Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: una 109
propuesta desde Oaxaca
Charlynne Curiel
Y la culpa no era suya, ni dónde estaba, ni cómo vestía. A tres meses de la desaparición 133
de Mayela Álvarez
Séverine Durin
4 Boletín Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, A.C. / 2021
La pregunta antropo- propuesta culturalmente situada y contextual, con-
tribuimos a exponer parte del panorama diverso
lógica y las antropolo- de nuestro ejercicio profesional, en tiempos de en-
gías feministas cuentros, desencuentros, conflictos y consensos.
La coordinación de este número estuvo a
Mary Goldsmith y Monserrat Salas cargo de la recientemente conformada Comisión de
CAFyG – CEAS
Antropología Feminista y de Género (CAFyG), para
dar cumplimiento al objetivo de visibilizar y forta-
lecer la presencia de la antropología feminista y de
género en nuestro país y en el sur global, en el marco
L
de las actividades de nuestra asociación gremial. El
a antropología feminista se ha constituido
contenido se conformó a partir de una convocatoria
en un campo teórico y epistémico sólido;
abierta publicada a mediados del año 2020, destinada
ha contribuido de forma importante a la
a toda la comunidad antropológica, mediante la cual
explicación de los problemas sociales contemporá-
invitamos a nuestras/os colegas a escribir trabajos
neos, poniendo especial énfasis, con la mirada de
empíricos y/o teóricos que dieran cuenta de las inte-
la interseccionalidad, en los procesos que afectan
rrelaciones y contribuciones pluridireccionales entre
a las mujeres y a otros grupos sociales en contex-
la antropología y los movimientos feministas, los de-
tos de inequidad y desigualdad. Como subcampo
bates antropológicos actuales y las diversas formas de
disciplinario, ha delimitado temas de interés, ha
manifestación de la acción colectiva.
propuesto metodologías y ha contribuido a las
La respuesta a dicha convocatoria desbordó
discusiones epistemológicas y éticas en la formu-
en amplitud y variedad de respuestas, con textos
lación de lo que Esteban Krotz (1994) ha llamado
escritos en su totalidad en el marco de la pande-
la pregunta antropológica que ha orientado nues-
mia ocasionada por la Covid-19, reposicionando
tra disciplina desde sus inicios, la búsqueda por la
nuestra mirada profesional en los nuevos marcos
igualdad en la diferencia y la diferencia en la igual-
de confinamiento y distancia física, para dar conti-
dad, a partir de la categoría alteridad.
nuidad a las líneas de investigación y/o al activismo
Desde las antropologías feministas se abor-
comprometido. Las reflexiones de las autoras cuyos
dan los interrogantes con miradas distintas, se
escritos se recogen en este número, están inevita-
vislumbran problemas antes no reconocidos y se
blemente atravesadas por circunstancias laborales y
plantean nuevas preguntas, además de ofrecer res-
subjetivas, que han obligado a ineludibles procesos
puestas propias a las preguntas clásicas sobre la
para deconstruir, reformular y resignificar las pau-
otredad, la diferencia, cultura-naturaleza, la uni-
tas de comprensión disciplinaria de nuestras reali-
versalidad y la condición humana, las cuales, final-
dades. Como se observará, algunos de los artículos
mente, interpelan no sólo a la antropología, sino
son producto de procesos de indagación de largo
también a las ciencias sociales en su conjunto.
aliento, mientras que otros dan cuenta de primeras
En este Boletín del CEAS dedicado a las an-
aproximaciones a un problema de investigación o
tropologías feministas en México a través de una
L
foco de atención en quienes viven en los territorios,
as antropologías feministas en México tie-
y al mismo tiempo, ha cuestionado el esencialismo
nen una larga trayectoria que ha borda-
étnico y el etnocentrismo de los feminismos (Her-
do y desbordado distintos anudados, no
nández, 2001). Antropólogas indígenas, afrodes-
sólo en el ámbito académico, sino también en el
cendientes y disidentes sexuales han contribuido a
de las organizaciones civiles y el activismo político
transformar la disciplina con sus trabajos desde las
(Berrio, Castañeda, Goldsmith, Ruiz-Trejo, Salas
organizaciones comunitarias y los movimientos
y Valladares, 2020). Por eso, en este trabajo me
sociales más amplios, dando lugar a visiones más
pregunto: ¿cuáles son algunas de las prácticas de
complejas, a perspectivas menos homogeneizantes
pensamiento de la antropología feminista actual
sobre las comunidades, así como menos victimis-
en México? y ¿qué particularidades tienen los tra-
tas de las mujeres y de otros tipos de existencias.
bajos de las nuevas generaciones de antropólogas
Además, han desarrollado marcos teóricos alter-
en relación con la etnografía contemporánea?
nativos a los nor/estadounidense/eurocentrados
En este artículo retomo dos figuras de la an-
inclinados más a la reflexividad teórica colectiva a
tropología feminista (Ruiz-Trejo, 2016; 2020). La
partir de los cuerpos en los territorios.
primera figura está articulada con las epistemologías
y los movimientos por la defensa de la vida y de la
tierra, como fuerzas que sirven para analizar, com- El cuerpo-territorio como tema de estudio
prender y transformar el mundo antropocentrado
en la existencia humana. La segunda se relaciona En México, a partir de los años noventa (s. XX), la
con el pensamiento transfeminista en antropología, etnografía del “cuerpo-territorio” ha caracterizado
así como sus aportes para “construir y no destruir”. los trabajos antropológicos feministas decoloniales,
20
Y la culpa no era suya, ni dónde estaba, ni cómo vestía 21
22 Boletín Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, A.C. / 2021
Las mujeres como sujeto como una comunidad científica” (Wallerstein et al,
2007:41); se precisa, pues, un consenso que deter-
y objeto de conocimien- mina si el método de investigación que ocupa ese
to antropológico: más grupo es, en efecto, científico. En otras palabras, la
allá de la categoría gé- comunidad científica es quien reconoce y soporta
nero y más cerca de la el actual consenso científico dentro de un campo,
antropología feminista para ser más puntual, se legitima el “paradigma
científico vigente”, el cual se mantendrá vigente y
Melissa Fernández Chagoya resistirá al cambio hasta que se presente una verda-
Universidad del Claustro de Sor Juana dera evidencia sustancial y repetida que tenga el ar-
m.fernandezc@universidaddelclaustro.edu.mx
gumento suficiente para poder demandar y demos-
trar un cambio de paradigma o un nuevo enfoque.
Un paradigma es la concepción de un obje-
to de estudio, de una ciencia acompañada de un
conjunto de teorías sobre aspectos particulares de
Introducción: hacer comunidad ese objeto; ese contenido define los problemas, la
E
metodología y la forma de explicar los resultados
n términos generales, podemos defi- de la investigación (Kuhn, 1971). Thomas Kuhn
nir una comunidad científica como un define al paradigma científico como “realizacio-
conjunto de personas cuya formación y nes científicas universalmente reconocidas que,
ejercicio reflexivo las coloca y legitima como cien- durante cierto tiempo, proporcionan modelos de
tíficas, es decir, personas que construyen conoci- problemas y soluciones a una comunidad científi-
miento desde determinada postura epistemológica ca” (Kuhn, 1971:67). El autor señala la importancia
haciendo uso de diferentes marcos teóricos a fin de de los factores históricos y sociológicos en un pro-
explicar la realidad o los hechos sociales. Las co- ceso continuo y tal proceso se desarrolla en buena
munidades científicas se suelen subdividir en otras medida gracias al tránsito de un paradigma a otro
comunidades cuya competencia en determinados donde existe una suerte de reemplazo del anterior.
temas les genera experticia en tal o cual materia, Así, en cada momento, la investigación cien-
tal como tiene a bien indicarlo la Comisión Gul- tífica se desarrolla en torno a paradigmas acepta-
benkian para la reestructuración de las Ciencias dos que logran la aprobación de una comunidad
Sociales (Wallerstein et al. 2007). científica porque da respuesta a problemas que
El diálogo entre estas subcomunidades cien- otros paradigmas vigentes hasta ese momento no
tíficas se suele apreciar mediante la diseminación de lo hacían. Cuando en la vigencia de un paradigma
trabajos de investigación, artículos y conferencias empiezan a aparecer ciertas problemáticas que no
que se prestan a debate entre sus miembros exper- pueden ser explicados por el paradigma dominan-
tos en la materia, sin embargo, “no cualquier grupo te, se produce una revolución científica; esto se lo-
de personas sapientes de un tema es considerado gra porque el antiguo paradigma es reemplazado
10
Aludo a las disciplinas de la antropología en México, estas son:
antropología social, etnología, antropología física, lingüística,
9
Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales A.C. historia, etnohistoria y arqueología feministas.
E
de las mujeres indígenas en el contexto inicial de
scribo desde la ciudad de Florianópolis, la antropología feminista en México; posterior-
encerrada en casa y esperando regresar a mente, reflexiono acerca de la expansión del mo-
México después de que la pandemia de vimiento de mujeres indígenas y cómo este ha
Coronavirus haya pasado. Mientras los viajes con- influenciado en la autodenominación como femi-
tinúan suspendidos, evoco México recordando y nistas de algunas antropólogas y finalmente, cómo
releyendo las palabras de las antropólogas feminis- se puede generar una producción de conocimien-
tas mexicanas a quienes conocí y entrevisté para tos comprometida con demandas de estos movi-
desarrollar mi tesis de Maestría sobre la antropo- mientos sociales, para pensar en una Antropología
logía feminista mexicana . 2
por demanda (Segato, 2018).
En el presente artículo me propongo pre-
sentar parte de los resultados de esa tesis, particu-
larmente con respecto a la relación entre antropo- Las raíces de la antropología femi-
logía y movimientos sociales. La investigación se nista en México
llevó a cabo en la Ciudad de México y en Chiapas;
durante tres meses tuve oportunidad de realizar En México, las ideas feministas tienen sus antece-
dentes desde principios del siglo XX, aunque una
nueva ola comenzó a aparecer hacia fines de la dé-
1
Agradezco a Berenice Morales la adecuación y corrección idio- cada de 1960, constituyéndose de manera organiza-
mática de la primera versión de este artículo. La presente ver-
sión, es mi responsabilidad. da, ya como movimiento en la década de 1970, que
2
Este artículo es una adaptación del capítulo Antropólogas en se caracteriza por la aproximación de antropólogas
Movimiento(s), de mi tesis de maestría en Antropología Social
Percorrendo alguns caminhos da antropologia feminista mexica- con el feminismo en contacto con los movimientos
na, de la Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil, febrero
sociales de izquierda. En un momento histórico en
2020.
Antropólogas en movimiento(s): 35
relaciones que transforman la antropología feminista
el que el feminismo aún no estaba institucionaliza- subordinación, lo que ayudó a formar una gene-
do dentro de la academia mexicana, estas intelec- ración crítica y desafiante - características pre-
tuales fueron pioneras en la construcción del cam- sentes en las pioneras antropólogas feministas-.
po feminista dentro de la antropología. Ellas heredaron la rebelión juvenil de ese período
Ellas son reconocidas como las precursoras histórico, desarrollaron cuestionamientos a las
de la antropología feminista y creadoras de impor- normas establecidas y a la “condición de la mujer
tantes espacios importantes dentro de la academia en la sociedad”. En palabras de Marcela Lagarde:
para su producción intelectual. Cuatro son repre-
sentativas: Marta Lamas, Marcela Lagarde, Merce- Y fue un movimiento político, estudiantil y
popular. Todos los temas y dimensiones como la
des Olivera y Lourdes Arizpe (Castañeda Salgado, academia, la fuerza laboral de los trabajadores,
2012), quienes introdujeron la Antropología de la las libertades democráticas, fueron lo que definió
nuestro movimiento. Teníamos la idea de que
Mujer en México, de diferentes maneras y se ar-
nuestro movimiento era tan fuerte que íbamos
ticularon con las líneas teóricas de la disciplina. a sacar a los presos políticos de la cárcel, lo cual
Fragmentos de algunas de las entrevistas que reali- fue justo después de años. Pero este movimiento
marcó mi vida como todos los que lo han
cé con ellas, enriquecen el presente trabajo. vivido, porque fue reprimido por un gobierno
Como mencioné previamente, este período terriblemente autoritario y antidemocrático que,
en lugar de reconocer el movimiento estudiantil
estuvo marcado por una fuerte influencia de los
y dialogar con este movimiento, lo reprimió. Y
movimientos críticos y contestatarios de finales de para decirte que los tanques ocuparon la ciudad
los sesenta y los setenta, movimientos que jugaron universitaria y nuestras escuelas. (Marcela
Lagarde, entrevista realizada por Gabriela
un papel fundamental en los inicios de la antropo- Pedroni, Ciudad de México, 25 abril 2019)
logía feminista mexicana. En particular el movi-
miento estudiantil de 19683, el cual jugó un papel
crucial en el contexto político, social y académico Estas antropólogas se involucraron en las di-
en el que se insertaron; algunas de ellas se encontra- ferentes corrientes de los movimientos intelectua-
ban en proceso de formación académica cuando se les de ese período, y a su vez se formaron a través
involucraron directamente con el movimiento estu- de estos movimientos; el ideal socialista de la so-
diantil, lo que influyó en sus subjetividades y formas ciedad, el pensamiento marxista y el pensamiento
de relacionarse con los movimientos de izquierda. antropológico crítico del indigenismo influyeron
Para Eli Bartra (2002), el surgimiento del en sus formas de hacer antropología. Para Ana Lau
movimiento feminista en México tuvo como (2002), el feminismo mexicano fue el resultado de
antecedente directo al movimiento de 1968. La una ebullición de nuevas ideas entre las élites inte-
mayoría de las mujeres que participaron en este lectuales y de un crecimiento de la izquierda mexi-
movimiento social, percibieron su condición de cana, que favoreció la organización de sindicatos y
movimientos sociales con bagajes teóricos distin-
tos, que algunas veces llegaron a entrar en disputa.
3
El año de 1968 fue paradigmático para muchos países, siendo Dentro de la antropología, se conformó un
un año marcado por revueltas y reivindicaciones sociales. En
México, en particular, como un año de lucha del movimiento grupo de profesionales dedicados a la construcción
estudiantil.
Antropólogas en movimiento(s): 37
relaciones que transforman la antropología feminista
Mercedes Olivera menciona las dificultades Las aristas del Movimiento de Muje-
iniciales en la publicación de la teoría antropoló- res Indígenas
gica con una perspectiva feminista, sin embargo,
estas dificultades aún no han desaparecido por Las cuestiones indígenas siempre han resonado en
completo del campo académico, aunque se han la producción de la antropología mexicana, por
suavizado a través de los años con la expansión lo tanto, era de esperarse que se volvieran tópicos
del feminismo. Cabe destacar que a pesar de las para las antropólogas feministas. Como mencio-
dificultades para lograr la aprobación de las publi- né anteriormente, hubo pioneras en la discusión
caciones, la antropología feminista ganó espacios sobre las mujeres indígenas, incluso en la antro-
importantes y planteó preguntas sobre la forma de pología crítica.6 Sin embargo, es hasta la década
producir conocimiento. de 1990 que las mujeres indígenas se convierten
La producción de conocimiento antropo- en uno de los principales ejes de la discusión de la
lógico socialmente comprometido, ejemplifica- antropología feminista.
da por la trayectoria de Mercedes Olivera, se ha En este sentido, considero importante re-
dado en diálogo con los movimientos sociales. flexionar en torno a la influencia del movimiento
A través de los años ha crecido y ha ampliado indígena (en particular de las mujeres que parti-
sus horizontes temáticos: la violencia de géne- cipan en él), sobre algunas antropólogas, consi-
ro, la reproducción, la maternidad, el aborto, el derando que algunas de ellas ya se consideraban
acceso de las mujeres al poder, las opresiones feministas. Entiendo que es imposible profundi-
especificas experimentadas por mujeres de di- zar en este artículo sobre el movimiento indígena
versos grupos sociales. mexicano y todos sus matices, así como sobre la
Actualmente, la antropología feminista importancia que tiene el tema étnico en México;
mexicana se ha vinculado con los movimientos me remito aquí sobre todo al movimiento zapatis-
urbanos, campesinos e indígenas. A pesar de que ta y algunos movimientos con los cuales las antro-
en este artículo me enfocaré únicamente en la rela- pólogas entrevistadas han colaborado.
ción con los movimientos indígenas, es importan- Para hablar del feminismo indígena, es im-
te recalcar que las antropólogas feministas se han portante mencionar uno de sus referentes históri-
involucrado en diversos movimientos sociales, lo cos: el levantamiento zapatista, ya que constituye
que implica una actuación más allá de las universi- un hito muy importante para el movimiento in-
dades y de la propia disciplina. Se argumenta aquí dígena en México, por el eco y alcance a nivel na-
que este activismo académico ha modificado las cional e internacional. Este movimiento armado
subjetividades de estas antropólogas y su forma de surgió en Chiapas y se hizo visible con la toma de
producir conocimiento.
6
Ver Martha Judith Sánchez y Mary Goldsmith, “Reflexiones
sobre la identidad étnica y génerica y de género. Estudios sobre
mujeres indígenas en México”, Revista Política y Cultura, 14:61-
88.
jeres campesinas en décadas anteriores, influyó al Entre 1994 y el momento actual ha habido
una infinidad de reuniones y discusiones
donde los pueblos indígenas han abordado
temas tales como: usos y hábitos, autonomía,
7
Considero importante destacar que la cuestión campesina y derechos de las mujeres, empoderamiento,
étnica en México no son dos dimensiones con fronteras bien de-
finidas, ya que antes de la década de 1990, en los movimientos derechos reproductivos, derechos de los
organizados del campo, la pauta giraba en torno del concepto de pueblos indígenas, equidad de género en ellos.
clase, pero que después, fue siendo incorporado el componen- (Espinosa Damián, 2009b: 20)
te étnico. Esto se traduce en que muchas campesinas pasaron a
reivindicar su identidad étnica, incorporando esa característica
para pensar sus situaciones, de modo que no son exactamen-
te dos vertientes totalmente distintas, sino que son entendidas Como resultado, se puso sobre la mesa la
como movimientos que se intersectan en muchos momentos.
8
Utilizo el concepto de feminismo popular descrito por Espi- doble problemática de las mujeres indígenas: la
nosa Damián (2009a), cuando teoriza sobre cuatro corrientes
de género y la de pertenencia étnica (Lau, 2002).
del feminismo mexicano: feminismo histórico, feminismo civil,
feminismo popular y feminismo indígena.
Antropólogas en movimiento(s): 39
relaciones que transforman la antropología feminista
Si dentro de los movimientos feministas apenas Vale la pena mencionar, que algunas antro-
aparecían los problemas étnicos, en los años pos- pólogas que investigan temas de mujeres indígenas
teriores al levantamiento del EZLN, las mujeres in- y rurales no se autodefinen como feministas al ini-
dígenas comenzaron a organizarse y reivindicarse cio de sus trayectorias; sus primeras investigaciones
como feministas, formando un movimiento que sobre las mujeres indígenas en las áreas rurales no
influye sobre las antropólogas mestizas-urbanas tenían como referencia teórica el feminismo. Son
que trabajan con ellas. académicas que producían conocimiento con un
Aída Hernández Castillo (2010) ha plantea- enfoque en las mujeres, pero sin haber teorizado a
do la existencia de un feminismo indígena mexica- partir de las perspectivas feministas, debido a que
no en el que las demandas procuran, por un lado, consideraban que estas no abarcaban cabalmente
unir sus voces al movimiento indígena nacional, las temáticas y situaciones que estaban investigan-
denunciando la opresión económica y el racismo do. Entiendo que las autodefiniciones feministas
hacia los pueblos indígenas y, por el otro, luchar devienen del giro teórico en el propio movimiento
en el interior de sus comunidades para cambiar feminista mexicano y las relaciones que diversas an-
aquellos elementos de la tradición que las opri- tropólogas establecieron con las mujeres indígenas.
men. Además, señala que las reivindicaciones de Es el caso de Verónica Rodríguez Cabrera
las mujeres indígenas traen una nueva conceptua- quien me ha contado que después del levantamien-
lización de qué es el feminismo, cuestionando las to zapatista, surgieron grupos indígenas con de-
generalizaciones sobre “La Mujer” que se habían mandas por proyectos, autonomías y la creación de
formulado desde el feminismo urbano. nuevas municipalidades. En este contexto, ella se in-
En este sentido, reflexiono sobre cómo la volucró en la impartición de talleres sobre derechos
interacción entre mujeres indígenas y antropólo- humanos, derechos indígenas, derechos de las mu-
gas urbanas, lo que puede llevar a estas últimas jeres, proyectos de salud, entre otras temáticas. Ve-
a reconsiderar sus esquemas, sus identidades, su rónica no se definía como feminista en esta época,
posicionamiento…como señalan algunas de las involucrándose con el feminismo después de cursar
narrativas de las sujetas con quien dialogué en su doctorado. Se puede apreciar esta transición en el
esta investigación. Esta relación me hizo reflexio- fragmento de la entrevista a continuación:
nar a partir de las respuestas a mi interpelación
respecto de ¿cuándo las antropólogas se han nom- Verónica: [en el doctorado] fue como poner más
énfasis en la etnografía [...] y me enredo más con
brado feministas?. Para responder a esa cuestión
los estudios pos-estructuralistas, donde empiezo a
algunas de las antropólogas entrevistadas enfa- agarrar más esta parte teórica feminista. Aunque
tizaron el surgimiento del feminismo indígena antes hablaba de derechos de las mujeres, no
tenía toda esta carga teórica que me ayudaba a
como un punto crucial para identificarse como entender de hecho lo que hacía.
feministas: la influencia de sus relaciones con los
Gabriela: Y cuando comenzó a trabajar con
movimientos de mujeres indígenas, de una forma mujeres, con liderazgos indígenas, ¿ya era
amplia, y el debate feminista indígena, de manera feminista?
más específica. Verónica: No sé si era feminista como tal, porque
Antropólogas en movimiento(s): 41
relaciones que transforman la antropología feminista
este texto la autora demuestra su relación con las Antropología por demanda
mujeres que hacen el movimiento indígena y que
han influido en su trayectoria como antropóloga.
La relación establecida a través del trabajo de cam-
po con los movimientos indígenas ha producido
Coincido con Millán al colocar al feminismo
indígena articulado con la crítica global que una forma particular de hacer antropología: La
el movimiento zapatista enarboló contra la Antropología por Demanda. Las primeras veces
modernidad capitalista y donde el componente
que escuché sobre esta forma de hacer antropolo-
femenino siempre fue visibilizado, e interpeló de
manera contundente a sectores de académicas gía, fue en las respuestas que daban las antropó-
y/o militantes feministas, convocándolas a logas feministas durante entrevistas elaboradas
repensar su propio quehacer como feministas,
su comprensión de la teoría, y sobre todo, del para esta investigación. Inicialmente supuse que
mundo y de las mujeres indígenas. (Valladares, se referían a un tipo de categoría nativa, pero fue
2019:195)
hasta que leí a la antropóloga feminista Rita Laura
Segato que encontré su conceptualización:
En este sentido, entiendo que las trayecto-
Así comienza mi camino de lo que llamé
rias de Laura Valladares y Verónica Rodríguez son
Antropología por Demanda, en cuya
ejemplos de cómo los planteamientos que vienen formulación la idea de demanda juega un doble
del movimiento de mujeres indígenas les ha trans- papel o doble sentido: el de responder a una
“demanda” como “solicitación” y, al hacerlo,
formado subjetivamente. La autodefinición pasó también entrar a participar activamente en
por un proceso de comprensión que atraviesa las un litigio reivindicativo o “demanda”, en el
diversas líneas teóricas del feminismo y con ello, sentido de “pleito” o “querella”. Por eso le añado
o endoso la idea de una antropología que
pudieron ubicarse dentro de una línea que trae responde las preguntas que provienen de los
postulados y formas de comprensión de la reali- intereses de aquellos que hasta ahora habían
sido sus “nativos”, sus “objetos de observación
dad que están en consonancia con sus intereses
y estudio” y, al ofrecer esas respuestas pasa
investigativos y personales, más allá de lo que se también a jugar un papel en sus reivindicaciones
denominan feminismos urbanos. y litigios. En una inversión del orden consabido,
sus interpelados en el proceso clásico de la
De esta manera, comienzan a adoptar su auto- investigación etnográfica se transforman así en
definición como feministas cuando la categoría femi- interpeladores, es decir, en la legítima clientela
patrocinadora del trabajo antropológico.
nista empieza a alargarse y a extenderse para incluir
Información, vocabulario y retóricas útiles para
a otras mujeres, otras luchas, otras agendas, otros te- sus litigios y reivindicaciones, ofrecidos a quienes
mas. En esta línea, me interesa enfatizar la influencia antes fueron nuestros “objetos” de estudios, dan
sentido a nuestro trabajo como trabajadores de
de este movimiento social en la subjetividad de las la palabra. La disponibilidad pasa a formar parte
investigadoras. Si, por un lado, trabajar con mujeres del método. (Segato, 2018:32-33)
indígenas genera un cambio de identidad para estas
antropólogas, por otro lado, produce una forma de
En este sentido, aunque ciertas potenciali-
producción de conocimiento dirigida a satisfacer las
dades son colocadas en la mesa por las antropó-
demandas del movimiento de mujeres indígenas.
logas, son las personas con quienes trabajan las
Antropólogas en movimiento(s): 43
relaciones que transforman la antropología feminista
la autora señala una proximidad entre el antropó- Indígenas. Y como siempre les digo a mis alumnas,
creo que la clave es permitirme quedarme en
logo y la “Otra”, que genera conocimiento crítico
mi lugar, decidir, que me digan lo que quieren.
y políticamente comprometido. La particularidad Por lo tanto, cuando pregunto ¿en qué soy
de estas antropologías es que el sujeto conocedor especialista?, no hago nada, trabajo con mujeres
indígenas, tengo un tema, tengo un objeto, tengo
no es extranjero en una sociedad colonizada, por un tema de investigación, sigo e investigo la
el contrario, es parte de la sociedad que estudia, situación de las mujeres indígenas en México y
América Latina (porque también ha viajado por
mientras que la “otra” forma parte de la nación de
Guatemala y otros países). Pero, profundizo en
la investigadora. De esta manera, los conocimien- los temas que las mujeres indígenas me piden
tos producidos por esas antropólogas son plausi- que profundice, así que ahora estoy en seguridad
alimentaria, imagínense.
bles de ser conocidos y criticados, dando pie a que
las mujeres que investiga, puedan disfrutar de los Gabriela: ¿Estás en algún tema?
Antropólogas en movimiento(s): 45
relaciones que transforman la antropología feminista
Consideraciones finales como mencioné, representan el quehacer antro-
pológico comprometido con el cambio social.
A través de este trabajo, pretendí comprender La antropología mexicana se constituyó
algunas características de la antropología femi- como un campo del saber que posibilita los deba-
nista mexicana, como antropología adjetivada tes feministas, tal vez porque sea una de las formas
que representa una forma de hacer antropología mejor acabadas del proyecto antropológico mexi-
distinta de la antropología en general, cuya mar- cano de compromiso explícito con las categoría de
ca central es la transformación de la sociedad, antropología por demanda. Finalmente, el ejemplo
principalmente el combate a las diferentes opre- de las antropólogas feministas mexicanas, consti-
siones sufridas por las mujeres. De este modo, tuye un importante modelo para las antropologías
entiendo que la antropología feminista mexica- latinoamericanas y, quizás, para las mundiales. La
na está formada por el entrelazamiento de estos incorporación del concepto de género como ele-
dos elementos: movimiento social y academia, mento central de análisis antropológico global, es
que retroalimentan esa forma del quehacer an- una evidencia más de que las teorías feministas ga-
tropológico comprometido, característica de la naron espacio en la disciplina.
producción antropológica latinoamericana.
Las antropólogas que se reconocen como
feministas tienen hoy un lugar importante en el Referencias
interior de la antropología mexicana, realizan
la articulación entre las cuestiones generales de Bartra, Eli (2002). Tres décadas de neofeminismo en
México. En: Bartra, Eli; Poncela, Anna
la disciplina con la teoría feminista, producien- M. Fernández; Lau, Ana. Feminismo en
do una antropología con “lentes de género”, y a México Ayer y Hoy. Ciudad de México:
Molinos de Viento.
partir de esa perspectiva crítica, han incorpora-
Berrio Palomo, Lina Rosa; Castañeda Salgado,
do las problemáticas de las mujeres dentro de la Martha Patrícia; Goldsmith Connelly,
agenda nacional de investigación antropológica. Mary; Ruiz-Trejo, Marisa; Salas Valen-
zuela, Monserrat; Valladares de la Cruz,
A su vez, trajeron el debate que produjeron otras Laura R. (coords.) (2019). Antropolo-
antropólogas a lo largo de los años, haciendo vi- gías Feministas en México: epistemolo-
gías, éticas, prácticas y miradas diversas.
sibles cuestiones que antes eran poco trabajadas. México: UNAM / UAM / Bonilla Arti-
Ellas representan, una manera de producir co- gas Editores
nocimiento que busca atender demandas sociales Bonetti, Alinne de Lima (2011). Antropologia fe-
minista: O que é esta antropologia ad-
del país, utilizan los instrumentos otorgados por jetivada? En: Bonneti, Alinne de Lima;
la antropología para pensar a las mujeres en la Souza, Ânglea Maria Freire de Lima.
Gênero, mulheres e feminismos. EDU-
sociedad mexicana y para proponer cambios. Sus FBA; NEIM.
elecciones de investigación atraviesan la vincu- Bonfil Batalla, Guillermo, Margarita Nolasco, Mer-
lación con esos movimientos, donde conocer al cedes Olivera, Arturo Warman y Enri-
que Valencia (1970) De eso que llaman
otro no es sólo un interés intelectual, sino tam- antropología mexicana. México, D.F.,
bién un interés político y social. De esta manera, Editorial Nuestro Tiempo.
Antropólogas en movimiento(s): 47
relaciones que transforman la antropología feminista
48 Boletín Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, A.C. / 2021
Activismo feminista en la resulta un ejemplo paradigmático de relaciones en
el proceso de la lucha por la exigencia que la uni-
UAM Iztapalapa, el len- versidad cumpla con sus obligaciones constitucio-
guaje de la resistencia nales e internacionales en materia de género. Fue
en la arena institucional una conjunción de actores con tensiones comple-
jas y conflictos interrelacionados, sobre todo por
relaciones de poder.
Ana Sofía Torres Pavón Esta forma de accionar político ha provo-
Universidad Autónoma Metropolitana- cado, asimismo, tensiones y conflictos internos
Iztapalapa
dentro de la colectividad feminista. Exigir que se
sofiatorresp93@gmail.com
formulen reglamentaciones y protocolos pudiera
parecer, desde algunas perspectivas, una medida
reformista y de poco alcance; lo cual nos ha lle-
E
que adoptamos para el trabajo feminista.
México, es necesario reconocer que nos en la UAM-I, reflexionando sobre las dificultades
desborda una situación de violencia contra las y obstáculos para la movilización, así como en las
mujeres que se manifiesta en todas las esferas re- propuestas y exigencias estudiantiles. En este senti-
reproducen relaciones de poder. Las instituciones las resistencias y luchas por derechos en relación
que cuentan con parte del presupuesto público del con los lenguajes dominantes de las instituciones?
Estado para su funcionamiento, como las univer- Para esto, abordaré la cuestión en los si-
sidades públicas, constituyen escenarios de alar- guientes apartados: primero haré una recapitula-
mantes casos de violencia de género. ción de cómo se relacionan el Estado y las prácticas
politana Unidad Iztapalapa (UAM-I) nos presen- transmisión ideológica, señalando cómo se insta-
tamos a la mesa de diálogo tripartita en la sala de lan las prácticas discriminatorias y patriarcales en
Consejo Académico de la unidad, para revisar y sus procesos institucionales; asimismo, considerar
ción a la violencia de género en la UAM Iztapala- factor que afecta a las movilizaciones políticas es-
pa (en adelante, el protocolo) que hemos exigido tudiantiles, especialmente las feministas, tomando
en colectividad durante al menos dos años. Esta como ejemplo el caso de la UAM-. Posteriormen-
mesa de diálogo, integrada por académicxs, traba- te, presentaré un esbozo de las denuncias por vio-
jadorxs administrativxs, autoridades y estudiantes lencias de género que se han producido, a la par
66
Y la culpa no era suya, ni dónde estaba, ni cómo vestía 67
68 Boletín Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, A.C. / 2021
¿Violencia sexual mas- De tal forma que aparte de una reflexión
acerca de la construcción de la masculinidad y sus
culina o la masculinidad posibles vínculos con la legitimación de la violen-
de la violencia?: cia, presentamos unos cuantos comentarios y diá-
La relación entre la logos breves escritos en respuesta a dos videos pu-
blicados en redes sociales virtuales, con el propósito
desigualdad de género de ilustrar lo señalado en la argumentación teórica.
y la violencia sexual Sin profundizar en la discusión respecto al papel de
estas redes en las interacciones sociales contempo-
Renata Islas Rojas ráneas, señalaremos simplemente que se trata de
Universidad Autónoma Metropolitana- espacios en los cuales potencialmente se construyen
Iztapalapa
y mantienen comunidades de referencia, mediante
renata.ir128@gmail.com
interacciones conversacionales e informales (Co-
rredor et al, 2011) las cuales contribuyen a la re-
presentación de los individuos en el espacio virtual
A manera de Introducción
(Boyd, 2010). Por ello, sostenemos que en dichos
L
comentarios, que constituyen discursos cotidianos,
a intención de este texto es realizar una re-
es posible observar algunas pautas de la articulación
flexión general acerca de la relación entre
la desigualdad de género y el ejercicio de entre la concepción del rol masculino y la legitima-
la violencia, incluyendo la sexual. Partiremos de ción de su vínculo con la violencia y la agresividad.
