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Chapter Title: Tribus pastoriles e industria textil en Mari

Chapter Author(s): Jorge Silva Castillo

Book Title: Nómadas y pueblos sedentarios


Book Author(s): Jean Pierre Digard, Michael B. Rowton, D.O. Edzard, J.N. Postgate, A.
Malbran-Labat, Elena Cassin, J. Bottéro, Jorge Silva Castillo and Antoinette Nelken
Terner
Book Editor(s): Jorge Silva Castillo
Published by: Colegio de Mexico

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctv233md5.11

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VIII

Tribus pastoriles e industria textil en Mari

Jorge Silva Castillo*

* El Colegio de Mhico

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219fff:ffff:ffff:ffff:ffff on Thu, 01 Jan 1976 12:34:56 UTC
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El objeto de este trabajo es circunscribir, en una primera aproximac1on
el papel que desempeñaban las sociedades tribales en la economía del
reíno de Mari. No se trata de describir aqui la actividad económica de las
tribus, propiamente dichas, al interior de su sociedad, ni tampoco los in-
tercambios que debieron haber existido en el seno de las comunidades al-
deanas, dentro del marco de lo que ROWTON llama the enclosed noma-
dism, sino de mostrar el lugar que ocupa su aportación a la economía del
Estado dimórfico de Mari, descritc por el mismo autor. 1 (Por lugar, enten-
demos su aportación en un contexto económico dado.) En efecto, algunos
textos relativos a los textiles hacen pensar que la producción de lana de las
empresas del Palacio eran insuficientes para satisfacer la demanda prove-
niente de sus propios talleres de tejido y de confección de vestidos. Ahora
bien, los grupos de estructura tribal, dada la importancia de su actividad
pastoril, aportaban normalmente a la administración del Palacio cabezas

1 M. Rowton, "Dimorphic Structure and Tribal Elite", Studia Instituti Anthropos


28 (1976), pp. 219-257. Para Mari en particular, Cfr. ibid., pp. 240 y sigs. Este
artículo es el cuarto de una serie de seis, de los cuales los tres primeros, ya publica-
dos, son: "Autonomy and Nomadism in Western Asia", Orientalia 42 (1973}, pp.
247-258; "Urban Autonomy in a Nomadic Environment",JNES 32 (1973), pp. 201-
215; "Enclosed Nomadism", JESHO 27 (1974), pp. 1-30. Cfr. también J.R. Kup-
per, Les nomades en Mésopotamie au temps des Rois de Mari, Bibliothéque de Phi-
losophie et Lettres de L'Université de Li~ge. Paris: 1957, y J. Luke, Pastoralism and
Politics in the Mari Pen'od, Xerox University Microfilms, Ann Arbor, Michi-
gan, 1974, pp. 243 y sigs. Estos dos autores tienen puntos de vista diferentes acerca
de los orlgenes y evolución constante hacia la sedentarizaci6n, mientras que en Lu-
ke se trata de tribus pastoriles integradas en el marco de la cultura de fas ciudades.
Rowton propone una visión más compleja que se sitúa entre ambos.

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110 JORGE SILVA CASTILLO

de ganado menor, fuente de esa materia prima tan codiciada. Podemos


preguntarnos si cierta avidez del Palacio, por el ganado menor de las tri-
bus, que se vislumbra en los textos, a mi manera de ver, no es explicable
por la necesidad de aprovisionarse de lana y más aún,si es a causa de la exis-
tencia de esta fuente de aprovisionamiento, por lo que el Palacio no tuvo
necesidad de desarrollar su propia producción. F.s evidente que la natura-
leza misma de las fuentes de que disponemos, su imprecisión administrati·
va y su carácter fragmentario, no nos permiten formular esta hipótesis sino
de una manera muy prudente: sería mejor hablar de la impresión que se
desprende de un conjunto de documentos, de los cuales algunos sólo se ex-
ponen por razones de orden metodológico. La mayoria de los textos pro-
viene de la época de Zimri-Lim, sin embargo, como nada permite suponer
que existe diferencia en la estructura económica de Mari en la época del inte-
rregno asirio, me he servido de algunos documentos de este último periodo.
La simple enumeración de la variedad de productos textiles que van des-
de la pieza de tela hasta el vestuario de lujo que registran los textos, sobre
todo administrativos, 2 asi como la frecuencia de su mención, no dejan de
producir una fuerte impresión sobre la importancia de la industria textil
en la economia de Mari.
Dicho esto, es necesario confesar que por el momento, sobre la base de la
documentación publicada hasta la fecha, no es posible cuantificar la pro-
ducción de los talleres del Palacio. El rendimiento - relación entre' mano
de obra, tiempo de elaboración y productos- no puede tampoco ser es-
tablecido. El término ÉS-GAR = iSkarum tiene el sentido de tarea (diaria)
que se ha de llevar a cabo y, por metonii;nia, 5 el de materiales entregados a
los obreros para llevar a cabo su tarea, o bien, el de los productos resultan-
tes de su trabajo. Sin embargo, en los textos administrativos ya publicados,
donde el término Úkarum 4 aparece relacionado con los textiles, no hay,
que yo sepa, más que uno solo en donde se mencione la relación con el fac-
tor tiempo y, en ese caso, desafortunadamente, la lectura del término en
cuestión no es segu1a, aun cuando en ese contexto sea muy probable: "50

