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ESTUDIANTES:
HUARAZ – PERÚ
2021
La violencia contra mujeres es una violación grave de los derechos humanos. Su impacto
puede ser inmediato como de largo alcance, e incluye múltiples consecuencias físicas,
sexuales, psicológicas, e incluso mortales, para mujeres y niñas. Afecta negativamente el
bienestar de las mujeres e impide su plena participación en la sociedad. Además de tener
consecuencias negativas para las mujeres, la violencia también impacta su familia,
comunidad y el país. Los altos costos asociados, que comprenden desde un aumento en
gastos de atención de salud y servicios jurídicos a pérdidas de productividad, impactan en
presupuestos públicos nacionales y representan un obstáculo al desarrollo. Ahora en la época
de pandemia este problema social ha ido empeorando por lo cual se hace necesario la
redacción del presente informe, que como futuros profesionales de salud es necesario saber
acerca de la prevención de esta situación.
Violence against women is a serious violation of human rights. Its impact can be immediate
as well as far-reaching, and includes multiple physical, sexual, psychological, and even fatal
consequences for women and girls. It negatively affects the well-being of women and
prevents their full participation in society. In addition to having negative consequences for
women, violence also impacts their family, community and country. The high associated
costs, ranging from an increase in health care and legal services expenses to productivity
losses, impact national public budgets and represent an obstacle to development. Now, at the
time of the pandemic, this social problem has been worsening, which is why the writing of
this report is necessary, as future health professionals it is necessary to know about the
prevention of this situation.
La violencia contra las mujeres es un problema de salud pública que representa una clara
vulneración a sus derechos humanos. Es una violencia ejercida por el solo hecho de ser
mujeres; no se trata de casos aislados, sino que constituye un fenómeno social, presente en la
sociedad actual sin distinción de razas, lugar geográfico, nivel cultural, religión, sistema
político o económico.
Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres
(30%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia
sexual por terceros en algún momento de su vida. Se estima que, en todo el mundo, 87.000
mujeres fueron víctimas de feminicidios íntimos o familiares en el año 2017. Eso implica un
total de 137 mujeres cada día. Hay varios países en los que la incidencia de los asesinatos de
mujeres roza las cifras de pandemia. El Salvador y Honduras son los países que presentan
mayor prevalencia, aunque en números totales lo supera México o Brasil, según datos de
CEPAL recogidos en 2018. (1)
En Sudáfrica, según las últimas estadísticas de la policía, una mujer es asesinada cada tres
horas. Las autoridades sudafricanas habían registrado un aumento de la violencia contra las
mujeres, especialmente durante el período de confinamiento del 27 de marzo al 16 de abril.
(3)
En el 2020, las cifras de las mujeres asesinadas en cada uno de los países donde trabajamos
en el continente americano como Bolivia, donde en 2015 el 10% de las víctimas mortales de
la violencia de género eran menores de 18 años, 83 mujeres fueron asesinadas entre enero y
agosto de 2020. Durante la cuarentena hubo 53 casos y en Ecuador existe un informe
elaborado por varias organizaciones dentro de la plataforma Alianza Mapeo donde
identifican 748 mujeres asesinadas desde 2014 hasta marzo de 2020. (1)
Por otro lado, en el Perú, la Defensoría del Pueblo reconoce hasta octubre 100 casos de
feminicidios reconocidos oficialmente y otras 45 muertes violentas de mujeres que están en
estudio. A 23 días de que decretase el estado de emergencia, atendió más de 8000
La violencia contra la mujer debe ser priorizado especialmente en Arequipa, Ica, Junín,
Huánuco, San Martín, Madre de Dios y Áncash, regiones que aún se encuentran con las
mismas restricciones de los primeros meses de cuarentena. En ese sentido, las autoridades
deben prestar especial atención para garantizar velar por la integridad de las víctimas sin
dejar de adoptar medidas para prevenir el contagio de la COVID-19.
