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SESIÓN 10: JESÚS “LA LUZ DEL MUNDO”

JUAN 8:1-59

Una mujer sorprendida en adulterio


“Jesús regresó al monte de los Olivos, pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de
vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles. Mientras hablaba,
los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida
en el acto de adulterio; la pusieron en medio de la multitud. «Maestro —le dijeron a Jesús—,
esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio. La ley de Moisés manda apedrearla; ¿tú qué
dices?” Juan 8:1-5 (NTV)

Los líderes religiosos no creían que Jesús era el Mesías. Parte de ese grupo, traen a una mujer
que es sorprendida en el acto de adulterio, usándola como una excusa para tenderle una
trampa a Jesús: escoger entre la ley hebrea (de Dios) o la ley romana. La primera decía que
debían apedrearla, la segunda, que no podían hacerlo ya que ellos (judíos) no tenían la
autoridad para ejecutar a nadie.

Ellos querían sorprender a Jesús como alguien que invalidaba la ley de Dios cuando Él mismo
decía ser el Hijo de Dios.

“Intentaban tenderle una trampa para que dijera algo que pudieran usar en su contra, pero
Jesús se inclinó y escribió con el dedo en el polvo. Como ellos seguían exigiéndole una respuesta,
él se incorporó nuevamente y les dijo: «¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la
primera piedra!». Luego volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el polvo. Al oír eso, los
acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que
quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud.” Juan 8:6-9 (NTV)

“Jesús los confronta con otra ley, la ley de la conciencia. El conocía la realidad del corazón
humano, lo imperfectos que somos. Esta historia nos sigue hablando hasta el día de hoy: No
seamos tan rápidos para juzgar, debemos aprender de Dios que es “…lento para la ira, y grande
en misericoria.” Salmos 103:8 (RVR1960)

“Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer: —¿Dónde están los que te acusaban?
¿Ni uno de ellos te condenó? —Ni uno, Señor —dijo ella. —Yo tampoco —le dijo Jesús—. Vete y
no peques más.” Juan 8:10-11 (NTV)
“Cuando nos encontramos en lo más bajo, ahí Jesús nos encuentra y nos dice que nos
levantemos. El no se presenta para juzgarnos sino para sacarnos adelante ‘Dios no envió a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él’.” Juan 3:17 (NTV)

En donde sea que nos encontremos, Jesús nos esta extendiendo la mano para que no volvamos
atrás. El nos da su gracia para poder salir.

La principal trampa que el enemigo usa en aquellos que han fallado es la condenación, el quiere
robar toda esperanza, es por eso que se debe entender que la salida no es quedarse con la
culpa sino creer que es posible salir por medio de aquel que ya peleó por nosotros y venció:
Jesús.

Jesús, la luz del mundo


“Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no
tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida». Los fariseos
respondieron: —¡Tú haces esas declaraciones acerca de ti mismo! Un testimonio así no es
válido. —Estas afirmaciones sí son válidas, aunque las diga de mí mismo —respondió Jesús—.
Pues sé de dónde vengo y adónde voy, pero eso es algo que ustedes no saben de mí. Ustedes me
juzgan con criterios humanos, pero yo no juzgo a nadie. Y, si lo hiciera, mi juicio sería correcto
en todo sentido, porque no estoy solo. El Padre, quien me envió, está conmigo. La misma ley de
ustedes establece que, si dos personas concuerdan en algo, su testimonio se acepta como un
hecho. Yo soy uno de los testigos, y mi Padre, quien me envió, es el otro.”
Juan 8:12-18 (NTV)

Vemos que seguido de la historia de la mujer sorprendida en el acto de adulterio, Jesús trae una
revelación sobre el Yo Soy. En esta ocación dice de sí mismo que Él es la luz del mundo, ante la
cual, todo pecado o cosa oculta queda expuesta.

