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Biografía de Arquímedes (287 a.C. - 212 a.C.

)
Arquímedes fue un matemático, físico, inventor, ingeniero y astrónomo
griego que vivió hace más de 2.000 años en un tiempo donde solo
unos pocos dominaban el arte de la escritura, por lo que no hay
demasiados escritos contemporáneos acerca de la vida de este
matemático griego.

No sabemos a ciencia cierta si es verdad que paseó desnudo por


las calles de la ciudad gritando “Eureka” después de descubrir uno
de sus principios más famosos o que pronunciara la frase “Dadme un
punto de apoyo y moveré el mundo”. Sin embargo, lo que sí sabemos
es que Arquímedes dejó un legado imborrable que, a día de hoy,
perdura como si no hubiera pasado el tiempo.

Primeros años
Arquímedes nació en el año 287 a.C. en Siracusa, que actualmente
forma parte de Italia y se conoce como Sicilia. Fue hijo de Fidias, un
conocido astrónomo de la época del que, sin embargo, actualmente no
sabemos demasiado. Lo más probable es que fuera su padre el que lo
introdujera en las matemáticas y que mostrara unas dotes especiales
ya desde niño.

Fruto de estas excepcionales aptitudes y de su buen trato con el rey


Hierón II, Arquímedes fue enviado en el año 243 a.C. a Alejandría,
Egipto, para estudiar las matemáticas. Ahí tuvo como maestro a Canón
de Samos, una eminencia de la época. Después de completar sus
estudios en la, por aquel entonces, meca de la ciencia, Arquímedes
regresó a su ciudad natal para empezar sus investigaciones.

Vida profesional
Cuando volvió a Siracusa, dedicó su vida a trabajar como consejero del
rey Hierón II, además de encargarse de la defensa de la ciudad. Por lo
tanto, Arquímedes contaba con total libertad para realizar
experimentos siempre que fueran por el bien del rey y/o Siracusa.
Es decir, los grandes inventos y descubrimientos de Arquímedes
surgieron fruto de las necesidades del rey. Así fue como realizó
algunos de los inventos mecánicos más famosos que se le atribuyen,
además de la utilización de principios matemáticos para descifrar
algunas propiedades de la naturaleza que pudieran tener aplicaciones
prácticas.

Así, por ejemplo, inventó lo que se conoce como “tornillo sin fin”, un
utensilio rotatorio que permitía elevar el agua desde el nivel del mar
hasta donde se necesitara, algo que tuvo infinidad de aplicaciones para
la ciudad del rey Hierón II.

Posteriormente, el rey encargó la construcción de la mayor


embarcación jamás elaborada, pero cuando la pusieron en el mar,
quedó embarrancada. Una vez más, Hierón II pidió a Arquímedes que
ideara una manera de volver a ponerla a flote.

Evidentemente, Arquímedes encontró la solución: ideó un sistema de


poleas compuestas que “multiplicaban” la fuerza hecha al principio y
que permitió a Arquímedes mover la nave sin hacer apenas esfuerzos.

Esto fue la base para que hiciera la ley de la palanca, con la cual
demostró que si se tiene un punto de apoyo correcto y una tabla sobre
la que hay un peso, haciendo una pequeña fuerza pueden levantarse
pesos enormes que serían imposibles de mover a pulso.

Uno de sus momentos álgidos llegó cuando el rey Hierón II le pidió


que resolviera un problema: quería saber si su corona era de oro
macizo o había sido engañado y en su interior había algún material
menos valioso.

Este problema resultó ser un quebradero de cabeza para Arquímedes,


pues en aquel entonces no había forma de saber qué había en el
interior sin romperla, evidentemente. Arquímedes sabía que tenía que
encontrar la densidad de la corona, y teniendo en cuenta que pesaba
igual que un lingote de oro, la incógnita era el volumen.

La respuesta le llegó un día que estaba tomando un baño. Vio que al


sumergirse, el nivel agua subía. Y que la cantidad de agua que
aumentaba era directamente proporcional al volumen de cuerpo que
se sumergía. Por lo tanto, vio que si sumergía la corona y medía la
variación en el nivel del agua, podía saber el volumen.

Este fue uno de sus grandes descubrimientos, y fue bautizado


como el principio de Arquímedes. Hasta ese momento, jamás se
había podido calcular el volumen de objetos con formas irregulares.
Que gritara “Eureka” desnudo por las calles de Siracusa no sabemos si
es un mito o realidad.

Desconocemos también si se casó o tuvo hijos, pero lo que sí sabemos


es que siguió haciendo avances, descubrimientos e inventos que se
plasmaron en sus obras, de las cuales a día de hoy conservamos una
decena.

Finalmente, Arquímedes murió en el año 212 a.C. a manos de un


soldado romano durante la conquista de Siracusa en la segunda Guerra
Púnica. Afortunadamente, se pudieron conservar sus inventos y obras
más importantes, haciendo que su legado llegue hasta el día de hoy.

Los 4 principales aportes de Arquímedes a la


ciencia
Arquímedes asentó las bases de la ciencia moderna, desde las
matemáticas hasta la física, pasando por la astronomía y la
ingeniería. A él le debemos algunos de los descubrimientos e inventos
sin los cuales todo el progreso científico posterior a su muerte no
hubiera sido posible.

