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I.- LA INFANCIA.

 
   En este primer bloque de esta predicación tenemos que hablar de los primeros ocho
años de vida de Josías.  Estos primeros ocho años los vivió con su padre el príncipe y
posteriormente el rey Amón.  Durante sus primeros seis años, el rey de Judá era su
abuelo Manasés quien en el pasado es verdad que no fue temeroso de Dios, pues su
crónica dice que: “hizo extraviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más
mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel” (2 Crónicas 33:9);
pero para el tiempo de los primeros seis años de la infancia de Josías, su abuelo un
señor de 61 años de edad que murió a los 67 años (cf. 2 Crónicas 33:1), ya había
pasado por una situación  cuando unos generales asirios “lo aprisionaron con grillos
[…] y atado lo llevaron a Babilonia” (2 Crónicas 33:11), pero bajo esa situación “oró a
Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. / Y habiendo
orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. 
Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios” (2 Crónicas 33:12,13).  Los primeros
seis años de Josías, mientras su papá era el príncipe, y su abuelo el rey Manasés
temeroso de Dios, debió ser instruido a su nivel infante a tener temor de Dios; y esto
debió influenciar favorablemente a tener fundamentos de preferir a Dios antes que a
un ídolo.
  Cuando Josías nació, su padre tenía apenas 15 años, y era príncipe. Su edad para
ser padre, es una tremenda evidencia de su desorden espiritual y moral, pues todavía
era un adolescente, y ya se podía ver en él su libertinaje personal. Cuando Josías ya
tenía sus siete y ocho años, su padre Amón ya era el rey de Judá, porque Manasés su
abuelo había muerto.  Para ese entonces, su padre ya era un joven de 22 años que
reinó sobre Judá solamente dos años, pues dice la crónica que “conspiraron contra él
sus siervos, y lo mataron en su casa” (2 Crónicas 33:24).  Pero durante los dos años de
su reinado mientras su hijo tenía entre los siete y ocho años, la crónica resume
brevemente la vida de Amón diciendo que: “hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como
había hecho Manasés su padre; porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su
padre Manasés había hecho.  Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló
Manasés su padre; antes bien aumentó el pecado” (2 Crónicas 33:22,23).  Josías pasó
por lo menos dos años, en ese ambiente social y hogareño en el que el verdadero
Dios no tenía cabida ni en el corazón, ni en las conversaciones, ni en la educación del
hogar. En los primeros seis años, aunque hubo buena influencia del abuelo, el papá
Amón es muy probable que no estuvo de acuerdo con la conversión de su papá
Manasés, y debió haber dado malos ejemplos de idolatría a su pequeño hijo.  Esta es
la mala influencia que el niño Josías recibió de su padre teniendo solamente siete a
ocho años; pero la gracia de Dios, sin descartar los planes eternos de Dios, se
adelantó en los primeros seis años de este niño para sembrarle la semilla del temor
de Dios.  Josías, siendo todavía niño, antes de tener un pensamiento suficiente
maduro, debió haberse dado cuenta de que algo estaba mal tanto con su padre
Amón.  A su nivel infantil, Josías ya estaba trabajando en hacer una reforma en su
vida personal.
   Los primeros años de un niño, aunque no son determinantes para la fe y el futuro de
un niño, la verdad es que toda experiencia vivida en los primeros años, de alguna
manera configura la tendencia a la que uno se le hace más fácil inclinarse.  En este
caso, fue la gracia de Dios que estaba operando en la vida personal de Josías quien,
aunque era solamente un niño, fue preservado por Dios para que su corazón no se
predispusiera en definitiva a amar la idolatría, sino a Dios.  Ayude usted a sus niños
que desde ahora comiencen a trabajar en la reforma no la de Witemberg, Alemania; ni
la de Ginebra, Suiza; sino en la reforma de su vida personal, aunque infantil siempre
necesitan hacer reformas espirituales.

   La segunda etapa de la edad que no es impedimento sino tiempo apropiado para


comenzar o incrementar una reforma en la vida personal, es:

