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223-242
ISSN: 1696-0319
R : En este trabajo de investigación se realiza un estudio del valor patrimonial de las construcciones
tradicionales que aún perviven en la Cabrera Alta (León, España). Abordamos el tema desde la interdisciplinariedad para
conseguir abarcar toda la polisemia que encierran una serie de edificios comunes en la comarca.
El trabajo se ha realizado mediante la metodología más adecuada: el dibujo, el análisis tipológico y su comple-
mento con la documentación histórica y bibliográfica pertinente. Ha exigido medir, comparar, analizar sus unidades
elementales en relación a otras arquitecturas vecinales de la comarca, haciendo evidente su geometría y los mecanismos
de restitución gráfica. Con este trabajo queremos penetrar de una manera científica en las claves estéticas, sociales y cul-
turales de unos habitantes que mediante el dominio de la naturaleza y del entorno, en perfecta simbiosis con el medio,
han sabido hacer frente a sus necesidades vitales. Las soluciones aportadas por la arquitectura tradicional, de poderoso
atractivo artístico se basan en un saber a la vez culto y popular, hegemónico y subalterno que ha producido tipologías
arquitectónicas resultantes integradas en el paisaje, que han creado, a la vez, una serie de productos patrimoniales.
Palabras clave: patrimonio, arquitectura tradicional, arte popular, paisaje antrópico, modelo constructivo, sistemas
de carga, cubiertas de teito, esquistos, lajas pizarrosas, corredor, estructura, viga cumbrera, pie derecho.
R : Dans le travail de recherche qui suit, on effectue une étude de la valeur patrimoniale des constructions
traditionnelles qui survivent dans la Haute Cabrera (León-Espagne). Nous avons voulu aborder le sujet suivant un type
d’approche interdisciplinaire pour arriver à comprendre la polysémie qui renferme toute une série de constructions com-
munes à ce e région.
Le travail a été réalisé en tenant compte de la méthodologie la plus appropriée : le dessin, l’analyse typologique et
son complément avec la documentation historique et bibliographique pertinente. Elle nous a obligé à mesurer, comparer,
analyser ses unités fondamentales par rapport à d’autres architectures vicinales de la même région, montrant, de façon
évidente, sa géométrie et les mécanismes de restitution graphique. Avec ce travail nous voulons pénétrer, d’une manière
scientifique, dans les clés esthétiques, sociales et culturelles de ces habitants qui, grâce à la maîtrise de la nature et de
l’environnement, en parfaite symbiose avec son milieu naturel, ont réussi à affronter leurs besoins vitaux. Les solutions
apportées par l’architecture traditionnelle, d’un énorme a rait touristique, se fondent sur un savoir faire à la fois savant et
populaire, hégémonique et subalterne qui a produit des typologies architecturales résultantes, intégrées dans le paysage,
et qui ont créé, à leur tour, un bon nombre de produits patrimoniales.
Mots clés: patrimoine, architecture traditionnelle, art populaire, paysage anthropique, modèle constructif, systè-
mes de charge, poitures de chaume, schistes, pierres plates en ardoise, corridor, structure, poutre de faitage, pied droit.
223
G. F - J. L. A - V. M - A. S. P Tipologías arquitectónicas singulares en la Cabrera...
El dominio del hombre sobre el me- dad al campo y de éste a la ciudad. El mun-
dio se plasma en la ocupación del terrazgo, do rural imita los logros de la ciudad y el ar-
que se traduce en la ubicación de los asenta- quitecto urbano toma del mundo rural, más
mientos, buscando siempre las condiciones conservador, elementos que recrea y adapta
óptimas para el desarrollo de la vida de la a las necesidades urbanas. Esta relación de
comunidad. A ello ayudan también las po- influencias no es nueva. Los cambios en la
sibilidades técnicas que posee el grupo y los arquitectura rural se pueden demostrar des-
conocimientos culturales que le permiten de que tenemos documentos arqueológicos
adaptarse a ambientes y habitats extremos. o escritos. Sin embargo, desde el s. XIX con
Una arquitectura popular que, en La el romanticismo comienzan a fijarse por
Cabrera, más que en ninguna otra comarca escrito, en una serie de publicaciones ema-
del país, tiene como fin satisfacer las ne- nadas de la cultura hegemónica, unos edi-
cesidades de los miembros de sus comu- ficios muy concretos que se proponen como
nidades. No hay edificio: vivienda, pajar, ejemplos tipo, los mismos que, poco a poco,
cuadra, cabaña de pastor, palomar, molino, se convertirán en modelos paradigmáti-
cerramiento de cortinas y huertos, ermita cos de una comarca, sentando las bases de
o iglesia en La Cabrera Alta, que no tenga unos “denominados” modelos autóctonos.
