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Amaro Mayo del 2021

Cuadernos de

Cusco - Perú

Elecciones 2021:

La rebelión del
voto por el cambio
Jesús Manya Salas
LA REBELIÓN DE LOS VOTOS
Los resultados electorales diversos y hasta contradictorios, entre
la capital y las regiones no deberían llamarnos la atención cada
cinco años, por el contrario debieran ser parte de nuestra com-
prensión y entendimiento, para aceptar que el país es multicolor:
cultural, política, económica y territorialmente. Es evidente que
todavía hay lecturas muy coloniales de los procesos políticos, por
el cual las sociedades distintas al centro, tenemos que girar al
compás de la elite que ejerce poder y construye su relato desde
sus intereses, que no siempre son coincidentes con nosotros, los
otros.

La plurinacionalidad, entendida esta como la pluralidad: polí-


tica, económica, social, cultural, territorial, lingüística, histórica,
institucional, étnica, jurídica, etc. es una realidad en nuestras
sociedades andinas, amazónicas y pueblos costeros; tal vez no
está todavía visibilizada por las ciencias y especialistas políticos;
pero es una tendencia que camina y se enriquece con nuevos pel-
daños más allá de pluriculturalidad, que es hasta donde llegan los
estudios y las explicaciones desde la interculturalidad.

El concepto del “perro del hortelano” acuñado y sustentado por


Alan García, para desconocer e ignorar nuestra condición de
ciudadanos peruanos, es la expresión más brutal y sincera del
pensamiento colonial y centralista del neoliberalismo, que des-
conoce nuestros derechos al territorio, agua, cerros, valles, identi-
dad, lengua, tradición; acusándonos de pobladores sin deberes y
conducta anacrónica, frente a la supuesta modernidad que ofer-
taba con sus privatizaciones de entonces.

Las poblaciones andinas y amazónicas tienen una raigambre co-


lectivista, comunal o participativa desde los inicios de nuestra
propia civilización; el individualismo o la secta no tendría nin-
guna capacidad de afrontar, los retos que impone el trabajo y la
transformación de la naturaleza, para sobrevivir y disfrutar de la
vida, en un territorio de grandes alturas y valles profundos. El
Qhapaq Ñan construido en miles de años, no es solamente un sis-
tema vial, es ante todo un sistema hídrico y productivo que arti-
cula a los pueblos andinos, amazónicos y costeros a partir de cada
una de su realidad geográfica.

Por supuesto que esta obra, no podía ser de un solo pueblo o


cultura, fue el resultado del aporte milenario de muchas nacio-
nes, territorios, tecnologías y generaciones, a quienes se les reco-
nocía sus derechos y respetaba su diversidad, como parte de su
expresión organizativa al interior del Tawantinsuyo, que hasta su
nombre la gráfica como la confederación de cuatro grandes regio-
nes. Esa realidad de entonces, incluso hasta ahora es debatida por
muchos historiadores que señalan que parte de la debilidad de los
Inkas, fue aceptar esa diversidad por cuya razón a la llegada de
los españoles, esas culturas terminaron por aliarse con los invaso-
res. Mientras que para unos la diversidad es debilidad, para
otros es fortaleza y oportunidad.

Este es nuestro origen que no ha podido ser mejorado y supe-


rado, en cambio existe una suplantación de un sistema alta-
mente centralizado y excluyente proveniente de la Colonia y es-
casamente modificada en la República; así por ejemplo en la
Guerra con Chile, mientras miles de comuneros, artesanos, estu-
diantes marcharon al sur a defender la Patria, Lima era el centro
de disputas y golpes palaciegos, mesa de negocios privados con
los propios chilenos, para finalmente terminar divididos y derro-
tados fruto de la traición corrupta de los gobernantes. Existe en-
tonces una distancia histórica entre las regiones y Lima.