El objetivo del presente informe es identificar los factores de riesgo de la violencia contra la
mujer, así como el proceder médico legal y sobre las lesiones, así como la prevención el
ámbito sanitario.
1.1. Concepto
La violencia contra la mujer es un problema de salud pública en nuestro país, el cual ha sido
subestimado hasta la actualidad. Más de la mitad de las mujeres en el Perú han sido víctimas
de algún tipo de violencia; pues la violencia ha estado presente en la mayoría de los
momentos de nuestras vidas, manifestándose en diversos aspectos tanto a nivel privado, como
lo es en la familia, o de manera pública, ya sea en el trabajo. (5)
1.2. Causas
-Uso del alcohol y sustancias psicoactivas (83.3%),
-Estrés económico (66.7%),
-Falta de comunicación en la pareja (50%),
-Pérdida de valores familiares (40%),
-Infidelidad (46.7%)
1.3. Tipos
1.3.1.Física
La violencia física es aquella acción generada de manera voluntaria y que por lo mismo
ocasiona daños no accidentales, utilizando la fuerza física o material (es decir, sirviéndose de
objetos) y que tiene como fin fundamental generar un impacto directo en el cuerpo y
consecuencias físicas tanto externas como internas. (7)
1.3.2.Psicológica
La violencia sexual se refiere a “acciones de naturaleza sexual que se cometen contra una
persona sin su consentimiento o bajo coacción. Incluyen actos que no involucran penetración
o contacto físico alguno. Asimismo, se consideran tales la exposición a material pornográfico
y que vulneran el derecho de las personas a decidir voluntariamente acerca de su vida sexual
o reproductiva, a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación. (7)
1.3.4.Económica
1.4.Ciclo de violencia
Se ha logrado establecer que cuando la violencia contra la mujer es ejercida por su pareja, se
presenta a través de fases que tienden a generar un ciclo perpetuo de agresiones, que pueden
presentarse ya sea de manera continua o en períodos de tiempo separados entre sí. La
experiencia muestra que este ciclo parece atrapar a las mujeres en una red de violencia que no
les permite reaccionar para enfrentarla y superarla. (3)
La violencia contra la mujer conlleva a un mayor riesgo de tener una mala salud física y
reproductiva, mayor probabilidad de abusar del alcohol y las drogas, presentar disfunciones
sexuales, intentos de suicidio, estrés postraumático y trastornos del sistema nervioso central,
las mujeres que sufren tratos abusivos también tienen un peor funcionamiento social y salud
mental.
Las mujeres que han sido maltratadas físicamente presentan consecuencias graves para su
estado de salud: lesiones físicas como fracturas, lesiones abdominales o torácicas y
condiciones de salud crónicas, como los dolores permanentes y los trastornos
gastrointestinales. En los casos en los que se presenta maltrato sexual, la mujer tiene
problemas relacionados con su salud reproductiva: trastornos ginecológicos, enfermedad
pélvica inflamatoria, infecciones de transmisión sexual (en particular el VIH), embarazos no
deseados y malos resultados obstétricos.
Otras de las consecuencias ginecológicas son las hemorragias o infecciones vaginales, los
dolores pélvicos crónicos y las infecciones de las vías urinarias. El maltrato físico y sexual
conlleva de igual forma a la presencia de consecuencias psicológicas: depresión, mayor
II.INTERVENCIÓN MÉDICO-FORENSE
También, este presenta un gráfico para describir la topografía lesional, de interés forense,
además de lesiones físicas y psíquicas, incluye datos sobre antecedentes psiquiátricos y
adicciones. La mujer maltratada de hoy es una persona más joven que, por su parte, puede
presentar factores de riesgo que influyan en el hecho del maltrato como consumo de alcohol o
de psicótropos. Este protocolo sanitario se difundirá a centros hospitalarios y asistenciales, así
como a juzgados, en unión del protocolo para agresión sexual ya establecido y que fue
introducido por la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. No obstante, ello no
evitará la exploración que el forense debe realizar como perito dentro del proceso legal.
