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CODIGO: 252546817
FASE 1 : CONTEXTUALIZACION
ACTIVIDAD INDIVIDUAL- DOCUMENTO REFLEXIVO
DIRECTOR DE CURSO:
FABIAN ACUÑA
TUTORA:
CLAUDIA M. RODRIGUEZ
ESTUDIANTE:
OLINDA MARIA BARROS
En el texto de Alabadejo (2014) que se cita, encontramos que cuando se habla de política
en la lengua española es posible referirse a cualquiera de las siguientes connotaciones que
en la lengua anglo si corresponden a términos distintos. En este lado del mundo, se puede
estar haciendo alusión a la “noción de Estado como configuración jurídico-política que fija
las reglas del juego en un territorio determinado”. Así mismo, se aplica para “aquellos
fenómenos de lucha por el poder, como el conjunto de tácticas, procesos y actividades que
llevan a cabo distintos actores para alcanzar y conservar el poder estatal”. Sin embargo,
este autor señala que la acepción que más se adapta para su entendimiento al fin que nos
atañe, pese a que las tres están relacionadas, es la que en resumen denota que “política
pública es un programa o curso de acción gubernamental” el cual apunta al tratamiento de
una problemática o realidad especifica.
Con base en la cohesión de los elementos citados, este autor propone un concepto
integrador que arroja bastante luz pero que puede seguir quedándose corto al no lograr
abarcar la complejidad de lo que son las políticas públicas, dicha definición en palabras de
Alabadejo (2014)
Atendiendo esta conceptualización, considero que las políticas públicas son el resultado de
decisiones y actuaciones ordenadas necesariamente por parte del aparato estatal y que
toda actuación que provenga de este debe alinearse con una política pública so pena de
volverse un esfuerzo aislado destinado a no surtir los efectos esperados. De otra parte, para
que las políticas públicas se aterricen más a la realidad preferiblemente deben ser el
resultado del diálogo entre el ente estatal- gubernamental que las emite y los diferentes
sectores de la sociedad que se verán impactados de manera directa o indirecta por las
decisiones adoptadas. Así pues, nos enfrentamos a un sinnúmero de tipos de políticas
públicas que el autor que vengo esbozando se ha permitido clasificar con base en su
investigación así:
• Tipo de autoridad que las genera: Política europea – Política nacional o estatal –
Política regional – Política local
• Sector que intervienen: Política de educación – Política fiscal – Política de medio
ambiente, etc.
• Destinatarios: Política de tercera edad – Política de juventud – Política para las
personas con discapacidad, etc.
• Como se elaboran (Roth, 2002)-Política autoritaria o tecnocrática – Política
participativa
• Nivel de previsión, planificación: Política anticipativa – Política reactiva.
• Innovación (Baena del Alcázar, 2000)- Política innovadora-Política mimética –
Política incrementalista
• Beneficios (Baena del Alcázar, 2000): Política material – Política simbólica
• Contenido (Baena del Alcázar, 2000): Política prescriptiva – Política operativa)
• Grado de coerción (Lowi, 1972,1992): Política distributiva – Política redistributiva –
Política regulatoria – Política constitucional.
El “ciclo de las políticas públicas “(May y Wildavsky, 1978) citado en Alabadejo, 2014,
resulta ser el modelo de más uso a la hora de analizar las políticas públicas, ya que este
ve a las políticas como un proceso que tiene varias etapas indivisibles y aunque otros
autores que se han citado allí le han llamado modelo secuencial (Anderson,1975), modelo
por etapas y enfoque de libro de texto (Nakamura, 1987), la mayoría de los académicos se
han quedado con este modelo denominado de ciclo que se divide en fases que no pueden
ser analizadas de forma independiente porque integran un todo. Las fases que por
consenso se consideran como parte del ciclo coinciden por mucho con las propuestas por
James Anderson (1975) formación de la agenda (cuando se incluye la problemática como
objetivo prioritario de ser atendido), formulación (construcción de la ruta a seguir para dar
solución a la problemática, la política propiamente dicha), implementación (puesta en
marcha de los recursos para su ejecución), evaluación y terminación (retrospectiva y
medición de resultados). Este modelo pese a considerarse sencillo para fines de
comprensión también ha sido cuestionado ampliamente pero aun así se mantiene como
una herramienta valiosa para simplificar el universo complejo en el que emergen las
políticas públicas ya que, en todo caso gracias a él, se ha unificado un lenguaje teórico de
análisis ampliamente conocido por el sector académico que estudia este brazo de la gestión
estatal.