2 Cfr. J. Bottéro, Archives Royales de Mari (transcripciones y traducciones ARMT)


VII, Ed. P. Geuthner, Parfs, 1957, Com. 77-78, pp. 275 ysig. M. Birot, ARMT IX.
Com. 95-100, pp. 506 y sigs. (del mismo editor, 1960).
5 CAD 1, p. 244 b. propone: 1) work assigned to be performed, 2) materials or
supplies for workmen, 5) finished products ... to be delivered, 4) a kind of tax; 5)
literary work ... Se ve que todas estas acepciones, salvo la cuarta y tal vez la quin-
ta, pueden ser cubiertas por "tarea", Pensum, Ratio, en AHw., p. 595 b., Cfr.
también E. Cassin, "Algunas observaciones en tomo a los archivos de Nuzi", RA 52
(1958), pp. 26 y sigs.
4 Cfr. Birot, op cit., Com. 94, p. 304 y sig.

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TRIBUS PASTORILES E INDUSTRIA TEXTIL 111

minas, 4 (?) [s] icl<;>s de [la] n [a] (1) ordinaria, peso de 12 vestidos maJlum
(?), [producciJ ón [is(?) -ka(?)] -ar(?) -de un día ... "(IX 276 1-Tr.4). 5
Queda fuera de duda aquí, que esta producción sea la de una sola persona:
debe tratarse de un equipo cuyo número de trabajadores ignora1nos. Ade-
más, el laconismo del lenguaje administrativo nos impide saber si eventual-
mente la mención de la lana en peso no permitiría ver en el hipotético iSka-
rum una aposición a la palabra lana, lJláS que a los vestidos. En esta hipó-
tesis, este término tendría el significado de provisión, y no de producción.
En otros dos textos, iJkarum tiene claramente el sentido de producción,
en tanto que producción resultante de un trabajo: 31 piezas de tela - TÚG-
l}A -producción -ÉS-GÁR- de (D.) Samas-Mutapli (IX 22 Tr. 18-19): y en
IX 97 cuatro serie¡; de vestidos son seguidas cada vez por producción de tal
-iS-ka ar + nombre propio de cada obrero - (1.10, 16, Rev. 21y22); todo
resumido al final del texto: "Total [X] vestidos, 11 cuellos, pr [oduc] ción
(entregada por) los sastres = (LÚ-TÚG-MES = aslaki) del [servi]cio de
Bazatum" (Rev. 23-25). En estos documentos no se hace mención alguna
del tiempo empleado por los sastres en cuestión, lo que justifica el parénte·
sis: producción (entregada por). Es de esperarse que la publicación de los
numerosos textos aún inéditos llenará estas lagunas en la información.
A pesar de ello, podemos darnos una idea de la importancia de la pro-
ducción de los talleres del Palacio de Mari, 6 así como de los de otras ciuda-
des, dependientes de la misma empresa, 7 por el examen del número de
personas empleadas por ellos. Poseemos un registro del personal del Pala-
cio (IX 27) y otro del de la Casa de Terqa (IX 26). 8 En el primero, de un

5 Para simplificar las referencias de ARM o ARMT en el cuerpo del articulo, las
cifras romanas presuponen un volumen de la colección.
6 No queda duda alguna acerca de su existencia, Sabemos que había también un
patio llamado taller de ~ejido -ki-sa-al É (bit) bi-ir-mi (IX 29 Rev. §- 7): sastres o ba-
taneros - LÚ TÚG MES aslaku - y tejedoras - SAL-US- BAR MES iSparatum ·son
mencionados entre los empleados de Palacio (IX 24 Col. i 44, Col. iv 18; 27 Col. i
41, Col. iv 43). También existe la mención de un jefe de taller de tejido, PA SAL·
US-BAR MES (VII 184 Rev. 5').
7 Encontramos también tejedoras en las listas del personal de Terqa (IX 25 Rev. 37;
26 Rev. 10'). La producción de cuatro sastres de Zurubban es citada más arriba (IX
97 Rev. 28) y en un documento del interregno asirio se habla de tejedoras y de sas-
tres de muchas localidades (V 67 27 -34).
8 De hecho, en este documento, la mención de la Casa de Terqa ha desaparecido,
pero por un registro de distribución de asignaciones alimenticias que retoma, con
algunas variantes, casi los mismos nombres, sabemos que se trata del personal de la
Casa de Terqa ·(LÚ) LU (MES) Ésa Ter-qa (ki) (IX-25 Tr. l. 1-2).

