Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MARCO TEORICO
Desde la gestación el ser humano se encuentra en constante evolución física y fisiológica, y aunque inicialmente no
participa activamente en este desarrollo sí lo hace desde el nacimiento, donde el individuo es quien directa e
indirectamente, a través del contacto con su entorno, va generado engramas superiores que le permitirán a lo largo de la
vida sobrevivir. Tal es el caso del proceso de alimentación, pues es bien sabido que desde el vientre ya se logra
observar instancias del proceso de succión digital. Posteriormente, fuera del vientre, van madurando estos procesos
desde el más simple como la succión de biberón hasta el más complejo como podría ser la actividad masticatoria.
Para que estos procesos se desarrollen de forma precisa es inminente una adecuada evolución del sistema nervioso, en
primera instancia, y por supuesto una estructura lista para la producción. Sin embargo en ocasiones eventos fortuitos
durante el desarrollo del encéfalo, interrumpen esta evolución natural, en ese momento se ven alteradas diversas
estructuras y funciones. Esta alteración neurológica es conocida como Enfermedad Motriz Cerebral, la cual causa un
déficit motriz, es decir, se observa un compromiso general en la función motora incluyendo por tanto los procesos
orales. Esta alteración es evidente en comportamientos como dificultad en la integración de la información sensorial; las
más frecuentes son hiper e hiposensibilidad, permanencia de reflejos orales primitivos y/o dificultad en la evolución y
ejecución de los procesos alimenticios.
Para comprender mejor los principios teóricos de esta investigación es importante que el lector conozca algunos
aspectos específicos de los comportamientos mencionados anteriormente. Inicialmente se describirán las alteraciones
en la percepción sensorial o alteraciones de la sensibilidad; posteriormente se referirá brevemente el desarrollo de la
actividad refleja oral, con el fin de contar con un patrón de normalidad que permitirá establecer alteraciones en la
evolución de dicha actividad. En tercer lugar podrán encontrarse las dos vías de estudio consideradas definitivas para
conocer y comprender el comportamiento motor.
Seguidamente se explicará el desarrollo motor oral, es esta sección se considera mas ampliamente el desarrollo de la
actividad refleja asociada, a la movilidad de las estructuras y las experiencias sensoriales del niño, y al final se
describen los procesos de alimentación y la participación de las estructuras orales en los mismos. Luego se define la
función motriz oral en niños con enfermedad motriz cerebral. Finalmente se expone el programa para el desarrollo de la
función motriz oral (Nelson, Meek & Moore). En esta parte se explican y ejemplifican los procedimientos para la
estimulación de las habilidades motrices orales. Algunas consideraciones para la evaluación y mas ampliamente
técnicas para el proceso de intervención.
2.1 ALTERACIONES DE LA SENSIBILIDAD
En primer lugar, la sensibilidad esta definida como la función de registrar las sensaciones por medio de los sentidos y
conducirlas al cerebro que las percibe1 a través del sistema nervioso, es decir “es el medio de control de
retroalimentación sensorial en los actos motores” 2. Una inapropiada retroalimentacion táctil propioceptiva en el
mecanismo oral interfiere en el desarrollo de experiencias orales normales de alimentación y producción sonora3.
Es posible reconocer dos tipos de alteraciones: la hipersensibilidad, la cual se evidencia como una respuesta
exagerada del organismo ante el estímulo de un agente. El individuo presenta dificultad para tolerar sensaciones en el
área oral, reaccionando con tensión muscular local o generalizada. Ante el contacto con comida, juguetes o dedos,
puede desencadenarse el reflejo tónico de mordedura, el reflejo tónico cervical asimétrico de los que hablaremos más
adelante, respuestas nauseosas o muecas faciales. La estimulación de la lengua puede causar retracción, esto limitara
la secuencia de la succión o la manipulación del alimento para la masticación.
1
STEDMAN. Diccionario de Ciencias Medicas. Tomo I. 25ª edición. 1993. Ed. Medica Panamericana.
2
LOVE - WEEB. Neurología para especialistas del habla y el lenguaje. Cap. 5 Pág. 69. 3ª edición. Junio 1998. Ed. Med. Panamericana.
3
MORRIS, S. Problemas de la Paralisis Cerebral y la Función Motriz Oral. Traducción de Guzman,J.
Los movimientos orales limitados pueden relacionarse con al inhabilidad de la lengua para explorar la cavidad oral y la
retracción o protrusión lingual, lo cual a su vez interfiere con la actividad de alimentación y con la producción de
sonidos. Los labios pueden encontrarse constantemente retraidos impidiendo el cierre necesario durante la succión,
deglución, masticación y producción de sonidos bilabiales. La mandíbula puede empujar o ser incapaz de mantener el
cierre.