A partir de este modelo analítico se han identificado diversas variables que deben ser
tenidas en cuentas al momento de desagregar la complejidad de las políticas públicas,
variables independientes como las instituciones, los recursos y los actores que intervienen
y otras de corte dependiente relacionadas con los productos que se asocian a cada una de
las fases de las políticas propiamente dichas. Sobre ambas clasificaciones de variables se
ha dicho que no hacen parte de un modelo cerrado, sino que, por el contrario, son
susceptibles de flexibilizarse y dar paso a inclusiones novedosas de algunas que hayan
sido pasadas por alto, todo con el fin de enriquecer siempre la base de conocimiento sobre
esta vertiente del ejercicio en pleno de la acción gubernamental.
Lo anterior, sin duda aclara muchos de los interrogantes que como ciudadanos del común
nos hacemos cuando se ponen en marcha las decisiones transformadas en políticas.
Generalmente asumimos una postura de rechazo y por ende muy crítica ante tales
decisiones. No obstante, ello, si se analiza el panorama de variables de todo tipo que deben
ser tenidas en cuenta para poder elegir el camino a seguir en pro de alivianar una
problemática de Estado, aflora la percepción de que es imposible satisfacer a todos los
interesados. Es pues, un ejercicio en el que abunda el ensayo-error y deben irse afinando
muchos más aspectos en la implementación que en esta fase propiamente dicha.
En mi humilde opinión esto da a entender que las políticas públicas buscan, como se ha
dicho, alivianar un problema y no aspiran a erradicarlo por completo, aunque lo intenten con
una u otra decisión todas las veces. Es decir, parten de una perspectiva realista de que el
Estado- Gobierno es incapaz de erradicar las problemáticas de raíz debido a que no puede
controlar todas las variables que intervienen en el problema y en su solución por lo cual
solo puede preocuparse por mitigarlas.
Así mismo Cetel, 2000 aporta un segundo momento en la formulación de la política pública,
que consiste en la ponderación de objetivos para llegar a la meta de resolución de la
problemática propuesta mediante el proceso de concreción sucesiva o de “cascada”. Lo
anterior con el fin de priorizar y optimizar los recursos disponibles a emplear para la puesta
en marcha de la decisión, luego de lo cual es posible establecer los efectos esperados y los
indicadores de logro atribuibles a dicha meta.
En este sentido, Roth, 2002 presenta algunos de los modelos metodológicos más conocidos
para la toma de decisiones en la etapa de formulación de políticas públicas, encabezando
con el modelo ideal de “racionalidad absoluta” a partir del cual se derivan otros que
cuestionan un poco esa propuesta inicial pero siempre manteniendo aspectos relacionados
con este. El gran reto es integrar la aplicabilidad de cualquiera de los modelos que se
enuncian a la democracia de forma tal, que las decisiones sean el resultado de una
negociación entre los actores de la sociedad y el emisor de las políticas facilitando que
sean legítimamente aceptadas. En ese orden de ideas, se presentan los modelos
reconocidos, así:
La segunda concepción llamada bottom up (de abajo hacia arriba), asume una postura
evidentemente opuesta en la que se da más fuerza a la espontaneidad, a la capacidad de
aprendizaje y adaptación y por supuesto a la concertación de estrategias de construcción
de la implementación de la política de abajo hacia arriba, es decir, en retroceso.
En este punto, me queda muy claro que tal como esboza el autor que he traído a colación
en este segmento (Roth, 2002), así como los referentes en los que basa su análisis, aunque
para muchos juristas y otros expertos el gran dilema radica y termina con la formulación de
la política pública como tal, es quizás el mayor reto del Estado su implementación, ya que
la aplicación de estas decisiones en los diferentes escenarios que plantean los territorios
demandan un gran conocimiento de los mismos y un reconocimiento absoluto de la
pluralidad de actores e intereses involucrados, por lo que la implementación no es una
sola, no puede ser de ninguna manera la misma en todos los espacios, siendo entonces un
verdadero “ juego con la regla” (ver a Bordieu, 1990, citado por Roth, 2002) que en
conclusión es el que determina de manera indiscutible el resultado exitoso o fallido de la
materialización de la intención del Estado.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS