Está en la página 1de 2

Daniel Tejedor Moreno (50112973K) 09/04/2021

PRIMEROS AUXILIOS E HIGIENE EN EL DEPORTE


PRINCIPALES LESIONES EN EL MONTAÑISMO

Para describir las principales lesiones que se producen en la práctica de actividades en la montaña
me centraré en lesiones de extremidades inferiores, por ser las más frecuentes. Así diferenciaré
entre lesiones articulares, como esguinces o luxaciones, y lesiones óseas, como son las fracturas.

Lesiones articulares en extremidades inferiores

Las lesiones articulares a las que nos enfrentamos en extremidades inferiores durante las actividades
de montaña son las mismas que se pueden dar en otros deportes. La diferencia es lo irregular del
terreno. Serán lesiones comunes para cualquiera de las actividades, ya sea senderismo, carreras por
montaña, alpinismo, esquí o cualquier aproximación a una zona de escalada.

Nuestras rodillas y tobillos estarán en riesgo, por ello debemos dar importancia a un buen
fortalecimiento de músculos y tendones, que darán estabilidad a la articulación. La lesión de rodilla
puede ser una de las más importantes, por lo que debemos tener mucho cuidado con sus ligamentos.
Es más habitual que aparezca esta lesión entre jugadores de fútbol o baloncesto, pero los corredores
de montaña corren el mismo riesgo, ante giros bruscos e inesperados de la articulación, de sufrir una
rotura de los ligamentos laterales o cruzados, anterior y posterior. Sin duda pasa lo mismo entre
esquiadores, una lesión igual de habitual. Incluso entre escaladores ante movimientos en la pared que
fuercen la articulación.

Rutas muy largas de senderismo o alpinismo exponen a nuestro tren inferior a mucho cansancio, sobre
todo en los descensos. Llevamos mucho peso en la espalda por lo que la carga sobre las rodillas y sus
meniscos será mayor, transmitiendo toda la fuerza entre fémur y tibia. Las articulaciones nos
empiezan a doler como señal de estar llegando al límite. Son momentos en los que debemos mantener
la concentración para evitar cualquier distracción que haga que un mal paso termine en lesión de
rodilla o tobillo. Muy importante de nuevo que no haya desequilibrio muscular y estar preparados
físicamente para la actividad, así evitaremos sobrecargas y tendinitis.

Los tobillos se expondrán a más riesgo en función de nuestra velocidad y el terreno por el que nos
movamos. Los que practiquen trail running se expondrán más a una torcedura que resulte en esguince
o daño o rotura del ligamento lateral externo o interno (deltoideo), según la violencia del movimiento.
No debemos olvidarnos del menisco de la rodilla cuando hablamos de este deporte ya que es habitual
su lesión por combinación de fuerzas: compresión, tracción, flexión y extensión de la rodilla, junto con
movimientos de rotación interna o externa.

Pero cualquier actividad expondrá a nuestra articulación del tobillo y a sus ligamentos a un cierto
riesgo. Debemos reducir este riesgo con habilidad, si el terreno es muy pedregoso, y también eligiendo
bien el calzado. Pero sobre todo con un fortalecimiento previo de los tendones y entrenando su
movilidad y flexibilidad. Una caída en escalada con mala suerte o mala práctica del asegurador, es
decir, sin dinamismo, lesionará nuestros tobillos por el impacto con la roca. Podrán verse afectados
más gravemente los ligamentos o quedará en una pequeña distensión, en función del golpe.
Por último, faltaría por mencionar a la articulación de la cadera. Del mismo modo que en el resto de
deportes, debemos darle mucha movilidad y elasticidad para evitar lesiones en sus ligamentos o
pinzamientos del nervio ciático.

El tratamiento de todas estas lesiones se deberá realizar mediante inmovilización y método CIDER, y
por supuesto recibir tratamiento médico y fisioterapéutico para su recuperación y rehabilitación.

Fracturas óseas en extremidades inferiores

Respecto a las extremidades inferiores, lo más común siguen siendo las fracturas por traumatismos
en una caída.

En la escalada la rotura de los huesos del tobillo y pie, como el calcáneo y el astrágalo, están a la orden
del día, debido a caídas no dinámicas del escalador que suponen un fuerte golpe en los pies contra la
pared. En el mejor de los casos se produce edema óseo en alguno o varios huesos del pie.

Cualquier circunstancia que suponga un traumatismo elevado sobre las extremidades inferiores dará
como resultado una posible fractura. Una caída desde altura en terrenos con cierta verticalidad, como
resbalar en terreno de piedra y sufrir un efecto tobogán, o un mal salto en el descenso de un barranco,
podría ocasionar fracturas en el fémur, tibia, peroné y por supuesto tobillo y pie. En terrenos con
mucha piedra puede suceder que una de las piernas quede atrapada ocasionando también fractura.
O una simple caída en un tropiezo, como decía en el apartado anterior, también puede suponer una
fractura de rótula si el golpe contra el suelo es violento.

Pero las fracturas no siempre se deben a traumatismos, como en todos los ejemplos anteriores. Otra
circunstancia que puede ocurrir es una fractura por estrés. Un ejemplo les sucede a los corredores de
montaña. Sufren con sus zancadas miles de impactos en cada de una de sus salidas. Estos pequeños,
pero numerosos y repetitivos traumatismos van fatigando los huesos y debilitándolos hasta al punto
de sufrir una fractura. Puede ocurrir en la tibia y en los huesos del tarso o metatarsos. Por ello es de
gran importancia un buen aporte de minerales y nutrientes, así como el fortalecimiento de los
músculos, que se encargarán de proteger, soportar, absorber y reducir los impactos sobre nuestros
huesos.

Todas estas lesiones deberán recibir atención médica ya que en muchos casos será necesaria una
intervención quirúrgica. Nosotros, como técnicos de montaña, y en el caso de ser los primeros en
llegar a lugar del accidente, llevaremos a cabo los protocolos aprendidos PEA y trataremos e
inmovilizar las zonas lesionadas a la espera de la llegada de los equipos de emergencia y atención
sanitaria.

También podría gustarte