Por otro lado puede presentarse hiposensibilidad, conocida como una alteración de la sensibilidad subnormal, en la cual
la respuesta a un estímulo esta extraordinariamente retardada o disminuida en grado 4. Inicialmente podría parecer que
el niño no responde a estímulos táctiles y deberá ser sobreestimulado.
4
STEDMAN. Diccionario de Ciencias Medicas. Tomo I. 25ª edición. 1993. Ed. Medica Panamericana.
5
LOVE - WEEB. Neurología para especialistas del habla y el lenguaje. Cap. 12 Pág. 251. 3ª edición. Junio 1998. Ed. Med. Panamericana.
* Resulta complicado observar por separado la succión de la deglución, por cuanto en ocasiones la una precede a la
otra.
7
NELSON, C; Meek, M; Moore, J. Head – Neck Treatment Issues as a Base for Oral Motor Function. Albuquerque Nuevo México. 1994
Durante la masticación la lengua lateraliza la comida moviéndola de lado a lado, el cierre de labios es completo de modo
que no hay pérdida de alimentos. El componente rotatorio del movimiento de la mandíbula seguirá aumentando hasta
que el niño tenga 3 años aproximadamente. Se ve una ocasional protrusión de la lengua durante la deglución.
8
Segovia. L. interrelaciones entre la Odontoestomatologia y la Fonoaudiología Ed. Méd Panam.
El último cuadro es el denominado síndrome atáxico cuyas características neuromusculares como la dismetría o la
adiadocosinesia no se presentan en la zona orofacial, por tanto la succión, la masticación y la deglución no se ven
afectadas.
En niños con enfermedad motriz cerebral, las dificultades a nivel orofacial deben ser tratadas tempranamente con
asesoría de un equipo multidisciplinario con el fin de asesorar a los padres con respecto a las técnicas de alimentación
e higiene oral y las actividades pertinentes que le conviertan en un ser independiente.
Visualizando las estructuras que participan en la función motriz oral, su desarrollo e interrelaciones, es posible considerar
algunos de los problemas que se pueden encontrar en el área del cuello y que afectan consecuentemente dicha función.
Este es un aspecto muy importante planteado por Christine A. Nelson, Merry M. Meek & Josephine C. Moore (1994) 9,
quienes consideran que se deben contemplar y analizar los componentes del control motor-oral dentro de un ambiente
estructural de la cabeza y cuello. Pues de encontrarse estas estructuras apropiadamente alineadas, se obtendrá un
adecuado movimiento estructural de la mandíbula, considerada esta última, en el grupo de los órganos activos, como
la más importante dentro del control motor oral. Esta importancia puede observarse, por ejemplo, en un niño que al
abrir su boca como una bisagra, pierda saliva y no posea la habilidad de mover la comida a lo largo de los molares; la
movilidad en la articulación temporo - mandíbular (ATM), probablemente será reducida.
Por tanto el control motor oral dependerá en primera instancia, del movimiento mandíbular adecuado y esta a su vez
subyace su actividad a la apropiada alineación de cabeza y cuello.
Así mismo, es importante considerar que el trabajo de la boca debe caracterizarse siempre por un profundo respeto
hacia el ambiente sensorial total y por los intrincados patrones de interacción, representadas en las pequeñas
variaciones que pueden ocurrir como respuesta a un estímulo. Estas variaciones pueden indicar un cambio del sistema
nervioso central, hacia la normalización de los patrones motores orales.
El programa de intervención considera varios aspectos que incluyen el reconocimiento de las estructuras que hacen
parte de esta zona, es decir, mandíbula, labios, lengua y carrillos; técnicas para el tratamiento de la cavidad oral,
considera la expresión facial como meta del tratamiento, algunos componentes para el control de saliva (Técnica Rood
– Müller) y por supuesto la elección de alimentos y su dificultad masticatoria que se considera a lo largo del programa.
La mandíbula
Parte de la articulación denominada temporomandibular (ATM), esta permite realizar movimientos en diferentes
direcciones por la sincronización de los músculos pterigoides y masetero. La articulación temporo – mandibular percibe
sensorialmente la presión firme de la clausura completa así como los diferentes grados de apertura y cambios de
velocidad del movimiento
El movimiento mandíbular como tal debe ser libre en la medida en que la mandíbula puede desplazarse hacia adelante,
atrás y lateralmente así como hacia arriba y hacia abajo, sin tensión excesiva o resistencia al movimiento guiado. El
rango de movimiento lateral es limitado pero no definitivo para la llegada de los movimientos rotatorios de la masticación.
El desplazamiento lateral excesivo de la mandíbula no debe ocurrir en la ATM durante la apertura y clausura de la boca.