Las escuelas públicas del siglo pasado y las alfabetizaciones, no


fue una extensión de políticas educativas del Estado Peruano;
fueron iniciativas de comunidades y ayllus que construyeron sus
locales y empezaron a exigir la presencia de maestros. En la dé-
cada del sesenta las carreteras no nacieron de la articulación vial
desde la capital, fueron igualmente construcciones a través de fae-
nas y trabajo comunal; por los setenta y noventa los puestos poli-
ciales y las emisoras radiales y televisivas, se hicieron con los
aportes de las poblaciones. Ni Estado ni inversión Privada.

Tal vez suene lejana las gestas de los Amaru, más cercanamente
la recuperación de las tierras cultivables y pastizales no fue un
regalo de Velasco Alvarado, sin regatear sus merecimientos;
tampoco la actuación sobresaliente de Hugo Blanco que llegó a La
Convención a última hora, ante una oleada campesina y comu-
nero que se inició apenas concluida la guerra con Chile y que duró
más de medio siglo en sublevaciones, insurrecciones, recupera-
ción de tierras, derrotas y avances como todo proceso social. En
este sentido, falta también escribir la historia social de los perua-
nos desde la vertiente comunera y campesina.

Para nuestras sociedades conquistar derechos, fue y es una per-


manente disputa con el poder central que representa los intere-
ses de un grupo económico; el canon gasífero por ejemplo por el
cual un 50% se redistribuye en toda la región Cusco y el otro 50%
se queda con el MEF, no fue un regalo o un presente de la moder-
nidad neoliberal, la arrancamos con huelgas y marchas. Las rega-
lías mineras no llegaron de la buena voluntad de los concesiona-
rios, fueron producto de intensas luchas y negociaciones; a pesar
de todo esto el Gobierno Nacional sigue fomentando la exonera-
ción, evasión y elusión de impuestos, que a diario ven pasar por
la puerta de sus casas los comuneros, en la forma de tracto camio-
nes que se llevan los minerales en millones de dólares, sin dejar
transferencia tecnológica, empleo, inversiones locales y servicios
básicos.
El turismo es una actividad económica altamente desarrollada
en el Sur del Perú, los circuitos turísticos más dinámicos provie-
nen de Argentina, Chile, Brasil y Bolivia y con pasajeros de Eu-
ropa y Asia porque es mucho más barato que llegar vía Lima.
Cientos de buses atraviesan Bolivia y Puno al Cusco; otros tantos
desde Chile y Argentina vía Tacna y Arequipa, así como desde
Brasil por Puerto Maldonado al Cusco; ese mercado es más diná-
mico, masivo y extensivo a quienes prestan servicios turísticos en
todas esas regiones. En cambio el otro paquete que viene de
EE.UU. Europa o Asia por la vía limeña, vienen empaquetados en
monopolio: línea aérea, hotel, carros y el tren, hasta los centros
artesanales funcionan dentro de los hoteles. Ese mercado o la
oferta de servicios turísticos del sur, entra en competencia con la
centralidad monopólica. En el Cusco cerca de 200 mil habitantes,
tienen alguna relación con el turismo masivo y transversal, vía
servicios profesionales, artesanales, movilidad, restaurantes, ba-
res, etc. ellos son los que más sufren con el secuestro monopólico
de Machupicchu, por los costos del hotel y el tren en manos de Ra-
fael Pardo Aliaga; tal vez por ello el voto del empresario apenas
llegó al 4% a en esta región, a pesar de la tremenda inversión pu-
blicitaria y movilidad propagandística, que hablaba de sus virtu-
des empresariales en el turismo.

Es natural por tanto que el voto de protesta y rebeldía, surja de


este clima de conflicto permanente; las regiones desconfían de
la representación y la burocracia política del centralismo, por
razones histórico-culturales y hechos fácticos como la corrupción
de los tiempos actuales, cuyo rostro más emblemático es el fuji-
morismo. La clase política y económica del país, no ha logrado
construir una hegemonía cultural y política en las sociedades di-
versas que componen el Perú; sin embargo el desencuentro desde
abajo y las regiones tampoco ha logrado elaborar una alternativa
a lo descontituyente de la crisis, esa es la tragedia irresuelta que
se expresa electoralmente en el voto de protesta. El Perú de todas
las sangres, es una agenda pendiente aún. Toledo y Humala que
cosecharon esos votos, no lograron articular el proyecto y sucum-
bieron a la subordinación de los perdedores. Pedro Castillo tiene
el reto de poner la voz de los contestatarios y ganar las elecciones,
a una derecha afiebrada y en guerra sucia.