dicho fin; no como en otras comarcas, don- A su vez, la cultura hegemónica asigna a la
de la arquitectura civil culta conformada arquitectura popular las mismas caracterís-
por palacios o casonas, además de servir de ticas que a toda la cultura del pueblo, esto
morada y atender las necesidades económi- es, algo nacido de una sabiduría popular,
cas de tipo agrícola-ganadero o comercial, incontaminada y, por lo tanto, ejemplo de
representan el poder político-económico- una cultura ancestral que se mantiene igual
social de sus moradores.
a sí misma, que no cambia con el paso del
La variedad de fábricas, de plantas y tiempo. Paralelamente se seleccionan unos
alzados está en relación directa con la acti- núcleos como prototipos que encarnan las
vidad ocupacional de los habitantes, pero esencias de la arquitectura tradicional.
también con la economía y, en especial, con
En estos discursos teóricos, se valora
el progreso, entendido este como desarrollo
como positivo el “aislamiento” de ciertas co-
y avance de lo simple a lo complejo. Está en
marcas, La Cabrera entre ellas, ya que la di-
relación directa con las modas imperantes,
lo que le dota de un dinamismo y unos cam- ficultad en las comunicaciones protege estos
bios que se perciben en todos los núcleos valores autóctonos de cambios foráneos, de
cuando nos percatamos de la variedad de “agresiones”, como denominan a cualquier
edificios que encontramos en ella. En buena intento de renovación de los edificios. Dicho
medida, la evolución constructiva rural de- aislamiento responde más a una teoría de
riva como fruto de la imitación que hace de los estudiosos que a la realidad, porque es
las construcciones de la ciudad. La arquitec- fácil demostrar que siempre ha existido una
tura vernácula, como ya puso de manifiesto relación con otras comarcas limítrofes, y de
Roldán Morales5, está en una relación direc- éstas con las vecinas hasta que llega a rela-
ta con los núcleos urbanos, en una posición cionarse con la nación. Por el contrario, se
de feedback según la cual hay un trasvase silencia o se minimiza el papel de la econo-
continuo, un viaje de ida y vuelta de la ciu- mía, la precariedad en la que han vivido los
habitantes de las comarcas más conservado-
5
ROLDAN MORALES, F. P. (1992) “El lenguaje de la ras en el mantenimiento de la arquitectura
arquitectura popular”, en Arquitectura popular de Castilla
tradicional. Como veremos más adelante,
y León. Bases para su estudio. BAEZ MEZQUITA, J. M.
Coord. Instituto de Ciencias de la Educación. Universi- los modelos arcaicos desaparecen con el
dad de Valladolid. Valladolid. 66. cambio de las condiciones económicas.
diferenciar el valor simbólico, de estatus, o dos. O las de una planta y las de planta y
que funciona hacia fuera, cara a los otros, al piso. Si bien es verdad que las de una planta
público, y el valor económico, que sustenta pueden estar cubiertas con paja o pizarra,
al anterior, que se basa en la capacidad de las de dos siempre lo están con losa. Esta-
producir bienes de consumo. Este campesi- mos hablando de dos modelos, uno más ar-
no que mira hacia adentro, hacia la aldea, caico que el otro, que durante su evolución
que no tiene relaciones de largo alcance con
han convivido en un periodo muy corto,
el exterior lejano, con la cabecera de comar-
admitiéndose comúnmente que las casas de
ca o con la capital de provincia, es más fuer-
te que el primero, quizás, obligado por la una sola planta se utilizan como cuadras y
precariedad de sus medios de producción. pajares hasta que cambian las modas. Esta
evolución se produce a veces como un edifi-
Los edificios son de varias formas, cio que queda fuera de la vivienda. En otras
pero los estudiosos en un esquema operati- ocasiones estas construcciones se quedan en
vo, que no agota toda la riqueza y variedad
un rincón de la nueva estructura, como am-
que representan, hablan de dos tipos: la vi-
pliación de la casa pero dentro de la misma
vienda y las construcciones auxiliares. Estas
“corte”, utilizando un lenguaje medieval.
