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Isabel

de Portugal
1503-1539
La vida de Isabel de Portugal, a pesar de estar en la historia unida a su esposo Carlos I
de España y V de Alemania, se desconocen sus grandes dotes como gobernanta, en las
largas ausencias de su esposo cuya extensión de dominios le impedía gobernar solo.
Ese gobierno sustituyendo a Carlos, lo hizo en soledad, una soledad, pudo costarle la
vida a tan corta edad, la tristeza, soledad y amplias responsabilidades de gobierno,
podrían haber sido la causa de su prematura muerte.
Conozcamos algunos detalles sobresalientes de su vida.
Su infancia

Isabel de Avis y Trastámara nació el 24 de octubre de 1503 en el palacio real


de Lisboa. Sus padres eran el rey de Portugal Manuel I y su segunda esposa
María de Aragón segunda hija de los Reyes Católicos, será prometida de su
primo hermano el hijo de su tía Juana “La Loca” , Carlos I.

Isabel fue educada como princesa real que era. Estudió latín y otras lenguas,
conocimientos de ciencias, música y religión. Recordemos que su madre
había recibido una educación humanista en su juventud en la corte
castellana.
María, la madre de Isabel murió al dar a luz a su octavo hijo. Es
en este año de 1517 cuando la vida de Isabel sufre un giro que
la convierte en mujer antes de tiempo, pues al poco tiempo de
perder a su madre, su padre contrajo matrimonio con Leonor,
hija de Juana de Castilla.

Isabel quedó a cargo del cuidado de sus hermanos pequeños ,


y a pesar de la complicada situación inicial, nos queda
constancia de la excelente relación que mantuvieron Isabel y
Leonor( su prima y madrastra)
Escoger al esposo adecuado

La mujer que se casara con Carlos I , debería ser escogida con sumo cuidado, pues ya en estos años de la adolescencia de
Isabel, Carlos había recibido una gran herencia que abarcaba territorios en casi todo el mundo conocido.

Isabel siempre estuvo entre las mejores posicionadas, aunque distintos asuntos políticos retrasaban el compromiso
oficial. Años más tarde, en 1521, muere el padre de Isabel, Manuel, rey de Portugal. Sube al trono del país vecino Juan III
, hermano de Isabel. De manera, que para afianzar las relaciones entre los dos países más poderosos de Europa por
aquel entonces, se propone un doble matrimonio entre Carlos I e Isabel de Portugal, y por otro lado, Juan III con
Catalina, la hermana pequeña de Carlos.
En 1525, unos años después del acuerdo, ya está todo listo para realizar el doble matrimonio.
Por un lado, Catalina, abandona su reclusión en el monasterio de Tordesillas, donde cuidaba a su madre ,
la reina Juana.

Por otra parte, Isabel , unos meses más tarde, firma las capitulaciones de matrimonio en octubre de 1525.
En un primer momento se realiza la boda por poderes, aunque ya como reina de Castilla viaja hasta Sevilla
en marzo de 1526 para conocer a su marido y casarse ambos en los Reales Alcázares de Sevilla.
Un matrimonio en el que hubo amor mutuo . Isabel y Carlos, a
pesar de no haberse escogido por amor, recordemos todas las
difíciles negociaciones previas, desde el primer momento que
se vieron, sintieron atracción física que fue derivando en una
relación plena de confianza.

Aquel mismo verano, cuando la pareja está pasando su luna de


miel en Granada, se conoce que Isabel está embarazada. La
joven emperatriz es consciente como su vida privada se altera
por causa de los acontecimientos internacionales.

Aquel mismo agosto de 1526 los turcos avanzan en el este de


Europa, y el rey francés Francisco I sigue amenazando al
emperador con una nueva guerra. Todo ello hace que la pareja
tenga que trasladarse lo más rápido posible a Valladolid.
El 21 de mayo de 1527 nace su primogénito Felipe.
Pocos meses después, En 1528, Isabel queda por
primera vez sola como gobernadora con los plenos
poderes recibidos de su esposo. Aunque , en esta
ocasión, se encontrarán pronto en Aragón, Isabel
está de nuevo embarazada.
El 21 de junio de 1528 nace su segunda hija, María,
parto complicado, Isabel queda muy débil.

En marzo de 1529 Carlos se embarca a Italia que se


encuentra muy revuelta tras del Saco de Roma de
1527.

En aquella larga ausencia Isabel tiene su tercer hijo,


Fernando, nacido el 22 de noviembre de 1529. La
noticia le llega al emperador en Bolonia. Pero no
llegará a conocer al niño que fallecerá el 13 de julio
de 1530 sumiendo en la tristeza a la emperatriz.

Una tristeza que debilita a Isabel hasta hacerla caer


enferma de fiebres.
Tres años después, tiempo en el que la joven gobernanta ha
tenido que reponerse de sus enfermedades y tristezas y seguir
adelante con su cometido político, se reencuentra por fin con su
esposo. De este nuevo encuentro nacerá en 1535 una nueva
infanta, bautizada como Juana .

Pero la alegría de Isabel durará sólo dos años. Un nuevo conflicto,


esta vez en Túnez, vuelve a alejar al emperador de tierras
españolas.

En 1536 la familia imperial se reúne de nuevo y en 1537 Isabel


vuelve a sospechar la llegada de un nuevo hijo. Juan, vuelve a
estar de nuevo sola en el parto y el estado de salud de la reina
hace temer lo peor .

Carlos consigue regresar al lado de Isabel a la que vuelve a dejar


embarazada de su sexto hijo, un niño que nacerá muerto el 19 de
abril de 1539 a los cuatro meses de embarazo.
Isabel de Portugal no sobrevivió a este último parto. Con 36 años
de edad, el 1 de mayo de 1539 fallecía a causa del aborto sufrido
pero también muy probablemente por su debilitada salud, sin
olvidar la tristeza y la soledad que durante demasiado tiempo
sufrió en su vida.

Isabel fue una buena reina, hizo aquello que se esperaba de las
mujeres de la realeza, dar muchos herederos a su rey y ayudar en
lo posible en el gobierno de sus reinos.

Aunque su vida como mujer, fuera muy desdichada. Ilusionada en


un primer momento por un matrimonio que, a pesar de ser
concertado, fue del agrado de ambas partes, se topó con una
realidad de responsabilidades políticas, largos periodos de
soledad y una salud débil agravada por los constantes embarazos
y alumbramientos.

Destacaremos su excelente labor como gobernadora del Imperio


de su marido. Decisiones acertadas, alianzas fundamentales las
que firmó para mantener el poder del emperador Carlos I.
Enterrada en Granada y trasladados sus restos años después a
El Escorial, Isabel fue una reina hermosa, culta y piadosa. Su
esposo quedó desolado por la pérdida de su esposa a la que
amó y respetó desde el primer día pero a la que condenó a
vivir una vida en soledad.

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