado . No ha-
bría buscado esa salida si no hubiese creído en ella.
3 Citado en james H. Billington, Mijailovski and Russian Populism, Oxford , 1958, p. 70.
1
PSS, vol 24, p. 390.
428 ...
tículos que había encontrado en la prensa, aunque para cuando su imagi-
nación los había transformado sólo remotamente se asemejaban a su fuente
original. Sin embargo , en el Diario, especialmente en los bocetos, podemos
observar el proceso por el cual pasa del contexto periodístico al de una
obra de ficción. Hasta en los cuentos más largos, donde la conexión es más
distante que en los bocetos, se puede seguir un nexo con los temas tratados
en el Diario. Y este contexto nos permite seguir, aquí más de cerca que en
ninguna otra parte, tanto la relación del periodismo con su ficción como las
metamorfosis del uno en la otra.
2
PSS, vol. 29 , libro 2, p. 72; 11 de enero de 1876.
3
G. M. Fridlender, Realizm Dostoevshogo, Moscú-Leningrado, 1964, pp. 290-308.
Una obra mucho más ambiciosa , "Krotkaia" ("La mansa"), ocupó todo el
número de noviembre de 1876. Este cuento fue inspirado por un relato de
periódico de comienzos de octubre , ya mencionado, de una joven que se
había matado tirándose desde lo alto de un edificio, mientras apretaba un
icono de la Virgen María, la Madre de Dios. Este hecho quedó incluido en
las notas del cuaderno para el artículo acerca de Liza Herzen, que subraya-
ba el contraste entre las dos. "¡Pero qué seres tan diferentes sonl - escribió
en este artículo-, ¡como de dos planetas distintos! ¡Y cuán diferentes las
dos muertes! " (v. 23, p. 146). La imagen de lo que las notas de Dostoievski
llaman "el suicidio humilde [smirennoe]" siguió rondando su imaginación,
Éstos son los contornos del personaje cuya voz se escuchará como na-
rrador de "La mansa" .
Los rasgos moral-psicológicos de los personajes de Dostoievski siem-
pre son reforzados por reminiscencias literarias y culturales, y "La mansa"
no es excepción. Contiene alusiones al Fausto de Goethe , una observación
de John Stuart Mill acerca de las muj eres y un encomio de uno de los li-
bros favoritos de Dostoievski: la novela picaresca de Alain-René Lesage, Gil
Bias. Las notas también revelan la influencia de una novela poco conocida,
Pugachevtsi, de la condesa E. A. Salias de Tournemire, literata rusa extre-
madamente prolífica cuya noble heroína también se suicida pero no antes
de mostrar la misma indiferencia por su tiránico marido que la que muestra
la dulce criatura. Sin embargo, la influencia más importante de todas es la
de Victor Hugo , cuya novela corta El último día de un condenado se sabía de
memoria Dostoievski, y que había entrado en su propia vida en uno de sus
momentos decisivos. Durante el breve rato en que creyó que sería el si-
guiente en enfrentarse al pelotón de fusilamiento, fue un pasaje de esta
obra de Victor Hugo el que le vino a la mente. 5
El cuento de Hugo es el diario imaginario de un hombre que está
aguardando a ser llevado a la guillotina y anota sus pensamientos y senti-
mientos hasta el momento mismo en que sube al cadalso. En el prefacio
del autor a su propio relato , Dostoievski nota que hay algo "fantástico" en
la suposición de que un condenado pudiera llevar un diario en esas cir-
cunstancias, pero esta infracción de la verosimilitud no reduce en absoluto
el terrible impacto de la pequeña obra maestra de Hugo, una de las acusa-
ciones más poderosas contra la pena capital que jamás se hayan escrito.
Dostoievski subtitula su propio texto "Un cuento fantástico" porque repro-
duce el solitario monólogo del marido de la suicida ante su féretro , utili-
zando una técnica de corriente de conciencia parcial; y también esto exige
mucha credibilidad. ¿Quién registró las palabras7 Dostoievski le pide a su
lector suponer que el monólogo del marido aturdido y apesadumbrado lo
tomó en taquigrafía un estenógrafo , quien se lo entregó (al autor) para que
5
Ibid , p. 58.
La crítica literaria rusa ha hecho notar a menudo que muchos de los deta-
lles de la visión de Dostoievski de la Edad de Oro, aparte de su ubicación
en el pasado clásico, se asemejan a los de las utopías socialistas francesas
del decenio de 1840. Y esta similitud ha hecho surgir la pregunta de si
Dostoievski en realidad había roto con esta fascinación de su juventud por
aquello por lo cual, diríase, aún albergaba un persistente afecto. La res-
puesta es que Dostoievski siempre había seguido simpatizando con los ob-
jetivos morales de los socialistas utópicos, aunque después creyera que si
algún día se alcanzaran estas metas sólo podría ser bajo la inspiración del
... 455
del Diario de un escritor; que estimuló decisivamente la reverencia pública
que Dostoievski recibió en estos últimos años de su vida.
1
Letopis Zhizhni i Tvo ,-chestvo F M. Dostoevslwgo, ed. de N. F Budanova y G. M. Fridlender,
vol. 13, San Petersburgo, 1995, 3 vols. , p. 250.
2
Anna Dostoevsky, Reminiscences, trad. y ed. de Beatrice Stillman , Nueva York, 1973 ,
p. 296.
3
Ibid , p. 297.
456 ... "CON PALABRAS QUE QUEM EN LOS CO RAZONES DE LOS HOMBRES"
tomar parte, como delegado, en un congreso internacional que se celebraría
en París, presidido por Victor Hugo. El objetivo del congreso era establecer
leyes internacionales sobre el derecho de autor, y Dostoievski contestó en
abril con una aceptación provisional. "Existe -escribió- un atractivo es-
pecial para mí en esta gran ocasión literaria que se inaugura bajo la presi-
dencia de Victor Hugo, el gran poeta cuyo genio ha ejercido tan poderosa
influencia sobre mí desde mi niñez." Pero añadió que "debo tomar en
cuenta la posibilidad de que mi salud vaya a crearme dificultades". 4 Tenía
previsto otro viaje a Bad Ems, y no podía asegurar su presencia. No es pro-
bable que considerara seriamente asistir, y la muerte súbita de su hijo
Aliosha, el 16 de mayo de 1878, excluyó por completo esa posibilidad.
Su respuesta a la invitación fue escrita en francés, y aunque hablaba
ese idioma con fluidez desconfiaba de su capacidad de escribirlo correc-
tamente. De hecho, la carta fue escrita por Anna jaclard (antes Korvin-
Krukovskaia), a quien había conocido en una reunión en casa de Anna
Filosofova poco después de recibir la invitación. Dostoievski había publi-
cado cuentos de Anna Korvin-Krukovskaia en su revista La Época en 1864;
además, la cortejó asiduamente cuando ella llegó a Petersburgo, y pronto
le propuso matrimonio. Ella rechazó la oferta amablemente, y ambos si-
guieron en buenas relaciones hasta que sus vidas se separaron. 5 Ya en ca-
mino de convertirse en apasionada radical en la época en que conoció a
Dostoievski, Anna se casó con un estudiante francés de medicina, Charles
Victor jaclard, y ambos participaron muy activamente en los círculos radi-
cales socialistas franceses. jaclard acabaría por mandar una brigada de
Communards en el levantamiento de París que ocurrió tras la derrota en la
guerra franco-prusiana: el levantamiento que tanto horrorizó a Dostoievski,
como a muchos otros, por la destrucción creada en la ciudad que había
llegado a ser el símbolo de la civilización occidental. Anna organizó clases
para mujeres durante la breve vida de la autoproclamada Comuna de Pa-
rís, sirvió como enfermera y fue la directora y una de las principales cola-
boradoras del mejor periódico publicado mientras la Comuna ocupó el
poder. 6
7
PSS, vol. 30 , libro 1, p. 11 , 16 de marzo de 1878.
sostuvo una conversación con la desconocida , que resultó ser una maestra de
escuela, persona muy amable y, probablemente, no muy brillante. Sin duda le
había fascinado la idea de cuidar de un célebre escritor que había sido aban-
donado por su inútil mujer, y, probablemente, también la idea de verlo irse al
otro mundo , y luego poder enorgullecerse el resto de su vida diciendo que él
había muerto en sus brazos.
10
Anna Dostoevsky, op. cil. , pp. 301 -302.
11 Idcm.
460 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZON ES DE LOS HOMBRES"
fuera totalmente desconocida, como si no hubiese sido yo quien la había
escrito". Por algunos detalles de la carta de Grigoriev, conviene en que "us-
ted, sin embargo, está familiarizado conmigo y me conoce". Aunque con-
movido por "la cordialidad y el amistoso recordatorio [de Grigoriev] de su
anterior vida en Petersburgo", Dostoievski declara que el presente es "una
época colosal para Rusia", y le parece "indiscutible que nuevas personas
están en marcha (y pronto llegarán), por lo que no hay ninguna razón para
preocuparse y lamentarse" .12
Mucho menos grata a nuestros ojos es una carta enviada a un maestro
de escuela, Nikolái Grishchenko, quien le había escrito aprobando el anti-
semitismo de Dostoievski, y le ofrecía más información en apoyo de sus
cargos.
12
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 16-18; 27 de marzo de 1878.
13 Ibid., p. 19; 27 de marzo de 1878. Véase también ibid., p 270.
Otras cartas ayudan a arrojar luz sobre los fundamentos de las conviccio-
nes moral-religiosas de Dostoievski. Un tal Nikolái Osmidov le había escri-
to en enero de 1878 tanto para deplorar el cese del Diario como para ex-
presar su perplejidad por la insistencia en que la única base de la moral
humana era la suposición de inmortalidad. Sin el Diario, se lamenta, "no
podré oír sus ideas acerca de la necesidad de concebir la inmortalidad del
alma para el progreso de la humanidad. Yo tengo mi propia concepción
de la necesidad del amor al prójimo y del progreso, basados en otros fun-
damentos y atributos del hombre". Ningún asunto era más caro al corazón
de Dostoievski, e intenta, lo mejor que puede, enfrentarse a lo que llama la
"pregunta decisiva y eterna" de Osmidov, a la que difícilmente se puede
contestar "en un par de renglones de una carta". Como primer paso, le re-
comienda a Osmidov "leer cuidadosamente todas las epístolas del apóstol
Pablo", en que "mucho se habla de la fe ... y no se puede decir nada me-
jor". También le aconseja "leer toda la Biblia", pues "ese libro produce una
impresión asombrosa en su conjunto". Ya sea que uno crea o no, "no hay
otro libro tal en toda la historia de la humanidad ni puede haberlo" .15
Luego observa Dostoievski que "la inmortalidad del alma y Dios son lo
mismo, una y la misma idea". Sin esa creencia no habría motivo para adhe-
rirse a ninguna clase de moral: "Dígame usted por qué debo yo entonces
vivir bien y hacer el bien, si voy a morir completamente en la Tierra". Tam-
bién arguye que "la humanidad en conjunto es ... un organismo ... que in-
discutiblemente tiene sus propias leyes de existencia", y estas leyes traba-
jan para "su conservación y el alimento de sí misma". Pero sin fe en la
inmortalidad del alma, el organismo humano en conjunto sólo "estaría vi-
14
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 8-9; 28 de febrero de 1878.
15
Idem.
462 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
viendo para su propia destrucción", ya que el caos social resultaría de un
mundo en que "no existieran Dios y la inmortalidad del alma". Así, la hu-
manidad sería la gran excepción a la regla, establecida por la ciencia, de
que "cada organismo existe en la Tierra para vivir, no para destruirse a sí
mismo". 16
Otro argumento pone en forma conceptual lo que había sido dramati-
zado de manera tan punzante en "La sentencia". El ego humano , el yo , se
ha elevado por encima de la naturaleza y, por ello, está "más alto que todo
esto, al menos no embona justamente en esto, sino que permanece, por
decirlo así, a un lado, por encima de todo esto, lo juzga y lo reconoce". De
lo cual infiere que "el yo no sólo no está sujeto al axioma terrenal, a las le-
yes terrenales, sino que va más allá de ellas y tiene una ley superior a ellas".
Esa ley "no está en la Tierra, donde todo está terminado y donde todo
muere sin dejar rastros y sin resurrección. ¿No hay una insinuación [en la
existencia del yo] de la inmortalidad del alma?" En realidad, el hecho mis-
mo de que su correspondiente se preocupe por el problema ilustra su pun-
to . "Eso significa que usted no puede enfrentarse a su propio yo: no embo-
na en la órbita terrestre sino que busca algo más, fuera de la Tierra, a lo
cual también pertenece." Termina deseándole lo mejor a Osmidov y apre-
miándolo a "buscar, y tal vez encontrará". 17 Osmidov evidentemente siguió
el consejo de Dostoievski y continuó su búsqueda, y lo que encontró fue a
Tolstoi, de quien fue luego discípulo fiel.
Una carta de un estudiante llamado Aleksandr Voevodin, quien des-
pués sería periodista, desafió directamente la posición de Dostoievski ante
el suicidio. Voevodin escribió que cada persona tiene el derecho de suici-
darse, aun con "una fe en la vida futura [y] en Dios", y anexó dos manus-
critos, supuestamente ficticios pero obviamente autobiográficos, en apoyo
de su posición. Dostoievski replicó con cierta impaciencia que "aun cuan-
do he leído más de la mitad de sus notas, hay tal desorden en ellas y están
escritas tan íntimamente (es decir, sólo para usted) que confieso que me
dio mucho trabajo, pero pocas explicaciones". Voevodin le había pedido a
Dostoievski que le "diera una respuesta categórica: sí o no", y él responde
que si su correspondiente está hablando del suicidio, "es imposible escri-
bir cartas sobre tales temas, tanto más cuanto que yo no lo conozco a usted
16
Ibid., pp. 10-11; febrero de 1878.
17
Idem.
18
!bid., pp. 25-26; 24 de abril de 1878. La carta y la info rmación acerca de Voevodin procede
de N. l. Galitskii, Na beregahh Nevi, San Petersburgo, 1901.
21
Véase mi Dostoievski. La secuela de la liberación, 1860-1865, cap. xx, FCE, México, 20 10.
22
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 13-15; 24 de marzo de 1878.
23
Idem.
468 ..,.¡ "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES''
causó mucha irritación. Todo empezó con una carta que él escribió en
marzo de 1878 al periódico Novoie Vremia (Tiempo Nuevo), preguntando
por qué los editores no habían dado mayor publicidad a los esfuerzos de
un profesor de mecánica llamado Osip Livchak por exhibir una "cuarta
dimensión". Livchak había logrado unir tres nudos en una cuerda que es-
taba asegurada en ambos extremos, y esto fue tomado por los partidarios
del espiritismo como prueba de una misteriosa fuerza de la naturaleza, que
sólo era accesible a quienes tuviesen poderes psíquicos (después, Livchak
revelaría que la hazaña no había sido más que un hábil truco). Por consi-
guiente, Livchak fue invitado a mostrar su proeza en el hogar de D. I. Men-
deleiev, y allí repitió su número en presencia de defensores del espiritismo
como A.M. Butlerov, N. P Wagner y A. N. Aksakov, así como Dostoievski.
Obviamente intrigado por tan misterioso fenómeno , éste escribió una carta
entusiasta criticando el hecho de no haber llamado mayor atención del
público hacia la cuarta dimensión. 27 Pero pronto tendría razones para la-
mentar su intervención.
Un mes y medio después recibió una carta del ingenioso caballero,
quien le explicaba que no estaba interesado en absoluto en la cuarta di-
mensión. Su verdadero objetivo había sido allanar el camino a un nuevo
invento: un aparato que garantizaría la superioridad naval de Rusia sobre
Inglaterra en el futuro conflicto que ya era inevitable. Dostoievski era la
única persona a quien le confiaría este terrible secreto, y le decía: "Estoy
seguro de que en el momento presente es usted el más apropiado para el
papel que el destino mismo parece asignarle". Se le había enviado un paquete
que sólo él podría abrir, y después de estudiar minuciosamente su conteni-
do , debía pensar en la mejor manera de presentarlo en la forma más acce-
sible. Luego , su tarea consistiría en llevarlo ante el gran duque Konstantin
Nikoláevich, comandante en jefe de la armada rusa. En otras palabras, como
dice Dostoievski, "se supone que debo abandonar a mis hijos, mi trabajo ,
olvidarme de mi salud, ponerme una levita y buscar una audiencia con Su
Alteza en Kronstadt, en Sveaborg, petición, exposición, informe''. 28
Desde luego, Dostoievski comprendería muy bien por qué Livchak es-
taba convencido de que la mano del destino había elegido al escritor para
tan descomunal tarea . "Sin duda - escribe- , el patriotismo podía mover-
me a mí , persona débil y enferma, eternamente abrumada por enfermeda-
27 /bici., p 16; 27 de marzo de 1878.
28
/b ici., pp 28-30; 16 de mayo de 1878.
470 ... "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
partamento del gobierno en Novgorod, y Dostoievski pregunta si podría
encontrarle un puesto al marido de una amiga de Anna Grigórievna. Se en-
contraba ahora trabajando en Perm, pero su esposa deseaba que se acerca-
ran más a la capital. Yazikov contestó que por el momento no tenía vacantes,
pero le pidió al candidato acudir a visitarlo. Dostoievski también recibió
una petición de su hermana Varvara M. Karepina de ayudar en su carrera a
su sobrino , un médico del ejército que se hallaba en el frente, utilizando su
influencia ante el general Radetski para que lo ascendieran, y que lo reco-
mendara para una condecoración. No se sabe si atendió a esta solicitud de
familia , pero todas estas peticiones confirman la nueva estatura que Dos-
toievski había adquirido en la sociedad rusa.
33
Litera turnoe Nasledtsvo, 83 (Moscú , 1971), p. 676.
34 Ibid , vol. 3 , p. 262. Véase también PSS, vol. 27, p. 341.
474 ... "CON PALABRAS QUE QU EMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
comprensible: los yids se benefician de toda clase de choque radical o de con-
vulsión que sufra el Estado porque ellos mismos son un status in statu, e inte-
gran su propia comunidad, que nunca será trastornada sino que sólo ganará
con cualquier tipo de debilitamiento de algo que no sea los yids. 35
De hecho, muy pocos de los populistas eran de origen judío (los jóve-
nes judíos sólo se agruparían en torno de la bandera radical más avanzado
el siglo), pero Dostoievski prefirió no acusar a los muchachos de pura san-
gre rusa cuyo deseo de autosacrificio esperaba él guiar hacia otros canales.
35
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 42-44 ; 29 de agosto de 1878.
476 ~
duda, podía ser de gran beneficio". El mismo escritor observó que Dos-
toievski no había tratado de ganarse al público con halagos, "pero la mayo-
ría de los jóvenes, con su virginal intuición, podían descifrar su profunda
autenticidad y sinceridad y las tuvieron en alta estima" .1 Si quedara alguna
duda acerca de su notable posición a este respecto y de la condición de
oráculo que había alcanzado, fácilmente quedará disipada por una carta
que le envió el 8 de abril de 1878 un grupo de estudiantes de la Universi-
dad de Moscú.
"Querido Fiódor Mijaílovich -escribieron los estudiantes-, durante
dos años nos hemos acostumbrado a buscar en su Diario la manera de re-
solver, o de plantear debidamente las cuestiones que asomaban ante nos-
otros. Nos hemos acostumbrado a consultar sus decisiones para establecer
nuestras propias ideas, y a honrarlas aun cuando no estuviésemos de acuer-
do".2 Uno de los seis signatarios fue Pável N. Miliukov, que luego sería un
célebre historiador de la cultura rusa, jefe del Partido Democrático Consti-
tucional en la Duma rusa después de 1905, y más tarde ministro del exte-
rior en un gobierno provisional antes de la toma del poder por los bolche-
viques. La ocasión directa de esta misiva conjunta fue una manifestación
de ira popular (por decirlo discretamente) dirigida contra las actividades de
los jóvenes disidentes que había entre la intelligentsia.
Un buen número de estudiantes de Moscú había ido a recibir y saludar
un convoy de homólogos de la Universidad de Kiev, que habían sido dete-
nidos por cargos insignificantes y estaban siendo enviados a las provincias
bajo la custodia de la policía. Mientras avanzaban pacíficamente por las
calles, de pronto surgieron algunos carniceros y tenderos de un mercado
de alimentos y, al grito de "¡Contra ellos'" , maltrataron severamente a algu-
nos de los jóvenes. Este ataque físico fue uno de los primeros de su índole
en esa escala, indicación reveladora de que la población de la clase baja no
aprobaba la conducta ilegal. Esta toma de conciencia causó una crisis de
cuestionamiento y de consternación en las filas estudiantiles. "Lo más im-
portante para nosotros -le dijeron a Dostoievski- es resolver esta pre-
gunta: ¿hasta qué punto somos culpables nosotros, los estudiantes, y qué
conclusiones acerca de nosotros deberíamos sacar la sociedad y nosotros
mismos después de este hecho?"
1
Letopis Zhizhni i Tvo rchestvo F M. Dostoevs1wgo, ed. de N. F. Budanova y G. M. Fridlender, 3
vols., San Petersburgo, 1995, vol. 3, pp. 243 y 247.
2 PSS, vol. 30 , libro 1, pp. 21-25; 18 de abril de 1878.
Esta palabra de verdad, de la que tiene sed la juventud, la busca sólo Dios
sabe dónde , en lugares inesperados (una vez más, de esta manera, coincidien-
do con la podrida sociedad rusa-europea que la engendró) y no en el pueblo,
en la tierra. El resultado final es que, hasta ahora, ni la juventud ni la socie-
dad conocen al pueblo. En lugar de acudir al pueblo para vivir su vida, los jó-
venes, no sabiendo nada de él sino , por el contrario, despreciando sus funda-
mentos (por ejemplo, la fe religiosa) no fueron a aprender del pueblo sino a
instruirlo , a instruirlo con arrogancia, con desprecio ... ¡Un pasatiempo pura-
mente aristocrático de la clase ociosa!4
478 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
lo que probablemente se refiere a los incendios de San Petersburgo por ese
tiempo, cuando los estudiantes fueron atacados en las calles como incen-
diarios. Otro ejemplo de esta voluntaria alienación del pueblo fue la mani-
festación encabezada por Plejanov frente a la iglesia de Nuestra Señora de
Kazán en San Petersburgo. "Ustedes no creen en Dios, pero , ¿por qué in-
sultan al pueblo profanando su templo?" Afirma haber criticado a "estos
kazanskies ... en su propia cara", pero no existe ninguna constancia de tal
encuentro. Así, el panorama del futuro era muy negro si los hechos conti-
nuaban su curso actual. Aunque Dostoievski deplora las palizas "porque
nunca se arregla nada con los puños", esa violencia era de esperarse; el
pueblo "es rudo, son mujiks" . Sin embargo, concluye reiterando que los
estudiantes no fueron culpables: nunca ha sido la juventud más honrada y
sincera ... pero lo malo es que lleváis la huella de dos siglos de nuestra histo-
ria". Y aun cuando los jóvenes creen ahora en "el evangelio del revólver" ,5
sólo son el producto abortado de una sociedad totalmente deformada por
los falsos valores europeos contra los cuales con justicia se levantan ... aun-
que desgraciadamente tan sólo de una manera europea (es decir, socialis-
ta), que los enajena del pueblo.
Pese a la oleada de asesinatos ocurridos durante la primavera y el vera-
no de 1878 que estaba causando pánico en el país, Dostoievski, sin des-
alentarse , continuó reafirmando su fe inconmovible en que Rusia estaba a
punto de entrar en una gloriosa época nueva. Volviendo a contestarle a su
conocido Leonid Grigoriev, con quien había perdido contacto ya de tiempo
atrás, declara : "No soy en absoluto un hombre de los sesenta y ni siquiera
de los cuarenta. Son, antes bien, los años más recientes los que prefiero,
por lo que ya claramente puede verse que han realizado, en lugar de lo que
antes sólo era conjetural e idealista". Nada es más fácil para un ruso, conti-
núa, que caer en el error acerca del estado de su propio país. "Ha pasado
tiempo desde la liberación de los campesinos ... y qué es lo que vemos: lo
horrible de la administración y de la moral de los distritos rurales, grandes
cantidades de vodka, incipiente pauperismo y una clase hulah, es decir, un
proletariado y una burguesía europeos, etc., etc." Así, Dostoievski no se
hacía ilusiones acerca de la verdadera situación social, pero también pensa-
ba que si se queda uno allí -por así decirlo , en la superficie-, "inmediata-
mente se cae en el error". 6
5
Idem.
6
Ibid, pp. 40-41; 21 de julio de 1878.
serios intereses literarios, se vo lvieron con el paso del tiempo muy cordiales, y Dostoievski le
dijo al vástago real, según Anna Grigórievna, que era lamentable que estuviera destinado a la
carrera naval en lugar de dedicarse a la literatura. Más adelante , el gran duque publicó poesía y
obras de teatro con un seudónimo , y a muchos de sus poemas les puso música Piotr Chaikov-
ski, con quien también trabó amistad y que admiraba su talento.
11
Literaturnoe Nasledtsvo, 86 (Moscú , 1973), p. 135.
482 .... "CO N PALA BRAS QUE QU EMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
diantes subversivos, y apremió al connotado portavoz de los radicales a
que contribuyera a disipar dichos rumores. El mismo impulso lo inspiró
a escribir su valerosa carta a su editor, el poderoso Mijaíl Kátkov, justo des-
pués del atentado contra la vida del zar por Dimitri Karakozov en 1866.
Kátkov había denunciado este hecho aterrador como resultado de una
conspiración polaca, pero Dostoievski, aunque su subsistencia dependiera
por completo de los anticipos de Kátkov mientras estaba escribiendo Cri-
men y castigo, afirmó que el mal estaba en la propia Rusia. Tan sólo una
mayor libertad de expresión y de la prensa podría ayudar a reducir el des-
contento de la intelligentsia.
Desde entonces, la ideología populista del decenio de 1870 le había
dado un terreno común en el cual apelar a los instintos morales hasta de
los más enajenados y refractarios. Nunca, en realidad, pudo Dostoievski
haberse sentido en mejor posición para influir sobre la opinión pública.
¿No había dado el Diario de un escritor pruebas suficientes de la capacidad
de sus palabras para llegar a las mentes y los corazones de sus lectores?
Y nunca pudo considerar más esencial hacerlo que a finales de ese decenio,
cuando las crisis anteriores de la sociedad rusa decimonónica parecían in-
significantes junto a la amenaza actual. Pues una fracción de los popu-
listas, llevada a la desesperación por las persecuciones implacables del
gobierno y la falta de respuesta a su propaganda pacífica entre los campesi-
nos, había lanzado una sistemática campaña de terror contra los funciona-
rios zaristas y, por último, contra el propio zar. Tanto la novela que Dos-
toievski estaba comenzando, Los hermanos Karamázov como su sensacional
discurso en las ceremonias con que se inauguró el monumento a Pushkin,
dos años después, caracterizarían sus intentos de mediar en el letal conflicto
que estaba desgarrando a la sociedad rusa.
12
Anna Dostoevsky, op. cit., p. 292.
13
Letopis .. ., op. cit., vol. 3, p. 273.
23
Letopis .. , op. cit. , vol. 3, p. 279
24
Idem.
25
Anna Dostoevsky, op. cit. , p. 293.
488 ... "CO N PALABRAS QUE QUEM EN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
mantenidos deliberadamente aparte. Podemos preguntarnos si Strájov se
volvió hacia Tolstoi y señaló a Dostoievski, de quien el autor de Ana Kare-
nina habría podido, así, tener una impresión personal. Anna escribe que
"en años posteriores Fiódor Mijaílovich expresó más de una vez su pesar
por no haber conocido a Tolstoi en persona". 26
La asistencia regular de Dostoievski a las conferencias de Soloviev fue
mucho más que un alentador gesto de cortesía para con un querido amigo
más joven. Además, estuvo íntimamente ligada a su propia labor y a las
ideas que por entonces estaba sopesando para su próxima novela. Nadie
que haya leído las Conferencias sobre el sacerdocio dejará de notar los repeti-
dos ecos de temas y preocupaciones dostoievskianos en el texto de Solo-
viev; si éste ejerció alguna influencia sobre Dostoievski es pregunta de mu-
cho más difícil respuesta. Sin embargo, es probable que el bien ejercitado
cerebro filosófico del joven estimulara a Dostoievski y a la vez agudizara su
conciencia de algunas implicaciones de sus propias convicciones. (Strájov,
no menos conocedor de la tradición filosófica, había desempeñado una
función muy similar durante los sesenta.) Una cuestión que preocupaba a
ambos era la posibilidad del establecimiento del Reino de Dios en la Tie-
rra, visión que Dostoievski siempre había expresado en extáticas aproxi-
maciones apocalípticas. Para él esta idea, puede suponerse, seguía siendo
especulativa y trascendente; sólo en una nueva y transfigurada apariencia
podía imaginarse tan gloriosa realización. Soloviev, en cambio, creía genui-
namente en la posibilidad de una libre teocracia cristiana, en que la ley
cristiana del amor penetrara por completo y espiritualizara las labores de la
vida en la tierra. Sus Conferencias esbozan la arrobadora visión de una hu-
manidad que gradualmente se aproxima a tan bendito estado de sacerdo-
cio: una sociedad en que, bajo la guía del Cristo ortodoxo y de Su Iglesia,
lo divino y lo humano se fundirían, y seguirían el ejemplo del propio Cris-
to, el hombre-Dios, hasta donde esto fuera posible. De hecho, Soloviev es-
cribió después que, durante su viaje a Optina Pustin, le había dicho Dos-
toievski que "la Iglesia como ideal social positivo debía ser la idea central
de [su] nueva novela o nueva serie de novelas, de la que sólo había escrito
la primera de ellas: Los hermanos Karamázov". 27
Existe una indiscutible semejanza entre la utopía de Soloviev y las es-
26
Ibid, pp 291-292.
27 V S. Soloviev, Sobranie Sochinenii, vol. 3, San Petersburgo, 1911-1914, 10 vols., p. 197.
28
Letopis ... , op. cit., vol. 3, p. 301.
490 .. "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORA ZONES DE LOS HOMBRES"
divinos. No hay ningún atisbo del intenso patetismo de la libertad expre-
sado en el tratamiento que Dostoievski le da al mismo gran tema, nada si-
milar a la sublimidad de su énfasis en el rechazo de Cristo a las tentaciones
para salvaguardar la libertad de la conciencia humana y salvar a la humani-
dad de quedar esclavizada a fuerzas externas y materiales. En la versión de
Soloviev tampoco hay nadie como el Gran Inquisidor, es decir, un antiguo
creyente cuyo corazón se ha desgarrado ante los sufrimientos de la huma-
nidad, dispuesto a valerse de cualquier medio para calmar su angustia.
Hasta qué punto la forma final de la Leyenda pudo haber surgido de
los coloquios íntimos del novelista y el filósofo es algo que quedará sujeto
a conjetura; no debemos olvidar las muchas anticipaciones de la Leyenda
que ya habían aparecido en el Diario de un escritor. No obstante, en Solo-
viev hay un pasaje tan pertinente que se lo debe citar:
29
Véase Vladimir Soloviev, Chtenia o Bogochelovechestve, San Petersburgo, 1994, pp. 195-196.
492 ...
2
Las notas para Los hermanos Karamázov no son las de germinación, búsqueda
y descubrimiento. Dostoievski sabe qué está escribiendo; el tema es firme,
están fijadas las identidades de los principales personaj es, y es clara la situa-
ción dramática básica . Algunas de las escenas esbozadas en los cuadernos de
notas son casi idénticas, incluso en el plano lingüístico, a las de la versión fi-
nal. Las diferencias entre las notas y la novela son diferencias entre la repre-
sentación esquemática y la encarnación, el resumen y la amplificación dramá-
ticas, entre las ideas y la dramatización de la idea. 3
¿Cómo explicarnos esta marcada diferencia entre las notas para Los
hermanos Karamázov y las de libros anteriores? Las notas existentes se ase-
1
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 11-12 ; 16 de marzo de 1878.
2
Idem.
3 The Noteboohs far "The Brothers Karamazov", ed. y trad. de Edward Wasiolek, Chicago,
* En 1992 se hicieron ciertos esfuerzos por rastrear la historia de estos manuscritos. Según
documentos y relatos de prensa de 1920, se encontraban en posesión de un tal teniente Vron-
ski, que fue detenido cuando trató de entrar en Sochi sin los documentos necesarios. Luego
aparecieron en custodia de un tal l. A. Kandeli, pero se les perdió el rastro durante otros dos
años, cuando surgieron rumores de que estaban en Tiflis a la venta . Pero entonces se volvieron
a desvanecer. Hay persistentes sugerencias de que cayeron en posesión de Stefan Zweig, notorio
colector dostoievskiano , por medio de sus amigos rusos influyentes, como Máximo Gorki; em-
pero, no existen verdaderas pruebas de ello. La biblioteca de Zweig fue dispersada cuando él
salió de Austria en 1934, y T. A. Ornatskaya sugiere que pueden resultar útiles los esfuerzos
que se hagan por encontrarla . T. A. Ornatskaya, "K Istorii Utrati Rukopis Romana Bratya Kara-
mazovi", Dostoevskii; Materiali i Issledovaniya, 10 (1992), pp. 181 -1 93.
4
PSS, vol 15 , p 605.
494 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
en El adolescente se vuelve la de Dimitri y Fiódor Karamázov por Grú-
shenka. El personaje de Ilinski, el joven oficial que despilfarró su dinero
en bebida y desenfreno sin mostrar ningunas propensiones verdaderamen-
te malas, ofreció un esquema para la creación de Dimitri Karamázov. En
cuanto a Iván, es el "ateo y egoísta" cuya rebelión contra la palabra de Dios
había pintado ya Dostoievski en el tuberculoso Ippolit Terentiev de El idio-
ta, condenado por la enfermedad a una muerte prematura, y cuya indigna-
ción ya había sido agudizada y refinada en la carta de suicidio de "La sen-
tencia". Por ello , es enteramente posible que Dostoievski dependiera de
ese material, ya contenido en sus notas o en obras anteriores, sin sentir la
necesidad de comenzar desde cero.
A mayor abundamiento, otro componente esencial de lo que llegó a
ser Los hermanos Karamázov había existido de tiempo atrás. Cuando estaba
completando El idiota a finales de 1868, Dostoievski le informó a Apollon
Maikov del plan de una importante novela nueva que se llamaría Ateísmo.
Su protagonista sería un ruso de mediana edad y de sociedad respetable
que, después de perder súbitamente la fe en Dios , se pone a buscar un sus-
tituto entre los diversos grupos y sectas en competencia (incluyendo a fa-
náticos católicos polacos y a los jlisti, la secta de los flagelantes), y final-
mente "encuentra a Cristo y al Dios ruso". Habla de esta obra en los términos
más exaltados como su "última novela", cuya terminación le permitiría
morir en paz. 5 Un año después, al ponerse a trabajar en Los demonios, este
plan evolucionó, convirtiéndose en una novela que se llamaría La vida de
un gran pecador, y aunque el proyecto nunca fue emprendido como tal,
partes de él entraron, de manera significativa, en cada una de las tres últimas
obras de Dostoievski.
Éste había concebido La vida como una obra en varios volúmenes,
cuyo segundo libro se desarrollaría en un monasterio . El "gran pecador"
adolescente entraría en contacto allí con un monje basado en la figura his-
tórica de san Ticón Zadonski, personaje de mediados del siglo xvm que,
como escribió Dostoievski a Maikov, le permitiría finalmente aportar "una
figura santa , majestuosa y positiva" a la literatura rusa. 6 Ticón ejerce
una gran influencia espiritual sobre el gran pecador -que va maduran-
5
PSS, vol. 28, libro 2, p. 329; 11-23 de diciembre de 1868.
6 PSS, vol. 29, libro 1, p. 118; 25 de marzo-6 de abril de 1870. Para más acerca de san Ticón,
véase mi Dostoievshi. Los años milagrosos, 1865-1871, FCE, México , 2010 , pp. 479-485; también,
Nadejda Gorodetzky, St. Ticón Zadonski, Londres, 1951.
También tiene importancia que la idea principal del resumen biográfico sea
palpable , es decir, aun cuando toda la idea dominante nunca se explique en
otras palabras .. . Aun así, el lector deberá saber en todo momento que la idea
completa es piadosa .. . La selección del terna del relato deberá transmitir con-
tinuamente un cierto algo... y el hombre del futuro [que es exactamente como
Dostoievski ve a Aliosha] debe quedar exhibido para que todos lo vean, y
colocado en un pedestal [v. 9, pp . 132-133].