Es común en la población con problemas severos encontrar que el movimiento excesivo de un lado ha causado una
"fijación" del lado opuesto. Esta limitación interrumpe los movimientos de masticación y el desarrollo de la movilidad de
la lengua
Es importante determinar la presencia o ausencia de simetría en los dos lados de la mandíbula y también la tolerancia
sensorial al ejecutar movimientos sutiles hacia arriba y abajo, ya que este es el primer patrón de movimiento usado por
el niño. Para tener un buen movimiento arriba- abajo de la mandíbula como se describe arriba, el pterigoides medial y el
masetero deben ser capaces de funcionar como una pareja muscular dentro del patrón de movimiento.
El terapeuta debe observar paralelamente las respuestas de la lengua durante el movimiento de la mandíbula. La
lengua inicialmente puede contraerse hacia la línea media y gradualmente ir avanzando hacia adelante buscando una
posición más relajada, reflejando la disociación de movimientos de la estructura
Además una conciencia sensorial adecuada dentro de la boca ayudará a activar estos tejidos a través del movimiento
exploratorio normal de la lengua dentro de la boca.
Otra función importante de la mandíbula es la clausura de la boca que incluye la habilidad de aproximar los dientes y el
cierre "suave" de los labios. Con la cooperación de la ATM y los músculos de la expresión facial dicho cierre debe
lograrse sin resistencia y ocurre cuando los receptores de presión de los dientes 11 aceptan mantener el contacto. El
logro de este objetivo puede asistir la organización total de la función motriz oral.
10
NELSON; MEEK & MOORE. Head – Neck Treatment Issues as a Base for Oral-Motor Function. Albuqerque, New Mexico. 1994.
11
Sherrington propuso una clasificación de sensaciones aplicadas al control sensorial del habla. Dentro de dicha clasificación se encuentran los
propioceptores orales, en este nivel se ubican, entre otros, la región dental y periodontal las cuales cuentan con membranas y filamentos que responden al
tacto extremadamente leve, actuando como control sensitivo de esta zona. Neurología para Especialistas del Habla y el Lenguaje. Love. R., Editorial
Medica Panamericana. 1994. Pág.79.
La variación en el movimiento de la mandíbula es importante para una masticación madura y un adecuado movimiento
de partículas alimenticias dentro de la boca. El desplazamiento lateral de la mandíbula acompaña los movimientos de
la punta de la
lengua en el área entre los dientes y las encías. Esto ayuda a ubicar correctamente la lengua en su actividad. La
disociación de los movimientos de la lengua de los de la mandíbula permite una mejor función de la cavidad oral, y al
mismo tiempo apoya el crecimiento y desarrollo estructural.
Movilidad lingual
Un segundo miembro activo de la cavidad oral es la lengua, estructura de gran movilidad compuesta de músculos
extrínsecos e intrínsecos, que la impulsan en cinco direcciones: elevación – descenso – protrusión – retracción y
lateralización12.
Se debe pensar en la lengua como un órgano sensible al tacto que vive y se mueve dinámicamente dentro del espacio
formado por el paladar, la mandíbula y los dientes. El tejido sensible de la encía y el interior de las mejillas responde
inmediatamente al contacto de la lengua. Para apreciar la impresionante destreza de la lengua, es útil imaginarse el
proceso de extraer semillas de naranja o un molesto pedazo de comida entre los dientes. La lengua reacciona
persistentemente a la más mínima diferencia en su reducido espacio. Con una abertura crónica de la boca, la lengua no
puede limitar su espacio físico y tiende a desarrollar unos patrones de movimiento repetitivos y no funcionales.
La movilidad de la lengua incluye lo que se conoce como sacarla para mostrar la punta y dirigirla hacia atrás en una
posición retraída, así como toques laterales de las comisuras labiales con la punta de la lengua. Anterior a la
demostración de estos movimientos voluntarios y controlados, la lengua debe tener una posición relajada dentro de la
boca y debe ser capaz de adaptarse a la clausura de la misma.
La función significativa de la punta de la lengua es la habilidad para tocar por delante de los labios de manera
controlada, esto requiere relajación y alargamiento de la raíz o base de la lengua. Sugiriendo que la distribución del
tono de la lengua se normaliza y el control de las diferentes direcciones puede aparecer. El error de algunos
profesionales es pedir este tipo de respuesta activa sin la preparación en cuanto a aptitudes fisiológicas que son
necesarias.
La lengua debe estar lo suficientemente disociada en sus movimientos para ser independiente; para moverse mientras
el tamaño de la cavidad oral se limita por el cierre bucal, lo cual permitirá una masticación normal con la boca cerrada.
