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Sandra De la Torre Guarderas,

ANDINISMO EN LA AZOTEA
Buenos Aires Poetry, 2019.
72p. ; 20x13 cm.
ISBN 9789874197337
1. Poesía ecuatoriana.

©Sandra De la Torre Guarderas. Enero, 2019.


Reservados todos los derechos.
Primera edición.

Editorial ©Buenos Aires Poetry.


Colección ©Pippa Passes dirigida por Juan Arabia.
Diseño editorial ©Camila Evia.

BUENOS AIRES POETRY


Salta 350 5º F / C1074AAH / Ciudad de Buenos Aires
editorial@buenosairespoetry.com
www.buenosairespoetry.com
Índice

I
13 ....................... Cuerpo opaco
14 ....................... El semáforo anuncia rojo (...)
15 ....................... Me calzo los crampones
16 ....................... Apenas bebo un vaso de viento
17 ....................... Andaba lúgubre por el pasillo
18 ....................... Dicen que ya no valgo
20 ....................... Las esperanzas agitan su pañuelo blanco
21 ....................... Corroído
22 ....................... Esqueletos arrastran sus pasos en el polvo
23 ....................... Ojeada
24 ....................... ¿Desde qué ángulo?
25 ....................... Monto una película de autor
26 ....................... Sesión de foto
27 ....................... Quién no estallaría en éxtasis
II
30 ....................... Los pájaros emigraron del hilo de luz
31 ....................... Cruzan la ría los fantasmas en el Morgan
32 ....................... Herbert & Alex
33 ....................... Bajaba
34 ....................... Fantasmas dejan sus huellas en las aguas
35 ....................... Oh gran olmo plantado entre mis sienes
36 ....................... No es la arritmia que me ataca en la altura
37 ....................... Un tigre
38 ....................... Un ascensor
39 ....................... Un mar

6
41 ....................... Una función sobre las tablas
42 ....................... Me miraste
43 ....................... Miraba con disimulo hacia el puerto
44 ....................... El canto del río llama
45 ....................... Mis brazos son de a poco ramas (...)
46 ....................... Que nadie me ame
47 ....................... Tengo dos gacelas dormidas bajo la blusa
48 ....................... Siempre
49 ....................... Una vez arriba
50 ....................... Recogí mis pechos
III
53 ....................... Y recogiste los restos de mí
54 ....................... Ven
55 ....................... También yo me pueblo de corales
56 ....................... Mi sombra simula el movimiento (...)
57 ....................... Entremos a la ducha dijo su voz niña
58 ....................... Los pájaros hacen verano en mi cuerpo
59 ....................... Me vacié de mí para atravesar las puertas
61 ....................... Génesis
63 ....................... De vuelta
65 ....................... Me quedaré hasta que rompas (...)
66 ....................... Habrá vida
67 ....................... Dormía
68 ....................... Débil por todos los ascensos
69 ....................... Andinismo en la azotea

71 ....................... Sobre la autora

7
S A N D RA D E L A TO R R E G UA RD E RA S

Andinismo
en la
azotea

9
10
I

La cuesta lleva al molino, pero el esfuerzo no conduce a nada.

…regresar a la hospedería donde ríen los tontos felices, beber con ellos, tonto
también, como Dios nos hizo, contento con el universo que se nos ha dado y dejando
el resto a los que trepan a las montañas para no hacer nada allá en la cima.

Bernardo Soares

11
Al que corre tras el viento

CUE R P O OPAC O

Riego la sombra que crece en mi jardín


sus hojas provocan al viento
besa su tallo el suelo humedecido

No la sembré yo
acaso su semilla vino del sur
donde germinan más fértiles los espectros

Qué feliz se ve bajo el alumbrado público


rendida su negrura a los dedos de la neblina
bailando un andarele con el agua del grifo
al modo etéreo del bambú

Mis ojos se mecen en sus hojas


se duerme mi noción de estar despierta
olvido la sed del jardín
bebo la sombra de esa sombra que baila al viento
me sacio de tiniebla
soy la tiniebla que florece con el toque del agua

13

EL SEMÁ FORO ANUNC IA ROJO


Y SALTA EL T RAGAFUEGOS

canta la ópera de la flama


enciende el asombro en su teatro de esmog

El equilibrista tiende la cuerda


se orea al sol del Eclesiastés y se afana
seco hace tiempo
balancea su única proeza ante el parabrisas