; Algunos comentadores han notado muchas otras anticipaciones y paralelos de obras ante-
496 .... "CON PALAB RAS Q UE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
Las notas para los libros 1 y 2 de Los hermanos Karamázov no sólo re-
velan un claro dominio de las acciones y los personajes retratados, sino
que también se refieren a incidentes y detalles que ocurrirán mucho des-
pués. Por ejemplo, en la mismísima primera nota, Dostoievski se recuerda
a sí mismo que debe "descubrir si es posible tenderse entre los rieles bajo
un vagón de ferrocarril que pasa por encima a toda velocidad". El chico de
escuela Kolia Krasotkin se jacta de semejante hazaña en el libro 10, publi-
cado dos años después, y también hay una referencia a "Philaret, cuyo
cuerpo empezó a heder", lo que se anticipa al escándalo causado por la
putrefacción maloliente del cadáver del padre Zósima en capítulos tam-
bién publicados considerablemente después (v. 15, p . 199). La mayor par-
te de las anotaciones son simples recordatorios sugestivos o abreviados de
lo que Dostoievski desarrollará más completamente en el texto, pero algu-
nos pasajes que tratan de milagros, y de la actitud de Aliosha hacia ellos,
tocan grandes temas.
"Él [Aliosha] comprendió que el conocimiento y la fe son diferentes y
contradictorios, que si existen otros mundos y si es verdad que el hombre
es inmortal, es decir, si el hombre mismo proviene de otros mundos, en-
tonces existe un nexo con estos otros mundos. Existe algo como el mila-
gro. Y él tenía sed de un milagro. Pero aquí el Anciano [Zósima] y su santi-
dad, la santa reliquia" (v. 15, p. 201). El propio padre Zósima asegurará
más adelante que la humanidad posee "un precioso sentido místico de
nuestro nexo vivo con .. . el más alto mundo celestial" (v. 14, p. 290), pero
este nexo ya no es relacionado por él con la cuestión de los milagros. En
realidad, puesto que los milagros aportan, por decirlo así, una prueba ma-
terial y tangible de la existencia de lo sobrenatural, Dostoievski trata esta
"sed" de milagros como señal de que esa fe todavía no es pura y perfecta.
Sin negar la posibilidad de milagros, que habría sido incongruente con la
fe, Dostoievski como escritor siempre tiene sumo cuidado en mantenerse
dentro de las convenciones del realismo. O bien se refiere a los milagros
diciendo que ocurrieron en un tiempo y un lugar tan remotos que obvian
la cuestión de la verosimilitud, o bien deja abierta la posibilidad de una
explicación prosaica de lo que algunos pueden considerar "milagroso".
riores que han sido integrados en Los hermanos Karamázov, así como motivs del Diario de un es-
critor. Para más detalles, véase el comentario en PSS, vol. 15 , pp. 401-410.
498 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
llevó a ver a su hijo cuando éste tenía diez años. Este primer contacto con
Schiller, como Dostoievski escribió en el último año de su vida, "afectó
muy favorablemente mi desarrollo espiritual". 9 A comienzos de los cuaren-
ta había colaborado con su hermano mayor Mijaíl en una traducción al
ruso de Los bandidos, y así puede verse que poseía un conocimiento muy
completo del texto. Su importancia para la novela es puesta en relieve por
una burlona ocurrencia del viejo Karamázov. "Ése es mi hijo -dice de
Iván-, carne de mi carne, ¡y lo más preciado de mi carne! Es mi muy res-
petuoso Karl Moor, por decirlo así, mientras que éste que acaba de entrar,
Dimitri Fiódorovich, contra quien estoy pidiéndole justicia a usted [el pa-
dre Zósima], es el irrespetuoso Franz Moor: ambos salieron de Los bandidos
de Schiller, y yo soy el Regierender Graf von Moor. ¡júzguenos y sálvenos!"
(v. 14, p. 66).
Las irónicas distorsiones contenidas en esta tirada ilustran la manera
en que Dostoievski toca sus propias variaciones sobre temas de Schiller.
Nadie podría parecerse menos al tierno, débil y pisoteado Graf von Moor
que el cínico, dominante y rapaz Fiódor Pávlovich; empero, quedan es-
tructuralmente relacionados como padres envueltos en disputas con sus
hijos. Karl Moor se rebela contra el orden legal y el moral porque cree
(erróneamente) que su padre le negó su amor y perdón; y aunque temáti-
camente se asemeja a lván por su rebelión contra el universo de Dios en
nombre de una humanidad doliente, su temperamento fogoso y explosivo
lo acerca mucho más a Dimitri, como tipo de carácter. El frío intelectual
lván, incapaz de amar a la humanidad salvo en abstracto y desde lejos, es
similar a Franz Moor, el villano maquiavélico de Schiller, cuyo racionalis-
mo lo hace dudar de Dios y de la inmortalidad, y ordenar implacablemen-
te el asesinato de su padre.
Los bandidos no sólo pinta la tragedia de una familia dividida por una
mortal rivalidad entre padre e hijos, así como entre los hijos mismos (Karl
y Franz Moor desean a Amalia, de la misma manera que Dimitri e Iván son
rivales en pos de Katerina Ivánovna), sino que también plantea el tema del
parricidio en términos aún más estremecedores. Para Schiller, como para
Dostoievski, lo sagrado de los nexos familiares y el sentimiento familiar es
el reflejo temporal del orden moral eterno del universo. Es el modelo de la
relación de Dios con su creación, y dado que la negación del primero in-
9
PSS, vol. 30, libro 1, p. 212; 18 de agosto de 1880.
°Friedrich Schiller, Samtliche Werke, 16 vols., Stuttgart y Berlín , s. f., vol. 3 , p. 15.
1
11
Ibid., p. 16.
500 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
nalismo escéptico y la fe religiosa que soporta a un orden moral. Dimitri
sigue a Karl Moor al ser llevado por el sufrimiento a un sentimiento de
piedad y compasión hacia los demás, y a una aceptación de la injusticia
técnica de su condena como sacrificio por la tentación de parricidio que
voluntariamente había albergado en su pecho.
Los bandidos no es la única obra de Schiller que ejerció una influencia
importante sobre Los hermanos Karamázov. Más adelante volveremos al dis-
curso de Don Carlos, también traducido por Mijaíl Dostoievski con ayuda
de su hermano . Por el texto se encuentran dispersas muchas referencias a
la poesía de Schiller, empleadas para profundizar y ensanchar su gama te-
mática. Una dimensión cósmica e histórico-filosófica para apreciar el con-
flicto interno de Dimitri entre el ideal de la Madonna y el de Sodoma nos
la dan fragmentos de "Das eleusische Fest" ("La fiesta eléusica") y el célebre
"An die Freude" ("A la Alegría") de Schiller, que también inspiró a Beetho-
ven en su triunfal Novena Sinfonía. Menos abiertamente, la rebelión de
lván también ocurre dentro de la órbita de la lírica schilleriana. Cuando
devuelve su "billete de entrada" a la promesa de una armonía eterna y últi-
ma del mundo de Dios porque el precio que se debe pagar por él es excesi-
vo en sufrimiento humano , lván repite el gesto y emplea los mismos térmi-
nos del protagonista del poema de Schiller "Resignación":
12
Anna Dostoevsky, Reminiscences, trad. y ed. de Beatrice Stillman, Nueva York, 1973,
p. 135.
13
V L. Komarovich, "Dostoiewski und George Sand", en Die Urgestalt des Brnder Karnmasoft,
Múnich, 1928 , pp. 167-235. Incidentalmente, el célebre artículo de Freud sobre "Dostoievski y
el parricidio" fue escrito como introducción a este volumen.
502 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
novelas son totalmente distintas en su tonalidad -Sand combina una
historia de amor típicamente sentimental con atuendos góticos y varios per-
sonajes rústicos anticuadamente idílicos- y no puede pensarse en compa-
rar su nivel artístico; empero, de todas maneras existen similitudes notables.
Ambas contienen una escena crucial en que una joven está a punto de verse
obligada a sacrificar su honor pero en el último momento su presunto se-
ductor renuncia a sus malignas intenciones, y esto conduce a una relación
emocional entre ambos en el futuro. En ambas obras, el joven es falsamente
acusado de un asesinato, juzgado y condenado, con pruebas circunstancia-
les que parecen irreprochables. La heroína de Sand, Edmée, como Katerina
lvánovna, invierte su testimonio ... pero para exonerar, y no para condenar.
La inesperada presentación de una carta escrita por el acusado a la heroína,
y que prefigura el crimen, también desempeña un papel importante en la
condena. Una comparación de pasajes paralelos de las escenas de juicio
pone muy claro que algunos de los elementos de la trama de Mauprat ha-
bían dejado huellas imborrables en la memoria de Dostoievski. 14
Otra obra de George Sand, su novela religioso-filosófica sin preceden-
tes, Spiridion (1839), se anticipa a Los hermanos Karamázov en un nivel te-
mático más profundo. Spiridion ocurre íntegramente en un monasterio y
consiste, en gran parte, en conversaciones entre un monje moribundo ,
Alexis -el heredero de una tradición religiosa semiherética que le trans-
mitió su mentor, ya muerto, Spiridion- y un joven novicio llamado Án-
gel. Aliosha Karamázov es constantemente llamado "ángel", y su idolátrica
relación con el padre Zósima es muy similar a la del joven discípulo de
Sand con su santo maestro, también mirado con gran desconfianza por
monjes de una persuasión más ortodoxa. Alexis, como el padre Zósima,
está al borde de la muerte, y transmite sus últimas palabras a Ángel, a
quien llama "el hijo de mi inteligencia", exactamente como Zósima le con-
fía la historia de su vida y sus enseñanzas a Aliosha, al que considera la
reencarnación de su hermano Markel. Desde luego, Dostoievski había ali-
mentado durante largo tiempo el proyecto de escribir una obra que se des-
arrollara en un monasterio, y bien pudo ocurrir que Spiridion, que había
leído recién publicado, despertara tal intención al comienzo mismo de su
carrera literaria. 15
H Ibid., pp. 214-219.
15Véase el excelente libro de Isabelle Hoog Naginski, George Sand, New Brunswick, 1991 ,
p. 260. Un análisis apreciativo del poco conocido Spiridion aparece en el capítulo 6.
16
Ibid., p 146.
504 "' "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Esta gigantesca tarea de la Revolución francesa no fue, no pudo ser [declara
Alexis] tan sólo cuestión de pan y albergue para los pobres; fue algo mucho
más elevado [ .. ] tenía que y aún tiene que [ ... ] realizar por completo la tarea
de dar libertad de conciencia a toda la especie humana. Esta alma que me
atormenta, esta sed de infinito que me devora, ¿se satisfarán y se aplacarán por-
que el cuerpo quede libre de carencias7 17
San Petersburgo, 1993, pp. 241-242. Ésta es una colección muy útil de literatura de memorias
poco conocida acerca de Dostoievski.
21
Ibid , pp. 241y243.
508 .... "CON PALABRAS QUE QUEM EN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Por mucho que mi esposo y yo nos esforzáramos por someternos a la voluntad
de Dios y no entristecernos, no podíamos olvidar a nuestro querido Aliosha.
Todo ese otoño y el siguiente invierno estuvieron ensombrecidos por recuer-
dos de desolación. Nuestra pérdida tuvo sobre mi esposo (que siempre había
sido apasionadamente apegado a sus htjos) el efecto de hacerle quererlos aún
más intensamente, y temer más por ellos. 22
510 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Dostoievski se ocupó visitando las librerías que distribuían los libros
de su editorial, y recogió las regalías que hubiesen dejado sus ventas. Una
conversación con uno de estos libreros le impidió, afortunadamente, dar
un verdadero faux pas. Este intermediario, descrito como "muy cortés y, a
su manera habitual, hábil y confundido [puede suponerse que acerca de
las cifras de ventas]", le preguntó a Dostoievski si había ido ya a presentar
sus respetos a Kátkov. "Y cuando le dije que no, él añadió: '¿Cómo pudo
usted no haber ido? Había allí una gran reunión, un servicio religioso,
etc.'" Evidentemente, sus palabras hicieron que Dostoievski pensara dos
veces en su precipitada decisión. Decidiendo presentarse, después de todo,
fue recibido con gran cortesía como huésped distinguido e inmediatamen-
te fue acaparado por madame Kátkova, quien sostuvo con él una larga con-
versación antes de introducirlo en el estudio de su marido. Y allí, al cabo
de pocos momentos, "entró el propio gobernador general, príncipe Dolgo-
ruki, llevando cuatro estrellas y la orden de esmeralda de san Andrés"n
A Dostoievski le divirtió el estilo patriarcal del príncipe, quien, al serle
presentado, se aclaró la garganta exactamente como un dignatario del anti-
guo régimen: "'Desde luego, semejante celebridad, hm, hm, hm', absoluta-
mente como hace cuarenta años, en los viejos buenos tiempos". Aunque
estaba colocado junto a una ventana detrás de Kátkov, el editor tuvo cuida-
do de incluirlo en una conversación con el príncipe, y así "demostró ser
una persona muy decente". Kátkov acompañó personalmente a Dostoiev-
ski a la puerta al retirarse, y éste notó con alivio que la mesa del comedor
sólo estaba puesta para la familia y sus parientes inmediatos. Esa tarde
también visitó a N. A. Liubímov, ex profesor de física, que era el coeditor y
el encargado de publicar Los hermanos Karamázov. Dostoievski una vez más
fue recibido con gran hospitalidad, y Liubímov le dijo que trataría de "ase-
diar" a Kátkov para que apresurara su lectura. Invitado a quedarse a comer,
le sorprendió lo costoso de los manjares. "Si eso es lo que comen cada día
-le dijo a Anna-, deben de vivir muy bien." 28
Para entretenerse, Dostoievski fue al estreno de una nueva obra de Os-
trovski, Bespridannitsa (La muchacha sin dote). Por lo demás, "por las no-
ches me quedo en mi habitación y leo los juicios" (es decir, los veredictos
dados en los tribunales, por delitos de mayor o menor gravedad). 29 Esos
27
Ibid., pp. 48-49; 9 de noviembre de 1878.
28
Idem.
29
Idem.
30
Ibid. , pp. 51-52 ; 11 de noviembre de 1878.
31
Ibid., p. 52; 26 de noviembre de 1878.
El Año Nuevo de 1879 fue celebrado por los Dostoievski con una fiesta de
familia. Su hermano menor Andréi, por entonces en Petersburgo , fue invi-
tado junto con sus cuatro hijos ya crecidos y sus familias , que vivían en la
514 ...
capital. Dostoievski tampoco olvidó enviar sus saludos al menor de sus
hermanos, Nikolái, junto con el mensual estipendio de siete rublos que ha-
bía empezado a darle en 1878. Andréi le escribe a un amigo que a menudo
ve a su hermano, quien "está sumamente ocupado con la publicación en El
Mensajero Ruso de su nueva novela". 1 Acababan de llegar las galeras de los
dos primeros capítulos, y Dostoievski contrató la ayuda de Elena Shtaken-
shneider para la lectura de pruebas. Ella las devolvió junto con la petición
de que le regresaran un ejemplar prestado de La taberna de Zola. Como
sabemos , Dostoievski conocía bien otras novelas de Zola y evidentemente
deseaba mantenerse al día; Los hermanos Karamázov contiene referencias
irónicas al fisiólogo Claude Bernard, principal inspirador de las teorías de
Zola sobre la herencia y el entorno, y al escribir su propia novela sobre una
familia para comprender la defensa de la libertad de la personalidad huma-
na, Dostoievski estaba en abierta competencia con la serie determinista de
los Rougon-Macquart, de Zola.
Podemos juzgar lo intensamente que por entonces estaba trabajando
gracias a un envío de la siguiente sección de Los hermanos Karamázov
(libro 3, capítulos 6-11), el 31 de enero, desde antes de que se publicara la
primera entrega. Las notas (sumamente escasas) para esta parte consisten
principalmente en un párrafo en que se esboza el razonamiento sofístico
de Smerdiakov cuando se burla de Forna Danilov y justifica una renuncia a
la fe cristiana estando bajo el tormento infligido por unos captores musul-
manes. En su carta a N. A. Liubímov, explica Dostoievski que este material
concluye "toda la primera parte de la novela", que consistirá en tres libros.
Los dos primeros de la parte 1 ya se habían impreso en enero, y pidió que
el tercero apareciera "en el número de febrero . . . íntegro , sin interrupción,
sin ofrecer la continuación [en el de marzo] ... quedará destruida por com-
pleto la armonía de la proporción artística si se lo divide en dos". Se excusa
por no haber podido enviar nada nuevo para el número de marzo ("está
más allá de mis fuerzas") pero promete enviar una nueva entrega para abril,
que solicita que se publique completa.2
Dostoievski rara vez expresó satisfacción por lo que acababa de escri-
bir (por lo general, transmite una sensación de desencanto) , pero en este
caso se permite un momento de triunfo. "No considero en absoluto malo
1 Letopis Zhizhni i Tvorchestvo F M. Dostoevshogo, ed. de N. F Budanova y G. M. Fridlender,
3
Idem.
516 .... ""CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES""
Plaza Semenovski, donde en 1849 los habían llevado a él y a otros miem-
bros del círculo de Petrashevski para sufrir el tormento de una falsa ejecu-
ción antes de ser sentenciados. Y tenía fascinados a los otros huéspedes
reviviendo así el pasado. Polonski era quien lo había llevado a la ventana,
preguntándole si reconocía esa vista. "¡Sí! ... ¡Sí! ... ¡De verasl . .. ¿Cómo po-
dría yo no reconocerla?", había replicado. 4
Letkova pasa entonces a ofrecer sus recuerdos de las palabras de Dos-
toievski, que salían en desorden, en una corriente de frases espasmódicas.
Dostoievski evocó el frío glacial de aquella mañana mientras él y sus com-
pañeros permanecían de pie, sin abrigos, así como el horror que de ellos se
adueñó al oír que pronunciaban la sentencia de muerte. "¡Eso no puede
ser! ¡No puede ser! ... No podía ser que yo, entre todos los miles que vivía-
mos ... ¡dentro de cinco o seis minutos dejara de existir!" La aparición de
un sacerdote con una cruz, que todos ellos besaron (aunque rechazando la
confesión) los convenció de que la muerte era inevitable. "¡No podían bro-
mear con la cruz! ... ¡No podían organizar semejante tragicomedia!" Dos-
toievski recordó que en cierto momento se apoderó de él una sensación de
aturdimiento y de torpor: "Todo pareció insignificante en comparación con
ese terrible último minuto de transición a algún lado ... a lo desconocido, a
las tinieblas"; este embotamiento no cesó ni aun después de que se enteró
de que les habían perdonado la vida tanto a él como a los otros. Empezó a
hablar de Nikolái Grigoriev, quien se volvió loco bajo la tortura de estos
momentos ... ¡y luego guardó silencio! Polonski se le acercó para romper la
tensión y le dijo, en tono consolador: "Bueno, todo eso ya pasó", y luego lo
invitó a tomar un poco de té con la anfitriona. "¿Ya pasó?", preguntó Dos-
toievski misteriosamente. 5 Letkova y Polonski interpretaron esta pregunta,
dicha entre dientes, como referencia a su epilepsia, pero se le puede atri-
buir un sentido más general. Acaso estuviese aludiendo Dostoievski al im-
pacto indeleble de ese encuentro con la muerte, que ejerció tan decisivo
efecto de transformación sobre el resto de sus días.
Letkova quedó profundamente conmovida por las palabras de Dos-
toievski, pronunciadas por rachas sin aliento que revelaban toda su agita-
ción interna mientras lo invadían una imagen tras otra, y lo describió, al
haber terminado , de pie "como una figura de cera: cetrino y pálido, los
4
DVS, vol. 2, pp. 444-445.
5
Idem.
518 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
versario de la fundación de la Universidad de San Petersburgo. En la cele-
bración tomaron parte muchos escritores sobresalientes, y Letkova sintió
curiosidad por ver cómo se desempeñaba Dostoievski como lector. Lo que
escuchó fue superior a todas sus expectativas. "Ante mí - escribió- , esta-
ba de nuevo un gran escritor, padeciendo en sus palabras no sólo por mí,
por nosotros, sino por todos. Cuando leyó 'El profeta', de Pushkin, pareció
como si Pushkin hubiese pensado en alguien como él cuando escribió:
'Con mi palabra, quemo los corazones de los hombres'. "8 Siendo la juvenil
cuñada de L. S. Makov, ministro de Asuntos Internos , Letkova había trata-
do en su ciudad a muchos escritores conocidos, y a la salida se encontró
con lván Goncharov y D. V Griegorovich (el papel de este último en la vida
de Dostoievski ya era bien conocido desde el Diario de un escritor). P l.
Weinberg, siempre activo en organizar tales festividades , se acercó enton-
ces al grupo e invitó a la muchacha a pasar atrás, donde los literatos parti-
cipantes se habían reunido para una colación.
Entre ellos estaba Dostoievski, y ella se aproximó tímidamente, pre-
guntándose si él recordaría su encuentro anterior. Al levantarse de su silla,
sus primeras palabras, dichas "con una sonrisa particular, irónicamente
amable", fueron: "'He oído por Yakov Petrovich [Polonski] que usted escri-
be ... ' 'Estoy preparándome para hacerlo , Fiódor Mijaílovich . . .''¿Con ayu-
nos y oraciones?', dijo , en el mismo tono irónico. 'Casi' [replicó ella]". Él,
un tanto inesperadamente, siguió hablando con seriedad: "Eso es bueno ...
eso es lo necesario". En este punto fueron interrumpidos por Weinberg,
quien llegó apresurado y, tomando del brazo a Dostoievski, dijo jovialmen-
te: "Es hora de mojarse el gaznate, Fiódor Mijaílovich". Atrás, donde esta-
ban reunidos todos los invitados eminentes, la conversación giraba casi
exclusivamente en torno a la crisis de los Balcanes, a la situación de los "her-
manos" eslavos y a la guerra ruso-turca. Casi todos los comentarios acerca
de la guerra eran hostiles o de desengaño, pero Dostoievski no dijo nada.
Cuando Grigorovich, en lo que podía considerarse como una directa pulla
contra Dostoievski, le preguntó en voz alta con airada ironía: "¿La Cruz de
santa Sofía?", Dostoievski simplemente se levantó y se fue al otro lado de la
habitación. 9
Todos empezaron a desfilar para escuchar a una cantante, pero Dos-
toievski y Letkova se pusieron sus abrigos para partir; al acercársele ella
8 Ibid , p 448.
9
Idem.
'º Idem.
520 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
"una experiencia desagradable".11 Caminando rumbo a casa una noche , en
su paseo acostumbrado y pasando por una sección tenebrosa de la ciudad,
se le acercó una persona obviamente embriagada, quien le pidió limosna
para saciar su hambre. Tal vez absorto en sus pensamientos, Dostoievski
no le prestó atención, y recibió en la cabeza un golpe que lo dejó tendido
en el suelo, mientras el mendigo gritaba: "Los bien alimentados no les
creen a los hambrientos". Un policía acudió corriendo a ayudar a Dostoiev-
ski, y el culpable fue detenido pocas cuadras más lej os mientras trataba de
perderse entre el gentío. Negándose a presentar cargos , uno o dos días des-
pués Dostoievski intentó, por medio de K. P Pobedonostsev, impedir que
el asunto llegara a un tribunal. Pero como se había cometido un delito y
hubo una acusación inmediata, varias semanas después se le llamó a decla-
rar. Afirmando que no podía reconocer a la persona que lo había golpeado,
dijo que muy bien podía comprender por qué un hombre hambriento,
cuya petición de ayuda había sido desatendida, se enfureciera y golpeara a
alguien que había mostrado absoluta indiferencia a su situación. El juez,
bien conocido en el distrito por su lengua mordaz, comentó que si todo el
mundo se comportara como Dostoievski, "resultaría imposible dar un pa-
seo por San Petersburgo"u
Aunque Dostoievski no presentara cargos, el juez sentenció al preso a
un mes en la cárcel; Dostoievski dtjo que era cuestión de conciencia del
juez y dejó tres rublos para que se los entregaran a su agresor al liberarlo.
Volviéndose al acusado tras la partida de la víctima, le gritó el juez: "¿Sabe
usted , miserable, contra quién levantó su insolente puño' Derribó usted al
más grande de los escritores rusos y al más bondadoso de todo el pueblo
ruso". 13
Una invitación a cenar del gran duque Serguéi para el 5 de marzo, lle-
gó dos días después de la "desagradable experiencia" y no podía ser recha-
zada , desde luego. Transmitida por medio de D. S. Arseniev, la carta le in-
formaba que para entonces el gran duque había hojeado La casa de los
muertos, Crimen y castigo y la primera parte de Los hermanos Karamázov.
11
Anna Dostoevsky, Reminiscences, trad. y ed. de Beatrice Stillman, Nueva York, 1973,
p. 303.
12 Este incidente está descrito en una memoria poco conocida, publicada en F M. Dostoevshii
14
Letopis .. . , op. cit. , vol. 3, pp. 303-306.
15
PSS, vol. 30, libro 1, p. 24 7.
16
DVS, vol. 2, p. 378.
La sala estaba llena hasta los topes. El público aguardaba a Turgueniev. Cada
quien, con impaciencia, no apartaba la vista de la entrada [al escenario]. De
súbito apareció Turgueniev ... Es notable lo que realmente nos conmovió ...
todo el mundo se puso de pie, como un solo hombre, y se inclinó ante el rey
17
Ibid , p. 377.
18
Ibid, p 553.
524 .... "CON PA LABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
del espíritu [ilustrado]. Recordé el episodio de Victor Hugo cuando volvió del
exilio a París [al término de la guerra franco-prusiana] y toda la ciudad se
lanzó a las calles para saludarlo. 19
leyó esa parte en que Katerina Ivánovna le lleva el dinero a Mitia Karamázov, a
un bárbaro que desea mostrarle su superioridad y deshonrarla por su candi-
19
Ibid, pp. 377-378.
20
Letopis .. , op. cit., vol. 3, p. 306.
21
l. Volgin, Poslednie God Dostoevshogo, Moscú , 1986, p. 67.
526 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES'"
dad apocalíptica de Dostoievski no pudo armonizar mejor con el tenso
temperamento de su público, desgarrado por emociones conflictivas por el
desesperado duelo entre el régimen cada vez más opresivo del zar liberador
(que ahora luchaba por su vida) y los revolucionarios que habían empeza-
do por invocar el ejemplo de Cristo y ahora estaban cometiendo asesina-
tos. No es de sorprender que Turgueniev dejara de ocupar el centro del
escenario. Nikolái Strájov le escribió a Tolstoi: "Me gustó mucho que el
público saludara a Dostoievski con el mismo entusiasmo que a Turgue-
niev". Al poeta A. A. Fet también le escribió: "Dostoievski por primera vez
recibió una ovación que lo igualó a Turgueniev. Quedó muy feliz". 25 Cuan-
do Dostoievski visitó a Filosofova al día siguiente, aun desde antes de que
pudiera preguntarle, con voz temblorosa, si la velada "había salido bien",
ella le echó los brazos al cuello y empezó a llorar con el más profundo sen-
timiento. 26
528 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
a Dostoievski por qué su nueva novela estaba apareciendo en el periódico
de Mijaíl Kátkov, con cuyas represivas políticas derechistas suponían ellos
que él no podía estar de acuerdo. Esta conversación fue oída por otro de
los invitados, L. E. Obolenski, así como por el viejo amigo de Dostoievski,
Apollon Maikov, quien se fue furioso a su casa a escribir una carta que
nunca envió. Pero se ha conservado un borrador, el cual nos permite com-
prender por qué las respuestas de Dostoievski pudieron provocar tanta in-
dignación en el pecho de alguien que, pese a alguna fricción ocasional,
había demostrado ser un amigo fiel.
Como respuesta al desafío de los periodistas, nos informa Obolen-
ski, "Dostoievski empezó a justificarse acaloradamente explicando que
él tenía que mantener y alimentar a su familia, y que otras publicaciones
de tendencias más favorables no lo publicaban". 3º Lo que enfureció a
Maikov fue que parecía estar disculpándose por publicar en las páginas
de Kátkov.
Con toda la elocuencia poética de que pudo disponer, Maikov empezó
a protestar expresando su consternación por los testimonios ofrecidos a
Turgueniev. "Falsedad y mentira, presunción y estupidez, un tema y sólo
uno, en pocas palabras, todo el manicomio de la prensa de San Petersbur-
go, con Spasovich a la cabeza . . . Las últimas palabras de Turgueniev me
sorprendieron y me alarmaron ... algo como eso, en mi opinión, es el prin-
cipio del fin." (Existe la posibilidad de que Turgueniev hubiese hablado
más abiertamente de "coronar el edificio" en su discurso pero que luego
hubiese modificado sus palabras para la versión impresa aquí citada.) Mas
a pesar de su indignación por el ambiente de reformismo liberal que im-
peraba en el banquete, Maikov confirma que el mayor golpe que le asestaron
ese día, y que le detuvo el corazón, fue obra de ningún otro que Dostoiev-
ski ... un golpe dado en el "sanctasanctórum de mi alma [y que] hizo vaci-
lar mi fe en una persona". 31
Resumiendo en tres puntos lo que Dostoievski les había dicho a los
periodistas, Maikov ofrece un testimonio más completo que Obolenski:
1) Kátkov pagaba mejor que otras publicaciones y daba mayores anticipos;
2) era más fácil enfrentarse a la censura oficial, casi inexistente; 3) y ningún
periódico de San Petersburgo tocaría su obra. "Hasta llegué a esperar una
30
Volgin, op. cit., p. 242.
31
Ibid, pp. 243-244.
La velada a beneficio del Fondo Literario había obtenido tan enorme éxito
que Anna Filosofova decidió repetirla una semana después, y logró que
ambos escritores aceptaran volver a presentarse. Lo importantes que eran
tales actos para Dostoievski en general, y en aquel momen to en particular,
puede juzgarse por lo que ocurrió dos días después del banquete en honor
a Turgueniev. El 15 de marzo, Dostoievski recibió una invitación a cenar
del gran duque Konstantin Konstantinovich, quien le escribió amablemen-
te que "encontrará usted a personas que ya conoce y para quienes, como
para mí, su presencia causará una gran satisfacción''. 34 No era fácil rechazar
una invitación de la familia real, pero Dostoievski no vaciló en informarle al
gran duque que le resultaba "absolutamente imposible cumplir con su de-
seo y aprovechar su tan halagüeña invitación''. 35 Le explicó que, como su
nombre ya había aparecido en el programa de la función benéfica, su can-
celación obligaría a los organizadores a devolver su dinero al público. Como
Turgueniev y otros notables también estaban en el programa, esta excusa
no estaba muy bien fundada; sin embargo, nadie se ofendió por ella.
La segunda velada para el Fondo Literario sólo hizo que continuara la
competencia entre los dos escritores. Dostoievski había elegido leer nueva-
mente "La confesión de un corazón apasionado"; Turgueniev seleccionó
otro cuento, "El lobo", pero también apareció en un número especial como
fin de fiesta: él y la fascinante y joven actriz M. G. Savina, por quien él había
llegado a concebir una pasión senil, representarían escenas de su obra Pro-
vintsialka (Una dama provinciana) La lectura de Dostoievski fue electrizante,
como siempre, y S. A Vengerov nos ha dejado una relación del efecto que,
como siempre, produjo. Todos los demás escritores, observa Vengerov, leye-
ron muy bien (excepto Saltikov-Shchedrin y Polonski) , y, sin embargo,
34
PSS, vol 30, libro 1, p. 289.
35 Ibid., p. 57; 15 de marzo de 1879.
Poco después salió Turgueniev de Rusia, movido a hacerlo por una solici-
tud de las autoridades, que se habían preocupado por las implicaciones
36
Vengerov aparece citado en Literaturnoe Nasledtsvo, 86 (Moscú, 1973), p. 4 78.
532 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
sociopolíticas de las manifestaciones públicas en su honor. Sin embargo, él
y Dostoievski volvieron a encontrarse al día siguiente de la segunda velada
del Fondo Literario, en el salón de la condesa Sofía Tolstaia . No se sabe si
intercambiaron algo más que unas cuantas palabras como era de rigor;
pero también estaba presente el vizconde Eugene Melchior de Vogüé, am-
bicioso y joven homme de lettres francés, por entonces en el servicio diplo-
mático y miembro de la embajada francesa en San Petersburgo . Laboriosa-
mente había adquirido un buen dominio de la lengua rusa durante sus dos
primeros años allí , había emparentado con la influyente familia Annenkov
(su esposa era dama de compañía de la zarina) y se movía con desenvoltura
en los círculos cultos de la capital. Habiéndose empapado de la literatura
rusa , el vizconde conocía, desde luego, las obras de Dostoievski, y nos ha
dejado algunas observaciones sobre su encuentro, especialmente valiosas
por proceder de un observador neutral extranjero. El rostro de Dostoievski
42
PSS, vol. 30, libro 1, p. 59; 28 de marzo de 1879.
Por la ciudad había cundido el rumor de que madre e hija estaban de-
tenidas. Aunque Kametskaia no específíca la fecha de esta visita, se la ha
situado, creíblemente, en el día del intento de asesinato. 45 En realidad, no
pasaría mucho tiempo sin que las autoridades decidieran poner alto a las
actividades de Anna Filosofova. En noviembre de 1879 se le pidió , cortés
pero firmemente , que se fuera a Wiesbaden, donde a menudo había pasa-
3
.¡ Franco Venturi , Roots of Revolution, trad. de Francis Haskell, Nueva York, 1966, p 633.
H DVS, vol 2, p 380 .
.¡
5 Letopis ... , op. cit. , vol. 3, p. 312.
536 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZON ES DE LOS HOMBRES"
do vacaciones, y que no retornara. Alejandro II le dij o a su esposa que sólo
por gratitud a sus servicios no la habían enviado a un exilio mucho menos
agradable.
El trabajo de Los hermanos Karamázov continuaba, desde luego , sin
pausa, y sin embargo , Dostoievski aceptó dos nuevas invitaciones a dar
lecturas a comienzos de abril. Una de ellas, que le causó particular placer,
le llegó de la Sociedad Froebel, grupo dedicado a promover las teorías
educativas de Friedrich Froebel, el inventor alemán del sistema de Kinder-
garten. Como el público sería principalmente infantil , Dostoievski leyó su
"Niño en la fiesta de Navidad", y Anna Grigórievna llevó a sus hijos para
que escucharan a su padre. La velada fue un gran éxito y, como después
escribió su esposa , "él se quedó hasta el término de la festiva ocasión, ca-
minando por los salones con sus hijos, observando los juegos y gozando
al ver la alegría de los niños ante lugares que nunca habían visto''. 46
Pocos días después, el 5 de abril, Dostoievski volvió a leer, a beneficio
de las estudiantes menesterosas de los Cursos de Educación Superior de
Bestuzhev para Mujeres. También leyeron muchos otros pero, como ya era
costumbre, él recibió la mayor atención y aprobación. El acto fu e mencio-
nado en el periódico Tiempo Nuevo, el cual comentó que "la habitual cor-
dialidad y entusiasmo con que la juventud femenina en general recibe a
escritores y artistas se transformó en una ovación triunfal cuando F M.
Dostoievski se adelantó al podio''. Leyó de Los hermanos Karamázov, esta
vez de lo que parece haber sido el capítulo 2 de la segunda parte, libro 4 ,
en que Iliusha Snegiriov es atacado por los otros alumnos y le muerde el
dedo a Aliosha Karamázov.
Según el periódico, "el personaje principal era un niño de nueve años
que sufría profundamente por su padre , un capitán del ejército, ya retira-
do , quien había sido gravemente insultado por uno de los Karamázov. El
tema profundamente dramático , el fino análisis de las pulsaciones psíqui-
cas, la gran verdad artística en general: todo esto destacó, en la magistral
lectura de Fiódor Mijaílovich, con insólito relieve". El público escuchó con
tal atención que no podía oírse más que su voz; cada quien se esforzaba
por captar cada palabra, "y cuando terminó la lectura, las paredes del salón
se estremecieron por las ensordecedoras muestras de entusiasmo''. 47 Lleva-
.¡
6 Anna Dostoevsky, op. ci t., p 304 .
7
.¡ Letopis .. ., op. cit, vol. 3, pp . 313-3 14.
48
Ibid., p. 31 4.
538 ... "CO N PALA BRAS QU E Q UEM EN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
XXIII. La rebelión y el Gran Inquisidor
~ 539
completo y terminado''. 1 Así, cada sección que tratara de un personaje es-
pecífico o un motivo temático estaría completa en sí misma.
Dostoievski también incluye ciertas observaciones acerca de su amigo
Victor Putsikovich, quien se había ido de Rusia a Berlín para librarse de la
prisión por deudas. Éste ahora estaba intentando publicar una edición del
diario en Alemania, y Dostoievski trató (infructuosamente) de conseguir el
apoyo de Kátkov para ese proyecto. Pocos días después , le hace una pro-
mesa muy tentativa a Putsikovich de una colaboración para la propuesta
revista. Escribe también: "Te pediré muy seriamente no responder a La Voz
y otros, con respecto a los Karamázov y similares en los primeros números.