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l J2 JORGE SILVA CASTILLO

total de cerca de 160 personas, 9 encontramos 7 sastres -LÚ-TÜG-MES-, 10 l


sastre especializado(?) -LÜ-TÚG-DU8 = kamidum-, y 35 tejedoras -SAL
US-BAR-ispartum-, esto es, 43 personas relacionadas con los oficios texti-
les, lo que representa el 2·7% del total. En Terqa, su número es inferior,
sólo 9 tejedoras, pero su proporción en relación con el total de 34 personas
es sensiblemente la misma. Estas cifras no pueden sin embargo, represen-
tar la totalidad del personal, como ya lo ha señalado M. BIROT, puesto
que hay otros trabajadores especializados en oficios que no aparecen en
nuestros dos textos, se mencionan en otros textos. 11 Vemos por ejem-
plo en otro registro de personal 17 sastres, si bien el mal estado de con-
servación de éste nos impide saber si pertenecían efectivamente a uno de los
talleres de Palacio (VII 181 Rev. 11). Una carta (VI 39) nos muestra que
no menos de 400 empleados domésticos -!¡a-bi-im (LÚ) ki-na-tim-. 12 tenían
derecho a la asignación de provisiones de vestimentas por cuenta del Pala-
cio (l.-7), lo que pudiera indicar que las listas citadas arriba no son más
que parciales. Sin embargo, dos textos, XIII 21 y 1, son los que ofrecen los
datos más espectaculares sobre el número de personas que intervienen en
la industria textil. En el primero, un alto funcionario, Mukannifom, infor-
ma al rey Zimri-Lim que entre los prisioneros de la ciudad de Der -cerca de
una centena (Rev. l '-8') -85 mujeres y niños han sido introducidos al ta-
ller de tejeduría -É-SAL-US-BAR-MES = bz"t (sal) isparatim (me!) -(Rev.
9'-12'). Aún más, las casi 1000 personas, hombres, mujeres y niños de am-
bos sexos, cuya lista nominativa aparece en XIII 1, son destinados a traba-
jar en oficios relacionados con los textiles; además, si como lo supone G.
Dossin n estas personas fueron hechas prisioneras a raíz de la toma de
Aslakka, una vez más, su numero no puede representar a la totalidad de la
mano de obra en esta rama de la actividad económica.
Mano de obra abundante, producción abundante. No hay vuelta de ho-
ja. Pero hay ciertos indicios que parecen indicar que la capacidad de pro-
ducción de la materia prima en el interior mismo de la empresa real era su-

9 Entre los dos documentos citados en la nota anterior, así como entre el IX 27 y el
IX 24 (que ofrece una lista de distribuciones de cereales similar a aquella de IX 25),
hay variantes que nos impiden tomar como definitivas las cifras dadas en los totales.
Cfr. Birot IX Coro. 136 p. 339.
º
1 Con el fin de evitar las constantes repeticiones de equivalencias, los términos más

frecuentemente utilizados serán dados tal y como se les encuentra en el texto citado.
11 IX Comm. 139 b. -p. 343.
1'' Kinattu designa a los domésticos que viven en el Palacio mismo que se encarga

de su manutención, como lo muestra este texto. Su status social en Mari no parece


haber sido el de hombres libres; se hallaban bajo guardia (IV 10 Rev. 13' . 15') y
eran capturados si llegaban a escaparse (X 150 5- 7).
15 G. Dossin XIII, Introducción.

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TRIBUS PASTORILES E INDUSTRIA TEXTIL 113

perada por la demanda de los talleres de tejido y confección de vestidos.


Las limitaciones de la lana de las cuales parece hablar Mukannisum, pa-
ra emprender la confección de telas ordenadas por el rey (XIII 11 7 -1 O),
podrían explicarse en rigor por una falla del sistema de almacenamiento,
como es el caso en XIII 10, o podría provenir no de penuria alguna, sino
simplemente de un problema concreto de aprovisionamiento: el mismo
funcionario, e-n este segundo texto, te-nía lana, ya que pe-día únicamente
buena lana -SÍG-SIG 5 = Xzpatum damqátum -(l.· 7), adecuada a la confec-
ción de una orden precisa (1.-5), lana que, por lo demás, podía él procu-
rarse con una dama, Addu-duri (Rev. 15), haciendo abrir un saco (l. -17-
18), sellado con el sello real y lleno de lana proveniente de Babilonia(?) (1.
-9 -Tr.11 ). Sin embargo, lo que me parece aquí más interesante es lamen-
ción de la procedencia de esta lana. Esta indicación de un aprovisiona-
miento distinto del obtenido gracias a la producción propia de los rebaños
de Palacio 14 es la única que poseemos entre los documentos publicados. Sin
embargo, está confirmada por textos todavía inéditos que debo a la
cortesía de O. Rouault y que nos ilustran sobre las compras de lana del
exterior y de particulares, 1.s lo que indica que a pesar de su indudable im-
portancia, 16 el Palacio no podía hacer frente a la demanda de lana desti-
nada a la transformación, por sus propios medios.