Desfilan las piñas con los ojos descubiertos


listas para el goce
despiertan los jugos pasajeros
se entregan a los apetitos del sillón de atrás

El malabarista acaricia la redondez de la dicha


la sortea por los aires
no decide cuándo atraparla
sueña que tiene la perla de gran precio
hecha acaso de fuego
de cuerda floja
de fruta prohibida

14

M E CALZO LOS CRA MPONES

me enguanto me encordo
abotono la gana de romper el viento
hundo mi pie en la pared resbaladiza
llora el enlucido trizas de yeso
avanzo a la primera ventana
el cristal me retrata antes de retractarme
me aferro a la cuerda como péndulo de reloj
una queja se desmorona entre los escombros
que alzan a ver mi contorsión cinética
que alzo a ver en el cristal de la tercera ventana
repitiéndome en la retina del rascacielos
cierro los ojos para no repetirme en mi retina
no consigo no ver la película de mí
ya es mío el vértigo verídico
oigo truenos crecientes en el asfalto
aspiro demasiado aire demasiado poluto
trago saliva pierdo sudor en el quinto piso
mi quinto reflejo dice que soy un guiñapo agazapado
sonrío y saludo por si alguien dispara
incrusto las uñas en las rendijas
soporto la gravedad de la ley
no muy lejos no tan fría ni tan blanca está la cima
acampo un rato en la cornisa
la alfombra de Aladino se sacude en el piso dieciséis
su porquería llueve sobre mí en avalancha
evado el polvo en un balanceo temerario
soy un péndulo desbocado marcando las doce
me estabilizo estiro el brazo toco el aire
no hay más pendiente
15

AP E N AS BEB O UN VASO DE VIE NTO

mis aguas se repliegan en témpanos filosos

Azul mi semblante aunque respiro


ya soy Antártida andando en tacones
entre la gente que se abrocha el abrigo
da vuelta la bufanda y guarda su nariz
ante mi paso

16

Andaba lúgubre por el pasillo y he aquí un piano


se oyó tras una puerta. Me dispuse a discernir su
canto pero otro piano que provenía de la habitación
contigua se superpuso. No salía de mi turbación
cuando innumerables puertas se hicieron visibles a
diestra y siniestra, cada una con su piano enjaulado.
Mis tímpanos, en tanto se fragmentaban a la velocidad
del desconcierto, distinguieron una voz como la de
un hijo de hombre que decía: “Detente, he aquí la
música de tu generación ha traspasado los cerrojos”.
Entonces me asaltó el ansia de la suma de todas las
músicas. Avancé por el pasadizo y albergué el ruido.

17

D ICEN QUE YA NO VA LGO

A Renán

que no viviré ciento veinte años


no salaré la tierra
dicen que me pudro a velocidad
Parece mentira cuando mi único síntoma era una tosecita
molesta al inicio
que no cedió con jarabes de miel
ni jaleas de abejas reinas de la Amazonía
ni con antitusígenos de la farmacia
La tos creció en frecuencia hasta causarme un desmayo
y una radiografía simple reveló que mi paso por el mundo
no era más relevante que el de una hormiga
No sé si habrá hormigas predicadoras y no importa
ellas también morirían bajo un zapato
que pisa al azar
Una radiografía mostró que soy casa tomada
que aun mi santo afán debajo del sol era humo
¡Hebel, hebel!
Será mejor tragarse otra píldora de ajo
y estas palabras carrasposas
enfrascadas junto a los remedios inútiles
en la mesita de noche
No digo más
no me embarco en filosofías
zarpo a Nínive con la boca cerrada

18
y con la boca abierta sin razón me acecha
la ballena de Tarsis

Callo
para escuchar el oxígeno en la última recámara
Atrae mi atención terminal
el partido de fútbol en la tele
soberbia ficción con protagonistas y oponentes
que consumen su aliento tras el balón
con pleno conocimiento de sus escasos noventa minutos
y la certeza de un perdedor irremediable
Importa solo el fútbol ahora que las preguntas gritan
[en los graderíos
y las respuestas no valen ya
como yo
como estas palabras que nunca dije
y no sé si las pensé
o si se filtraron por mis
ojos ya
quietos