LOS HUMORES Y VOTOS


DEL GRAN SUR
Es cierto que todavía no hay una identidad y personalidad del
Gran Sur, aun cuando hay una tendencia muy similar en sus res-
puestas, acciones y voluntades electorales; ni la derecha ni la iz-
quierda han trabajado por articular este espacio, como un espacio
geopolítico de contrapeso a la capital; diestra y siniestra tienen
también el pecado y práctica acentuada de centralismo y burocra-
cia.

Sus votos también son aluvionales como sus emociones: aupa-


ron a Belaunde en su retorno al gobierno en 1980, el mozallón
García encandiló en su primera ocasión del 85; fueron masivos los
votos también por el “chinito” Fujimori el 90, combativa sus ac-
ciones para deponerlo y recuperar la democracia en el nuevo si-
glo; Toledo fue beneficiario y sumó electores con su discurso rup-
turista; Humala dos veces engaño con su nacionalismo y amplio
sus votos el 2011; Verónika cosechó el humor del cambio el 2016,
pero administró limeñamente esos votos y no hizo nada por par-
ticipar en las elecciones regionales y municipales, que siempre son
el segundo tiempo de los partidos electorales nacionales.

En los últimos 20 años el Gran Sur, vota masivamente por las


propuestas del cambio y a cualquiera de sus temperaturas, sea
moderada, populista o radical; ese pulso se ha vuelto a confirmar
en esta primera vuelta, en el voto por Pedro Castillo; junto a las
razones culturales existen la fractura con el modelo y el centra-
lismo en el terreno económico y social.

Las batallas políticas y sociales más importantes en el país y en


el Gran Sur, en las últimas tres décadas contra el modelo econó-
mico, se focalizaron principalmente en las regiones; sin desco-
nocer las grandes movilizaciones de los jóvenes y la sociedad civil
de Lima, frente a al golpismo congresal dominado por el fujimo-
rismo y sus aliados.

Las regiones fueron uno de los bastiones, desde donde surgió la


Marcha de los Cuatro Suyos para la derrota y renuncia de Al-
berto Fujimori, posteriores jornadas enfrentaron procesos priva-
tistas de Toledo, Alan García, Humala y a las últimas gestiones.
Mientras Lima rechaza las formas políticas de administración y
gestión política, una mayoría sigue simpatizando con la política
económica; en las regiones y en particular en el Gran Sur los pro-
cesos políticos y económicos son concurrentes:

Fue en las regiones donde el desencanto con el fujimorismo,


empezó a surgir tempranamente; primero para rechazar los pro-
cesos de privatización corrupta de las empresas regionales públi-
cas como las generadoras eléctricas, el tren y aeropuertos, infraes-
tructura turística, entre otros. Existieron también movilizaciones
en defensa de los derechos humanos y el rechazo a la política re-
presiva, que se generalizaba al conjunto de la sociedad, bajo el
pretexto de la lucha contra el terrorismo.

Luego de la recuperación de la democracia y la transición demo-


crática paralizada o incompleta tras la derrota de la dictadura,
capturada por la OEA y los partidarios de la continuidad del mo-
delo, solo tuvo un avance reformista con la instauración de los
gobiernos regionales en el periodo de Alejandro Toledo; sin em-
bargo este avance no fue motivo para dejar de accionar frente a
nuevas medidas privatistas promovidas desde el gobierno nacio-
nal, como fueron los casos de la resistencia en Arequipa y Cusco
al intentar concesionar sus centrales y empresas eléctricas.