14 Diversos textos que de una manera u otra t1 atan la trasquila, hacen ver que los re-

baños de Palacio se hallaban en numerosos sitios; una parte, cerca de Terqa y de


Sagarátim (11140 23); Asima, cerca de Karaná (Cfr. Rep. XV p. 121) y no lejos de
Andariq (V 67 23) ·CAD B, p. 208 b. corrige la lectura de C.F. Jean y permite esta
suposición -; Qattunán (IX 35 9); y, a juzgar por el nombre del mes Birizarrum,
que parece pertenecer al calendario de Terqa (Birot IX, Com. 8 p. 249), en la juris-
dicción de esta ciudad (IX 245 Rev. 1).
15 0. Rouault me ha extt>ndido algunos textos y extractos de su obra en prensa:
"Mukannifum - La administración y la economía en Mari" - ARMT XVIII
-- "Textos cuneiformes de Mari II" - . Los documentos pertinentes aquí son:
X\'111 .39; y los inédito> citados en el Comentario: S. 143 No. 33. S 143 No. 80, y S.
52 No. 30. Este nuevo volumen de ARMT aporta informaciones preciosas que enri·
quecerán nuestros conocimientos sobre Mari.
16 La mano de obra necesaria para la trasquila es una indicación indirecta de la im·

portancia del pequeño ganado. En XIII 30 se dispone de 226 trasquiladores y se pi-


de aún la totalidad de la guarnición de Palacio (Rev. 12); en V 67 se cuenta con 150
y se pide además 300 o 400 hombres suplementarios (l. ·14-17); 11 140 es menos
explícito: se desea un número indeterminado de hombres de Sagarátim y de Terqa
(Rev. 23). H. Waetzoldt (Untersuchugen zur Neusumerischen Textilindustrie; Stu-
di Economici et Tecnologici 1 -Centro perle Antichita e la Storia dell'Arte del Yi-
cino Oriente- Roma, 1972) calcula que un hombre hábil podía trasquilar 100
borregos por día (p. 14). En Mari, los trasquiladores eran reclutados de todas par·
tes: haneos, libareos, deportados, hombres de reserva (XIII 30 - 5 - Tr. 11),
hombres de la guarnición de Palacio (!'bid. Rev. 17), jefes, esclavos y hombres esco-

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114 JORGE SIL VA CASTILLO

Por otro camino - la relación entre la lana y las telas que se distributan
en Mari a titulo de manutención de vestimenta - confirmamos esta impre-
sión de desequilibrio entre la oferta y la demanda de lana. Este tipo de
asignaciones en especie está atestiguada, como es bien sabido, 17 desde la
época de los textos de Fara -segunda mitad del 111 milenio a.C. Los té~­
minos SÍG-BA y TÚG-BA, palabra por palabra, distribución de lana y de
vestidos, respectivamente, son cubiertos en acadio por un término más
amplio, lubvltu o lubtiJu 18 que se aplica al vestuario, en el sentido con-
creto19 de traje, a me11udo de aparato, guardarropa, y en contextos pre·
cisos. raciones o asignaciones de lana o de telas (para el vestido). En Mari
encontramos referencias dt: SÍG-BA, TÚG-IlA, a::! como dP lubülum. 20
H. Waezoldt se plantea la cuestión de saber por qué razón, duran-
te la época de Ur III, donde la distribución de la lana bruta por peso
era más extensamente practicada, las telas tomaban a veces el lugar de és-
ta. Sugiero ver una posible respuesta en un documento muy interesante,
ITT 11 622 (T. 79), registro de disponibilidades, de salidas y saldos de lana y
de telas del Palacio de Ur, durante un periodo de diez años. 21 Se pregunta
si "las telas no eran entregadas cuando habla disponible una reserva muy
importante de lana, o cuando (éstas) podían ser obtenidas a cambio de la-
na".22 En efecto, una de las salidas más importantes tiene lugar en un año
en el que la disponibilidad de lana era la mitad de lo normal; otra, en un

gidos de Terqa y Sagaratim (I' HO Rev. 22, 23), y hombres -~abum, tal ·vez
soldados- de Takumeni (?)(V 67 16). No se trata, pues, de una mano de obra ei.-
pecializada. II 140 además parece confirmar esta hipótesis, ya que para trasquilar
a 100 borregos (1. -9) se pide tal vez a demasiados hombres, ¡a menos que la lectura
de la linea 9 no sea correcta!- lo que parece indicar un rendimiento bastante bajo de
la mano de obra. Probablemente la realidad se halle entre ambos extremos.
17 Cfr. l. Gelb, "The ancient Mesopotamian Ration-System",jnes XXIV (1965),

