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Religión de los indígenas colombianos

En una realidad que la creencias de los indígenas variaban según la tribus a la que pertenecieran de
igual forma hay ciertas cualidades que tenían en común en cuanto a las creencias religiosas también
tenían ciertas costumbres que eran iguales. Entre las creencias alegaban que existían un dios o gran
espíritu que era al que se le debía la creación de toda la tierra y este estaba presente en todos aquellos
seres vivos que habitaban la tierra en pocas palabras lo podíamos encontrar en objetos animados
como también inanimados.Cabe destacar que los indígenas también creían en una variedad de dioses
inferiores o espíritus los cuales se rendía culto y admiración como el sol, la lluvia, el mar entre otros

Dioses indígenas colombianos


Mitos indígenas colombianos
No es un secreto que los indígenas veneraban a varios dioses pero estos cambiaban dependiendo de
la tribu de la que se esté hablando consigo traen una serie de mitos realmente impresionante donde
llegan a nombrar a sus dioses aquí hablaremos sobre los mitos de algunas de las tribus indígenas
colombianos.

Mito achagua
El origen de los seres
Este mito trata que en un mundo de Achaguas había una serpiente, que los mataba a ellos pero
también a los habitantes que se encontraban en el Orinoco, dicha serpiente estaba acabando con
todos pero ellos le imploraron al dios “pupu el creador” para que los ayudara, estas plegarias
llegaron a ser escuchadas. Dicho dios un día envió a su hija, la misma llego a matar a la culebra y lo
arrojo muy lejos gracias a esto los indios se encontraban felices por lo ocurrido por esta razón
realizaron varios festivales que daban honor al dios “purú” y también a su hija. Los indios bailaban y
bebían sin parar mientras la culebra muerta se podría y en su cuerpo brotaban gusanos por todos
lados, estos gusanos cuando tocaban lo que era la tierra se llegaban a convertir en indios, estos fuero
sus posteriores enemigos inmortales.

ochica el Maestro de los Muiscas


EJEMPLO DE RESPETO Y PAZ
Los Chibchas, familia indígena predominante en la Colombia prehispánica cuenta con
una mitología única y tan rica e interesante que cada uno de sus capítulos ofrece una
visión fantástica del mundo, una de ellas tiene que ver con los valores y principios
inculcados a cada miembro de la tribu; una razón que logró convertir a esta familia en
una cultura de grandes avances.

Cada comunidad en la historia de la humanidad cuenta con hombres sabios cuyo


espíritu puro educa e inspira y en el caso Chibcha, la figura de Bochica es ejemplo de
veneración y creación.
Un buen día en medio de la rutina Chibcha comenzó a caer agua del cielo, al principio
era una lluvia tenue que con el paso de las horas se convirtió en una torrencial
lluvia que no se detuvo en cuatro noches, entonces los principales líderes se reunieron
ante la emergencia y calamidad que el agua ocasionó: los cultivos fueron arrasados y las
viviendas estaban bastante deterioradas.

El Zipa era quien comandaba el imperio Chibcha y sus lugartenientes eran los
caciques, juntos decidieron acordar una solución y no encontraron otra que recurrir a un
anciano forastero que se alojaba en una meseta.

Ese hombre viejo era de elevada estatura, de tes clara y barba muy larga, con esa
apariencia y edad sin duda que en su interior se escondía la sabiduría pues se sabía que
había enseñado a cultivar la tierra a varios indígenas que tenían pequeños terrenos y
numerosas familias.
Los indígenas sabían quién había provocado las terribles lluvias, se trataba de la
esposa de Bochica, el anciano extranjero, ella era más joven que él y generó las
precipitaciones porque odiaba a los indígenas y no les agradaba que practicaran las
buenas enseñanzas impartidas por su esposo.

Como no parecía existir solución a los problemas causados por la lluvia, el Zipa y los
caciques fueron a visitar al hombre viejo que en ese momento oraba en el templo
sagrado del sol en Sugamuxi. A pesar de que Bochica no entendía por completo la
lengua Chibcha, logró hacerse entender hasta con señas y en un momento de la charla
se retiró a un lugar tranquilo a orar y meditar, luego de un tiempo regresó al lugar en
donde se encontraban los líderes indígenas y les indicó que la solución se encontraba en
el sur occidente de la gran sabana de Bogotá.

