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del mercado único –las cuatro libertades de circulación: de bienes, servicios, trabajo y capital,
entre distintos niveles de gobierno de las tres funciones del sector público: asignación de
vía exacción de tributos y realización de gasto, trata de redistribuir el reparto inicial de renta
resultante del juego del mercado, por razones de equidad social y/o eficiencia económica. La
fiscal y de reformas estructurales para lograr un alto nivel de crecimiento y empleo con una
baja y estable inflación. Lo relevante para el federalismo económico es que el reparto de las
tres funciones del sector público entre los distintos gobiernos (central y regional) sea óptimo.2
1
Emerson, Michael, El Nuevo Mapa de Europa, Madrid: Alianza, 1999, pp. 246-249.
2
González y Ahijado, op. cit., p. 207
Teniendo en cuenta lo anterior podemos decir que la Unión Europea cuenta con un
modelo de organización federal de las competencias, que repercute mucho en las decisiones
económicas, políticas y jurídicas de cada miembro; si aterrizamos más esto vemos como
países que están estructurados han podido ver cambios positivos, a diferencia a los países que
no son tan estructurados estos han sido golpeados fuertemente y dados de baja aún en estas
económica del bloque de la unión europea, se caracteriza por estar pausado en los países que
se solventan en un apogeo propicio y que básicamente no son arrastrados por la crisis que hoy
bloque, sostiene que no son de gran ayuda, para el auge y sostenibilidad de cada país, porque
en realidad, donde queda la autonomía de los dirigentes políticos que con su predisposición
fueron elegidos por gracias a la vox populi, para determinar a contiendas lo que en realidad
necesita y merece cada jurisdicción por lo que fue elegido?, acaso ellos que tienen el mando
contra de la total democracia que supuestamente debe existir en los países del nuevo mundo?.
ciertas facultades interiores a favor del gobierno central, pero conservan para su gobierno
efectos de la nueva Constitución no parece factible que los Estados miembros renuncien en
3
Romero, Crisis de la Unión Europea, Universidad Militar Nueva Granda, 2013, pp. 20-21
términos absolutos a su soberanía nacional, sino que sacrificarían una parte substancial de
ella, pero entonces habría que reelaborar el concepto mismo de soberanía, como lo entiende la
teoría política. Indudablemente que la cuestión de la soberanía será uno de los más arduos
problemas a los que habrá de enfrentarse el congreso constituyente que, en su caso, elabore la
Constitución europea.
Para Maurice Duverger, ninguno de los Estados miembros de la Unión Europea, que
son todos ellos verdaderos Estados, titulares de lo esencial de la soberanía, está dispuesto a
cambiar de estatus para convertirse en una simple unidad federada. Tanto si es grande, como
si es mediano o pequeño, ninguno alcanza a ver qué ventaja sacaría la Unión si se convirtiese
en un Estado federal, ya que contará con más de 500 millones de habitantes cuando englobe a
las casi 30 naciones situadas entre el Atlántico y la desembocadura del Danubio, el Cabo
Norte y Chipre. Este monstruo, como señala Duverger, podría ser ingobernable desde dentro.
Parece claro entonces que tratar de definir las características federativas de la Unión Europea
no es una tarea fácil, ni tampoco podemos hablar de una tendencia definitiva o totalmente
evidenciar como empobrecen la estabilidad de países que no mantienen un perfil alto a nivel
control es sistemático y poco versátil y empobrece las decisiones de los dirigentes de un país,
y sobre todo a cabalidad contribuye al desequilibrio de un bloque que pretende ser ante el
mundo, una clave de dureza, de apoyo internacional, pero que en realidad es tan débil que
solo un paso en falso de cualquiera podría traer una mayor crisis dentro de ellos o incluso la