Cuando sea factible, la exploración inicial de la víctima se realizará conjuntamente entre
médicos clínicos y forenses. En su caso, sería deseable la mayor celeridad posible, lo que no
siempre se consigue.
Con el mismo fin los Colegios de Médicos también están elaborando protocolos
interdisciplinarios, ya establecían que la introducción de un protocolo adecuado para la
detección del maltrato aumentaba el número de casos correctamente diagnosticados de un 7,7
a un 30%. Otra casuística concuerda con la elevación de las cifras de un 6 al 30% de
diagnósticos de maltrato, realizados en los servicios de urgencia de Estados Unidos cuando se
utilizan los protocolos. Los resultados de estas iniciativas deben valorarse en los próximos
tiempos, con datos que faciliten los procesos legales y estadísticas indicativas de la evolución
del proceso. (5)
Una vez que la mujer reconoce encontrarse en una situación de maltrato, o bien ante una alta
sospecha médica de situación, se debe llevar a cabo una valoración con una exploración
detallada de las lesiones y de su estado emocional, explicándole en todo momento las
exploraciones que se le van a practicar y la finalidad de estas. (8).
(Anexo1)
En este se recogen los distintos tipos de valoraciones que tienen lugar en el proceso:
a) Valoración biopsicosocial:
- Situación familiar
- Considerar la percepción de peligro por parte de la mujer, tanto para ella como para otros
miembros del entorno familiar.
No cabe duda de que la violencia de género supone una situación legal de gran envergadura,
que se complica cuando la valoramos desde el enfoque médico. Un médico tiene la
responsabilidad legal de denunciar una situación de violencia de género que detecte en uno de
sus pacientes, comunicando al juzgado de violencia de género mediante el parte de lesiones e
informe médico, informando de su actuación previamente a la mujer. La información del
hecho a las autoridades judiciales permite poner en marcha las medidas legales dirigidas a la
En la toma de decisiones ante situaciones de maltrato, los profesionales sanitarios tienen una
serie de deberes éticos y legales que en ocasiones se enfrentan, y conjugar ambos es tarea
difícil, pese a la acción legal que hemos comentado en las líneas anteriores que han de
realizar, los sanitarios no pueden olvidar los principios básicos de la ética por los que se rige
su buena praxis, pero es obvio que tampoco pueden priorizarlos frente a obligaciones legales,
por lo que la combinación armoniosa de ambos debe ser el objetivo perseguido (12). Sin dejar
de lado la valoración individual, que será siempre el último recurso en la toma de decisiones.
A. Características especiales:
El parte de lesiones que se debe emitir en los casos de maltrato, según las directrices
del Protocolo Común de Actuación Sanitaria en Violencia de Género, es más amplio
que los usados comúnmente, sobre todo en cuanto a la descripción de las lesiones
físicas se refiere, debiendo describir éstas de una forma exhaustiva, señalando no sólo
el tipo de lesión, sino su evolución, forma, dimensiones, lo más detallado posible, de
forma que la labor pericial posterior del médico forense no se vea dificultada. Deberá
Los partes de lesiones pueden tener diferentes formatos y soportes, pero es necesario que
recojan una información mínima, para poder ser considerados óptimos. Uno de los objetivos
que se deberían perseguir, es que fueran muy sencillos y completos de forma que se facilitara
al máximo la labor del profesional médico que en ocasiones se ve desbordado por la situación
y la presión asistencial.
Los criterios de calidad que deben cumplir se recogen en el Protocolo Común de Actuación
Sanitaria en Violencia de Género y los datos mínimos que deben aparecer y que deberían
cumplimentarse independientemente del formato que tenga establecido cada CC.AA. en su
territorio, se describen a continuación.