19

L AS ESPERANZ A S AGITA N SU
PAÑ UELO B L ANC O

en la plaza de los desaparecidos


son palomas que emigran de un invierno
instalado en pleno mayo

Se han ido sus alas rendidas


a la Concorde la Grande el Zócalo
la de Armas la Dam la Times Square

Fueron a empollar huevos vacíos


en las miradas que posan en las plazas

Blancas están sus veredas


alcen los ojos y miren
blancas para la cosecha de pañuelos

20
21

ESQ UELE TOS ARRA ST RAN


SUS PAS OS EN EL POLVO

A James Nachtwey

el pellejo todavía arropa sus almas en un hilo


hilos con ojos que saltan de las órbitas
como dedos acusadores
alzados a los montes
de donde novieneynovendranunca el socorro

Huesos articulados en su habitáculo


sin llanto por la sequía
doblados rostro en tierra sin plegarias
esperando que la gravedad de la ley los absorba
al vientre occidental y obeso que los parió

22

OJ E ADA

Pincho
el globo ocular de la cigarra
lo hago porque soy mala
profundamente

Redondo me escudriña desde


su horribilidad
es mía
la aguja que traspasa el límite blando
de sus múltiples lentes

No siente culpa por los pelos en las patas


el sonoro aleteo
la baba del vientre
No siento dolor al clavar su mirada
en el polvo

Imposible saber qué ciernen


sus dos mundos
agujereados
qué sólidos
qué líquidos
se ciernen cuando
testigos de ojos puntiagudos
traspasan
la inconmensurable suma de mi maldad

23

¿D ESD E QUÉ ÁNGULO

hacia cuál punto de fuga


siguiendo qué vectores
con qué luz
sobre cuál textura
desde qué poética
de cuál espacio
me narro
para forjar mi rostro
y que forjen el suyo
mientras escribo
mi epitafio?

24

M O N TO UNA PELÍC UL A DE AU TOR

me presento al casting
me designo protagonista
nombro a quien más quiero de oponente
construyo un escabroso segundo acto
un clímax de llanto a mares
una desesperanza como desenlace
para que nunca más la realidad
me tome por asalto

25

SESI ÓN DE FOTO

Despierto con el primer pájaro y cumplo el ritual


antes de que se desparrame la luz. Visto los zapatos
de cacería y los ojos. Dicen que la pantera se oculta en
el edificio. Sube los escalones con sus patas en puntas,
hasta el piso siete donde un caos de ripio y arena es
su selva. Camina entre los escombros y sus caderas
se burlan del destino. Su cuerpo se extiende en un
travesaño y reina.
La tendré frente a mí. La veré primero… ¿le haré
un guiño matador, me hará un guiño y moriré en
sus fauces? Me dejaré ver y será ella la que dispare y
me engulla en su vientre-ballena-de-Jonás donde, al
tercer día, me revele la tiniebla.
Subo en ascensor armada con versos de Pessoa.
No sé si son carnada para ella o para mí. Oigo un
estruendo de sangre y de pulso en el instante previo a
mirarnos, la deseada pantera Nikon y yo. ¿Qué veo?
¿O qué me ha visto? Apenas es una gata montés la
que parpadea y, antes de tragarme a su minúscula
tripa, me escupe –asqueda de mi cáscara– con su
escandalosa lengua Polaroid.

26

Q UI ÉN NO ESTA LL ARÍA EN É X TA S IS

al tocar la punta de la montaña


la fiebre blanca que entumece los ojos
un horizonte quebrado a contraluz
el aire a cuenta gotas
la sublime soledad
el silencio justo para percibir el tránsito de la saliva
el pestañear frecuente
un pujo
el microsegundo de conquista
allá
en el pico más alto de una contracción uterina

27
28
II

Lo posible es solo una pieza de lo imposible…


…Sin embargo,
cada ejercicio o experiencia
de lo infinito en lo finito,
de lo imposible en lo posible,
halla detrás un hueco
y más tarde o más temprano se da vuelta,
se torna del revés,
como la manga o la solapa de un saco mal cortado.

Roberto Juarroz

Mi deseo ya ha alcanzado lo infinito. Prometí morir antes


de que expire mi deseo.