que la masculinidad, en tanto estructura de poder Antes de entrar de lleno al tema, resulta fun-
que genera jerarquías, se sustenta en dos pilares: el damental establecer una distinción que, aunque
rechazo de lo femenino y el ejercicio de la violen- pueda parecer irrelevante, es en extremo necesa-
cia y que, es en la violencia sexual, en donde pode- ria, ya que si bien el tema de este texto es la vio-
mos ver de forma paradigmática la relación entre lencia sexual, el foco no será puesto en la violencia
la masculinidad, el poder y la exclusión del «otro». sexual en tanto violencia ejercida sobre las muje-
Aún cuando el problema que inspira esta re- res sino, más bien, en la violencia sexual en tanto
flexión es la violencia sexual, el texto no considera violencia ejercida por hombres. Esta distinción es
un acercamiento etnográfico directo con sujetos relevante porque la violencia sexual no es ejercida
perpetradores; sin embargo, dado que se está par- sólo sobre mujeres cis1, sino sobre mujeres trans-
tiendo de que el acto de violación es una respuesta
género, travestis, niños, niñas, otros hombres e in-
-o prerrogativa- de la estructura de poder que es la
cluso otras especies.
masculinidad, así como que el mandato de mascu-
linidad es llevado a uno de sus extremos en el acto
de la violación, que se reproduce y reactualiza en 1
Recurro a este distintivo sin estar completamente de acuerdo
con su uso, sin embargo considero que puede ser útil para hacer
actos e ideas cotidianas e ‘inofensivas’, es que se ha referencia a las mujeres que son percibidas por los otros como
recurrido a un esbozo etnográfico menos ambicio- mujeres biológicas, es decir, son leídas como reales pues su cor-
poralidad y su expresión genérica concuerdan con las represen-
so, pero también esclarecedor. taciones sociales de la femineidad.
blemente por representar una contradicción al como rasgos inherentes, deseables y constitutivos
E
género, el menospre- n las últimas décadas, nuestra tarea como
cio y la cosificación se- feministas ha sido la constante visibiliza-
xual de las estudiantes ción de las múltiples violencias y relacio-
nes de subordinación que nuestro género atraviesa
médicas durante su for- en diferentes contextos. Este caminar, nos ha lle-
mación en un hospital vado a cuestionar lo incuestionable, y a nombrar
público aquello que carece de nombre.
En mi breve intento por cumplir dicho co-
Viaani Coral Mendoza López metido me he adentrado a analizar el mundo de la
CIESAS-Pacífico Sur violencia, el maltrato y la relación de dominación
antrop.1994@gmail.com como una experiencia compartida de mujeres em-
barazadas en instituciones de salud1, no obstante,
en búsqueda de la génesis de estas actitudes me he
4
Un médico interno está recién egresado de la universidad, no
cuenta aún con título ni cédula profesional; un médico residente
cuenta con título y cédula como médico general, y se encuen-
tra en formación para ser especialista. Un adscrito tiene título y
cédula tanto de medicina general como de especialista, es decir,
ya fue interno y residente.
Sobre la violencia de género, el menosprecio y la cosificación sexual de las estudiantes médicas 101
durante su formación en un hospital público
jerarquías marcando su territorio de conquista. (refiriéndose a que está conmigo, el interno en
Frente a este escenario, yo sentí la impotencia de ningún momento habla, ni ríe, ni voltea a verlos),
no poder decir nada, de no reclamar, por miedo entre los adscritos siguen riendo y bromeando,
a ser expulsada de mi espacio de observación y observándonos. Yo intento ignorar la situación,
pude comparar mi sentir, con el de una estudiante pero el interno se cohíbe.
interna, a la que también reclamar le resultaría
problemático porque se arriesgaría a un castigo Me acerco de nuevo al Dr. Josué (R4) y platico
o incluso pondría a riesgo su internado. (Diario con él, después de que el interno se va a realizar
de Campo, Coral Mendoza López, Oaxaca, una tarea, los doctores siguen ahí. Momentos
2018). después me encuentro en otra área, y los doctores
en complicidad me dicen al subir al elevador, en
Con esta experiencia doy cuenta cómo cier- camino a cenar, “vamos, la invitamos a pasar
una noche, vamos a un antro, aquí está muy
tas formas de acosar se reproducen y son parte del aburrido”. Ellos me siguen insistiendo, hasta que
proceso de formación del médico, como un sujeto ven mi semblante de enfado y se van riendo, y
burlándose. (Diario de Campo, Coral Mendoza
que accede a una permisividad creciente con su
López, Oaxaca, 2018).
progresiva ascensión en la jerarquía del hospital.
En otro momento, también viví la insistencia e in- Sin duda, este tipo de prácticas constituye
sinuación de dos médicos adscritos que, entre bur- una de las tantas modalidades de violencia de gé-
las y lenguaje de doble sentido, me incomodaron nero, las cuales, según Fernández:
al grado de evadirlos en las guardias subsecuentes:
...varían en su contexto, secuencia y aparición;
pueden ser reiteradas, simultáneas, combinadas,
Estaba recargada en la camilla, observando a los de diversas temporalidades; la más de las
internos que estaban haciendo la historia clínica veces sus manifestaciones son veladas, sutiles,
de pacientes que acababan de ingresar; al fondo, difíciles de identificar como violentas, aunque
desde la puerta me observaban dos adscritos: todas ellas generan malestar y de manera
el Dr. Ramón y el Dr. Juan, que hablaban entre reiterada terminan afectando el desempeño de
ellos y me miraban. las personas y produciendo daño, que puede ser
desde temporal hasta permanente e irreversible
El Dr. Josué (R4) platicaba conmigo mientras (Fernández, 2007:54).
estaba sentado en una camilla, relajado, mientras
los médicos frente a nosotros nos miraban y La autora genera una clasificación de violen-
se reían, yo escuchaba que comentaban entre
risas sobre mi: “mira a la antropóloga, hay
cias de género que se padecen en el contexto de la
que hacerle la historia clínica” entonces les formación hospitalaria, tales como acoso sexual,
dije en tono de broma, “¿cómo que la historia agresión verbal, agresión física, agresión psicoló-
clínica, doc...? hasta aquí estoy escuchando”.
Ellos me siguen mirando y se ríen, yo no sé en gica, gestos obscenos, discriminación, control del
ese momento lo que eso significa, entonces una tiempo por parte de otro-a, castigo, burlas y piro-
enfermera interrumpe a los adscritos (que son
pos obscenos, amenaza, maltrato, intimidación,
los adscritos de la noche) y llama a un interno
que está conmigo en ese momento y los doctores abuso, chantaje, exclusión y fatalmente la viola-
le gritan “¡interno!” y dicen “no, el interno está ción sexual que:
ocupadísimo” (refiriéndose a que está conmigo)
y me dicen “¿qué le está usted haciendo?” y yo
respondo, “no, nada doc”. El interno solo está Pensadas estas modalidades en contextos
sentado, y el doctor insiste “le hiciste una caricia institucionales como la educación, la salud
y se quedó, ahí está calientito y ahí se quedó” y otras instancias públicas o privadas,
terminan siendo, además de sostenidas por las
la mayoría del estudiantado no busca apoyo Vale la pena notar que el lenguaje para refe-
institucional por varias razones: miedo a la
rirse a los MIP es siempre masculino; no existe en
represalias de alguien que está en una posición
de poder, desconocimiento de reglamento, el lenguaje cotidiano del hospital la MIP mujer, lo
falta de tiempo, vergüenza, temor de que no cual la desvanece en un entorno profundamente
les crean, creencia de que el perpetrador tiene
derecho de agredirles, porque son “lo más masculinizado, tanto por MIP hombres, como MIP
bajo”, ideas de que no es posible desafiar a un mujeres. El MIP Daniel me dice, por ejemplo: “él es
superior, falta de confianza en las autoridades,
el que saca pendientes, no responde y trabaja mu-
y creencia de que estos comportamientos
son parte necesaria de la formación médica cho.” Justamente ese es el interno que se premia con
(Moreno et al, 2016:816). enseñanza en el servicio, el que ayuda a reducir la
carga de trabajo en el área, y el que obedece sin res-
Así, el internado no sólo es un proceso de ponder, tal como lo expresa también una de las MIP
Sobre la violencia de género, el menosprecio y la cosificación sexual de las estudiantes médicas 103
durante su formación en un hospital público
El lenguaje médico masculino, es una mane- poco de amistad de por medio, me reveló la exis-
ra -otra- de evidenciar la cosificación sexual de las tencia y uso de ciertas técnicas en la atención de las
estudiantes médicas. Dentro de este contexto insti- mujeres embarazadas; el “punto de la quinceañera”,
tucional, hay una tendencia general a nombrar en me explica, se realiza de forma frecuente y autóno-
masculino, como registré en una plática cotidiana ma por parte de los residentes, sin preguntarle o
de la guardia, el Dr. Samuel R1 (mentor de médi- consultarle a la usuaria a la que están atendiendo.
cos/as internas) me describía las diversas técnicas Argumenta que, cuando se trata de una mujer que
que se aprenden para operar, las cuales aparte de ya tuvo muchos hijos es entendible que:
su uso práctico, tienen uno figurado. Una técnica
creada por los médicos de rangos superiores es un “el tejido... se va haciendo delgado, entonces al
momento que tú haces una episiotomía puedes
punto de sutura que es utilizada para sorprender y hacer un canal vaginal más estrecho y eso para
llamar la atención de las médicas internas que los su pareja pues se vuelve quinceañera” y si hay
una variante cuando inicias tu episiotomía y
acompañan durante las cesáreas. Este punto fue
como continúas para que funcione esto, pero sí,
llamado por un adscrito “el punto atrapa-internas” se hace. Yo lo hago a veces, cuando son pacientes
porque, de acuerdo con relato del Dr. Samuel, el que tienen muchos bebés y digo, bueno “debes
tener algún premio por esto.” (Dr. Samuel R1,
médico se luce y exagera los movimientos del pun- Entrevista realizada por Coral Mendoza López,
to, haciéndolo parecer complicado, partiendo de la Oaxaca, 2017).
premisa de que consideran inexpertas e ingenuas a
las MIP cuando en realidad es solo un sencillo acto
La técnica implica simbólicamente volver el
técnico. La situación revela presunción y vanidad,
himen de la mujer a un estado casi “virgen” prin-
ya que ella, ante tal hecho, pregunta al residente
cipalmente para el disfrute sexual de la pareja mas-
si puede enseñarle a hacerlo, el médico responde
culina, técnica que se realiza en un ambiente de
que no, pero con la intención de ser perseguido
discreción y complicidad por parte de los médicos,
por ella, para que al final, la que resulte emboscada
sin informar a la mujer ni, mucho menos, pedirle
sea la interna. Esta situación es ejemplo de la des-
su consentimiento. Al respecto, podemos conside-
igualdad y la violencia de género que atraviesa el
rar que esta práctica reafirma la noción de la mujer
proceso de enseñanza de las médicas estudiantes,
como objeto sexual y de disfrute masculino, que la
al ser “sistemáticamente construidas como inferio-
“reducen a su cuerpo o partes de éste” (Sáenz, Va-
res (…) como objetos sexuados (antes que como
lor y Expósito, 2012: 41). También, nos permite
alumnas), como personas con minusvalía intelec-
reflexionar acerca de cómo los médicos –mayori-
tual por ser mujeres” (Castro, 2014:347).
tariamente hombres - naturalizan ciertas prácticas
Otro punto de sutura, denominado por el
intervencionistas, pasivizantes y objetivantes de las
personal médico masculino, como el “punto de la
mujeres pacientes, en el contexto hospitalario don-
quinceañera”, denota también la cosificación del
de no son consideradas como sujetos con agencia y
cuerpo de las mujeres usuarias, de manera simi-
poder de decisión, como sujetos de derechos.
lar que el de las estudiantes. Recuerdo que el Dr.