La parte posterior de la lengua se mueve desde las superficies laterales de los molares hacia uno de los lados de la
boca para buscar con la punta de la lengua el lado opuesto en la superficie interna de los carrillos. Este rango de
movimiento es importante para llevar trozos de comida hacia la deglución y requiere disociación sensorial de la parte
posterior de la lengua desde las encías hasta los molares posteriores. La retracción de la lengua es un problema común
en la hipertonicidad infantil. En estos casos la lengua tiene una posición inmóvil que refleja una falta de movimiento en
cualquier dirección y una falta de adaptabilidad para cambiar las condiciones en el área oral.
Movilidad de carrillos
Las paredes laterales de la cavidad oral se reconocen como carrillos. Su movilidad se refiere a los tejidos blandos y
músculos que se expanden y contraen durante la masticación o acomodan un trozo sustancial de comida fuera de los
dientes. Aún cuando la suavidad parezca estar presente en la base de la observación, un dedo ubicado en el espacio
entre los dientes y los carrillos puede revelar tensión interna. Los carrillos también participan en el movimiento de la
comida dentro de la boca para ubicar pequeños trozos sobre las superficies molares para una masticación adecuada y
contribuyen a la variabilidad de la expresión facial.
Finalmente las estructuras pasivas que participan de la función motriz oral las encías y la parte anterior del paladar duro
deben aceptar los toques sin producir reflejos de arcada o náusea, ni ojos llorosos. Cuando el dedo del terapeuta se
aproxima al área de la encía y pasa a los molares es posible evocar una náusea normal, por las diferencias sensoriales
individuales. El toque inicial dentro de la boca consistirá en un contacto firme y estable. Un toque y movimiento suave
12
Anatomía y Fisiología Humana. Jacob. W.; Francone. C.; Lossow. W. 4ª Edición. Nueva Editorial Panamericana. 1982. Pág. 215 – 484.
mientras está el contacto con la superficie son mensajes sensoriales más complejos de integración para el sistema, y
pueden causar rechazo o reflejos.
Es útil pensar en el área oral interior como poseedora de diferentes zonas de sensibilidad, siendo la primera (zona #1) el
espacio entre los dientes, las mejillas y los labios. El recién nacido e incluso el feto en el útero mantienen los labios
cerrados la mayoría del tiempo. Los labios se cierran tan efectivamente durante la lactancia que sólo unas pocas gotas
de leche escapan de los extremos de la boca.
La respiración es fácilmente coordinada con la deglución a un nivel sensorial, esto significa que hay tolerancia para el
movimiento con la boca cerrada y la acción rítmica de succionar tiende a calmar el organismo hacia el estado de sueño.
La segunda mayor área sensitiva es el área entre los dientes que también forman el lugar de descanso de la lengua
(zona #2). Podemos pensar que es un tipo de alojamiento para la lengua dentro del cual ésta es libre de moverse.
El problema de cuánto tiempo mantener el contacto y cuántas repeticiones son necesarias, es importante para pensar
cuidadosamente antes de empezar ese tipo de trabajo en la boca del usuario. Las repeticiones y toque ligeros son
excitantes hasta cierto punto, pero pueden causar también que se pare el trabajo del sistema cuando las repeticiones
alcanzan el punto de sobre-estimulación.
La adaptación de contacto firme y consistente es a menudo difícil por la desorganización del Sistema Nervioso Central,
pero es un paso importante para organizar la aceptación de la entrada sensitiva que es esencial para la función.
Con base en la observación del comportamiento, el terapeuta decidirá si el umbral de tolerancia para el contacto simple
necesita ser incrementado de tal forma que el niño no esté a merced de todos y cada uno de los toques fortuitos. Una
vez que la decisión ha sido tomada, la cual es una necesidad del niño, el terapeuta reasegura al niño mientras lo
posesiona confortablemente. El terapeuta debe estar preparado para mantener el contacto inicial, si el contacto es
hecho intermitentemente por las acciones del niño, tiene el efecto de disminuir el umbral más de lo normal.
La respuesta motora debe estimularse a través de un masaje sensorial apropiado y este es el que se propone manejar
para ayudar al sistema desorganizado a dar una respuesta funcional. Mientras que el foco está en la interacción
sensorial que debe darse en el área oral, cada individuo responderá a una coordinación única y a la combinación de
experiencias sensoriales. No hay una “receta” o un programa establecido que pueda ser aplicado exitosamente en una
población total. La función adecuada en el área motor - oral está basada en el movimiento libre en relación con la
estabilidad local, disociación de movimiento, orientación espacial y la coordinación.
Siguiendo los principios de estabilidad - movilidad y balance proximal - distal de la función, el área oral es vista como una
parte distal con relación al cuerpo. Es la estabilidad del cuello la que permite el desarrollo de la movilidad de las partes
de la boca, sin embargo, la tensión emocional así como la disfunción neuromotriz puede ser la responsable de las
disminuciones transitorias o temporales de la fluidez y de la coordinación del movimiento proyectado.
