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nº 29-Revista 21/1/09 21/1/09 10:28 Página 229

DOCUMENTACION Y BIBLIOGRAFIA

Algunos apellidos vascos en locuciones y


refranes españoles

VICENTE GARMENDIA*

RESUMEN Estas líneas son el fruto de un recorrido por la lengua española desde la Edad
LABURPENA Media hasta la actualidad rastreando las locuciones y refranes cuyo ingrediente
ABSTRACT principal es un apellido vasco. Fuera del interés histórico y lingüístico, pueden
constituir una aportación al estudio de las mentalidades.

Osagai nagusi gisa euskal abizen bat duten lokuzioak eta atsotitzak arakatuz
Erdi Arotik gaur egunera arteko gaztelanian zehar egindako ibilbidearen emait-
za dira lerro hauek. Interes historikoa eta linguistikoa alde batera utzita, pent-
samoldeen azterketarako ekarpen garrantzitsua izan daiteke.

These lines are the result of a journey through the Spanish language from the
Middle Ages to the present day, trawling through phrases and sayings whose
main ingredient is a Basque surname. Apart from its historical and linguistic
interest, it might also contribute to the study of mentalities.

PALABRAS CLAVE Apellidos vascos, paremiología, historia, lingüística, mentalidades.


GAKO HITZAK Euskal abizenak, paremiologia, historia, hizkuntzalaritza, pentsamoldeak.
KEY WORDS
Basque surnames, paremiology, history, linguistics, mentalities.

Universidad Michel de
Montaigne-Bordeaux III 229

Sancho el Sabio, 29, 2008, 229-236


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SANCHO EL SABIO

esde hace bastante tiempo hemos venido reuniendo, en principio


D para un lectorado francés, una serie de locuciones, interjecciones,
dichos y refranes españoles cuyo ingrediente principal es un apellido
o un nombre (1).
A Enrike Knörr con quien hablamos alguna vez de este proyecto le
interesaba y divertía mucho la idea.
Como bien se sabe, la lengua española es efectivamente rica en
expresiones muy graciosas y pintorescas tales como, por dar algunos
ejemplos, «Es la casa de tócame Roque», «¡Toma del frasco
Carrasco!», «¡A ver si te enteras Contreras!» o refranes como «Al
buen callar le llaman Sancho», «A cada lechón le llega su San Antón»
o «En Calatañazor, Almanzor perdió el tambor».
Obviamente Castilla y Andalucía fueron el origen de la mayor parte
de ellas. Sin embargo, el País Vasco no está ausente en el corpus que
hemos podido reunir.
En las líneas que siguen, sin ánimo de ser exhaustivos, desde luego,
hablaremos de algunas de estas expresiones que toman su origen en
hombres del país.
Por otra parte, como lo señalan los paremiólogos, resulta difícil
saber si un refrán en lengua española fue anterior a un refrán en eus-
kera o recíprocamente.
Incluso hay refranes «mestizos» que mezclan las dos lenguas como
«Sardina que gato lleva, galdua da» por «es perdida» citado por Juan
Valdés en su Diálogo de la lengua (2) o Gonzalo Correas (3), «Más
vale migaja de rey que zatico de caballero» en el que la palabra zati-
co significa pedazo grande, o «Gox gorri de Navarra, remojarte ha la
zamarra» (4) que significa que las nubes coloradas por la mañana en
Navarra anuncian la lluvia.
La guerra de bandos está bastante presente en el refranero.
La gran crisis europea de la Baja Edad Media no dejó de afectar a
España y a las Provincias Vascongadas. Como se sabe, su expresión
más espectacular fue sin lugar a dudas la llamada guerra de bandos
que enfrentó durante los siglos XIV y XV a dos linajes señoriales, los
gamboínos y los oñacinos. En Guipúzcoa se opusieron los Gamboa-