Porque me parece indecente tener una pieza mía y criticar a otros en mi
defensa en el mismo número. Yo responderé a La Voz, pero no antes del
otoño, cuando descubra exactamente quién la escribió. Eso me es muy
necesario para el carácter de la réplica". 2
Dostoievski también ofrece algunos otros consejos que arrojan una luz
indirecta sobre su novela. Al animar a Putsikovich a incluir una rúbrica
intitulada "De la vida de rusos en el extranjero", le asegura que los lectores
se interesarán por saber de tales expatriados, de su "actitud apática hacia
Rusia, su pereza , nihilismo , indiferencia , etc. , y, lo más importante, sus vi-
das privadas". Pero también le dice que "si escribes acerca de nihilistas ru-
sos, entonces no debes criticarlos tanto a ellos como a sus padres. Desarro-
lla esa idea, porque la raíz del nihilismo no sólo está en los padres, sino
que los padres son aún peores nihilistas que los hijos . Nuestros villanos
clandestinos tienen una especie de ardor vil, mientras que los padres tie-
nen los mismos sentimientos, pero con cinismo e indiferencia, lo cual es
aún más vil".3 Tales observaciones concuerdan bien con la manera en que
son presentados lván Karamázov y su padre.
Siete días después, Dostoievski envió la primera mitad del libro 5, "El
pro y el contra", título sugestivo de que acaso se hubiese propuesto origi-
nalmente que esta sección incluyera no sólo la apasionada rebelión de lván
contra el mundo de Dios sino también su refutación por el padre Zósima.
Una discusión entre lván y Aliosha hallada en las notas sugiere que la pre-
sentación de la revuelta de lván habría podido ser inmediatamente seguida
por la respuesta del padre Zósima. "¿Está vivo tu Padre Seráfico? -le pre-
' PSS, vol. 30, libro 1, p 60; 30 de abril de 1879.
2
Ibid. , pp. 61-62; 3 de mayo de 1879.
3
Idem.
540 <11 "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZON ES DE LOS HOMBRES"
gunta lván a su hermano-. * Está vivo, y ha escrito su última palabra'',
responde Aliosha , respuesta que sugiere que esta "última palabra" llegaría
muy pronto (v. 15 , p. 230). Pero Dostoievski decidió reservar un libro se-
parado a las prédicas del padre Zósima , que aparecen en la forma de una
zhitie tradicional escrita por Aliosha. Así, "El pro y el contra" sólo se refiere
al debate interno del propio lván entre su reconocimiento de la sublimidad
moral del ideal cristiano y su indignación ante un universo de pena y sufri-
miento. Y en la escala histórica universal , por su cuestionamiento de los
fundamentos morales tanto del cristianismo como del socialismo en la Le-
yenda del Gran Inquisidor.
Dostoievski sabía que la poderosa acusación de lván Karamázov ofen-
dería no sólo la piedad religiosa de muchos de sus lectores sino también la
de sus editores. Por ello, le pareció prudente acompañar sus capítulos con
cierto comentario explicativo. Llamando al libro 5 "el punto culminante de
la novela" (designación que también les daría a secciones posteriores), des-
cribe sus intenciones como "el retrato de la más grande blasfemia y la se-
milla de la idea de la destrucción en nuestro tiempo en Rusia entre los jó-
venes desarraigados de la realidad, y, junto con la blasfemia y la anarquía ,
su refutación, que ahora estoy preparando en las últimas palabras del mo-
ribundo anciano Zósima, uno de los personajes de la novela''. Caracteriza
estas convicciones de lván "como una síntesis de lo que es actualmente el
anarquismo ruso. El rechazo no sólo de Dios, sino del significado de Su
creación. Todo el socialismo ha brotado y comenzó con la negativa del sig-
nificado de la realidad histórica y terminó en un programa de destrucción
y anarquismo".4
Durante los sesenta , la negación de la existencia de Dios había ido de
la mano con un rechazo de la propia moral cristiana; empero, el esfuerzo
por establecer la vida humana sobre unos fundamentos morales-sociales
alterados, derivados de la filosofía y la ciencia , ahora había sido abandona-
do . Los populistas habían restaurado la moral del Dios cristiano (cuales-
quiera que fuesen sus opiniones acerca de la divinidad) y ahora estaban
aplicándola a Su propia creación. En efecto, estaban rechazando "el signifi-
cado de la realidad histórica" que Él supuestamente había establecido para
corregir Su obra a la luz de los mismos principios cristianos que había pro-
* lván utiliza irónicamente esta denominación, tomada de la escena fin al de la segunda par-
te del Fausto de Goethe, para designar al padre Zósima.
4
Ibid., p 63 ; 10 de mayo de 1879.
542 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
existencia del mal y el sufrimiento en un mundo supuestamente creado
por un Dios de amor. Ningún lector judeocristiano puede dejar de pensar
a este respecto en el Libro de Job, y la creación de Dostoievski es una de las
pocas cuya voz resuena con igual elocuencia e igual angustia. Aunque en
las notas para esos capítulos no se hace referencia explícita a Job, su nom-
bre aparece tres veces en otras secciones, y el padre Zósima narrará la
historia de Job, subrayando su conclusión consoladora, en sus últimas
palabras. En una carta de Dostoievski a su esposa ya citada , pero que vale
la pena volver a mencionar, había escrito en 1875 que "estoy leyendo a
Job y me deja en un estado de doloroso éxtasis; dejo la lectura y me paseo
por la habitación casi llorando ... Este libro , querida Anna, es extraño , fue
uno de los primeros que me impresionaron en mi vida . Yo era práctica-
mente un infante".7 Este recuerdo es atribuido ahora al padre Zósima,
quien recuerda haber oído leer en voz alta en la iglesia el Libro de Job a la
edad de 'ocho años , "y siento como sentí entonces , pavor reverencial y
maravilla y alegría . Desde entonces ... nunca he podido leer ese sagrado
relato sin lágrimas" (v. 14 , pp. 264-265). Alimentado por el propio pesar
de Dostoievski ante la pérdida de su hijo Alekséi, este magnífico capítulo
también se basó en sentimientos que habían estado conmoviéndolo du-
rante toda su vida.*
7
PSS, vol. 29, libro 2, p. 43; 10-22 de junio de 1875.
··· Los estudios rusos han localizado una fuente más contemporánea que acaso eierciera al-
gún efecto sobre el texto de Dostoievski, aunque su influencia sólo sea una posibilidad. Involu-
cra la figura de Belinski, quien desempeñó un papel tan importante en la vida de Dostoievski y
quien , como veremos, también está vinculada con los orígenes de la Leyenda del Gran Inquisi-
dor. A N. Pipin publicó en 1875 una biografía de Belinski que incluía extensos fragmentos de
sus cartas de comienzos de la década de 1840. Por entonces, Belinski estaba liberándose de una
errónea interpretación de Hegel propagada por Bakunin, que de momento era un celoso propa-
gandista del hegelianismo de derecha. Bakunin insistía en que Hegel estaba pidiendo "una re-
conciliación con la realidad" (¡la terrible realidad de la Rusia de Nicolás 11) porque el filósofo
había proclamado que "lo real es lo racional". ·Cuando Belinski empezó a encontrar intolerable
esa doctrina, explotó en cartas que denunciaban, casi como lo hace lván , la apología del mal
contenida en la idea de que la inmolación de algo es necesaria para la armonía del todo. "Aun si
yo alcanzara lo más alto de la escala del desarrollo humano -escribió- , en ese punto tendría
que pedir cuentas [a Hegel] por todas las víctimas de la vida y de la historia, todas las víctimas
del accidente y de la superstición , de la Inquisición y de Felipe 11, etc., etc.; de otra manera, me
arrojaría de cabeza" (citado en PSS, vol. 15, p. 470). Podemos bien suponer que Dostoievski
había leído el libro de Pi pin, y esta carta también fue citada en un artículo de N. K. Mijaílovski
sobre "Proudhon y Belinski", en el número de noviembre de 1875 de las Notas de la Patria.
Así, puedo jactarme [insiste] de que hasta en un tema tan abstracto [el recha-
zo del mundo de Dios antes esbozado] no he traicionado el realismo. La refu -
tación de esto (no directa , es decir, no de una persona a otra) aparecerá en las
últimas palabras del anciano moribundo. Muchos críticos me han reprochado
abordar en mis novelas unos temas supuestamente erróneos , irreales, etc. Yo,
por lo contrario, no conozco nada más real , precisamente, que estos temas.
8
PSS, vol. 30 , libro 1, p. 66; 19 de mayo de 1879.
9
Ibid., p. 67.
10
Idem.
ahora, aquí, en la novela no soy yo el que está hablando con colores depri-
mentes, exageraciones e hipérboles (aunque no hay ninguna exageración
concerniente a la realidad), sino un personaje de mi novela: lván Karamázov.
Éste es su lenguaje, su estilo, su patetismo, y no los míos. Es una persona
sombría e irritable que guarda silencio acerca de muchas cosas. No habría
hablado por nada del mundo de no ser por la accidental simpatía hacia su
hermano Alekséi que de pronto brota en él. Además, es un hombre muy jo-
ven. ¿Cómo podría hablar sobre aquello de lo que tanto tiempo había guar-
dado silencio sin este particular arranque de sentimiento , sin echar espuma
por la boca? Había esforzado hasta lo máximo su corazón para no rendirse.
Pero yo quise precisamente que este personaje sobresaliera, y que el lector
notara esta pasión particular, este salto , esta conducta literaria impulsivamen-
te súbita. 12
11
Esta carta, hasta entonces desconocida, publicada por primera vez en 1990, está incluida
en los volúmenes de la edición que hizo la Academia de Ciencias de la correspondencia tan sólo
como posdata. Véase PSS, vol. 30, libro 2 , pp. 45-46.
12
Idem.
546 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Por consiguiente, estas impulsivas locuciones de lván son cuidadosa-
mente armonizadas con aquel aspecto de su personaje que Dostoievski te-
nía especial interés en que captara el lector. Liubímov n o debe suponer
- como, podemos añadir, a menudo lo hacen otros intérpretes- que el
autor estaba hablando en su propia voz.
Cuán minuciosamente Dostoievski pensaba en sus personajes lo ilus-
tra por la respuesta que dio a otra crítica. El editor objetó un detalle, di-
ciendo que era "una particularidad innecesaria", eufemismo para ocultar
su verdadera razón, a saber, que el detalle le parecía indecente. La frase en
disputa decía que de una niña de cuatro años , a quien habían embarrado
de excremento la cara, difícilmente podría esperarse que pidiera que por la
noche la llevaran al retrete. Dostoievski convino en que "tal vez [ese deta-
lle] pudiera ser superfluo si saliera de mí como autor". Pero insiste en que
esta observación de Iván es decisiva para comunicar la complejidad que de-
sea transmitir acerca de su carácter, y su análisis revela lo atentamente que
se le debe leer si se quieren apreciar todos los matices de su arte.
13
Idein.
1
Idein.
"'
1
' Literaturnoe Nas ledstvo, 15 (Moscú, 1934), p. 138.
' La frase en cursivas es la de la traducción de la Biblia Kingjames del pasaje del Apocalipsis
que cita Dostoievski. La versión rusa del mismo texto dice: "La boca orgullosa y blasfema".
548 ... "'CON PALABRAS QUE QUEM EN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
convincente: el pan cotidiano, la Torre de Babel (es decir, el futuro reino del
socialismo), y la completa esclavización de la libertad de conciencia .... ¡Tal es
la meta última de este desesperado negador y ateo!
La diferencia es que nuestros socialistas (y no sólo son una chusma nihi-
lista del subsuelo ... , eso ya lo sabes) son jesuitas de conciencia y embusteros
que no reconocen que su ídolo consiste en hacer violencia a la conciencia del
hombre y en reducir a la humanidad a un rebaño de ganado, mientras que mi
socialista (Iván Karamázov) es una persona sincera que se presenta y recono-
ce que está de acuerdo con la visión de la humanidad que tiene el Inquisidor,
y que la fe de Cristo (supuestamente) elevó al hombre a un nivel muy supe-
rior a aquel en que ahora se encuentra. La pregunta se plantea en su forma
más audaz: "¿Desprecian a la humanidad o la admiran ustedes, sus futuros
salvadores?" Y todo esto, para ellos, supuestamente, en nombre del amor a la
humanidad: la ley de Cristo, afirman, es opresiva y abstracta, y demasiado
pesada para que la soporten los hombres débiles ... y en lugar de la ley de la
Libertad y la Ilustración, les ofrecen la ley de las cadenas y de la esclavización
por medio del pan. 16
Una vez más, Dostoievski hace todo lo que está en su poder por disi-
par los temores que, como ciertamente tenía buenas razones para creerlo ,
surgirían en el pecho de sus editores.
16
PSS, vol. 30, libro 1, p. 68; 11 de junio de 1879.
17
Idem.
18
Ibid , p. 70; 11 de junio de 1879.
550 .... '"CON PALABRAS QUE QUEM EN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES'"
Las notas sobre "El Gran Inquisidor" también contienen afirmaciones
mucho más provocativas que las finalmente empleadas. Por ejemplo, el
Inquisidor le pregunta a Cristo "¿Por qué necesitamos el más allá? Somos
más humanos que tú. Amamos la tierra: Schiller canta de alegría, juan de
Damasco [teólogo del siglo vu] ". Otra aseveración es la siguiente: "Inquisi-
dor: Dios como mercader: Yo amo a la humanidad más que tú" (v. 15, p .
230). La referencia ha quedado sin explicación, pero acaso indique que
Dios elige y escoge a aquellos a los que Él aceptará , mientras que el Gran
Inquisidor acepta a todos. Una de las acusaciones más violentas contra
Cristo es la del Inquisidor: "Yo sólo tengo una palabra que decirte: que tú
has salido del Infierno y eres un hereje" (v. 15 , p . 232). Una vez más , el
Inquisidor predice que "una plaga de langostas brotará de la tierra y gritará
que estamos esclavizando al hombre, que estamos desflorando a las vírge-
nes ... pero esos infortunados se someterán" (v. 15, p. 233). Ninguna de
estas imágenes fue conservada, como tampoco la acusación específica:
"Cantan de ti [de Cristo] como el único sin Pecado , pero yo te digo que
sólo tú eres culpable", aunque esta acusación de la culpa de Cristo por el
desorden de la humanidad aparece claramente en el texto final (id.). Como
lo ha escrito Edward Wasiolek, estas notas contienen una afirmación mu-
cho más clara de que "Cristo es el culpable y el cruel, y el Gran Inquisidor
es el bondadoso e inocente. Es Cristo el que exige que los hombres sufran
por Él, mientras que el Gran Inquisidor sufre por los hombres". 19 Anticipos
de la Leyenda también pueden encontrarse en las notas tomadas para el
Diario de un escritor: "El Gran Inquisidor y Pablo. El Gran Inquisidor con
Cristo; en Barcelona fue atrapado el diablo" (v. 15 , p. 407).
Aun cuando las notas de Dostoievski no contienen referencias a las
fuentes de la Leyenda , esto no ha desalentado a los estudiosos (antes bien,
al contrario) de buscarlas aquí y allá. Fundamentales son, desde luego , los
relatos del Nuevo Testamento de las tres tentaciones de Cristo por el Dia-
blo , y hemos visto que estos motivos artísticos -particularmente la prime-
ra y la tercera tentaciones ("ordena que estas piedras se conviertan en pa-
nes"; gobernar engañosamente en nombre de Cristo con un poder terrenal
y temporal)- gradualmente cristalizaron en la imaginación de Dostoiev-
ski a lo largo del Diario de un escritor: En cuanto al personaje del Gran In-
19 The Notebooks far "The Brothers Karamazov'', ed. y trad. de Edward Wasiolek, Chicago,
1971 , p. 63.
2
°Friedrich Schiller, Séimtliche Werhe, vol. 4 , Stuttgart y Berlín, s. f., 16 vals. , p. 161.
22
Letopis Zhizhni i Tvorchestvo F M. Dostoevslwgo, ed. de N. F Budanova y G. M. Fridlender,
3 vols, San Petersburgo , 1995, vol. 3, p. 332.
556 ... "CON PAL ABRAS QU E Q UEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
cho más negras y mucho más insensatas que en la realidad". 26 Los artículos
de marras estaban de hecho sobre el escritorio de Dostoievski, aún no leí-
dos, aunque él ya tenía cierta idea de su contenido, así fuera sólo por su
título. "Mi mejor respuesta -sostiene-, consistirá en hacer un trabajo
decente por terminar la novela [Los hermanos Karamazov]; después de
completarla el año próximo , responderé a todos los críticos de un solo gol-
pe. Al cabo de una carrera literaria de treinta y tres años, finalmente, toda-
vía necesitaré explicarme "27 Por desgracia, la muerte le impidió cumplir
con esta intención de redactar una apología pro vita sua.
Dostoievski recuerda entonces su imprudente observación, de poco
más de un año antes, cuando, interrogado acerca de la capacidad del críti-
co , respondió "que Evgeni Markov era como un viejo vestido de calicó, de-
masiadas veces lavado , y que ya se había desteñido". Esta ofensiva opinión
ciertamente había rebotado; y además, Markov también era un novelista
competidor. "Ha estado publicando una novela este año [Bereg M01ial (El
Litoral)], con la pretensión especial de refutar a los pesimistas y encontrar
gente sana y felicidad sana en nuestra sociedad." El personaje principal se
establece en un pequeño viñedo de Crimea, lo cultiva con sus propias ma-
nos y lleva una vida idílica contemplando las majestuosas bellezas de la
naturaleza que lo rodean y en las que encuentra contentamiento. "Bueno,
dej émoslo -exclama Dostoievski- . La simple idea muestra que es un ne-
cio. Significa que no comprende nada de nuestra sociedad si habla así." 28
justo por entonces (el 21 de junio) Dostoievski recibió la noticia de
que , junto con Tolstoi y Turgueniev, había sido elegido miembro del Comi-
té Hono.r:ario de la Alianza Literaria Internacional, que acababa de celebrar
su congreso en Londres (9 -14 de junio) . Víctor Hugo había sido el presi-
dente honorario , y su propósito , como el del año anterior, era promover la
agitación en favor de la protección legal de la propiedad literaria. En su
respuesta, escrita en francés por Anna j aclard (por entonces de vacaciones
en Sta raya Rusa con su familia), Dostoievski agradeció al congreso el ho-
nor y añadió : "¡Cómo no estar orgulloso de ocupar un lugar entre tantos
nombres ilustres, en las filas de los notables más gloriosos de nuestra lite-
ratura contemporánea! "29 Además de esta carta, sabemos que Annajaclard
26
Ibid., pp. 198, 297-299.
27
Ibid., p. 72; 15 de junio de 1879.
28
Ibid., pp. 72-73.
29
Ibid., pp. 74-75; comienzo de julio de 1879.
37
Idem.
560 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
XXIV Una última visita
... 561
suelta campaña). Observa, un tanto divertido , que los insectos se habían
desvanecido ahora de su estudio , tal vez porque había estado trabajando
en los Karamázov, y en cuanto se fue , también se fueron las cucarachas
negras (Izara significa blach en la lengua tártaro-turca) . Su barbero y otros
se sorprendieron ante su desmejorada apariencia (había perdido peso), y
le preguntaron si estaba enfermo. "No, Ania, estoy en mala condición
-concluye- , y si Ems no ayuda, entonces realmente no sé qué vaya a
ocurrir. "1
El viaje a Berlín fue no menos agotador, y aunque Dostoievski afirma
haber llegado "en buena condición", añade que "hasta he perdido la cos-
tumbre de dormir". Recordando la parte petersburguesa de sus viajes, ex-
clama: "No me creerías lo triste que es para mí, especialmente por las no-
ches , pensar todo el tiempo en los niños y en ti . . . Necesitamos ahorrar,
Ania, necesitamos dejar algo a los niños. Esa idea siempre me atormenta
sobre todo cuando estoy personalmente cerca de una variedad de personas
y las veo con todo su egoísmo, por ejemplo , en el camino". 2 Ya había ex-
presado antes esos pensamientos acerca de su carencia de ahorros , pero el
agravamiento de su enfermedad le daba una nueva sensación de apremio .
Cuando el tren atravesó la frontera rusa y los pasajeros fueron transfe-
ridos a la línea férrea alemana , escribe Dostoievski, "un pequeño yid, un
médico de Petersburgo , de unos cincuenta años'', que iba en camino a
Wiesbaden para tratarse el reumatismo , "se presentó y me tuvo muy diver-
tido en el viaj e, sirviéndome además de intérprete con los alemanes". Tam-
bién había "un viejo alemán gigantesco [que] especialmente nos atendió,
me puso en la cama y me salvó de que los camareros me estafaran en las
estaciones''. Dostoievski se horrorizó, no sólo por las estafas ("los estafado-
res son inimaginables", y cada comerciante, judío o no , era un estafador)
sino también por los precios, que "se han triplicado desde que estuvimos
aquí hace ocho años". 3
El polvo del ferrocarril alemán había arruinado sus ropas , y fue necesa-
rio ordenar una nueva chaqueta (lo que significó pasar un día extra en la
capital alemana). Tampoco tenía grandes deseos de ver a Victor Putsiko-
vich, quien lo aguardaba. "Le tengo un miedo terrible: en primer lugar, se
me va a pegar y luego no suelta, se sentará frente a mí con su larga (noble)
1
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 79-80; 19 de julio de 1879.
2
Ibid , p. 81 ; 22 dejulio-3 de agosto de 1879.
3
Idem.
562 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZON ES DE LOS HOMBRES"
nariz y me mirará por el rabillo del ojo, y luego, querrá pedirme prestado
dinero, y yo me he vuelto como un yid: terriblemente desearé no darle
nada. " Al encontrarse con él, Dostoievski descubrió que el editor supuesta-
mente menesteroso había estado recibiendo fondos de Iván Aksakov y del
príncipe Golitsin, así como de su hermano y de la venta de sus posesiones
en San Petersburgo. "Hasta donde yo sé, puede haber más gente enviándo-
le dinero. " Lejos de estar en la miseria, Putsikovich "ya no vive en el mis-
mo lugar, está pagando con descuentos, tiene una buena habitación, alimen-
tos y crédito".4
Ambos fueron a visitar el acuario, el museo y el Tiergarten, y Dos-
toievski, pese a su anterior determinación, se encontró "pagando su cerve-
za, en el restaurante, el cabriolé, y similares''. Además "me pidió prestados
cuarenta y cinco marcos para papel y estampillas (el correo) del primer
número, que saldrá dentro de una semana''. La generosidad de Dostoiev-
ski , podemos suponer, fue movida por su deseo de apoyar la digna inten-
ción de establecer en tierra alemana otra versión de El Ciudadano. El im-
portuno Putsikovich apremió a Dostoievski a comprometerse a colaborar
con la nueva publicación, pero él se negó a ir más allá de lo que había sido
sugerido en Staraya Rusa. "Para el primer número - le explica a Anna-
me está pidiendo no una pieza sino sólo una carta en que declare que no
me opongo a colaborar en alguna ocasión, aunque estoy ocupado con los
Karamázov. Bueno, eso no es mucho." 5
Dostoievski llegó a Ems el 2 4 de julio y tomó una habitación en el ho-
tel Ville d'Alger. Inmediatamente fue a ver al doctor Orth, e informó de su
diagnóstico al dí(l sigui.ente . "Descubrió que una parte de mi pulmón se
había movido y cambiado de posición, así como mi corazón, también ha
cambiado de su posición anterior y ahora está localizado en otra: todo ello
como consecuencia del enfisema , aunque añadió , como para consolarme ,
[que] el corazón está absolutamente sano, y que todos esos cambios tam-
poco significan mucho y no son una amenaza especial." Lejos de tranquili-
zarse, añade que "desde luego, como médico está obligado a decir cosas
reconfortantes, pero si el enfisema ha producido desde el principio tales
efectos, ¿qué ocurrirá después?" Le fue prescrito un programa de gárgaras
y tomar los dos tipos de aguas curativas (Kranchen y Kesselbrunnen), y
4
Ibid., pp 83 -84; 24 de julio-5 de agosto de 1879.
5
Idem.
6
Ibid. , pp 85-87; 25 de julio-6 de agosto de 1879.
7 Idem.
8
Ibid. , p. 89; 28 de julio-9 de agosto de 1879.
9
Ibid. , p 93 ; 30 dejulio-11 de agosto de 1879.
564 ... "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES'"
3
10
Ibid., p. 91; 28 dejulio-9 de agosto de 1879.
11
lbid., pp. 90-91; 28 de julio-9 de agosto de 1879.
566 ... ··coN PA LABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
nihilistas y de sus padres. Así, pues, según La Voz los nihilistas son
nobles." 14
Las reacciones de Dostoievski al escenario sociocultural de la actuali-
dad también quedaron registradas en una carta a K. P Pobedonostsev,
en que se describe a sí mismo como "enfermo y angustiado en el alma", en
parte, desde luego , por estar "sentado aquí en el más completo y triste ais-
lamiento". Pero también atribuye su lamentable estado de ánimo "a la im-
presión deprimente que me deja observar lo que ha estado ocurriendo en
el 'manicomio' de la prensa rusa y también [entre] la intelligentsia". Pobe-
donostsev había expresado sus objeciones a un reciente artículo de A. D.
Gradovski, profesor de la Universidad de Moscú, y Dostoievski indica su
absoluto acuerdo con la reacción adversa de su amigo , comentando que
"ahora todos tienen miedo, hasta los que tienen algo que decir. ¿A qué le
tienen miedo7 Definitivamente , a un fantasma. Las ideas 'paneuropeas'
de aprendizaje e ilustración pesan despóticamente sobre todos, y nadie se
atreve a dar su opinión". Nadie tenía el valor de entrar en la liza contra
Gradovski, quien "ve toda la medicina para todos los horrores contempo-
ráneos de nuestro desorden en esa misma Europa, solamente en Europa".
Todas estas cuestiones habían sido elaboradas por Dostoievski hasta el
punto de "verse atormentado por el deseo de continuar con el Diario, ya
que realmente sí tengo cosas que decir -y precisamente como usted qui-
siera- sin una inútil y sucia polémica sino, en cambio, con palabras fir-
mes y sin temor".15
Dostoievski aborda ahora un pasaje que define con precisión el sitio
incomparable que había logrado conquistar entre las mortales rivalidades
de la vida sociocultural rusa, posición que le permitía sólo a él hablar "con
palabras firmes y sin temor":
568 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
También abundan las lamentaciones sobre su terrible soledad y aisla-
miento. A su hija Liubov le confía que "aquí no tengo amigos, de modo que
estoy silencioso todo el tiempo y temo que se me llegue a olvidar hablar".
Una de sus pocas diversiones era asistir a los conciertos locales, pero "la
música aquí, aunque buena, rara vez es de Beethoven o Mozart. En cambio ,
es puro Wagner (aburridísimo pillo alemán, a pesar de toda su fama), y
toda clase de basura".20 Anna hizo todo lo que pudo por aliviar su soledad
ofreciéndole relaciones detalladas de las actividades de su grupo de íntimos
en Staraya Rusa , entre quienes ocupaba lugar predominante la familia ja-
clard. Fiel a la reputación de todos los franceses , Charles Jaclard andaba
persiguiendo a la esposa del médico del lugar, y Anna no dej ó de informarle
a Dostoievski de este chisme local. 21 Cuando se confirmó el acoso a la dama
(sin que se sepa de su resultado), Dostoievski comentó semiirónicamente:
"¡Vaya con el amigo jaclardl Pero es un buen tipo. Así es como una persona
debe ser: trata de cortar las flores del placer, y no es como nosotros, gente
pisoteada y atemorizada". 22 En todo caso, los jaclard estaban haciendo todo
lo que podían por animar la vida en Staraya Rusa , y organizaron en su casa
una recitación de fábulas de Krilov, en la que tomaron parte los hijos de Dos-
toievski. Anna le envió un cartel en que orgullosamente anunciaba la fun-
ción, con sus nombres en lugar sobresaliente del reparto .
A Dostoievski siempre le encantaba recibir noticias de sus hijos, a quie-
nes echaba de menos terriblemente . "Hay muchos niños por aquí -le es-
cribe a Anna-, y no puedo pasar junto a ellos sin sentir dolor de cora-
zón."23 Muy preocupado porque su hijo Fedia todavía no sabía leer, trató
de estimular su deseo de hacerlo mediante el ejemplo . "Trata de aprender a
leer - lo apremia, y observa- . Aquí hay muchos niños pequeños. Van a la
escuela. Hasta los encuentro cada día. Algunos de ellos tienen sólo cinco
años, pero ya van a la escuela. "2-+ A Anna , quien le había dicho que a Fedia
le había dado por "salir para estar con los niños", le comenta que su hijo ya
ha alcanzado la edad "en que ocurre la crisis de la primera infancia a la
cognición consciente . . . ; pronto empezará a buscar otros consuelos peores
si no tiene un libro". 25
20
Ibid. , pp 100-101 ; 7-1 9 de agosto de 1879.
21
/bid. , pp. 96-98; 4-1 6 agosto de 1879.
22
Ibid, pp. 11 4- 11 5; 16-28 de agosto de 1879 .
23
/bi d, p. 86; 25 de JUlio-6 de agosto de 1879 .
2
• Ibid. , pp 101-102 ; 7-1 9 de agosto de 1879 .
25
/bid , p 110; 13-2 5 de agosto de 1879.
570 .... "CON PALAB RAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
lobenski, Anna añadió que una conocida suya , de nombre Grúshenka
Menshova , había pernoctado una noche en su casa. Como la señorita Men-
shova procedía de una familia clerical y, puede suponerse, conocía bien el
convento en cuestión, observa Dostoievski que "considero la visita de
Grúshenka Menshova como un preludio al monasterio de Nílov". 28 Otra
información (su nombre de pila era Agrippina , y había sido abandonada
por su prometido, un teniente del ejército que por allí anduvo) hace pro-
bable que le inspirara algunos detalles para la Grúshenka de la novela. El
viaj e al convento nunca se hizo , pues Anna se enteró de que los herederos
de la propiedad de Kumanina habían aceptado reunirse en ésta, cerca de
Ryazán, para las disposiciones finales.
Anna decidió entonces ir con los niños a esta localidad, mucho más
distante, y reveló su cambio de plan sólo cuando ya había hecho todos los
preparativos . Dostoievski se horrorizó ante la noticia, e imaginó que el via-
je se haría en las peores condiciones posibles. "¿Dónde pararás, pues7 ¿En
una choza , donde probablemente llegarán asaltantes a robarte/ ¿Y dónde
estarán los niños mientras tú y los demás estén contemplando los bos-
ques ?"29 Una semana después , sigue pensando en el desastre: "Vas a viajar
en tercera clase con niños pequeños . Los Ases de Corazones [banda de de-
lincuentes de la que por entonces se hablaba mucho] tienen tales almas y
tales nociones que tu pobre y humilde apariencia (en tercera clase) desper-
tará su desprecio . Los Sher y Stavroski [otros herederos] son la misma cla-
se de gente, estafadores, pillos y ladrones". 30 Pese a todas sus quejas, Anna
siguió adelante con sus planes mostrando su habitual calma y serenidad , y
logró conseguir un terreno mejor del que de otra manera habrían obtenido
ambos .
Una vez más, cual en el caso de lván Karamázov, le pide al editor recordar
que el que está hablando es un personaje de la novela, y no el propio autor.
Es obvio [escribe], que muchas de las enseñanzas del anciano Zósima (o, me-
jor dicho, su modo de expresión) corresponden a su personaje, es decir, a su
descripción artística. Aunque comparto en gran medida las ideas que expre-
sa, si yo personalmente estuviera expresándolas a mi nombre, las expresaría de
una manera diferente y en otro lenguaje. Sin embargo, él no pudo expresarse
en un lenguaje o en un espíritu distinto del que yo le he dado. De otra mane-
ra, no estaría creando un personaje artístico .33
574 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
la influencia del pietismo alemán) a comienzos del decenio de 1860, cuan-
do era director de El Tiempo y empezaba a elaborar su propio ideal socio-
político de pochvennichestvo. Por muchas razones debió sentirse atraído por
la figura de san Ticón, quien fue, como lo ha señalado el padre Georgii
Florovski en su gran historia de la teología rusa, un escritor de considera-
ble poder y elocuencia; tan sólo sus méritos literarios pudieron haber atraí-
do la admiración de Dostoievski. Florovski también observa que san Ticón
fue uno de los pocos santos rusos que pasó por una intensa lucha interna
antes de alcanzar su ideal religioso: la conquista del "orgullo por la humil-
dad, de la ira por la suavidad y la paciencia, del odio por el amor".38 Este
aspecto de su carácter aparece en las memorias que sobre él dejaron quie-
nes lo sirvieron en el convento: así como Alekséi Karamázov reúne todos
sus recuerdos del padre Zósima en la zhitie que aparece en la novela.
Como lo ha sugerido Komaróvich, Dostoievski bien puede haber visto
una relación entre su carácter personal, su propia lucha con su tempera-
mento tan frecuentemente difícil, y el de Ticón. "El obispo siempre mostró
una tendencia a las enfermedades nerviosas y los ataques de hipocondria",
escribió uno de sus servidores en la celda. Estos episodios incluían accesos
de ira y de disgusto , y al final de su vida "cayó en un estado completamente
hipocondriaco".39 Difícil le era alcanzar un estado que le permitiera dominar
sus reacciones a menudo hostiles contra los demás. A mayor abundamien-
to, con frecuencia fue el blanco de burlas y sarcasmos en el monasterio , y
aquí, una vez más, Dostoievski pudo sentir cierta similitud con su propia
situación de escritor. ¿No se habían burlado constantemente de él por crear
personajes psicológicamente desequilibrados y patológicos , y no era este
aspecto de su obra frecuentemente atribuido a su conocida epilepsia?
Sea como fuere , hubo otros aspectos de san Ticón que habrán provo-
cado la profunda admiración de Dostoievski. Pueden encontrarse paralelos
en Ticón de la adoración que siente el padre Zósima por la belleza de la
naturaleza como revelación de la bondad y la majestad de Dios. Ticón tam-
bién hablaba de haber experimentado, durante una "hermosa, apacible y
luminosa noche", una visión que él consideró un atisbo del cielo. "De
pronto -le dijo a su memorialista-, el cielo se abrió y en él vi tal brillo y
tal esplendor que ningún habla humana puede transmitirlo o ningún en-
38
Georgii Florovski, Puti Russlwgo Bogosloviya, París, 1983 , pp. 123-12 5.
39
Citado en Komaróvich, Die Urges talt. .., op. cit., p. 78.
576 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Dostoievski también habría encontrado en la obra de Ticón descripcio-
nes rapsódicas, muy similares a las que él mismo escribiría, de la utopía
cristiana del amor que brillaba ante sus ojos extasiados, como su último
ideal en la Tierra.
¡Oh, qué maravilloso sería [escribió Ticón] si todos se amaran los unos a los
otros! Entonces no habría robos, no habría asaltos , ni engaño, ni asesinato, ni
mentira .... los tribunales no estarían llenos de quejas, estas gentes avariciosas
no estarían rondando por las calles y plazas de la ciudad ... las cárceles no re-
bosarían de presos, encerrados por causa de sus delitos, préstamos usurarios,
deudas no finiquitadas; por último, no habría ya pobres ni necesitados, sino
que todos serían iguales. 43
43
Ibid. , p 114.
578 ... "CON PALABRAS Q UE QUEM EN LOS CORAZONES DE LOS HOMBR ES"
que "el verdadero Ticón" no era una encarnación apropiada para la imagen
"majestuosa y positiva" que deseaba crear.
Acabando de enviar esos capítulos, Dostoievski le escribió a su esposa:
"Creo que estoy satisfecho con lo que mandé ... el resultado será algo muy
bueno ... ese anciano ha estado en mis manos durante mucho tiempo; me
he estado atormentado por él desde el comienzo del verano". 47 Dostoievski
está hablando, obviamente, del contexto inmediato de la redacción de su
novela, pero ya hemos visto que "el anciano" (o al menos, su prototipo)
había estado "en sus manos" durante un periodo mucho más largo. En una
carta a su confidente Pobedonostsev dos días después, parece haber dismi-
nuido su satisfacción. "Espero una paliza de los críticos - reconoce-,
aunque yo bien sé que no he efectuado ni la décima parte de lo que desea-
ba realizar; por favor presta tu atención a este fragmento ya que mucho me
interesa conocer tu opinión . .. Escribí el libro para los pocos y lo considero
el punto culminante de mi obra. "48
Dostoievski estaba contestando a una carta en que Pobedonostsev ha-
bía observado que "tu 'Gran Inquisidor' me produjo una poderosa impre-
sión. Raras veces he leído algo tan fuerte. Sólo he estado aguardando -de
dónde llegará el rechazo, la respuesta y la elucidación- y hasta ahora no
ha llegado".49 Según Dostoievski, su libro 6, "Un monje ruso", había sido
concebido como respuesta a lo que Pobedonostsev (y tal vez otros como
él) había estado aguardando. Más avanzado el mes, responde más directa-
mente: "Tu opinión de lo que has leído de Los Karamázov me ha halagado
mucho (con respecto a la fuerza y energía de lo que se ha escrito), pero
ahora me planteas una cuestión esencialísima: que hasta hora no he dado
respuestas a todas estas proposiciones ateas, y que son necesarias". Dos-
toievski le dice que la respuesta a este "lado negativo" de su obra vendrá en
el libro 6, aunque al mismo tiempo expresa ansiedad por no saber si sea
"una respuesta suficiente".50
"Tanto más -prosigue- , cuanto que la respuesta , después de todo ,
no es directa, no a las proposiciones previamente expresadas (en 'El Gran
Inquisidor' y antes), sino tan sólo indirecta. Aquí se ofrece algo directa-
mente opuesto a la ya mencionada cosmovisión, pero nuevamente. . . en
47
PSS, vol. 30, libro 1, p. 100; 7- 19 de agosto de 1879 .