Dentro del área oral normal hay modelos de interacción continua entre la estabilidad y la movilidad. Por ejemplo la
adaptación lateral de la mandíbula le permitirá a la lengua explorar el área entre los molares superiores y la mejilla del
mismo lado.
Una vez se ha dado una adaptación sensorial para normalizar la respuesta para el contacto en la zona 1, el terapeuta
está preparado para moverse dentro de la zona 2, el área interna de los dientes. En esta parte del área oral la lengua y
sus alrededores inmediatos son el foco principal del terapeuta, los bordes delanteros y laterales del paladar duro
deberán estar en capacidad para aceptar el contacto firme. Aunque la parte delantera del centro del paladar
normalmente puede aceptar el contacto moderado, es mejor que el terapeuta sea cauteloso. En los niños pequeños el
centro del paladar aún es muy frágil a lo largo de la sutura palatina media. La normalización de la sensibilidad puede
suceder fundamentalmente con el cierre de la boca y el consecuente contacto de la lengua que se inicia con un patrón
de succión coordinado. Para los niños espasticos no sólo el control del movimiento de la lengua es difícil sino también la
lengua no tiene una posición de reposo a la cual regresar. En el trauma adquirido del sistema nervioso central (SNC), el
movimiento desorganizado de la lengua y los problemas de deglución pueden ser signos importantes de disfunción
persistente.
Técnicas de Intervención Lingual:
Colocando una presión constante con el pulpejo del dedo índice dentro de la mejilla contra la encía interior entre el 3º
molar y la unión de la mandíbula generalmente causa una pequeña abertura en la mandíbula. El terapeuta tiene sólo un
objetivo en este momento: frotar suavemente el borde lateral de la lengua desde el punto de entrada hacia la punta e ir
fuera de los dientes tan rápido como sea posible. La organización sensorial de la lengua es cambiada por este breve
contacto digital y el terapeuta observa la respuesta mientras planea el siguiente contacto. La estimulación de los
movimientos laterales de la lengua puede ayudar a disminuir la fuerza del reflejo de mordida y desarrollar movimiento
más individualizado para facilitar el estado de mordida base o la deglución funcional.
Será necesario empezar lentamente con la alimentación para que el niño admita adaptarse a las diferentes sensaciones
y acomodarse a la nueva independencia de movimiento. La deglución puede ser difícil inicialmente cuando la lengua no
sigue anticipadamente estableciendo secuencias de movimiento, pero el progreso será notado con algunas repeticiones.
Como existe un gran número de componentes normales, la respuesta será más eficiente y el SNC reconocerá y
aceptará el cambio. En este proceso, el nuevo aprendizaje motor será reforzado por medio de la función.
Una vez que la lengua está usualmente más móvil, el interés del terapeuta se guiará hacia el control de movimientos
más específicos.
En algunos casos es efectivo simplemente mantener la punta de la lengua contra el piso de la boca mientras el
movimiento ocurre en la parte posterior de la lengua y ocurre una mejoría en la distribución del tono.
La habilidad de tocar el paladar con la lengua es importante para iniciar la deglución y más tarde producir sonidos
con la punta de la lengua.
Cualquier tratamiento que es realizado para la lengua puede ser acompañado por oportunidades frecuentes para cerrar
la boca y para deglutir la acumulación extra de saliva. Cualquier pausa en el contacto es también una importante
oportunidad para que el terapeuta observe cambios en la organización sensorial y la integridad de la secuencia de
movimiento. El tiempo del movimiento es una parte vital de la coordinación de la actividad de la boca mientras el
terapeuta está generalmente preparando la movilidad inicial para construir las respuestas más rápidas que estarán
envueltas en la producción del habla.
Cuando parece ser difícil el movimiento de la porción delantera de la lengua y no hay retracción, la parte posterior se
puede observar aplanada. Este alisamiento tiende a ser mantenido durante varias maniobras linguales y el movimiento
general es limitado en rango. El terapeuta encontrará frecuentemente a la lengua en persistente contacto con el tercer
molar. Simplemente insertar el dedo índice entre la lengua y el molar, el terapeuta causará que se sienta la
readaptación de la lengua. Hay una tendencia para cambiar el tono en la parte delantera de la lengua y el incremento de
movimientos espontáneos.
Otra área de restricción de la lengua se encuentra bajo ella misma. Con esta dificultad la lengua usualmente se
mantiene plana en el piso de la boca, aunque restricciones suaves pueden sólo causar limitaciones en la articulación.