(1) Dictionnaire des expressions espagnoles comportant un anthroponyme avec leur tra-
duction en français, de próxima aparición en las «Presses Universitaires de Rennes».
(2) H. Gavel, «Sur un proverbe en deux langues», Revue Internationale des Etudes
Basques, 1908, p. 476.
(3) Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), Edición de
Louis Combet revisada por Robert Jammes y Maite Mir-Andreu, Madrid, Castalia, 2000,
p. 725 dice erróneamente : «Sardina que el gato lleva, gandida va».
(4) Julio de Urquijo, Los refranes vascos de Sauguis, Revue Internationale des Etudes
230 Basques, 1908, p. 695.
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DOCUMENTACION Y BIBLIOGRAFIA

Olaso a los Lazcano, oñacinos. En Vizcaya fueron los Abendaño y los


Salazar, gamboínos, contra los Butrón y los Mújica, oñacinos.
Escribíó Sebastián de Covarrubias a propósito de los bandos Oñez
y Gamboa: «(Hubo) dos parcialidades en Vizcaya, que duraron mucho
tiempo, y en el del rey don Enrique el cuarto, fue necesario que, por
orden suyo, fuese a sosegarlos don Pedro Fernández, conde de Haro.
De allí manó el proverbio: O sois Oñez, o Gamboa» (5).
Muchos de estos apellidos efectivamente quedaron en el refranero.
Hay expresiones y refranes de carácter general sobre esta larga y
sangrienta guerra que asoló al País Vasco.
Tenemos la burlona «Oñacinos y gamboínos, ¡qué buenos vecinos!»
para condenar irónicamente el terrible odio de los dos clanes.
También hay «Todos se ponen en proa los de Oñez y Gamboa a ir
contra vos sañosos» que evoca la lucha encarnizada entre los dos lina-
jes.
“No sabían claro si fuesen Oñez o Gamboa” y «O sois Oñez o sois
Gamboa» se refieren muy probablemente a la incertidumbre de algu-
nos contendientes que no sabrían a ciencia cierta de qué lado debían
estar.
También se encuentra «Tal piensa ir a Oñez y da en Gamboa» una
variante vascongada de «Librarse de Caribdis y caer en Escila».
Es de señalar que algún insolente, muy poco respetuoso de los gran-
des linajes, condenó así la insensatez de estos brutales y salvajes
enfrentamientos en una mezcla de castellano y de un euskera dudoso:
«Uno dice «Oñez» y otro «Gamboa»; yo digo «boricatoa»
Hay igualmente expresiones y refranes más detallistas «Olaso,
pocos son como tú». (Nótese que se trata del señor de la casa de
Olaso, sita en Elgoibar que formaba parte del bando gamboíno)
Refranes como «Que tal es Butrón todos lo saben» o «Por las tre-
guas de Butrón, no abandonar (o no dejes) las armas» condenan la
supuesta alevosía de este linaje vizcaíno partidario del bando oñacino.
Algún refrán evoca también la violencia y la crueldad del linaje de
Mújica partidario del bando oñacino en Vizcaya : «Mújica a dentella-
das con los enemigos» (6) mientras que otro se refiere a la misteriosa
muerte de la hija de uno de los contendientes: «El tartago mató a la
hija de Butrón en Plencia».
En cuanto al refrán «De la sal, de la sal y no de la de Ibarguen»,
evoca un terrible episodio de aquella guerra de parientes mayores.

(5) Sebastián de Covarrubias, art. «Oñez», p. 837.


(6) José Lasa y Apalategui, Florilegio de proverbios y refranes antiguos, San Sebastián,
1982. 231
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SANCHO EL SABIO