Diamela Eltit

29

LOS PÁJA ROS EMIGRA RON


D E L H I LO DE LUZ

no se esperan sus cantos hasta el alba


No se espera el alba

30

CR UZ AN L A RÍA LOS FA NTASMA S


EN E L M ORGA N

fingen una fiesta ochentera sobre el agua


llenan de silencio las miradas suspendidas
en la noche sin Morgan, sin ría
sin fiesta ni fantasmas

Tarda el encanto en subir los escalones


baja la llovizna sin pudor por las mejillas
y es la ausencia en la entrada a la taberna
quien recibe mis pasos extraviados
y es la ausencia de fantasmas en el Morgan
de la fiesta sobre el agua
de la ría en las miradas

31

H E R BER T & ALE X

A los Schlenker

Las fauces del obturador engullen su cuerpo


mientras subsiste el último crepúsculo

El padre se paraliza ante la mirada


de un lente de un hijo de un dios pequeño
que inventa la vida perpetua en un clic
accede a respirar perpetuamente en su pose
aunque sobreviva también el miedo
clic clic
clic

El hijo quisiera entrar en la caja oscura


exponer sus poros de plata
al milagro de luz que le imprima
la imagen latente del padre

Dispara forzándose a componer el cuadro


elige la intersección de las líneas en los tercios
ubica esos ojos cómplices o esas manos
o ese silencio
en el punto exacto de la belleza

Se entregan al azar del momento irrepetible


cuando el obturador abre la boca y engulle
la luz antes de que sea tiniebla
el polvo antes de que sea polvo
32

BAJ ABA

gradas como dientes del Jabberwocky


un pálpito una sed de maravilla
sin arribo
solo peldaños en rectángulos concéntricos
y el delirio perpetuo
de un lobby con puerta giratoria

33

FAN TASMAS DEJA N SUS HUEL L A S


EN L AS AGUA S

inscriben su desamparo en mandíbulas


su penúltima voluntad en postales de madera
saben que la carne dura menos que el palo
y que el hueso no tiene rostro

El muelle recibe los vestigios náufragos


que el tiempo convierte en rarezas de museo

Espanta verlos exhibidos


sin noticia del que penó en la espuma
quizá porque en todo pecho duerme
un cuerpo venido de ultramar
que en vano envió
su manuscrito en la botella

34

OH G RAN OL MO PL ANTADO
EN TR E MIS SIENES

Señor del huerto de los huertos


de ramas dadivosas
y raíces milenarias

una vez más


vengo a ti canasto en hombros
inclinado en escandalosa reverencia
a clamar debajo de tus hojas
¡dame dame por piedad!
¡dame peras!

35

N O ES L A ARRIT MIA QUE ME ATACA


EN L A ALT URA

ni mis piernas sin ejercicio


es esa lejanía blanca
que aunque no puedo alcanzar
si pudiera
no habría más peldaños
no habría más silencio

36

UN TIG R E

Una rama tendida al sol de abril


es mi cuerpo de nudos y astillas

Mi tronco en diálogo con la carne


del árbol en medio del bosque
tronco y carne
en el equilibrio del tiempo
como agua quieta la mirada

Enraizada mi carne
en la libertad del tigre
en la rama
a la hora de la siesta
con los ojos desbordados
de luz

Me abrazo al tiempo
gozo la textura de cuerpo entero
me arranco del equilibrio
y es mi recuerdo
un tigre saciado

37

UN ASCENSOR

esa guarida movediza


que nos traga enteros
en un abrir y cerrar
de puertas
un toque apenas
señala el destino
y un capricho de cuerdas
nos lleva al séptimo
círculo
donde acecha el Minotauro
lanzados a la vorágine
de ese beso en tránsito
entre dos seres transitorios
que caen o se elevan
cuando los labios se abren
y siguen su camino horizontal
cuando se cierran

38

UN M AR

su huella
dibuja en la playa una serpiente blanca

Soy equilibrista en el lomo que bordea


la agitación
el intervalo

Su lengua amansa mis pies


somete la última resistencia
percuten los temblores
una gota de sal
se libra del nudo

Convulsiona la espuma desde el vórtice


los párpados se aprietan
ante el reptar ascendente del gemido
rompo
en el acantilado
monto
el oleaje
hacia la sima de la bóveda
donde todas sus aguas
yacen sobre mí

Penetra mi fuente
viola también mis tímpanos
un sudario de algas cubre mi rostro

39
ya el gusto salobre los seres grises los cerrojos
ya la puerta
donde abandono
la esperanza

Suspiro
enjugo las últimas gotas
me levanto y ando sobre el lomo de la serpiente
con un mar
doblado
en el bolsillo