48
Ibid. , p. 105; 9-21 de agosto de 1879 .
49
Lite raturnoc Nasledtsvo, 15 (Moscú, 1934), p. 139.
so PSS , vol. 30 , lib ro 1, pp. 121-122 ; 24 de agosto-5 de septiembre de 1879 .
580 ... "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZON ES DE LOS HOMBRES"
artístic~: todos son responsables de todos, y "cada quien es culpable ante
todos y por todo , y por consiguiente, cada cual es lo bastante fu erte, asimis-
mo , para perdonarlo todo a los demás, y todos se volverán entonces la
obra de Cristo, y Él mismo aparecerá entre ellos y lo verán y quedarán
unidos a Él''. En realidad , llega tan lejos que añade : "Y Él perdonará tam-
bién al sumo sacerdote Caifás porque amó a su pueblo [lo amó a su ma-
nera] , y también perdonará al hábil Pilatos que había pensado dos veces
sobre la verdad , porque no supo lo que estaba creando. ¿Qué es la Ver-
dad? Ésta estuvo ante él, la Verdad Misma" (v. 15, p. 249). En el texto no
pueden encontrarse ninguna de estas reflexiones , que difícilmente ha-
brían sido permitidas por la censura.
Tampoco encontramos lo que sólo puede considerarse una referencia
a Chernishevski: "Sueñan con columnas de aluminio , la muj er-reina pros-
tituida" (v. 15, p. 250), observación que , si hubiese aparecido entre las
frases del padre Zósima, lo habría convertido, de la manera menos verosí-
mil, en lector del cuarto sueño de Vera Pávlovna en ¿Qué hacer? También
parece haber una huella de Fiódorov en cierta nota: "La familia se vuelve
más numerosa: no sólo los parientes entran en ella y comienzan a desarro-
llarse los principios de un organismo nuevo" (v. 15, p. 249).
Después de completar el libro 6, Dostoievski inmediatamente empezó
a trabajar en la siguiente entrega, prometida para el número de septiembre.
Como le escribió a Anna:
Tengo que ponerme a trabajar en la novela, pero estoy escribiendo poco. Lite-
ralmente no hay tiempo, ¿puedes creerme7 Pluga a Dios que para la fecha de mi
llegada (el tres o el cuatro de septiembre) lleve conmigo la mitad para el nú-
mero de septiembre, y me pondré a terminar la otra mitad al día siguiente de
mi llegada, sin tomarme un descanso. Y mientras tanto, la obra tiene que ser
limpia, elegante , como una joya tallada. Éstos son los capítulos más impor-
tantes, y deben determinar la opinión pública de la novela.53
54
Ibid., p. 11 7; 23 de agosto-4 de septiembre de 1879.
582 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CO RAZONES DE LOS HOMBRES"
XXV Un lector impaciente
~ 583
ocupó que acaso no fu era capaz de completar toda la sección a tiempo
para cumplir con el plazo. 1 El 16 de septiembre envió los tres primeros
capítulos del libro 7; el cuarto, "Caná de Galilea", se retrasaría porque "un
ataque de epilepsia me ha obligado a aplazar mi trabajo dos días". De este
capítulo, que señala una fase decisiva del desarrollo espiritual de Aliosha,
observa Dostoievski que "es el más vital de toda la entrega, y tal vez hasta
de la novela". 2 Originalmente, el libro 7 se había intitulado "Grúshenka", y
también habría contenido algunos de los episodios que ahora implicaban a
Dimitri en el libro 8. Pero el título fue cambiado a "Aliosha" cuando Dos-
toievski decidió terminar esta sección con la secuencia del sueño en que su
futuro héroe somete su propia rebelión contra Dios.
Previendo posibles obj eciones , intentó Dostoievski, como de costum-
bre, contrarrestarlas de antemano. El libro 7, que narra el entierro del pa-
dre Zósima y el escándalo causado por el olor deletéreo que emanaba de
su cadáver, contenía una expresión que Dostoievski temió que sería ofensi-
va . "Hay sólo una palabrita (acerca del cuerpo de un difunto): smerdit [em-
pezó a heder) . Pero lo dice el padre Ferapont, que no puede hablar de otra
manera, y aun si pudiera decir empezó a ole1; no lo haría ." También se hacía
mención de un laxante, "pero está escrito con propiedad" (es decir, sin un
lenguaje indebidamente vulgar) , y el detalle "también es vital , como una
acusación importante".3 Sin embargo , lo más importante de todo es lo que
incluye en una posdata a estas peticiones.
Dada la santidad de la vida del padre Zósima, la comunidad había pre-
visto que sus restos estarían mucho menos sujetos que los de los simples
mortales a las leyes ordinarias de la descomposición. En cambio, fu e insó-
litamente rápida la descomposición de su cadáver, y el hedor causó , así, un
escándalo . A Dostoievski le preocupó que su descripción fuese considera-
da blasfema , y por ello incluye en su posdata
El viejo Karamázov fue asesinado por su sirviente Smerdiakov. Todos los de-
talles se aclararán conforme progrese la novela .. Iván Karamázov sólo obli-
cua y remotamente participó en el asesinato, tan sólo al rehusarse (intencio-
nalmente) a hacer esfuerzos por que Smerdiakov recobrara el sentido durante
la conversación con él, antes de irse a Moscú, y a declararle clara y categórica-
mente su repugnancia por el crimen concebido por él (que Iván Fiódorovich
claramente vio y del que tuvo una premonición), y así pareció permitirle a
Smerdiakov cometer el crimen. El permiso era esencial para Smerdiakov ...
Dimitri Fiódorovich es completamente inocente del asesinato de su padre. 6
6
Ibid., p. 129; 8 de noviembre de 1879.
586 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
habrían debido servir para reforzar el efecto de la referencia de Dimitri a
Dios. Cuando Dimitri , en vez de continuar su huida, salta de la barda para
examinar la herida de Grigori y le limpia la sangre de la frente, "pareció ya
decirle al lector que él 110 era el parricida''. Su conducta muestra compa-
sión, no la crueldad de un asesino, y "si hubiese matado a su padre no se
habría detenido ante el cuerpo del sirviente, diciéndole palabras de pie-
dad".7 Razumijin había argüido algo muy similar en su defensa de Nikolái,
el pintor de casas sospechoso del asesinato en Crimen y Castigo. Había esta-
do forcejeando en broma con su compañero de trabajo cerca de la hora en
que se cometió el crimen: ciertos tipos de conducta son simplemente in-
compatibles con el de asesinar a otro ser humano. En realidad, semejante
convicción está íntimamente vinculada con una figura de la vida real: el ex
presidiario D. l. Ilinski, que fuera compañero de prisión de Dostoievski, y
cuya historia sirvió inicialmente para generar la trama del asesinato en la
novela. Era difícil creer en los testimonios circunstanciales en su contra ,
dada la impresión de desenvoltura y jovialidad que transmitía su carácter.
592 ~ .. CON PALAB RAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES ..
como texto el monólogo de Nellie, la niña de doce años en Humillados y
aj endidos, que crece en una terrible miseria y cuyo enorme orgullo se vuelve
contra ella, en un castigo masoquista llamado "el egoísmo del sufrimiento".
En su galería artística de personajes, es como un primer esbozo de Nasta-
sia Filippovna, la ultrajada y vengativamente autohumillada en El idiota.
Como de costumbre, Dostoievski mantuvo fascinado a su público, y el pe-
riodista que cubrió el suceso para Tiempo Nuevo escribió que "lo auténtico ,
lo directo, lo natural del habla , el grado de vivacidad con que se presentó
el punto de vista de la niña, hizo que muchos de los presentes derramaran
lágrimas. Hay que hacerle justicia al autor, que supo cómo representar ple-
namente la realidad, y bastaba cerrar los ojos para creer que ante uno esta-
ba parloteando una adolescente".20
Dos días después, Dostoievski leyó "Un niño en la fiesta de Navidad de
Cristo" (después de todo , era la temporada de Navidad) a beneficio de los
estudiantes menesterosos del gymnasium Larinski. Entre otros notables que
participaron se encontraban A l. Palm y Alekséi Pleshcheev, quienes ha-
bían sido miembros del círculo de Petrashevski a mediados de los cuaren-
ta. Dostoievski había estado particularmente cerca del último , quien sien-
do muy joven había publicado un volumen de poesía "cívica" que recibió
cierta aprobación. Pero no había logrado sostener tan temprano éxito , y
ahora, formando parte del personal de las Notas de la Patria, había seguido
una carrera periodística poco distinguida. Probablemente este encuentro, y
tal vez alguna conversación, le recordaron a Dostoievski su ya vieja deuda
para con Pleshcheev, quien le había prestado mil rublos en 1858 para ha-
- _cer _el_y iaj_e de regreso _de_Siberia _a _la Rusia europea . _Pocos días _después ,
Dostoievski subió trabajosamente la escalera del departamento de Plesh-
cheev (no vivían demasiado lejos uno de otro), y le dejó a su hijo una parte
del pago , pidiéndole particularmente al muchacho decirle a su padre que
él había ido en persona. Dostoievski también dej ó una nota que decía , en
parte: "Aquí hay otros doscientos rublos como pago de mi interminable
deuda (para mi vergüenza) para contigo ... Por favor no me juzgues dema-
siado severamente por esta deuda, que en parte está pendiente. Me aver-
güenzo de mí mismo"n Después de la muerte de Dostoievski, la minucio-
sa Anna Grigórievna pagó la cantidad restante .
20
Letopis Zhizhni i Tvorchestvo f M. Dostoevskogo, ed. de N_F. Budanova y G. M. Fridlender,
3 vols., San Petersburgo, 1995, vol_ 3, p . 35 7.
21
PSS, voL 30 , libro 1, p. 136; 21 de diciembre de 1879.
594 ... "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
miento mundano. Así, Dostoievski recibió autorización para leer la Leyen-
da, pero puede suponerse que omitió la sección introductoria que había
sido obj etada.
Sin embargo , esta prohibición clerical probablemente lo movió a poner
ciertas observaciones iniciales para remplazar las que habían sido prohi-
bidas. Sea como fuere , empezó la lectura con su propia explicación de la
Leyenda :
26
Anna Dostoevsky, op. cit. , pp. 3 11-3 12.
596 ... "CON PALABRAS QUE QU EMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
vez primera en 1936. Describe de la manera siguiente al hombre de edad
mayor:
598 ... "CON PALABRAS QUE QU EMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
dos versos de él y quedó muy impresionado cuando su interlocutor (que
había encontrad o el poema en un cuaderno d e notas de su padre) recitó de
memoria el resto. Dos versos del poema hablan irónicamente de Rusia:
"Donde Dios está sólo en las imágenes/No en las convicciones de los hom-
bres" . Dostoievski prorrumpió entonces en vituperios contra el poeta, cuya
ironía atribuyó a no haber
600 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
muchacha, también invitada a este salón , era Lidia Veselitskaia , que le lla-
mó la atención y acerca de la cual habló con Anna Grigórievna.
"Después de dos o tres charlas ... -escribió Anna-, adivinó en ella
(pese a su juventud y a su comprensible timidez) a una joven poco común
con la promesa de algo más alto: aspiraciones hacia un ideal y, muy proba-
blemente, olfato literario." 36 Escribiendo con el nombre de pluma de V
Mikulich, ella produj o después un volumen de cuentos cortos, Mimochka,
que atrajo bastante atención por su aguda crítica a la educación frívola que
se impartía a las muchachas de la clase alta. Veselitskaia también dejó sus
impresiones de esos "martes" de Shtakenshneider incluyendo su opinión
de Dostoievski.
Pese a tan optimista informe, era claro que el vigor de Dostoievski iba
debilitándose , incluso con temporales mejoras ; nadie podría saber cuánto
tiempo más podría contar con todas sus capacidades literarias. Empero ,
regularmente producía nuevas entregas de la novela de la que estaba pen-
diente toda Rusia , y llevaba una vida social y pública que habría sido ago-
tadora hasta para un hombre mucho más joven
Mientras tanto , la situación sociopolítica iba de mal en peor. En el re-
cinto mismo del propio Palacio de Invierno pocos días antes de la celebra-
ción oficial del aniversario vigesimoquinto del reinado de Alejando 11, ocu-
rrió una explosión. Entonces, el país quedó bajo la ley marcial. Escribiendo
en nombre de la Sociedad Eslava de Beneficencia , Dostoievski redactó una
de las declaraciones ceremoniales de lealtad al zar, pero su texto no oculta
toda la incertidumbre interna que Rusia estaba experimentando en ese
momento aterrador.
1
Anna Dostoe\·sky, Rcm iniscenccs, trad. y ed. de Beatrice Stillman, Nue\'a York, 1973,
p. 321.
602 ...
2
604 .... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HO MBRES"
cen a Cristo, en esencia". Le asegura que evidentemente no , y están ha-
blando por ignorancia de lo que niegan. "Todos están contagiados con un
rasgo general enfermizo de todos los miembros de la intelligentsia rusa: es
decir, una actitud frívola hacia el tema, una vanidad extraordinaria que
sobrepasa lo que los grandes espíritus de Europa pudieran pensar y una
fenomenal ignorancia de lo que están juzgando." Alentándola a mantener
el ánimo, le asegura que "yo conozco a muchos negadores que a la postre
se han pasado a Cristo , con todo su ser". 6
Seis días después, Dostoievski le escribió al persistente Víctor Putsiko-
vich, quien le había enviado varios números recientes de El Ciudadano Ruso
sin recibir acuse de recibo. "No te he escrito durante un tiempo -recono-
ce Dostoievski, quien pasa a explicar-: En los últimos tres meses he escri-
to y entregado diecinueve rúbricas. He arruinado mi salud, y lo he descui-
dado todo: visitas, llamadas, cartas." Pero ahora podría gozar de "una semana
o hasta diez días de descanso" antes de lanzarse a la nueva entrega. Dos-
toievski le recomienda tratar de arreglar las cosas con Kátkov, cuyo perió-
dico había elogiado los sentimientos patrióticos del El Ciudadano Ruso
en relación con el atentado más reciente contra la vida del zar. 7 Recibe con
sentimientos encontrados el rumor de que estaban a punto de lanzar un
nuevo semanario conservador ("eso sería bueno si tuviera éxito" , comen-
ta). También se hace referencia a una cuestión directamente relacionada
con el propio Dostoievski y con el tema de Los hermanos Karamázov.
Un número reciente del Diario de Varsovia contenía un editorial que,
en opinión de Dostoievski, "defiende el abuso contra los niños''. El escritor
se había mofado de la idea de fundar una sociedad para la protección de
los niños y, refiriéndose al caso de Koneberg, había objetado que tales
asuntos recibieran tanta publicidad. "Nadie -declaraba el editorial- , in-
formó a la sociedad de que semejante discusión pública de la cuestión en-
tre padres e hijos [el juicio y, puede presumirse, el artículo de Dostoievski
en el Diario] destruye los fundamentos de la familia ... La familia ... es sa-
grada, y nuestras leyes protegen su inviolabilidad. " El capítulo ya publica-
do de su novela, "Rebelión", en el cual lván Karamázov detalla de manera
tan aterradora la tortura de niños pequeños por sus padres, bien podría
considerarse como incluido en esta condena. 8
6 PSS, vol. 30, libro 1, pp. 139-140; 15 de enero de 1880.
7
Ibid., p. 14 1; 21 de enero de 1880.
8 Idem. Véase también ibid., p 323.
9
lbid., p. 141.
606 ... "CON PALABRAS QUE QUEM EN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
bros , Stepan jalturin, ebanista y carpintero especializado, había obtenido
empleo en el palacio bajo un seudónimo y vivía en una habitación del só-
tano. Gradualmente había introducido pequeñas cantidades de dinamita,
que almacenó bajo su cama hasta que consideró tener suficiente para lograr
su propósito; sin embargo , la explosión, aunque poderosa, no fue lobas-
tante para derribar el piso del salón de banquetes.
Éste fue el cuarto intento fallido de Narodnaia Volia por matar al zar ..
desde lejos, por decirlo así. Previamente, habían hecho esfuerzos elabora-
dos y minuciosamente planeados por hacer estallar el vagón de ferrocarril
en que viajaba. Pero fueron frustrados por toda una serie de accidentes,
aunque en un caso, un vagón que llevaba el equipaje, confundido con el
vagón real, fue volado en pedazos. A pesar de este nuevo fracaso , la desafian-
te invasión por jalturin de la propia residencia del zar logró crear una es-
pantosa imagen del poder de los revolucionarios ocultos que, al parecer,
podían penetrar donde lo desearan. Las autoridades eran impotentes para
enfrentarse a sus actividades , y el terror que invadió a los círculos gober-
nantes puede apreciarse en el diario del admirador de Dostoievski, el gran
duque Konstantín Konstantínovich. "Estamos viviendo un tiempo de te-
rror -escribió el 7 de febrero- , con esta diferencia. Los parisienses du-
rante la revolución veían a sus enemigos cara a cara, y nosotros no sólo no
los vemos ni los conocemos , sino que no tenemos ni la más tenue idea de
su número ... un pánico general. "1 º
No existe ninguna constancia de alguna reacción inmediata de parte
de Dostoievski a este acontecimiento aterrador y sensacional, pero algunas
alusiones a él pueden encontrarse en su discurso ceremonial ante el trono.
También habló al respecto el 20 de febrero con el periodista Alekséi S. Su-
vorin, quien registró en su diario la conversación. Sin embargo, antes de
enfocar esos documentos debemos evocar con mayor detalle la ominosa
atmósfera de esos días de tensión y de crisis. El 7 de febrero , Narodnaia
Volia publicó una declaración arrogándose toda la responsabilidad por la
explosión y expresando su "profundo dolor" por la muerte de los solda-
dos, pero no sin declarar que tales esfuerzos continuarían a menos que el
zar delegara sus poderes a una asamblea constituyente. Para calibrar el es-
tado de la opinión pública, podemos volver a citar el informe de la comi-
sión nombrada después del anterior intento de asesinato , obra de Aleksan-
10 Citado en P Zaionchkovskii , Krisis Samoderzhaviya na rnbezlie 1870-1 880-x godov, Moscú,
1964, p. 148.
608 ... "CON PALABRAS Q UE Q UEMEN LOS COR AZONES DE LOS HO MBRES"
que, desde luego, significaba su clase superior y educada) para que coope-
rara en restablecer una base necesaria para el orden cívico. Dostoievski,
aunque ciertamente estaba de acuerdo con esta petición, se quejó de que
tales llamados estaban "mal escritos". El memorialista también informa que
"apiló invectivas contra Pedro [el Grande], que había visto a toda Rusia
como su propiedad personal". 13
610 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
occidental. Habían estado circulando rumores de que, para celebrar el ani-
versario, en esa misma fecha se anunciaría la concesión de semejante cons-
titución.
Muy bien sabía Dostoievski que esta imagen familiar de la relación en-
tre el zar y su pueblo era mucho más un ideal anhelado que una realidad.
Sintiere lo que sintiere el pueblo acerca de su zar-padre , su acercamiento a
él, si es que llegaba a darse, sólo ocurriría por medio de un ritual rigurosa-
mente controlado , y no podía decirse que fuera de libre y fácil acceso. Al
subrayar dos veces la importancia de ser capaces de apelar al zar "sin te-
mor", claramente implica la falta de tan deseable estado de cosas. De he-
cho, en una entrada de su cuaderno, tomada durante el último año de su
vida, muestra su opinión actual sobre la situación: "Soy un servidor del zar
como Pushkin, porque sus hijos , el pueblo, no desdeñan ser servidores del
zar. Serán, más aún, sus servidores cuando él realmente crea que el pueblo
son sus hijos. Algo que, durante muy largo tiempo, no ha creído" (las cursivas son
mías) .16
Como los radicales que habían pedido una asamblea constituyente,
también Dostoievski estaba aconsejando al zar que se permitiera consultar
al pueblo. Además, en lugar de subrayar la inmutabilidad del reino que,
supuestamente, estaba glorificando, mira hacia delante (aunque , desde
luego, muy discretamente) a su eventual modificación en el interés públi-
co. Pues es sobre el "inconmovible" fundamento de esta relación entre pa-
dre e hijos, afirma, "como tal vez se realizará y completará la estructura de
toda futura transformación de nuestro estado, en la medida en que se la
considere necesaria". Él también esperaba una ''coronación del edificio",
pero no mediante el otorgamiento de una constitución; lo que deseaba era
la distribución de más tierras a los campesinos, por voluntad del zar.
Ese documento, presentado al zar el 19 de febrero por el ministro del
interior Makov, fue leído con gran atención por su destinatario, quien tal
vez comprendiera su tendencia más claramente que sus patrocinadores
oficiales. Pues el zar le dijo a su ministro (sus palabras fueron repetidas a
Anna Grigórievna, tras la muerte de Dostoievski) que "nunca sospeché que
la Sociedad Eslava de Beneficencia tuviera solidaridad con los nihilistas". 17
El zar sólo pudo haber hablado irónicamente, lo que significa que había
16
Orest Miller y N. N. Strakhov, Biografía, Pisma, iz Zapisnoi Knizhki, San Petersburgo, 1883 ,
p. 366; citado en Volgin, Poslednie... , op. cit., p. 84.
17
Letopis .. ., op. cit. , vol. 3, p. 381.
Al día siguiente de la celebración del aniversario del zar, ocurrió una con-
versación extraordinaria entre Dostoievski y Alekséi Suvorin. El primero
acababa de sufrir otro ataque epiléptico , y Suvorin lo encontró, como era
habitual en tales momentos, deprimido y de humor sombrío. La conversa-
ción enfocó inmediatamente la oleada de crímenes políticos, y en particu-
lar la explosión en el Palacio de Invierno. "Discutiendo sobre estos aconte-
cimientos - recordaría después Suvorin-, Dostoievski se explayó sobre la
extraña relación de la sociedad con estos delitos. La sociedad de hecho los
aprobaba, por decirlo así, o, tal vez estando más cerca de la verdad, real-
mente no sabía qué pensar al respecto. " Luego , inventó una situación dra-
mática , como tan a menudo lo había hecho con los personajes de sus no-
velas, en que él mismo tenía que escoger un curso de acción que definiera
su actitud moral:
18
Idem.
19
Ibid., vol. 3, pp. 38 1-382.
618 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
lor moral positivo atribuido al "sufrimiento" en la obra de Dostoievski con-
siste siempre en esa lucha interna con el ego , y la única fuente de consuelo
es volverse hacia Cristo. Y, le recomienda a madame Yunge: "Si usted cree
(o desea mucho creer) , entonces entréguese usted a Él completamente, y el
tormento de esa escisión quedará grandemente aplacado y usted recibirá
una respuesta emocionalmente espiritual, y eso es lo principal''. 31 Junto
con esta carta, a instancias de la madre de madame Yunge , y como prenda
de su estimación, Dostoievski le envió un juego de pruebas del libro 10
para que lo leyera el día de su cumpleaños.
Con semejante carta, por una parte, y con sus visitas a miembros de la
familia real y sus amigos, por la otra, bien podemos perdonarle a Dostoiev-
ski la hybris de haberse creído capaz de desempeñar un papel de pacifica-
dor y reconciliador en aquella conflictiva coyuntura de la sociedad rusa.
11
Letopis .. , op. cit., vol. 3, p. 393.
34
Idem.
Por muy grande que fuese la estatura adquirida ahora por Dostoievski en
la vida literaria rusa , las viejas pugnas socioculturales se negaban a morir, y
algunas de las vergüenzas y decepciones de sus juveniles comienzos litera-
rios le fueron recordados por una referencia aparecida en el número de
abril del periódico liberal occidentalizante Vestnik Evropi (El Mensajero Eu-
ropeo). Esta influyente publicación había estado presentando una serie de
reminiscencias del decenio de 1840 por Pável V Annenkov, después publi-
cadas como Una década notable -libro que ocupa el lugar inmediatamente
siguiente a Mi pasado y mis ideas, de Herzen, como el retrato más penetran-
te y clarividente del periodo-. Muchas de las páginas de Annenkov están
dedicadas a Belinski, la principal figura cultural de esta época, y la entu-
siasta recepción que el crítico le dio a la primera novela de Dostoievski,
Pobres gentes, nos ofrece una parte de la historia. Pero Annenkov, quien era
el más íntimo confidente ruso de Turgueniev y le servía de factótum litera-
rio, no pudo resistir la tentación de desquitarse de Dostoievski por la mor-
tífera caricatura de Turgueniev aparecida en Los demonios, así como por el
incidente más reciente del banquete. Según los recuerdos de Annenkov,
el joven Dostoievski se envaneció tanto con su recién adquirida fama que
impuso condiciones especiales a la manera en que había de publicarse su
primera novela. Afirma que le exigió a Nikolái A. Nekrásov, director del
Almanaque de San Petersburgo, "que la distinguiera de todas las demás obras
mediante un especial signo tipográfico, por ejemplo, una orla. La novela
realmente apareció rodeada por tales orlas en el almanaque".36
Enfurecido por esta acusación, Dostoievski se apresuró a enviarle una
carta a Suvorin , quien pocos días después publicó su refutación en Tiempo
Nuevo. "Hemos buscado el Almanaque de San Petersburgo de 1846 -escri-
" PSS, mi 30 , libro 1, pp. 146-14 7 y 149-1 50; 9 y 13 de abril ele 1880 .
16
Ibid., p 335 .
622 ~ "CON PALABRAS QUE QU EMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
bió-, y hemos visto ... que Pobres gentes fue publicado sin festones , exac-
tamente en el mismo tipo y formato que todas las demás colaboraciones
del almanaque. "37 Es probable que Annenkov, sin comprobar este detalle,
simplemente estuviera relatando de memoria, treinta y cinco años después,
una de las muchas anécdotas burlescas acerca de Dostoievski que habían
circulado entre los miembros de la Pléyade de Belinski de escritores jóve-
nes, durante 1845-1846. El éxito de Pobres gentes sí se le había subido a la
cabeza, como lo reconoció por entonces en una carta a su hermano Mijaíl,
y la extraordinaria vanidad que mostró , junto con su exagerada susceptibi-
lidad, lo habían hecho absolutamente intolerable para otros . Un poema
satírico acerca de él, escrito en conjunto por Turgueniev y Nekrásov, había
circulado de mano en mano. Contiene una burlona referencia a un cuento
suyo que había sido enmarcado "con cenefas", y la anécdota resucitada por
Annenkov convirtió la broma en hecho. 38
Después de que otros varios publicistas entraron en la liza, Dostoievski
puso fin a la controversia pidiéndole a Suvorin que publicara el siguiente
mentís: "Hemos recibido una declaración formal de F M. Dostoievski de
que nunca ocurrió ni pudo ocurrir nada similar a lo que se dijo en El Men-
sajero Europeo".39 Pero Dostoievski "estaba tan indignado por la calumnia
de Annenkov -escribe Anna Grigórievna- , que resolvió hacer como que
no lo reconocía si lo encontraba en las festividades de Pushkin, y si An-
nenkov se le acercaba , él se negaría a darle la mano" .-+ 0 Dentro de un mo-
mento volveremos a las festividades en honor a Pushkin, pero sigamos un
poco más con el incidente. Dostoievski no dejó allí las cosas , al menos en
su cabeza , y se propuso contestar personal y extensamente en su Diario de
un esc1itor de 1881. Los murmullos acerca de las "cenefas" habían arrojado
dudas sobre su propia versión de sus relaciones con Belinski, y "no quiero
que sobre mi narración quede ni la sombra de una mentira. Si no pongo ob-
jeciones, dirán que [la versión de Annenkov] fue la cierta".-+ 1
En la función del 2 7 de abril a beneficio de la Sociedad Eslava de Bene-
ficencia, Dostoievski leyó parte de sus últimos capítulos acerca de los ni-
ños, con el habitual enorme éxito. Su viejo tipógrafo Mijaíl A. Aleksandrov,
37
ldon.
38 Véase mi Dostoievshi. Las semillas de la rebelión, 1821 -1849, cap . x11, FCE, México , 20 10.
39
PSS, vol. 30 , libro 1, p. 155; 14 de mayo de 1880 .
40
Anna Dostoevsky, op. cit., p. 330.
41
PSS, vol. 27 , p. 198.
42
DVS, mi. 2, p. 309.
624 ~ "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORA ZONES DE LOS HOMBRES"
admirado a Pushkin, cuyos poemas formaban parte del programa escolar,
y durante largo tiempo se había hablado de levantarle un monumento en
Moscú. Ya desde los sesenta se hizo una ocasional suscripción para recabar
fondos, pero esta campaña cobró fuerza en 1871. Después de varias com-
petencias, se eligió al escultor A. M. Opekushin para crear la estatua, de
pie, de tamaño natural , a la que dio una pose napoleónica: el brazo dobla-
do de Pushkin se apoya en su saco. Su develación, junto con los otros ac-
tos planeados, finalmente se programó para los días 5-9 de junio de 1880.
Desde luego, Dostoievski había estado hablando con sus amigos acerca de
la inminente celebración, y hasta anotó unas cuantas ideas para un artículo
acerca de Pushkin cuando , el 5 de abril , recibió una carta de Serguéi Yu-
riev, presidente de la Sociedad de Amantes de la Literatura Rusa (encarga-
da de los preparativos de las fiestas). También era el director de un perió-
dico nuevo, Russkaia Misl (El Pensamiento Ruso), y desde antes le había
pedido a Dostoievski una novela para su publicación ; esta vez, se le acercó
pidiéndole una colaboración acerca de Pushkin.
43
PSS, vol. 30, libro 1, p 147; 9 de abril de 1880.
dentro de una semana, y dentro de tres semanas habré terminado toda la nove-
la Así, la continuación podrá empezar (si usted lo aprueba) en el número de
junio. La parte 4 terminará en el número de agosto, y luego habrá una con-
clusión para el de septiembre ... (unas cuantas palabras acerca del destino de
los personajes y una escena totalmente separada: el funeral de Iliusha y la
oración fúnebre de Alekséi Karamázov a los niños , en que hasta cierto punto
se reflejará el significado de toda la novela) .
626 .... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
como lector fascinante en el podio le impidió irse de la ciudad y dedicarse
a su novela tan pronto como lo deseaba.
Más temprano, la misma tarde en que escribió a Liubímov, Dostoievski
había leído a beneficio de la Sociedad de las Hermanas de la Merced de san
jorge. Para ellas eligió la escena entre las campesinas y el padre Zósima, en
particular el lamento -tan cercano al corazón de Dostoievski- de la ma-
dre que había perdido a su hijo pequeño. El efecto sobre su público fue
abrumador, y entre el auditorio se encontraba la futura emperatriz de to-
das las Rusias, la princesa danesa que ahora era la esposa del zarevich Ale-
jandro. Se conmovió tanto que expresó el deseo de conocer a Dostoievski,
y pocos días después , el 4 de mayo , éste recibió una invitación del gran
duque Konstantín para otra velada en la Sala Carmesí , el 8 de mayo. La
zarevna, se le dijo, deseaba particularmente que le fuera presentado, y él ya
conocía a los otros asistentes. "Si no se niega usted a leer algo de su obra,
desde luego de su propia elección, quedaremos muy agradecidos." 47 Ce-
diendo a esta petición real, Dostoievski aplazó su partida.
Su carta a Liubímov pone en claro que había estado trabajando en el
libro 11 y que , aun cuando no pudiera todavía mandar un texto termina-
do, tenía ya completo en la mente el resto de la novela . Si hubiera podido
trabajar ininterrumpidamente en Staraya Rusa , como lo había esperado, tal
vez hubiese podido cumplir con el programa optimista que le había pre-
sentado a su editor. Sin embargo, el 1º de mayo recibió otra carta de Yuriev,
escribiendo en su nombre y en el de la Sociedad de Amantes de la Literatu-
ra Rusa, para invitar a Dostoievski a honrar a la Sociedad en las festivida-
des en honor de Pushkin con su presencia y sus palabras. Yuriev expresaba
el sentimiento "de todos los moscovitas, de quienes él [Yuriev] a menudo
había oído esta pregunta: ¿Hablará Dostoievski .. . en nuestra sesión7"48
A esto siguió, al día siguiente, una invitación oficial de la misma cor-
poración, en que se le pedía a Dostoievski "honrar la memoria del gran poe-
ta" hablando en una de las sesiones públicas que se celebrarían después de
la develación del monumento. En una carta privada, Yuriev le sugería pre-
ferir la celebración de Moscú sobre la que también tendría lugar en San
Petersburgo (se estaban organizando simultáneamente, por toda Rusia,
manifestaciones en honor de Pushkin), y enumera los nombres de otros
participantes: 1. S. Aksakov, A. F Pisemski, A. N. Ostrovski, l. S. Turgueniev.
47
Letopis ... op. cit., vol. 2, p . 409 .
48
Literaturnoe Nasledtsvo, 86 (Moscu , 1973), p. 509.
49
PSS, vol 30 , libro 1, pp. 153- 154; 5 de mayo de 1880.
50
Literntumoe Nas1edtsvo, 86 (Moscú, 1973), p. 137.
51
Citado en Letopis .. ., op. cit., vol. 3, p. 4 11 .
628 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CO RAZONES DE LOS HOMBRES"
XXVII. El homenaje a Pushkin
~ 629
Asimismo, la aceptación oficial de este acto independiente fue vista
esperanzadoramente como augurio de una nueva época de las relaciones
entre el zar y la intelligentsia; de hecho , como testimonio de la influencia
que la clase culta había empezado a ejercer. Nada más tomar posesión de
su cargo, el conde Loris-Melikov había buscado atraer a ésta al relajar lige-
ramente la censura de la prensa, como gesto de buena voluntad. Ahora le
dio instrucciones al gobernador general de Moscú de no exigir la apro-
bación previa de los discursos que se pronunciarían después de la devela-
ción. Esto creó , pues, una atmósfera expectante: tal vez sobrevendrían aún
más concesiones del gobierno. Lo que parecía ser un acto puramente cul-
tural adquirió - como solía ocurrir en Rusia, donde no era posible una li-
bre discusión política de ninguna clase- un importante subtexto sociopo-
lítico. En un nivel más personal, fue dramatizado por la culminación del
duelo ideológico que Turgueniev y Dostoievski habían entablado desde
mediados de los sesenta.
2
Ibid. , vol. 30, libro 1, pp. 153- 154; 5 de mayo de 1880.
630 ... "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CO RA ZONES DE LOS HOMBRES""
decidió partir directamente desde su retiro rural. Lamentó que el propio
Suvorin no estuviera presente , porque "nosotros los invitados petersbur-
gueses lo pasaríamos mejor si fuésemos en un grupo numeroso". 3 Cinco días
después, Dostoievski le mandó sus felicitaciones a K. P Pobedonostsev por
el día de su santo, y también para desearle "el más maravilloso éxito en sus
nuevas labores" como procurador en jefe del Santo Sínodo, el consejo
supervisor de la Iglesia ortodoxa rusa. Al informarle de su inminente viaje
a Moscú, Dostoievski revela algunas de las disensiones ideológicas que ha-
bían empezado a manifestarse en los preparativos para el gran acto. Como
están las cosas, escribió:
no iré por placer sino, tal vez, esperando incluso cosas abiertamente desagra-
dables ... Ya he oído de paso, aun en San Petersburgo, que hay una camarilla
allá en Moscú que está tratando de prohibir ciertas palabras en la ceremonia
de inauguración, y que tienen miedo a determinadas palabras reaccionarias
que podrían ser pronunciadas por ciertas personas en las sesiones de los
Amantes de la Literatura Rusa ... Hasta los periódicos han publicado ya cosas
acerca de algunas intrigas. -+
1989, p . 62. Mi descripción de la celebración a Pushkin le debe mucho a este excelente libro.
10
Ibid., pp 158-159; 25 de mayo de 1880.
vino a verme para pedirme de la manera más insistente que me quede para la
ceremonia, ya que se celebrará, como todos esperan, cerca del día S. Dice que
no puedo irme, que no tengo el derecho de hacerlo, que gozo de influencia en
Moscú y, lo que es más importante, sobre los estudiantes y los jóvenes en ge-
neral, que [esto] iría contra el triunfo de nuestras convicciones, que después
de oír anoche en la cena un esbozo de mi discurso quedó convencido de que
yo tengo que hablar, etcétera.