Lope García de Salazar nos explica en sus Bienandanzas y Fortunas


el origen de este refrán. En el año 1330, convidaron los Escuderos de
Ibarguen a comer a Juan Roys Zaldivar con quince hombres en la
Torre de Ibarguen. Cuando se sentaron a la mesa, pidieron sal.
Entonces salieron de una cámara cincuenta hombres y mataron a Juan
Roys de Zaldivar y a sus hombres. Y quedó por refrán, que cuando uno
pide sal, dicen muy lógicamente que no sea la de Ibarguen.
No es propio del País Vasco, evidentemente, el orgullo del apellido
pero varias expresiones traducen ese prurito común entre muchos vas-
cos de antaño.
Citemos, por ejemplo, “¿Sabe Usted con quién habla? Yo no soy
ningún López ni un Pérez: mi apellido es Gamboa” o “Los Ugarte con
reyes casan sus hijas”.
Notemos que otras familias como los Bustamante de Quijas tuvie-
ron también esta orgullosa divisa que algún espíritu rebelde caricatu-
rizó así: «y los de los corrales, con animales».
Hablando de este complejo de superioridad, no olvidemos tampoco
que decían algunos vizcaínos oyendo leer las provisiones reales en la
corte: «Al rey y a la reina obedecemos, a este etcétera no conocemos»
Al contrario se encuentra un violento sentimiento antinobiliario
como en este refrán en el cual aparece la familia alavesa de los
Varona: «Varonas, Padillas y Holgados, todos debían ser ahorcados».
Un refrán del País Vasco francés criticaba también en estos térmi-
nos las pretensiones de las casas nobles: «Jauregui, nótese que este
apellido significa casa noble, tiene su chaqueta cubierta de galones, el
interior lleno de estopa y tejido basto» (7).
En cuanto a la expresión «Don Lope Ortiz, el vizcaíno, rico de man-
zanas y pobre de pan y vino», venía a expresar la vanidad de aquellos
hidalgos pobres hermanos del escudero, amo de Lazarillo.
Nótese al propósito que de los estudiantes vizcaínos de Salamanca
que querían mostrarse liberales pero cuyo caudal era poco, se llegó a
decir: «Largo y angosto como alma de vizcaíno».
Digamos que de modo general, los vascos, o vizcaínos, salen a
menudo bastante malparados en el refranero castellano. Lo más
corriente, como se ve en la obra de Gonzalo Correas, es que se burlen
de su modo de hablar como pasa en francés con los conocidos refra-
nes «Parler français comme une vache espagnole» que significaba en
realidad «Parler français comme un Basque espagnol» (8) es decir

(7) Arnaud d’Oihénart, Proverbes et poésies basques (1657-1664), Présentation et notes


de Jean-Baptiste Orpustan, Editions Izpegi, 1992.
(8) En su diccionario, Le Livre des proverbes, Le Roux de Lincy citaba hace mucho tiem-
po también el refrán «N’est laquais, normand ou basque qui soit des pieds et des mains
232 flasque» y la expresión «Un tour de Basque» con el sentido de picardía.
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DOCUMENTACION Y BIBLIOGRAFIA