40

UN A FUNC IÓN SOB RE L AS TABL A S

el plebeyo y la dama forcejean entre el sí y el no


de la obra en tres actos

Luces violetas bañan el vestido largo


y la larga cabellera que alucina
al desdichado protagonista del imposible

El público delira por el sí que no llega


pero entre escena y escena
cuando la pareja espera tras el telón
desde la última butaca de lo posible
espío la llegada profusa del sí
de un sí que los ata en el forcejeo del boca a boca
de la pasión en un acto
y el acto que ocurre siempre fuera de luces
cuando los miedos también se apagan

41

M E M IRAST E

y no habitabas tus ojos

42

Miraba con disimulo hacia el puerto, apagando toda


chispa, por si la distancia, el ajetreo de las olas, los
siete mundos hubiesen vencido al fuego.
Por la mañana tejía un sudario solo para destejerlo por
la noche. Regresaba al otro día con el ovillo nuevo a
preguntarle al horizonte. Aunque ninguna respuesta
desembarcó jamás, lo supe cuando en la botella no
hallé el manuscrito. Como me llamaban, mi cuerpo
se fue tras las voces pero yo… me quedé un rato más
saludando al viento.

43

EL CAN TO DEL RÍO L L AMA

luz

Entran mis pies al torrente


tiemblan con el roce cristalino

Te veo entre la niebla nocturna


no sé si eres holograma o memoria

Tus pasos adivinan mi ritual de invierno


te acercas y mis labios quisieran ser agua

En el cuenco de mi mano caben gotas


las vierto en tus ojos
soy el bautista que asciende el río
a tu cuerpo

Mis dedos buscan la luz del torrente


chorreo luz en tu pecho

Sería más fácil si te arrodillaras


y dejaras que el agua te abrase

Tus manos intentan tocarme


pero me arrodillo
y es el río quien me lleva a su lecho

44

M IS BRA ZOS SON DE A POCO


RAM AS DE L AUREL

A Ovidio

no abrazaré la cintura del dios griego


que me ha visto con ojos consumidos
por causa de Eros

No es la flecha con caña de plomo


la que me hace huir del deleite
no rechazo su aliento divino
exhalado en mi cuello
con la excitación de la cacería
los cabellos al viento

Mis muslos se recubren de corteza


por el cataclismo de sus dedos ascendentes
son mis manos hojas temblando
ante su furor de otoño
echo raíces en el destierro
elijo no saciar jamás su deseo sagrado
y ser yo misma corona de gloria
en su cabellera su cítara su aljaba
más allá del irremediable
fin del amor

45

Q UE N ADIE ME A ME

mi tierra está deshabitada y es hostil


que ninguna lengua me alabe
mi nombre no salva
que nadie hunda sus dedos en mi piel
sembrada de cardos
que no proclamen sus amores
en mis cavernas sin eco

Que me abran paso para ir en busca


de quien no me ama

46

TE N G O DOS GAC EL AS
D O R M IDAS BA JO L A B LUSA

Mis manos tocan sus lomos


y las despiertan

47

SI EMP R E

juntando leña
haciendo chispa
acariciados por la luz
y el ruido crujiente
el humo que sube

Nunca 
abrasándonos

48

UN A V E Z A RRIB A

solo el zaguán de Manuela


un cordel con ropas al viento
escandalosos techos de zinc
gatos cazando moscas

pero la blancura
el terreno escarpado
el silencio sublime
ausentes
ausentes

49

R ECOG Í MIS PECHOS

y me fui

50
III

…aquellos a quienes todo falta se apoyan en Dios y es precisamente en ese


momento cuando Dios les falta también.

Marguerite Yourcenar

¿Cuántos años puede permanecer una montaña


antes de ser arrastrada al mar?

Bob Dylan

51
52

Y R ECO GIST E LOS RESTOS DE MÍ

que clamaban desde el suelo


el rostro en tierra
lo que quedaba del rostro
postrados mis ojos
desperdigados mis dedos buscando de qué asirse
la carne remojada en sal

El acertijo de las siete vidas


barro hecho de nuevo para quebrarse
y volverse a recoger en la caricia
de las manos que habrán de convertirlo
en restos desperdigados por el suelo
asidos a la desesperanza

Hoy
no sé hasta cuándo
soy barro recogido y puesto en la alacena

53

V EN

calentémonos alrededor de estas cenizas


ahora que el tiempo no es más
el inicio ni el fin
de todas las hogueras

54

También yo me pueblo de corales. Empollan en mí las


gaviotas sus huevos de encanto. Me brotan espinos en
las manos. Son mis acantilados loberías custodiadas
por el macho. Erupciono y mi lava es viva naturaleza
que muere a la orilla de los siglos. Me aíslo. Soy yo
también paisaje. Yo costa. Yo cerro. Yo agua.