El fonoaudiólogo trabajando con la cooperación del sujeto puede insertar un dedo cubierto muy suavemente por debajo
de la lengua hasta donde esta emerge desde el piso de la boca. Un dedo de la mano opuesta del terapeuta es colocado
debajo de la masa muscular de la mandíbula y es alineado cuidadosamente con el dedo que está al interior de la boca.
El tejido blando entre la punta de los dos dedos es suavemente
movido para permitir la alineación del tejido. Esta manipulación incrementa significativamente el área de movimiento de
la lengua y una normalización del tono en el rango final.
Siguiendo el trabajo específico con la lengua es de ayuda para el terapeuta volver a la mandíbula para facilitar algunos
movimientos generales del área oral. El uso del control externo por el terapeuta después de la intervención directa en el
interior del área oral sirve para incrementar el estado de alerta del usuario y requiere adaptación de la lengua al nuevo
repertorio de estímulos sensoriales.
El énfasis del tratamiento se ubica en el mensaje sensorial generado por el movimiento o adaptación facilitada. Debe
evitarse la repetición excesiva de una sola respuesta, en favor de la actividad de intervención. Es útil pensar en la
activación de los varios componentes de la respuesta funcional que necesita el usuario. El terapeuta siempre está
buscando una respuesta activa por parte del usuario y cualquier indicación sobre movimientos voluntarios se tendrá en
cuenta. La relajación del área de la boca es útil pero sola no es suficiente para cambiar la función. Cuando sea posible
el terapeuta manejará indirectamente para no crear interferencias en el contacto normal entre la lengua, los labios o el
contacto intraoral.
Para lograr funciones como la masticación, deglución o imitación de sonidos, es necesario tener umbrales sensoriales
adecuados para todas las estructuras anteriores y una actividad coordinada y mutua.
La elección de alimentos es otro aspecto de gran importancia, esta se realiza con base en patrones culturales y
las preferencias familiares. Es común que los adultos traten de dirigir la alimentación del niño con desorden con
dulces y comida sin valor nutricional, utilizándolos como “tretas” cuando la comida nutritiva no es aceptada. La
comida procesada puede ofrecer menor resistencia en la boca, pero tiende a disminuir la aceptación por parte del
niño de sabores de frutas y vegetales. La pérdida de estos elementos en la dieta reduce los niveles de minerales
en el cuerpo y disminuye el apetito normal y natural. Los signos negativos más comunes son incremento en la
salivación (después de leche o azúcar), cambios en el color de la cara, irritabilidad, hiperactividad o retraimiento.
Las autoras sugieren la siguiente variedad de alimentos que presentan diversas texturas las cuales permiten aumentar,
gradualmente el grado de complejidad en el proceso de deglución.
ELECCION DE ALIMENTOS - sugerencias secuenciales -
Nivel I: Vegetales amarillos, zanahoria y calabaza, papas cocidas, banana triturada, pera o
manzana, cereal.
Nivel II: Vegetales verdes: habichuelas, apios, espinacas, bizcochos, galletas crocantes.
Nivel III: Carnes cocidas que puedan necesitar ser masticadas.
Nivel IV: Comienzo del trabajo de comer en la mesa. Introducción de vegetales crudos, ligeramente
cocidos.
Nivel V: Variedad de Texturas y combinaciones de alimentos.
A continuación se mencionan algunas pautas a considerar para las actividades que incluyen ingestión de
alimentos:
La introducción de comida en la boca o el movimiento de la lengua puede causar sobrestimulación sensorial
que requiere tiempo para acomodación.
Por otro lado cuando la apertura de la boca no es coordinada, el adulto asistente debe esperar pacientemente y
ayudar al usuario.
Es conveniente establecer contacto visual coordinado con la apertura suave de la boca, y de esta manera poder
acercar la cuchara. La pérdida de un foco visual así como del acercamiento de la cuchara a la cara puede
causar alejamiento de ésta, expulsión, o cierre de los ojos.
Además la implementación de un ritmo de apertura de la boca facilita la relajación facial. Cuando la boca se abre
fácilmente, el borde curvo de la cuchara puede moverse lateralmente cerca de la superficie de la lengua, no más
tiempo del necesario para dejar la comida en la boca. Esto ayuda a normalizar el tono de la lengua para que la
comida se pueda mover más fácilmente dentro de la boca.
Cada niño, no importa la limitación en su expresión directa, tiene características y patrones de hábitos. El niño
que es alimentado rutinariamente por la misma persona adapta el estilo particular del cuidador. Cuando se
evalúa, cualquier niño nuevo, pero especialmente uno con Enfermedad Motriz Cerebral, el profesional tendrá una
gran ventaja si observa como el padre o cuidador alimenta al niño antes de efectuar cualquier intervención
directa. Durante esta observación, el profesional puede establecer algunas prioridades de cambio y determinar
los aspectos de la interacción que son críticos para el proceso de alimentación. La confidencialidad de los padres
debe preservarse hasta que ellos se sientan capaces de ayudar al niño en su experiencia de cambio.