II.- LA NIÑEZ.
   Aunque la niñez no empieza a los ocho años ni termina hasta los dieciséis, la
crónica acerca de Josías comienza relatando que: “De ocho años era Josías cuando
comenzó a reinar…” (2 Crónicas 34:1a).  A sus ocho años era todavía un niño, y nada
más que un niño.  Y como veremos más adelante, según el versículo tres, su primera
acción esencial notable fue hasta los 16 años.  La crónica dice que “A los ocho años de
su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre” (2
Crónicas 34:3a).  Pero, ¿qué sucedió durante toda esta etapa de sus ocho a dieciséis
años, antes de que comience a buscar a Dios?
  Tenemos que partir del punto de que desde los ocho años de edad quedó huérfano
por lo menos de padre, y por derecho de sucesión real y por derecho divino, comenzó
a ser rey de Judá.  Pero, como muchos niños que han crecido en un ambiente idólatra
donde Dios no estaba en consideración, es probable que él no estaba necesariamente
pensando en buscar a Dios.  No sabemos mucho de la inclinación religiosa de su
madre, que de paso sepamos que se llamaba Jedida, hija de un señor llamado Adaía,
de una población llamada Boscat (cf. 2 Reyes 22:1); pero quizá en todo este tiempo
entre sus 8 a 16 años de edad, el final de su niñez y una etapa de su adolescencia, su
madre debió ocuparse en orientar a Josías para que éste busque a Dios y no a los
ídolos como lo hiciera su padre.

   Además, habiendo sido constituido rey siendo solamente un niño debió estar
rodeado de consejeros reales, quienes seguramente también trabajaron en su vida
para orientarlo a no seguir los pasos de su padre, sino que mejor busque a Dios sobre
todas las cosas.

   La tercera etapa de la edad que no es impedimento sino tiempo apropiado para


comenzar o incrementar una reforma en la vida personal, es:

III.- LA ADOLESCENCIA.
   Ahora pasamos a otra etapa de la vida de Josías que en la crónica de su vida y
hechos, dice: “A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al
Dios de David su padre” (2 Crónicas 34:3a).  En esta etapa de su vida, ya tenía
dieciséis años.  No estaba comenzando su adolescencia, sino ya estaba en la plenitud
de su adolescencia.  Para algunos es una edad crítica, sobre todo si se trata de un
adolescente que es huérfano de padre y madre o que simplemente no vive con su
padre ni con su madre.  En el caso de Josías, parece que afortunadamente todavía
vivía su madre doña Jedida, a pesar de ser huérfano de padre.  Su edad es una edad
cuando algunos adolescentes suelen rebelarse contra la mano que les brinda apoyo. 
Pero en el caso de Josías no tuvo ese mal atrevimiento de rebelarse contra sus
tutores.  Había llevado una vida de seis años conociendo la vida espiritual ejemplar de
su abuelo Manasés: dos años los más pecaminosos y escandalosos de su padre
Amón; y ocho años de orfandad con la responsabilidad de ser rey mientras su madre
y familia, y sus consejeros reales debieron haberle inculcado el temor de Dios; pero
ahora a sus dieciséis años, plenamente diferente a la actitud que en su tiempo vivió su
padre, Josías tomó la mejor y esencial decisión de su vida: “Comenzó a buscar al Dios
de David su padre”.
   A los adolescentes que se encuentran escuchando en este momento, permítanme
decirles que, si en su hogar han recibido orientación bíblica, espiritual, y cristiana para
buscar a Dios, ustedes no tienen que vivir con rebeldía hacia Dios, ni con rebeldía a
sus padres, pues la mejor educación que uno puede recibir es la que tiene su
fundamento en Dios.  Pero, incluso si alguno de ustedes tuvo esta ventaja de tener
padres cristianos que les han hablado de Dios, ustedes de manera personal deben
dar el paso importante y esencial de hacer lo que hizo Josías: Comenzar a buscar de
manera personal a Dios. Pero, incluso si algún adolescente presente en este
momento, en su hogar no tuvo el privilegio de ser enseñado a tomar en cuenta a Dios
en las decisiones que debe tomar ahora y más adelante en sus vidas, con más razón
ahora debes de manera personal interesarte en comenzar a buscar a Dios.  Tanto los
que tuvieron padres que les hayan ayudado a saber de Dios y su voluntad, al igual
que quienes hasta este momento nadie se ha atrevido a hablarles de Dios, si ustedes
se auto examinan de manera honesta, se van a dar cuenta que tiene una gran
necesidad de hacer cambios o reformas en su vida personal.  Y esto solamente se
puede lograr en sus vidas, si ustedes comienzan a buscar a Dios ahora mismo.  No te
engañes pensando que todavía te falta disfrutar la vida a tu manera, y quieras dejar a
Dios para más adelante.  No, ahora es cuando más lo necesitas.  Búscale.  Debes
saber que Jesús mismo aún siendo el hijo de Dios, cuyos padres o representantes
humanos, y que en su niñez humana, a sus doce años ya tenía convicción personal
de tener que buscar a Dios aun siendo su propio Padre celestial cuya esencia divina
entre él y su Padre es la misma, y no son distintos dioses.