son las arquitecturas secundarias, denomi-
nadas así porque están en una relación de García Grinda habla de la “casa de
dependencia y de subordinación con otras paja” y de la “casa de corredor”, la primera
lógicamente denominadas principales. La de una sola planta y la segunda de dos. La
casa es concebida como elemento central de denominación obedece en el primer caso a
la configuración del espacio urbano, lo cual que se toma la cubierta como lo más signifi-
es indiscutible, pero parte de la importan- cativo, mientras que en el segundo la clave
cia simbólica que se da a la vivienda va en se centra en el corredor.
detrimento de otros edificios. Las construc-
Los últimos estudios llevados acabo
ciones auxiliares –las cuadras, los pajares,
los palomares, las fraguas, los molinos…– por los investigadores nos muestran que la
son base y centro de la economía, lo que les casa de teito está en franco retroceso. Algu-
hace ser más apreciadas, desde una visión nos afirman que “La casa de “teito” de La
“emic”, que la propia casa. No es nuevo que Cabrera es hoy un tipo francamente raro
en la mentalidad popular, precisamente por del que sólo se ha podido identificar algún
la precaria economía de supervivencia, las ejemplar aislado”23, pero matizan que lo
construcciones principales sean aquellas de- que ha sucedido es un cambio de uso en el
dicadas a las actividades económicas. antiguo edificio, ya que las antiguas casas
de teito se han convertido en “palleiros” y
La vivienda cuadras. Son las casas de una sola altura,
En La Cabrera Alta las construcciones de planta rectangular. Con un espacio de
destinadas a la vivienda son de varios tipos, habitación dividido a su vez en otros dos,
que están en función de la planta y el alza- la cocina y el cuarto, y la cuadra para los
do, aunque se suelen resumir en dos tipolo- animales. Con todo La Cabrera Alta ha sido
gías básicas relacionadas con el Bierzo22. la más resistente a los cambios y ha conser-
En la actualidad se distinguen dos ti- vado un mayor número de casas, palleiros
pos de casas: desde el punto de vista de la y cuadras de teito. El cambio de uso de los
cubierta, las de teito y las de losa, y, desde antiguos ejemplares ha llevado a que ahora
el punto de vista de las plantas, las de una sólo encontremos la cubierta de paja en al-
gunas arquitecturas auxiliares como revelan
22
ALONSO GONZÁLEZ, J. MAGALLANES
23
PERNAS, A (1979). “La vivienda rural de las Cabreras leo- GARCÍA GRINDA, J.L. Arquitectura Popular leo-
nesas”, 1ª parte. En Tierras de León, nº 34-35. León nesa. p. 68
los trabajos de campo realizados ya en este cuelmo se atan a las llatas por medio de ve-
siglo24. lortos o vilortas26.
La vivienda, sin embargo, es el sim- Según García Grinda, a finales del s.
bólico central; desde él se interpreta el ur- XX la casa de paja ya ha desaparecido por-
banismo y en función de la casa deben en- que los ejemplares que quedan se han con-
tenderse las construcciones auxiliares, cuya vertido en pajares, en una evolución lógica
ubicación está unida a la planta principal o “facilitado por su escasa compartimentación
lejos de la misma, agrupadas en barrios o di- interior y su elementariedad”. Los ejempla-
seminadas por la periferia del pueblo. res que documenta –según él– eran de una
sola planta, con dos espacios de habitación,
Vivienda de una sola planta
la cocina y el cuarto, además de la cuadra.