En el segundo gobierno de Alan García, los focos de tensión se


trasladaron a los pueblos amazónicos, cuyo caso emblemático
fue Bagua, que puso al desnudo la famosa política del “perro del
hortelano” por el cual se pretendía privatizar los recursos natura-
les y territoriales de las comunidades. Del mismo modo desde esa
fecha empiezan los conflictos por la defensa del agua, en las re-
giones como el Cusco, Arequipa, Puno, Moquegua y Tacna. Secar
los andes para favorecer proyectos agro exportadores de la costa,
era la prioridad del régimen y fue enfrentada en el sur peruano.

Con el gobierno de Humala, Cajamarca detonó la crisis de


Conga y cambió de color al nacionalismo hacia la derecha; Espi-
nar por la defensa del Agua en la Cuenca del Apurímac; La Con-
vención exigiendo la construcción del Gasoducto Gasífero para el
Macro Sur; así como el Aymarazo en Puno, fueron escenarios de
confrontación política y cuestionamiento a la prolongación del
modelo.
La crisis permanente tras la asunción de PPK, Vizcarra, Golpe
de Merino, transición con Sagasti, concentraron los focos en el
Gobierno Nacional, pero fundamentalmente la pandemia y la
crisis económica, han terminado por dinamitar la estabilidad y
gobernabilidad en el país y en las regiones. Con resultados in-
cierto en el actual proceso electoral.

Por otro lado las sociedades regionales y sus representaciones,


han mejorado su presencia nacional en el escenario político y
social; tienen agendas regionales más precisas y articuladas; los
gobiernos regionales, con todas sus limitaciones y corruptelas lo-
graron consolidar su institucionalidad como gobiernos interme-
dios frente al accionar mediocre e ineficiente de los ministerios y
el gobierno central; en muchos casos su capacidad de gestión e
inversión es mejor que el gobierno nacional.

Las plataformas financieras y económicas provenientes de las


regalías mineras y el canon gasífero, el desarrollo del turismo,
la construcción y la agricultura, abrieron oportunidades para la
consolidación del mercado regional y macro regional, originando
un importante sistema de redes de medianos y pequeños empre-
sarios.

Existe también ahora una tecnocracia y aparato profesional un


poco más experimentado y con creciente calidad académica; el
crecimiento profesional de los aparatos de los gobiernos regiona-
les y fundamentalmente municipios, es por ahora uno de los re-
ceptores principales de la oferta laboral de la clase media o tecno-
cracia; todos estos sectores se multiplican con cierta autonomía de
la tutela profesional del centro, aunque las burocracias ministeria-
les no entiendan, y pretendan todavía manejar las direcciones re-
gionales y municipales como un brazo extendido de su poder,
desconociendo la autonomía de los gobiernos regionales y muni-
cipales.
Estas tendencias económicas, políticas, sociales, profesionales,
no siempre se perciben desde el centro y los resultados electo-
rales no cuadran con los parámetros de nuestros especialistas.
Alguna vez un poeta dijo que Jr. de la Unión es Lima, Lima es el
Perú. Creo que ese ciclo está cerrado, aunque la señora Fujimori
anuncie recentralización, ahora las regiones son un nuevo rostro
de la realidad peruana, ese voto tiene rostro de profesor en el Ma-
cro Sur, más allá de que gane o pierda las elecciones nacionales.

LA DISPUTA DEL PODER DESDE


LAS REGIONES
La fragmentación de las candidaturas y partidos, no es un sinó-
nimo de estabilidad y madurez política de la democracia en el
Perú, por el contrario expresa crisis y lo que es peor una clara
falta de voluntad en resolver este desencuentro; era de esperarse
por tanto que los resultados expresaran un minimalismo, tanto así
que el ganador de la primera vuelta no pasó el 20% y mucho más
abajo la otra contendiente para el balotaje en la segunda vuelta.

En este caso, el artículo quiere dirigir su atención a los resulta-


dos y porcentajes electorales en el Gran Sur y en particular las
tendencias políticas que se encaminan en el Cusco, en la perspec-
tiva e influencia que tendrán en las elecciones regionales y muni-
cipales que se acercan en el calendario.