14
Idem.
15
!bid., p. 165 ; 27 de mayo de 1880.
Sin embargo, otro informe dice que Turgueniev salió "dolido y ofendi-
do" del encuentro. 18 En una carta posterior, escribe Dostoievski: "También
Kátkov confirmó que León Tolstoi ha perdido por completo la razón. Yu-
riev ha estado tratando de hacer que yo vaya a verlo [... ] Pero no iré, aun
cuando eso resultaría muy interesante".19
El 28 de mayo se anunció oficialmente que la develación del monu-
mento tendría lugar el 4 de junio. Dostoievski volvió a explicarle a Anna
que "debo quedarme. No sólo es [la SALR] la que me necesita, sino todo nues-
tro grupo, toda nuestra idea, por la que hemos estado luchando treinta
años porque los miembros del bando hostil (Turgueniev, Kovalevski y casi
toda la universidad) definitivamente desean rebajar la significación de
Pushkin como portavoz del carácter nacional ruso , negando el mismísimo
carácter nacional". Aunque también hablaría lván Aksakov, "se puede decir
que ha pasado de moda , y Moscú está harto de él"; en cuanto a Yuriev y
compañía, "no tienen el menor peso. Mi voz sí tendrá peso y, por consi-
guiente, también triunfará nuestro bando. Por esto he luchado toda mi
vida y no puedo abandonar ahora el campo de batalla".20 Además, como
ya le había dicho la víspera a Anna, más práctica que él, "si mi discurso en
la reunión de gala tiene éxito, entonces en Moscú (y por consiguiente,
en toda Rusia) seré en adelante más conocido como escritor (es decir, en el
sentido de la eminencia ya alcanzada por Turgueniev y Tolstoi. Por ejem-
plo , Goncharov, que no sale de San Petersburgo [aunque en realidad , había
hecho un viaj e alrededor del mundo con la armada rusa], es conocido
aquí, pero desde lejos y fríamente) ".21
En medio de todos estos encuentros y actividades, se acercó a Dostoiev-
ski una dama a pedirle que la autorizara a publicar una selección de sus
escritos para niños, pero él no accedió a la petición, porque, como le dijo a
Anna, ellos mismos "debieron haber realizado esa idea hace ya tiempo".
¿Por qué hacerle a la emprendedora editora "un regalo de dos mil rublos"7
18
Las citas son de Levitt, Russian Lilera1y Poli tics, p. 1Ol.
19
PSS, vol 30, libro 1, p. 168; 27-28 de mayo de 1880.
20
!bid., p. 169; 28-29 de mayo de 1880.
21
!bid , p. 168; 27-28 de mayo de 1880.
23
Ibid, p. 171; 30-31 de mayo de 1880.
* Se han hecho suposiciones de que este "matemático" podría ser N. V Bugaev, profesor de
matemáticas en la Universidad de Moscú y padre del célebre novelista y poeta ruso del siglo xx
Andréi Beli. Éste escribe en sus memorias que su padre tenía muy variados intereses literarios.
Véase el comentario en PSS, vol. 30, libro 1, pp. 346-347.
24
· Ibid, pp. 173-174; 31 de mayo de 1880.
640 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
se queja con Anna de que lo habían excluido. Para consolarlo, Griegoróvich
atribuyó a la casualidad este aparente desaire, pero a Yuriev "se le escapó
hace tres días que se reunirían donde Turgueniev, y Viskovatov vino y me
dijo que había recibido la invitación tres días antes". En la mañana del 1° de
julio se enteró, así, Dostoievski de que el monólogo de El caballero codicioso
se le había reasignado a un conocido actor y que, en lugar del poema de
Tiutchev ("era precisamente ese poema el que yo deseaba leer"), le habían
dado "El profeta" de Pushkin, que desde luego se sabía de memoria. "Pro-
bablemente no rechazaré 'El Profeta', pero, ¿cómo no pudieron notificarme
oficialmente?" Entonces llegó Lopatin y, como mensajero del comité, le
dijo a Dostoievski que lo habían programado para leer, junto con los otros,
en un ensayo general para los estudiantes de un gymnasium. "Así, me po-
nen en una situación muy embarazosa: se ha tomado la decisión sin con-
sultarme, nadie me pidió mi consentimiento para leer las obras que me
han asignado, y mientras tanto, no puedo negarme a ir al ensayo general. ..
La gente dirá que Dostoievski no quiso leer para los jóvenes." 25 Sin embar-
go, esta lectura para estudiantes a la postre fue cancelada.
Tan desconsiderado trato no fue nada en comparación con el golpe
asestado a Kátkov el mismo día. Al visitarlo esa tarde, Dostoievski se en-
contró con Liubímov, quien le dijo que Markevich "de hecho promete ha-
cer una entrega de la novela para junio", y que entonces ya no tenía que
preocuparse por la entrega de junio de su novela. Sin embargo, su alivio ante
esta buena noticia fue empañado por la indignante información de que
Yuriev, en nombre de la SALR, había retirado la invitación a Kátkov como
director del periódico Moskovskie Vedomosti (Noticias de Moscú), diciéndole
que había sido enviada por error. Dostoievski se sintió ofendido ante esta
insultante muestra de partidarismo ideológico, tanto más cuando fue in-
formado por el incontenible enredador Griegoróvich "que Yuriev fue obli-
gado a firmarla, sobre todo por Kovalevski, pero también por Turgueniev"
(sin embargo, hay pruebas de que Yuriev participó voluntariamente en esta
afrenta). "Es una vileza -dijo encolerizado Dostoievski-, y si no estuvie-
se yo tan metido en este festival, tal vez rompería relaciones con ellos". 26
Noticias de Moscú publicó un breve artículo refiriéndose a este incidente, y
añadiendo que también el boleto de entrada enviado a Kátkov como direc-
tor de El Mensajero Ruso (su publicación mensual) también había sido de-
25 Ibid., pp. 175-176; 2-3 de junio de 1880.
26
Ibid., p. 179; 3-4 de junio de 1880.
27
Ibid., p. 177.
642 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS COR AZO NES DE LOS HOMBRES"
completo en personas religiosas .. y desde ahora , al parecer, están rebasan-
do los límites de su [orientación] económica hacia un fundamento moral".
Desde luego, ésta era la más cara esperanza de Dostoievski .28
En la mañana del 3 de junio aparecieron Griegoróvich, Viskovatov y
Yuriev "Todos atacamos ferozmente a Yuriev por su carta a Kátkov y le di-
mos una terrible reprimenda." Después de la comida, Dostoievski se en-
contró con el actor que recitaría el monologo de El caballero codicioso ("un
viejecillo de sesenta y cuatro años, que no dejaba de echarme discursos"),
y todos fueron a una reunión del comité ejecutivo de la SALR, donde -a
pesar de las dudas que tenía antes Dostoievski - se tomaron las disposi-
ciones finales. "Todo quedó organizado para la satisfacción general -le dice
a Anna, complacido-. Turgueniev estuvo muy cortés para conmigo, mien-
tras que Kovalevski (un gordo enorme, enemigo de nuestra tendencia) no
dejaba de mirarme fijamente. "Dostoievski leería su discurso sobre Push-
kin el 8 de junio, segundo día de la reunión matutina , y por la tarde del
día 6 leeré la escena de Pimen de Boris Godunov ... En la segunda velada,
el día 8 , leeré tres poemas de Pushkin (dos de los Cantares de los eslavos
occidentales) y, al final, para la conclusión de las celebraciones, 'El profeta' de
Pushkin". Sus declamaciones públicas de este poema habían creado toda
una sensación y se habían vuelto justamente célebres. "De propósito -ob-
servó-, me dejaron al final , para producir un efecto. "29
Al regresar a las diez, encontró una tarjeta de Suvorin y se apresuró a ir
al hotel donde, con su esposa, paraba este aliado suyo de San Petersburgo.
"Me alegré terriblemente. A causa de sus artículos ha caído en desgracia de
los 'Amantes' [sALR], exactamente como Kátkov. " Suvorin había escrito va-
rios artículos atacando El Pensamiento Ruso de Yuriev, aunque sin defender
directamente a Kátkov, sí había fustigado a sus enemigos. Estas opiniones
habían bastado para que cayera de la gracia de la SALR "Ni siquiera le dieron
una entrada para una función matutina", pero , afortunadamente, lograron
adquirir la de Varvara , hermana de Dostoievski , quien no podía asistir.
Dostoievski, Griegoróvich y Viskovatov planearon visitar al día siguiente el
Museo de Antigüedades del Kremlin, y Suvorin les rogó que "los llevaran a
él y también a su esposa", deseoso de estar con ellos, asimismo , a la hora
de comer. "Pobre tipo - observa Dostoievski-, parece aburrido de su es-
28 Letopis Zhizhni i Tvorchestvo F. M. Dostoevskogo, ed. de N. F Budanova y G. M. Fridlender,
Los otros tipos liberales, entre ellos Pleshcheev y hasta el cojo Yazikov [funcio-
nario que había formado parte del círculo de Belinski durante los cuarenta] ,
me miran con reserva y hasta con altivez: "Usted es un reaccionario, mientras
30
Idem.
31
DVS, vol. 2, p. 396.
32
PSS, vol. 30, libro 1, p. 180; 5 de junio de 1880.
644 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
que nosotros somos liberales" ... Temo que por culpa de las tendencias se lle-
gue a los golpes uno de estos días. El asunto de la exclusión de Kátkov de las
ceremonias ha enfurecido terriblemente a muchos.
646 .. "CO N PA LABRAS QUE Q UEMEN LOS CO RAZ ONES DE LOS HOMBR ES"
ma. Yo sabía que era una persona sumamente nerviosa e impresionable,
que se entregaba apasionadamente a cada emoción, pero nunca lo había
visto en semejante estado". Gaideburov le preguntó qué estaba mal. '"Ah,
¿qué ocurrirá, qué ocurrirá?', exclamó como respuesta, con verdadera des-
esperación. "39 Gaideburov comprendió que se refería a la inminente cena y
al discurso de Kátkov. El paria podría ahora hablar con franqueza, y el re-
sultado acaso fuera, como lo había temido Dostoievski el día anterior, que
la gente llegara a las manos.
Cuando le tocó el turno a Kátkov, tras los discursos de diversos nota-
bles, sus palabras fueron de reconciliación, que él había considerado apro-
piadas para las circunstancias. Habló de la celebración como de un "festi-
val de paz" y dijo que "por mucho que podamos diferir en otras cosas, en
este día, en esta celebración, espero que todos estemos unánimes, que to-
dos seamos aliados". También tenía la esperanza de que "tal vez este acer-
camiento pasajero nos servirá como prenda de una unidad más duradera
en el futuro, que conduzca al fin o, al menos, a la mitigación de las hostili-
dades". Concluyó con el célebre brindis poético de Pushkin: "¡Que brille el
sol, que cesen las tinieblas! " Estas palabras pacificadoras fueron en general
bien recibidas y recibieron ciertos aplausos (¿cuántos? Eso depende del
periódico que se lea) Tanto lván Aksakov (como buen eslavófilo, durante
largo tiempo enemigo ideológico de Kátkov por su énfasis en el poder del
Estado) como Gaideburov se levantaron para felicitar al orador; no obstan-
te , cuando Kátkov extendió el brazo para chocar su copa con la de Turgue-
niev, éste se dio vuelta. Al día siguiente, para general indignación, La Voz
erróneamente publicó que nadie había respondido favorablemente al dis-
curso de Kátkov y que todos lo habían dejado aislado. Dostoievski no hace
ninguna mención de este episodio, pero , según M. M. Kovalevski , Dostoiev-
ski y Turgueniev hablaron acerca de ello, más avanzada la velada. Se dice
que Turgueniev contestó , podemos suponer que como respuesta a alguna
expresión de pesar de Dostoievski por el desaire a Kátkov: "Bueno, hay al-
gunas cosas que es imposible olvidar. ¿Cómo podía yo darle la mano a
alguien a quien considero un renegado?" 4 º
Durante el banquete del 6 de junio, que comenzó a las cinco de la tar-
de, "dos damas -como le dice Dostoievski a Anna-, me trajeron flores"
(las reconoció como la esposa de P M. Tretiakov, fundador de la célebre
39
Citado en Levitt, RLlssian Litera1y Politics .. , op. cit., p. 86.
40
Letopis... , op. cit., vol. 2, p. 429.
41
PSS, vol 30, libro 1, p. 182; 7 de junio de 1880.
42
Ibid., p. 354.
43
Ibid., p. 182 ; 7 de junio de 1880.
648 .... "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CO RA ZONES DE LOS HOMBRES"
XXVIII. Pushkin: dos lecturas
~ 649
2
650 .... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
De todas maneras , Goethe , Moliere y Shakespeare eran poetas narod-
noi, poetas del pueblo en el sentido auténtico de la palabra , que Turgueniev
define a su propio modo. Según él, significa impartir a los valores de la
propia cultura una significación nacional (natsionalnie), alcanzando así un
nivel de universalidad que trasciende los simples límites de clase o de re-
gión. Dichos poetas representan indiscutiblemente a su pueblo, pero han
absorbido hasta tal punto sus valores que elevan a éstos al nivel universal
de lo ideal. Para aclarar más el punto , Turgueniev menoscaba el lema del
"carácter popular [narodnost] en el arte" como señal de pueblos débiles,
inferiores y esclavizados , en lucha por mantener su existencia y su identi-
dad .3 Rusia , afortunadamente , no es tal país y por ello no hay razón para
recurrir a ese paliativo. En el momento en que el populismo (Narodnichest-
vo), en una u otra forma , era el ideal sociopolítico así como artístico que
predominaba entre la intellligentsia rusa, tanto de derecha como de izquier-
da, Turgueniev se encontró en completo desacuerdo con las ideas disemi-
nadas de la vasta mayoría de su público.
Luego, Turgueniev plantea la crucial pregunta de si se puede conside-
rar a Pushkin un poeta "nacional" en este sentido , igual a Shakespeare,
Moliere y Goethe , y contesta evasivamente: "Por el momento , dejaremos
esto abierto". Sin embargo, no cabe duda de que Pushkin "nos dio nuestro
lenguaje poético, nuestro lenguaje literario , aun cuando algunos sostienen
que no existe tal lenguaje , precisamente porque éste sólo puede proceder
del 'pueblo común', junto con otras instituciones que sirven para conser-
var la tradición" (una pulla , de pasada, a las virtudes atribuidas a la comuna
campesina rusa). Sea como fuere, el lenguaje de Pushkin expresa los mejo-
res elementos del carácter ruso: su "encanto viril, fuerza y claridad, su ver-
dad directa, su falta de todo engaño y pose, [su] simplicidad, la apertura y
probidad de sus sentimientos".4 Pero entonces, en apoyo de sus afirmacio-
nes, Turgueniev invoca observaciones que le habían hecho Victor Hugo y
Prosper Merimée , como si su público ruso debiera quedar impresionado
por la aprobación de tan eminentes autoridades extranjeras.
Merimée, desde luego, al menos sabía ruso y había traducido algunas
obras de Pushkin, comparando incluso "el equilibrio de forma y conteni-
do , de imagen e idea" en la poesía de Pushkin con la de los antiguos grie-
gos. Pero también se menciona que Merimée quedó favorablemente impre-
' Ibid., p. 69.
+ Ibid., pp 69-70.
o /bid, p 70.
6
lbid ' p. 71.
7
/bid' p 72.
8
/bid , pp. 73-74.
9
ldem.
1º PSS, vol. 30, libro 1, p 182 ; 7 de junio de 1880.
11
Citado en Turguenev, op. cit., vol. 15, p . 827.
12
lclem.
13
PSS, \'OL 30 , libro 1, p. 183 ; 7 de junio de 1880. Véase también ibid. , p. 354.
14
Letopis Zhizlmi i Tvo rchestvo F M. Dostoevslwgo, ed. N. de F Budanova y G. M. Fridlender,
vol. 3, p. 430.
15
Idcm. El autor de esta columna , publicada bajo el seudónimo "Z", nunca ha sido identifi-
cado. Puede suponerse por la fecha de su publicación que el escriLOr fu e uno de los correspon-
sales que cubrían el festi\'a l de Pushkin.
654 ... "CO N PALA BRAS QU E QU EMEN LOS CORAZON ES DE LOS HOMB RES"
Dostoievski continúa describiendo la adulación que recibió la noche
anterior a su discurso:
A las 9:30, cuando me levanté para irme a casa, ellos [l os invitados que aún
quedaban] lanzaron un ¡Hurra l, por mí , en que tuvieron que participar hasta
aquellos que no simpatizan conmigo. Luego, todo este grupo se lanzó escale-
ras abajo conmigo, y sin abrigos, sin sombreros, me siguió hasta la calle y me
dejó en un cabriolé. Y luego, de pronto , empezaron a besarme las manos .. y
n o uno , sino decenas de personas, y n o sólo much ach os, sino también viejos
canosos. No, Turgueniev sólo cuen ta con los miembros de una camarilla,
mientras que los míos sienten verdadero entusiasmo .
No, Ania, no [escribe], ¡jamás podrás concebir e imaginar el efecto que [su
discurso] produjo' ¡Qué valen mis éxitos de Petersburgo! ¡Nada, cero, compa-
rados con esto' Cuando aparecí, la sala resonó con aplausos y pasó un largo
rato antes de que me dejaran leer. Yo agitaba los brazos, hacía ademanes,
rogando que me permitieran leer .. . de nada valía ... arrebatos, entusiasmo
(y todo por causa de Los Karamázov). Finalmente, empecé a leer: me inte-
rrumpían con atronadores aplausos absolutamente en cada página, y a veces
a cada frase. Yo leí en voz alta, con fuego .18
¿Cómo logró Dostoievski realizar esta notable hazaña? Así como Tur-
gueniev se había basado en sus conferencias anteriores sobre Pushkin du-
rante los sesenta, así Dostoievski se basó en observaciones de toda su vida
18
PSS, vol. 30, libro 1, p. 184; 8 de junio de 1880.
19
DVS, vol. 2, p 398.
656 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMB RES"
acerca de Pushkin, dispersas en su obra desde el principio mismo y conti-
nuando en el Diario de un escritor. Todas sus principales ideas pueden en-
contrarse en escritos anteriores, y éstos han sido minuciosamente anotados
en las investigaciones al respecto.* Lo más importante es que, empleando
su más brillante estilo crítico, unió estas ideas como nunca lo había hecho
en una poderosa síntesis, saludando a Pushkin como el heraldo poético de
la gloriosa misión que Rusia había sido llamada a cumplir en nombre de la
humanidad. Dostoievski habitualmente interpreta las obras literarias no en
función de la personalidad cotidiana del autor ni de los problemas históri-
cos y socioculturales que éste haya estado enfocando en concreto, sino
siempre a la luz de algún tema más vasto. Por ello, su crítica es un ejemplo
de lo que Nietzsche llamó el estilo "monumental" de escritura histórica, en
que la materia se convierte en expresión simbólica de un tema mucho más
grande, ya sea psicológico, moral-metafísico o religioso. En este ejemplo,
Dostoievski convirtió a Pushkin en un símbolo de su propio mesianismo
ruso y de su exaltada concepción del "pueblo", que ahora, como no había
ocurrido en el pasado, armonizaba tan perfectamente con las emociones
de la gran mayoría de su público.
Dostoievski comienza citando una frase de Gógol, escrita en 1835
-"Pushkin es una manifestación extraordinaria y acaso única del espíritu
ruso"-, cita que anula desde el comienzo mismo la referencia de Turgue-
niev al remplazo del artístico Pushkin por el satírico Gógol. Para Dostoiev-
ski, Pushkin no sólo fue "extraordinario" sino ante todo "profético", y es la
esencia de esta profecía lo que se propone ilustrar. Divide la obra de Push-
kin en tres periodos, aunque subrayando que no pueden trazarse límites
claros y definidos porque sus creaciones, como un organismo vivo, no
pueden dividirse en partes totalmente separadas. "La idea generalmente
aceptada es que durante este periodo de su obra Pushkin imitó a los poetas
europeos .. . particularmente a Byron." No se niega esa inspiración extran-
jera, pero de nuevo, en contra de Turgueniev, Dostoievski insiste en que
"hasta [sus imitaciones] expresaron la extraordinaria independencia de su
genio. Las imitaciones nunca contienen el tipo de sufrimiento personal y la
profunda conciencia de sí mismo que mostró Pushkin".
Como ejemplo, Dostoievski toma la temprana obra de Pushkin Los gi-
tanos (1824), en que un noble ruso llamado Aleko abandona la civilización
* Una relación excelente aparece en el comentario al discurso contenido en PSS, vol. 26,
pp. 445-451.
658 ... '"CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES'"
qué ("hay aquí un poco dejean-jacques Rousseau"), pero de hecho él y sus
similares estaban en busca de "la verdad que alguien en alguna parte había
perdido, y que simplemente no podía encontrar". Generaciones ulteriores
de rusos, en lugar de volverse a la naturaleza, se iban al "estable orden his-
tórico [de Europa] y su bien establecida vida cívica y social" en busca de
esta verdad perdida. Sin embargo , esta búsqueda era un autoengaño, por-
que "el viandante" debe encontrar la verdad, "ante todo, en él mismo".
Pero imposible era que comprendiese esta necesidad cuando se había vuel-
to un extranjero en su propia patria, cuando era "no más que una brizna
de hierba, arrancada de su tallo y llevada por el viento. ¡Y puede percibirlo
y sufrir por ello, y a menudo sufrir intensamente!" (v. 26, p . 138). No po-
demos leer tales palabras sin recordar la penosa enajenación del propio
Dostoievski cuando se encontró como "extranjero" entre los reos campesi-
nos de su prisión, que implacablemente los aborrecían a él y a quienes
eran como él tan sólo porque eran educados y miembros de la clase supe-
rior. "Ellos [los presos campesinos] nos habrían devorado vivos, si hubie-
sen podido", le había escrito a su hermano. 20
Aleko fue llamado "hombre desdeñoso" por los gitanos, que finalmen-
te lo expulsaron después de que cometió un asesinato por celos; y aunque
Dostoievski reconoce que este clímax romántico es "desmedido", no obstan-
te acepta la caracterización de Aleko como "real, y como acertada su per-
cepción por Pushkin". Aleko sigue siendo un noble ruso que se aprovecha
de su posición y que "furiosamente ataca a su adversario y lo castiga" cuando
se siente ofendido. Pero Dostoievski también detecta en el poema una su-
gerencia de "la solución rusa" a la ira de Aleko, solución que "está de acuer-
do con la fe y la verdad del pueblo". Esta solución es: "¡Humíllate, oh,
hombre soberbio; primero quebranta tu orgullo; humíllate, oh, hombre
ocioso; empieza por trabajar tu tierra natal!"* Ésta es la afirmación del
ideal positivo de Dostoievski, que identifica con la "verdad" del pueblo.
Apremiando al "viandante ruso" -y a todos los que son como él, entre el
público- a realizar esa conquista de sí mismo, Dostoievski les asegura:
"Os lanzaréis a una gran tarea y liberaréis a otros ... encontraréis la dicha ...
20
PSS, vol. 28 , libro 1, p. 169; 30 de enero-22 de febrero de 1854.
* Aquí, Dostoievski no está tanto citando a Pushkin cuanto reescribiéndolo. En el poema, el
anciano de la tribu de gitanos simplemente le dice a Aleko después del asesinato: "Ostav nas, gordi
chelovek" ("Déjanos, hombre orgulloso"). No hay nada acerca de humillarse a sí mismo ni de traba-
jar la tierra natal. A S. Pushkin, Polnoe Sobranie Sochinenii, vol. 2, Moscú, 1949, 6 vols. , p. 240.
* La referencia a Liza fue seguida por una a Natasha Rostov, de La guerra y la paz. Esta adi-
ción aparece en el margen de una de las variantes del discurso, y N. N. Strájov menciona haber
oído pronunciar el nombre, pero fue ahogado por la tempestad de aplausos para Liza. Dostoiev-
ski no la incluyó en el texto escrito (PSS, vol. 26, p. 496).
660 ... "CO N PALABRAS QUE QU EMEN LOS CORAZON ES DE LOS HOMBRES"
cluso el propio Lord Byron" hubiesen llegado de Inglaterra para señalar "el
tímido y humilde encanto [de ella] oh, Oneguin al punto habría quedado
asombrado y atónito, pues en estas personas afligidas con los padecimien-
tos del mundo a veces hay un gran servilismo espiritual". Oneguin no
comprendió a Tatiana pero, tras las célebres estrofas que describen la visita
de ella a su habitación (Dostoievski habla de "su incomparable hermosura
y profundidad"), donde examina sus libros extranjeros y sus baratijas , fi-
nalmente Tatiana comprende su esencial esterilidad: "Uzh ne parodiia li?"
("¿No es él una parodia?") (v. 26 , pp. 140-141).
Sólo más adelante , cuando Oneguin vuelve a encontrarla como reina
de la sociedad petersburguesa, "casada con un digno y viejo general a quien
ella no puede amar, porque en realidad ama a Oneguin", súbitamente que-
da él fascinado por sus encantos. Pero cuando se arroja a sus pies en un
arranque idolátrico, ella lo rechaza: "No ia drugomu otdana/Ya budu vek emu
verna" ("Pero he sido dada a otro/Y le seré fiel toda mi vida"). Dostoievski
exalta esta decisión como la "apoteosis" de Tatiana; aquí, ella habla especí-
ficamente "como una mujer rusa" y como la encarnación de los valores
morales de Rusia ... al menos , como los entendía Dostoievski (v. 26 ,
p. 141). Y también aquí , como lo sabía todo el público, estaba oponiéndo-
se a un célebre pasaje de Belinski en que el crítico, bajo la influencia del
socialismo utópico francés y de George Sand, se había negado a reconocer
toda dignidad moral a la conducta de Tatiana. Ella había consentido en ser
"dada" en matrimonio (otdana) por las súplicas de su madre, no porque
ella hubiese hecho una libre elección, y Belinski consideró que su lealtad al
nexo matrimonial, no basada en el amor, era inmoral e indigna de elogio.
Kolia Krasotkin, inspirado por Belinski, muy recientemente había repetido
(como un loro) esta despectiva crítica de Tatiana, exhibiendo su fanfarro-
nería de adolescente en las páginas de Los hermanos Karamázov.
Para Dostoievski, en cambio, la fidelidad de Tatiana brota de su pro-
fundo arraigo en los valores del alma popular rusa. Desecha desdeñosa-
mente la idea de que rechazó a Oneguin a causa de "su posición de dama
de sociedad" (como lo había sugerido Belinski y, más agudamente, Pisarev)
o por carecer de la audacia de "una meridional o una francesa" (un memo-
rialista tomó esto como alusión a la sempiterna relación de Turgueniev con
Pauline García-Viardot). "No, la mujer rusa seguirá audazmente a aquel en
quien cree, y ella lo ha demostrado. " (Todos recordaron la descripción he-
cha por Dostoievski de las esposas decembristas que había conocido en
' En la versión manuscrita del discurso, esta pregunta va seguida por un resumen de la con-
versación entre Rastignac y Bianchon en Papá Goriot, de Balzac. Se recordará que Rastignac le
pregunta a su amigo si podría aprobar el asesinato de un vieJO mandarín en China que asegura-
ra la felicidad de alguien a quien amara en Francia (PSS, vol. 26, p. 288). Acerca de la influencia
de la novela de Balzac sobre Ciimen y castigo, véase mi Dostoievski. Los años milagrosos, 1865-
1871, FCE, México, 2010, p. 108.
662 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Oneguin, en este punto, toma algunos de los lineamientos de Versílov en El
adolescente, y Dostoievski está extrapolando, obviamente, de su propio des-
arrollo de este tipo de "viandante" al estilo de Oneguin.
Concluye así Dostoievski que, con Oneguin, Pushkin demostró ser "un
gran escritor nacional [narodnyi]" que había "identificado la esencia más
íntima de la clase alta de nuestra sociedad que se colocaba por encima del
pueblo" y también "identificado el tipo del viandante ruso, que continúa
sus vagabundeos aún en nuestros días". Pero además de describir esos ras-
gos negativos de la vida rusa, Pushkin también "nos mostró toda una serie
de tipos rusos positivamente hermosos que encontró en el pueblo ruso".
Además del ejemplo de Tatiana, Dostoievski señala "el tipo del monje-cro-
nista ruso" (Pimen en Boris Godunov [1831]) y, un tanto después, El cuento
del oso y una canción báquica de campesinos. A diferencia de otros escrito-
res, llegados de un mundo diferente y cuya obra "muestra un deseo de
elevar al pueblo a su propio nivel y hacerlo feliz con ello", había algo en
Pushkin "que verdaderamente lo hace afín al pueblo, algo que llega al nivel
de la más ingenua ternura". De Pushkin, como resultado , los rusos derivan
una "fe en nuestra individualidad rusa , nuestra confianza en la fuerza de
nuestro pueblo y con ello nuestra fe en nuestra futura misión indepen-
diente en la familia de los pueblos europeos" (v. 26 , p . 144).
La última parte del discurso está dedicada al "tercer periodo" de la
obra de Pushkin, etapa en que "nuestro poeta se destaca como un fenóme-
no casi milagroso y sin precedentes", con una universalidad que sobrepasa
incluso a la de los más grandes creadores de la literatura europea: Shake-
speare, Cervantes, Schiller. En este periodo, Pushkin empezó a escribir obras
que "reflejan las imágenes poéticas de otras naciones y que encarnan el
genio de éstas". Breve y expresivamente , Dostoievski caracteriza una serie
de dichos poemas pero , a diferencia de Turgueniev, que había elogiado un
tanto tibiamente esas obras, les atribuye una importancia fundamental. Las
toma no sólo como un homenaje a la versatilidad de Pushkin, sino tam-
bién como ejemplos reveladores de la "capacidad principal de nuestra in-
dividualidad que comparte con nuestro pueblo y es esto, ante todo, lo que
lo señala como poeta nacional". Ningún otro poeta o escritor de la literatu-
ra universal tiene esta capacidad de introducirse en el espíritu de otras
culturas y de reproducirlo hasta el mismo grado , porque ningún pueblo
salvo el ruso posee tan universal empatía. "Esto lo encontramos sólo en
Pushkin, y en este sentido, lo repito, no tiene precedentes y es, a mi pare-
664 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
una palabra nueva para la humanidad?" Pero les recuerda a sus oyentes
que no está reclamando ninguna "prominencia económica ... la gloria de la
espada o de la ciencia". Parafraseando y citando un hermoso poema de
Tiutchev, entona: "'Nuestra Patria puede estar empobrecida, pero el propio
Cristo en atuendo de eslavo atravesó esta tierra empobrecida y le dio Su
bendición.' ¿Por qué no hemos de contener nosotros Su palabra última?
¿No nació Él mismo en un pesebre?" Tras este clímax, Dostoievski baja la
nota y vuelve a Pushkin como prueba de sus afirmaciones. "Si mi idea es
una fantasía -concede-, entonces en Pushkin, al menos, hay algo en lo
cual puede fundarse esta fantasía." Pero Pushkin murió joven, en un due-
lo, "e indiscutiblemente se llevó consigo algún gran secreto a la tumba.
Y así, hemos de barruntar su secreto sin él" ... Secreto que, como sin duda
lo creyó Dostoievski, su discurso había hecho mucho por revelar (v. 26,
pp. 148-149).
21
DVS, vol 2, p 418.
Todo lo que dije acerca de Tatiana fue recibido con entusiasmo. (Éste es el
gran triunfo de nuestra idea sobre veinticinco años de engaño.) Sin embargo,
cuando hablé al final de la unidad universal del pueblo, toda la sala parecía
histérica Cuando concluí. . . no te hablaré del rugido , del grito de embeleso,
entre el público seres desconocidos lloraban, sollozaban, se abrazaban y se
juraban ser mejores, no odiarse desde ahora, sino en cambio amarse unos a otros.
Se alteró el orden de la reunión ; todo el mundo corría a la plataforma a ver-
me, damas linajudas, muchachas estudiantes , secretarios de Estado, estudian-
tes ... todos me abrazaban y me besaban. Todos los miembros de nuestra so-
ciedad [la SALR] que estaban en la plataforma me abrazaban y me besaban.
Todos ellos, literalmente todos lloraban de emoción. Continuaron llamándo-
me durante media hora; muchos agitaban pañuelos; de pronto , por ejemplo,
dos ancianos a quienes no conocía yo me detuvieron: "Hemos sido enemigos
durante veinte años, no nos hemos hablado, pero ahora nos hemos abrazado
y reconciliado. ¡Es usted quien nos ha reconciliado, usted, nuestro santo , us-
ted , nuestro profeta !" "¡Profeta, profeta! ", gritaba parte del gentío.
Turgueniev, de quien dij e algo bueno en mi discurso, corrió a abrazarme
derramando lágrimas. Annenkov se levantó a darme la mano y me dio un
beso en el hombro . "¡Es usted un genio, es usted más que un genio!", me di-
jeron ambos. Aksakov (Iván) corrió al pódium y declaró al público que mi
discurso no sólo era w1 diswrso, ¡sino un acontecimiento histórico! Una nube de
tormenta había estado cubriendo el horizonte, y ahora el discurso de Dostoiev-
ski , como el sol que asoma, lo había disipado todo, iluminado todo. Ahora la
fraternidad había llegado , y no habría ya ninguna perplejidad. "¡Sí, sí! ", grita-
ban todos , y volvían a abrazarse y de nuevo derramaron lágrimas. La reunión
se terminó. Yo corrí a las bambalinas para escapar, pero muchos irrumpieron
allí desde la sala, principalmente mujeres. Me besaban las manos, me abru-
maban. Entraron corriendo estudiantes. Uno de ellos, con los ojos llenos de
lágrimas , cayó al suelo ante mí, con convulsiones y perdió la conciencia . ¡Una
victoria completa, absolutamente completa !22
22
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 184-1 85; 8 de junio de 1880.
666 .. "CON PALA BRAS Q U E QU EME N LOS CORAZON ES DE LOS HOMB RES"
Si se exceptúa la reconciliación de los dos viejos enemigos, todos los
demás detalles de este relato pueden confirmarse en fuentes independien-
tes. El joven que cayó a sus pies fue el más notorio de los así impresiona-
dos, pero E. P Letkova-Sultanova también se refiere a una amiga suya que,
al terminar, perdió el sentido. 23 En cuanto a Annenkov, además de abrazar
a Dostoievski, acorraló a Nikolái Strájov y le dijo, agitado: "¡Mire, ése es un
ejemplo de caracterización literaria hecha por un genio! ¡Resuelve el pro-
blema de un solo golpe!" 24
Se necesitó una hora completa para que la sesión se reanudara. Aun-
que Aksakov no quería tomar la palabra, lo convencieron de hacerlo el
propio Dostoievski y todos los demás. Sin embargo, no pronunció su dis-
curso preparado sino que improvisó algunas observaciones, enfocando en
particular su aprobación de las palabras de Dostoievski, manifestada tanto
por un representante de los eslavófilos, él mismo, cuanto por el más desta-
cado de los occidentalistas, Turgueniev. Todo equívoco había sido elimina-
do, y estaba alboreando una nueva era de armonía en la cultura rusa. Para
entonces, Dostoievski "parecía haberse debilitado, y deseaba irse, pero por
la fuerza se lo impidieron". 25
Durante la hora transcurrida después de su discurso, los miembros de
un grupo de kursistki invadieron el foro (Dostoievski dijo que eran más
de cien) tras haber conseguido una gran corona de laurel, y lo coronaron
con este digno homenaje. Tenía, en letras de oro, la siguiente inscripción:
"En nombre de las mujeres rusas, acerca de quienes dijo usted tantas cosas
buenas''. De nuevo "todos lloraron, de nuevo brotó el entusiasmo''. El jefe
de la Duma de Moscú le dio las gracias a Dostoievski en nombre de la ciu-
dad, y entonces llegó a su fin la sesión. Dostoievski escribió su carta a las
ocho de la noche, pero el día no había terminado aún para él. "Dentro de
una hora -le dice a Anna-, iré a leer en la segunda celebración literaria.
Leeré 'El profeta'. "26
En esta última sesión, en la primera parte del programa Dostoievski
leyó de los Cantares de los eslavos del Occidente y El cuento del oso; en la se-
gunda, declamó "El profeta''. Nikolái Strájov recordó esta última interven-
ción como "la más notable" de la velada, que también incluyó lecturas de
23
DVS, vol. 2, p 453.
24
PSS, vol 26, p. 461.
25
PSS, vol. 30, libro 1, p. 185; 8 de JUnio de 1880.
26
Idem.