p. 230-243, en donde distingue entre la noción de raciones, propiamente dichas,


atribuidas a trabajadores semi-libres que aportaban un trabajo forzado, y retn"bu-
ciones en especie; las primeras son generalmente practicadas hasta la época de Ur
III, y son reemplazadas por las segundas durante la época babilónica antigua. En
Mari, en algunos casos, es necesario mantener la noción de raciones (ibid. p. 242-
'M3), pero a veces resulta evidente que se trata de algo distinto, razón por la cual es
preferible emplear el término más amplio de asignaciones (en especie) para lama-
nutención ...
18 La lectura lubusum es asegura en Mari, en donde gracias a la asociación ip-r-am
lu-bu-'1a-am e ip-nº-lu-bu-'Ji (X 36 19 22), no deja lugar a dudas.
19 Forma puros "l.-everable Gegenstandsbezeichnungen", Von Soden. GAG 55. h.
17p,61.
20 Las referencias se dan en el cuerpo del texto, mis adelante.
21 op. cit., p. 85. ·
22 lbid., p. 84.

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TRIBUS PASTORILES E INDUSTRIA TEXTIL 115

año en el que salió únicamente una parte de la lana disponible, mientras


que las disponibilidades de telas no aparecen al principio. 23 Ciertamente,
ello no tiene nada de sorprendente, pero c-1 hecho de constatar la relación
entre las disponibilidades y la salida de mercancías, parece mostrar que la
elección entre una y otra forma de entregar las provisiones de vestimenta,
lejos de deberse a un capricho de la intendencia, respondía a factGr-:"s <lt>
orden económico.
En Mari, la situación es la contraria, ya que son las telas, según parece,
las que se distribuían normalmente, en tanto que la lana sólo era distri-
buida excepcionalmente.
Dejo de lado los casos en los que lubusum, con el sentido de manutención
de vestimenta, no nos permite precisar si se atribuía en forma de telas o de
lana (X 36 19-22: 38 20), así como aquél en el que TÚG-BA tiene el senti-
do más amplio de vestido, sencillamente, (X 91 Rev. 4'). En dos cartas de
la época sle Iasmal].-Addu se habla de asignaciones de cereales, de aceite y
de lana -SE-BA, I-BA, SÍG-BA (IV 86 35) y de lana y cereales -SÍG-BA u
SE-BA-(V 71 5, 12 y Rev. 20). Entre las cartas de la época de Zimri -Lim,
aparte de aquéllas citadas arriba (X 36; 38; 91), es de TÚG-BA de lo que
se habla, con cereales siempre, pero también con cerveza -SE- nA_ TÚG-
BA u KAS-ljÁ-(X 40 Rev. 2); se puede suponer que TÚG-BA debe leem
como lubusum, pero sobreentendido en telas, ya que TÚG-~ubatum, tela o
vestido, parece excluir la idea más general de lana. Esta interpretación no
deja lugar a duda en IX 22 3, donde TÚG-BA-HÁ está precedida por la
precisión 5 TÚG-HÁ, 5 telas, y es seguida de la li;ta de destinatarios (1, -4
Tr.8). 24 Lo contrario, esto es, SÍG-BA, exclusivamente para la lana, no pa-
rece seguro, dado que sólo en dos casos, si la lectura es buena, 25 SÍG-BA
podría aplicarse, como un término más amplio que incluye telas también:
en VII 147 1-3, 4 vestidos ... de calidad ordinaria -4 TÚG-BAR (?)TE A
RA [(?)] ? US (l. -1)- son entregados para la manutendón de vestimenta
-SÍG -BA- de 4 sold[ados(?)] y en VII 122 1-4 vestidos bien determinados
son destinados a la manutendón de vestimenta del propio Rey (1.-5). A es-
te respecto es oportuno señalar que en una carta de la época de Zimri-Lim
(VI 39), sin hacer alusión a los términos técnicos discutidos aquí, se habla
ciertamente de la práctica de vestir a los domésticos -LÚ kinatum -(1. -6 7
y Tr. lat. 27) y la redundancia semítica empleada,_ revestir con vestidura¿;
-TÚG IjA labasu - (1. -8 y Tr. lat. 27), es elocuente.

23!bid., p. 84, nota 347.


24 IX 22 no es un típico texto TÚG-BA -ésto es, un registro de distribución de telas
o de vestimentas con la lista nominativa de los beneficiarios- dado que se trata de
una relación sobre el envío o el destino de una serie de vestimentas, entre las cuales
unas fueron distribuidas.
25 El epigrafista ha puesto un signo de exclamación en SÍG (!) - BA de VII 122 5.