Un gran grupo de indígenas acompañó a Bochica en una travesía por la sabana y al


llegar al lugar en donde las aguas se estacaban furiosamente entre las rocas, los árboles
y la vegetación, el sabio maestro tomó su bastón y elevando oraciones al cielo tocó
las rocas y estas se abrieron y el agua se filtró violentamente formando una
majestuosa e imponente catarata que rugía como una bestia y estaba cubierta de espuma,
luego el agua se tornó más calmada y quedó para la admiración de todos un hermoso
salto de agua que fue llamado como “El salto del Tequendama”.
Bochica fue un hombre que no solo enseñó a los indígenas a cultivar la tierra sino
que los instruyó en la importancia del respeto y de la vida en paz entre ellos y también
con otras tribus, luego de que Bochica hizo tan maravillosa obra con su bastón se
retiró del lugar y nunca más se volvió a saber de él y de su esposa.

Bochica es la representación de la bondad y el respeto, por eso significa tanto en la


mitología Chibcha y debe ser ejemplo en cualquier comunidad.
BACHUÉ Y LA CREACIÓN DEL MUNDO

EL ORIGEN MATERNAL DE LA EXISTENCIA


Para la raza Chibcha, la laguna de Iguaque era un lugar místico, un paraíso escogido
por los dioses para que se convirtiera en el génesis de una cultura que convirtió el
altiplano cundiboyacense en una tierra mágica y llena de vida.

Y justamente a la vida es que esta familia indígena entregó lo mejor de su trabajo


como agradecimiento a la posibilidad de habitar un lugar al que se encargaron de
homenajear con cuidado y devoción.

Fue en las aguas de la laguna donde se gestó el origen Chibcha, de allí emergió
Bachué, una hermosa mujer de largos cabellos negros y cubierta por una túnica, ella es
considerada la madre Chibcha; llevaba un niño en sus brazos y los diferentes
pobladores de la zona asombrados por esta luminosa aparición convergían ante su
presencia, ella con un aura maternal los agrupó y enseñó a convivir como verdadera
familia, logró que comprendieran la importancia de vivir en paz entre ellos y con las
diferentes tribus que habitaban la zona.

El cariño que Bachué logró ganar entre los indígenas fue inmenso y sólido y ese
niño que llevaba en sus brazos al salir de la laguna fue el encargado de fecundar a su
propia madre múltiples veces logrando que un pequeño grupo humano fuese creciendo
como una gran tribu, por todos los lugares por los que ella transitaba eran llenados de
sus hijos hasta que un día su misión pobladora había llegado a su fin; su tarea estaba
cumplida.

Bachué dejó de procrear pero se mantuvo entre la gran familia siempre dando
enseñanzas y manteniendo el orden, pero con el paso de los años envejeció, aquella
mujer hermosa y de senos firmes y piernas contorneadas dejó de ser la misma; su rostro
y resto del cuerpo perdió la lozanía de los años mozos y se arrugaron, sus carnes se
hicieron flácidas y la fatiga y el letargo se apoderó de su humanidad.
Sin protocolos ni preparaciones, un buen día Bachué junto con aquel niño que
portaba al salir de la laguna, retornó a ella, las aguas produjeron un impresionante
estruendo y sus aguas formaron un extraño y gigante boquete que se los tragó y
convirtió a Bachué en una serpiente que los chibchas adoraron como símbolo de la
inteligencia.

Bachué asomaba sus ojos en las noches de luna llena para vigilar a su querida
tribu, y ellos como agradecimiento lanzaban a la laguna objetos de oro, estaban seguros
de que ella los recibía con total gusto, la diosa era objeto de adoración por su condición
de origen de la vida.