55

M I SO MB RA SIMUL A EL MOVIMIE NTO


FELI N O

A Bill Nichols

la sombra del gato es simulación suya y de mi andar


es mi andar la sombra de un gato más viejo que yo
y es su sombra simulación de simulación

Pero no soy imagen ni semejanza


de la sombra gatuna que simula sombras

Existo sin bigotes ni garras


más allá de la infinita danza de las simulaciones

56

EN TR E M OS A L A DUCHA
D IJ O SU VOZ NIÑA

Pensé en mi cuerpo usado como saco de carga


las venas expandidas
los pechos exuberantes
el vientre vacío ya del fruto

Avergonzada y desvestida
del beso paternal del conyugal del casual
de la bendición del Dios que nos maldijo
parirás con dolor aumentado
y había parido en orfandad aguda
tiré mis pensamientos en el rodapié
mi cuerpo entró a la ducha con la joven
su esmero me bañaba
de la afrenta los sudores fríos la fe ya estéril
sus manos pequeñas rehacían el ovillo
de mi yo en hilachas
sus ojos condescendían
rozaban el último peldaño
era ella ternura arrodillada picoteando desechos de mí

Por el caño se escurría en círculos giratorios


un Nilo ensangrentado sin Moisés

No sabía si me preparaba para la vida o la muerte


hasta que los sencillos y desapasionados
los oscuros los mansos y felices ojos de la muchacha
me mostraron el camino

57

LOS PÁJA ROS HAC EN VERANO


EN MI CU ERPO

sus trinos despedazan el sosiego


y por más que intento atar sus alas
ya soy vuelo

58

M E VACIÉ DE MÍ PA RA AT RAVES A R
L AS PUERTA S

A Diamela Eltit y Paz Errázuriz

que separan la luz de las tinieblas


Ojos huecos en la oscuridad me recibieron

Ese líquido viscoso de mí no tiene fin


Inunda la sala los árboles el viento
Ya no soy
La frontera de mi piel no me retiene más
Esta casa de locos no me retiene
La última orilla del cielo no es mi frontera
Ya no estoy

Me encuentro con el vacío de otro


un cuerpo que ya no contiene
Lo visito lo habito soy él me amo desde él
nuestras manos se juntan
nuestros seres están confundidos

El otro entra en mí sin permiso


No tengo puertas que separen las tinieblas
No encierro
No necesitamos hacer sonar esa cama de metal
para penetrarnos

59

Hace días me derramé tanto


que estallé en Dios
y sus esquirlas se me incrustaron
Él está en mí
ve con mis pupilas a un punto extrañamente fijo
habla en mí
con un exacto tono de mi voz

La enfermera me sedó por causa de la euforia –dijo


y caí –Dios cayó– de rodillas
no por la droga qué va
era tan solo un infarto del alma

60

G É N ESI S

Mi tierra bendita de pies a cabeza


mi árbol de vida
mi fauna
todo fue para ti el primero

Hasta que un día


ebrio de sol
harto de sed
cambiaste tu primogenitura
por lentejas

Lloví cuarenta días con sus noches


alcé una torre
puse el grito en el cielo
inventé las lenguas
para blasfemar
planté querubines
con espadas ardientes
te maldije

Cuando cumplí seiscientos un años


la paloma del tiempo
trajo su olivo
vimos el arco en las nubes
hicimos las paces

61

Hasta que un día


ebria de sol
harta de sed
cambié al fin mi conjetura

fragante exquisita voluptuosa


la lenteja

62

D E V UELTA

Dicen que pasé por ahí


alguien halló mi zapatilla
intentan reconstruirme
a partir del cristal
de ese instante feliz

Se han subido al De Lorean


me extienden la mano
no temen conducir el tiempo
su máquina
con destino a nosotros
los de entonces