hablar francés como un vasco español o «Tous les Basques iront au


ciel; le diable lui-même n’entend rien à ce qu’ils disent» (Todos los
vascos irán al cielo, ni Satanás entiende lo que dicen)
Si es cierto que existió la expresión «Cualquiera se llama García»
para señalar lo común de este apellido, no menos cierto es que existió
la expresión «De García para arriba, nadie diga». Para algunos gran-
des lingüistas como Luis Michelena o Manuel Alvar, este apellido
podría ser de origen vasco. Si es así, la divisa vendría a significar que
nadie es más vasco que los que llevan dicho apellido.
Cuando, al final del siglo XVIII, fue necesario enviar soldados a
América para combatir contra los insurgentes, parece ser que un capi-
tán de barco llamado Arana, algunos dicen Aranha o Araña, se hizo
famoso por su talento para enganchar a los jóvenes demasiado crédu-
los. Él, en cambio, se quedaba en el muelle, en España, lejos de los
peligros. Así nació la expresión «Parecer el capitán Arana que embar-
có a los demás y él se quedó en tierra». Como la frase «Alistémonos
y marchad» del padre Marrufo animando a sus fieles a luchar contra
los franceses en la Guerra de Independencia, esta frase venía a censu-
rar a quienes animaban a los demás sin comprometerse personalmen-
te en absoluto.
Podemos pensar aquí en los famosos ojalateros de las Guerras car-
listas que se abstenían de tomar las armas, aquellos emboscados refu-
giados a menudo en San Juan de Luz y cuya valiente divisa era «Ójala
ataquen y ganemos».
Más conocidas sin duda son las expresiones «Estar como el alma de
Garibay, que ni la quiso (o vió) Dios ni el diablo» o «Estar como el
alma de Garibay, sin pena ni gloria».
Como se sabe, en el siglo XVI, el guipuzcoano Esteban de Garibay
fue un gran cronista de su provincia a quien Felipe II llamó a su corte
de Valladolid para que fuera cronista del reino. Se dijo que su alma no
fue aceptada ni en el cielo ni en el infierno por causa de unos supues-
tos y poco gloriosos amoríos y que erraba cambiada en fantasma en
su casa de Mondragón, la ciudad donde nació.
En cuanto a la expresión «Estar tan perdido como el alma de
Garibay», se aplicaba a alguien o algo irremisiblemente perdido.
«Ser la fiera Alzurrupia» fue, al parecer, una variante navarra de la
expresión «Ser la Fiera Corrupia», muy presente en los romances de
los siglos XVIII y XIX, y podía aplicarse a quienes tenían muy mal
carácter
Otra expresión que se utilizó bastante fue «Ser como la casa de
Astrarena: mucha fachada y poco fondo» que se utilizaba para burlar-
se de quienes querían aparentar, los partidarios del «quiero y no
puedo». Que conste que hubo, en la calle Montera de Madrid una pen-
sión de dichas características donde se hospedó el joven Unamuno al
llegar de Bilbao. 233
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SANCHO EL SABIO

«Tener más bolas que el caballo de Bolivar» es, digamos, una


variante colombiana de la expresión «Tener más cojones que el caba-
llo de Espartero» en la que el libertador Simón Bolivar, de ascenden-
cia vasca, viene a sustituir al general Espartero oriundo de Logroño.
Las expresiones «Andar picado del dios Machín” o “Picarle a
alguien el dios Machín” para decir que alguien está enamorado aluden
a las flechas del dios Cupido que nació, como es sabido, en la forja de
Vulcano. Machín es el diminutivo vasco de Martín, el nombre que se
les daba a los herreros del País Vasco y que participaron activamente
en las sublevaciones populares de las machinadas del siglo XVIII.
También hubo la expresión «Estale muy bien el manto a Machín»
que se decía de los hombres desgraciados en las cosas que emprendí-
an. (9)
Hay que notar que muchas veces la mención del apellido vasco sólo
se justifica, como suele ser frecuente en este tipo de expresiones, por
la rima.
Así tenemos: «Topó Machín con su rocín» sinónimo de «Topó
Sancho con su rocín» o «No te metas don Guevaras, en camisa de
once varas» en la cual hay, como es bastante frecuente, una leve defor-
mación del apellido Guevara para incluirlo por razones de rima en una
expresión muy conocida como puede ser «meterse en camisa de once
varas».
Como ocurre a menudo en este tipo de expresiones y particular-
mente en las que siguen, la rima es fundamental y justifica la presen-
cia de un antropónimo que confiere cierto valor añadido.
Así tenemos:
«¡Ay, qué leche Arteche !»,
la elegante interjección «Amos (por vamos), caga Barrinaga» que se
utilizaba para expresar la gran impaciencia de alguien frente al que
hacía tardar demasiado las cosas,
«¡Aparejaos Durango, aparejándome ando!» (10) que se aplicaba en
principio a los hombres previsores,
«¡Caray, dijo Garay, y qué gentecita hay!» un modo de decir que la
mayor parte de la asistencia no era muy recomendable y que los píca-
ros eran mucho más numerosos que los hombres de bien.
«Ser como la mosca es Arteaga ; donde se para, «la caga» para
hablar de alguien que mete la pata por todas partes o «Estar más pela-
do que la perra de Arteaga».