668 .... "'CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
pado. El éxito de su discurso sobre Pushkin hacia más importante la deci-
sión sobre dónde sería publicado. "Necesito encontrarle un lugar -le dice
a Anna-, pero , ¿a quién dárselo . ..? Todos se lo están arrebatando. "3º En
la mañana del día 9, se dejó retratar, a petición del mejor fotógrafo de
Moscú, M. M. Panov. En un almuerzo literario "íntimo", que incluyó a
A. N. Ostrovski, Griegoróvich y los Suvorin, Dostoievski estaba obviamente
de humor muy comunicativo. Según madame Suvorina, habló con entu-
siasmo de Dickens: "Cuando estoy muy cansado y me siento insatisfecho
conmigo mismo , nada me calma y me entretiene más que ese escritor de
primerísima fila".3 1 Para entonces, ya había decidido entregar el discurso
sobre Pushkin a Kátkov, para que lo publicara no en su revista mensual
sino en su periódico , Noticias de Moscú, donde aparecería más pronto y
llegaría a un público lector más numeroso.
Más avanzada la tarde, mientras Dostoievski estaba haciendo su ronda
de visitas obligatorias antes de partir, se encontró casualmente con un co-
nocido de San Petersburgo, Evgeni N. Opochinin, y ambos pasearon jun-
tos hasta que Dostoievski se cansó. Sentándose en una banca para conti-
nuar su conversación, de pronto oyeron tras ellos "una voz alegre" que
saludaba a Dostoievski: voz que resultó ser la de Turgueniev. Uniéndose a
ellos , Turgueniev entabló con Dostoievski una conversación a la que la-
mentablemente (aunque resulte difícil creerlo) Opochinin no prestó aten-
ción. Sus propios pensamientos fueron interrumpidos cuando Dostoievski
súbitamente se levantó de la banca , "con el rostro pálido y los labios tem-
blando . 'Moscú es muy grande' ", profirió furiosamente ante su interlocu-
tor, "' ¡Pero en él no hay dónde ocultarse de usted' ' y, agitando los brazos,
se alejó por el bulevar".32
A Turgueniev lo habían dejado muy enojado las noticias sobre el dis-
curso de Dostoievski que aparecieron en los periódicos, mencionando su
generoso gesto de nombrar a Liza, y su participación en el entusiasmo ge-
neral. Las palabras de Aksakov acerca de la reconciliación entre occidenta-
listas y eslavófilos, vertidos por Dostoievski, también lo alteraron profun-
damente . Y, puesto que no había dicho nada , de momento , que enturbiara
el júbilo general, temió que su silencio fuese tomado por aquiescencia. El
11 de junio le escribió a M. M. Stasiulevich , director de El Mensajero Euro-
30
PSS, vol. 30, libro 1, p. 185; 8 de junio de 1880.
31
Letopis .. , op. cit. , vol. 3, p . 433.
32
Citado en lgor Volgin, Posledni God Dostoevskogo, Moscú , 1986, pp. 300-30 1.
670 <111 "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
En eso estaban cuando volvieron a llamar a la puerta , y en la habita-
ción irrumpió Yuriev, quien había llegado a pedir el discurso , prometido a
su periódico. Negando haber hecho ninguna promesa explícita, Dos-
toievski se esforzó por aligerar la atmósfera, bromeando con él, amable-
mente , acerca de su florida respuesta al delegado franc és , quien le había
concedido una de las numerosas condecoraciones de su gobierno para ta-
les ocasiones. "El francés se portó debidamente hacia un gran poeta ruso , y
nos sorprendió, hicimos un escándalo de esto , y casi convertimos al repre-
sentante francés en el héroe del día ." La conversación pasó entonces al
propio Pushkin, y Dostoievski exclamó: "¡Noso tros somos pigmeos com-
parados con Pushkin, no hay un genio semejante entre nosotros! " Recien-
temente había releído La dama de pique y estaba lleno de admiración: "¡Eso
es fantasía' A mí también me gustaría escribir un cuento fantástico . Todos
mis personajes están ya listos. Pero sólo tengo que terminar Los hermanos
Karamázov". 36 Estas palabras hicieron saltar a Yuriev, quien le arrancó a
Dostoievski la promesa de que si un día escribiera ese cuento lo reservaría
para El Pensamiento Ruso. Dostoievski accedió, pero insistió en que su pro-
mesa estaba condicionada; sólo el futuro podría decir si tendría tiempo
para cumplir su deseo .
Dostoievski volvió entonces a La dama de pique porque , al despedirse,
Yuriev mencionó una vez más "el cuento fantástico ", y el tentativo com-
promiso de Dostoievski. "Entonces Dostoievski volvió a estallar -escribe
Polivanova-. Exactamente como arrebatado por una fiebre, con OJOS lla-
meantes, empezó a hablar de La dama de pique. Sutilmente siguió todos
los movimientos del alma de Hermann, todos sus tormentos, todas sus
esperanzas y, por último , su terrible y súbita derrota, como si fuese el pro-
pio Hermann. " Volviéndose a ella , le preguntó si había leído el cuento.
Cuando ella confesó que no desde los diecisiete años , Dostoievski le indi-
có que se fuera a casa, lo leyera inmediatamente, y le enviara sus impre-
siones a Staraya Rusa. 37 El interés de Dostoievski por "lo fantástico" no era
nada nuevo (aparte de su magistral novela corta El doble [1846], en 1861
había escrito un brillante artículo comparando a Edgar Allan Poe con
E. T. A. Hoffmann) , pero su enfoque en lo fantástico en 1880 no fue acci-
dental. Estaba preparándose a escribir (y ciertamente ya había comenzado
a pensarlo) el libro 11 de Los hermanos Karamázov, en que el diálogo de
36
Ibid., pp. 436-437.
17
Ibid, pp. 437-438.
38
PSS, vol. 30, libro 1, p. 186; 10 de junio de 1880.
672 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
XXIX. El Diario de un escritor, 1880
~ 673
carta dando su venia, pero lamentó no poder pulir por última vez el artículo.
"Por mucho que haya yo corregido la pieza en mi casa, cuando empecé a
leerla [durante el viaje en tren] vi que dos o tres frases resultaban simples e
innecesarias repeticiones de cosas ya dichas antes. También hay algunas
dificultades mayores ... en un pasaje, en unos seis renglones las palabras
'sin duda' ... aparecen tres o cuatro veces." Dostoievski pidió que las páginas
de su manuscrito, "así las hayan dividido a la mitad los cajistas", se le en-
viaran junto con el periódico en que aparecían impresas. 1 Había programa-
do para fines de julio un número del Diario, y esto ayudaría a producirlo.
Mientras tanto, al día siguiente le envió una carta a la condesa Sofía
Tolstaia, quien, junto con Yulia Abaza y Vladimir Soloviev, había firmado
un telegrama colectivo felicitándolo por su éxito en el festival de Pushkin.
Allí repite, resumiéndolo, mucho de lo que ya conocemos: el relato de los
dos eternos enemigos reconciliados, y el del estudiante "que cayó desma-
yado ante mí, en éxtasis". También incluye entusiastas respuestas de Tur-
gueniev y Annenkov ("este último, absolutamente enemigo mío"), y añade
otro detalle: '"No estoy diciendo eso porque elogió usted a mi Liza', me dijo
Turgueniev". Disculpándose por "hablar tanto de mí mismo", insiste Dos-
toievski, "juro que no es por vanidad: se vive para tales momentos, es para
ellos por lo que se viene a este mundo. Tengo rebosante el corazón ... ¿Cómo
no decirlo a mis amigos7 Aún estoy asombrado". 2
Como veterano militante en las guerras socioculturales rusas, Dostoiev-
ski no se hacía ilusiones de salir ileso, o de que pronto no se entablaría una
batalla. "No se preocupe: pronto oiré 'la risa de la muchedumbre'" (cita de
Pushkin), le asegura a la condesa. "No me perdonarán esto en varios oscu-
ros callejones y tendencias literarias." En los sumarios de su discurso apa-
recidos en los periódicos, ya había visto omitidos dos de sus puntos prin-
cipales. Uno de ellos es la "respuesta universal" de Pushkin, que "no ha
tenido ninguno de los poetas más grandes del mundo", y que "procede
completamente de nuestro espíritu nacional". Por tanto , Pushkin "es, de
hecho, nuestro poeta más nacional'', aunque Turgueniev le hubiese negado
ese título. Dostoievski también afirmó, erróneamente, que "hasta ahora ab-
solutamente ninguno" había subrayado este aspecto del genio de Pushkin,
aunque es cierto que ninguno le había atribuido tan inmensa importancia.
El segundo punto era que "yo di una fórmula, una palabra de reconcilia-
1 PSS, vol 30, libro 1, pp 186-187; 12 de junio de 1880.
2
Ibid., pp. 187-188; 13 deiunio de 1880.
674 .... "CO N PALABRAS QUE Q UEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
ción para todos nuestros partidos, y enseñé el camino de una nueva era.
Eso fue lo que en realidad sintieron todos, pero los corresponsales de los
periódicos o no lo comprendieron o bien lo negaron". 3 Estaba convencido
de que el público sí lo había comprendido, dijesen lo que dijesen los pe-
riódicos o lo que imprimiesen las revistas mensuales en sus próximos nú-
meros.
Luego, Dostoievski promete enviarle a la condesa una copia de su dis-
curso cuando lo haya publicado en su Diario, "sin cortes y con la más mi-
nuciosa lectura de pruebas. Entonces es cuando se lo enviaré a usted, que-
rida Sofía Andréievna, para su severa y aguda crítica, a la que no temo y
que siempre me gusta, aun cuando me es desfavorable". Al enviar sus salu-
dos a Yulia Abaza, que había estado visitándola, añade Dostoievski que
"doy un beso ardiente a Vladimir Serguevich. Recibí en Moscú tres fotogra-
fías de él -añade en broma-, en sus primeros años, en su juventud y el
último, en su vejez" (Soloviev tenía entonces treinta años). También pre-
gunta si ella frecuentaba a una "nueva conocida" que le habían presentado
en Moscú, Vera Mijaílovna Tretiakova, esposa del propietario de la Galería
Tretiakov. 4
Dostoievski la había conocido en el banquete de la Duma el 6 de junio,
en el que había hablado Kátkov, y ambos simpatizaron inmediatamente. Él
le escribió a Tretiakova el mismo día que a la condesa, disculpándose por
no haber ido a verla antes de partir. Le asegura "lo mucho en que tengo la
amistad y el bondadoso interés en mí de una persona tan maravillosa como
usted". 5 Al día siguiente le envió a su marido una carta similar, expresando
nuevamente su convicción de que el festival de Pushkin, "con su general
elevación de espíritu e inminentes expectativas de algo mejor para el futu-
ro ... , tuvo (y aún tendrá) la más noble influencia sobre nuestra anhelante
sociedad, y que la semilla sembrada, en lugar de perecer, crecerá". 6 Al mes
siguiente, Tretiakova anotó sus recuerdos de su encuentro con Dostoiev-
ski, cuyas palabras (y en particular las entregas de Los hermanos Karamá-
zov) habían causado gran impresión en ella y en su marido.
Tretiakova había felicitado a Dostoievski por la influencia edificante de
su obra; y "él me creyó -escribe-, porque yo tenía rostro y ojos bonda-
3
Idem.
+ Ibid., pp. 188-189.
5
Ibid., pp. 189-190; 13 de junio de 1880.
6
Ibid., pp. 190-191; 14 de iunio de 1880.
7
La memoria de Tretiakova aparece citada en el comentario a la carta que le envió Dostoiev-
ski, ibid , pp 190-191; 14 de junio de 1880. Véase también ibid., p 360.
676 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Tales, por ejemplo, son los judíos [evrei], empezando con Abraham y conti-
nuando hasta la actualidad cuando se han convertido en yids [zhidi]. Cristo
(además del resto de su significación) fue la corrección de esta idea, al exten-
derla a una panhumanidad [vsechelovechnost: término clave en el discurso so-
bre Pushkin]. Pero los judíos rechazaron la corrección y se quedaron en toda
su anterior mezquindad e inflexibilidad, y por tanto, en lugar de volverse
panhumanos se han convertido en enemigos de la humanidad, negándolos a
todos salvo a sí mismos, y ahora han quedado como los portadores del Anti-
cristo y, desde luego, durante un tiempo triunfarán. 8
678 .... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES''
de tono más moderado pero aún bastante firme, vuelve a exponer la situa-
ción y añade: "Esto me ha causado una profunda depresión" .13
El 6 de julio llegó una carta de Liubímov acompañada por los cinco
primeros capítulos del libro 11 de Los hermanos Karamázov, y además pro-
metía el resto para el número de agosto . Para entonces , Dostoievski sentía
tener ya en la mano el resto de la novela , y podía poner una fecha a su ter-
minación. "El último libro, el duodécimo'', sería publicado en septiembre ,
y luego "para el número de octubre seguirá (y definitivamente sin interrup-
ción) un breve 'Epílogo' . . . con el que concluirá toda la novela". Precisa
que "estoy trabajando con bastante facilidad, porque todo estaba ya anota-
do desde hace tiempo y sólo tengo que reconstruirlo". Sin embargo, mien-
tras tanto, "ha sido interrumpido un poco por la publicación del Diario",
que ahora, además de su discurso, incluirá "un prólogo bastante largo y,
creo yo, también un epílogo, en el cual deseo decir unas cuantas palabras
como respuesta a mis queridos críticos. No creo que esto me interrumpa
más de cinco días". 14
680 .. "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
sonajes gogolianos que fueron monstruos morales y de cuyo mundo ha-
bían tratado de escapar los sucesores de Aleko, las "personas superfluas"
creadas por Herzen y por Turgueniev.17
Tampoco pudo aceptar Gradovski que "los viandantes" se hubiesen se-
parado "de la esencia misma del pueblo ruso, y por ello hubiesen dejado
de ser rusos ... Aun menos atinado era llamarlos gente 'soberbia' y atribuir
su alienación del pueblo ruso a este pecado satánico ... Tampoco da res-
puesta [Dostoievski] a la pregunta de qué constituye el 'orgullo' de 'los
viandantes', y aún queda otra [pregunta] sin respuesta: ¿ante qué se supo-
ne que deben ellos 'humillarse'?" 18 Gradovski atina así, infaliblemente, a
revelar las implicaciones sociopolíticas del discurso de Dostoievski, que
tan hábilmente había jugado con la reverencia patriótica y populista hacia
"el pueblo", pero que había dejado tan fascinantemente vago lo que signifi-
caba, concretamente, aceptar sus ideales.
En términos más generales, Gradovski señala la flaqueza fundamental
del exclusivo llamado de Dostoievski al cultivo de la moral personal como
remedio de males sociales en gran escala.
19
Idem.
682 ... "CON PALABRAS QUE QUEM EN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
intentarlo". Pero si habla de "ilustración espiritual que ilumine el alma,
ilustre el corazón, guíe la mente y muestre un sendero en la vida", enton-
ces los rusos no necesitan acudir a fuentes de la Europa occidental en bus-
ca de tal guía. "Sostengo que nuestro pueblo fue ilustrado hace mucho
tiempo, cuando adoptó a Cristo y a Sus Enseñanzas como su esencia mis-
ma." Luego esboza en vívídas imágenes los interminables sufrimientos so-
portados por el pueblo ruso durante toda su historia: años durante los
cuales no tenía más que a Cristo para aferrarse a Él como consuelo. Pero
muy bien sabe que "mis palabras parecerán un parloteo infantil" a todos
los de la misma persuasión que Gradovski; en realidad, parecerán "casi in-
decentes" (v. 26, pp. 150-151).
Previendo la objeción "de que toda la gama de la ilustración dista mu-
cho de estar confinada tan sólo al cristianismo y al culto de Cristo", Dos-
toievski reconoce la verdad de este argumento. Pero se vuelve contra sus
críticos por negarse a conceder "que el cristianismo del pueblo es, y siempre
seguirá siendo, el fundamento principal y vital de su ilustración". A quienes
lo acusan de pasar por alto "las transgresiones" del pueblo ruso, supuesta-
mente amante de Cristo, implicando así que él ignora su auténtica natura-
leza, los contraataca con una referencia a su propio pasado.
Yo viví con ellos durante algunos años, compartí mis alimentos con ellos,
dormí a su lado y a mí mismo "se me contó entre el número de los transgre-
sores"; laboré con ellos en un verdadero y deslomante trabajo y en un mo-
mento en que otros ... estaban jugando al liberalismo y burlándose del pue-
blo ... Así pues, ¡no me digan que no conozco al pueblo' Yo lo conozco: por
su mediación volví a recibir a Cristo, en mi alma, a Cristo a quien yo había
conocido de niño en el hogar de mis padres y a quien estuve a punto de perder
cuando, a mi vez, me transformé en un "liberal europeo" [v. 26, pp. 151-152].
684 ... "CON PALABRAS QUE Q UEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
der. Y sin embargo, estos personajes gogolianos eran rusos, y, oh, ¡qué ru-
sos tan reales!" Así pues, el pueblo ruso no sólo contiene los exaltados atri-
butos que Dostoievski discierne en él, y que garantizan su futuro y glorioso
destino. Dostoievski acepta el reto arguyendo que esos tipos gogolianos,
aunque aparentemente arraigados en la vida rusa, en realidad habían que-
dado tan alienados del pueblo como "los viandantes". Conocían la vida del
pueblo sobre una base cotidiana, pero "ni siquiera sospechaban la existen-
cia del alma del pueblo, las cosas que el pueblo anhelaba y por las que
oraba; ni siquiera las sospechaban porque sentían un terrible desdén hacia
el pueblo" (v. 26, p. 155).
Una vez más, evoca el incidente epifánico de su adolescencia, cuando
vio a un correo del gobierno "que llevaba la levita del uniforme y el tricor-
nio [el atuendo de una 'civilización' occidental que le era ajena] ... dando
un brutal puñetazo en la espalda a su cochero campesino, mientras éste
furiosamente fustigaba a los caballos de la troika, que ya galopaban a toda
velocidad". Para él, esa escena se había vuelto una imagen simbólica, cons-
tantemente invocada, de la relación entre la clase alta rusa y el pueblo; el
superficial brillo del europeísmo no le impedía a esta clase superior tratar a
los campesinos como ese correo había tratado a su cochero: con un puñe-
tazo y un puntapié de "sus bien pulidas botas petersburguesas". "El hijo de
ese correo -escribe deleitándose en su sarcasmo- puede ser un profesor,
tal vez ... un europeo patentado." Tales actitudes no empezaron a cambiar
hasta el surgimiento de los eslavófilos, quienes emularon a Pushkin en su
comprensión del pueblo; y aun entonces "todos miraban a [los eslavófilos]
como si fuesen epilépticos e idiotas cuyo ideal fuera 'comer rábanos y es-
cribir denuncias"' (cita de un poema de Turgueniev, publicado en 1846)
(v. 26, pp. 155-156). Pero entonces llega a lo que considera su punto prin-
cipal: la defensa que hace Gradovski de los "viandantes", a los que justifica
por huir de las repugnantes realidades de la vida rusa.
En realidad, acusa Dostoievski, Aleko, Oneguin y otros como ellos
"eran Derzhimordas [un policía en El inspector general de Gógol] asuma-
nera, y en algunos aspectos, aun peores". Aunque afirma que no está "ha-
ciendo acusaciones contra ['los viandantes'] en absoluto", y está "reco-
nociendo por completo la naturaleza trágica de sus destinos", se niega a
establecer ninguna distinción entre su conducta para con el pueblo y la de
los personajes de Gógol. También los "viandantes" eran producto de una
educación europea, y "su relación con el pueblo era la del amo con un sier-
686 ... "CO N PALABRAS QUE QUEMEN LO S CO RAZ ONES DE LOS HOMBRES"
juntarse con los gitanos o integrar las barricadas de París" (alusión a Ru-
din, personaje de Turgueniev basado en Bakunin), no "simplemente libera-
ron a los siervos con tierras". Desde luego, no habrían tenido ningún in-
greso, pues "se necesita dinero para vivir en el 'gay Paree"' (v. 26 , pp.
157-158).
Con una alusión a Herzen que todos sus lectores comprenderían, Dos-
toievski habla de aquellos que "hipotecaron, vendieron o cambiaron (¿hay
alguna diferencia?) a sus campesinos y, llevándose el dinero así reunido , se
fueron a París a patrocinar la publicación de periódicos y revistas radicales
franceses para la salvación de la humanidad, y no sólo del campesino
ruso". (Herzen había ayudado a Proudhon a financiar la publicación de su
periódico.) Dostoievski acusa a "los viandantes'', en una indigna burla, de
tener tan baja opinión de los campesinos rusos que aún les parecía necesa-
rio azotarlos; a la vez, se refiere a todas las escabrosas anécdotas que circu-
laban acerca de la vida de las familias campesinas entre "aquellos cuyas
propias vidas familiares eran, frecuentemente , casas de mala reputación", y
que aceptaban "las últimas ideas europeas a la manera de Lucrezia Floria-
ni" (v. 26 , p. 159) (Lucrezia Floriani, una célebre diva de la ópera, es la
protagonista de una novela de George Sand, y da buen número de hijos
ilegítimos a varios amantes, mientras está en busca de su pareja ideal.) Esta
pulla también va dirigida a Herzen, quien había escrito acerca de los amo-
ríos de su propia esposa con el poeta radical alemán Georg Herwegh, y que
a su vez, engendró varios hijos con la esposa de su mejor amigo, Nikolái
Ogarev.
Para mostrar el desprecio con que esos "ilustrados" rusos miraban al
pueblo , Dostoievski entonces , sin precisar su fuente informativa, narra un
incidente recién publicado en Una década notable, de Annenkov. Después
de cenar "en una encantadora dacha de Moscú" en 1845, un grupo de "hu-
manísimos profesores, célebres amantes y conocedores de las artes ... , re-
nombrados demócratas que después se volvieron notables figuras de im-
portancia universal, críticos, escritores y damas de encantadora cultura",
se fueron a dar un paseo por los campos circundantes. Allí descubrieron a
un grupo de campesinos, hombres y mujeres, que habían estado trabajan-
do todo el día recogiendo la cosecha, vestidos con lo que Annenkov llama
un "atuendo casi primitivo". Dostoievski altera ligeramente el texto , refi-
riéndose sólo a una mujer que trabajaba en un cercano campo de centeno
sin darse cuenta de que la estaban observando. Su semidesnudez, causada
688 ... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES""
piedad y las cuentas se habrían quedado en el cofre, como antes" . En reali-
dad, "el ama y la esclava anteriores se habrían desvanecido como la bruma
ante el sol, y habría aparecido todo un pueblo nuevo y todas unas relacio-
nes enteramente nuevas y sin precedentes entre sus miembros". En otras
palabras, la transformación del sentimiento moral causada por un cristia-
nismo perfecto habría triunfado sobre el egoísmo de las relaciones sociales
ordinarias. Dostoievski reconoce que ésta es "una proposición fantástica .. .
[y] una fantasía asombrosa", pero insiste en que simplemente está siguien-
do la lógica del propio Gradovski hasta su fin (v. 26 , pp. 162-163). De he-
cho, está describiendo su propio mundo ideal de amor cristiano, el ideal
que se encuentra en las raíces de todas sus especulaciones y profecías su-
puestamente sociopolíticas.
Aunque reconoce que el cristianismo en tiempos de san Pablo no ha-
bía abolido la esclavítud, arguye que la razón "fue simplemente que las
Iglesias que habían surgido por entonces no eran perfeetas aún (lo que es
evidente en las epístolas de Pablo)". Pero los que critican al cristianismo
por "su supuesta consagración de la esclavítud ... no comprenden la esen-
cia del asunto". Ningún cristiano auténtico y perfecto podía poseer escla-
vos, aun cuando continuara habiendo amos y servidores. Y Dostoievski
cita las epístolas de Pablo a su sirviente Timoteo (a quien el apóstol llama
su "hijo en la fe") para demostrar que con un perfecto amor cristiano "ya
no habrá amos, ni los servidores serán esclavos". El padre Zósima ya había
predicado que el cristianismo promueve una transformación interna de
la relación entre amo y servídor, logrando que de una relación de dominio se
pase a otra de afecto mutuo, y Dostoievski ahora levanta la imagen de "una
futura sociedad perfecta" en que hombres como Kepler, Kant y Shake-
speare serían libremente atendidos por personas que reconocieran su im-
portancia para la humanidad. Al servir voluntariamente a tales genios, la
persona que lo hiciera demostraría que "no estoy por debajo de ti en nin-
gún valor moral, y que, como persona, soy igual a ti" (v. 26, pp. 163-164).
Uno de los primeros atisbos -conmovedoramente ingenuos- que hay en
la obra de Dostoievski de esa aceptación voluntaria y de respeto propio
ante una valía superior puede encontrarse en La casa de los muertos, cuan-
do los reos campesinos de la prisión le hicieron pasar a la primera fila en
las funciones de teatro navídeñas, porque él poseía un mayor conocimien-
to de la escena (v. 4, pp. 121-122).
Dostoievski sabe, desde luego, que todas esas creencias visionarias se-
690 ... "CON PALA BRAS QUE QUEMEN LOS CO RAZONES DE LOS HOMBRES"
XXX. Controversias y conclusiones
~ 691
O. F Miller, que por entonces estaba redactando un artículo sobre el festi-
val para El Pensamiento Ruso, Serguéi Yuriev observó irónicamente que "es
necesario cancelar todas las cuestiones acerca de la libertad política porque
[el padre] Zósima se siente libre en sus cadenas". El artículo de Miller,
que en general defendió a Dostoievski, sin embargo concedió con tiento que
"querellarse con Dostoievski (y hasta tener cierto éxito) , desde luego, es
muy posible si la querella se entabla sobre puntos particulares; su fuerza
no está en ellos, sino en ... su pensamiento en general. Como puntos parti-
culares podría yo enumerar las caracterizaciones de Tatiana , Oneguin y
Aleko''. 2 La crítica más penetrante de esta índole , que planteó preguntas
fundamentales acerca de sus ideas socioreligiosas, procedió de la pluma
intransigente y reaccionaria de Konstantín Leontiev.
692 ... "CON PA LABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES"
pudo contribuir a agravar su enfermedad final. Él también contestó a una
averiguación de K. P Pobedonostsev, quien como jefe secular de la Iglesia
ortodoxa le había preguntado por un sacerdote que por entonces vivía en
Staraya Rusa en casa del padre Rumiantsev. El clérigo había pedido autori-
zación para dejar el sacerdocio por causa de enfermedad, y Dostoievski
confirmó que realmente padecía una dolencia, aunque "su enfermedad es
muy extraña". Dostoievski atestigua sobre la realidad de su estado porque
"yo padecí la misma enfermedad en 1847, 1848 y 1849. También tengo un
hermano afligido exactamente por el mismo mal". Un resultado de esta
enfermedad es que "en ciertos temperamentos los ataques de esta enferme-
dad producen trastornos psíquicos, mentales. Una persona se llena de una
angustia ilimitada y hacia el fin se imagina acosada por todas las enferme-
dades y continuamente busca tratamiento de un médico, o trata de curarse
por sí sola". 4 Dostoievski estaba convencido de que sus años en el campa-
mento-prisión, aunque culpables de su epilepsia, lo habían liberado de
este temprano mal.
Dostoievski le pide a su amigo que lea el Diario y le informe de sus re-
acciones, felicitándolo , a su vez, por un discurso "maravilloso" que Pobe-
donostsev recién había pronunciado ante las estudiantes que iban a gra-
duarse en una escuela para hijas de clérigos. Cuando Dostoievski se queja
de su asediada situación - "creo que todos están arrojándome piedras"-
su confidente lo consuela de una manera curiosamente ambigua. "Cuánto
me alegro -contesta Pobedonostsev-, por la noticia que me das acerca
de la aparición inminente del Diario . Si tu pensamiento está anclado clara
y firmemente en ti mismo, en la fe, y no en vacilaciones ... entonces no hay
necesidad de prestar atención al modo en que se refleja en espejos rotos ...
como lo son nuestros periódicos y revistas". 5 Tan insidiosa observación
sugiere que , al menos a ojos de Pobedonostsev, tal vez la propia fe de Dos-
toievski manifestaba demasiada "vacilación" para ser inconmovible. Lo que
Pobedonostsev quiere significar aquí con "fe" no está muy claro; podría
estarse refiriendo a la fe de Dostoievski en sus propias convicciones, pero
más probablemente está aludiendo a la "fe" religiosa, con las particulares
connotaciones moral-sociales que le dio a esa creencia Dostoievski.
Una interpretación de esta índole encuentra apoyo indirecto en la si-
guiente carta de Pobedonostsev, diez días después, en la que agradece a
4
Ibid. , pp. 202-203 ; 25 de julio de 1880.
5
Literaturnoe Nasledtsvo, 15 (Moscú, 1934), p. 145.
aquí no sólo se trata de un rasgo físico (enfermizo), cuando una persona em-
pieza a veces a confundir lo real con lo irreal (lo que le ha ocurrido casi a
cualquiera , al menos una vez en su vida), sino también de un rasgo espiritual,
que coincide con el carácter del personaje: al negar la realidad del fantasma,
defiende su realidad cuando el fantasma desaparece. Atormentado por falta de
fe, desea (inconscientemente) al mismo tiempo que el fanta sma no fuera imagina-
rio, sino algo real. 12
12
Ibid. , p . 205; 10 de agosto de 1880.
13
Idem.
698 ""' "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORA ZONES DE LOS HOMBRES"
debió entrar, me encantó escribirlo, y no me voy a retractar de él, en abso-
luto".14 Ya hemos visto que Dostoievski había estado pensando mucho en
el problema de presentar "lo fantástico"; otra razón para aceptar este reto
pudo ser un deseo de compensar lo que, en el Diario de un escritor, recien-
temente había reconocido como la causa del fracaso de El doble. La obra lo
había dejado insatisfecho, tal vez porque, aun cuando contenía una magis-
tral descripción de un personaje llevado a la esquizofrenia por un conflicto
interno, el doble a veces es tratado como una aparición puramente psico-
lógica y subjetiva, y a veces como alguien con existencia objetiva, que es
visto por los otros personajes. Esta incertidumbre acerca del estatus del
doble, recurso que a veces es empleado para causar un efecto puramente
cómico, socava la seriedad del conflicto sociopsicológico encarnado en la
apariencia de su personaje El propio Dostoievski había dicho, en un pasa-
je ya citado, que aun cuando nada que hubiese escrito fuera más serio que
la idea artística encarnada en El doble, la "forma" dada a esta idea había
sido errónea, y su ejecución fallida. El "goce" que sintió al describir al de-
monio de Iván bien pudo brotar de sentirse capaz, finalmente, de rectificar
el error literario cometido como principiante.
Para Dostoievski, "lo fantástico" fue creado por la oscilación entre lo
real y lo sobrenatural y la dificultad de decidir entre ambos. En sus notas
para el encuentro de Iván con el demonio, varias veces se recuerda a sí
mismo, que debe describir la materialidad un tanto burda del visitante so-
brenatural de Iván. "Entra Satanás y se sienta (un hombre canoso y arru-
gado)" (v. 15, p. 320) . Poco después, Dostoievski anota la frase francesa
empleada después en el texto (qui frisait la cinquantaine ["frisando los cin-
cuenta años"]), y anota otra imagen: "Satanás toserá de cuando en cuando
(realismo, una verruga)" (v. 15, p. 334). Satanás está asimismo muy pre-
ocupado por su salud, temiendo haber pescado un fuerte resfriado en su
viaje a la Tierra desde las esferas celestes, pasando por los ámbitos glaciales
del espacio interestelar; y se hacen varias referencias al "extracto de malta
de Hoffmann" como remedio, así como a "miel y sal" (v. 15, p. 336). Todo
esto arraiga a Satanás firmemente en la realidad cotidiana de la existencia
ordinaria, mientras al mismo tiempo sigue siendo un Satanás sobrenatural.
Sin embargo, en una nota los poderes ultraterrestres del demonio parecen
ser manifiestos: "Iván lo golpea [al demonio], pero éste aparece en varias
14
Ibid, p. 205; 10 de agosto de 1880.
700 ... '"CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CO RA ZO NES DE LOS HOMBRES'"
tima de Los Karamázov. Ese número de septiembre contendrá el proceso:
nuestros fiscales públicos y defensores ... todo esto aparecerá bajo una luz
un tanto especial". 17
Durante las mismas semanas de agosto en que estaba escribiendo estos
capítulos, Dostoievski entabló una correspondencia con María Polivanova,
quien le había pedido consejo en una crisis personal. Las relaciones con su
marido eran muy tensas, y ella le había preguntado a Dostoievski si seme-
jante situación podría continuar indefinidamente, sin resolverse nunca. Él
contestó: "Me hace usted una pregunta muy difícil y que, por desdicha, es
universal. ¿Hay en nuestro tiempo un ser humano que no se vea ante di-
cho problema/ Una persona puede verse escindida en dos para siempre, y
desde luego , como resultado, sufrirá". Le recomienda, como remedio, "al-
guna nueva actividad externa, capaz de dar alimento al espíritu, de saciar
su sed"; no obstante, luego se describe a sí mismo como la última persona
a quien se debe pedir ese tipo de consejo . La razón es que "yo tengo para
mí actividad de escribir siempre a mi disposición, a la que me dedico con
gran entusiasmo , en la que pongo todos mis esfuerzos, todas mis alegrías y
esperanzas ... Yo siempre encontraré esa actividad espiritual, que me lleva
de la deprimente realidad a otro mundo". Así, su vocación de escritor
siempre le sirvió de salvaguarda, pero se percata de "lo difícil que es para
las personas que no tienen esa resolución, esa actividad a la mano", hallar
rescate de las "desesperantes cuestiones" que las abruman. 18
Otro correspondiente que le había escrito antes, Nikolái Ozmidov, le
pregunta ahora qué tipo de lectura será apropiada para la educación de su
hija pequeña. Hasta entonces, la había apartado de las obras literarias, te-
miendo que su imaginación se desarrollase de manera enfermiza, pero
Dostoievski le advirtió en contra de esta privación, que podría conducir al
resultado mismo que él temía . "La imaginación - explicó- es una fuerza
innata en una persona , y tanto más en cualquier niño, en quien se desarro-
lla desde los primeros años, por encima de todas las demás capacidades , y
que exige satisfacción." Había que tener cuidado , pues, en no sofocar una
imaginación infantil, sino que debía cultivársela con "impresiones de lo
bello ... [las cuales] son específicamente necesarias en la niñez". Además,
una parte de la inspiración de su novela más reciente, como ya se dijo,
procedía del encuentro de Dostoievski en su niñez con el teatro de Schiller.
17
Ibid. , pp. 209-210 ; 16 de agosto de 1880.
18
Ibid., pp. 210-211 ; 16 de agosto de 1880.
Hacía mucho tiempo que Walter Scott había pasado de moda, pero
Dostoievski sigue llamándolo "un gran escritor" que "tiene una alta signifi-
cación educativa".19
Pasa luego a enumerar a otros novelistas y otras novelas que reco-
mienda: todo Dickens, Don Quijote, Gil Bias y, entre los rusos, todo Push-
kin, Gógol, Turgueniev y Goncharov. En cuanto a sus propias obras , "no
creo que todas sean apropiadas para ella", pero "hay que leer completo a
León Tolstoi"; y Shakespeare, Schiller y Goethe estaban traducidos al ruso.
Aparecen varios historiadores, siendo los más conocidos Karamzin y el
americano William Prescott , cuyos libros sobre la conquista de México y
del Perú menciona , a menudo , entre sus favoritos. "Hay que eliminar en lo
posible la literatura de periódicos", advierte, añadiendo, empero, que está
hablando en lo personal, sin pretender para nada ser una autoridad sobre
°
las lecturas que hay que dar a los niños. 2 Cuando Dostoievski, por enton-
ces, les releyó Los bandidos a sus propios hijos , esto, desgraciadamente,
distó mucho de tener éxito.
Por lo demás , estaba totalmente absorto escribiendo los últimos capí-
tulos de Los hermanos Karamázov. Orest Miller, en nombre de la Sociedad
Eslava de Beneficencia, a finales de agosto lo invitó a leer en una función
de gala organizada como celebración del aniversario número 500 de la Ba-
talla de Kulikovo, en que los rusos por primera vez derrotaron a un ejérci-
to mongol. Dostoievski se sintió obligado a rehusar porque "no podría yo
regresar a San Petersburgo para el 8 de septiembre". Había esperado termi-
nar su novela a fines de ese mes , en la relativa calma de Staraya Rusa , aun-
que lamentó haber tenido que tomar esa decisión porque la celebración
era "una idea maravillosa. Necesitamos resucitar la impresión de grandes
acontecimientos en nuestra sociedad culta , que ha olvídado nuestra histo-
19 !bid., pp 211-212 ; 18 de agosto de 1880.
20
ldem.
