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MOVIMIENTO DE LA LUNA

La Luna es el único satélite natural de la Tierra. La luna gira alrededor de su


eje (rotación) en aproximadamente 27.32 días (mes sidéreo) y se traslada
alrededor de la Tierra (traslación) en el mismo intervalo de tiempo, de ahí que
siempre nos muestra la misma cara. Además, nuestro satélite completa una
revolución relativa al Sol en aproximadamente 29.53 días (mes sinódico), período
en el cual comienzan a repetirse las fases lunares.
Los instantes de salida, tránsito y puesta del Sol y de la Luna están
relacionados con las fases. La Luna se traslada alrededor de la Tierra en sentido
directo, en dirección Este. Como el Sol se mueve 1° por día hacia el Este. La Luna
atrasa diariamente su salida respecto a la del Sol unos 50 minutos.

Rotación y traslación de la Luna.

La Luna gira alrededor de la Tierra aproximadamente una vez al mes. Si la


Tierra no girara en un día completo, sería muy fácil detectar el movimiento de la
Luna en su órbita. Este movimiento hace que la Luna avance alrededor de 12
grados en el cielo cada día.
Si la Tierra no rotara, lo que veríamos sería la Luna cruzando la bóveda
celeste durante dos semanas, y luego se iría y tardaría dos semanas ausente,
durante las cuales la Luna sería visible en el lado opuesto del Globo.
Sin embargo, la Tierra completa un giro cada día, mientras que la Luna se mueve
en su órbita también hacia el este. Así, cada día le toma a la Tierra alrededor de
50 minutos más para estar de frente con la Luna nuevamente (lo cual significa que
nosotros podemos ver la Luna en el Cielo.) El giro de la Tierra y el movimiento
orbital de la Luna se combinan, de tal suerte que la salida de la Luna se retrasa
del orden de 50 minutos cada día.
Fases de la Luna
Las fases lunares son los cambios en la forma de la parte iluminada de la
Luna cuando es vista por un observador en la Tierra. Estos cambios son cíclicos
de acuerdo a la posición de la Luna respeto a la Tierra y al Sol.

La Luna es el satélite natural de la Tierra. Gira sobre sí misma, pero


también gira alrededor del planeta, lo que le toma un tiempo aproximado de 27.3
días. Desde la Tierra, las personas la miran como uno de los objetos más
brillantes del cielo, a pesar de que este brillo es en realidad el reflejo de la luz del
Sol.

A medida que la Luna orbita alrededor de la Tierra, parece que


continuamente cambia de forma. A veces se observa una pequeña sección de
ella, pero otras se mira completa, en todo su esplendor. Se dice entonces que la
Luna tiene fases, estados transitorios que son resultado de su movimiento y de la
luz solar que refleja su superficie. Así pues, las fases de la Luna no son más que
los ángulos desde los que las personas en la Tierra, ven la parte iluminada de su
área.

La Luna tiene un acoplamiento de marea con la Tierra, o sea, la velocidad


de su rotación está coordinada con su período orbital dando como resultado que
aunque la Luna rote sobre su propio eje, en la Tierra siempre vemos la misma
cara, lo que se conoce como rotación sincronizada.

Un ciclo lunar es el lapso de 29.5 días durante los cuales se observan todas
las fases. Al término de la última fase, el ciclo se repite y así sucesivamente,
siempre en el mismo orden. Las 4 formas más conocidas son la Luna nueva, la
Luna llena, el cuarto menguante y el cuarto creciente, pero existen otras
intermedias. Su apariencia varía de 0% de iluminación durante la Luna nueva
hasta el 100% cuando es Luna llena.
Cada una de estas fases principales dura aproximadamente 7.4 días
aunque varían ligeramente ya que la órbita de la Luna es elíptica. Esto significa
que todas las partes de la Luna tienen 14.77 días con luz y la misma cantidad de
tiempo de oscuridad.

Es importante mencionar que dado que las fases de la Luna son solamente
una percepción para el observador, son diferentes en el hemisferio norte y el sur
ya que en el primero se ve el movimiento de la luz de derecha a izquierda,
mientras en el segundo es al revés.

FASES DE LA LUNA

Luna Nueva o Novilunio.


En esta etapa el satélite natural de la Tierra está muy oscuro y es difícil
vislumbrarlo, porque prácticamente toda la superficie que se ve desde el planeta
está en las sombras, pero iluminada por el Sol del otro lado que no es visible para
los humanos. Entre esta fase y la Luna llena, el satélite recorre 180° de su órbita,
por lo que en esta fase recorre entre 0 y 45°. La parte visible de la Luna es de 0-
2% y es igual en ambos hemisferios.
Luna Creciente.
La Luna comienza a vislumbrarse 3 o 4 días después de la Luna nueva. En
el Hemisferio Norte es visible del lado derecho y del lado izquierdo en el
Hemisferio Sur. Puede observarse tras la puesta del Sol. Durante esta fase, la
Luna recorre entre 45 y 90° de su órbita. La parte visible de la Luna es entre 3 y
34% durante esta fase.

Cuarto creciente.
Durante esta fase está iluminada la mitad del disco lunar; el lado derecho
en el Hemisferio Norte y el lado izquierdo en el Hemisferio Sur. Es observable
desde el mediodía hasta la medianoche, y ya durante la puesta del Sol se ve alta
en el cielo. Durante el cuarto creciente,  la Luna recorre entre 90 y 135° de su
órbita. La parte visible de la Luna es entre 35%-65% o sea, en algún momento se
ve media Luna iluminada durante esta fase.