Alonso González nos dice que la casa
La parte central de la casa de una sola
de una sola planta esta levantada con “pa-
planta es la cocina, y dentro de ella el “llar”
ramentos de poca altura”, se caracteriza
donde se hace el fuego sobre un enlosado.
también por tener el “techo de paja y esca-
Como en los demás viviendas cubiertas con
sez de vanos”. Esta vivienda puede pasar a materia vegetal en ella, el humo salía por un
constituir una vivienda de una sola planta “buraco” abierto en el teito, o simplemente
pero con techo de pizarra, dando una “for- por entre el teito. La separación, como se ha
ma cuadrangular dividida al interior en dos dicho, se hacía con tabiques de varas entrete-
partes separadas por un tabique cañizo, con jidas revocadas con barro y encalados. Es el
una puerta, la cual comunica al hogar con la mismo sistema que se emplea en el Bierzo27.
cuadra o corte, que a su vez tiene una puerta En el S. XIX aún se conservan muchos pue-
al exterior”25. blos con construcciones de una sola planta y
El modelo constructivo, según el au- cubierta de teito, como se puede ver en los
tor citado, es colocar “sobre los muros la- informes que nos da Pascual Madoz28. Me-
terales” las tijeras, teixeiras, formadas por dina Bravo, que escribe en el primer tercio
gruesos troncos, construidas de forma que del s. XX, constata que por entonces las ca-
sostienen la viga cumbrera. Las teixeiras sas de teito estaban desapareciendo con ma-
apoyan en maderos tirantes perojas, que yor rapidez que en épocas anteriores.
descansan sobre el muro. Paralelamente a la En su artículo La vivienda rural en La
viga de la cumbre se colocan una serie de Cabrera Leonesa29, Joaquín Alonso Gonzá-
troncos, llantas, que van sujetos a los can- lez alude a la tipología de las casas según
teiros por ataduras de caña o cuerda. Sobre las publicaciones anteriores, pero aporta los
las latas se colocan los cuelmos o las llousas. datos obtenidos de los servicios de la Dipu-
El diferente material utilizado en la cubier-
26
ta nos da dos palabras para denominar el ALONSO GONZÁLEZ J, GONZÁLEZ PERNAS.
La vivienda tradicional en Las Cabreras Leonesas p. 95.
tejado; así al de losa lo llaman llouxan y al
27
de paja, colmao. En los de paja los haces de ALONSO PONGA, J. L. y DIÉGUEZ AYERBE A.
(1984) El Bierzo. Etnografía y Folklore de las comarcas leone-
24
sas. Ediciones Leonesas, Santiago García Editor. León,
PONGA MAYO, J., C.; RODRÍGUEZ RODRÍ-
p. 18.
GUEZ, Mª A. (2000) Arquitectura Popular en las comarcas
28
de Castilla y León. , p. 100-101. MADOZ, P. (1845-1850) (1983) Diccionario Geo-
25
gráfico- Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de
SERVICIO DE PUBLICACIONES de la Excma.
Ultramar. Madrid. Ed. Ámbito, Valladolid.
Diputación Provincial… p. 38 cit. En ALONSO GON-
29
ZÁLEZ, J. MAGALLANES PERNAS, A (1979). “La vi- ALONSO GONZÁLEZ y J. GONZÁLEZ PER-
vienda rural de las Cabreras Leonesas”, 1ª parte. En Tierras NAS. La vivienda tradicional en Las Cabreras Leonesas…….
de León, nº 34-35. León Vol. II.
tación Provincial30, resumiendo la tipología por obsoletas, se crean nuevos modelos que
en: viviendas de una planta, viviendas de en unas generaciones pasan a ser el prototi-
dos plantas con escalera exterior y vivien- po de la vivienda “arcaica”, de manera que
das de dos plantas con escalera exterior en el estudio de la arquitectura tradicional
pero con acceso desde el corral, siendo esta es conveniente tener presente la datación de
última variante la más moderna. La casa de las construcciones con las que estamos tra-
dos plantas destaca por el empleo del corre-
bajando.
dor como elemento más característico.
La casa de dos pisos o casa de corredor
Aporta excelentes datos para demos-
trar la evolución en la vivienda, basándose Obviamente las dos plantas diversifi-
en los datos del Catastro del Marqués de la can bastante más los espacios. En la supe-
Ensenada, elaborado en esta zona entre 1752 rior se coloca la cocina con las habitaciones
y 1753. Por este excepcional documento sa- que mantienen los tabiques de encestado
bemos que, a mediados del s. XVIII, las ca- con barro y cal, aunque poco a poco, desde
sas que tenían entre cuatro y siete compar- comienzos del s. XX, empiezan a hacerse de
timentos eran 20, había 38 que tenían entre
otro material más consistente. En la planta
dos y cuatro divisiones, y las que tenían
baja están las cuadras aunque a veces se co-
una sola alcanzaban hasta 23. Esta relación
locan fuera de la vivienda, pero cercana a
se completa con las medidas de la fachada.