Samuel, después de un mes de conocerlo y con un
Sobre la violencia de género, el menosprecio y la cosificación sexual de las estudiantes médicas 105
durante su formación en un hospital público
Moreno-Tetlacuilo LM, Quezada-Yamamoto H,
Guevara-Ruiseñor ES, et al. (2016). Las
relaciones de género y el maltrato en las
escuelas de medicina: una agenda pen-
diente en México y el mundo. Gaceta
Médica de México.;152(6):812-818.
ONU (1993). Declaración sobre la eliminación de la
violencia contra la mujer. Aprobada
por la Asamblea General de la Orga-
nización de las naciones Unidas. Res-
olución 48/104 del 20 de diciembre
1993. Disponible en: https://genero.
congresocdmx.gob.mx/wp-content/up-
loads/2019/06/MJI_10.1.pdf
Pozzio, María (2014). El hecho de que sean más mu-
jeres, no garantiza nada: feminización y
experiencias de las mujeres en la gine-
cobstetricia en México”. Salud Colectiva
10(3), 325-337. Disponible en: http://
revistas.unla.edu.ar/saludcolectiva/ar-
ticle/view/396/415, consultado 28 de
octubre de 2019.
Saénz, Gemma, Valor-Segura, Inmaculada y Expósi-
to, Francisca (2012). ¿Empoderamiento
o Subyugación de la Mujer? Experien-
cias de Cosificación Sexual Interperson-
al. Psychosocial Intervention, 21(1),41-
51. Disponible en: https://www.redalyc.
org/pdf/1798/179824383004.pdf.
106
Y la culpa no era suya, ni dónde estaba, ni cómo vestía 107
108 Boletín Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, A.C. / 2021
Hacia una antropología mercado de trabajo remunerado formal e infor-
mal, tanto en la venta establecida de comida, como
feminista de la relación en la venta ambulante en el espacio público.
de las mujeres y las co- El objetivo del presente artículo es pre-
cinas: una propuesta sentar una serie de investigaciones recientes que
indagan en el papel de las mujeres rurales e in-
desde Oaxaca dígenas oaxaqueñas en la producción y provee-
duría de alimentos, como experiencias que pue-
Charlynne Curiel
Instituto de Investigaciones Sociológicas den enriquecer una antropología feminista de
Universidad Autónoma Benito Juárez de las cocinas y la alimentación. Estos estudios han
Oaxaca identificado que las relaciones de las mujeres y
curiel.iis.uabjo@gmail.com
las cocinas en Oaxaca se configuran frente a va-
rios fenómenos sociales entre los que destacan:
1) la crisis económica en el campo, la embestida
La mujer que cocina se desprende de una parte de sí, de la agroindustria, sus nocivos efectos en la sa-
y la comida es un producto de su cuerpo tanto para ella lud y las amenazas a la bio-diversidad alimenta-
como para los destinatarios. La mujer y la comida son ria, 2) la presencia de las mujeres en formas de
una unidad en la cosmovisión basada en que a partir de gobierno conocidas como sistemas normativos
la división sexual del trabajo, se le asigna a ella la elaboración internos y la vigencia de un intenso calendario
de alimentos y la acción de alimentar a los otros. ritual y festivo y 3) la incidencia de la jefatura fe-
menina en los hogares producto, sobre todo, de
Marcela Lagarde, 2015:292 la migración que aumenta sus responsabilidades
en la proveeduría a sus familias e incrementa sus
obligaciones con la comunidad.
Proponemos que este conjunto de trabajos
Introducción
ofrece pistas para transitar hacia una antropología
E
de las cocinas que las analice como espacios pro-
n los estudios recientes sobre alimenta-
pios de las mujeres (women’s spaces) y no como los
ción y comida con perspectiva de géne-
lugares históricamente asignados a ellas (women’s
ro las cocinas han sido analizadas como
place) (Abarca, 2006). En esta propuesta apostamos
espacios para indagar en las innovaciones mate-
por el análisis de las experiencias y vida cotidiana
riales, la reconfiguración de las identidades de las
de las mujeres en clave de trabajo reproductivo (La-
mujeres y las relaciones de género. Las labores rea-
garde, 2015; Federici, 2013), que además nos per-
lizadas en las cocinas son parte importante de la
mitan identificar las condiciones generalmente de
socialización y reproducción tanto de los roles de
desigualdad y discriminación que las mujeres en-
las mujeres al interior de la familia como de los
frentan al realizar las labores que garantizan la re-
recursos que las mujeres utilizan para ingresar al
producción de sus familias y de sus comunidades
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 109
una propuesta desde Oaxaca
recuperando lo que Counihan (2012) llama “la co- la cocina se organizan dependiendo de quienes
mida como voz”. formen parte del conglomerado familiar que ha-
La organización de este texto consiste en bite una casa.
la presentación de algunos entendimientos so- Las cocinas responden a la diversidad de
bre la cocina que han operado en el análisis de la contextos económicos y culturales. En unos es
cultura y la sociedad que hacemos en el siguiente únicamente el lugar para preparar alimentos y co-
apartado. Posteriormente realizamos una recons- mer, en otros es el centro de reunión y de realiza-
trucción de lo que han sido los estudios feminis- ción de otras labores; mientras que en la ciudad las
tas sobre la comida para rescatar los aportes que cocinas están integradas a las casas, tienen estufas
contribuyen a reflexionar las experiencias de Oa- –de gas o eléctricas- y se equipan con electrodo-
xaca, para después caracterizar de manera muy mésticos, en el campo aún se encuentran cocinas
general el contrastante ámbito alimentario oaxa- “de humo” –donde se mantienen el fogón, el meta-
queño entre cuyas tensiones transcurren las vidas te y los comales- que se ubican en el traspatio. Pero
cotidianas de las mujeres indígenas y rurales. En la cocina es más que ese sitio en donde se cocina y
el penúltimo apartado discutimos un cuerpo bi- come, o por lo menos lo es para la historia cultural
bliográfico compuesto por recientes investigacio- y la antropología.
nes realizadas en diferentes regiones del estado De Certeau (1999) señaló que la cocina es un
que aportan casos y experiencias situadas para el espacio en el cual los sujetos expresan sus deseos,
análisis de las cocinas y la alimentación con pers- preferencias y resistencias, es decir un ámbito que
pectiva de género. El último apartado recupera forja subjetividades. Además de ser el lugar donde
las reflexiones finales. se convierten los alimentos en comida como “una
de las fuentes de placer más perdurables”, la coci-
na es uno de “los mecanismos de sociabilidad más
potentes y regulares” (González, 1998: 245) y su
La cocina para el análisis de la socie-
estudio nos permite hacer inteligibles procesos de
dad y la cultura
cambio socio-culturales e innovaciones materiales.
Acorde con Lagarde (2015) todos los he-
Parece lugar común saber qué es la cocina: un
chos sociales y culturales son espacios de poder:
sitio de la casa destinado y equipado para guar-
las relaciones, instituciones, normas y concepcio-
dar, conservar, preparar y consumir alimentos.
nes tales como el trabajo y demás actividades vi-
Un lugar de uso cotidiano al que todo integrante
tales, la sabiduría, el conocimiento, el afecto, los
de una unidad doméstica asiste para realizar di-
sujetos y sus creaciones. Siendo entonces cocinar
ferentes acciones: cocinar, limpiar o comer. De-
una actividad vital y las cocinas un “hecho cultural
pendiendo del género, la edad y las capacidades,
de primer orden”, en este artículo las entendemos
la cocina es ocupada de manera diferenciada por
como tramas complejas de “duras pugnas entre lo
varones, mujeres, infantes, personas discapacita-
culto y lo natural, entre el deseo y la realidad, en-
das y adultas mayores, es decir las actividades de
tre el gusto y la necesidad” (González, 1998:245) y
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 111
una propuesta desde Oaxaca
mantiene, frente a transformaciones ideológicas y doméstico –actividades e instituciones- como
estructurales de la vida cotidiana, una continuidad lo que refiere a los grupos madre-hijo. Despoja-
“que refleja historia y que habla de la relación de la do de prestigio, valor o posibilidad de ejercicio
sociedad con el medio ambiente” (Christie, 2002: de poder, lo doméstico no era considerado en la
22). Además de la preparación de alimentos, coci- constitución de lo público –por lo tanto mascu-
nar implica “una larga cadena de actividades que lino, visible, predominante, universal- (Rosaldo,
inicia con las labores del campo y culmina con la 1974). Lo público/privado se convirtió en un mo-
ingesta de los alimentos” (Arana, 2012:40) que es delo para analizar la desigualdad genérica, que se
vital2 para garantizar la reproducción de los seres adoptó en los estudios sobre las mujeres, las co-
humanos y las culturas alimentarias. cinas y las actividades culinarias (McLean, 2013).
Más adelante se reconoció el hecho pan-cul-
tural de la responsabilidad que las mujeres han
tenido en la reproducción: desde la lactancia, la
Los estudios feministas sobre la co- procuración de alimentos, su preparación y distri-
mida y la alimentación: de la cocina bución hasta la transmisión de comportamientos
como espacio opresor a “la comida alimentarios, creación y enseñanza de prácticas
como voz” de las mujeres y hábitos sobre la producción, el abastecimiento
y la preparación de alimentos. Esto inspiró una
En sus inicios en Estados Unidos, los feminist food reflexión sobre “la comida como una forma en la
studies partieron de la crítica a la sociedad occi- que las mujeres han sostenido y celebrado históri-
dental patriarcal que definía a las mujeres por su camente la vida” (Haber en McLean, 2013), por lo
rol en la familia como cuidadora y proveedora que su papel como proveedoras de comida y cui-
de comida. Hacia finales de 1970 se acercaron a dadoras de las provisiones alimentarias de la uni-
analizar los desórdenes alimentarios de las mu- dad doméstica se analizó como una posibilidad
jeres como un síntoma de sus constreñimientos para dotarlas de poder.
culturales, pero sobre todo para analizar las opre- No obstante, se reconoció en la cocina
siones que les representaba el espacio de la cocina una “navaja de doble filo” que operaba como un
(McLean, 2013). mecanismo que condena a las mujeres a la casa,
Era la época de la naciente antropología pero las habilitaba para cruzar la frontera de lo
feminista que discutía –entre otras cuestiones- reproductivo-productivo y usar el conocimiento
las categorías doméstico y público para explicar de la cocina doméstica para alcanzar cierto tipo
cómo ocurría, según el sexo, la asignación de de poder social y económico e influir en la arena
actividades, espacios y roles, caracterizando lo política-pública. Se concluyó que el confinamien-
to histórico de las mujeres a espacios y opciones
2
Con vital entendemos lo que “concierne a, o es relativa de la restringidas –como las cocinas- también les había
vida (en su totalidad), porque remite a la forma de vida de las
mujeres en el sentido de la manera de estar; de existir, o de ha-
dotado de canales para establecer fuertes lazos y
llarse en, como situación, condición o modo de ser” (Alonso, vínculos entre ellas. Su obligación de cocinar y
citada en Lagarde, 2015: 150).
