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Si visualizamos el desarrollo humano a través del tiempo y nos centramos en los hallazgos, y el

cómo se ha logrado, podemos darle el crédito a dos atributos clave, la curiosidad y la


inconformidad, rasgos que nos han permitido aprender de nuestro ecosistema y aprovechar
dicho conocimiento para así mejorar nuestro estado y sentar las bases de nuestro futuro. Al
principio, solo nos enfocábamos en observar y analizar todo a nuestro alrededor, todo era
sencillo…Sin embargo, a medida que evolucionamos y profundizamos cada vez más, nuestro
entorno se volvió más y más complejo, los objetos de estudio se encontraban lejos de nuestro
alcance o se comportaban de forma atípica por lo que fue necesario desarrollar metodologías
capaces de representar al objeto de estudio, sus características y comportamiento para
comprender con mayor claridad su funcionamiento.

Debido a ello, se intentó perfeccionar la forma de proceder lo mayor posible empezando por
pulir la forma en que se investigaba, pero no fue suficiente, por lo que el desarrollar un nuevo
método fue indispensable. Dando así origen al modelado y simulación, un proceso matemático
que cambió drásticamente la forma y esfuerzo que se necesitaba al investigar nuevos
fenómenos ya que, mediante algoritmos matemáticos es capaz de crear un modelo que
describe el comportamiento del sistema de estudio.

El emplear este proceso es crucial en el proceso de estudio e innovación de cualquier


sistema, ya sea de telecomunicaciones, del área agrícola o de cualquier otra índole ya que
mediante el modelado permite comprender a mayor profundidad la naturaleza y balance actual
de cualquier sistema, siendo su principal beneficio el permitir someter a prueba cualquier de
estos sin necesidad de que se vea afectado e incluso sin tener que estudiar directamente al
mismo ya que, al realizar una abstracción de él, es capaz de dejar de lado las limitaciones
físicas que puedan obstaculizar las pruebas y, por si fuera poco, es capaz reducir en gran medida
los gastos al permitir realizar una innumerable cantidad de cambios sin que esto represente
una alto coste, puesto que toda modificación o mejora se probara en el modelo hasta que se
considere lo suficientemente favorable para implementarlo al sistema real.

Ahora, si nos enfocamos en la ingeniería de sistemas, la cual se basa en el estudio, desarrollo y


optimización de sistemas, la presencia del modelado y simulación resulta es algo indispensable
ya que permite potenciar cada una de las acciones que se efectúen entorno a ello.

Por ello, cualquier ingeniero especializado en dicho campo debería ser capaz de conocer los
conceptos básicos respecto al modelado, de hecho sería lo ideal, puesto que esto le facilitaría la
identificación, estudio, resolución u optimización de cualquier cosa referente al sistema en el
cual se enfoque. Por ejemplo, si se estuviese estudiando una falla de telecomunicaciones y se
conociese el estado de cada nodo y la velocidad e intensidad en que circulan los datos a través
de las aristas que los interconectan, un ingeniero suficientemente capacitado sería capaz de
realizar un modelo del mismo que posteriormente se sometería a pruebas hasta solucionar la
falla sin necesidad de estar recorriendo la amplitud abarcada por el sistema a cada momento
para determinar los posibles cambios.

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