Los indígenas chibchas le otorgaron a Bachué el título de madre de la


humanidad y fuente de la vida, y por proceder del agua, todo animal acuático como
ranas y lagartijas fueron reverenciados con una inclinación exclusiva. Los chibchas
como magníficos orfebres entregaron al mundo lo mejor de su trabajo pero también lo
mejor de su fervor vital, por tal razón, artículos de oro con formas de animales de agua
y alrededores son el vestigio más claro de la forma en que esta gran raza acataba la
existencia

Bachué es la representación de la vida y su amor maternal condujo los destinos de


una raza agradecida e inspirada con el subsistir de los días.

Creacion del mundo


Aseguran que Dios sacó el mundo de su pensamiento «chirinchadeuba», admitiendo en
esto una especie de emanantismo transeúnte. Creó las cosas imperativamente. Respecto
del agua relatan una leyenda curiosa, la más vulgarizada entre ellos.

Aunque el mundo de Caragabí era muy hermoso, tenía, sin embargo; un defecto: le
faltaba agua. El mismo dios sentía mucha necesidad de este elemento. Soñó tres veces
que había agua en el mundo, pero ignoraba el punto fijo. Tenía Caragabí una paloma
que andaba afanosa en busca de agua para su dueño y al fin la consiguió, pero no en este
mundo, sino en otro, cuyo soberano se llamaba Orré.

Caragabí soñó de nuevo que había agua en su mundo. Hay que tener presente que los
indios Catíos dan suma importancia a los sueños.

Después de este segundo sueño, Caragabí ordenó a un domineju (pájaro mosca) que
averiguara el lugar del agua. Algunos varían la narración diciendo que el mismo dios se
volvió pájaro para sorprender más fácilmente al dueño del agua. Lo cierto es que el
domineju divisó dentro de la concavidad de una peña a Getzerá bañándose.

Aquella inmensa concavidad hermética cerrada con una puerta de piedra, estaba llena de
agua cristalina y surcaban por sus ondas vistosísimos peces con que se alimentaba
Gentzerá. Caragabí soñó que Gentzerá era una mujer mezquina y miserable que se
negaría a prestarle agua.

Efectivamente, Caragabí se presentó a las puertas de la encantada peña pidiendo agua,


pero Gentzerá no se dignó abrirle la puerta ni contestarle. Por tres veces repitió la
súplica, pero no obtuvo respuesta.

Indignado Caragabí, derribó la puerta misteriosa y arrojó de su palacio de agua a


Gentezerá, que salió llorando. Caragabí, en castigo de su mezquindad, la dividió en dos
partes, desde la cintura, pero ella no murió, sino que se convirtió en una hormiga negra
y grande que carga continuamente agua en la boca. Otros ponen agua en la concavidad
de un enorme árbol llamado Genené, sagrado para ellos.

Era necesario, pues, derribar aquel árbol o peñasco para abastecer de agua al mundo.

Construidas unas hachas de piedra, fue Caragabí con toda su gente (con todos sus
peones dicen ellos) a derribar el Genené, pero les sobrevino la noche sin haber logrado
su intento. Volvieron al día siguiente y encontraron el árbol misterioso sin ninguna
señal de las incisiones del día anterior.

Animados por el deseo del agua, comenzaron de nuevo el derribo. Al llegar la noche,
aún les faltaba mucho para acabar de cortar el Genené, pero Caragabí, frotando sus
manos, produjo una luz clarísima que iluminó todo el derredor del árbol, por lo cual
pudieron trabajar toda la noche. Al tercer día, como a la media mañana, acabaron de
cortar el árbol.

No por esto quedaron vencidas todas las dificultades. Genené quedó enredado en unos
bejucos que impidieron que se derribara en tierra y fertilizara el mundo con sus aguas.
Caragabí se vio en otro conflicto. Llamó a varios animalitos, que entonces aún eran
seres racionales, para que se encarnaran por las ramas de Genené, a fin de cortar bejucos
que impedían la caída del árbol. Todos ellos habían de subir con una fruta en la boca, y
el que cayera antes que la fruta al suelo, sería el poderoso que había de tumbar
definitivamente el gigantesco árbol.

El primero que subió fue un mico llamado Yerré, pero no pudo. Después subió el mono
llamado Zrúa, que tampoco obtuvo resultado, subió una ardita, llamada Chidima, que
desenredó las ramas del Genené, pero como es tan pequeña cayó la fruta que llevaba y
con el árbol que contenía la tan codiciada agua.