1. Principio de Arquímedes
El principio de Arquímedes es uno de los legados más importantes (y
famosos) que nos dejó la época antigua. De forma accidental, como
hemos visto anteriormente, Arquímedes descubrió una manera de
calcular el volumen de todos los objetos.

El principio de Arquímedes reza que todo cuerpo sumergido parcial o


totalmente en un fluido, ya sea líquido o gas, recibe un empuje
ascendente igual al peso del fluido desalojado por el objeto. Esto
quiere decir que lo único que determina el aumento del nivel del fluido
es el volumen del objeto. Su peso no importa.

Este principio, además de ser básico para el cálculo de volúmenes


cuando todavía no se disponían de técnicas avanzadas, fue clave para
perfeccionar la flotación de los barcos, los globos aerostáticos, los
salvavidas, los submarinos...

2. Principio de la palanca
Antes de la invención de las maquinarias pesadas de las que
disponemos hoy en día, mover objetos pesados era un enorme
inconveniente para construir edificios y otras estructuras. Se necesitaba
la fuerza bruta de muchas personas para mover rocas, objetos,
materiales…

Afortunadamente, Arquímedes encontró la solución a esto y


descubrió uno de los principios más básicos y fundamentales de la
física y la mecánica. Observó que si utilizabas una palanca, ponías un
objeto pesado en un extremo y lo equilibrabas en un punto de apoyo
concreto, si aplicabas una pequeña fuerza en el otro extremo de la
palanca, podías mover ese objeto sin demasiados esfuerzos.

3. Avances en las matemáticas


Arquímedes también sentó las bases de las matemáticas. Entre
otras cosas, fue capaz de calcular de forma muy precisa el número Pi,
hizo las primeras aproximaciones en el sistema de cálculo infinitesimal
(cosa que abriría las puertas del cálculo integral moderno), descubrió
que la relación entre el volumen de una esfera y el cilindro en el que se
encuentra es siempre de 2:3 y muchos otros avances en el campo de la
geometría.
4. Inventos mecánicos
Arquímedes realizó muchos inventos adelantados a su tiempo que, si
bien mantenemos muchos de ellos, se cree que algunos se perdieron.
Además del tornillo sin fin que hemos comentado anteriormente,
Arquímedes hizo muchos inventos más.

Realizó mejoras en las catapultas e ideó un sistema de espejos


para quemar a la lejanía las embarcaciones enemigas mediante la
luz del Sol. También fue responsable de una de las armas más temidas:
la garra de Arquímedes. Se trataba de una palanca con un gancho de
agarre en la punta que atrapaba a los barcos enemigos hasta volcarlos
por completo. Una verdadera proeza de la ingeniería. Pero no todos
sus inventos tenían un fin bélico.

También inventó el odómetro, un aparato que permitía calcular la


distancia recorrida por la persona que lo activara, algo así como un
cuenta kilómetros primitivo. Realizó también el primer planetario, un
mecanismo mediante esferas y engranajes que imitaba el movimiento
de los planetas.

Ejemplos de donde se puede aplicar el principio de Arquimides

Principio de Arquímedes . Prensa hidraulica


El principio de Arquímedes es un principio físico que afirma que: «Un cuerpo total o
parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual
al peso del volumen del fluido que desaloja». Esta fuerza recibe el nombre de empuje
hidrostático o de Arquímedes, y se mide en newtons (en el SI). El principio de Arquímedes se
formula así:

donde E es el empuje, ρf es la densidad del fluido, V el «volumen de fluido desplazado» por


algún cuerpo sumergido parcial o totalmente en el mismo, g la aceleración de la gravedad y m
la masa. De este modo, el empuje depende de la densidad del fluido, del volumen del cuerpo y
de la gravedad existente en ese lugar. El empuje (en condiciones normales y descrito de modo
simplificado) actúa verticalmente hacia arriba y está aplicado en el centro de gravedad del
cuerpo; este punto recibe el nombre de centro de carena.

Ejemplo del Principio de Arquímedes: El volumen adicional en la segunda probeta corresponde


al volumen desplazado por el sólido sumergido (que naturalmente coincide con el volumen del
sólido).
Ejemplos de donde se aplica el principio de Arquimides. Prensa hidraulica o hidrostático

– La prensa hidráulica es un dispositivo que tiene varias aplicaciones técnicas, porque


la fuerza que ejerce en el émbolo menor se multiplica en el émbolo mayor, de tal
manera que la fuerza resultante es mucho mayor que la fuerza aplicada.
– En el elevador de autos, el émbolo menor envía por un tubo aceite a presión hasta
un gran cilindro, donde levanta un émbolo de gran superficie que destaca sobre el
aceite.
– En el sistema de frenos hidráulicos de un automóvil, la acción del pedal de freno
desaloja aceite del cilindro. Éste se distribuye uniformemente entre los tubos que van
a las ruedas y allí comprime las balatas contra los tambores de freno, ejerciendo igual
presión en las cuatro ruedas.

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