Es cierto que el endose electoral no funciona automáticamente


o es vertical, sin embargo la experiencia de los procesos electo-
rales de las últimas décadas, exige tener en cuenta esta realidad;
la mayoría de los gobernadores y alcaldes en la región, ganaron
sus elecciones bajo el influjo de las tendencias e influencia de las
campañas nacionales.

La recuperación de la democracia en 1980, con un Belaunde en el


gobierno nacional permitió la llegada de Willy Monzón un Al-
calde de AP; la irrupción de la Izquierda Unida permitió la pre-
sencia de Daniel Estrada en la Municipalidad del Cusco, así como
en las municipalidades de Puno, Arequipa, Apurímac, entre
otros. Años después fueron de izquierda también los gobiernos
regionales en: Cusco, Puno, Arequipa, Junín, Moquegua, Cerro de
Pasco, etc.

Con el voto aprista del 85, llegaron también alcaldes o aliados


como Carlos Chacón Galindo a las municipalidades; con la in-
fluencia fujimorista accedieron por los 90 Raúl Salizar Saico y Car-
los Valencia en el municipio; mientras que la dictadura cerraba la
primera experiencia de los gobiernos regionales.

Relanzada la descentralización, Carlos Cuaresma empató su paso


por el GORE con la llegada de Alejandro Toledo el 2001; Hugo
Gonzales y Jorge Acurio cosecharon el alza de Ollanta Humala en
dos campañas el primero con UPP el 2006 y luego con el Partido
Nacionalista el 2011.

Luego vino el 2015, un receso en la armonía nacional y regional;


en este caso Carlos Moscoso y su agrupación Kausachun auparon
a Edwin Licona en la Región, una retroalimentación regional y lo-
cal. Luego el 2019 vuelve AP con Jean Paul Benavente, bajo el in-
flujo del renacimiento de dicho partido en las congresales y nacio-
nales con la figura de Alfredo Barnechea.

LOS PRIMEROS RESULTADOS DEL 2021


EN EL MACRO SUR

En el Macro Sur, los votos presidenciales que consiguió Pedro


Castillo de Perú Libre y Vero Mendoza por JPP, fueron un re-
torno progresista y por otro una regresión relativa en la derecha
(votos de Hernando de Soto, Jorge Aliaga y Fujimori) : en Are-
quipa PC consiguió un poco más del 32% y VM casi 7%, mientras
que la derecha 31%; en Cusco PC 38% y VM 20%, por la derecha
14%; en Puno PC 47% y VM 5%, derecha 7%; Apurímac PC 53% y
VM 9%, derecha 13%; Moquegua PC 34% y VM 7%, derecha 20%;
Ayacucho PC 51% y VM 9%, derecha 14%; Madre de Dios PC 37%
y VM 6%, la derecha 23%, del mismo modo en las regiones del
centro son similares o parecidas las tendencias del sur, tanto en la
izquierda como en la derecha, con la excepciones de Lima.

Con la polarización de la campaña para la segunda vuelta,


subirán más significativamente los votos por Pedro Castillo, en
tanto Keiko Fujimori reconcentrará nuevamente la votación de
la derecha y extrema derecha; por lo menos eso es lo que afirman
las diversas encuestadoras, que tampoco pueden ocultar los re-
sultados en las regiones que son favorable a la balota de Perú Li-
bre, a pesar de la tremenda guerra sucia en marcha por parte de
los grupos corruptos del poder.

LAS REGIONES FRENTE AL NUEVO


GOBIERNO EN DISPUTA

Cualesquiera sean los resultados de la segunda vuelta, los espa-


cios regionales y populares, jugaran un rol importante en el
desenlace de la CRISIS DEL REGIMEN EN MARCHA, que está
redefiniendo la nueva correlación de fuerzas y la hegemonía.

En un primer escenario: si ganara Pedro Castillo, como espe-


ranza de millones de hombres y mujeres que buscan el cambio;
tendrá que enfrentar una brutal muralla reaccionaria, que se ha
configurado y reorganizado desde los poderes económicos, me-
diáticos, militares y policías, mayoría congresal, sector de la igle-
sia, así como de los gobiernos derechistas del continente que tiene
capturada la OEA.