Al brotar las aguas del Genené se inundó todo la tierra y arrastraron sus ondas todos los
vivientes, menos a Caragabi y diez personas más que se salvaron, gracias a que se
subieron en una elevada peña a la que no llegaron las aguas. Un año duro la inundación.
Caragabi, durante este tiempo mandó a una garza para que averiguara si había quedado
algún sitio bueno en el que pudieran vivir.

La garza encontró mucho pescado y, cebadam pero no volvió. Luego Caragabi envió un
gallinazo, que tampoco volvió por haberse quedado comiendo peces muertos. Envió en
tercer lugar a un patogujo (pato de monte) que se entretuvo comiendo un pescado que
llaman guacuco, sin acordarse de cumplir el mandato de Caragabi.

Burlado por aquellos desobedientes mensajeros, acudió a su poder omnipotente.


Escupió dos veces al suelo y cubrió su saliva con una totuma, y en seguida la saliva se
convirtió en una blanquísima paloma. Ella fue la mensajera que trajo a Caragabi la
noticia de lo que estaban haciendo los mensajeros que la precedieron, y la que dio con el
lugar que podía ser habitado por los supervivientes del diluvio.

Al momento Caragabi y las otras diez personas abandonaron la peña y se fueron al sitio
que les indicó la paloma. De la inmensa concavidad de Genené procede el mar; de sus
ramas, los ríos; de sus brotes, los riachuelos que corren por las quebradas; y de sus
renuevos pequeños, los charcos.

El tronco de este árbol Genené existe todavía, pero en un lugar desconocido para ellos.
A sus cuatro lados hay otros cuatros cirios encendidos, de una piedra muy fina llamada
mompahuará, que arderán hasta el fin del mundo.

Cuando llegue el fin de los tiempos, de aquellos cirios de piedra se desbordara un río de
fuego que arrasando el mundo acabará con todo y renovará la superficie de la tierra, la
cual quedará muy hermosa y vendrá a habitarla Caragabi con todos los moradores del
cielo
El Bufeo Colorado

NADIE SABE EN DÓNDE GUARDAN SUS


HERMOSOS TESOROS
El Amazonas no solo es un lugar del mundo considerado como de los más bellos
también es una tierra llena de magia, misterio y encanto, todo a su alrededor es
imponente y la sensación de que en sus aguas y selvas existe una puerta que conduce a
otros universos es latente y real.

Las jornadas de trabajo en el Amazonas jamás han sido cómodas, generalmente se


revisten de mucho esfuerzo y sacrificio,hombres y mujeres después de largas horas
en medio de fuertes temperaturas y acecho de animales salvajes sienten como sus
cuerpos reclaman un descanso y unos momentos de esparcimiento que aminoren el
cansancio y distraigan la mente mientras se le da alegría al espíritu.

En las riberas del Amazonas y de sus ríos tributarios se organizaban pequeños


lugares a manera de estancos o cantinas que eran elaborados con tablones de las ricas
maderas de la zona, allí al calor de unos aguardientes, caipiriñas y chichas y al son
de música alegre y bullosa se entregaban a la diversión cada noche decenas de
hombres y mujeres buscando desasosiego, aventura e incluso romance, algo que
sacudiera sus cabezas en medio de la espesura de la selva y de caudalosas aguas.
Cuentan que de un momento a otro comenzaron a desaparecer varias mujeres que
frecuentaban las noches de juerga en las fondas ribereñas, muchos hombres
preguntaban por ellas sin obtener respuestas favorables y coincidencialmente algunos
forasteros habían sido vistos visitando esos estancos de perdición, la descripción que de
ellos hacían en el lugar era la misma: hombres altos, blancos, bien parecidos y
vestidos de traje y sombrero, sin duda que debían tener responsabilidad en dichas
desapariciones.