ésta, los espacios para las herramientas, el
La mayoría, hasta un número de 46, tenían
entre cinco y diez varas de frente, 33 vivien- “alpendre” para el carro, la leña y el galli-
das medían frontalmente entre diez y veinte nero. La planta baja tiene una puerta grande
varas; solamente siete tenían entre veinte protegida por el corredor saliente en fun-
y treinta, y entre treinta y cuarenta apenas ción del paso de los animales y del carro32.
dos. Este tipo de casa es parecido a algu-
Concluye que en la época de Ensena- nos del Bierzo que J. Mª Luengo Martínez33
da hay un porcentaje de casas del 52,38% de denominaba casas serranas. El investigador
una sola planta y un 47,61% de casas de alto berciano señala que este modelo está dotado
y bajo. La evolución se constata no por ra- de una chimenea, por oposición a la de teito,
zón de oficio o profesión, sino “por razones que carecía de ella.
de mejora económica”. Es un documento ex-
cepcional para demostrar la evolución de la Varios son los elementos caracterís-
vivienda, y de la arquitectura tradicional en ticos de este modelo de vivienda, pero los
general31. La evolución se ha dado siempre, más sobresalientes son las escaleras de ac-
y se sigue produciendo ahora, lo que sucede ceso al segundo piso, el corredor y el horno.
es que en esa evolución en la que las tipolo-
La escalera exterior, según Casado
gías más arcaicas van quedando en desuso
Lobato, “es algo genuinamente característi-
30
SERVICIO DE PUBLIACIONES de la Excma. co de la arquitectura popular de La Cabrera
Diputación Provincial de León. Informe de las Cabreras Alta”34. Sin embargo algunas familias aco-
Leonesas. División Político Administrativa. León 1965. modadas tenían escalera interior, lo que se
03. 29.
32
31
El cambio en la tipología de las plantas, la evolu- CERRATO, A.; ORTEGA, P., “E
ción de las casas se puede demostrar si comparamos los L C ” en Revista de Folklore,
datos del catastro con los de las comprobaciones hechas Fundación Joaquín Díaz, Valladolid, 2003, p. 90.
una década después. Esto no sólo sucede en La Cabre- 33
LUENGO MARTÍNEZ, J. Mª., Esquema de la arqui-
ra, acontece en muchos sitios, se puede ver en zonas
tectura civil en el Bierzo. León, 1946, p. 11.
cercanas como el Bierzo, o los Ancares, y tan alejadas
34
como la Tierra de Campos o la ribera vallisoletana del CASADO LOBATO, C., (1948) El habla de la Cabre-
río Esgueva. ra Alta, p. 90.
consideraba un pequeño lujo35. En ocasiones que esta sujeción se refuerza con unos pies
existen escaleras que tienen un arranque co- derechos, o con tornapuntas que apoyan en
mún. piedras salientes del mismo edificio.
Los dos pisos obligan a la construc- Una construcción llamativa es la de-
ción de la escalera de acceso colocada siem- nominada “casa del forno”, o sea, una cons-
pre al exterior. La escalera exterior o “patín” trucción dedicada solamente a este elemen-
se coloca generalmente en paralelo a la fa- to. La “casa el forno” en Villar del Monte es
chada (Pozos), aunque a veces se coloca per- uno de los ejemplares más llamativos, no
pendicular a esta (Grinda). solo por la figura del horno montado sobre
La escalera de acceso va a dar al co- una plataforma sobre la que descansa el pro-
rredor y está compuesta de grandes sillares pio horno que muestra al exterior su cúpula,
de losa, escalera sin pasamanos (Alonso sino por la forma de cubierta, en un tejado
González). de pizarra que desciende en un solo faldón.
El corredor. El centro de todo es el co- Es una construcción tan característica
rredor, que se coloca en el lado más largo que configura y da personalidad al paisaje
orientado a la solana. Sirve como desahogo urbano. Así sucede en Quintanilla de Yuso
de la casa y para contener el horno. Se forma donde forman “un bello conjunto de volú-
por el volado de las vigas del piso reforza- menes y material ancestral enraizado en el
do, cuando es necesario con tornapuntas, medio ancestral que los creó”36.
como se puede observar en Villar del Mon-
Chimeneas. La salida del humo se
te y Pozos. El corredor está cerrado por ta-
hacía a través de la chimenea. La casa pri-
blas, aunque no faltan pequeñas ventanas a
migenia no tuvo chiminea, de modo que
modo de tragaluces. A veces aparece algún
los humos se perdían por la estancia entre
tipo de balcón corredor con barandillas de-
el colmado o el llousao. (Alonso González).
coradas, pero es bastante raro. La climatolo-
Las que actualmente encontramos están re-
gía extremadamente dura propicia este tipo
cubiertas de losas, dispuestas en escamas,
de corredores que con frecuencia destacan
con armazón de madera. Son de llamativos
por su tosquedad, lo que no significa que no
tengan cierta belleza que nos remite a cate- volúmenes prismáticos o troncopiramida-
gorías estéticas basadas en una rusticidad les, de secciones cuadradas o rectangula-
que se puso de moda también con el roman- res, rematados con un sombrerete de lajas
ticismo. de pizarra, el mismo material que aparece
en las paredes de las chimeneas. No faltan
Es la parte de la casa donde abunda lugares en los que el humo sigue saliendo
más la madera; en ocasiones, en tipos más por la “garroteira” o por el buraco del techo,
modernos los corredores abiertos están for- como sucedía en las casas de teito (A. Ce-
mados por columnas con zapatas bien tra- rrato). Existen varios tipos aunque abundan
bajadas, como es el caso de La Cuesta. las piramidales truncadas protegidas con
El horno. Forma parte de la estructu- una losa en la parte superior –para impedir
ra de la vivienda tradicional cabreiresa. Es la entrada de agua y nieve– con un hueco o
un añadido a la cocina, su volumen semi- más en cada una de las caras, para facilitar
circular sobresale en la galería de la fachada la salida de humos y su función como respi-
mayor, o en uno de los laterales. Con fre- radero. Sobresale una Chimenea escalonada
cuencia la meseta, sobre la que se coloca di- en Villar del Monte cubierta de pizarra (véa-
cho horno, se sostiene sobre unos maderos se Fig. 9); los faldones sobresalen de forma
en voladizo, pero no faltan ejemplares en los ascendente. Al igual que en Corporales don-
35 36
CERRATO, A.; ORTEGA, P., (2003) El patrimonio CERRATO A.; ORTEGA, P. (2003) El patrimonio
arquitectónico de la Cabrera. p. 90 arquitectónico de la Cabrera, p. 90.
de encontramos una chimenea de pizarra por lo tanto para mantener unos niveles de
dividida en dos cuerpos por otra horizontal economía dignos, dentro de la pobreza de
que sobresale y es paralela a la que cumple la comarca.
función de cobertor”37.
Los pajares de Villar del Monte tienen
Construcciones auxiliares testeros escalonados, lo que facilitaba el apo-
yo de las vigas para montar la techumbre, y
Pajares hasta servía de cortafuegos muy elemental
El pajar es construcción imprescindi- para combatir los problemas de incendios
ble en una economía agropastoril como la abundantes y generalizados en todos los
de esta comarca. Son construcciones rectan- núcleos de cubiertas de paja.
gulares destinadas a almacenar la paja y la
hierba para los animales. Cubiertos a doble Los palomares
vertiente con un bocarón en el techo para Testimoniales son también los palo-
facilitar el almacenaje de la hierba. Muchos mares. Las noticias que se tienen de ellos
de ellos tienen su origen en antiguas casas son escasas. Apenas queda el recuerdo de
de un solo piso reaprovechadas para esta uno de ellos en Iruela. La tipología es como
función. Se construyeron lejos de las vivien- la mayoría de los del noroeste, similar a los
das (obsérvese su implantación en la Fig. de La Cabrera Baja y parecidos a algunos
13). Algunos inves-tigadores afirman que del Bierzo. De silueta circular, con tejado a
se ubican equidistantes entre la vivienda y un agua y con guardavientos que se forman
la cuadra, buscando la máxima comodidad por el realzado de las paredes circundantes.
para el propietario. Tienen el paso de las palomas por las trone-
Los pajares de Corporales presentan ras. El tejado está a mediodía, y la tronera se
ejemplares con el boquerón en la línea alta produce por resalte del tejado.
de la fachada posterior que propicia mayor Los colmenares
comodidad para la entrada de la yerba; en
Son cercas de paredes de piedra que
algún caso, el boquerón se abre en uno de
protegen los troncos huecos en los que en-
los testeros, aprovechando también el des-
jambran las colmenas.
nivel del terreno. Esta solución se encuentra
en varios ejemplares de la Maragatería38. Fraguas
Es famoso uno en la localidad de Cor- Comunal ha sido hasta no hace mu-
porales que llama la atención por la bicro- cho tiempo, la fragua, por eso se situaba
mía de piedras pizarrosas y cuarzos (denó- en un edificio a parte. El oficio de herrero,
tese en fig. 5), con uno de los testeros donde que con frecuencia incluía también el de he-
se aprecia aún el escalonamiento de una rrador, era imprescindible para el desarro-
primitiva cubierta, realzada posteriormente llo de la vida en las aldeas pueblos y villas
para aumentar su capacidad. En este pajar leonesas. El herrero arreglaba los aperos de
es significativa la cruz hecha con las piedras labranza, calzando las rejas, recortando los
blancas, que aquí, como en todas las cons- carros cuando era necesario, haciendo los
trucciones auxiliares, son signos apotropai- clavos de gran tamaño para clavetear las vi-
cos de protección, en este caso de la hierba gas, etc. En los pueblos grandes el herrero
necesaria para la alimentación del ganado y podía ser el propietario de la fragua, pero
en los pequeños la fragua era del común con
37
Ibid. p. 100. lo que se veían en la necesidad de contratar
38
los servicios de este profesional generando
GARCÍA GRINDA, J.L. (2005) “Función y
forma: La arquitectura auxiliar agropecuaria leonesa” en
una serie de contratos y de redes clientela-
La Arquitectura Tradicional en Tierras de León. León, res que se reflejaban en contratos verbales, e
Fundación Hullera Vasco-Leonesa p. 28. incluso se plasmaban en las ordenanzas que
y conjuntos de edificios que nos muestran comarcal (aunque está en una comarca defi-
los modelos de vida de sus habitantes antes nida) sino regional y/o nacional es necesa-
del éxodo de los vecinos. Pero el quilibrio es rio hacer buenos proyectos de valorización
muy frágil. El paisaje agrario ha cambiado de un patrimonio material e inmaterial que
por el cambio de actividad económica. Los debe de ser utilizado como fuente de rique-
palomares, colmenares, molinos, pajares etc. za para el desarrollo de la comarca a través
al carecer de valor económico corren el ries- de la puesta en valor de lo elementos más
go de ser abandonados a su suerte, como ya característicos de la misma. Debe servir al
está sucediendo, con lo que la ruina y des- mismo tiempo para crear discursos de patri-
aparición se enseñorearán pronto en toda monio inmaterial que ayuden a comprender
la comarca. Los dueños de la arquitectura la historia de los diferentes núcleos rurales
civil no ven la necesidad (quizás tampoco y con ellos de toda la comarca. Que nos ayu-
es su misión) de invertir en restauración den a desvelar y comprender las leyendas,
de edificios que ya no tienen sentido para las tradiciones que acompañan a la arqui-
ellos. Cada vez son más los que optan por tectura y a la vida en los pueblos; al paisaje
arquitecturas que no tienen que ver con las natural que con la acción del hombre se con-
formas tradicionales, ni con los materiales vierte en paisaje cultural, y mediante una
típicos cabreireses. Por ello y para una me- buena puesta en valor deviene en Bien de
jor conservación de este patrimonio que no Interés Turístico generador de riqueza.
es personal, sino social, que no es ni siquiera
▪ Fig. 11. Distribución en planta de las dos alturas de una vivienda tipo.
▪ Fig. 14. Geometría con trazados de fuertes pendientes que facilitan la evacuación
rápida del agua y la nieve.
▪ Fig. 15. Villar del Monte. Recuperación del casco urbano con criterios de respeto a la cultura tradicional,
desde las teorías de conservación y protección del patrimonio rural.
▪ Fig. 16. Barrio de pajares a las afueras de los pueblos y lejos de la vivienda, para evitar que en caso de
incendio se pierda la cosecha. Equidistantes entre la vivienda y la cuadra.