702 ... "CON PALABRAS QUE QUEME N LOS CO RA ZON ES DE LOS HOMBRES"
ria y escupe sobre ella". Un héroe ruso de esa batalla, Dimitri Donskoi,
había sido presentado bajo una luz desfavorable por un escritor importan-
te con quien Dostoievski había estado en desacuerdo de tiempo atrás, y le
complació la noticia de que K. N. Bestuzhev-Riumin estuviera planeando
reivindicar la reputación de Donskoi. "Necesitamos urgentemente restau-
rar esta imagen maravillosa y borrar la miríada de ideas viles que se han
escrito acerca de nuestra historia en los últimos veinticinco años. " En cuan-
to a él , "puede usted ver cómo me han puesto , por doquier, en nuestra
prensa ... Por mi discurso. Es como si yo hubiese cometido un fraude o
una falsificación en un banco". Ni siquiera un reciente y notorio estafador
"ha recibido tanto lodo como el que me han lanzado a mí".21
A finales de agosto Dostoievski le contestó a Iván Aksakov, quien había
hecho ciertas críticas a su ataque contra Gradovski. Aunque estaba en total
acuerdo con el punto de vista de Dostoievski, Aksakov consideraba que
éste tendía a oscurecer o a perder de vista su punto principal porque (como
había ocurrido a Tolstoi), como artista , más que como publicista, no había
podido resistir a la tentación de apartarse del tema principal, metiéndose
en asuntos secundarios. También había objetado una cierta disonancia
causada por lo destemplado del tono de Dostoievski, que constantemente
recurría a la figura de Cristo mientras adoptaba una manera deliberada-
mente insultante de polemizar con su adversario . Asimismo, la energía es-
tilística con que Dostoievski fustigaba los excesos de la inmoralidad occi-
dental había dejado la impresión de que se regodeaba escribiendo acerca
de ellos. Dostoievski no se encrespó por tales críticas, porque estaba con-
vencido de la comprensión y la buena voluntad de Aksakov. Hasta le dio
las gracias por sus observaciones , ya que estaba pensando en la futura re-
publicación de su Dialio y "precisamente en cómo hablar, en qué tono ha-
blar, y de qué no hablar en absoluto". Sin embargo , discutir sobre estas
cuestiones con Aksakov requeriría una carta mucho más extensa de la que
por el momento tenía tiempo de escribir. "Estoy terminando Los Karamá-
zov y por consiguiente estoy resumiendo una obra que yo, al menos, apre-
cio porque en ella he puesto mucho de lo que soy ... he estado trabajando
muy nerviosamente, con angustia y preocupación. Cuando trabajo mucho
me enfermo , hasta físicamente ." Pese a la acumulación de notas escritas en
los últimos tres años, "no me creería usted que ... a veces escribo un capí-
22
Ibid., pp. 213-214; 28 de agosto de 1880.
23
Ibid, p. 215; 8 de septiembre de 1880.
704 -<11 "CON PALA BRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
Mientras tanto, el 15 de octubre le escribió Dostoievski una larga carta
a Pelagaia Guseva, dama hasta entonces desconocida en los anales de su
vida, a quien él había conocido en Bad Ems en 1875. Guseva era novelista
y traductora, y lo había regañado en varias cartas por no contestar a sus
misivas, en que le pedía no sólo recuperar un manuscrito suyo de una re-
vista intitulada Ogonka (La Luz) sino también ayudarla a colocar el escrito
en otra parte. Dostoievski accedió a su petición, aun cuando "no movería
un dedo por nadie mas", porque "esto lo hago por usted, en memoria de
Ems; la recuerdo a usted demasiado bien".24 Podemos encontrar cierta luz
sobre estas desconcertantes palabras en una de las cartas de Guseva en la
que confiesa que, aunque no le fuera "indiferente" a Dostoievski en Bad
Ems, "heroicamente le había ocultado sus sentimientos pecaminosos". Tal
vez no lo consiguió tan bien como lo imaginaba y por ello Dostoievski acaso
sintiera una cierta obligación para con una dama que lo había encontrado
tan poderosamente atractivo.
Sin embargo , antes de acceder a su petición, Dostoievski detalla todos
los males que de momento lo afligen. Había trabajado tan intensamente
para terminar su novela que "si hay alguien en trabajos forzados , soy yo.
También estuve en trabajos forzados en Siberia durante cuatro años, pero
el trabajo y la vida de allí eran más tolerables que los actuales". No tiene
tiempo de leer un solo libro , y ni siquiera de hablar con sus hijos ("y no lo
hago"). Su enfisema va tan mal que "tengo los días contados. Y, por causa
del trabajo tan arduo, también mi epilepsia ha empeorado". Además, lo
abordan personas pidiéndole soluciones a todos sus problemas personales,
y a menos que "yo resuelva alguna incurable y 'maldita' cuestión", el peti-
cionario dice que "tendrá que darse un tiro (y yo lo estoy viendo por pri-
mera vez)". Abrumado por invitaciones a participar en todas las lecturas
de beneficencia, se queja Dostoievski: "¿Cuándo podré pensar, cuándo po-
dré trabajar, cuándo podré leer, cuándo podré vivir7"25
Cuatro días después se sintió lo bastante libre para asistir a uno de los
martes habituales del salón de Elena Shtakenshneider. La reunión duró
hasta las tres de la mañana, mucho más de lo habitual, y la velada estuvo
tan insólitamente animada que inspiró a Elena a escribir una entrada espe-
cialmente extensa en su diario. Se leyeron poemas, talentosos invitados
24
Ibid, pp 21 6-21 8; 15 de octubre de 1880 .
25 Idein.
29 Véase mi Dostoievski. Los años milagrosos, 1865-1871, FCE, México, 2010, pp. 453-454.
30
DVS, vol. 2, p. 36 1.
31
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 218-219; 16 de octubre de 1880.
708 .... "CON PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZONES DE LOS HOMBRES"
correspondiente Nikolái Strájov el 26 de septiembre: "Muy recientemente
estaba yo sintiéndome mal y leí La casa de los muertos. Había olvidado bas-
tante, la releí, y no conozco un libro mejor en toda nuestra literatura, in-
cluyendo a Pushkin. No es el tono sino el maravilloso punto de vista: au-
téntico, natural y cristiano. Un libro espléndido, instructivo. Gocé durante
todo el día como no había gozado desde hacía largo tiempo. Si ve usted a
Dostoievski, dígale que lo quiero". 34 Dostoievski estaba viviendo por en-
tonces en Staraya Rusa, y fue sólo el 2 de noviembre, aproximadamente,
cuando Strájov le transmitió el elogio de Tolstoi. Fácil es imaginar su in-
tensa satisfacción ante tales palabras.
38
Letopis ... , op. cit., vol. 3, p. 495.
39
PSS, vol. 30, libro 1, pp. 227-228; 8 de noviembre de 1880.
CoN Los hermanos Karamázov, Dostoievski recobró por completo sus facul-
tades artísticas y reafirmó la maestría que no había manifestado en El ado-
lescente. En realidad, esta obra se eleva por encima, incluso, de sus anterio-
res obras maestras, y logra ser una expresión clásica del gran tema que le
había preocupado desde las Memorias del subsuelo: el conflicto entre la ra-
zón y la fe cristiana. Nunca antes había Dostoievski expresado este choque
con tan poético poder, tan simbólica elevación y en el marco de una des-
cripción tan vasta de tipos sociales rusos y de la vida rusa. Ninguna obra
previa le da al lector tal impresión de grandeza contenida y mesurada,
grandeza que espontáneamente evoca comparaciones con las más grandes
creaciones de la literatura occidental. La Divina Comedia, El Paraíso perdido,
El rey Lear, Fausto ... éstos son los títulos que con toda naturalidad nos vie-
nen a la mente cuando tratamos de medir la estatura de Los hermanos Ka-
ramázov. Pues también ellos tienen que medir fuerzas en la pugna inacaba-
da e inacabable que despiertan las "malditas cuestiones" del destino de la
humanidad.
Tan sólo por sus proporciones, que aspiran a tener parte de la amplitud de
La guerra y la paz, la novela Los hermanos Karamázov aspira, obviamente, a
la grandeza, pero Dostoievski sabía bien que no debía tratar de competir
con Tolstoi en alguna otra manera. Retiene su habitual enfoque en una ac-
ción que presenta una situación crítica en su más alto punto de tensión y
de intensidad; su habitual parquedad de descripción y de narración expo-
~ 715
sitiva; su habitual presentación de los personajes por medio del monólogo
dramático, como conciencia autorreveladora y autorrefleja. Al ensanchar
considerablemente la escala de su poética habitual de la subjetividad y el
conflicto dramático, Dostoievski les confiere un monumental poder de ex-
presión a sus personajes , que rivaliza con el de los pecadores y los santos
de Dante, de los titánicos héroes y villanos de Shakespeare y de los dioses
y arcángeles de Milton. Los personajes de Dostoievski parecen empeque-
ñecer todo lo que los rodea, con la misma sobrehumana majestad de las
figuras de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel; esta monumentalidad proba-
blemente pueda explicar la tan repetida afirmación (errónea si se la toma
literalmente) de que sus personajes están colocados en algún lugar inmate-
rial, apenas descrito.
Con todo , si los personajes de Los hermanos Karamázov ocupan un lu-
gar con tan exaltada compañía, la razón no es sencillamente la mayor am-
plitud de sus dimensiones. Existe, además, el despliegue de un rasgo esti-
lístico que en obras anteriores aparece esporádicamente pero que aquí es
empleado con mayor consistencia y propósito. Cuando Raskólnikov se
compara con la figura de Napoleón en sus frenéticas cogitaciones, su mez-
quino y sórdido crimen cobra de pronto una dimensión simbólica que ex-
cede, con mucho , su importancia naturalista; no obstante, el objetivo de
Dostoievski era precisamente mostrar la incongruencia entre esta ambición
napoleónica y las circunstancias reales de su personaje. En Los hermanos
Karamázov, cada uno de los personajes principales recibe una dimensión
simbólica similar, pero apropiada a su respectiva situación y personalidad.
Por ello, no sólo son individuos privados , no sólo tipos sociales contempo-
ráneos, sino que están vinculados con vastas y antiquísimas fuerzas cultu-
ral-históricas y conflictos moral-espirituales.
Por ejemplo, la lucha interna en la psique de Iván Karamázov queda
expresada por medio de las leyendas y las obras medievales europeas lla-
madas misterios (imitadas un poco más tarde en Rusia), los autos de fe de
la Inquisición española, el mito escatológico de la vuelta de Cristo y la na-
rración, que aparece en el Nuevo Testamento , de las tentaciones de Cristo
por Satanás. Dimitri se ve rodeado por la atmósfera del helenismo de Schi-
ller y por la lucha entre los dioses olímpicos y las fuerzas bestiales y oscu-
ras que habían subyugado a la humanidad antes de su venida . El padre
Zósima es el heredero directo de los ritos y tradiciones milenarios de la
Iglesia de Oriente , y el representante de la recién resucitada institución de
4
Idem.
5
Robin Feuer Miller, The Brothers Karamazov, Nueva York, 1992, p. 23.
740 ...
Pávlovich se jacta ante Aliosha de que "en mi vida nunca me pareció fea
una mujer: ése es mi lema", parece estar haciendo una confesión implícita
[v. 14, p. 125] .) Sea como fuere, comenta el narrador: "¿Cómo, en su esta-
do, logró trepar sobre la barda alta y sólida? Esto ha seguido siendo un
misterio . Algunos sostenían que debió de haberla 'levantado' alguien, otros
hablaban de algo más misterioso" (v. 14, p. 92) .
La cuestión de cómo logró Lizaveta trepar sobre la barda se menciona
dos veces en la crucial escena de la noche del asesinato y aunque el narra-
dor la desecha , prefiriendo una explicación más sencilla ("Lizaveta [estaba]
acostumbrada a salvar obstáculos para dormir en jardines"), la sugerencia
de una dimensión "misteriosa" imparte, sin embargo , un tono simbólico a
este detalle. (Tanto le impresionó a Marcel Proust que interpretó todo el
libro como una clásica tragedia de crimen, venganza y expiación. El asesi-
nato de Fiódor Pávlovich fue un castigo por haber violado a una sagrada
inocente , una venganza infligida por el hijo ilegítimo que fue fruto de esta
transgresión; y luego fue expiado por los sufrimientos del inocente Dimitri.) 1
Además de estos pasajes acerca de Smerdiakov, se nos informa del modo
de vida del viejo , descrito como de pasada. Pero Dostoievski rara vez intro-
duce detalles naturalistas simplemente por ellos mismos, y aquí se analiza
la topografía de la morada de los Karamázov porque después desempeñará
un papel importante en el proceso de Dimitri.
Además, esta descripción acompaña la presentación de la relación de
Fiódor Pávlovich con su fiel servidor, Grigori, y este apego ofrece la prime-
ra analogía dramática del conflicto temático central entre la razón y la fe.
El objetivo de Dostoievski es sugerir la dificultad moral-psicológica de una
razón totalmente amoral para sostenerse a sí misma , no sólo en el nivel de
los sutiles raciocinios de lván, sino, incluso, en el plano más bajo y primi-
tivo de la psique subconsciente. "Corrompido y a menudo cruel cuando lo
impulsaba la lujuria, como algún insecto nocivo , Fiódor Pávlovich, a ve-
ces, estando ebrio, era invadido por un terror supersticioso y una convul-
sión moral que por decirlo así, sacudía su alma casi físicamente." En tales
momentos, "no habría podido entender el extraordinario anhelo que a ve-
ces , inexplicablemente, lo invadía en un momento , de tener a su lado a al-
guien fiel y devoto" (v. 14, p. 86). En busca de socorro en tales instantes, se
volvía hacia Grigori, empecinado y taciturno , intensamente religioso a la
1
Véase Victor Terras, A Karamazov Companion, Madison, 1981, pp. 119-120.
Las fuerzas que impelen a Dimitri son las del hombre natural, que de-
masiado fácilmente puede caer esclavo de sus instintos y sus pasiones. Pero
Dimitri tiene un oscuro sentido de la naturaleza como obra de Dios, que
no puede ser enteramente maligna e irredimible, y en su propia e incontro-
lable exuberancia siente algo de la rebosante alegría que Schiller llamó "el
alma de toda creación''. Dimitri es incapaz de someter y suprimir la ele-
mental sensualidad que ha hecho de él lo que es. Sin embargo, a diferencia
de su irredimible padre, que se gloria en su depravación, Dimitri anhela
alguna alteración dentro de su propia naturaleza que le permita alcanzar el
respeto propio. Su anhelo y su dilema vuelven a ser resumidos por Schiller:
' Aquí, el "primer candidato" (t rad. de Garnett-Ma tlaw) dice peredovoe miaso en el texto
ruso , lo que Víctor Terras traduce literalmente como "carne progresista" en su comentario in-
dispensable, casi renglón por renglón, de Los hermanos Karamá zov. Terras también ofrece como
alternativa "carne de cañón del progreso". Pevear y Voljonski traducen la frase como "primera
carne de cañón". El adjetivo peredovoe (progresista) es el que le da a la frase un significado
Otros dos motivs temáticos del Libro 4 también requieren algunos comen-
tarios. Uno de ellos es el capítulo dedicado al fanático y viejo asceta padre
Ferapont, que forma parte de una secuencia de puente que vincula los li-
bros 3 y 4. Aliosha regresa al monasterio en el último capítulo del libro 3 y,
antes de volver a salir en el segundo capítulo del libro 4, visita al moribun-
do padre Zósima. Este capítulo le permite a Dostoievski colocar la acción
de estos dos libros dentro de la perspectiva moral que le ofrece la muerte
inminente del santo monje, y también dirigir la atención hacia el enemigo
de Zósima, el padre Ferapont. Ya se habían hecho varias referencias de paso
a la oposición contra Zósima y contra toda la institución de los ancianos.
En realidad, el taimado Fiódor Pávlovich ya había mencionado algunos de
estos argumentos en el arrebato de la escandalosa escena transcurrida en el
aposento del padre superior. La descripción de este conflicto monástico
interno se basó tanto en la hostilidad con que tropezó san Ticón durante
su vida como en tensiones contemporáneas en la vida monástica rusa, que
Dostoievski aprovechó para sus propios fines.
Uno de tales fines fue precaverse contra la acusación de estar propug-
nando una posición retrógrada y oscurantista , al retratar a un monje ruso
no sólo como la principal figura positiva entre todos sus personajes sino ,
posiblemente, como inspiración para toda la vida de Rusia. El desequili-
brado fanatismo del padre Ferapont le permitió a Dostoievski disociarse de
Dos capítulos del libro 4 están dedicados a los Sneguiriov, familia que , des-
pués de que todo el mundo del monasterio desapareció de la novela con la
muerte del padre Zósima, le dará a Dostoievski su mayor contraste con el
mundo de los Karamázov. La familia Sneguiriov ya es conocida de todos
los lectores de Dostoievski. Es el equivalente de los Marmeládov de Crimen
y castigo y de todos los humillados y ofendidos que había descrito desde el
comienzo de su carrera literaria. En este caso , los Sneguiriov fueron cuida-
dosamente concebidos como contrapeso a los odios autodestructivos de la
"accidental" familia Karamázov. El capitán Sneguiriov es un tipo de bufón
como Fiódor Pávlovich, pero un bufón cuyas masoquistas ironías ocultan
una sensibilidad profundamente herida que no abriga resentimientos ni
deseos de venganza. Lejos de haber descuidado a su familia, el retirado
capitán ha hecho lo mejor, en condiciones imposibles , por dar a su familia
cuidado y amor. Su pequeño hijo Iliusha quien le muerde el dedo a Alio-
sha en venganza por la humillación pública de su padre a manos de Dimi-
tri, también defiende resueltamente a su padre contra los insultos y las
burlas de sus condiscípulos ; y hasta la hermana de lliusha , Varvara - "es-
tudiante progresista" con ideas "racionalistas" en vacaciones de sus estu-
dios en San Petersburgo- , se sacrifica con abnegación , aunque con resen-
timiento, para ayudar a su desventurada familia. El hermoso monólogo del
capitán acerca de la pesadumbre de Iliusha por la humillación de su padre
y acerca de sus pueriles sueños de venganza y escape ocupan lugar de ho-
nor entre otros conmovedores pasajes "filantrópicos" de la pluma de Dos-
toievski.
De todas maneras, parece un poco excesivo haber cargado al infortu-
nado capitán no sólo con una esposa inválida, quien mentalmente está en
su segunda infancia, sino también con una hija jorobada y tullida. Ésta,
que lleva sus sufrimientos sin quejarse y con heroica abnegación (Dostoiev-
ski tal vez estuviera pensando en su amiga Elena Shtakenshneider), es, sin
duda, el reverso de la también inválida pero mimada y ferozmente egoísta
Lizajojlakova. La madre , deficiente mental, acaso pretenda ser un comen-
tario indirecto sobre los desvaríos y caprichos apenas menos absurdos de
madame Jojlakova. Sin embargo, Dostoievski sabiamente deja a las dos en
el trasfondo y se concentra en el adolescente lliusha, quien después, junto
con sus condiscípulos le permitirá realizar su ya viejo deseo de pintar la
LAs DOS piezas aisladas del libro 5, la "rebelión" de lván y la Leyenda del
Gran Inquisidor, alcanzan alturas que rara vez han sido igualadas y cierta-
mente nunca superadas. De hecho, pocas otras novelas llegan a tales altitu-
des ideológicas, y en el siglo XIX sólo puede pensarse, tal vez, en Serafita y
en Louís Lambert de Balzac, en Spírídíon, de George Sand o posiblemente en
La tentación de San Antonio (más un poema en prosa que una novela), de
Flaubert. Estas inspiradas páginas también ocupan lugar en una tradición
literaria occidental que comienza con el Prometeo encadenado de Esquilo, y
el Libro de Job (que Dostoievski pronto invocará por medio del padre
Zósima). También continúan el titanismo romántico de la primera mitad
del siglo XIX, representado por escritores como Goethe, Leopardi, Byron y
Shelley El crítico checo Vaclav Cerni, en un libro penetrante y muy poco
conocido, vio a Dostoievski Uunto con Nietzsche) como el culminador de
la tradición romántica de protesta contra Dios en nombre de una humani-
dad doliente. 1
754 ...
están destruyendo", dice, y cita la observación del padre Paísi acerca de "la
fuerza primitiva de los Karamázov ... una fuerza brutal y desenfrenada".
Más aún, se pregunta si "el espíritu de Dios impele tal fuerza", que también
siente agitarse dentro de él: "Sólo sé que yo también soy un Karamázov".
Tales palabras indican toda la inquietud y la duda de sí mismo que ha em-
pezado a sentir desde antes de someterse a la "rebelión" de lván, dudas que
de pronto llegan a su clímax cuando balbucea delante de Liza: "Y tal vez ni
siquiera creo en Dios" (v. 14, p. 201). El narrador comenta que "había algo
demasiado misterioso , demasiado subjetivo en estas últimas palabras su-
yas, tal vez oscuras para él mismo , y que sin embargo lo torturaban" (id.).
Esta duda inesperada puede vincularse con la muerte inminente del padre
Zósima, que se cierne sobre Aliosha y que precipitará su tímida y muda
"rebelión".
El enfoque pasa entonces a Smerdiakov que coquetea con la hija del
vecino en una parodia de Aliosha cortejando a Liza. Aunque esta última
pareja entrelaza sus tímidas ternezas con una conversación acerca de la tris-
te situación de la familia Sneguiriov, los miembros de aquélla sólo pueden
pensar en sí mismos. Smerdiakov le lleva serenata a su amada con una gui-
tarra, imitando ridículamente a un trovador romántico , mientras que ella
-que antes fue la criada de una familia aristocrática, y es otra campesina
corrompida por las actitudes de la clase alta europea- se deleita imagi-
nando a unos jóvenes oficiales en duelo a muerte por alguna codiciada
damisela. Aquí, Smerdiakov es abierta y conscientemente antirruso, y llega a
afirmar que "habría sido bueno que [Napoleón y los franceses] nos hubie-
sen conquistado", y no se muerde la lengua para expresar un enconado
resentimiento contra la desgracia de su cuna humilde y su posición inferior
(v. 14, p. 205). La diatriba y la denuncia de Iván, que pronto siguen, cons-
tituyen una asimilación de la cultura europea mucho más elevada que las
disparatadas pretensiones de Smerdiakov. Pero en ambos casos -sea al
nivel de lo satíricamente ridículo o de lo serio y moralmente elevado-
se entiende que tal influencia ha emponzoñado y escindido la psique mo-
ral rusa.
En lo formal, los tres capítulos dedicados a lván son similares a la
"Confesión de un corazón apasionado" de Dimitri. También aquí encontra-
mos esa súbita expansión vertical de un personaje que tanto engrandece su
estatus simbólico y su fuerza poética. Desde luego , este cambio de escala
es menos inesperado en el intelectual lván que en el relativamente rudo
2
Roger L. Cox , Between Eanh and Heaw1, Nue,·a York, 1969 , p. 194 .
·· Ninguna parte de la Leyenda ha influido tanto y es más importante que esta predicción de
lo que, en efecto , es el mundo del totalitarismo del siglo :\.\, ya sea comunista o fascista. La vi-
sión de pesadilla que presenta Dostoievski de la ent rega de la libertad interior para obtener una
seguridad absoluta también fue predecesora del género li terario de la distopía, representado por
obras como Nosotros, de Eugene Zamiatin, Un nwndo.fcliz de Aldous Huxley, y 1984 de George
~ 779
tan sólo por sus laxos vínculos con el curso de la acción que estaba en des-
arrollo. Sin embargo, en realidad, el relato de la vida del padre Zósima
desempeña una parte más importante de la estructura de la novela de lo
que en general se ha sabido apreciar.
Dostoievski estaba tratando de presentar aquí una actitud distinta ha-
cia la vida y hacia el problema del sufrimiento humano, distinta de la que
se había mostrado en las feroces denuncias de Iván. Era una actitud de
aceptación serena (si no necesariamente pasiva) del destino humano, con
todos sus sufrimientos e infortunios, una aceptación derivada de una fe
inalterable en la infinita misericordia de un Dios amante y compasivo. Pre-
sentar a un personaje como portavoz de semejante punto de vista crea un
problema artístico especial ; bien se sabe que resulta mucho más difícil ha-
cer interesantes y convincentes a las figuras que encarnan estados de vir-
tuosa beatitud (especialmente en la novela , pero no sólo allí) que las que
luchan consigo mismas o con otras para enfrentarse a los problemas de la
existencia humana. Como una vez observó Chateaubriand, "[un] cielo en
que impera una felicidad ilimitada está demasiado por encima de la condi-
ción humana para que el alma se conmueva grandemente por la felicidad
de los elegidos ... ésa es la razón de que los poetas hayan tenido mucho
más éxito en las descripciones del infierno ... donde los tormentos de los
condenados nos recuerdan los pesares de nuestra vida" .1
A pesar de todo , Dostoievski corrió el riesgo de ajustar la respuesta a
Iván en un género habitualmente reservado a las vidas de santos. A menu-
do les había pedido a los lectores de su Diario de un escritor ponerse en
conocimiento de dichos textos , y deploraba la ignorancia , entre el público
culto, de esta parte tan importante de su herencia cultural. Por consiguien-
te, bien pudo haber decidido tomar la cosa en sus propias manos presen-
tando su versión de una zhitie a quienes acaso no hubiesen entrado nunca
en contacto con tales composiciones desde la niñez. Fuese cual fu ere la
razón, tenemos aquí un texto en un estilo sumamente poético, lleno de
expresiones de la Iglesia eslava y del piadoso lenguaje del sentimentalismo
clerical de san Ticón Zadonski, del siglo >.Ym .
La vida de ese santo fue "una especie de sermón dramático, el género
más popular en la literatura de la antigua Rusia", y fue "habitualmente
idealizada con detalles estandarizados y selectos para hacer que la lección
1
Citado de S\'en Linnér, Starcts Zosima in "Tli e Brothcrs Karama:::ov", EsLOcolrno, 1975, p. 120.
Comenzando con el regreso de Aliosha al lado del lecho del anciano mori-
bundo, el libro 6 consiste en gran parte en las últimas palabras del monje a
2
Nathan Rosen, "Style and Structure in The Brothers Karamazov", en The Brothers Karama zov
in the Norton Critica! Editíon, Nueva York, 1976, p. 845. Éste es un ensayo excelente, que debi-
damente llama la atención a la importante afirmación de Dostoievski de que toda la novela es
una refutación de la Leyenda.
3
Ibid , p. 849 .
4
PSS, vol. 28 , libro 1, p 164; 22 de diciembre de 1849.
El tercero de los relatos del padre Zósima , "El visitante misterioso", está
claramente conectado con lván. Un respetado ciudadano de la comunidad,
de edad mediana y padre de familia , bien conocido por sus actividades
caritativas, llega a visitar inesperadamente al joven e iconoclasta oficial.
Zinovi se ha dado a conocer por su valor al enfrentarse al oprobio de la
sociedad y actuar de acuerdo con su conciencia moral, en lugar de some-
terse al código -totalmente no cristiano- de su posición y su rango. El
visitante quiere informarse de los motivos que impelieron al joven a tomar
tan penosa decisión. Su propio interés no fue inspirado por una curiosidad
ociosa, sino porque tenía "un motivo secreto, muy personal, que tal vez le
explique más adelante" (v. 14, p. 2 74). El secreto resulta ser que él es un
asesino. Siendo joven, movido por los celos, había matado a una mucha-
cha que rechazó su cortejo. El crimen fue cometido hábilmente pese a la
tempestad de sus emociones , y desde entonces había logrado hacerlo pare-
cer el crimen de un ladrón. Nadie sospechó de él, y un siervo descontento
Las narraciones del padre Zósima van seguidas por un capítulo de sus
"conversaciones y exhortaciones" en que Dostoievski, sin preocuparse por
su didactismo, se permite desarrollar algunas de sus propias ideas más
queridas. Se defiende al monasticismo y a los monjes rusos contra sus mu-
chos críticos, entre ellos Fiódor Pávlovich, quien verdaderamente había
voceado la acusación, muy difundida entre los impíos, de que los monjes
son "perezosos" y "glotones", para no mencionar nada más odioso. El pa-
dre Zósima replica en términos del mesianismo religioso de Dostoievski:
son los monjes rusos quienes "mantienen pura e inmaculada la imagen de
Cristo ... Y cuando llegue el momento, la mostrarán a los vacilantes credos
del mundo. Tal es una gran idea. Esa estrella se levantará en el Este" (v. 14,
p. 284). Por contraste, esos individuos mundanos que critican a los mon-
jes "tienen la ciencia; pero en la ciencia no hay nada sino lo que es objeto
de los sentidos. El mundo espiritual, la parte superior del ser del hombre,
es rechazado por completo, repudiado en son de triunfo, hasta con odio"
(id.). El mundo moderno ha proclamado "el reino de la libertad" y la "mul-
tiplicación de los deseos", pero una existencia tan poco regulada sólo pue-
de conducir entre los ricos al "aislamiento y al suicidio espiritual; en los
pobres, [a la] envidia y al asesinato; pues han recibido derechos, pero no
se les han mostrado los medios de satisfacer sus necesidades" (id.).
El padre Zósima continúa haciendo variaciones sobre este contraste de
la vida de la gente mundana, que lo sacrifica todo a sus deseos insaciables
(a veces suicidándose si no pueden satisfacerlos), y el régimen de los man-
Esta zhitie del padre Zósima y toda la descripción que hace Dostoievski del
ambiente monástico fueron recibidas con muy distintas reacciones. Varios
periódicos clericales publicaron artículos favorables, halagados por los as-
pectos positivos de su retrato, pero en cambio fueron sometidas a la severa
censura de Konstantin Leontiyev, quien también observó que habían de-
sagradado a la comunidad de Optina Pustin. Sin dejar de reconocer que
Dostoievski "se relaciona con [los monjes rusos] con gran respeto", objetó,
empero, su caracterización en términos ya conocidos por sus críticas al
discurso sobre Pushkin. Encontró que "un sentimiento auténticamente mís-
tico ... fue ... expresado en forma bastante débil, pero la sensación de idea-
lización humanitaria hasta en los discursos de los monjes fue expresada en
9
Ibid , pp. 156-158.
798 ....
2
A cada instante [Aliosha] sentía con claridad y, por decirlo así, palpablemen-
te, que en su alma había entrado algo tan firme e inconmovible como esa bó-
veda del cielo. Era como si alguna idea se hubiese adueñado de su mente .. . y
para toda su vida, para siempre. Había caído a tierra siendo un muchacho
endeble, pero se levantó como un resuelto paladín ... "Alguien visitó mi alma
en ese momento", diría después, con firme fe en sus palabras [id.].
1 Una vez más, véase Serguéi Hackel, "The Religious Dimension: Vision or Evasion7", en
Malcolm V Jones y Garth M. Terry (eds.), New Essays 011 Dostoevslzy, Cambridge, 1983, pp. 162-
164. El ensayo de Hackel también contiene una comparación iluminadora entre el padre Zósima
y monseigneur Bienvenu de Victor Hugo en Los 11úserables.
2 Véase mi Dostoievslzi. La secuela de la liberación, 1860-1865, FCE , México, 2010 , p. 398.
El narrador se toma grandes trabajos para explicar todos los giros y vueltas
de las agitadas emociones de Dimitri, concentradas en la rivalidad con su
padre más que con el ex amante polaco de Grúshenka . Dimitri había oído
810 ...
hablar vagamente de la posible llegada de éste, pero no lo consideró una
amenaza inmediata; la competencia que temía era la de su propio padre.
Tampoco estaba buscando el dinero para competir con el viejo lujurioso
por los favores de Grúshenka. Mezclada con su pasión sexual estaba tam-
bién la esperanza de alguna clase de regeneración moral, aunque el narra-
dor trata este anhelo con un toque de ironía. "Oh, entonces [si consiguiera
el dinero] al punto se la llevaría ... al más remoto fin de Rusia, si no de la
Tierra ... se casaría con ella de incógnito ... y luego , oh, luego, ¡inmediata-
mente comenzaría una vida nueval En cada momento soñaba febrilmente
con esta otra vida, reformada y 'virtuosa' ('debe ser, debe ser, virtuosa')"
(v. 14, p. 330). Pese al escepticismo del narrador, el anhelo de Dimitri de
una vida reformada y virtuosa prepara ya el camino a la resolución de su
crisis interna .
Toda clase de ideas frenéticas corren por su mente, pero tiene cuida-
do de especificar que Dimitri no tenía planes para el futuro. "Mitia no
sabía lo que pudiese ocurrir [si Grúshenka no lo escogiera]. Hay que de-
cir eso, para hacerle justicia. No tenía intenciones definidas , no había
planeado ningún crimen" (id.). Para no debilitar el suspenso ya creado , el
narrador cita a Dimitri diciendo que "m ás valdría asesinar y robar a al-
guien que no pagar mi deuda a Katia". Es decir, el dinero que le había
confiado Katerina Ivánovna y que él, suponíase, había despilfarrado con
Grúshenka en Mókroie (v. 14, p. 331). Así, la acción de los tres primeros
capítulos del libro 8 enfoca la vana y desesperada búsqueda de apoyo fi-
nanciero por Dimitri. Esta búsqueda le permite a Dostoievski hacer más
lento el ritmo de la acción, incluir un poco de realismo de color local y
comedia satírica, y subrayar la importancia para Dimitri de su sentido
del honor -tiene que pagar su deuda- además de mostrar su espontá-
nea simplicidad.
Al principio , Dimitri intenta obtener el dinero de Kuzmá Samsónov, el
viejo protector de Grúshenka, ofreciéndole a cambio unas dudosas escri-
turas de una propiedad de Fiódor Pávlovich, a la que Dimitri creía tener
derecho legal. El pobre Dimitri imaginaba que podría recibir cierta ayuda
porque el viejo, debilitado y cerca de la muerte , tal vez sintiera algún re-
mordimiento por sus relaciones con Grúshenka; no obstante, esta esperanza
simplemente es prueba de pesadumbre por su propio pasado , y pone en
claro que "a pesar de todos sus vicios, era un hombre de corazón muy sen-
cillo" (v. 14, p. 332). El lector puede sentir ironía y a la vez apiadarse de
El clímax de este desarrollo llega después de que Dimitri ha sido más hu-
millado cuando se le ordena desnudarse por completo (algunas ropas que
le quedan mal le son entregadas por el bondadoso Kalgánov) y después de
que todos los testigos han confirmado casi todas las pruebas en su contra.
Para entonces , se ve reducido a la desesperación y ha llegado al fin de sus
considerables fuerzas físicas: "Los ojos se le cerraban de fatiga". Le había
declarado públicamente a Grúshenka , una vez más , que era inocente, y
ella había aceptado su palabra después de persignarse ante el icono. Vol-
viéndose hacia sus interrogadores, afirma ella que "nunca los engañará
contra su conciencia. Les está diciendo toda la verdad, pueden creerme"
(v. 14, p. 455). Pero tales profesiones de fe son fútiles, y Dimitri finalmente
se hunde en un profundo sueño sobre un baúl en el salón. Como Aliosha,
entonces tiene un sueño en que se cristaliza la conversión moral ocurrida
en su interior, como resultado de todos sus "tormentos".
El sueño de Dimitri, "absolutamente ajeno al lugar y el tiempo", le hace
figurarse conduciendo un trineo por algún lugar de las estepas durante
una tormenta de nieve de comienzos del invierno. A lo lejos, podía ver las
ruinas de una aldea quemada , y al aproximarse su carruaje se encuentra
con toda una hilera de mujeres , de pie a lo largo del camino, "todas ellas
delgadas y pálidas", y especialmente una "mujer alta y huesuda", que pare-
ce mucho más vieja de lo que es y lleva en brazos a un bebé que llora . "Sus
senos debían de estar tan secos que no quedaba en ellos una gota de le-
che." Dimitri le pregunta a su cochero por qué llora el bebé, y el campesi-
no supone que se está refiriendo a la situación inmediata: "Son gente po-
bre. No tienen pan". Pero en realidad , Dimitri está haciendo la misma pre-
gunta que lván había planteado con tal vehemencia , y que lo había
~ 829
Ahora Iliusha yace gravemente enfermo de tuberculosis , tal vez agrava-
da por la pedrada que recibió en el pecho durante la escaramuza. Aliosha,
en atuendo secular -ha abandonado el monasterio, obedeciendo la orden
del padre Zósima-, ha logrado que todos los muchachos hagan
la paz con su compañero moribundo. A Iliusha le ha atormentado una sá-
dica broma que le enseñó Smerdiakov, el incitador del mal: la de meter un
alfiler en un pedazo de pan y arrojárselo a unos perros hambrientos. Le
había hecho precisamente eso a un perro llamado Zhuchka, que se había
ido corriendo , y el pobre niño se siente abrumado por la posibilidad de
que el perro haya muerto. Como le dice Iliusha a su padre: "Es porque
maté a Zhuchka, papá, por lo que hoy estoy enfermo. Dios me castiga por
eso" (v. 14, p. 482) . Todos los muchachos , así como Aliosha han estado
buscando a Zhuchka con la esperanza de aliviar la culpa de Iliusha.