Dicen que estos hombres gustaban frecuentar estos lugares de fiesta y allí beber y
gozar de la música, luego se fijaban en las mujeres más bonitas del lugar para con una
plática agradable convencerlas de salir a conversar cerca del río, algunos veían a estos
hombres y mujeres departiendo en medio de risas en las orillas para luego no volver a
saber nada de las mujeres.
Preocupados por esta situación varios hombres decidieron acudir a una de las
fondas y al ver a los forasteros asistir al lugar decidieron emborracharlos con chicha y
demás bebidas fermentadas de la región y no perderles la pista, de repente y en medio
de la borrachera, los hombres salieron del lugar dirigiéndose al río, allí sus cinturones
se convirtieron en serpientes boas, sus pies en cuchas, peces del río y al caerse sus
sombreros se apreciaban rayas, luego entraban rápidamente a las aguas y
desaparecían en medio de la sorpresa de todos.

Estos hombres extraños fueron los culpables de la desaparición de las mujeres, pues las
enamoraban y luego las introducían en el río y se las llevaban a lugares
desconocidos, dicen que algunos de esos hombres tienen la mitad de su cuerpo
como un bufeo, esos delfines rosados que surcan el Amazonas escondiéndose de las
embarcaciones que lo remontan.
Cuentan que los bufeos son esquivos y difícilmente se dejan apreciar, algunas veces se
escuchan chillidos, aseguran que son los mismos bufeos haciendo burlas luego de haber
capturado a una linda muchacha.

Por eso en el Amazonas la aparición de un bufeo causa inquietud, quizás ronda a una
hermosa mujer o simplemente ya se llevó a una a un lugar del que jamás regresará.
El origen de la luz

En el principio todo era oscuridad. En aquel tiempo solo vivian cuatro hermanos
puinaves de nombre Guarirom, Kwai, Pirkibiari y Nibdá. El primero era el mayor de
todos y fue el hacedor del universo, y la última era la única mujer.

Guarirom creó primero el cielo, el sol, la luna y las estrellas, después hizo la tierra, los
ríos, los peces y las aves. Por último, creó a los hombres. Sin embargo, todo permanecía
oscuro, las nubes tapaban la luz, no dejaban alumbrar el sol.

En medio de esa oscuridad se bañaban todos los niños. El sol y la luna, que vivían
juntos, aprovechaban estar en tinieblas para robárselos, asarlos y comérselos.

Los padres de los pequeños veían que sus hijos desaparecían, pero no entendían ni el
cómo ni el porqué. Un día se dieron cuenta de la causa y decidieron vengarse. Invitaron
al sol y a la luna a una gran fiesta para la que las mujeres hicieron mucha chicha,
valiéndose del guarapo obtenido por los hombres de una gran cantidad de caña molida.

Al La fiesta empezó a desarrollarse con cánticos y bailes, dando a beber chicha en


forma continua al sol y a la luna hasta conseguir emborracharlos. El sol, mareado por el
mucho consumo, se tiró al suelo, y la luna, muy borracha, se acostó a su lado. Una vez
que estuvieron dormidos les prendieron candela.

El calor del fuego los despertó, y corrieron hacia el río. La luna se arrojó a las aguas,
mientras que el sol se sentó en la proa de una curiara -canoa-. La luna arrojaba agua a su
esposo, quien le decía que no lo apagara porque tenía que dar mucha luz a la gente
cuyos niños había robado y comido, para de este modo compensarlos en algo.

- Debo secar el casabe que llevan para sus viajes, y también el monte para que cultiven
el plátano y siembren la yuca; debo pagar el mal que les he hecho.

En ese momento empezó a elevarse; Guarirom, que los observaba desde muy cerca los
observaba. Separó las nubes y la luz brilló sobre la tierra. La Luna, como buena esposa,
lo siguió a las alturas, no sin antes decir a los puinaves que si bien ella no alumbraría
todos los días, al menos no permitiría la oscuridad continua de las noches, para tratar de
pagarles un poco la falta cometida.

Los Tikunas pueblan la Tierra

Yuche vivía desde siempre, solo en el mundo. En compañía de las perdices, los paujiles,
los monos, y los grillos había visto envejecer la tierra. A través de ellos se daba cuenta
de que el mundo vivía y de que la vida era tiempo y el tiempo... muerte.