Será un gobierno en CRISIS E INESTABILIDAD PERMA-


NENTE, que solo puede resistir incluso intentos de golpe mili-
tar o congresal, si basa su accionar articulado al movilización del
Poder Popular y en un conjunto de iniciativas. Tarea por otro
lado que no solo es responsabilidad del Gobierno si no sobre todo
de quienes tienen la conducción de las organizaciones sociales.

En otro escenario crítico: si volviera la mafia fujimorista al go-


bierno, estarían culminando el copamiento absoluto de los po-
deres del país, una clara RESTAURACIÓN AUTORITARIA
DEL REGIMEN, que controlará la economía, la política, los me-
dios, para ejercer la aplicación del modelo económico en crisis,
por la vía de la represión y liquidación de la oposición política y
social, como en los tiempos de Alberto Fujimori..

El fujimorismo es la máscara política de los grandes monopolios


corruptos, que buscan tener el poder ejecutivo a su mando, para
resolver su crisis económica, con los fondos y recursos del Es-
tado Peruano; estos anti estatistas de fachada quieren la captura
total del Estado, para succionar y robar los recursos de las reser-
vas internacionales, abrir nuevos préstamos en la banca mundial,
para destinarlos en el reflotamiento y reactivación de sus grandes
negocios; como ya empezaron a ejecutar con Vizcarra.
En este contexto, necesitamos fuerzas regionales y municipales
con sus gobiernos, con capacidad de respuesta y movilización
popular, en un caso para PRESIONAR EL CUMPLIMIENTO DEL
CAMBIO que formula Pedro Castillo, frente a cualquier vacila-
ción o debilidad ante los poderes fácticos y la ultraderecha; o por
otro lado como ESPACIO DE RESISTENCIA POPULAR a la ins-
tauración de un nuevo gobierno dictatorial.

De ahí que las elecciones regionales y municipales, serán un SE-


GUNDO TIEMPO O FRENTE DE LUCHA entre las fuerzas del
progreso y las fuerzas de la mafia corrupta. En cualquier asunto
una buena mayoría de gobiernos regionales, serán una fortaleza
para exigir y radicalizar el proceso de cambios con Pedro Castillo,
o caso contrario para enfrentar desde las regiones y municipios al
copamiento por parte del fujimorismo.

De tomar en cuenta los resultados de la primera vuelta, que son


los votos más comprometidos y escogidos entre tanta candida-
tura, existen las condiciones para que una adecuada coalición
electoral, pueda ganar las elecciones en las regiones y munici-
pios en el conjunto del país.

En articulación, construir y fortalecer los instrumentos del po-


der popular, examinar la capacidad movilizadora y operativa de
las fuerzas sociales es un asunto de estos tiempos. Deberíamos
aprender de Bolivia en que fueron las organizaciones populares
que rescataron la democracia, derrotando en las calles y en plena
pandemia a la dictadura cívico-militar, para luego ganar las elec-
ciones con Lucho Arce. En Ecuador las fuerzas de izquierda, en-
casillaron la lucha política a las elecciones, perdiendo en la se-
gunda vuelta a manos de la ultraderecha, en tanto que un sector
del movimiento indígena, encabezados por traidores inclinó su
accionar y sus votos para sus esclavistas.
Como se puede aprender de la experiencia internacional y de
nuestra experiencia, solo una inteligente articulación de movi-
miento popular y lucha electoral, puede permitir enfrentar ade-
cuadamente a esta nueva ofensiva de la derecha y ultraderecha;
por eso a veces resulta preocupante la conducta vacilante de al-
gunos dirigentes sociales, que miran la lucha de clases o la disputa
político desde el balcón, bajo el membrete de un discurso seudo
radical y oportunista. El Poder Popular se construye en disputa
permanente, en movilización y lucha, no en los papeles y comu-
nicados.

PREPARAR LAS ELECCIONES EN EL CUSCO

Los resultados electorales en el Cusco, son bastante similares a


las regiones andinas y amazónicas, tendientes al cambio del mo-
delo político y económico, vía movilización popular, electoral,
constitucional, entre otros.

Si sumamos los votos del cambio PL,JPP, FA llegamos muy


cerca del 60% de los electores, frente apenas un 14% del fujimo-
rismo político de Keiko, Soto y Pardo, mientras que existe un 15%
aproximadamente de lo que podríamos llamar el centro político
como AP y APP. Los números son claros en las simpatías políti-
cas.(Ver cuadro al final).

Teniendo esta plataforma electoral, no madurar y proyectar la


conquista y triunfo en las elecciones regionales y municipales
en el país y en particular en el Cusco, sería un acto de traición al
pueblo, y la confirmación de una miopía e ignorancia política de
graves consecuencias.

El Cusco debe convertirse en una experiencia con la iniciativa


política, para construir una COALICIÓN ELECTORAL, que es
una alianza modesta, concreta y precisa; las seudo teorías que
buscan la supuesta unidad programática, política, orgánica, no
han resistido a la práctica. La propia Izquierda Unida, en sus me-
jores tiempos fue ante todo una coalición o alianza electoral, parte
de sus crisis y agotamiento que no pudo dar el salto a un frente
político; fue porque cada uno de sus partidos mientras actuaba en
una forma en las elecciones, lo hacían de otra forma en los frentes
de masas o sociales, en una enconada disputa entre ellos, por con-
trolar sindicatos, estudiantes, etc. Por otro lado había y lo hay
hasta ahora, la sectaria posición de auto afirmarse en el “verda-
dero” partido revolucionario de vanguardia, cuya visión hace que
otras organizaciones de izquierda, sean apenas una especie de
compañía de segundo orden.

Los procesos cambian y maduran de otra forma y rápidamente;


los documentos de los diversos partidos de izquierda como el PC,
Patria Roja, PL, PS, NP, FA, todavía siguen enfocados en la coyun-
tura y no observan perspectivas regionales y sociales; varios de
estos partidos han perdido la inscripción del combi electoral y
otros con poca probabilidad de inscribirse; solo quedará PL con
dicha posibilidad, este grupo enfrascado en sus debilidades como
maneja las elecciones para esta segunda vuelta, hay pocas proba-
bilidades que puedan asumir otras tareas de orden social y regio-
nal.

Por otro lado existen movimientos regionales que de acuerdo a


la legislación electoral, podrán utilizar por última vez su ins-
cripción legal; para eso deben también cumplir un proceso rigu-
roso y engorroso de readecuación. Más allá de estas dificultades
tanto el Movimiento Autogobierno Ayllu y el Frente Inka Ama-
zónico son organizaciones progresistas en nuestra región, que con
altas y bajas tienen una presencia política y sobre todo legal.

Corresponde por tanto, avanzar a la constitución de una coali-


ción electoral de Perú Libre, JPP y sus partidos, Nuevo Perú, Au-
togobierno Ayllu y el FIA para encarar el proceso electoral que
viene, es importante anticiparse en la propuesta, considerando
que hay muchas dificultades, para cumplir con los requerimientos
legales para conformar listas regionales y municipales.

De esta coalición solo PL, Ayllu y el FIA pueden utilizar sus me-
canismos legales, para construir un frente regional electoral,
ellos también a pesar de su ficha legal, deben cumplir condiciones
orgánicas y dirigenciales, que es imposible que lo puedan hacer
en solitario. Como sabemos las nuevas normas, quieren desapa-
recer los movimientos regionales, por eso aprobaron sus medidas
reglamentarias que son una muralla tremenda insuperable.

Los primeros pasos en esta dimensión, debe ser la constitución


de una Comisión de Enlace de dichas organizaciones, para em-
pezar a trabajar a tiempo y conciencia un Programa Regional de
Gobierno, los mecanismos orgánicos para construir el Instru-
mento Político y Social que el proceso de transformaciones re-
quiere en el país, así como avanzar en la selección democrática de
los candidatos, que deberán pasar por elecciones primarias direc-
tas y universales como señalan las normas.

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