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Qué es y cómo se
Ejerce (II)
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Liderazgo. Qué es y cómo se Ejerce (II) 2
Índice
1. Los Hábitos Directivos Fundamentales ......................................................................................................... 3
3. Conclusiones ................................................................................................................................................................. 16
4. Bibliografía ........................................................................................................................................................................17
Objetivos
Objetivo 1: Profundizar en el concepto de liderazgo como un concepto de influencia
y creador de cultura.
Objetivo 2: Distinguir entre una cultura de Miedo (M) y otra de Confianza (C) en las
organizaciones y qué elementos las constituyen.
Objetivo 3: Identificar las distintas habilidades y hábitos constitutivos del líder.
Objetivo 4: Conocernos un poco mejor para saber en qué grado de liderazgo
estamos y cuánto nos falta para el ideal.
La información hay que captarla, procesarla, darle sentido, enriquecerla y distribuirla entre
clientes internos y externos para que desempeñen mejor su trabajo. Un ejemplo es la
política de libros abiertos de algunas empresas, que facilita al personal información interna
económico-financiera de la organización. Esto posibilita que los empleados entiendan
cómo repercute su comportamiento en la marcha de la empresa y que se responsabilicen
en definir qué información necesitan para buscarla y encontrarla.
redactados y son lógicos, breves y adecuados. Además, ¿lucha con eficacia contra la
sobrecarga de información? ¿Posee una información directa y de primera mano sobre
clientes y competidores?
A partir de la misión surgen las estrategias, que para una unidad de negocio es una red de
objetivos cuantitativos centrados en cuatro áreas interconectadas: económico -financiera,
servicio al cliente, procesos internos y conocimientos y capacidad de liderazgo de los
empleados. Sin un proceso interno que lo haga posible, los empleados no tendrán
capacidad de liderazgo. Por otra parte, un magnífico servicio al cliente no vinculado a un
resultado económico carece de interés.
¿Tiene una misión claramente definida que no surge de su propia genialidad? ¿Celebra el
equipo directivo de cada unidad de negocio seis o siete reuniones de tres o cuatro horas
cada año para la actualización estratégica? ¿Formula la estrategia de modo sencillo para
despertar más interés en los demás? ¿Adapta la organización y los procesos a la misión y a
las estrategias? ¿Pone su misión en primer plano el servicio al cliente y el valor añadido que
se le debe brindar?
No orientarse a los resultados hace que en la empresa haya gente inteligente y eficaz
haciendo cosas absurdas. Sin embargo, este problema no es técnico, sino de mentalidad, y
exige una mejora del liderazgo, ya que para organizar a los demás primero hay que
organizarse a sí mismo centrándose en lo importante. Se debe evitar caer en la trampa de
lo urgente porque, aunque eso pueda hacernos imprescindibles, crea una situación
perversa y no deja tiempo para desarrollar a los colaboradores.
¿Por qué tantos ejecutivos no definen mensualmente los dos o tres objetivos que deben
alcanzar? Porque están demasiado orientados a la acción y temen ser vistos como
indecisos. No tienen tiempo para lo que consideran ejercicios teóri cos y, como son “genios”,
La mejor auditoría que puede realizar a este respecto es preguntarse si conoce lo que para
usted es importante y urgente. Además, ¿planifica primero lo importante y se atiene a ello?
¿Es un buen colaborador que refuerza la posición de su jefe? ¿Tiene tiempo para la familia?
Por último, ¿puede decir que añade valor al cliente?
El recurso más escaso de una empresa es la falta de personas con capacidad gerencial,
porque lo único que forma y desarrolla gerencialmente a las personas es un buen proceso
de delegación. Sin delegar funciones es absurdo hablar de liderazgo. Lo propio de la
cultura C es una delegación de máximo alcance para que los empleados estén
comprometidos con los detalles de su operación y que tengan voz y voto para tomar las
decisiones oportunas. Pero esto exige que dejemos de lado el ego y persigamos el bien
común.