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116 JORGE SILVA CASTILLO

En todos los otros casos, los textos administrativos publicados, men-


cionan telas o vestidos, sin que se pueda precisar si se trata de remunera-
ciones, regalos, o intercambios. 26 Entre los textos inéditos no hay más que
dos que me sean conocidos27 donde hay verdaderas distribuciones de lana en
peso; y en otro documento que será pronto publicado!ª hay una verdadera
lista de TÚG-BA, de tel.as distribuidas a titulo de manutención de vesti-
menta. Parece que este tipo de listas es mucho más frecuente, y que las dos
en que se encuentra la lana son bastante excepcionales, apreciación que
debo a J. Bottfro.
No nos queda sino hacer un sondeo sobre el papel que las tribus p:i~tori­
les pudieron haber jugado en el aprovisionamiento de la materia prima.
Para ello, he tomado, entre los documentos que registran el movimiento de
bienes, aquellos en donde la precisión MU-TÚ, aporte y/o terditum ana,
entregado a, no dejan duda alguna acerca del hecho de que se trata de
entradas, aun si la naturaleza de la transacción -importación, compras-
regalos, impuesto o tributo- queda a menudo incierta. 29 En una serie de
textos asf seleccionados, he escogido únicamente algunos en los que se en-
cuentran nombres propios bien conocidos - que he podido identificar sin
tomar muchos riesgos- ,50 o bien aquellos que llevan en aposición el titulo
del personaje, o que son calificados por gentilicios que indican su pertenen-
cia étnica. Solamente un estudio prosopográfico sistemático y exhaustivo
permitirla extender este cuadro restringido y llegar a conclusiones más vastas.
Encontramos, para comenzar, a reyes extranjeros; 51 de ellos, la admi-
nistración palaciega recibe objetos de oro, de plata y bronce (VII 2S8 1, 2,
7, 9, 10); vestidos (VII 2S8 2-6, 11-lS; XVIII No. 41 e inéditos, citados en
las Com. S.52 No. 11; S. IS4 Ne. S6); jarras de vino, de miel y de aceite de

26 Cfr. Bottéro VII, Com. s 105-106, pp. !128-!l!IO.


27 Textos comunicados por la Sra. Simonet, S. 215 No. !158, !159.
28 Rouault, XVIII, 55.
29 Bottéro, VII, Com. !17, 208-209.
50 La homonimia es una trampa. Como por ejemplo, Sammetar, que aparece en
los textos seleccionados (VII 225 5 y duplicado 226 5, 284 Rev. 16', y sobre todo IX
102 19, en donde una larga lista de vestimentas es aportada), puede represen-
tar a muchos personajes (Cfr. XV -repertorio- p. 154; VII Com. 52, p. 2!1!1 y
sig.; y Birot, IX, Com. 126, No. 15, p. !129 y sig.). Los nombres escogidos no son
más que a titulo indicativo, para desprender una cierta tendencia.
51 Apla!Janda, rey de Carkemis (VII 2!18 8; 257 4) (Cfr. Dossin RA !15 (19!18), pp.
115-121); I¡rim Lim, rey de Aleppo (VII 2!1817) (Cfr. Dossin, "Le Royaume d'Alep
au XVIII si~le avant notre Ere d'apres les 'Archives de Mari"', Bulletin de L'Acadé-
mie de Belgique (Classe des lettres, 5~me série, t. XXXVIII (1952), pp. 229-2!19);
Hammurabi, de Aleppo (VII !107 4; inédito: XVIII Com. S. 52 No. 11) (Cfr. ibid.).

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TRIBUS PASTORILES E INDUSTRIA TEXTIL 117

oliva (VII 238 14-16; 257 1·3). Los reyezuelos vasallos 32 envian objetos de
oro y plata (VII 273 1-7), vestidos (XVIII, inédito, citado Com. S52, No.
45), miel (IX 241 Í-3), bueyes (VII 91 l, 3; 229 1), un ciervo y un oso(?)
(VII 91 1), y 15 borregos (VII 226 24). Siguen los funcionarios: 33 l jarra de
vino (VII 97 l); 1 buey (IX 51 1), vestidos (IX 102 1-18), 14 borregos (VII
226 5), y 5 (VII 225 7), dos veces 5 borregos machos (VII 138 l; 226 Rev.
32') y 4 borregos GUKKAL -de cola gorda- (IX 180 1). Por último,
entre las decenas de personas que aportan borregos, podemos identificar la
pertenencia étnica de algunas a varias tribus (VII 225 13; 17, 20; 226 Rev.
34) y si aceptamos la opinión de J. Lukc, que en base a 11 48 supone que
las localidades de ijuttim y de Appan pertenecen a los haneanos, 34 habrá
que agregar VII 226 Rev. 42', 44'). Otro documento de esta misma serie
(VII 140) nombra a más de 40 personas calificadas de sugagu (Rev. 18'),
término cuya etimología es aún oscura, pero que parece designar a repre-
sentantes de las tribus ante la administración; 35 cada uno de ellos aporta
un borrego. ¿Una especie de tributo o de contribución? No puede excluirse
esta posibilidad, si bien no es posible probarla. Sabemos que se entregaron
borregos a título de "miksum", contribución probablemente: 36 100 borre-