Luna Gibosa creciente.


A veces también recibe el nombre de gibosa creciente. La superficie
iluminada es mayor de la mitad; en el Hemisferio Norte se mira una curva en el
lado izquierdo y en el Hemisferio Norte la curva se vislumbra en el lado derecho.
Se pone antes del amanecer y alcanza su altura máxima en el cielo al anochecer.
La parte visible de la Luna es entre 66%-96%.

Luna Llena o Plenilunio.


El disco lunar está completamente iluminado en la cara que muestra a la
Tierra, pues esta, el Sol y la Luna están alineados de forma casi recta, con la
Tierra en el centro.
Puede verse desde la puesta del Sol hasta el amanecer y a la medianoche
alcanza su máxima altura en el cielo. En este momento está en una posición
completamente opuesta, 180° de su lugar inicial en la Luna nueva. O lo que es lo
mismo, el ángulo entre la Luna, el Sol y la Tierra es de 180°. En esta fase del 97 al
100% de la Luna es visible.
Luna gibosa menguante.
La superficie iluminada comienza a mermar y por eso se observa una curva
en el lado izquierdo si se está en el Hemisferio Norte, y en el lado derecho si se ve
en el Hemisferio Sur. El área brillante está un 51-99 por ciento iluminada por la luz
solar. Sale después de la puesta del Sol y se ve más alta a la medianoche. La
parte visible de la Luna es nuevamente 96%-66% solamente que su progresión es
descendente.

Cuarto menguante.
Es la fase contraria al cuarto creciente. Se ve iluminada solo la mitad de la
Luna; el lado izquierdo en el Hemisferio Norte y el derecho en el Hemisferio Sur.
Sale a la medianoche y se observa más alta al amanecer. La parte visible de la
Luna es 65%-35%.

Luna menguante.
Fase también conocida como creciente menguante y Luna vieja. A estas
alturas, solo un delgado segmento de la superficie es visible. En el Hemisferio
Norte es el izquierdo, y el derecho en el Hemisferio contrario. Sale después de la
medianoche, por lo que es más notoria al final de la madrugada y durante la
mañana. La parte visible de la Luna es 34%-3%.
Después de la Luna menguante, un ciclo lunar de fases ha sido completado y
comienza la Luna nueva. Al intervalo de 29.530589 días terrestres en promedio
que transcurre entre una Luna nueva y otra, se llama mes sinódico.
Las fases de la luna tienen significado espiritual, astrológico, incidencia
sobre la naturaleza (mares) e incidencia en la agricultura.

Para este efecto de estudio, compete conocer más sus incidencias en la


agricultura, dado que es en este caso la relevancia conocer sobre esto y su
relación con la agricultura para las siembras y cosechas de los alimentos para la
sociedad.
LUNA NUEVA
Durante esta fase, la Luna se sitúa exactamente entre el Sol y la Tierra de
manera que la luz reflejada sobre su superficie no resulta visible desde nuestro
planeta. La ausencia de rayos lunares provoca un crecimiento muy lento de las
cosechas mientras que la savia se concentra en las raíces de las plantas. Al no
estar sometidas a factores naturales de estrés, esta fase favorece la adaptación
de las plantas al entorno.

Algunas de las tareas recomendadas durante la Luna nueva son la


eliminación de malas hierbas, la siembra de prados o el abonado.

CUARTO CRECIENTE
La Luna comienza a hacerse visible durante esta segunda fase. El aumento
de luz reflejada incide en mayor grado sobre las plantas y la savia comienza a
ascender desde las raíces. Al mismo tiempo se producen un mayor movimiento de
agua en el suelo que favorece la absorción por parte de los cultivos. Durante el
tiempo que dura esta fase, las plantas experimentan un desarrollo muy equilibrado
entre sus raíces y su parte superior.

La siembra de flores y hortalizas de hoja, el cultivo en terrenos arenosos, la


poda de árboles enfermos o la realización de injertos son algunas tareas propicias
durante el Cuarto creciente.

LUNA LLENA
La Luna se encuentra ahora en su momento de máxima visibilidad y la luz
reflejada en ella incide al máximo sobre la Tierra. La savia termina de ascender y
se concentra en la parte superior de las plantas, en las hojas. Los movimientos de
agua son asimismo superiores y, gracias a todo ello, las cosechas pueden crecer y
desarrollarse con mayor facilidad. Por otra parte, esta fase marca también un
momento propicio para la aparición y extensión de plagas.
Durante la Luna llena es recomendable llevar a cabo algunas tareas como
la poda, el trasplante o la plantación de especies perennes.

CUARTO MENGUANTE.
Se trata de la fase contraria al Cuarto creciente, aunque sus efectos sobre
la agricultura son similares. La Luna va perdiendo visibilidad y la savia comienza a
desplazarse de nuevo hacia las secciones inferiores de las plantas. Este hecho
provoca un desarrollo irregular, con mayor incidencia en las raíces que en las
hojas.
Algunas de las tareas recomendadas durante esta fase son el abonado, la
plantación de árboles de hoja larga o la siembra de hortalizas de raíz.

Las fases lunares influyen en determinados aspectos del trabajo agrícola.


Esta relación entre nuestro satélite y nuestras cosechas puede ser importante a la
hora de planificar las operaciones a realizar durante el año, pero sin dejar de lado
otras acciones complementarias.

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