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Foro Obligatorio N° 1 Ortodoxia y Heterodoxia económica

1) ¿Cuáles son las críticas y los riesgos que Zaiat advierte en la separación entre
economía y política?
2)  ¿A qué llama el autor economía y economistas ortodoxos? ¿Cuáles son los
presupuestos  más importantes que guían las ideas de esta perspectiva teórica y qué
críticas les hace Zaiat?

 3. Revisen los principios, que según Zaiat, deben orientar la reflexión económica.
Escoja al menos uno de ellos y desarróllelo brevemente en base a algún
ejemplo propio de la realidad económica nacional. 
Desarrollo
 La economía convencional es el marco teórico de protección de esos intereses
y los economistas ortodoxos, los encargados de ser ejecutores y, en especial,
encargados de convencer a la sociedad que lo mejor para todos es preservar
privilegios del poder económico. No lo dicen en forma directa, sino que con
jerga bastante incomprensible, haciendo creer que hablan del beneficio
colectivo, se ocupan de cuidar el terreno de unos pocos.
 Esta definición tiene un componente eminentemente político que no reniega
del aporte técnico de profesionales del saber económico. Sólo enfatiza la
necesidad de la supremacía de la conducción del poder político sobre la labor
de los economistas. Es lo que ha empezado a desplegarse en Argentina
incomodando hasta la exasperación a los conservadores que consideran que
la economía tiene una única forma de ser entendida, y que no es otra que la
ortodoxa, conocida como neoliberal. Por ese motivo no se permiten
reconocer que una economía pueda crecer en forma sostenida sin seguir sus
recetas. Esta notable carencia conceptual explica los reiterados errores de
diagnósticos y pronósticos sobre la evolución de la economía argentina.
 ». Lo significativo es que la crisis es una catástrofe natural que, por tanto, se
desencadena por sí misma y a todos nos pone en peligro. No hay, pues,
responsables, sólo damnificados. Instituciones económicas que fueron
dotadas de vida natural y, por lo tanto, se humanizan, generan lamentos en
gran parte de la población cuando, en realidad, las padecen por sus acciones.
 Los ministros de Economía han tenido históricamente un lugar relevante en
los gabinetes nacionales. Las periódicas crisis los colocaban encima de sus
colegas de la administración, hasta llegar a niveles de compartir espacios de
poder con el mismísimo presidente de la Nación. Esta distorsión ha sido una
manifestación más de los profundos desequilibrios de las variables de la
economía. A la vez, el poder político reflejaba su debilidad al aceptar
«profesionales» ofrecidos por diversos grupos económicos.
 Una de las contribuciones del ciclo político kirchnerista ha sido el
desplazamiento de los centros de decisión de la administración central del
«economista rey», figura que establece qué es lo que se puede hacer y no
hacer en materia económica, con un supuesto saber técnico pero
eminentemente político e ideológico conservador. No es pecado tener
posición política e ideológica, lo que sucede es que las niegan bajo el velo de
la neutralidad técnica. Esto no significa que variados lobbies no busquen tener
influencia ni que no haya empresarios cortesanos del poder siempre bien
posicionados para conseguir oportunidades de negocios. Pero ese cambio
conceptual sobre lo que significa la economía y el ministro a cargo, espacio
donde se dirimen intereses y poder, y la acción política, como ordenador del
rumbo económico, es lo que permite comprender con mayor complejidad
diversas iniciativas de estos años. El vínculo del saber técnico con el ejercicio
político no implica desconocer lo primero, sino colocarlo en un lugar
adecuado, sin menospreciarlo, pero sin que sobrepase el necesario espacio de
los aportes específicos. Las soluciones técnicas a problemas económicos no
sirven si no están subordinadas a un programa global dominado por la
orientación política de un gobierno. Lo relevante son las decisiones
estratégicas, el rumbo que se define y la acumulación de fuerzas sociales para
implementarlas más que el aporte tecnocrático de los economistas. Éstos no
están en condiciones de definir las políticas centrales de un gobierno. Deben
ser técnicos sometidos a esos objetivos. La clave es que en esa tarea deben
ser lo suficientemente capaces para colaborar con iniciativas efectivas, al
tiempo de contar con sensibilidad para moverse en el laberinto de la política.
 Esta concepción mágica de la economía es la que ha provocado la profunda
distorsión en la comprensión y el posterior manejo de los problemas que
enfrenta esta ciencia. En el área de estudio y de acción de la economía
intervienen cuestiones que no son simples números, sino que expresan
intereses enfrentados de sectores sociales y que tienen su manifestación en
pujas políticas. Sin tomar en cuenta esos factores, las identidades que ofrece
la economía son sólo un bálsamo para la angustia que provoca la
incertidumbre. Para obtener ese equilibrio mágico del mercado no debe haber
conflictos sociales ni reclamos sectoriales ni existir, en definitiva, la política.
Pero la realidad, como desafío provocador a los postulados clásicos de la
ciencia, se empecina en alterar esa tranquilidad de fantasía. Las identidades
fundamentales de la economía son herramientas ordenadoras para entender
reglas básicas de funcionamiento. Pero si no son subordinadas a los diferentes
escenarios sociales y políticos derivan en lecturas equivocadas. No existe un
solo camino a transitar en la economía puesto que la forma en que se
alcancen determinados objetivos encierra una determinada concepción sobre
la sociedad y, por lo tanto, sobre qué sectores son privilegiados y cuáles son
afectados. Por esa sencilla razón, las políticas económicas no son neutrales.

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