- Lesiones físicas que presenta: tipo, forma, dimensión, color y localización, para facilitar su
data o posible fecha de producción.
«El Gobierno y las Comunidades Autónomas, que hayan asumido competencias en materia
de justicia, organizarán en el ámbito que a cada una le es propio los servicios forenses de
modo que cuenten con unidades de valoración forense integral encargadas de diseñar
protocolos de actuación global e integral en casos de violencia de género»
Atestado policial: es un documento de vital importancia realizado por las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado (FCSE) que debe dar cumplimiento al protocolo establecido por la
legislación. Para realizar nuestra valoración los elementos fundamentales que, como mínimo,
se debe recoger son (18):
Información sobre enfermedades previas tanto físicas como psíquicas y posibles terapias que
precise.
La violencia sexual contra las mujeres puede ser ejercida por su pareja o por otros
hombres. La mayoría de las veces las mujeres consultan y denuncian cuando el
agresor no es la pareja, cuando es ésta la que interviene, la violencia sexual suele
permanecer oculta, y es muy difícil detectarla (Mullen, 1988). (19)
Las actuaciones que deberán realizarse tanto desde la medicina clínica, como desde la
medicina forense, Entre las muestras de interés legal que deben recogerse se
encuentran (Guía Valoración Integral Forense, 2005):
Lavado vaginal (o anal o bucal) con 10cc de suero fisiológico estéril para la
recogida de posibles restos de semen. El lavado se recogerá en un tubo estéril
apropiado que pueda cerrarse herméticamente y se rotulará. Se mantendrá
refrigerado (4-8 °C). El lavado vaginal será posterior a la toma de muestras
para el cribado de infecciones de transmisión sexual.
Ropas de la paciente relacionadas con la supuesta agresión, colocando cada
prenda en bolsa independiente y rotulada.
Tomas de hisopo humedecidas en suero fisiológico en los casos de agresión
anal u oral, de las correspondientes cavidades colocando en tubo el hisopo,
para sellar y rotular.
Recortes de limpieza de uñas (posible piel del agresor).
Peinado púbico de la mujer agredida (posible vello del agresor).
Desde el servicio hospitalario tras la actuación se tendrá que enviar el parte de
lesiones e informe médico al juzgado de guardia. (19)
El riesgo se puede valorar en dos momentos diferentes, durante la guardia del juzgado
de violencia sobre la mujer o en un momento posterior por parte de la UVFI en los
casos en que se solicite.
A nuestro juicio, esa valoración se debe hacer durante la guardia, ya que es en ese
momento cuando se debe detectar la posibilidad de que la víctima sufra nuevas
agresiones. El inconveniente es el poco tiempo del que se dispone para realizar esa
valoración. (18)
De cualquier manera, hay una serie de elementos que tener en cuenta a la hora de
decidir ciertas medidas de protección, por lo menos en un primer momento hasta que
se pueda hacer una valoración más profunda:
Tras el cumplimiento de los cinco puntos anteriores, debe elaborarse el informe médico-
forense, en el cual se plasma el análisis médico-forense del caso concreto del acto agresivo
que se ha denunciado, con una valoración inicial de las lesiones que, como ya se indicó, es
urgente al formar parte de las pruebas que la autoridad judicial tendrá en cuenta a la hora de
adoptar las medidas de protección adecuadas. En el caso de que la naturaleza de las lesiones
así lo exija, será preciso realizar, como mínimo, una segunda valoración haciendo hincapié
sobre todo en el tiempo de curación, en el tiempo que ha estado impedida para la realización
de sus ocupaciones habituales y en la descripción de las secuelas. Los puntos que debe
recoger el informe médico-forense de valoración inicial de las lesiones son: (18)
Desde los servicios sanitarios se puede desempeñar un papel crucial para ayudar a las mujeres
que sufren violencia, ya que la mayoría de las mujeres en algún momento de su vida entran
en contacto con ellos (embarazo, parto, cuidado médico de los hijos o hijas, cuidado de las
personas mayores, etc.) pudiendo detectar de forma indirecta una situación de maltrato o de
una forma directa cuando las consultas médicas se derivan de la afectación de la salud
secundaria a los malos tratos sufridos, de forma inevitable las mujeres maltratadas suelen
acudir más a los servicios sanitarios, en particular a Atención Primaria, Urgencias,
Obstetricia y Ginecología y Salud Mental.
