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Cuenta la leyenda que…

“Hace muchos años, cuando en Chile la tierra de Arauco era


habitada por los pueblos pehuenches y mapuches, vivía una
hermosa princesa mapuche, llamada Hues, y un lindo príncipe
pehuenche, que se llamaba Copih.
Un dia por casualidad Copih y Hues se conocieron y enamoraron,
pero había un gran problema porque Copih era pehuenche y Hues
mapuche, estos pueblos no se podían ver ni de lejos…se la
pasaban peleando.
Los mapuches se dedicaban a cultivar la tierra y a pescar y lo
pehuenches iban de allá para acá cazando y recolectando frutos
Entonces Copih y Hues tenían que verse a escondidas todo el
tiempo. El jefe de los Pehuenches y padre de Copih se enteró de
que su hijo se escapaba por las noches para ver a la princesa Hues,
y a la princesa Hues también la pillaron, ambas tribus se enojaron
muchísimo y empezaron a pelearse unos con otros.

Copiñiel, el jefe de los pehuenches y padre de Copih, y Nahuel,


jefe mapuche y padre de Hues, se fueron cada uno por su lado
hasta la laguna donde ambos enamorados se encontraban.

El padre de Hues, al ver a Copih abrazado de su hija se volvió


loco, arrojando su lanza contra Copih y el padre de Copih aún
más enojado hizo lo mismo… ambos jóvenes se hundieron en la
laguna quedando las lanzas en el medio de esta.

Luego de la desaparición de Copih y Hues en la laguna, Ambas


tribus lloraron por mucho tiempo. Paso un año entero, entonces
los pehuenches y mapuches se reunieron en la laguna para
recordarlos, se quedaron todo el día y también todo la noche a
orillas del lago compartiendo y riendo hasta quedarse dormidos.
Y al amanecer vieron en el centro de la laguna algo maravilloso
e inexplicable…del fondo de las aguas y trepando por las dos
lanzas salió una enredadera y de cada una colgaban dos grandes
flores de forma alargada una roja como la sangre y la otra
blanca como la nieve.

Así, las tribus enemistadas se reconciliaron y decidieron llamar


a la flor copihue, que es la unión de Copih y de Hues.” En honor
al gran amor que se habían tenido sus hijos.

Como último dato les cuento que para el pueblo Mapuche, el


Copihue es:

Símbolo de alegría, de amistad y gratitud. Resalta como una de las


plantas sagradas de los araucanos; los guerreros la veneraban como
el emblema del valor y la libertad y los jóvenes como el espíritu
tutelar de sus amores.

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