No existía sitio más bello que aquel donde Yuche vivía: era una pequeña choza en un
claro de la selva y muy cerca del arroyo enmarcado en arena fina. Todo era tibio allí; ni
el calor ni la lluvia entorpecían la placidez de ese lugar.Dicen que nadie ha visto el sitio,
pero los Tikunas esperan estar allí algún día.

Una vez Yuche se fue a bañar al arroyo, como de costumbre, llegó a la orilla y se fue
introduciéndose en el agua hasta que casi estuvo enteramente sumergido. Al lavarse la
cara se inclinó mirándose en el espejo del agua; por primera vez notó que había
envejecido.

El verse viejo le entristeció profundamente: - Estoy ya viejo... y sólo. ¡Oh! si muero, la


tierra quedará más sola todavía.

Apesadumbrado, despaciosamente emprendió el regreso a su choza. El susurro de la


selva y el canto de las aves lo embargaban ahora de infinita melancolía. Yendo en
camino sintió un dolor en la rodilla, como si lo hubiera picado algún insecto; no pudo
darse cuenta, pero pensó que había podido ser la picadura de una avispa.
Comenzó a sentir que un pesado sopor lo invadía. -Es raro como me siento. Me acostaré
tan pronto llegue.

Siguió caminando con dificultad y al llegar a su choza se recostó, quedando dormido.


Tuvo un largo sueño. Soñó que mientras más soñaba, más se envejecía y más débil se
ponía y que de su cuerpo agónico se proyectaban otros seres.

Despertó muy tarde al otro día. Quiso levantarse, pero el dolor se lo impidió. Entonces
se miró la inflamada rodilla y notó que la piel se había vuelto; le pareció que algo en su
interior se movía. Al acercar más los ojos vió con sorpresa que, allá en el fondo, dos
minúsculos seres trabajaban, se puso a observarlos. Las figurillas eran un hombre y una
mujer: El hombre templaba un arco y la mujer un chinchorro. Intrigado, Yuche les
preguntó:

- ¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo llegaron ahí? Los seres levantaron la cabeza, lo
miraron, pero no respondieron y siguieron trabajando. Al no obtener respuesta, hizo un
máximo esfuerzo para ponerse de pie, pero cayó sobre la tierra. Al golpearse, la rodilla
se reventó y de ella salieron los pequeños seres que empezaron a crecer rápidamente,
mientras él moría. Cuando terminaron de crecer, Yuche murió. Los primeros Tikunas se
quedaron por algún tiempo allí, donde tuvieron varios hijos; pero más tarde se
marcharon porque querían conocer más tierras y se perdieron. Muchos Tikunas han
buscado aquel lugar, pero ninguno lo ha encontrado.
MADRE MAR Y LOS MUNDOS

PRINCIPIO MATERNAL Y CREADOR


Antes no existía nada, solo una gran oscuridad era lo más cercano a un poblador de la
nada hasta que apareció la madre de todo lo que existe, la mar, ella dio inicio a todo lo
que tiene vida y dejó a la oscuridad como otra parte de la dualidad, luz y oscuridad
serían dos principios con los cuales la existencia ha tenido que trasegar, dos
opuestos etéreos pero también complementos porque sin el uno no existiría la referencia
del otro.

Esa mar no era persona alguna, ella era simple y grandiosamente Aluna, la mar, la
poderosa fuerza de la creación que llegó para ser luz y darle sentido a la oscuridad, pero
ese nuevo amanecer no aparecería de repente, fue un proceso que se logró con tiempo y
la paciencia creadora de Gualchován.

La mar, espíritu creador que los indígenas Kogui que habitan la Sierra Nevada de
Santa Marta llamaron Gualchován, ella también era pensamiento y siempre se le
concedió el género femenino, su protectora condición maternal gestó todas las cosas
existentes y lo hizo en nueve mundos.

El primero de ellos es el agua y la noche; el segundo, el tigre, un tigre en Aluna y no


un tigre animal; el tercer mundo está representado por las lombrices y los gusanos; en
un cuarto mundo creó otras dos madres acompañadas de un padre, este tiene como
particularidad conocer cómo será la gente próxima a aparecer.
Luego creó otro mundo en cuya tierra existían hombres sin ojos, nariz ni oídos, ellos
solo podían pronunciar “sai”, que significa noche.