Asegurar un tiempo mínimo de consulta que permita una relación de confianza entre el
profesional de la salud y la paciente, así como un marco de intimidad que la acompañe.
Incorporar a la historia clínica de las mujeres preguntas que permitan detectar la presencia de
situaciones de violencia doméstica incipiente.
Utilización de recursos a nuestro alcance como es la consulta con los profesionales que deben
de intervenir en los programas específicos sobre violencia y maltrato como son trabajadoras
sociales y psicólogos.
Mediante la información a los usuarios del sistema de salud colocando carteles y ofreciendo
folletos en lugares visibles que indiquen que la violencia es un tema objeto de atención
sanitaria y transmitiendo que existen ayudas a su disposición que oferta el sistema sanitario.
Tras la reforma legislativa llevada a cabo en España, se pusieron en marcha todos los
dispositivos necesarios para conseguir los objetivos establecidos.
Se hace referencia especial a las agresiones sexuales, dado que la atención y actuación
sanitaria en estos casos es específica, dadas las medidas e implicaciones médico-forenses y
legales que conlleva. El protocolo realiza primero una introducción al proceso de la violencia
y un resumen de la importancia de la implicación sanitaria, para posteriormente centrarse en
las pautas de actuación en los distintos ámbitos sanitarios (atención primaria, especializada y
urgencias), y finalizar recogiendo los aspectos más importantes desde el punto de vista
médico legal.
La modificación del artículo 15 de la Ley N° 30464, Ley para prevenir, sancionar y erradicar
la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar, posibilita que las víctimas
de violencia puedan efectuar denuncias a través de medios electrónicos, aplicaciones de
mensajería instantánea o cualquier otro medio tecnológico; así lo dispone la Ley N° 31156
aprobada por el Congreso de la República y promulgada por el Poder Ejecutivo. (24)
Cabe recordar que en el mes de abril del año 2020, se aprobó el Decreto Legislativo N° 1470,
Decreto Legislativo que establece medidas para garantizar la atención y protección de las
víctimas de violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar durante la
emergencia sanitaria declarada por el COVID-19, que entre otras medidas, garantizaba la
continuidad de los servicios conforme a las disposiciones de la Ley N° 30364; disponiendo la
elaboración y aprobación de planes de contingencia, habilitando canales de comunicación
(correos electrónicos, teléfonos, celulares o cualquier otro donde quede constancia de la
recepción de la comunicación) durante dicho periodo. (24)
Conforme lo dispone la Ley N° 30364, las denuncias por violencia de género contra las
mujeres y los integrantes del grupo familiar pueden ser presentadas por la persona
perjudicada o por cualquier persona, sin necesidad de tener su representación, y también lo
puede hacer la Defensoría del Pueblo. Asimismo, los/as profesionales de la salud y educación
deben denunciar los casos de violencia contra la mujer o los integrantes del grupo familiar
que conozcan en el desempeño de su actividad.
Para ello se tendrán en cuenta los elementos que hemos recogido, y hacerlo en un sentido
evolutivo para ver cómo han cambiado con transcurso del tiempo. El factor que más eleva el
riesgo de homicidio es la percepción del agresor de que «ha perdido el control» de la víctima,
tanto más cuanto más explícito sea (anuncio hecho por la mujer, ruptura de la convivencia,
separación formal, divorcio). La literatura científica recoge que el homicidio en violencia de
género es 3 veces más alto en las mujeres que se han separado que en las que conviven con el
agresor, que se produce fundamentalmente en los 12 primeros meses tras la ruptura que antes
de cometerlo el agresor suele mantener una conducta de acoso sobre la mujer. Los estudios
demuestran de manera objetiva esta elevación del riesgo, pero también que hay margen para
valorarlo y actuar en consecuencia.