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 113
una propuesta desde Oaxaca
atenta a las experiencias y conocimientos que las incrementa la presencia de las mujeres en asuntos
mujeres tengan en relación sobre la comida y la de interés comunitario, también aumenta su inver-
alimentación e identifica su efecto en la produc- sión de tiempo y energía vital para mantener la or-
ción de subjetividades. ganización de los cargos y el trabajo en las cocinas
de fiestas religiosas, rituales familiares y políticos,
tequios o guezas (A. Gil, 2019; Curiel, 2019). Si
El ámbito alimentario en Oaxaca: analizáramos la organización social y comunitaria
esbozo del contexto como pirámide tendríamos al varón en su vértice
superior y a la mujer soportando “el peso de la ex-
En Oaxaca el 30% de la población pertenece a uno tensa y sometida base, la del discurrir cotidiano,
de los 18 grupos indígenas que habitan en zonas junto al anónimo fogón” (González, 1999: 252).
rurales y peri-urbanas del estado. Desde finales de Se suman a estas labores las que competen
los años 1960, la penetración en estas regiones del a la elaboración de artesanías para el mercado lo-
capitalismo y otros procesos de modernización cal (dependiendo de la región nos referimos a ar-
han profundizado la desigualdad y la margina- tículos de barro –negro o rojo-, de palma tejida a
ción de sus poblaciones, teniendo como una de mano o de lana en telar –para tapetes o cobijas-,
sus consecuencias el abandono de las actividades máscaras para danzas, alebrijes para decoración o
productivas en el campo –sobre todo por parte de coleccionismo, etc.); así, las mujeres en estas co-
los varones y la población más joven- vía la mi- munidades no cumplen una doble sino una múlti-
gración. El acceso a nuevos bienes de consumo ple jornada laboral (Lagarde, 2015).
–como los productos comestibles industrializa- Con el apogeo del mercado gastronómico en
dos- y a programas sociales asistencialistas a partir la capital oaxaqueña, no es excepcional encontrar
de la década de los años noventa ha impactado las productoras recolectando quelites o produciendo
dietas y hábitos alimentarios de estas poblaciones jitomates y chiles de distintas variedades que se
(Gracia, 2013). Acorde con la ENSANUT (2017) incluyen en menús de chefs que buscan satisfacer
Oaxaca es una de las entidades federativas con ma- el consumo en famosos y reconocidos restauran-
yor inseguridad alimentaria en el país concentrada tes, mientras ellas y sus familias sustituyen estos y
en el medio rural. otros alimentos endémicos con productos indus-
Estas circunstancias afectan las vidas coti- trializados. Los efectos negativos de este inequita-
dianas de las mujeres que cada vez tienen más obli- tivo intercambio para las dietas rurales e indígenas
gaciones y responsabilidades como jefas de familia ha sido tema de varias investigaciones, reportajes
y enfrentan todo tipo de situaciones precarias para e informes que aclaran el desolador panorama ali-
sobrevivir. Aunado a esto la presencia estatal les mentario en el que viven miles de familias muy
demanda inversión de trabajo en comités de dis- alejadas de ejercer algo cercano a la soberanía ali-
tintos tipos (escolares, proyectos productivos, clí- mentaria (Dèmol y Monserrat-Mas, 2013) o al de-
nica de salud). Mientras que en los municipios or- recho a la alimentación adecuada.
ganizados por los sistemas normativos internos se
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 115
una propuesta desde Oaxaca
en los ámbitos rurales (Vizcarra, 2005) o las re- alimentarias y culinarias que las mujeres introdu-
acciones de las mujeres ante la crisis productiva cen, mantienen e innovan mientras abren espacios
en el campo y los efectos en el cambio de dietas de maniobra politizando sus actividades y los es-
con la llegada de los productos industrializados pacios feminizados y lograr así ciertas agencias y
(Gracia, 2013). cuestionamientos a la opresión y la subordinación
En Oaxaca, a pesar de la importancia que que históricamente han experimentado.
estos fenómenos tienen en las vidas de las muje- Sobre esto versan algunas de las recientes
res rurales e indígenas, por varios lustros cuando investigaciones realizadas con perspectiva de gé-
se quiso indagar en su ejercicio de agencia y pro- nero en Oaxaca que analizan las actividades de
ducción de subjetividad el interés mayor derivó en producción y proveeduría de alimentos en clave
estudios sobre su participación política en los ám- de trabajo reproductivo, así como los contextos en
bitos público-comunitarios como las asambleas, las que se desarrollan, registrando las experiencias,
organizaciones sociales o los partidos políticos en conocimientos y prácticas que las mujeres tienen y
comunidades rurales e indígenas (Dalton, 2005; resguardan sobre la milpa, las comidas rituales y
Curiel, 2015). las dietas locales.
En el estado existe una historia de la orga- En los últimos años un énfasis especial se
nización de las mujeres en procesos de moviliza- ha puesto en el papel fundamental que tienen las
ción campesina y de reivindicación étnica que in- mujeres campesinas en la preservación de dietas,
cluyen exigencias al reconocimiento de derechos semillas y formas de producir alimentos amena-
y al aporte que realizan a sus pueblos y comuni- zadas por la migración, la falta de incentivos para
dades. Con esto han hecho visible la relevancia de el campo y la embestida de la agroindustria (Viz-
su trabajo en las fiestas comunitarias, los eventos carra, 2018). En coincidencia, investigaciones re-
políticos y los rituales familiares, es decir, en la or- cientes en Oaxaca han problematizado el vínculo
ganización de lo público-comunitario a través de entre las mujeres y el maíz. Al incorporar la pers-
prácticas que históricamente les han sido asigna- pectiva de género dan cuenta –por ejemplo- de las
das como cocinar (A. Gil, 2019; Curiel, 2019). actividades diferenciadas entre hombres y mujeres
Proponemos que para acercarnos a “la comi- triquis implicadas en reproducir anualmente el
da como voz” de las mujeres en Oaxaca debemos sistema milpa, las arduas labores y conocimiento
sumar una tercera posición a las dos que Moore en el manejo y selección de semillas (Martínez et
(2009) identificó hace algunos lustros: la que ob- al. 2018), de los elementos socio-culturales y eta-
serva que si bien el capitalismo y la presencia es- pas implicadas en la elaboración de la tortilla arte-
tatal han reproducido los órdenes patriarcales que sanal hecha por mujeres de Tlaxiaco en la mixteca
infravaloran el trabajo de las mujeres, algunos de alta (Ortega et al. 2018), de la milpa como un ri-
sus efectos han sido que las mujeres interroguen zoma que da continuidad a la cultura y economía
sus condiciones y hagan intentos por modificar sus locales en Juchitán (Rodríguez y Diego, 2018) y de
desventajosas condiciones. Ante estas circunstan- los ejercicios de agencia de las mujeres de Santo
cias surge un interés por indagar en las prácticas Tomás Mazaltepec, Etla que producen y venden
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 117
una propuesta desde Oaxaca
y soportando los momentos de crisis en que la efectivamente no ha llevado el plato; y llevar
venta es más dura y deben incluso financiar, el plato hace referencia al campo semántico de
otorgando facilidades de pago, a los/las los cargos comunitarios y de los procesos de
trabajadores por algún tiempo. (Rodríguez y aprendizaje no sólo reducidos a la comisión de
Diego, 2018:198) festejo que de hecho, es el lugar por excelencia
y literal donde se llevan y cargan los platos de
comida para atender a las personas invitadas…
Esta misma práctica igualmente se ha do- (Vargas, 2016, p. 9)
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 119
una propuesta desde Oaxaca
muestran que “las personas a través de la cocina se las mujeres con las cocinas y la alimentación.
significan comunalmente y con ello se reinstala el Las antropólogas que hemos trabajado con
‘poder’ de quien da de comer, de quien nutre. Es el mujeres sabemos que hazañas exitosas de cons-
trabajo en común que hace el vínculo afectivo co- trucción de rapport durante el trabajo de campo
mún: la comunidad” (Salazar, 2019:126). han pasado por incorporarnos a los menesteres de
La revisión a esta bibliografía reciente nos las cocinas para compartir actividades y acompa-
acerca a las experiencias de las mujeres y sus coci- ñarlas a los distintos sitios en donde tienen lugar
nas que trascienden el entendimiento de la cocina las labores de preparar comida (Curiel, 2002) y se
como espacio físico o funcional, amplían la mira- sostienen las “charlas culinarias” (Abarca, 2006)
da hacia sus dimensiones íntimas y de expresión que tanto dicen sobre sus maneras de sentirse, ser
comunitaria que, politizadas, cuestionan la dico- y construirse como mujeres.
tomía público/privado pero también la “navaja de Como una forma de “estar” con ellas, la an-
doble filo” que las cocinas implican al representar tropología feminista interesada en la cocina como
para las mujeres –parafraseando a Weismantel- espacio, práctica y conocimiento de las mujeres
tanto actividades sin prestigio como labores que puede dar cuenta de las condiciones socio-econó-
les proveen orgullo personal. Además, estas in- micas, culturales, políticas y ambientales que en-
vestigaciones, ubican a las cocinas como legítimos frentan para mantener dietas locales y bio-diver-
ámbitos y procesos de observación etnográfica sidad alimentaria. Igualmente explica las maneras
para problematizar las relaciones bio-culturales cómo las actividades que se desarrollan en las
entre espacios, sujetos, objetos y actividades. cocinas participan en la construcción de sus sub-
jetividades. En un estado como Oaxaca con una
importante bio-diversidad alimentaria y culinaria
depositada en las manos y el sazón de las muje-
Anotaciones finales: Hacia una an- res, sugerimos importante recuperar la propuesta
tropología feminista de las cocinas de analizar “la comida como voz” como un canal
de comunicación y expresión de las mujeres para
Acorde con Lagarde (2015) una antropología fe- identificar la relevancia de las cocinas, los queha-
minista se caracteriza por la forma de “estar con las ceres que ahí se realizan y de los roles histórica-
mujeres”, es decir por una aproximación particular mente asignados como proveedoras, productoras
“para analizar sus vidas” y compartir con ellas ac- y consumidoras de alimentos para identificar lo
tividades, “acompañarse y participar con las mu- que se incorpora, mantiene e innova en el ámbito
jeres en sus quehaceres, en sus actividades espe- alimentario a partir de su trabajo, cómo abona este
cíficas, en sus rituales, en situaciones de conflicto a la producción de sus subjetividades y las condi-
o de gozo…” (:73). Consideramos la propuesta de ciones particulares de pueblos y comunidades que
la “estancia con las mujeres” adecuada y útil para afectan a las cocinas como espacios y procesos.
recuperar “la comida como voz” y analizar los di- Ante la crisis de inseguridad alimentaria que
versos procesos que caracterizan las relaciones de se vive en gran parte del estado y su contrastante
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 121
una propuesta desde Oaxaca
de Maestría. Centro de Investigaciones Gutiérrez Lucio, Diana Vianey (2020) Mujeres, tor-
y Estudios en Antropología Social. tillas y trabajo. Paradojas de la produc-
ción de tortillas en Santo Tomás Mazal-
Dalton, Margarita (2005) La Participación Política
tepec, Etla, Oaxaca. Tesis de Maestría.
de las Mujeres en los Municipios lla-
Centro de Investigaciones y Estudios en
mados de Usos y Costumbres. En Diez
Antropología Social.
voces a diez años: Reflexiones sobre los
usos y costumbres a diez años del recono- Hryciuk, Renata E. (2019) La Alquimista de los Sa-
cimiento legal. Oaxaca, México: EDU- bores: Gastronomic heritage, gender
CA A.C. and the tourinst imaginary in Mexico.