(9) Julio de Urquijo, «Los refranes y sentencias en 1596», Revue internationale des étu-
des basques, t. VIII, ans 1914-1917, p. 231.
(10) Nótese que la expresión «ser de Durango» podía significar en la época de Correas :
234 «ser duro y miserable» evidentemente por la sonoridad del nombre.
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DOCUMENTACION Y BIBLIOGRAFIA

Precisemos que no se sabe muy bien quien fue este infeliz héroe de
unas expresiones oídas en América Latina.
Citemos además la interjección coloquial que suele expresar gene-
ralmente una gran sorpresa «¡Atiza, Gorostiza!» equivalente a «Atiza,
Witiza» en la que el rey godo sustituye al apellido vasco.
«Ser como Juan Zalduendo que se descostilló durmiendo» que ser-
vía para burlarse de los perezosos que se pasaban la mañana en la
cama y de quienes bien se podía decir: “la madrugada del pellejero
que le daba el sol en el culo y decía que era el lucero”.
A título de curiosidad citaremos la conocida expresión «Ser más feo
que Picio».
Se suele explicar generalmente que este desgraciado personaje fue
un zapatero de un pueblo de la provincia de Granada. Ahora bien, para
algunos, la existencia en algún pueblo del País Vasco de un personage
folclórico que llevaba dicho nombre podría justificar el origen vasco
de la expresión.
«Ser más pretencioso que Iturbi» puede plantear un problema. No
se sabe a ciencia cierta de quién se trata. ¿Será el gran pianista, com-
positor y jefe de orquesta, José Iturbi, nacido en 1895 en Valencia y
muerto en Los Angeles en 1980?
«¡Que viene el cura Santa Cruz!” es otra expresión que se pudo oír
en el País Vasco.
Todavía al comienzo del siglo XX, parece ser que en el País Vasco
la evocación del terrible cabecilla carlista guipuzcoano Manuel Santa
Cruz Loidi era suficiente para amedrentar a los niños espantados por
este nuevo coco. (11)
Ultimamente, algún personaje famoso fue utilizado en algunas
expresiones. Es el caso, por dar algún ejemplo, del mediático cocine-
ro zarauztarra Carlos Arguiñano protagonista de varios programas de
televisión que aparece en una expresión como «Estar más caliente que
el horno de Arguiñano».
El deporte vasco fue también origen de algunas expresiones.
Citaremos una pocas.
Paulino Uzkudun, el aizkolari y luego boxeador, campeón de
Europa de los pesos pesados en 1926 y en 1934, pasó a la historia con
la expresión «dar (o recibir) más bofetadas que Uzkudun»
Otra expresión recordaba la potencia del malogrado campeón de
Europa de boxeo, José Manuel Ibar Urtain: «Tener más fuerza que
Urtain».

(11) Hace un año, consagramos un libro a este personaje muy subido de color Memorias
levemente apócrifas del cura Santa Cruz, San Sebastián, Ekin, 2007. 235
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SANCHO EL SABIO

Hace unos años, refiriéndose al mítico portero donostiarra Luis


Arconada, la hinchada optimista de la Real Sociedad solía decir «No
pasa nada, tenemos a Arconada».
También se hizo tristemente famosa la evocación del inexplicable
fallo del portero de la selección española en la Eurocopa de fútbol
1984: «El gol de Arconada».
El navarro Miguel Indurain, quintuplo ganador de la vuelta a
Francia, fue origen de las expresiones «Indurain sólo hay uno», «reco-
rrer más kilómetros que Indurain», «dar más pedaladas que Indurain
en el Tourmalet» o la menos gloriosa «Estar más hecho polvo que
Indurain subiendo el Tourmalet».
Como se ha podido ver a lo largo de estas líneas, varios apellidos
vascos estuvieron y siguen presentes en expresiones y refranes espa-
ñoles. Su número es modesto pero no deja de ser interesante dicha
presencia ignorada a menudo hoy día.

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