La valoración del riesgo deberá hacerse a través de los instrumentos disponibles, entre ellos
el Protocolo médico-forense de valoración urgente del riesgo en violencia de género, y
cualquier otro que se haya incorporado a las Unidades Forenses de Valoración Integral, pero
siempre teniendo en cuenta las circunstancias particulares de cada caso y los elementos
asociados al homicidio: percepción de pérdida de control sobre la víctima, cambios en el
comportamiento del agresor (aumento de la violencia, acoso tras la separación, mayor
consumo de sustancias tóxicas, estrechamiento del control sobre la mujer, argumento de los
celos), así como la situación personal del agresor. Todos estos elementos y factores crean una
situación de riesgo sobre la cual se puede presentar un factor precipitante que conduzca al
homicidio o a una agresión grave. (25)
CONCLUSIONES
1. La violencia contra las mujeres afecta a las mujeres en todas partes impacta en la
salud de las mujeres, dificulta su capacidad para participar plenamente en la sociedad,
afecta el disfrute de la salud sexual y reproductiva y de los derechos sexuales y
reproductivos
2. La intervención médico legal, se basa en la valoración de las lesiones y psicológicas,
protección de la madre e hijos, seguimiento y necesidades. También, presenta un
protocolo sanitario, gráfico para describir la topografía lesional, de interés forense,
además de lesiones físicas y psíquicas,
3. Los partes de lesiones que se emiten en violencia de género son de una calidad
intermedia. Identificándose deficiencias en el contenido de estos.
4. Es importante identificar bien las lesiones e informar detalla mente para que sea de
mucha utilidad para esclarecer la verdad.
5. El personal sanitario debe remitir a la víctima lo más rápido posible al hospital más
cercano con una ambulancia sin lavados ni cambios de ropa.
6. La mujer violentada debe ser revisada por dos médicos ginecológico y forense.
7. El área sanitaria es de suma importancia en la violencia hacia la mujer ya que le
brinda apoyo en diferentes sectores para que la ayuden a sanar física y mentalmente.
8. La procedencia de los partes de lesiones en violencia de género determina la
información que se refleja en los mismos y la calidad que presentan, siendo los
procedentes de los servicios de atención primaria los que presentan una calidad más
baja.
9. Afortunadamente, hoy en día, la Violencia de Género se conceptualiza como un
problema social de gran magnitud, que afecta a todos los colectivos. La problemática
que genera se difunde desde todos los medios de comunicación, se combate desde
todos los poderes públicos y es rechazada por la sociedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
10. Boletín Oficial del Estado de 10 de junio de 1999. Ley Orgánica 14/1999, de 9 de
junio, de modificación del Código Penal de 1995, en materia de protección a las
víctimas de malos tratos y de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. BOE nº138 de
10/06/1999. Sec. 1, 22251-22253.
11. Arroyo Fernández A. (2000). Mujer maltratada: Intervención Médicoforense y Nueva
Legislación. Atención Primaria; 26 (4):255-260.
12. Aretio A. (2007). Aspectos éticos de la denuncia profesional de la violencia contra las
mujeres. Gac Sanito ; 21(4): 273-277.
14. Sarrión Ferre, MT., Aracil Monller, C., Molina Gasset, R. (1995). Estudio descriptivo
y valoración de la cumplimentación de los partes de lesiones generados en un servicio
hospitalario de urgencias. Emergencias, 7(5), 245-251.
15. Protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género (2007).
Comisión Contra la Violencia de Género del Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud. Sanidad 2007. Ministerio de Sanidad y Consumo.
ANEXOS