Revista del CESLA, International Latin
De Certeau, Michel (1999) La invención de lo coti-
America Studies Review, (24), 75-100
diano 2: Habitar, cocinar, México Uni-
versidad Iberoamericana/Instituto Tec- Jaramillo Navarro, Diego Emiliano (2019) De Chile
nológico y de Estudios Superiores de y Mole. Lógicas de participación y exclu-
Occidente sión en el campo de políticas del turismo
gastronómico en Oaxaca. Tesis de Li-
Demol, Cèline y Monserrat-Mas, María Antonia
cenciatura. El Colegio de México.
(2013) Consumir lo lejano. La pérdida
de la soberanía alimentaria en Oaxaca. Lagarde, Marcela (2015) Los cautiverios de las muje-
En Mabel Gracia Arnaiz y Sara Pérez res. Madresposas, monjas, putas, presas
Gil-Romo (eds.), Mujeres (in)visibles: y locas (2ª edición). México: Siglo XXI.
género, alimentación y salud en comuni-
McLean, Alice (2012) The intersection of gender and
dades rurales de Oaxaca. España, Publi-
food studies. En Ken Albala (ed.), Rout-
caciones URV, 41-78
ledge International Handbook of Food
Ensanut (2017) Encuesta Nacional de Salud y Nutri- Studies. Londres: Routledge: 266-280
ción, México: Instituto Nacional de Es-
Moore, Henrietta L. (2009) Antropología y feminis-
tadística Geografía e Informática.
mo, España: Ediciones Cátedra.
Federici, Silvia (2013) Revolución en punto cero. Tra-
Rodríguez Cabrera, Verónica y Roberto Diego Quin-
bajo doméstico, reproducción y lucha fe-
tana (2018) Cuerpos, saberes y sabo-
minista, Madrid, Traficantes de Sueños.
res del maíz en el Istmo de Tehuante-
Giard, Luce (1999) Segunda parte. Hacer de comer. pec. En Vizcarra Bordi, Ivonne (coord.)
En Michel De Certeau, La invención de Volteando la tortilla. Género y maíz en
lo cotidiano 2: Habitar, cocinar. México, la alimentación actual de México. Mé-
Universidad Iberoamericana /Instituto xico, Universidad Autónoma del Esta-
Tecnológico y de Estudios Superiores do de México/ CONACYT/Juan Pablos
de Occidente, 151-174 Editores,181-201.
Gracia Arnaiz, Mabel (2013) Vendiendo comidas, Rosaldo, Michelle (1974. Women, Culture and So-
comprando en abarrotes: Cocinas, ciety: a theoretical overview. En Ro-
mercados e identidades en Oaxaca. En saldo Zimbalist, Michelle y Louise
Mabel Gracia Arnaiz y Sara Pérez Gil- Lamphere (eds.) Women, Culture and
-Romo (eds.), Mujeres (in)visibles: géne- Society. Stanford: Stanford University
ro, alimentación y salud en comunidades Press, 17-42.
rurales de Oaxaca. España, Publicacio-
Salazar Zarco, Ana Lilia (2019) El trabajo de las mu-
nes URV, 79-108
jeres en el espacio íntimo/doméstico en el
González Turmo, Isabel (1999) La dimensión so- bajo mixe en Oaxaca, México. Una lectu-
cial de las cocinas desde la Antropo- ra desde la teoría crítica latinoamericana
logía de la alimentación, disponib- y los feminismos latinoamericanos y de lo
le en: https://www.researchgate.net/ común. Tesis de Doctorado. Universidad
publication/315657965_La_dimen- Nacional Autónoma de México.
sion_social_de_la_cocina_desde_la_
Stephen, Lynn (2005) Zapotec Women. Gender, Class,
Antropologia_de_la_Alimentacion/
and Ethnicity in Globalized Oaxaca,
references#fullTextFileContent
Duke University Press.
Hacia una antropología feminista de la relación de las mujeres y las cocinas: 123
una propuesta desde Oaxaca
124 Boletín Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales, A.C. / 2021
Reglamentos de prácti- las distintas instituciones que conforman la Red2”
(Acuerdos, XXXVII reunión Red MIFA) para pos-
cas de campo y proto- teriormente analizar la situación en que las institu-
colos de seguridad ciones de formación en Antropología se encuentran
en trabajo de campo: frente a estos urgentes temas. Al término de la reu-
nión nos pusimos en contacto con las instituciones
algunas reflexiones miembros de la Red y comenzamos a recibir los do-
cumentos solicitados.3
Adriana Aguayo Ayala El objetivo de este texto es acercarme a los
Departamento de Antropología, DCSH,
documentos recopilados para reflexionar sobre la
UAM-Iztapalapa
adriana.aguayo.ayala@gmail.com atención que las instituciones de formación en an-
tropología están dando a las condiciones actuales
en que los estudiantes asisten al campo, por lo que
en este documento haré referencia exclusivamente a
E
los documentos recopilados en torno a las prácticas
n la XXXVII reunión nacional de la Red de campo. Por motivos de extensión, en este texto
en Antropología (Red MIFA)1 realizada gulación de las prácticas de campo en las institu-
Quintana Roo, se discutió la necesidad de mantener mento una radiografía general del contenido de los
las comisiones que la conforman (Ética, Docencia documentos recopilados, especificando de qué tipo
y Editorial), priorizando tareas concretas por parte de documento se trata (preventivo o normativo),
de un reducido número de integrantes que fueron cuál es el objetivo central del documento y las líneas
designados durante dicha reunión. Como tarea ini- generales que comprende. En un segundo momen-
cial de la Comisión de Ética conformada por Ma- to, reflexionaré sobre los documentos elaborados
ría Antonia Aguilar (UV), Leydi Puc (UACAM) por el COLSAN y el CIESAS que, a diferencia de
y Adriana Aguayo (UAM-I), se acordó que dicha los reglamentos que rigen las prácticas de campo en
comisión se encargara de “realizar una recopilación el resto de las instituciones, contemplan algunos de
de protocolos de seguridad para trabajo de campo los principios éticos de la disciplina que deberían
y protocolos de atención a la violencia de género en estar presentes también en los primeros y prevén
una serie de medidas de seguridad en el campo.
2
La lista de las 35 instituciones que conforman la Red MIFA se
encuentra disponible en: https://redmifa.blog/
1
La Red MIFA aglutina a las instituciones de educación superior
3 Esta tarea nos llevó alrededor de 5 meses debido a que
que ofrecen programas de licenciatura y/o posgrado en antropo-
logía. Dio inicio a sus actividades en el año 2000 con el objetivo algunos protocolos estaban en proceso de elaboración o
de “establecer vínculos de colaboración académica que permitan de revisión y, en ocasiones, los representantes de las insti-
el enriquecimiento de la docencia, la investigación y la extensión tuciones no sabían si su institución contaba con ellos o no.
de la antropología en nuestro país” (redmifa.blog).
Instituciones de la RedMIFA que cuentan con reglamentos y/o normas de seguridad de prácticas de campo5
6
Al respecto, Giglia señala que resulta fundamental reflexionar
cómo hacemos investigación y cómo enseñamos nuestro ofi- 7
Hjorth señala que en diferentes partes del mundo el trabajo an-
cio especialmente porque “existe una vinculación muy estrecha tropológico se ha vuelto más riesgoso después del fin de la gue-
entre los contenidos del conocimiento, las modalidades de su rra fría pues los conflictos armados se han multiplicado, pero
transmisión y sus condiciones de producción” (2003:88) de ahí que en América Latina ha sido en la última década cuando el
la importancia, “de la relación pedagógica vinculada con la in- incremento de la violencia asociada a la delincuencia organizada
vestigación en el terreno, como una herramienta imprescindible comenzó a constituir el principal factor de la inseguridad a la
en la transmisión del saber antropológico en cuanto habitus que que se enfrentan los investigadores al realizar trabajo de campo.
necesita ser aprehendido mediante la práctica -el hacer y el ver Y a pesar de los riesgos existentes desde hace décadas, señala, se
hacer- y no solo mediante la transmisión de información teórica” han realizado pocos intentos por “sistematizar el tema de riesgos
(2003:101). en el trabajo de campo” (2018:75).
130
Y la culpa no era suya, ni dónde estaba, ni cómo vestía 131
Y la culpa no era suya, Messenger, cuentas de Facebook y de correo elec-
trónico. El GEBI boletinó un reporte de búsqueda
ni dónde estaba, ni y contó con 72 horas para encontrarla. Por razones
cómo vestía desconocidas, ese Grupo quedó como responsable
de la búsqueda de Mayela por 15 días.2
Durante ese periodo de tiempo, numerosas
A tres meses de la desaparición
amistades de Mayela se comunicaron a los teléfonos
de Mayela Álvarez1 indicados en el reporte de búsqueda para aportar
información, pero no siempre fueron bien atendi-
Séverine Durin dos. Por ejemplo, una amiga llamó al GEBI para tes-
timoniar sobre las agresiones que Mayela sufrió por
CIESAS Noreste
parte de su exmarido. La persona que le contestó le
durin@ciesas.edu.mx
dijo que ya contaban con tal información. Después
de insistir, la persona finalmente fue entrevistada,
sin embargo, su testimonio no aparece en la carpeta
Los hechos de investigación. Al declarar, esta y otras personas
M
fueron descalificadas, cuestionadas altaneramente,
ayela fue vista por última vez por sus y percibieron, de parte de los investigadores, la in-
familiares el martes 11 de agosto por tención de hablar mal de Mayela, y de enfocarse en
la tarde. Horas después de salir de aspectos de su conducta que ellos consideraban mo-
su casa, llamó por teléfono a su hija antes de las ralmente inadecuados, como haber tenido distintas
6pm, desde el centro de Monterrey. Al no regresar parejas. Este descarte también ocurrió cuando me
a dormir, surgió la preocupación por ella, y al día presenté en el GEBI, junto con los familiares de Ma-
siguiente su hija y su madre presentaron una de- yela, para declarar acerca de un intento de difama-
nuncia por desaparición en la noche. ción que Mayela sufrió en 2015, por parte de una
expareja, y de lo cual fuimos testigos varios com-
En la madrugada del jueves 13 de agosto, un
pañeros del CIESAS. La recomendación del Fiscal
par de policías ministeriales del Grupo Especializa-
fue esperar a que averiguara con el Comandante si
do en Búsqueda Inmediata (GEBI) en Nuevo León,
algo tenían en contra de la persona aducida en ese
afiliados a la Agencia Estatal de Investigaciones, se
evento, en cuyo caso me entrevistarían. Compartí
presentaron en el domicilio de Mayela para escu-
las pruebas que tenía. Nunca me entrevistaron.
char a la hija y a la madre de nuestra compañera
Según los principios rectores para la bús-
de trabajo en CIESAS. Ambas entregaron informa-
queda de personas desaparecidas,3 las primeras 72
ción muy valiosa y pertinente: teléfonos de amis-
horas son cruciales y “la búsqueda debe iniciarse
tades, capturas de pantalla de comunicaciones por
2
Según lo previsto, después de 72 horas la carpeta de investiga-
ción es responsabilidad de un agente del Ministerio Público en la
1
Este texto se publica con la autorización de los familiares de Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas.