Deben observarse las características siguientes:
a. La posición que utiliza para alimentar al niño.
b. Los utensilios que se utilizan
c. La textura de los alimentos y su preparación.
d. El promedio de cucharadas o bocados.
e. El aumento del alimento ubicado en la cuchara (tamaño del bocado).
f. La cantidad de líquidos suministrados.
g. Las comidas preferidas y desagradables para el niño y como éste lo expresa.
Las sesiones suplementarias de tratamiento pueden ser usadas para preparar una mejor función motriz oral en el
niño, tanto como para enfocar la intervención directa durante la comida.
El escurrimiento o pérdida de saliva es un problema social que interfiere de manera importante con la aceptación de una
persona discapacitada. El niño con un control postural desorganizado suele inclinar levemente la cabeza de modo que la
saliva es controlada por la acción de la gravedad. El niño con compromisos físicos más graves en la postura y control del
movimiento no es capaz de compensar esto fácilmente. La pérdida crónica de saliva suele estar combinada con una
apertura de la boca que fomenta la presencia de bacterias en éste medio caliente y seco.
Las alergias pueden generar una sobreproducción de saliva, por ello es importante fijarse en la dieta y particularmente
en los niveles de consumo de leche y azúcar. Los padres o familiares pueden observar que el “babeo” aumenta después
de consumir un poco de sopa casera, helado o chocolate. Las observaciones de aumento de salivación asociadas con
la fatiga pueden indicar que la función periférica se mantiene con un control más consciente, con el resultado de que hay
más dificultad en cerrar la boca y en la deglución cuando se reducen las respuestas.
El problema más obvio en la presencia de un babeo crónico es la falta de deglución fácil y/o automática, la cual requiere
para iniciar cierre de la boca, o por lo menos contacto de la lengua con el paladar duro. Hay también un movimiento más
sutil de la mucosa dentro de las mejillas y en el fondo de la boca que sirve para enviar los líquidos al final de ella. Como
el líquido se acumula, ocurre la deglución. Es obvio que la movilidad de la lengua y el control de la secuencia de
deglución son factores importantes en el exitoso control de la saliva. Algunos niños con parálisis cerebral han reducido
su conciencia sensorial de humedad local y sólo degluten cuando un adulto se los ordena. Este nivel de respuesta no
sirve cuando el niño no es supervisado, por eso es importante aumentar la conciencia sensorial de la parte inferior de la
cara. Las muñequeras atléticas pueden servir como un recordatorio de limpiar la boca durante estados tempranos de
adquisición de control.
En muchos individuos con disfunciones neuromotoras el control de ésta alineación no es posible, particularmente
cuando los reflejos primitivos orales dominan relativamente el funcionamiento de la boca. Durante las primeras fases de
la preparación, como se destacan en la Preparación del Tratamiento para Mejorar el Funcionamiento de la Boca, será
importante para el fonoaudiólogo palpar suavemente el alineamiento de la tráquea, el esófago y las estructuras que los
rodean en la parte frontal del cuello.
Muchos de los tratamientos sugeridos en los objetivos y técnicas para el tratamiento de la boca resultarán un mejor
control de la saliva, el tono de la lengua será normalizado y la mandíbula se volverá más móvil. Es importante que los
labios puedan aceptar la experiencia sensorial de tocarse con la mandíbula cerrada, cuyo resultado será un movimiento
mejorado de la mucosa y de lengua dentro de la boca cerrada, lo cual a su vez facilita el reconocimiento y control de la
saliva. El fonoaudiólogo querrá estar seguro de la aproximación de la mandíbula superior e inferior y que el contacto de
los dientes pueda mantenerse por uno o dos minutos. Esto asegura que la lengua es capaz de adaptarse al
confinamiento de la boca cerrada.
Otra práctica para adquirir más control involucra el uso de cubos de hielo. Este trabajo fue desarrollado inicialmente con
el grupo de Margaret Rood, una fisioterapeuta que usó información sensorial con el fin de activar una respuesta motora.
Rood usó a veces hielo para activar sensorialmente un área y luego la tocaba ligeramente, inicialmente con un pincel de
pelo de camello. Al mismo tiempo Hellen Muller, una terapeuta del lenguaje suiza, encontró que el contacto específico
con el hielo producía una respuesta de deglución activa en niños que tenían problemas de “babeo” importantes. Helados
con sabor se usaron con frecuencia para propagar el frío e inducir la deglución repetida. Con el tiempo, el trabajo de
estas dos especialistas fue combinado por los fonoaudiólogos que trabajan con niños discapacitados neurológicamente.