   La cuarta etapa de la edad que no es impedimento sino tiempo apropiado para


comenzar o incrementar una reforma en la vida personal, es:

IV.- LA JUVENTUD.
   Ahora pasamos a otra edad de la vida de Josías.  Dice la crónica: “…y a los doce
años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera,
esculturas, e imágenes fundidas” (2 Crónicas 34:3b). Aquí no se refiere a los doce años
de su edad, sino a los doce años de su reinado, por lo que para este tiempo Josías ya
tenía 20 años.  Ya había salido de su adolescencia, ahora era todo un joven en
plenitud.  Hace cuatro años que comenzó a buscar a Dios.  Pero estos cuatro años,
desde sus 16 a sus 20 años, no se nos dice que haya hecho obras reformadoras en
su reino, ni en su persona, sin embargo, para poder tomar la decisión de limpiar todo
su reino de la idolatría, estos cuatro años de transición entre su adolescencia y su
juventud, le sirvió para hacer reformas personales para sacudir toda la mala influencia
idolátrica que le había infundido la autoridad familiar de su padre, y luego la autoridad
como rey de su mismo padre.  Si Josías no hubiese hecho reformas en su vida
personal, no podría haber sido el líder de una reforma religiosa, espiritual, y cotidiana,
no solamente en el templo de Dios, sino en todo el reino de Judá.  No sé cuántos
meses o años le llevó hacer más reformas en su reino, sin embargo, esto es una
lección para la juventud de hoy que necesita reformar primeramente su vida personal
para poder influir y ayudar a otros ya sean niños, adolescentes, jóvenes, e incluso
adultos.
   La juventud, especialmente de aquellos que ya son cristianos, tienen la
responsabilidad de reformar todo aspecto de su vida personal para que sea ejemplo
para los demás.  No puedes reformar nada, en otras palabras no puedes liderar nada
en la obra de Dios o fuera de ella, si como joven no te reformas.  El apóstol Pablo
aconsejando a Timoteo un joven que había aceptado el llamamiento de Dios y
responsabilidad de ser pastor de niños, adolescentes, jóvenes, y aun adultos, le
dice: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12), pues aun el que es pastor tiene
que mejorar su vida personal para poder ser cada vez un mejor ejemplo para otros sin
importar sus edades.  Lo mismo le dijo a Tito otro joven pastor que por función propia
de su oficio pastoral se dedicaba a enseñar; y el apóstol le dice que él debería
conducirse “en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, / palabra sana e
irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de
vosotros” (Tito 2:7b,8).  Antes de enseñar para reformar a otros creyentes y hasta no
creyentes con la palabra de Dios, Tito tenía que reformar primero su vida personal
para que sea íntegro, etc…
   Estimado joven, ahora siempre tienes, y estoy seguro que no solo un aspecto de tu
vida personal, carácter, testimonio, etc… que tienes que mejorar. No puedes darte el
lujo de quedarte estancado en vivir como hoy estás.  Siempre hay algo en tu vida que
hoy, ahora, a tu edad de juventud tienes que reformar con la palabra de Dios, el
glorioso evangelio reformador de Jesucristo.

   La quinta etapa de la edad que no es impedimento sino tiempo apropiado para


comenzar o incrementar una reforma en la vida personal, es:

V.- LA ADULTEZ.
   El mismo versículo uno en el que comienza el relato de la edad en la que comenzó
a reinar, dice que: “treinta y un años reinó en Jerusalén” (2 Crónicas 34:1b). Y tomando
en cuenta que comenzó a reinar cuando él tenía solamente ocho años, entonces este
rey vivió un total de 39 años nada más.  Basándonos en la edad máxima que Josías
vivió, nos limita para no poder hablar de otras etapas de la vida como la senectud. Sin
embargo, su edad máxima de vida, a los 39 años, corresponde a la etapa de la
adultez.  Ahora, recordemos que desde sus 16 años de edad entre la transición de su
adolescencia a su juventud comenzó a buscar a Dios (cf. 2 Crónicas 34:3a); lo que le
llevó a limpiar de idolatría a su reino cuando él tenía 20 años ya todo un joven por
convertirse en adulto (cf. 2 Crónicas 34:3b).  Desde sus 20 años de edad hasta sus 39
años de edad, los últimos 19 años de su vida, se le puede considerar como un adulto.
Y como nos daremos cuenta, Josías siguió implementando reformas religiosas y
espirituales en su reino, en la casa de Dios, pero también en su vida personal.
Siempre estuvo trabajando en su vida personal antes que para los demás.

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