Mayela; se entregó el 16 de noviembre de 2020 al CEAS para su 3
https://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/CED/Princi-
publicación. piosRectores_DigitalisedVersion_SP.pdf
Fuente: Elaboración propia con base en reportes de Fuente: Elaboración propia con base en reportes de Fuente: Elaboración
léfono, perobúsqueda
luego ya no contestó
al 15/10 y avisos de las llamadas.
localización A (AEI-
al 16/10 búsqueda al 15/10 y avisos de localización al 16/10 (AEI- búsqueda al 15/10 y
la fecha, esaGEBI)
persona sigue sin ser objeto de una GEBI) GEBI)
5 5
Sabemos que el destino de las jóvenes desa- Así mismo, los feminicidios en Nuevo León
parecidas en México suele ser la trata para fines de no han dejado de aumentar, a pesar de que en 2016
explotación sexual.6 Por lo mismo, es preocupante
saber que enGRÁFICO 3. AVERIGUACIONES
Nuevo León creció el delito PREVIAS
de trata POR GRÁFICO 4. AVERIGUACIONES PREVIAS
TRATA7DE PERSONAS POR AÑO EN NUEVO POR TRATA DE PERSONAS POR AÑO EN
en los últimos años, sobre todo en el municipio de
LEÓN (2015-2019) SEGÚN SESNSP NUEVO LEÓN (2012-2018) SEGÚN INEGI
Monterrey, con un 70% de las averiguaciones pre-
60.0% 60.0%
vias o carpetas abiertas
50.0% por trata entre 2015 y 2019.
AVERIGUACIONES PREVIAS
AVERIGUACIONES PREVIAS
50.0%
75% de las víctimas de trata son niñas y mujeres, y
PORCENTAJE DE
PORCENTAJE DE
40.0% 40.0%
10.0% 10.0%
La impartición de justicia en la materia arro-
0.0% 0.0%
ja resultados preocupantes.
2015 Sólo
2016 cinco
2017 personas
2018 2019 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
50.0%
de que en 2016 se lanzó en 5 tres50.0%
municipios casos;
una en los años
alerta posterioresde
de violencia losgénero
casos clasifi-
en
PORCENTAJE DE
PORCENTAJE DE
40.0% 40.0%
10 cados como feminicidios
contra de las mujeres. “El delito de feminicidio ha mostrado un aumento drástico tuvieron un drástico au-
30.0% 30.0%
en el periodo de 2016 a 2019. En 2016, mento el con
SESNSP
un totalreportó
de 43 entres 2017,casos; en los
74 en 2018 y 67
20.0% 20.0%
años posteriores los casos clasificados como
en 2019”. 11 feminicidios tuvieron un drástico
10.0% 10.0% En 2020, Nuevo León encabeza la lista de
aumento con un total de 43 en 2017, 74 en 2018 y 67 en 2019”.11 En 2020, Nuevo
feminicidios feminicidios en elMéxico,
norte de México, 50 con 50 lamenta-
0.0% 0.0%
León2015encabeza2016
la lista
2017 2018
de 2019 en el norte 2012 de con
2013 2014 2015 2016 2017 2018 lamentables
casos de mujeres asesinadas por razones bles casos de mujeres
de género entreasesinadas
enero y por razones dede
septiembre gé-
Fuente: Elaboración12por Vázquez y González (2020) con Fuente: Elaboración por Vázquez y González (2020) con
2020. del Las
base en información desapariciones
Secretariado de base
Ejecutivo del Sistema mujeres
ennero también
entre
información enero son la Estadística
y septiembre
del Instituto Nacional manifestación de
de 2020.y12 Las desapa-
Nacional defeminicidios
Seguridad Públicaencubiertos
(SESNSP). por sus perpetradores,
Geografía (INEGI). y de un sistema de impartición de
riciones de mujeres también son la manifestación de
justicia que descalifica a las mujeres violentadas.
6
López Marroquín,b) Impunidad
Scherezada. ante la desaparición
(2019). Desaparición, esclavitud forzada en Nuevo León
La de
y trata impartición
personas: situación de justicia
de las mujeres en en la México. Cuicuil-
materia arroja resultados preocupantes. Sólo cinco
co. Revista de
ciencias antropológicas, 26(74), 163-181. Disponi- 9
personas fueron sentenciadas entre 2012 y 2018,
10
cuando
Apodaca, esperaríamos
Cadereyta queJuárez
Jiménez, Guadalupe, antey Monterrey.
ble en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttex-
9
tal alza 10se No busque
se sabe sidesmantelar
la sentencia fue lascondenatoria o absolutoria
redes delincuenciales
11
(Vázquez
México Evalúa que(2020). y González,
permiten 2020).
el ejercicio
Hallazgos desde lo local 2019.
t&pid=S2448-84882019000100163&lng=es&tlng=es
Apodaca, Cadereyta Jiménez, Guadalupe, Juárez y Monterrey.
Seguimiento y evaluación del sistema de justicia penal en Nuevo
7 de la trata.
“Algunos datos
11 para un diagnóstico sobre la trata de personas
México Evalúa, 2020, “Hallazgos desde lo local León,2019.
p.5. Seguimiento y evaluación del sistema de
https://www.mexicoevalua.org/hallazgos-desde-lo-
en Nuevo León”, Alejandra
justicia penalVázquez ChavarríaLeón”,
en Nuevo y Adriana Gonzá-
p.5. https://www.mexicoevalua.org/hallazgos-desde-lo-local-2019-
local-2019-nuevo-leon/
lez Así
Veloz,mismo,
18 de losdefeminicidios
octubre
nuevo-leon/ 2020, informe sinen Nuevo León no12 han dejado de aumentar, a pesar
publicar.
Destacan Monterrey con 18 feminicidios y Juárez con 13. Véase
8
Ende quea las
cuanto 12en 2016 se lanzó en 5 municipios una alerta de violencia de género en
causas penales, son
Destacan Monterrey con 18 por trata con fines de explo- y Juárez
feminicidios consobre
Información 13. violencia
Véase contra
“Información
las mujeressobre violencia
(Incidencia delicti-
10 hay por trabajo o servicios
contra
tación sexual de
ocontralasenlas
trata mujeres.
general, no las
mujeres “El delito de
(Incidencia feminicidio
delictiva va yha
y llamadas mostrado
de de
llamadas un aumento
emergencia
emergencia 9-1-1),
9-1-1), drástico
septiembre
septiembre 2020”,
2020, Secretariado
forzados, ni tráfico de órganos. Ejecutivo
Secretariado
en el periodo de 2016 a 2019. del En 2016, Sistema
el SESNSPNacional
Ejecutivo deNacional
del Sistema
reportó Seguridad
tres de Seguridad
casos; enPública,
Pública, en:
los en: https://
9
No se sabe sihttps://drive.google.com/file/d/1p9M_mt-4jmn3CE8lB9qEu0sYlLAO67fp/view?usp=sharing
la sentencia fue condenatoria o absolutoria (Váz- drive.google.com/file/d/1p9M_mt-4jmn3CE8lB9qEu0sYlLAO-
quezaños posteriores
y González, 2020). los casos clasificados como feminicidios tuvieron un drástico
67fp/view?usp=sharing
aumento con un total de 43 en 2017, 74 en 2018 y 67 en 2019”.11 En 2020, Nuevo 5
136
León encabeza la listaColegio
Boletín de feminicidios en yelAntropólogos
de Etnólogos norte de México, con
Sociales, 50/ 2021
A.C. lamentables
casos de mujeres asesinadas por razones de género entre enero y septiembre de
2020.12 Las desapariciones de mujeres también son la manifestación de
feminicidios encubiertos por sus perpetradores, y de un sistema de impartición de
feminicidios encubiertos por sus perpetradores, y de ¿Por qué razones no parece ser posible senten-
un sistema de impartición de justicia que descalifica ciar a las autoridades responsables de la desaparición
a las mujeres violentadas. de personas? Esto es especialmente preocupante si,
de acuerdo con el Observatorio sobre desaparición
b) Impunidad ante la desaparición forzada forzada e impunidad, en Nuevo León 46.76% de los
en Nuevo León
perpetradores de las desapariciones han sido agentes
En la entidad, las desapariciones forzadas no son estatales, destacando el nivel municipal.15
un fenómeno nuevo, durante el periodo de repre-
sión conocido como la Guerra Sucia, Rosario Iba- c) Baja de la eficiencia del sistema de justi-
cia penal en Nuevo León
rra de Piedra creó el colectivo Eureka luego de la
desaparición de su hijo Jesús. Con la militarización Recientemente, México Evalúa presentó un in-
de la política de combate al crimen organizado a forme sobre el desempeño del sistema de justi-
partir de 2007, repuntó brutalmente el fenómeno cia penal en Nuevo León.16 Ahí, la organización
de la desaparición. Según el registro de la Comi- da cuenta de que 93.1% de los delitos denun-
sión Nacional de Búsqueda, desde 1964 a la fecha, ciados en 2019 quedó impune (por debajo del
4,767 personas están desaparecidas y sin localizar promedio nacional de 83%), y que el tiempo
en Nuevo León, entidad que ocupa el quinto lugar para la determinación de una carpeta de investi-
después de Tamaulipas, Jalisco, el Estado de Méxi- gación aumentó de 311 días en 2018, a 423 días
co y Sinaloa. en 2019. Esto ocurre a pesar de que el número
Nuevo León fue uno de los primeros estados de policías ministeriales y de peritos o forenses
en aprobar un marco legal en materia de desapa- se encuentra arriba del promedio nacional, con
rición forzada (noviembre de 2012), lo cual su- 20.8 y 1.7, respectivamente.
cedió con el impulso de las víctimas organizadas En el caso del delito de desaparición, en
en torno a Ciudadanos en Apoyo a los Derechos 2019 no se abrió ninguna carpeta por desapa-
Humanos AC, y con el apoyo legal de la Oficina rición forzada, y del total de carpetas, 1.3% lo
del Alto Comisionado de las Naciones Unidos por fueron por desaparición. Al respecto, llama la
los Derechos Humanos en México, sin embargo, el atención que en 64% de los casos, la Fiscalía se
delito está quedando impune. Solo se cuenta con declaró incompetente.
dos sentencias, una en 201513 contra un subtenien-
te del Ejército, y otra en febrero de 2020 en contra
cinco efectivos de la SEMAR, por hechos ocurri-
dos en 2013.14
15
“Informe sobre Desapariciones en el Estado de Nuevo León
con información de CADHAC”, 2017, FLACSO, disponible en:
https://www.flacso.edu.mx/sites/default/files/observatorio_-_
13
http://cadhac.org/sentencia-por-desaparicion-forza- informe_nuevo_leon.pdf
da-un-golpe-a-la-impunidad/ 16
“Hallazgos desde lo local 2019. Seguimiento y evaluación del
14
https://www.proceso.com.mx/nacional/estados/2020/3/6/por- sistema de justicia penal en Nuevo León” disponible en: https://
desaparicion-forzada-en-nl-sentencian-22-anos-de-prision- www.mexicoevalua.org/hallazgos-desde-lo-local-2019-nuevo-
cinco-efectivos-de-la-semar-239546.html leon/
#TeBuscamosMaye #NosFaltaMayela
20
https://www.un.org/es/coronavirus/articles/un-suppor-
ting-trapped-domestic-violence-victims-during-covid-19-pan-
demic
21
https://drive.google.com/file/d/1bQLKiH8jxhs-TyLONc0G-
buwR8Yg_qzCG/view