Los capítulos del libro 10 se centran en las relaciones de Iliusha, Alio-
sha y el grupo de muchachos, en particular uno llamado Nikolái (Kolia)
Krasotkin. Kolia es el más audaz e independiente de todos ellos, obvia-
mente un futuro líder, quien en el pasado había tomado bajo su protección
a Iliusha. El enfermito lo había considerado su amigo y protector, y cuan-
do Kolia no se puso de su lado en la lucha por su padre, el enfurecido
Iliusha lo hirió con un cortaplumas. Sin embargo, Kolia comprendió que
se había sentido traicionado, y ya de tiempo atrás se olvidó del incidente.
Empero, mientras que los otros niños han estado acudiendo en grupo al
lado del lecho de Iliusha, Kolia se mantuvo apartado hasta la mañana en
que comienza la acción del libro 10.
Kolia es presentado como un muchacho orgulloso que insiste en ser
independiente de los demás, inteligente y seguro de sí mismo, dispuesto a
correr riesgos extraordinarios para demostrar su superioridad - se tiende
entre las vías del tren, y un ferrocarril pasa sobre él - y desafecto a toda
clase de "tonto sentimentalismo". Su pobre madre, viuda, que como una
esclava le dedica toda su vida, con lágrimas en los ojos "le reprocha su
frialdad"; sin embargo, Kolia no es frío de corazón, sino que tan sólo se re-
siste a mostrar cualquier emoción que pudiera sugerir algún tipo de debi-
lidad, alguna falta de dominio de sí mismo (v. 14, p. 463) . Pese a su facha-
da de juvenil egoísmo , pierde toda resistencia cuando su madre se pone
histérica al enterarse del episodio del tren; entonces "sollozó como un niño
de seis años" (v. 14, p. 465). En el delicioso capítulo "Chiquillos", Kolia,
con todo cariño y ternura , cuida de "los chicos", una niña de ocho años y
Los hermanos Karamázov está lleno de escenas notables, pero ninguna de-
muestra con tal plenitud el brillo y la mordacidad del talento satírico de
Dostoievski como el capítulo dedicado al diálogo de lván con el Demonio.
Es habitual mencionar la inspiración del Fausto de Goethe, y varias refe-
rencias a él aparecen en esta escena, así como en otras partes del texto;
emperó, la relación entre lván (que ha sido llamado "el Fausto ruso") y su
demonio es totalmente distinta de la de Fausto y Mefistófeles. En Goethe
no hay duda alguna de la realidad de la existencia de Mefistófeles ni del
mundo sobrenatural del que brota. En cambio, ésta es precisamente la pre-
gunta que le plantea a lván con su afectuosa y obsequiosa labia el amable
visitante. En ninguna parte aparece el tema de Dostoievski -el antagonis-
mo entre la razón y la fe- dramatizado con mayor sutileza y finura que en
estas burlonas páginas, que ilustran la extraordinaria capacidad de Dos-
toievski para jugar con sus propias convicciones más íntimas.
El retrato del Demonio, como lo ha observado Victor Tenas, tiene más
detalles descriptivos que el de ningún otro de los personajes. 2 Así, Dostoiev-
ski se toma grandes trabajos para presentarlo en términos enteramente te-
rrenales, cual un tipo social de Rusia. Como lván sigue insistiendo en que
el demonio es tan sólo un fruto de su imaginación, Dostoievski, irónica-
mente, le da una encarnación muy sólida. Aparece como un miembro de la
nobleza terrateniente, bastante venido a menos, como un caballero que ya
no es capaz de mantenerse a sí mismo porque los ingresos de sus propie-
dades se han desvanecido desde la abolición de la esclavitud; empero to-
davía muestra toda la elegancia social de su antigua posición, por ejemplo,
2
Victor Tenas, A Karamazov Companion, Madison, 1981, p. 385.
3
Ibid., p. 387.
L,i.ú LTIMA sección de Los hermanos Karamázov trata del proceso de Dimitri,
seguido por un breve epílogo. Esta sección difiere de todas las demás por-
que el narrador deja de ser el observador o comentador objetivo cuyo pun-
to de vista es retrospectivo y omnisciente. Ahora, avanza para convertirse
en testigo presencial de los hechos, explicando, en tono de disculpa, que
sólo se limitará "a lo que me conmovió personalmente y a lo que en espe-
cial recordé" (v. 15 , p . 89). Una razón de tan limitada perspectiva es evi-
dente. Dostoievski estará recapitulando mucho de lo que el lector ya cono-
ce , y desea abreviar su relato. Asimismo , la descripción de la atmósfera del
tribunal se basa en impresiones personalmente recabadas durante el juicio
de Vera Zasulich, y esta experiencia bien pudo influir sobre su elección de
una actitud narrativa.
Estos capítulos también contienen los extensos discursos tanto del fis-
cal como del defensor, y aunque tales discursos son más habituales en no-
velas que en la vida hagiográfica de un santo , rara vez se los ha presentado
tan extensamente. Dostoievski se vale de ellos no sólo para llegar al clímax
apropiado de la trama en que intervienen Dimitri e lván, sino también
como una especie de comentario interno sobre la novela misma. Los dos
juristas discuten acerca de un particular caso de homicidio , pero sus frases
también iluminan los más grandes problemas moral-espirituales (y por
ello , implícitamente, sociales y políticos) que la novela ha presentado con
tan majestuosa amplitud.
856 ....
2
Los dos discursos en que los abogados resumen el caso le permiten a Dos-
toievski no sólo mostrar su dominio de la retórica jurídica de la época,
sino también ofrecer algunas claves sobre cómo deseaba que se interpreta-
se el libro. El narrador empieza subrayando que Ippolit Kirílovich, pese a
su pasión por la "psicología", "inesperadamente reveló que en él yacía, es-
condido, cierto sentimiento por el bienestar público y por las 'cuestiones
eternas'. Auténticamente creía en la culpa del acusado ... y al pedir ven-
ganza temblaba con una verdadera pasión por la 'seguridad de la socie-
dad'" (v. 15, p. 123). Tales comentarios sin duda pretendían hacer que el
* El nombre del abogado se deriva de fetyuk, "latoso, entrometido, aguafies tas'', término de
jerga que Dostoievski acaso aprendiera leyendo Las almas muertas, de Gógol, cap . 4, en que una
no ta de pie de página del autor lo define: "Fetyuk, término insultante para un hombre, prove-
niente de la letra th eta [en el alfabe to ruso], considerada por algunos como una letra obscena",
Victor Terras, A Karamazov Companion, Madison , 198 1, p. 357.
2
W J Leatherbarrow, The Bmthers Karanwzov, Cambridge , 1992 , p. 35.
El epílogo se compone de dos episodios, uno de los cuales detalla las rela-
ciones entre Iván, Katerina y Dimitri, y el otro entre Aliosha y el grupo de
niños que se habían reunido en torno del lecho del enfermo Iliusha. Kate-
rina, desatendiendo una vez más toda convención, está ahora atendiendo a
Iván en su propio departamento, donde él yace "inconsciente y con fiebre
alta", con su vida pendiendo en la balanza; los médicos "aún no podían
dar [ningunas] esperanzas positivas de recuperación" (v. 15, p. 179). Ve-
mos así que el futuro de Iván sigue siendo desconocido, y esta incertidum-
bre es creada, sin duda, para mantener el interés en el próximo volumen.
Empero, su conciencia moral ha triunfado sobre la resistencia de su razón,
dando de este modo una resolución más o menos satisfactoria a esta (pre-
MUERTE Y TRANSFIGURACIÓN
XXXIX. No tas para un futuro fantasmal
~ 883
do refuerzo a su "cristianismo, su ortodoxia y [su respeto a] la vida monás-
tica", fue a visitar a Dostoievski, con quien habló largamente. "En mí -es-
cribe Posse- , fortaleció el ateísmo, e hizo nacer mi anarquismo".1
En esta ocasión Dostoievski leyó un célebre poema de Nekrásov, "Al
salir de las tinieblas del engaño". Escrito durante los cuarenta, es una ex-
presión notable de la ideología sociohumanitaria de ese periodo , abando-
nada ya de tiempo atrás por Dostoievski ("Nekrásov pertenecía a un bando
que era hostil a Dostoievski", observa Posse) El poema es un monólogo
dirigido por un miembro de la intelligentsia a una joven a quien ha redimi-
do de una vida de prostitución ("las tinieblas del engaño"), y la apremia a
olvidar este vergonzoso pasado y ser su esposa. El poema se había vuelto
clásico, junto con la primera novela de Dostoievski Pobres gentes, entre la
literatura "filantrópica" de los cuarenta. Más de veinte años después, en
Memorias del subsuelo, Dostoievski empleó, irónicamente, un fragmento del
poema para exhibir la vanidad egoísta del narrador protagonista , en vez
de su supuesta benevolencia. En el clímax, la prostituta Liza resulta moral-
mente superior al hombre del subsuelo , que ha tomado el lugar del prota-
gonista de Nekrásov.
Ahora, en cambio , Dostoievski se lanzó a leer los mismos versos con
tan ferviente simpatía que Posee pudo escribir: "Nunca he vuelto a escu-
char semejante modo de leer. En los nerviosos cambios de su pálido rostro
había sufrimiento y exaltación, la voz era suave, ligeramente cantarina. Pa-
labras tiernas y devotas salían desde las profundidades del alma, desde las
profundidades del corazón. El público ya no existía. Dostoievski hacía un
llamamiento directamente al alma doliente ... al alma de la mujer, caída
pero al mismo tiempo sagrada".2 Pudo así , fácilmente, recrear el estilo "fi-
lantrópico" de su juventud, que en realidad nunca había dejado de em-
plear como topos temático de tipo subordinado durante todos aquellos
años intermedios. Recientemente lo había restaurado para la familia Sne-
guiriov.
En una carta que acompañaba el epílogo de su novela , Dostoievski le
había pedido a N. A. Liubímov que le enviara dos copias de las pruebas en
preparación para una lectura pública a finales de noviembre. "He leído de
todas mis cosas - explicó- , pero esto es algo nuevo, y leeré el último ca-
pítulo: el funeral de lliushechka y la alocución de Aliosha a los niños . Sé
1
DVS, vol 2, p. 439.
2
Jbid , p.441.
3
PSS, vol. 30, libro 1, p. 227; 8 de noviembre de 1880.
-+ Citado en ibid , p 384.
5
Letopis Zhizhni i Tvorchestvo F M. DostoevsJwgo, ed. de N. F Budanova y G. 1! Fridlender
vol. 3, p 502.
6 PSS, vol. 30, libro 1, pp. 229-230 ; 28 de noviembre de 1880.
14
lbid. , p. 234. Véase también ibid. , p. 388.
2
'' Lctopis ., op cit., vol. 3, p S 16.
Aún puedo ver ahora a Dostoievski, delante de mí, llevándose las manos a la
cabeza, y repitiendo , con desesperación en la voz: "¡Eso nol ¡Eso no!" No le
agradó ni uno solo de los pensamientos de León Nikoláevich, pese a lo cual
recogió todos los escritos que yacían sobre la mesa: el original y la copia de la
carta de León . Por algunas de sus palabras, concluí que en él ardía el deseo de
refutar las falsas ideas de León Nikoláevich. 24
23
DVS, vol 2, pp. 363-364.
24
Idem.
902 ...
provinciana. Una cariñosa carta de la hermana de Dostoievski, Varvara, le
llevó sus saludos de Año Nuevo , y lo puso al corriente de las noticias de
la familia . Un texto curioso de estos tiempos, incluido en el anuncio de la
aparición de un nuevo periódico, Semeinie Vechera (Veladas familiares), ha
causado ciertas suposiciones. Entre las obras futuras que prometía presen-
tar en sus páginas estaba "un cuento de F M. Dostoievski", del que no se
sabe nada más. Es posible que él les hubiese mencionado alguna de sus
ideas a los directores de esta revista para niños , quienes se encontraban
entre sus amigos íntimos, y que ellos hayan aprovechado esa vaga promesa
para tener algo suyo en el futuro .
Podemos tener un atisbo de Dostoievski en las memorias de su correc-
tora de pruebas anterior, Varvara V Timofeieva, en quien ya nos hemos
basado extensamente. Cuando se lo encontró en la calle, a comienzos de
1881, él no la reconoció y ella era demasiado tímida para abordarlo; empe-
ro, sus palabras indican el cambio de sentimientos acerca de Dostoievski
de parte de toda su generación: "¡Tanto quise acercarme a él, volver a oír
su voz , decirle cuán profundamente lo comprendía h oy, y cuánto de lo
bueno me había dado ... ¡Me sentí su discípula , en deuda con él por mi
mundo moral, mi libertad espiritual... Pero la timidez y el orgullo me en-
cadenaron. Y pasé junto a él sin decir palabra".3
Tales sentimientos no sólo eran el resultado de un conocimiento per-
sonal, como puede verse en una anécdota contenida en las memorias de
un escritor que hoy ha caído en el olvido, A. V Kruglov. "Iba yo paseando
por la Perspectiva Nevski con un estudiante de medicina - recuerda-.
Dostoievski nos pasó , casualmente, en un carruaje. Inmediatamente, el es-
tudiante de medicina , antes de que pudiera yo hacer lo mismo, se quitó el
sombrero. '¿Conoces a Dostoievski7', le pregunté. 'No, pero ¿qué importa7
No me incliné ante él, sino que me descubrí, como lo hice en Moscú al pa-
sar junto a la estatua de Pushkin"'.4
Dostoievski se había convertido en una figura simbólica, reverenciada
por encima de la implacable batalla de las ideologías. Aun cuando sus
obras abarcaran todas las cuestiones candentes del día, las había elevado
muy por encima de los límites del simple partidarismo. De hecho, a sus
contemporáneos les pareció pasmoso que hubiese alcanzado tan notable
estatus, y su amigo Orest Miller planteó esta pregunta en el número de
1
DVS, l'oL 2, p. 195.
4
Citado en l. Volgin, Poslcdnic God Dostocvslwgo, Moscú . 1986, p. 38 7.
Nada ilustra mejor que ese pasaje la desconcertante mezcla que encon-
tramos en Dostoievski de defensa de las estructuras sociales más reaccio-
narias en nombre de los principios más liberales .
6
DVS, vol. 2, p. 469.
Tales ideas les fueron confiadas no sólo a amigos como Suvorin, perio-
dista y director de periódico, sino también a personas que ocupaban im-
portantes puestos gubernamentales. Tiempo después de haber publicado
un obituario de Dostoievski que contiene las reflexiones anteriores acerca
de la libertad de prensa, Suvorin escribió otro artículo, con información
adicional: "Pocos días antes de la muerte de Dostoievski, éste le dijo al au-
tor de estas líneas que 'he hablado de todo esto con personas muy bien
colocadas. Convinieron con mucho de lo que les dije, pero no pudieron
siquiera comprender la noción de una ilimitada libertad de prensa. Y sin
comprender esto, es imposible comprender nada"'. 1º Al parecer, esa reac-
ción no desanimó a Dostoievski, quien siguió esperando que fuera posible
lograr progresos a ese respecto. El 10 de enero pronunció un fogoso dis-
curso ante la Sociedad Eslava de Beneficencia, proponiendo que esa orga-
nización publicara una revista destinada a propagar "la idea de Rusia", y
prometiendo dedicar su propio Diario de un escritor a la misma causa.
A pesar de todo, el Diario no fue el único tema que Dostoievski tocó
con Suvorin. Cuando se le preguntó por qué, mientras que sus novelas es-
taban tan llenas de monólogos y de intensas escenas dramáticas, nunca
había escrito para el teatro, replicó: "Yo tengo un cierto prejuicio respecto
al teatro". Y entonces se refirió a una observación de Belinski "de que un
verdadero dramaturgo debe empezar a escribir a los veinte años. Eso se me
9
Ibid, pp. 469-470.
10
Letopis .. , op. cit., vol. 3, p. 535 .
UN SÍMBO LO N ACIONAL ~ 9 17
terna", un conquistador como los reyes franceses, sino "la encarnación de
ellos mismos", de quien habían esperado (y recientemente habían recibi-
do , "de manera monumental") "la liberación de la tierra de Egipto" (id).
Semejante idea nos es ya familiar por el documento presentado al zar; sin
embargo, si éste era el sentimiento del pueblo, Dostoievski bien sabía , por
un pasaje ya citado, que el zar "durante largo tiempo ... no ha estado muy
convencido" de que el pueblo era su hijo (v. 27 , p. 86).
En conclusión , Dostoievski dedica varias páginas extáticas a describir
las maravillas que se seguirían si en realidad ocurriera esa "vinculación es-
piritual de toda nuestra clase culta" con el pueblo. Para empezar, la altiva
intelligentsia podría aprender algo de "la unidad del pueblo, su enfoque
objetivo, la seriedad y la naturaleza práctica de su mundo". Con esta reve-
lación, sólo unos cuantos "viejos creyentes y doctrinarios de los cuarenta y
los cincuenta , niños viejos, incorregibles" dejarían de convertirse. Más aún:
una vez terminado el periodo de "seudoeuropeísmo", "podría establecerse
en Rusia la libertad cívica en la escala más extensa , más extensa que en
ningún otro lugar del mundo"; esta libertad no se fundamentaría "en algún
escrito sobre un papel" (una constitución), sino "exclusivamente en el
amor infantil del pueblo al zar, su padre". Una vez más, Dostoievski espera
el establecimiento de una sociedad progresivamente liberal, mientras de-
pende de la forma más primitiva y arcaica de régimen social para alcanzar-
la (v. 27, pp. 22-24) .
Uno de los mayores obstáculos a tan feliz resultado era la antiquísima
y atrincherada burocracia rusa , y Dostoievski presenta a "un burócrata in-
genioso" que hable en su nombre. Este caballero es una típica creación
dostoievskiana: alguien que provocativamente lleva las ideas hasta su últi-
mo extremo . "Durante casi doscientos años -declara- , desde la época
del propio Pedro el Grande, nosotros los burócratas hemos constituido todo
dentro del Estado; en esencia, el Estado somos nosotros y nosotros lo so-
mos todo; el resto es simple exceso de equipaje". Compara la burocracia
con "el esqueleto de un organismo vivo ... si se le quita el esqueleto, el
cuerpo vivo también perecerá" (v. 27, pp. 28-29). En realidad, la burocra-
cia no sólo sostiene al Estado, por decirlo así, sino a todo lo demás ... "to-
dos los gobiernos autónomos y zemstvos de ustedes" (sus interlocutores,
supuestamente liberales), pues todos llegarán a reproducir los rasgos do-
minantes de la burocracia, "tomando nuestro espíritu y nuestra imagen, y
copiándolo todo de nosotros".
1 Véase mi Dostoievski. Los a iios de prueba, 1850-1859, FCE, México , 2010 , p. 97.
924 ...
2
2
l. Volgin, Posledníe God Dostoevs1wgo, Moscú, 1986, p. 4 13. Mi capítulo sobre los últimos
días de Dostoievski debe mucho al libro de Volgin.
1
Ibid., p. 414 .
PSS, rnl 30 , libro 1, p. 24 1; 26 de enero de 1881.
.+
5
Letopis Zhizhni i Tvorcli cstvo F M. Dostoevslwgo, ed . de N. F Budano\·a y G. 1vL Fridlender,
3 \'O l s . , San Petersburgo 1995, \'O L 3, pp. 541 -542.
FINAL ~ 927
Vera Mijaílovna, quien había llegado de Moscú (desde luego , esto no debe
mencionarse en letras de imprenta)". La disputa, cuyos detalles conocemos
por Liubov Dostoievski, fue acerca de las propiedades de Kumanina, y
ocurrió ante la mesa del comedor; sin embargo , no comenzó de inmediato.
Dostoievski llevaba muy buenas relaciones con esta hermana, y la conver-
sación consistió al principio en gratos recuerdos de los juegos de su niñez
y su juventud . Pero entonces surgió la cuestión de la quinta, y el hecho de
que, pese a haber renunciado a su derecho a una parte en 1844, Dostoiev-
ski había logrado recuperarlo, y ahora les debía dinero a sus hermanas .
Vera Mijaílovna, hablando también en nombre de las otras, consideró que
esa recuperación había sido muy injusta. Los ánimos se caldearon al tocar-
se estos asuntos, hasta que Vera, finalmente, se echó a llorar. "Dostoievski
perdió la paciencia -escribe su hija-, y para acabar con estas penosas
recriminaciones, se levantó de la mesa antes de terminar la cena. Al mismo
tiempo, mientras mi madre trataba de calmar a su cuñada , que seguía llo-
rando y estaba preparándose para volver a casa, mi padre se encerró en su
habitación. " Salió después de esta desagradable querella y, sentándose ante
su escritorio , se pasó la mano por la boca y los bigotes, y luego la retiró,
espantado: ¡la mano estaba cubierta de sangre! Existen algunas discrepan-
cias de detalle en estas dos versiones ("durante el día", en la cena), pero los
hechos principales son claros, y el relato de Liubov es, con mucho , el más
extenso. 6
A las seis de la tarde, Anna le envió una carta implorante al doctor Von
Bretzell, quien finalmente llegó . Pero después de auscultar al paciente, co-
menzó una nueva y fuerte hemorragia que le hizo perder el sentido a Dos-
toievski durante breve rato. Al doctor Von Bretzell le pareció prudente
buscar a un célebre especialista, el profesor Koshlakov, quien no quiso mo-
lestar al paciente con otro examen. Dado que la hemorragia había dismi-
nuido , el profesor supuso que se había desarrollado un "coágulo", y que
"el paciente parecía estar recuperándose". Después de recomendar que Dos-
toievski hablara y se moviera lo menos posible, el especialista partió; em-
pero, Von Bretzell, menos optimista, le recomendó a Anna que mandase
buscar a un sacerdote. Acudió uno de la cercana iglesia de Vladimirski para
administrar la comunión a Dostoievski y escuchar su confesión.
7
Véase Victor Shklovski, Za I Protiv, Moscú, 1957, pp. 254-255. Aun cuando los docu-
mentos oficiales dicen que el número del departamento de Barannikov era el 11, Shklovski
sigue sosteniendo que el departamento de Dostoievski (núm. 10) fue el registrado y que el
número se cambió en los documentos oficiales. No ofrece ninguna prueba de esta afir-
mación.
FINAL ~ 929
cientemente por Igor Volgin, quien examinó con mayor detalle las
circunstancias que rodearon este intrigante asunto.
En ninguno de los informes de la policía se menciona el nombre de
Dostoievski, pero en las memorias de otro revolucionario, M. E Frolenko,
uno de los camaradas de Barannikov, existe una curiosa observación.
Recuerda la asombrosa calma de Barannikov ante la posibilidad de ser
capturado, y lo atribuye tanto a lo apacible de su vecindario como al
hecho de que vivía en "el departamento" de Dostoievski (puede
suponerse que quiso decir "el edificio de departamentos"). 8 Así pues, la
presencia del escritor no era desconocida de su vecino, y la consideraba
como una protección adicional contra toda sospecha. Sólo se puede
conjeturar sí Dostoievski, a quien le agradaba charlar con la gente en la
calle, especialmente con los jóvenes, habrá intercambiado palabras con el
muy correcto y cortés Barannikov. Aparte de su interés como sensacional
detalle informativo, el hecho del cateo policiaco al lado hace surgir
también una pregunta acerca de la versión de Anna sobre la conducta de
Dostoievski en la noche del 25. Como sabemos por los desagradables
incidentes ocurridos en Bad Ems, Dostoievski necesitaba silencio absoluto
mientras escribía, y no vacilaría en tratar de poner fin a toda conmoción
perturbadora. ¿Es posible que lo interrumpieran los ruidos de al lado y, al
ir a investigar, quedara aterrado al descubrir lo que estaba ocurriendo? ¿O
habrá la policía, tratando aún de establecer la identidad del detenido,
entrado en su departamento y le habrá interrogado acerca de su vecino
directo? Ninguna de estas suposiciones está fuera del ámbito de la
posibilidad: con todo, a falta de mayores pruebas, sólo podemos estar
seguros de una cosa: si hubiese ocurrido tal incidente, la misma Anna, que
había inventado un cuento para ocultar un pleito de familia, no habría
vacilado ni por un momento en inventar otro para ocultar una búsqueda
policiaca. Permitir que el nombre de Dostoievski fuera asociado al de
alguien como Barannikov, conocido terrorista, podía producir toda clase
de rumores comprometedores, que había que evitar a toda costa. ¿Hay
alguna razón, entonces, para dudar de la versión de Anna sobre los
acontecimientos de esa noche? No se puede establecer nada definitivo,
pero de la inspección hecha por Volgin al borrador original de las Remi-
8
Volgin, Poslednie .. , op. cit, pp. 436.
9
lbid., p. 444. Volgin volvió a examinar el manuscrito de las memorias de Anna.
10
Letopis ... , op. cit., vol. 3, p. 543
11
Véanse las citas en Volgin, Poslednie ... , op. cit., p. 420
12
PSS, rnl. 30, libro 1, pp. 242 -2 43 ; 28 de enero de 1881.
FINAL ~ 933
anuncio de la enfermedad de Dostoievski el 28 de enero, e inmediatamente,
una verdadera romería de visitantes empezó a rodear a la apesadumbrada
Anna. E. A. Rikacheva, hija del hermano menor de Dostoievski, Andréi, estuvo
en su casa a las dos de la tarde y le escribió a su padre; "Mi tío está tranquilo y
no admiten a nadie a verlo; pero le hablaron de todos los que llegaron a
visitarlo: ciertamente, quiso saber quiénes eran".16 Sólo Apollon Maikov, a
petición especial de Dostoievski, fue autorizado a acercarse a su lecho, aunque
no se sabe si hablaron o si obedecieron a la orden del médico de guardar
silencio.
16 '
ldem.
17 Letopis ... , op. cit., vol. 3, pp. 545-546.
A eso de las 6:30 brotó una copiosa hemorragia, y Dostoievski entró en un coma
del que ya no despertó. Durante la agonía final, que duró cerca de dos horas, por
fortuna estuvo inconsciente. Todo ese tiempo, Anna y los niños estuvieron
arrodillados, llorando", pero trataban de contener sus sollozos porque les
11
habían dicho que el sentido del oído era lo último que se perdía y que cualquier
sonido podía prolongar los sufrimientos del agonizante. "Yo tenía la mano de mi
esposo en la mía -escribe Anna-, y sentí cómo el pulso iba haciéndose más y
más débil. 18 Apollon Maikov había enviado a llamar a otro médico, y cuando el
escritor Boleslav Markevich llegó a la puerta (enviado por la condesa Tolstaia
para enterarse del estado de Dostoievski), lo confundieron con este personaje.
Con un grito desgarrador", Liubov, de once años, corrió a su encuentro,
/1
gritando: "Doctor, doctor, por Dios, salve a mi padre (papashi), está jadeando".19
Este fue el último estertor, y cuando pocos momentos después llegó el médico,
no pudo hacer más que certificar la defunción. Markevich, quien era conocido
por sus efectos melodramáticos, describe a Anna y a Liubov en plena histeria, y a
Arma exclamando: "Oh, a quién he perdido! A quién he perdido!", mientras se
hundía en una silla. A quién ha perdido Rusia", se nos escapó
/1
2 º lbid., p. 430.
21
Anna Dostoevsky, op. cit. , p. 351.
22
Letopis .. , op. cit., vo l 3 , pp. 547-548.
n Anna Dostoie1·ski , op. cit., p. 352.
FINAL ~ 937
como la condesa Komarovskaia, acompañada por la baronesa Feleisen. En
una carta al gran duque Konstantín Konstantínovich, la condesa describió
cómo las dos linajudas damas no pudieron acercarse siquiera al féretro
durante todo el servicio religioso: sin duda, una experiencia nueva para
aquellas a quienes todo el mundo cedía el paso. Cuando la condesa
finalmente vio a Dostoievski, también ella quedó asombrada por su
expresión: "Como si estuviera vivo, un rostro brillante, apacible ... como el
de un hombre que ha cumplido con su deber, que ha soportado todo sin
ninguna amargura". Los niños se ajetreaban alrededor del ataúd,
encendiendo las velas que se habían apagado por la falta de aire y
"rogando a los visitantes no besar la frente (del cadáver) sino el icono" .28
Desde su retorno de Siberia, en 1860, Dostoievski había soñado con unir la
sociedad rusa en un conjunto armonioso, vinculado por la fe y el amor. Lo
más cerca de realizarse que estuvo esta sublime quimera fue durante los
días en que su cuerpo yació en su féretro. Todos - literalmente todos -
los que integraban la vida cultural-política de San Petersburgo, centro
nervioso del imperio ruso, acudieron a rendirle homenaje. Saltikov-
Shchedrin se codeó con la condesa Komarovskaia; N. K. Mijaílovski, que
acababa de empezar a escribir con un seudónimo para la publicación
clandestina de Narodnaia Volia, se encontró en las mismas habitaciones
con K. P Pobedonostsev y con el gran duque Dimitri Konstantínovich, que
llegó allí acompañado por su preceptor. Sus contemporáneos mismos no
pudieron dejar de maravillarse ante la unanimidad del pesar y de la
reverencia súbitamente mostrados por todas las secciones de una sociedad
que, por lo demás, estaba dividida por un conflicto incesante, conflicto
que, justo un mes después, culminaría en el asesinato de Alejandro II.
Anna Dostoievski observó más adelante que si su esposo no hubiese
fallecido el 28 de enero, sólo le habría quedado un mes más de vida: la
noticia acerca de Alejandro sin duda le habría causado la ruptura de una
arteria.
28
ldem
29
PSS, vol 2, p. 246
30
lbid., p. 474
13
DVS, vol. 2, p. 480.
FINA L ~ 941
racterizara algún aspecto de su vida o su pensamiento. Su número fue
calculado en treinta mil. "El funeral de Dostoievski - escribió Nikolái
Stráov-, representó una manifestación que asombró a todos ... Puedo
decir, audazmente que, hasta entonces, nunca había habido semejante
funeral en Rusia."34
34
Citado en Volgin, Poslednie ... , op. cit., p. 495.
35
Véase mi Dostoievski. Los años milagrosos, 1865-1871, FCE México 2010, pp. 63-64.
El 10 de febrero, día del entierro, se publicó una segunda edición del Diario de
un escritor, con la portada enmarcada por un cintillo negro. A las diez de la
mañana se celebró una misa en la iglesia, en presencia de K. P. Pobedonostsev y
otros altos funcionarios del gobierno. Esto fue seguido por el otpevanie, el
servicio de difuntos. Entonces, el padre Yanishev pronunció algunas palabras
solemnes y penetrantes acerca de su amigo, toda cuya obra de novelista, dijo con
gran agudeza, era un eco del Sermón de la Montaña de Cristo. El ataúd, que
permaneció cerrado por órdenes de Pobedonostsev, para no angustiar a Arma y
los niños, fue llevado entonces a un lote del cementerio cerca de la tumba del
poeta V A Zhukovski. Liubov profirió un grito desgarrador, que llegó a lo más
hondo de todos los presentes, al exclamar: "Adiós (proshchai, que también
puede significar 'perdona'), querido, bueno, bondadoso papá, adiós". 37 Varias
personas hablaron ante la tumba, e I. I. Popov quien había trepado a un árbol
para ver mejor por encima de la multitud, recordó "la figura apostólica de V S.
Soloviev, (con sus) rizos cayéndole sobre la frente", y "que habló con gran
patetismo y expresividad" .3s
Así como la más alta potencia terrenal de una u otra manera queda concentrada
en una persona, que representa a un Estado, así también la más alta
36
Anna Dostoievsky, op. sit., p. 359.
37
Letopis ... , op. cit., vol. 3, p. 561.
38
PSS, vol. 2, p. 478.
39
Letopis . , op cit, vol. 3, pp. 548 y 553.
~ 945
Bajtín, Mijaíl: 125, 160, 411 en Los hermanos Karamázov: 744-747;
Bakunin, Mijaíl: 115, 122, 123 sueño de FMD sobre el futuro de: 789,
Barannikov, Aleksandr: 929 790
Beketov, Nikolái: 459 Catecismo de un revolucionaría: 38, 98
Belinski, Vissarión: 26 , 27, 117, 126-132 , catolicismo: traición al cristianismo por:
553,554 735; como sustituto de la fe cristiana:
Bentham,Jeremy: 31, 107 163; doctrina del ultramontanismo de:
Benz, Ernst: 553 490; en El adolescente: 208; en la Le-
Berdiaev, Nikolái: 770 yenda del Gran Inquisidor: 554, 595;
Bernard, Claude: 515, 698, 839 posición de FMD sobre: 346; socialis-
Bervi-Flerovski, V V: 178, 502 mo del: 549, 554
Bestuzhev-Riumin, K. N.: 482, 490, 609, Cerny, Vaclav: 754
628 Cervantes Saavedra, Miguel de:
Biblia: el Libro dejob de Los hermanos Kara- -Don Quijote: 356-359, 380, 381
mázav: 54 3, 834-835; interpretación ciencia: crítica de la rusa por FMD: 309;
del Libro dejob por FMD: 195 materialismo de la: 105; vinculada al
Bikov, P V: 306, 307 nihilismo: 104
Billington, james: 11 O círculo de Meshcherski: 62
Blagosvetlov, G. E.: 709 círculo de Petrashevski: 27, 28, 31, 47,
Bohatec, josef: 336-337 139, 306
Brafman, Yakob: 391, 398 comedia: en Los hermanos Karamázov: 811-813,
-El libro del kahal 391 821, 836, 858; en El adolescente: 209
Butlerov, A.M.: 274, 275 Comité de Investigación de Mendeleiev:
366,368
campesinos rusos: carácter de los: 148; Conrad, joseph:
comprensión de, por FMD: 30; des- -Bajo la mirada de Occidente: 474
pués de su liberación de la servidum- -El corazón de las tinieblas: 921
bre: 479; "El campesino Marei": 30, Conversación: 46
433-436; en el artículo "El medio" Cox, Roger: 770-771
para el Diario: 135; en la ideología po- cristianismo: de Aliosha en Los hermanos
pulista: 145; enfoque de Mijaílovski: Karamázov: 723-730, 759-763; como
103-105, 113; esclavización de los: base de las raíces nacionales: 897; con-
333; fe de FMD en el cristianismo de: cepto de FMD sobre las relaciones en-
30, 331, 332; instituciones protosocia- tre Iglesia y Estado en: 904; de la Igle-
listas de: 112; liberación de la servi- sia ortodoxa de Oriente: 297, 369;
dumbre: 347, 385; pintados en El ado- ejemplos en el Diarío de la importan-
lescente: 215-217, 240-246; problemas cia de: 287; opinión de FMD sobre el,
de Nekrásov acerca de: 321; reformas de Sand: 426 , 427, 505
agrarias y derechos de propiedad: 913- Cristo: como modelo moral e ideal de FMD:
916; retrato de Makar lvanovich como: 889; enfrentamiento con el Gran In-
215-217, 578; retrato en Los hermanos quisidor: 763- 771; FMD sobre el amor
Karamázav: 731-733; sirviendo de ju- de 889; idea de la reaparición de : 553,
rados en Rusia: 132-136; Smerdiakov 554; tentaciones de: 504
Sumario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Fuentes de los textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Primera parte
UN NUEVO COMIENZO [21]
l. Introducción . . .. .. .. .. . .. .. . .. . .. .. .. .. . .. . . . .. . . . .. .. .. . .. .. . .. . 23
II. Un retorno apacible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
III. Grazhdanin: El Ciudadano.. .. ........... .. . .. ..... .... ...... .. .. . 64
IV Narodnichestvo: El populismo ruso .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. . .. . . 97
V El Diario de un escritor; 1873: I .. .. .. . .. .. . .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. . 125
VI. El Diario de un escritor; 1873: II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
VII. En Bad Ems . .. .. . .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. . .. .. .. 164
VIII. Un proletario de la literatura .. .. .. . . .. .. .. . .. . . .. .. . . .. .. .. .. .. . 176
IX. Notas para El adolescente .. .. .. .. .. .. . .. .. . . .. .. . .. .. . .. .. .. . .. . . 198
X. El adolescente: El caballo de Troya de Dostoievski . . . . . . . . . . . . . . 224
Segunda parte
UN PERIÓDICO PERSONAL [255]
~ 963
Xlll . Indicios de mortalidad . . . . .. .. . .. .. .. .. .. .. . .. .. .. . . 302
XIV El Diario de un escrito1: 1876-1877 . . . . . . . . . . . . . . . . . 326
XV Hacia Los hermanos Karamázov . . . . . . . . .. . . . . .. . . .. . . .. .. . . 360
XVI. La Cuestión judía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 382
XVII. Turgueniev, Tolstoi y otros . . . .. .. .. .. .. .. .. . . . .. .. . . .. .. .. . 406
XVlll. Cuentos y esbozos . . .. . . .. .. . . .. .. .. . .. . . .. .. . .. . . . .. . .. . .. . 428
Tercera parte
" C O N PALABRAS QUE QUEMEN LOS CORAZO NES DE LOS HOMBRES" [453]
Cuarta parte
Los HERMANOS MRA MÁZO\I [7 13]
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