LA CORRUPCIÓN EN LA CONTRATACIÓN PUBLICA EN COLOMBIA
El proceso degenerativo, desintegrador de las normas, valores llamado corrupción
que comúnmente vivimos y evidenciamos, presente a nivel global y aún más en nuestro país donde se puede denominar el fenómeno de la flagelación castigo que nos sometemos diariamente, el cual afecta la estabilidad de la economía, los sistemas políticos, la moral de la sociedad y nuestras costumbres. La corrupción en la contratación estatal, genera una cuantificación y movimiento de costos los cuales son evocados por funcionarios con la respectiva idoneidad para desarrollar contratos de los cuales es claro, que la gran plaga que nos afecta llamada corrupción siempre interviene, ya sea por el mal manejo económico que más bien debemos llamarlo robo, por favores políticos donde no se mira el mérito si no la relación o en devenir de aquellas situaciones que desencadenaron cierto favor, el hecho es pagar y/o cumplir. A partir de su desarrollo se puede encontrar, sobornos que en cierto modo distorsionan la calidad de muchas actividades para desarrollar por parte de los funcionarios, esto es común en la práctica de la corrupción siendo que se evidencia alzas en los precios de los costos que distorsiona la actividad económica, el impedir la buena redistribución de los recursos y contribuir con la ineficiencia administrativa a una decadencia económica, social y de las interrelaciones, es por ello que no progresamos porque de todo debemos sacar tajada dejando de lado las circunstancias y necesidades del pueblo primando el interés personal o particular y dejando de lado el general aquel que realmente es primordial generando así una deslegitimación del estado y de las organizaciones políticas. Es claro que los gobernantes, funcionarios administrativos, los agentes burócratas no son distintos de los demás agentes económicos y aún más claro que estos no actúan movidos por el interés de los demás, de la sociedad, de los ciudadanos o de aquellos que son foráneos a sus negocios, no están dentro de su círculo familiar o personal, solo miran el bienestar social a medida que esto condicione su propio interés personal, estos conciben su cargo o trabajo un negocio donde buscan maximizar sus ingresos aquellos que dependen de la habilidad y picardía en la que puedan encontrar el momento y el punto para buscar la ganancia, aquel mal nos persigue y se apodera de cada función que debe cumplir el estado, lo podemos ver mejor desarrollado en este medio pues le facilita desenvolverse a medida que se implementa y ponen en acción. El fenómeno de la corrupción se halla inmerso en las diferentes funciones estatales. La planeación, el presupuesto, la gestión de recursos humanos, la administración de recursos físicos y el control fiscal, son entre otras áreas de gestión en donde resulta evidente la desnaturalización de la función pública por este mal llamado corrupción, es en la contratación estatal donde resulta más evidente la injerencia de estas prácticas, ya que a través de la misma se ejecutan los recursos públicos destinados a los diferentes cometidos del Estado. Siendo así entonces encontramos que un alto volumen de los recursos del presupuesto estatal, correspondientes tanto a gastos de funcionamiento como de inversión que son destinados para el beneficio de la sociedad y del pueblo, son canalizados a través de las contrataciones públicas que son necesarias para minimizar y descongestionar los aparatos estatales, constituidas en una porción muy importante por negocios de diversos sectores de la economía, que son de gran atractivo para los corruptos teniendo en cuenta que una de las áreas para poner en función este mal son los procesos licitatorios donde se aprovecha el esquema de contratación del estado para beneficio particular. Según podemos encuadrar es una de las áreas específicas de las contrataciones en las cuales se presentan sobornos, el pedir los correspondientes porcentajes en palabras coloquiales la tajada por haber ayudado a prosperar o poner su nombre en la contratación, pliegos de condiciones estructurados para un beneficio particular. En conclusión, somos un país donde la competencia desleal, los malos tratos, y todo aquello ligado a el gran mal que nos atormenta llamado corrupción, aquel que nos impide el desarrollo económico social y cultural del pueblo limitándolo moralmente a una decadencia personal y ética donde lo único proactivo son los intereses particulares, problemas democráticos y participativos, desinterés por la sociedad. Estudiante: Diana Carolina Cerón Sotelo.