Está en la página 1de 2

Argumentación. Clase 2: Historia y Estructura del texto argumentativo.

La clase pasada nos aproximamos al reconocimiento de los textos argumentativos y comenzamos a


descubrir algunas de las ideas o razonamientos que los conforman. Pero, la argumentación tiene una
estructura propia, compleja, que todo buen argumentador debe conocer. Para entenderla, es importante,
primero, descubrir los orígenes de la forma en la que argumentamos en la actualidad y aproximarnos al
arte de la retórica.

Pero, ¿qué es la retórica?

La Retórica antigua es una arte y, a la vez, una técnica que tiene por objeto convencer y conmover al
receptor. Esta disciplina surgió en la antigua Grecia por una necesidad práctica, ya que las decisiones
sobre asuntos públicos o litigios privados dependían de la habilidad de los oradores frente a la Asamblea.
Al igual que en algunos programas de televisión, en los cuales personajes políticos debaten y
defienden sus puntos de vista, en la Antigüedad, las causas políticas y judiciales se dirimían frente a un
jurado popular al que había que persuadir. De la eficacia del orador dependía, muchas veces, la vida o el
destierro de sus ciudadanos.
El filósofo griego Aristóteles, en el siglo IV a.C. fue un gran estudioso del arte de persuadir y en su
obra La retórica planteó una serie de reglas u operaciones principales necesarias para la construcción de
un buen discurso persuasivo.
Lo principal que vamos a rescatar de Aristóteles es el establecimiento de tres momentos o etapas por
las que debe atravesar el sujeto que se dispone a construir una buena argumentación:

Momento Función
INVENTIO (Descubrimiento) Es la búsqueda y clasificación de los
argumentos a utilizar por el orador.
DISPOSITIO (Composición) Es el proceso por el que se ordenan los
argumentos dentro del discurso
ELOCUTIO (Expresión) Es la puesta de los argumentos en palabras.
Aquí se introducen las figuras o procedimientos
propios de la argumentación.

Como pueden ver, para la Retórica era muy importante el momento de elaboración previa a la
presentación del discurso. Recién la última etapa plantea la exposición de esos argumentos.
Lo mismo sucede con los textos argumentativos que utilizamos en la actualidad (o al menos, con los
eficaces). Los argumentos elegidos, su orden y la estructura general del texto definen, muchas veces,
su efectividad.
Incluso en las argumentaciones cotidianas –la solicitud de un permiso a sus padres, la defensa de una
nota, el reclamo por un servicio, entre muchos otros ejemplos en que ustedes, seguramente, usan la
argumentación todos los días- el poder de persuasión del sujeto que enuncia depende, fundamentalmente,
del conocimiento y la habilidad en el uso de sus argumentos.
Ahora que ya vimos cuáles son los momentos en los que podemos dividir la construcción de un buen
discurso argumentativo, debemos pensar en cómo se organiza la información en él y de qué forma vamos
a estructurarlo.

Estructura del texto argumentativo

Todo texto argumentativo presenta una estructura u organización formal basada en ciertas
convenciones propias del discurso persuasivo. Hay varias estructuras posibles pero acá vamos a trabajar
con la más tradicional de todas

Estructura
 Presentación del tema que da origen al texto
 Formulación de la hipótesis o tesis objeto de la argumentación
 Demostración de la tesis mediante el uso de una secuencia ordenada de
argumentos
 Conclusión y comprobación de la hipótesis o tesis inicial

Esta estructura es muy importante porque permite que el desarrollo de las ideas sea claro para el
interlocutor. Asimismo, es muy importante que la formulación de la tesis sea clara y que los argumentos
fundamenten las afirmaciones del texto, que demuestren y refuercen, en definitiva, la tesis. La teoría de la
retórica nos dice que la conclusión debe siempre deducirse lógicamente de los argumentos expuestos.
Para relacionar las distintas partes de la argumentación se utilizan los conectores. Seguramente ya
hayan visto de qué se trata en años anteriores pero déjenme recordarles que los conectores son palabras o
expresiones que, dentro de los textos, marcan las relaciones entre palabras, oraciones o párrafos.
Semánticamente, los conectores indican distintas relaciones entre las ideas: consecuencia, adición, causa,
concesión, orden y énfasis.
Acá van unos ejemplos de conectores:

 Suma: y/ además/ también


 Orden: en primer lugar/ en segundo término/ finalmente
 Oposición: pero/ sin embargo/ por otra parte/ aunque
 Causa: por eso/ por esa razón/ a causa de/ a raíz de
 Conclusión: por lo tanto/ en conclusión/ entonces
 Consecuencia: así que/ en consecuencia/ por ende/ pues

También podría gustarte