3~ Suparm, rey de Susa -que l1f) debe confundirse con la ciudad elamita- (VII 91
2); Atamrum de Andariq (VII 273 Tr. 8); Saculaba de Afoakkum (inédito: XVIII
Com. S. 52 No. 45); Sammétar de Asnakkum también -siendo que aparece junto
a Supram, se trata aquf de un rey, y no de uno,, más funcionarios, probablemente-
(IX 241 3); Kabiia, de kaQ.at (VII 91 3; VII 226 24): Qarni-Lim --probablemente
rey de una ciudad en la región del ldamaraz- (VII-229-1). (Para referencias sobre
los reyezuelos, ver J. Luke, op. cit., pp. 206-224). Podña haberse agregado aquí a
ltur A~da que aparece aquí asociado con Supram y Kabiia (VII 91 4), pero desafor-
tunadamente su titulo ha desaparecido en esta tablilla y es posible que no haya sido
más que un gobernador (ibid. 204).
33 No he seleccionado más que a algunos, cuya elección, además, parece plausible
por la naturaleza de sus aportaciones: Sammétar (9 102 Rev. Tr. 21: VII 226
5)-que yo considero aquí como el (o uno de los) funcionario, dado que la tablilla es-
tá•fechada en Zurubban, cerca de Terqa; laquim Addu (VII 97 3), acerca del cual
la correspondencia está publicada en el volumen XIV; Jjabdu-Malik (IX 51 3; Cfr.
Rep. XV p. 144); Meptum (VII 138 2; VII 226 Rev. 32'; IX 180 2; Cfr. Rep. p.
152); Asqudum (VII 226 7; Cfr. Rep. 142).
54 Luke, op. cit., p. 157.
55 !bid., 256 y sig.

36 Según· G. Dossin, los benjaminitas pagaban un impuesto en grano


-Benjamim~es da.ns les textes de Mari; Mélanges syriennes, ofrecidas a M. René Dus-
saud (BAH XXX) París 1939, p. 985. Para ia discusión del términoMiksu, Cfr. M. Ellis,
Taxation and l.And Revenues in the Old Babylonian Period, University Microfilms,
Ann Arbor, Michigan, 1974, pp. 124-160 y conclusiones, pp. 161 y sigs. y Krauss,

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118 JORGE SILVA CASTILLO

gos [del clan] de los [ ] [con] tribu [ción] [miksu] m-: 2 borregos. 140
borregos de los miga ... , [con] tribu [ción]: 5 borregos. 40 borregos (prove-
nientes) de los Al-mutu, contribución: l borrego. Total: 280 borregos
(provenientes) de los sutianos LÚ su-ti-i, de los cuales 8 (a título de) contri-
bu [ción] (IX 244). Birot sugiere que la contribución podría correspon-
der a un derecho de tránsito o de pasto; las 272 cabezas restantes de gana-
do menor podrían representar, según él mismo, otro tipo de "provisiones a
las cuales los nómadas sutianos estaban sujetos" .37
Si esto fue así, dos documentos, VIII 227 y IX 248 podrían evocar el pa-
go de una especie de tributo. El esquema de los textos es el siguiente:
A) Sobre una suma X de dinero o un número X de cabezas de ganado,
B) Recibido: X suma de dinero o X número de cabezas de ganado
(que fueron dadas por) X, del clan X,
C) Deuda restante-LAL-U-: 38 X suma de dinero o X número de cabe-
zas de ganado.
IX 248 está muy estropeado; se llega a desprender dicho esquema y a le·
er algunos nombres de personas y de gentilicios que designan los clanes39 a
los que pertenecen, pero las sumas de dinero y el número de cabezas de ga·
nado han desaparecido casi totalmente. VII 227 presenta lagunas al prin-
cipio y al final, pero la parte central está bastante clara.
Los deudores son todos miembros de clanes de haneanos de los cuales al-
gunos nos son ya conocidos por otros documentos. 40 ¿A qué título les eran
imputadas estas deudas? El préstamo, me parece, debe ser excluido; la
mezcla de sumas de dinero y de animales hace difícil casi siempre ver clara-
mente si se comprenden aumentos por concepto de intereses, pero en un
caso en el que sólo aparecen borregos en los tres rubros, A, By C, el pago
más el saldo resulta estrictamente igual al número de borregos debidos:
"Sobre 200 borregos de Balu-ga 'im (del clan) de Amur [rum] recibidos: 5
[O borregos]: 150 a saldar por el mismo" (l. -12' -13'). Es por lo tanto muy
tentador pensar en una especie de tributo, debido y pagado la mayoria de
las veces en borregos. En efecto, al hacer el cálculo del número de animales
- que no puede ser más que parcial, dado el mal estado en que se halla la

F.R., "Ein Edikt des Konigs Ammisaduga von Babylon", Studia el Documenta ad
juris Antiqui Pertinentia, E.]. Brill (1958), Leiden, pp. 133-143.
s7 Birot, IX Com. 83, p. 296 y sig.
38 Para la discusión de este término, Cfr. Bottéro, VII Com. 37 p. 214 y Birot, IX
Com. 18, p. 258.
39 Los gentilicios representan ciertamente subdivisiones de agrupamientos tribales:

clan debe tomarse únicamente en este sentido, para evocar esta noción.
40 I~kkalitum, Amurrum y Nabanum, Cfr. Birot, "Textes économiques de Mari

III", RA (1955), pp. 15-18, Texto AB Col. 1-2, y 3 donde son mencionados.