“Más tarde, Jesús volvió a decirles: «Yo me voy, y ustedes me buscarán, pero morirán en su
pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir». Por lo tanto, la gente se preguntaba: «¿Estará
pensando suicidarse? ¿Qué quiere decir con “no pueden ir adonde yo voy”?». Jesús continuó
diciendo: «Ustedes son de abajo; yo soy de arriba. Ustedes pertenecen a este mundo; yo no. Por
eso dije que morirán en sus pecados; porque, a menos que crean que YO SOY quien afirmo ser,
morirán en sus pecados». ¿Y quién eres? —preguntaron. Jesús contestó: —El que siempre dije
que era. Tengo mucho para decir acerca de ustedes y mucho para condenar, pero no lo haré.
Pues digo solo lo que oí del que me envió, y él es totalmente veraz. Pero ellos seguían sin
entender que les hablaba de su Padre. Por eso Jesús dijo: «Cuando hayan levantado al Hijo del
Hombre en la cruz, entonces comprenderán que YO SOY. Yo no hago nada por mi cuenta, sino
que digo únicamente lo que el Padre me enseñó. Y el que me envió está conmigo, no me ha
abandonado. Pues siempre hago lo que a él le agrada».” Juan 8:21-29 (NTV)

Jesús siempre fue abierto en cuanto a sus declaraciones sobre sí mismo. Eso generaba que
constantemente existiera una discusión sobre su origen.

“Jesús le dijo a la gente que creyó en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se
mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”
Juan 8:31-32 (NTV)

Jesús se pone a sí mismo como ejemplo, así como Él obedece al padre, así nosotros debemos
hacer lo mismo y entonces seremos sus discípulos. La obediencia es la que nos traerá
crecimiento, y esta se da a través de conocer la verdad. Conforme vamos siendo obedientes a
Su Palabra, el Espíritu Santo nos irá revelando más.

“Nosotros somos descendientes de Abraham —le respondieron—, nunca hemos sido esclavos de
nadie. ¿Qué quieres decir con “los hará libres”? Jesús contestó: —Les digo la verdad, todo el que
comete pecado es esclavo del pecado. Un esclavo no es un miembro permanente de la familia,
pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre. Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes
son verdaderamente libres.” Juan 8:33-36 (NTV)

El mundo en el que vivimos no ama la verdad, los seres humanos tienden a la negación. Todos
los que se someten al pecado son esclavos del pecado, esa es la realidad. Y cuando la verdad es
aceptada humildemente, es cuando se es verdaderamente libre.

“¿Acaso eres más importante que nuestro padre Abraham? Él murió, igual que los profetas. ¿Tú
quién te crees que eres?” Juan 8:53 (NTV)

“Abraham, el padre de ustedes, se alegró mientras esperaba con ansias mi venida; la vio y se
llenó de alegría. Entonces la gente le dijo: —Ni siquiera tienes cincuenta años. ¿Cómo puedes
decir que has visto a Abraham? Jesús contestó: —Les digo la verdad, ¡aun antes de que
Abraham naciera, YO SOY. En ese momento, tomaron piedras para arrojárselas, pero Jesús
desapareció de la vista de ellos y salió del templo.” Juan 8:56-59 (NTV)

Jesús no se niega a sí mismo. Cuando nos acercamos a Él, por medio de Su Palabra, y dejamos
que la verda nos examine, sabremos en dónde estamos y aprenderemos a amar que Él saque lo
que no necesitamos. Jesús nos quiere llevar a una nueva manera de vivir, su amor es lo que nos
hace fuertes para vencer.
SESIÓN 10: JESÚS “LA LUZ DEL MUNDO”
Preguntas para dialogar
Jesús asevera y dice acerca de sí mismo “Yo Soy la Luz del Mundo” ¿Qué
relación crees que tiene esta afirmación de Jesús, con el diálogo con la mujer
samaritana que se encuentra justo antes, al inicio en este capítulo 8 de Juan?

Para orar:
Jesús, tú viniste al mundo para darme libertad a pesar de mis errores y faltas, en
lugar de acusarme. Así como trataste a la mujer samaritana con gracia, amor,
creyendo que el cambio es posible, de la misma manera lo haces conmigo. ¡Lo
valoro mucho! Viniste a mi vida a dar luz, muchas gracias. En el nombre de
Jesús. Amén.

Para hacer:
Memoriza el siguiente versículo: Juan 8:12 (NTV)

“Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes
me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que
lleva a la vida».”

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