¿Cómo sabe si está delegando bien? Preguntándose si, aunque respete el conducto
reglamentario, habla con todo el mundo independientemente de su nivel para entusiasmar
a los demás y pensar en el valor añadido que se debe dar al cliente. ¿Pasa hora y media al
mes conversando con cada uno de sus colaboradores directos sobre su plan de
rendimiento? Ante un comportamiento inadecuado, ¿lo afronta personalmente y cara a
cara? ¿Es incansablemente positivo o se limita a actuar como juez que imparte justicia?
En segundo lugar, el aprendizaje tiene que ser muy práctico y proporcionar métodos y
técnicas, porque en una cultura C el profesional sabe que nunca está suficientemente
preparado, que la seguridad solo la puede tener en sí mismo y que por otra parte no puede
aislarse. Tiene que solicitar opiniones, preguntar, escuchar y airearse. Por tanto, el mayor
enemigo del aprendizaje es la autosuficiencia.
En el entorno actual, no pasan más de cinco años sin que nos hayamos quedado obsoletos
a menos que hayamos adquirido nuevos conocimientos. Por tanto, debe preguntarse si
cumple con sus propósitos y planificaciones y si conoce las tecnologías de información y
comunicación necesarias en su puesto de trabajo. ¿Saca una media de media hora diaria
para mantenerse al día en su especialidad? Y, cómo no, ¿conoce su proceso de
pensamiento y sabe si es intuitivo o racional, por ejemplo? ¿Sabe cuáles son sus grietas y
fisuras? ¿Aprende muchas cosas de sus clientes y sus competidores?
Aunque las innovaciones de gran alcance las debe impulsar la alta dirección, todo el
mundo debe estar innovando en su trabajo. Este hábito es prácticamente automático si se
han adquirido los demás, pero quizá sea el más difícil. En nuestros programas de formación
y desarrollo de directivos, cuando nos preguntan cuál debe ser su objetivo, respondemos
que debe ser lograr un índice de innovación mínimo de dos o tres innovaciones al año por
empleado.
Y para saber si posee este hábito, debe preguntarse si, además de trabajador infati gable, es
creativo, si crea sistemas para que todos aporten ideas de mejora, si retribuye la innovación
y si crea procesos para gestionar cambios. ¿Está toda la innovación presidida por la mejora
del servicio al cliente?
Para adquirir los hábitos descritos anteriormente, es fundamental que eliminemos nuestras
creencias anteriores. En el caso de la información, la contabilidad y el ordenador, pensar
que la información es poder y confiar únicamente en sus años y experiencia no garantiza
nada. Tampoco separar estrategia y cultura, y pensar que todo lo que tiene que hacer está
en la descripción de su puesto de trabajo. Por otra parte, no debemos dar por hecho que
tenemos bien pensados los planes de trabajo de nuestros colaboradores y que ellos
confían en nosotros.
Asimismo, no basta con ser justo y objetivo, también tiene que ser positivo y entusiasta,
escuchar a sus colaboradores, comprender antes de ser comprendido y ser capaz de
renunciar a su protagonismo personal en aras del equipo. Y por supuesto, debe deja r de
resignarse y pensar “yo soy así”. Lo que tiene que hacer es actuar para mejorar su forma de
ser y pensar que la productividad es cuestión de aprendizaje, no de tecnología.
Paradójicamente, es más fácil mejorar y alinear la conducta y los hábitos de varias personas
a la vez que las de una sola. El coaching personalizado es posterior y surge del propio
miembro del equipo tras haberse relacionado con los demás y haber hallado lo que le
enriquece. Esta forma de actuar evita que las empresas cometan errores como el de
distinguir entre la dirección y el desarrollo de personas. Un estudio de necesidades de
acuerdo a una gestión de competencias que ignore la cultura exacta que debe crearse
peca de parcialidad y estrechez.
Por último, la formación debe acoplarse y responder a la problemática real que tie ne el
profesional en su puesto de trabajo e involucrarlo para que participe activamente. A este
respecto, las sesiones outdoor, fuera de la empresa, son siempre magníficamente
evaluadas, pero el problema radica en que a menudo las consecuencias que se extr aen de
esas actividades no pueden aplicarse a la mejora del trabajo en la empresa. Una formación
no es buena por el simple hecho de ser divertida. La formación eficaz e interesante, aunque
quizá menos divertida, es aquella que facilita a un profesional la reflexión y el conocimiento
profundo de sus malos hábitos y de sus consecuencias.