No advierten que hemos llegado


nada se parece al recuerdo
desoyen la advertencia
ver
no tocar
y empezamos a
des
confi
gurar
nos
se secuencia la
altera de
fotogra mas

63

Somos los desmemoriados


subidos en un tiempo
su máquina
alguien delira sobre dejar el pasado
como estaba
pero nadie sabe
cómo estaba

Yo
apenas tengo la vaga idea
del instante feliz
en que olvidé

64

M E Q UEDARÉ HA STA QUE ROMPA S


EL H E R VOR

y suba la espuma
No sabré si eres hechura mía
o del fuego

65

los poetas son los pianos del mundo…
Lêdo Ivo

H ABRÁ VIDA

hasta que la dentadura del piano resista la polilla


y la música no se pierda entre sus caries
de años de martilleo rítmico y ronquidos
que trepan por el túnel tenebroso
de las sensaciones

El piano destripado ya protesta contra el tiempo


sus fieltros carcomidos y cuerdas destempladas
sus dientes amarillentos sin ortodoncia
exigen su regreso al salón
la pulsación que conmocione los hilos
y retumbe en los cuerpos

Un alemán que desnudó mil doscientos pianos


ha venido a tocarlo
afina sus dedos y yo los dejo solos
hasta que el gozo ascienda
y descienda
hasta que
asciende y desciende
por las siete escalas de
mi voz

66

D O R M ÍA

el pulso en ralentí bajo la piel antártica


las manos en cruz sobre el pecho
como el escarabajo bocarriba de Szymborska
con esa sonrisa que ignora el devenir
los pies juntos sin el acoso de sus huellas

Dormían las ramas las hiedras las amapolas


a pierna suelta con desenfado
cien años cien bosques
dormía el castillo sin el chistar de puertas
ni el rubor de la estufa o el tic de las horas

Dormían los pajes los reyes el centinela


dormía su ansia en el fondo del pozo

Pero el endiablado galope tronó en la calma


destejiendo telarañas hasta la última alcoba
besó la poesía los labios inmóviles
y nunca más nadie pudo dormir

67

D ÉBI L P OR TODOS LOS A SCENS OS

aún con los crampones en las botas


el jadeo
la ceguera blanca de las cimas
me animo a mirar de frente al monte

(ya escucho las risitas de los encordados
el sacudón de las cabezas)

y le digo
quítate y échate en el mar

Sigo andando y me doy cuenta


de que he perdido el grano de mostaza

Pero al menos
lo intenté

68

A Daniel Rabinovich,
Les Luthiers

Andinismo en la azotea
se terminó de imprimir
a mediados de la post era
en los talleres gráficos del
MONTE DESARRAIGADO
Y ECHADO A LA MAR
Ciudad del Milagro

69
Fotografía retrato: MikaeLATA, 2018
Sobre la autora

SNot andra
. De La Torre Guarderas: Quito, 13 de
enero, 1971. Poeta, editora, guionista y realizadora
audiovisual. Estudió  comunicaciones en University of
Nothwestern, de St. Paul, Minnesota. Integró el taller
literario Palacio (I)caza de Palabras de la Universidad
Andina Simón Bolívar. Ha publicado  El hueco en el
zapato, Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero
2012, Cuando cierro mis ojos, 2013; Otoño en Zona Tórrida,
2014; Alma de trapo, 2015; ¿Te volviste loco, Dios del
universo?, 2016; Tormenta de arroz, 2017, reconocido en
el Concurso Internacional de Literatura Infantil Julio
C. Coba 2016 y Premio Darío Guevara Mayorga,
categoría Cuento, 2017. Su obra figura en antologías
internacionales, entre ellas, Modelo 1972: 12 poetas
ecuatorianos, Valparaíso Ediciones, España, 2016. Es
ganadora de los fondos concursables del Ministerio
de Cultura y Patrimonio del Ecuador por su cuento
La vuelta del paraguas, 2017. Su obra Niños de agua
mereció el Premio Internacional de Literatura Infantil
LIBRESA - Julio C. Coba 2018. Sus poemas se han
difundido en revistas latinoamericanas como Círculo de
Poesía, Otro Páramo, La Raíz Invertida y Nagari.

71
Enero 2019
Impreso en Buenos Aires,

Buenos Aires Poetr y


w w w. b u e n o s a i r e s p o e t r y. c o m

buenosaires
poetry

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