Un sexto mundo creó un padre y una madre que dieron origen a los dueños del
mundo y los primeros en hacerlo eran de color azul y negro; en un séptimo mundo se
formó la sangre de los cuerpos y más gusanos.

En un octavo mundo nacieron 36 nuevos dueños del mundo y finalmente, en un


noveno, nacieron los blancos, quienes hicieron una casa sobre el mar porque aún no
había tierra.

Después de toda la creación de los mundos nació Sintaná, fruto del pelo y la sangre de
la Mar, aparecieron 4 hombres pero solo uno de ellos era como los que todos
conocemos, los otros no tenían forma, huesos ni forma, Sintaná se fue formando poco a
poco, hueso y tejido hasta quedar completo, como no tenía lengua, su propia madre se la
otorgó.

Con el tiempo, la madre tenía aspecto masculino y llevaba poporo y mochila y por
eso ordenó a sus hijos que aprendieran a realizar cosas destinadas a las mujeres como
cocinar y lavar ropa porque simplemente no existían las mujeres.

Usando su poporo logró parir nueve hijas y luego los padres del mundo sacaron
tierra del mar y se encargaron de separar las aguas y construir canoas para navegar
hasta lograr separar las aguas lo suficiente de las nuevas tierras formando inmensas
montañas a las cuales se retiraron luego de vivir en el mar desde el inicio de los
tiempos.

Los Kogui, pueblo sabio, rinde culto al papel femenino, por eso ella es tan
importante en su organización y es plasmado su protagonismo en sus mitos, como este,
el de la mar como fuerza creadora.

NACIMIENTO DEL SOL Y LA LUNA


EL COMPLEMENTO DE LA CREACIÓN COMPLETA
Cuando todo estaba creado parecía que algo había quedado faltando, no existía esa
sensación de que todo estaba completo, el mundo aún no se podía considerar mundo y
para que así fuera debía aparecer de nuevo la más inquietante creación.

Los indígenas Arhuacos vivían en la más completa oscuridad en la imponente Sierra


Nevada de Santa Marta y una de sus mujeres más bellas vio como el milagro de la
vida usaba su cuerpo para hacer el milagro de la hermosura sin límites, dio a luz dos
bellas criaturas que despedían luz, un destello único nunca antes visto por los ojos
que siempre conocieron la belleza incompleta.
La hermosa indígena se retiró con sus hijos para evitar ser vista y especialmente
para que nadie quisiera arrebatar de sus brazos a tan magníficas criaturas, sin
embargo, tal era su fulgor que la luz se colaba por todos lados, los demás miembros
de la tribu, inquietos por la situación decidieron saber de dónde provenía ese fenómeno
tan hermoso como atractivo y siguiendo el destello llegaron a una cueva, allí era donde
la indígena y sus hijos se apartaban de todos.

Ante los llamados de los miembros de la tribu para que los dejaran ingresar, la indígena
se negó rotundamente y estos intentaron entrar por la fuerza a la cueva, pero no lo
lograron debido a que la entrada estaba cubierta por unas pesadas piedras, decidieron
entonces llevar música tocada con flautas y tambores y de repente el resplandor se hizo
más fuerte, algo se acercaba ante los atónitos ojos de los indígenas que veían como una
luz atravesaba los espacios que habían entre piedra y piedra.
Las pesadas piedras que cubrían la entrada fueron removidas y el hijo varón y luminoso
de la hermosa indígena se sentó a escuchar la magnífica música que lo arrullaba y le
producía un placer y una calma sin comparación, entonces los miembros de la tribu
quisieron atraparlo a pesar de los ruegos de la madre que imploraba para que no
le fuesen a causar daño.

El chico llamado Yui disfrutaba de las notas emanadas de las flautas y justo cuando
varios indígenas se abalanzaron contra él, se elevó por los aires mientras estos quedaban
convertidos en piedras.

Luego de presenciar ese espectáculo increíble, otros indígenas se fueron decididos a


no dejar escapar a Tima, la niña que también resplandecía, entonces le lanzaron
ceniza en sus ojos para evitar que escapara, pero a pesar de ello y al igual que su celeste
hermano, se elevó rápidamente por los aires hasta ubicarse en el cielo a un lado de él.