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TRIBUS PASTORILES E INDUSTRIA TEXTIL 119

tableta- encontramos en los rubros de los montos debidos: A) 200 borre-


gos dos veces (1. -9', 12'); en los rubros de los pagos, B) X asnos (l. -5'), 2
burras (L -10'), X borregos (l. -2'), 15 borregos (l. -7'), 30 borregos (l.
-10'), 21 borregos (l. -15'); en los rubros de los saldos, C) 2 vacas (l. -15'),
50 borregos (l. -10'), 150 borregos (l. -13'), 20 borregos (l. -15'), 62 borre-
gos (l. -18').
¿Quiénes eran estos personajes? LÚ = awil + gentilicio = hombre del
clbn tal, es demasiado vago para decirnos algo. Debe tratarse sin embargo,
muy probablemente, de un jefe, representante de una colectividad tribal.
Conscientes del riesgo que implica la homonimia, podría pensarse, aunque
no sin cierta reticencia, que podría tratarse de "sugagu". En una carta de
la época de IasmalJ-Addu (V 24), un sugagu que muere es llamado LÚ
Tizra!J (ki), el hombre de Tizral.J (l. 5). Ahora bien, uno de los personajes
nombrados entre los deudores, Zakira-ljammu LÚ Na-f¡a-ni-im, (l. 6-7),
podría ser el mismo que uno de los sugagu que aportaban borregos en VII
140 17; y hay otra coincidencia de nombres aún más sorprendente entre
Baltdi-Addu LÚ la 8 -ba-si-i, otro deudor del texto mutilado (IX 248 Rev.
15'), y un sugagu, Ba~di-Addu LÚ 1¡:8 -ba-si-im (k[i?)] que ha pagado 200
cabezas de ganado menor para tener derecho a este nombramiento (IX 70
l-4).
Esto rios lleva a hablar de otra fuente de entradas de ovinos provenientes
de las comunidades tribales. Dos cartas de la época asiria (1 119 y V 24) nos
ofrecen información sobre el procedimiento que se seguía para el nombra-
miento de un sugagu. La primera, muy fragmentaria, es muy interesante,
ya que podemos leer en un contexto desafortunadamente muy mutilado la
mención de uno de los términos que se relacionan con las estructuras de las
sociedades tribales, ~ibrum (1. -10), lo que muestra la naturaleza de la co-
munidad en la que se desenvuelve el asunto. En la segunda, totalmente le-
gible, se trata de un sugagu que ha fallecido, el LÚ TizralJ, del que ya he-
... V 'f ..,
mos hablado más arriba (V 24 5); los LU-MES DUMU-MES, awilu (mes)
máru (MES) + el nombre de la ciudad -que G. Dossin traduce como
los notables, pero en los cuales yo vería más bien, por ejemplo, a los jefes de
la familia extensa - se dirigen al funcionario, autor de la carta, para
proponerle el nombre de un candidato para ocupar el puesto vacante;
éste ha entregado ya, a título de avance, una mina de plata para el Pa-
lacio; el funcionario, convencido, recomienda al Soberano aceptar esta su-
ma y concederle el puesto. En el texto mutilado, se llega a leer X suma de
dinero ... 500 borregos, que deben por lo tanto representar un pago simi-
lar (1 119 22). Esta práctica es confirmada en dos textos administrativos,
éstos, de la época de Zimri-Lim; pero entonces sólo se dan borregos como
pago: 200 borregos entregados por nuestro Hombre de l,.abasa Ba!Jdi-Addu
(IX 70 1-4); 250 por Milki-Addu (IX 169 1-3). ¿Cuántos otros Hombres de
talo cual ciudad de los textos MU-TÜ que no hemos osado agregar a la lis-

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120 .JORGE SIL VA CASTILLO

ta prudente expuesta arriba, ocultan posibles sugagu o jefes de comuni-


dades tribales que aportan ganado menor al Palacio? No menos de una de-
cena de referencias podrían venir a enriquecer esa lista, las cuales
aumentarían si se agregaran los textos que hacen mención de ganado sin
que se pueda asegurar que se trata de entradas.
Hemos visto, pues, que la industria textil parece representar un rubro
importante en la economía de Mari y que la lana obtenida de los rebaños
de Palacio no era aparentemente suficiente para cubrir la demanda de los
talleres de tejido, lo cual podría explicar la distribución preferencial de
vestidos, en vez de lana, por concepto de asignaciones de vestimentas. La
aportación de cabezas de ganado menor, por parte de las tribus que son
fuente de esta materia prima, encuentra un significado económico mayor
il insertarse en un cor.texto productivo determinado.

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