¿Qué podría hacer Sócrates en una fábrica moderna? A primera vista, nada. Se
desconcertaría y no entendería las explicaciones técnicas que se le dieran. Esto se debe a
que casi todo el conocimiento involucrado en la manufactura moderna fue adquirido más
de dos milenios después de su tiempo. Al fin y al cabo, Sócrates vivió A.C., o sea, antes de
la computadora.
Con todo, dado que Sócrates era curioso y genial, es posible que al cabo de un tiempo
encontrara su nicho en la fábrica. Sospecho que se ocuparía de un problema que siempre
le gustó, y que apasiona en estos momentos a los expertos en administración: cómo poner
en descubierto el conocimiento tácito.
En un diálogo platónico, Sócrates interroga a un esclavo adolescente sin letras. A fuerza de
preguntas astutas (y de ponerle palabras en la boca), Sócrates logra que el joven
"descubra" ciertas verdades geométricas acerca de las cuales no había tenido
previamente
ni la menor idea.
Además, el conocimiento tácito tiene una falla teórica: precisamente por ser tácito no
sabemos si es verdadero o falso. En efecto, aprendemos a cometer errores con la misma
facilidad (o dificultad) que aprendemos verdades. Una vez que hemos aprendido el mal
camino, tenemos tendencia a volver a recorrerlo.
Por esto es tan difícil aprender del error. Por esto es tan lento y por lo tanto ineficiente el
procedimiento (mal llamado "método") de ensayo y error. Más se aprende evitando de
entrada el error que corrigiéndolo laboriosamente.
Al no poder identificar con certeza el conocimiento tácito utilizado, no podemos saber si
es verdaderoo falso, ni podemos ponernos a perfeccionarlo. A medida que adquirimos
experiencia, el conocimiento tácito se acumula indiscriminadamente: los aciertos se apilan
confundidos con los yerros.
Por esto, Sócrates consigue trabajo en una fábrica moderna: porque ayuda a extraer y
ordenar el conocimiento tácito de sus obreros y empleados. En los EE UU lo llamarían
Mister Tacit Knowledge o, más brevemente, Mr TK. Le darían una oficina, dos asistentes,
una secretaria y un auto de la compañía. Uno de los asistentes sería un joven y ambicioso
experto en management, y el otro un filósofo o politólogo sin ambiciones de negocios
pero
aficionado al debate racional.
¿Cómo procederían Mr TK y sus asistentes? Presumiblemente, no intentarían examinar
uno a uno a los miles de empleados de su empresa. No lo harían porque ni siquiera
sabrían qué preguntarles. En efecto, ya no se trataría de los comienzos de la geometría,
sino de un puñado de ramas de la ingeniería moderna, así como de la llamada ciencia de
la
administración.
Los problemas técnicos que se presentan en una empresa moderna sólo pueden ser
abordados por un equipo de especialistas. El papel de Mr TK no podría ser el de un
especialista más. Tendría que desempeñar el papel tradicional del filósofo: el del
generalista. Sólo éste se interesa por pautas universales y es capaz de dialogar con
especialistas en varios campos.
La oficina de Mr TK convocaría cada viernes por la tarde a una veintena de obreros
calificados, contramaestres, ingenieros de mantenimiento, y administradores que trabajan
en un departamento de LA empresa. Una vez llegadas estas personas, se las invitaría a
sentarse sin formalidades en torno a una gran mesa ovalada provista de bebidas sin
alcohol
y bizcochos. Una vez que todos estuvieran sentados, se les informaría que se los ha citado
para rastrillarles el cerebro, y se les pediría que hablen con franqueza.
Acto seguido, Mr TK preguntaría qué problemas se presentaron en el departamento en el
curso de la semana anterior, como los abordaron, y cuáles fueron resueltos y cuáles no.
Presumiblemente, esta invitación desencadenaría una discusión más o menos
desordenada, con los inevitables abusos de los latosos y los silencios de los tímidos. Pero
el
filósofo o politólogo ducho en debates intervendría para encarrilar a los descarrilados. El
asistente experto en management ayudaría a trazar la trayectoria de la gestión en
cuestión
dentro de la organización. Y la secretaria pediría a los participantes que reformulen sus
intervenciones con claridad y concisión, para beneficio de las actas de la reunión.
¿Qué pito tocaría en todo esto Sócrates redivivo (a) Mr TK? Casi el mismo que el griego
antiguo: formularía preguntas. Pero esta vez los asistentes le ayudarían a reformularlas en
forma técnicamente correcta. Su incomprensión de la jerga técnica serviría de acicate
para
aclarar las cuestiones y, por esto mismo, para descubrir oscuridades en algunas de las
exposiciones.
Conjeturo que, al cabo de una tarde como ésta, se habrán descubierto algunos problemas
antes ocultos, y se habrán tornados explícitos algunos conocimientos tácitos. Estos
resultados sería analizados por Mr TK y sus asistentes, quienes redactarían un breve
informe preliminar, el que sería objeto de una segunda reunión del mismo grupo. Si
pareciera conveniente, a esta reunión serían invitados otros miembros del mismo
departamento o de otras secciones de la empresa.
Lo discutido y resuelto en esta segunda reunión sería materia prima para elaborar el
informe definitivo, el que se elevaría a todos los ingenieros y administradores de la
empresa.
Estos verían qué recomendaciones podrían ensayarse, formularían acaso nuevas
preguntas, y en todo casolinformarían al grupo sobre las decisiones tomadas. Se
establecería así un feedback loop o lazo de retroacción.
La misma oficina de Mr TK podría comparar la eficacia del método neosocrático con la de
los círculos de control de calidad de las empresas japonesas, tales como Toyota, que isité
en 1982. Conjeturo que Mr TK saldría ganador, porque los círculos japoneses no incluyen a
ingenieros ni administradores, ni incluyen un lazo de retroacción.
Pero ésta no es sino conjetura de aficionado. Las hipótesis sobre management deben ser
puestas a la prueba de los hechos, al igual que las hipótesis químicas o sociológicas. Ya es
hora de dejar de adoptar ciegamente los oráculos de los "gurus" en management, que
viven
de sus libros antes que de su trabajo como administradores de empresas.
El buen experto en management hace uso de investigaciones en psicología, sociología y
economía. La naturaleza interdisciplinaria de su campo sugiere la necesidad de agregar un
insumo filosófico, contratando a Mr TK, Sócrates redivivo.