Desde ese momento Yui se encarga de darle luz al mundo convertido en sol,
mientras que Tima alumbra las noches, no con la misma fuerza de su hermano
porque la ceniza que le fue puesta en la cara la opacó, pero le dio una belleza única que
adorna las noches con magia y misterio, el mismo embrujo que solo la luna puede dar.
Origen de la Serranía de la Macuira

En una choza de la Sierra Nevada de Santa Marta vivía un reconocido cacique. Desde su
casa veía siempre la cara de sus tres hijos, a quienes amaba y con quienes vivía. Una
noche tuvo un sueño en el que vio cómo ellos se alejaban, iban hacia el norte de La
Guajira.

Este sueño se repetía una y otra vez, hasta que una noche se despertó afanado pensando
en sus tres hijos. Se levantó para ver si ellos se encontraban durmiendo, pero quedó
atónito al ver que no estaban en sus respectivas habitaciones.

Angustiado fijó su mirada hacia el norte, divisó tres importantes picos. Qué gran
sorpresa, eran ellos, sus tres hijos, que se habían convertido en la Serranía de la
Macuira.

https://www.colombia.com/colombia-info/folclor-y-tradiciones/mitos/
https://hablemosdeculturas.com/indigenas-colombianos/

https://siic.mininterior.gov.co/sites/default/files/mitos_de_origen_pueblos_indigenas_de_col
ombia.pdf
Mito nukak maku
Este mito trata de que “idn kamni” fue el que creo al mundo esto lo hizo con saliva y tierra justo
antes de que fuera quemado por unas llamas que vinieron del rió Venado. Las primeras personas que
llegaron al mundo llegaron en canoa, culebra que dejos a sus huevos en aquellos rápidos de lo que
era el rio de la leche. Llegando por el rió venado, aquel en donde fluye todos los ríos que hay en este
mundo. “idn kamni” este rió fue formado de noche justamente, cuando el sol estaba detenido y al
tumbar el árbol llamado “Ye” se formó dicho rió.

Los pueblo “idn kamni” fue devorado por los jaguares, por esta razón este dios se vengó dándoles la
muerte a os jaguares con un rayo luego de esto “idn kamni” formo a una mujer a partir de una goma
de árbol balata y soplando una especie humo, aquella mujer la quería como su esposa, con esta pudo
tener un hijo, en el vientre de aquella mujer se crearon todas aquellas alimañas que hay en el mundo.
“idn kamni” se buscó otra mujer, sin embargo esta se dirigió a la casa de buitre los cuales “idn
kamni” tuvo que ahogarlos y justo después de realizar una búsqueda de miel no le quedo de otra que
matar a la mujer y “idn kamni” después realizo un baile donde finalmente se fue al cielo.

Mito u’wa
entre unos de los mitos indígenas colombianos sobre el origen del universo tenemos uno que dice
que en un principio lo que conocemos como universo estaba formados por dos especies de esferas
uno era el mundo de arriba en este la luz era muy cálida y a la ves seca por el otro lado está el mundo
de abajo este ere oscuro húmedo y también vacío. En un movimiento estos dos mundos se
mezclaron, esto dio como resultado el mundo intermedio.
El mundo de arriba era blanco y el de abajo rojo de la mezcla surgió un mundo de color azul y
amarillo. Los mundos de arriba y de abajo eran indestructibles, sin embargo el mundo intermedio no
tenía esa cualidad, solo podía existir mientras existieran estos dos mundo originales. De aquí la vida
fue creada gracias a los materiales que pertenecían a los dioses de lo que se conocía como del mundo
de arriba y de abajo, ya mencionados materiales eran almacenados en diferentes zonas o mejor dicho
esferas que eran en si lagos de colores En si todo o que esta en este mundo paso a través de lo que se
conoce como una esfera donde cuando empezó el momento de la creación llego a tomar todas las
propiedades. Este es un fragmento de un mito realmente interesante de los u’wa, donde alega como
se creó el universo.

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