Este modelo se basa en la observación práctica sencilla y real. Todo profesional se orienta
en cierto grado: a) hacia la producción, los resultados, la organización, los beneficios (el
hard ), y, también, hasta cierto grado b) hacia las personas y las relaciones humanas.
Según la magnitud de cada uno de estos dos parámetros, en unos ejes de coordenadas,
resulta uno u otro estilo de mando caracterizado por ser más o menos autoritario,
participativo, burocrático, etc.
Fielder determinó 8 categorías de liderazgo desde el estilo más pasivo y permisivo hasta el
más activo y controlador en función de tres situaciones.
Otro modelo complejo es el de Vroom que determina el grado de participación con el que
se debe tomar cada decisión (Vroom es el mismo autor que creó la teoría de la motivación,
de la expectativa y la valencia).
1 2 3 4 5 6 7
En el lado izquierdo de la tabla (1), el jefe mantiene la mayor parte del control sobre la decisión.
El personal todavía tiene algo de control, incluso aunque solo sea al implementar la decisión.
En el lado derecho de la tabla (7), el personal mantiene la mayor parte del control sobre la
decisión. El jefe todavía tiene algo de control ya que él/ella aún tiene la responsabilidad de la
operación y no puede separare completamente de las consecuencias.
Este me parece un modelo sencillo, práctico y útil. Lo he estudiado y aplicado con buenos
resultados para el entrenamiento de supervisores. Esta visión funcional del liderazgo que
data, también, de hace 40 años, indica cómo actúa un líder.
“Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” es un libro que todo el mundo debería leer,
releer y reflexionar.
Sus famosos 7 hábitos son: ser proactivo – empezar con un fin en la mente – primero lo
primero – pensar en ganar/ganar – comprender antes de ser comprendido – la sinergia y
afile la sierra. Está lleno de anécdotas sencillas, tremendamente humanas y aún fam iliares.
Sus observaciones psicológicas son muy agudas. Es aplicable a todas las personas: al
hombre de empresa, al ama de casa, a un estudiante y, en definitiva, a cualquier
profesional. En “el octavo hábito”, habla del carácter.
Es el modelo con el que yo trabajo. No tiene nada que ver con Covey, ya que éstos son 8
Hábitos Directivos.
1. Eje Económico-Humano:
Económico: Hábitos de Información y Visión Estratégica. Son los hábitos racionales, y los
que se utilizan a la hora de desarrollar la estrategia de la empresa o departamento. Desde
estos dos hábitos se estructura la organización, las políticas, procesos, etc.…son los que
conforman lo que podemos denominar “el plan para ganar dinero”.
2. Eje Estabilidad-Cambio:
Estabilidad: Hábitos de Resultados y Delegación. Los directivos que los llevan a cabo, lo
que suelen hacer, entre otras muchas cosas, es preguntarse en qué son ellos responsables
(orientación a resultados), y qué es lo que realmente tiene que delegar, ya que muchas
veces se acaban delegando las responsabilidades y las tareas, en lugar de la autoridad para
llevarlas a cabo. Estos dos hábitos desarrollan gerencialmente a los colaboradores y le dan
estabilidad a la empresa.
Ambos ejes son fundamentales si no queremos dirigir desde el desequilibrio. Lo que suele
ocurrir es que el directivo que tiene muy desarrollados los hábitos de la estrategia (los más
racionales), tiene menos desarrollados los de la persona (los más emocionales) quedando
Idea clave el eje Económico-Humano descompensado. Lo mismo ocurre con el eje Estabilidad-
Cambio. Hoy en día es fundamental saber dirigir desde el cambio, ya que es una demanda
El trébol del liderazgo es
sencillo dentro de su patente del mercado, eso sí, manteniendo el equilibrio básico y necesario en toda empresa.
complejidad. Hay que estar
siempre pendiente del En resumen, tenemos:
objetivo, a través de un equipo
humano que desarrollaremos y 1º Hábito de la Información, para captar información, procesarla, darle sentido, utilizarla y
atendiendo a las personas
concretas.
distribuirla.
