Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿CÓMO CONTROLAR LA IRA?
LA CLAVE ESTÁ EN TUS PENSAMIENTOS… Porque el sentimiento de
ira surge tras una interpretación de la situación, que consideramos como
un agravio hacia nosotros, y nos genera frustración. Sentimos ira hacia
alguien que «nos ofende» o daña, ante situaciones que consideramos
injustas, cuando nos sentimos superados por las circunstancias… son
muchos los motivos que pueden provocar nuestra ira. Sentirla es algo
natural y expresarla también. Pero la ira patológica, aquella que se
transforma en violencia y agresividad descontrolada es la que se
produce cuando una serie de pensamientos y creencias irracionales se
ponen en funcionamiento.
Os proponemos a continuación unos ejemplos de pensamientos que
acompañan a los trastornos relacionados con la ira y hacen que la
intensidad de nuestra reacción se dispare:
1. Esta situación es totalmente injusta.
2. Todo lo malo me pasa a mí.
3. ¿Cómo ha podido ocurrirme esto a mí?
4. ¿Cómo es capaz de tratarme así? Es una persona malvada
Pensad un momento en cada uno de ellos. ¿Tienen algo en común?
La respuesta es SÍ. Todos estos mensajes que nos decimos a nosotros
mismos son negativos, son automáticos (surgen espontáneamente) y
además son irracionales. Porque no son ciertos. Vamos a ver porqué:
1. El blanco o negro conduce a error. Ninguna situación es
totalmente injusta o totalmente justa (¿quién conoce el punto medio de
esta balanza?); pues con seguridad cuando alguien sale perjudicado
otros se benefician, y viceversa. Lo que para mí es injusto puede no
serlo para ti.
2. ¿Todo lo malo te pasa a ti? ¿Estás seguro? Lo veo
prácticamente imposible. Piensa en todas las cosas malas que pueden
ocurrir a cualquier nivel (salud, dinero, amor, trabajo…) Me atrevería a
afirmar que a nadie, en todo el mundo, le ha pasado TODO lo malo que
me puedo imaginar (gracias a Dios!)
3. Que ¿cómo ha podido ocurrirte esto a ti? No lo sé, pero tú si
sabes todo lo que has hecho o dejado de hacer en el pasado, que te ha
llevado a tu situación actual. Aprende de los errores e intenta hacer algo
diferente la próxima vez, sobre todo cuando una estrategia determinada
no te ha resultado eficaz.
4. Las personas no se pueden definir en términos
absolutos. Las etiquetas son falacias porque engloban a toda la
persona en una misma categoría pero basándose sólo en uno o varios
aspectos de su personalidad. Por eso alguien malo puede comportarse
correctamente y alguien bueno puede hacerte daño.
Controlar la ira comienza por
aprender a identificar los pensamientos automáticos que surgen
espontáneamente y someterlos a juicio de realidad. El siguiente paso
será generar, de manera consciente y reflexiva, pensamientos
alternativos más racionales y positivos (intentando buscar otro punto de
vista menos dañino).
Al interpretar los hechos de manera más objetiva, el sentimiento de ira
disminuirá, y dará paso a la decepción, la tristeza o el desengaño;
sentimientos quizás también negativos, pero menos explosivos y más
fáciles de gestionar. Porque si permanecemos calmados (aunque tristes,
decepcionados o desengañados) podremos plantearnos empezar
a asimilar la realidad, afrontar la situación y buscar una solución al
conflicto.
Éstas son solo unas claves para aprender a controlar tu ira. Pero si
piensas que tienes un problema grave de autocontrol, la terapia
psicológica te puede ayudar a que gestiones adecuadamente tu rabia y
agresividad.