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199-228 199
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
WALLS, Laura Dassow (2019). Henry David Thoreau: Una vida. Madrid: Cátedra. 624 pp.
Durante el siglo XIX, Estados Uni- variedad de propuestas, entre las que desta-
dos experimentó una gran crisis interna. caban diversas concepciones del idealismo
El joven país, fundado tras la Guerra de (principalmente con influencias de Platón,
Independencia de 1776, pronto se encontró Kant y Fichte) y del romanticismo. Entre
con múltiples contradicciones internas que sus miembros había numerosos pastores y
enfrentaban la independencia de los Esta- predicadores religiosos, pensadores utópicos
dos con la autoridad de la Unión, la legis- como Amos Bronson Alcott, poetas y nove-
lación esclavista con la ética abolicionista listas como Nathaniel Hawthorne, y filóso-
y la defensa de la libertad, el desarrollo fos naturalistas como Henry David Thoreau.
industrial con la celebración de la tierra Thoreau fue, quizás, el miembro más
virgen y de la vida de los nativos, etc. Y, extravagante del círculo transcendentalista.
en medio de estos conflictos, en Boston, Desarrolló un pensamiento dirigido hacia
nació la primera filosofía estadounidense: el los temas comunes de este movimiento: la
transcendentalismo. Éste, que tenía una gran libertad, la auto-cultura, la poesía, la natu-
influencia europea y específicamente ale- raleza..., pero pronto adoptó una perspectiva
mana e inglesa, se presentaba como una vía que cuestionaba los pilares fundamentales
para reflexionar sobre la nueva cultura de del transcendentalismo expuesto por Emer-
Estados Unidos, sobre sus aspectos sociales son. Éste, que se convirtió hacia 1837 en
y políticos, y también sobre su religión. Su un mentor para Thoreau, había defendido
fundador, Ralph Waldo Emerson, había sido el transcendentalismo como una forma de
pastor unitario y se había desligado de esta idealismo y propuso que la verdad sólo
fe para profundizar en algunos aspectos filo- podía alcanzarse mediante una iluminación,
sóficos de su doctrina. El unitarismo no era siendo irrelevante la experiencia e incluso
solamente una doctrina religiosa, sino que sus contradicciones con las ideas (espe-
ya en los primeros años del siglo XIX empe- cialmente en su ensayo “The Over-Soul”,
zaba a constituirse como un movimiento 1841). Thoreau adoptó, por el contrario, lo
político abolicionista y feminista, por medio que Laura Dassow Walls ha denominado un
de predicadores como William Ellery Chan- “holismo empírico” (Seeing New Worlds,
ning. Por ello el transcendentalismo también 1995), que desarrolló especialmente a partir
estuvo especialmente unido a las acciones de la década de 1850 con el aumento de su
políticas y sociales en contra de la escla- interés en la historia natural y los estudios de
vitud; vinculadas a esta corriente encon- Alexander von Humboldt y Charles Darwin.
tramos a algunas de las primeras autoras En su obra más conocida, Walden (1854),
feministas estadounidenses, como Margaret titulaba uno de sus capítulos “Higher Laws”,
Fuller o Louisa May Alcott. Pero dentro la misma expresión con la que Emerson se
del transcendentalismo hubo una inmensa había referido a las verdades reveladas por
los defensores de la generación espontánea las que vivimos determinan nuestras posi-
y de la intervención divina sobre las espe- bilidades, así como los mejores ideales que
cies, sentenciando que ante tales afirmacio- podemos perseguir como civilización. He
nes debía imponerse la carga de la prueba aquí el mayor aporte de Laura Walls en la
(“The Succession of Forest Trees”, 1860). dilucidación de la propuesta filosófica tho-
«Más personas leyeron “La sucesión de los reauviana y su contexto histórico: el estu-
árboles del bosque” en vida de Thoreau que dio empírico de la realidad actual tiene para
cualquier otra cosa que publicara» (p. 470). Thoreau una importancia ineludible para la
Con este enfoque, Henry Thoreau desa- cultura, por encima de la obediencia a los
rrolló una filosofía fundada en la crítica ideales y a la tradición, y es una vía nece-
de la cultura y la civilización, y dirigida saria para desarrollar nuestras capacidades
hacia la construcción de ideas más sólidas humanas, nuestra libertad y nuestra autono-
sobre la realidad del mundo que habitamos. mía. Como escribió el autor en su diario, en
Esta idea queda radicalmente expuesta en 1851: «Obedece la ley que revela, y no la
«cómo las identidades personales y sociales ley revelada».
dependen de hechos y acciones materiales»
(p. 352), algo que el autor intentó expresar Diego Clares
a través de Walden. Estas condiciones en (Universidad de Murcia)
Alfredo Marcos y Moisés Pérez Marcos busca la independencia humana de las leyes
inician su meditación desde las raíces de naturales (Locke, Condillac); finalmente
la filosofía, teniendo como pensamiento se acaba negando la idea de naturaleza
de fondo la corriente aristotélica. La obra humana (Fichte, Marx). A mediados del
tiene cinco partes. En la Primera parte, siglo XX, la negación de la naturaleza es
el hilo conductor busca responder quié- asumida desde el conductismo y los exis-
nes somos los seres humanos. Para ello, se tencialismos filosófico-literarios, o conver-
lleva a cabo una revisión de las propuestas tida en historia (Ortega y Gasset). Hoy, en
filosóficas en torno al concepto “naturaleza el siglo XXI, nuestra identidad se ha vuelto
humana”. confusa y domina el naturalismo.
La idea de naturaleza ha ido cambiando En el proceso de naturalización radi-
a lo largo de la historia de la filosofía. En cal de la naturaleza humana (naturalismo),
la antigüedad las posiciones más acepta- Hume deriva sus argumentos hacia el emo-
das fueron la de “esencia” (Platón) y la tivismo y el irracionalismo, y sus tesis
de “animal racional y social” (Aristóte- incidirán en Kant, Darwin y especialmente
les), esta última asumida especialmente Nietzsche. Frente a ellos, autores como N.
en el medievo (Alberto Magno, Tomás de Rescher y Th. Nagel se plantean hoy los
Aquino). En la modernidad, primero el límites del naturalismo y advierten que
mecanicismo produce una ruptura respecto éste se halla en crisis (p. 17). En este con-
a la concepción clásica de naturaleza, se texto, Marcos y Pérez se cuestionan “si una