2º Hábito de la Visión, para lograr que todos y cada uno de los empleados o colaboradores
vean las cosas de la misma forma.
3er Hábito de los Resultados, para centrarse sobre lo importante y las oportunidades y no
sobre lo urgente y los problemas.
5º Hábito de la Comunicación, para influenciar cara a cara a los demás, y crear una visión
común.
7º Hábito del Aprendizaje, para mejorar el carácter. Tanto los conocimientos (formación)
como la mentalidad (desarrollo).
Ejemplo de liderazgo:
Se trata de una empresa mediana del sector de la alimentación que tiene centros de
producción, una flota de vehículos de distribución y muchos puntos propios de atención y
venta al público en la provincia de Cádiz.
Conocemos bien esta empresa, porque desde hace años venimos realizando
entrenamientos con el equipo directivo y con otros niveles, y hemos observado su
evolución. El que su Director General (DG) es un verdadero líder lo ponen de manifiesto
muchas cosas, una de ellas es el siguiente hecho: El año 2005, a los cuarenta directivos y
mandos del segundo nivel se les ha pedido una evaluación anónima de los ocho directores
(siete más el DG); pues bien, en el conjunto, la evaluación más destacada es la que obtiene
el DG con diferencia. Otro detalle: hemos hablado con personas que descendiendo niveles
Idea clave en la empresa, se siguen sintiendo completamente realizadas en su nuevo puesto de
Un líder crea liderazgo y genera
trabajo.
líderes a su alrededor.
Un tipo de comportamiento
genera el mismo tipo de
comportamiento.
Vamos a exponer dos consideraciones interesantes en torno a este DG que creemos que
hacen al caso:
a) Se atreve a influir claramente sobre la conducta de todos sus hombres-clave; no sólo los
directivos. Habla con muchas personas y a todas las compromete. Escucha muy bien. Sabe
lo que quiere. Cuando está con alguien, le presta a él solo toda la atención. Es visible su
proximidad física. Utiliza muchos argumentos. Nunca reacciona. Es muy razonable. No se
altera. Su mensaje se percibe como auténtico. Ignora el medio en que se encuentra y se
ignora a sí mismo. Sabe que la persona humana es débil y si alguien le falla, le vuelve a
hablar y le da una segunda oportunidad, y también una tercera si es preciso. Cuando
alguien le desengaña está absolutamente cargado de razón para obrar expeditivamente y,
desde luego, así obra, de tal forma que, en estos casos, raros, es el propio individuo el que
se autoexcluye.
b) Evalúa frecuentemente a sus directivos y exige que, a su vez, ellos lo hagan a sus
colaboradores. Y evalúa preferentemente actitudes que es lo que más le preocupa. Apenas
evalúa el desempeño. Por nuestros propios caminos llegamos a la conclusión de que,
efectivamente, ésa es la única evaluación que a un verdadero líder le importa.
3. Conclusiones
1. La clave del éxito de una empresa actual es que en su seno exista la llamada
cultura C o de Confianza y un liderazgo en todos los niveles basado en el diálogo,
la inteligencia, la persuasión, el mando alternativo, la descentralización y las
esferas de confianza. Esto permite que la empresa se desarrolle y consolide de
modo propiamente humano.
2. Para forjar esta cultura dentro de la empresa es fundamental que sus directivos
sean líderes, esto es, que ayuden conscientemente a cada uno de los que los
rodean a aumentar su autoconfianza y su autoestima. El líder debe manejar y
dominar las técnicas directivas y organizativas, además de las habilidades de
comportamiento, para crear hábitos positivos.
debe enseñar y en los que deben formarle para que cree una cultura C de
Confianza y eleve el espíritu de sus colaboradores, dignifique su tarea y facilite el
correcto uso de la libertad. Este es el ideal de la excelencia humana.
4. Bibliografía
Bennis, Warren, Cómo llegar a ser Líder. Ed. NORMA.
Cardona, J.Mª y Sergio, Del Miedo a la Confianza. Desarróllese como directivo. Ed.
Díaz de Santos, 2002
Cardona, J.Mª, y Sergio. Liderazgo y Gestión por 8 Hábitos. Ed. Díaz de Santos, 2006