Técnica de Rood / Mueller para el tratamiento oral:
Una de las técnicas para adquirir un mayor control involucra el uso de cubos de hielo. Este trabajo fue desarrollado
inicialmente con le grupo de Margaret Rood, una fisioterapeuta que uso información sensorial con le fin de activar una
respuesta motora. Rood empleo en ocasiones hielo para activar sensorialmente un área y a continuación la tocaba
ligeramente con un pincel de pelo camello. Al mimo tiempo Hellen Mueller, una terapeuta de lenguaje suiza, encontró
que el contacto específico con el hielo producía una respuesta de deglución activa en niños que tenían importantes
problemas de “babeo”.
La ilustración que sigue, guía al fonoaudiólogo en la aplicación de golpes con cubos de hielo. Hay que tener en cuenta,
que los golpes deben ser aplicados en un lado, y luego en el otro, sin cruzar la línea media de la cara. La mandíbula está
controlada durante la aplicación del hielo, de modo que no ocurre una apertura excesiva. Un control físico muy
cuidadoso de la cabeza y la mandíbula es esencial durante toda la secuencia del tratamiento.
La alineación del cuello debe mantenerse con el brazo del fonoaudiólogo en un lado de la cabeza, con el lado opuesto
de la cabeza contra el cuerpo del mismo. El fonoaudiólogo debe estar de pie y mirando hacia el mismo lado que el
paciente sentado. La cabeza se flexiona levemente hacia adelante sobre el cuello. La mano del fonoaudiólogo controla
la mandíbula, con el dedo medio bajo ella y el dedo índice el mentón.
Una forma alternativa de controlar la posición de la cabeza es encarar al niño y usar la palma de la mano para controlar
la mandíbula. Esto requiere que el niño esté seguro, sentado con un espaldar que se extienda por encima de su
cabeza. Un niño pequeño puede estabilizarse contra un cojín firme.
1. Con un pincel suave y redondeado (para acuarela) pasar por las áreas mostradas en el diagrama 1; Cada área
es recorrida 10 a 12 veces, muy rápida y suavemente.
2. Con un helado hecho en casa, deslizarlo hasta llegar a la boca del niño. Frote firmemente, tres veces, las
misma áreas mostradas. Seque cada área inmediatamente después con un pañuelo facial o tela suave, usando
una presión firme en un movimiento difuso. No lo frote. La mandíbula y los labios deben permanecer cerrados
durante todo el proceso.
3. Con el dedo intermedio y el índice se controla la mandíbula, la boca debe ser llevada suavemente. Sin tocar los
dientes, se debe presionar la lengua con el helado y luego se saca éste rápidamente.
4. La boca es cerrada inmediatamente y el fonoaudiólogo espera una deglución espontánea con el mentón del
niño flexionando contra el cuello. Si el niño ha sido capaz de aceptar la secuencia previa de estimulación sin
sobre-reaccionar, el fonoaudiólogo puede aplicar una segunda secuencia, mientras mantiene la mandíbula y los
labios bien cerrados para deglutir cada vez. Se recomienda un máximo de tres aplicaciones.
Este tratamiento oral es usado una vez al día justo antes de la alimentación, y en la misma posición sentada que se usa
para alimentar al niño. El tratamiento regular diario debe continuar por un período de cuatro meses. El tratamiento se
suspende por casi dos semanas y luego es retomado por un período más corto, seguido por una pausa mayor. Aún con
una respuesta exitosa, el tratamiento debe darse de nuevo debido a algunos eventos de tensión. El encargado del niño
es entrenado en el proceso de modo que se mantenga la mayor consistencia posible.
Si bien el objeto de esta investigación fue el de estimular la función motriz oral, también es importante rescatar que en
la medida en que esta función mejore de igual forma lo hará la expresión facial, aspecto significativo en la comunicación
de estos niños quienes no poseen realmente una comunicación efectiva a nivel facial.
Así por ejemplo el bajo tono postural deja el rostro con muy poca o ninguna expresividad para comunicar sentimientos o
humores. La espasticidad o aumento del tono comúnmente crea una retracción del labio superior. Esta expresión
consistente puede mal interpretarse con una sonrisa. Cuando los músculos de la expresión facial comienzan a
funcionar de forma más disociada el niño tiene mayor control sobre la expresividad social, y por supuesto gana
coordinación en la función oral.
Así mismo una parte significativa de la expresión facial normal es la libertad de mover los labios hacia adelante para
poner mala cara, presionar los labios firme o suavemente. Esta adaptación de los labios debe ocurrir con los dientes
unidos o separados. Ahora, es importante que la lengua se mueva fuera de los labios, pero lo es aún más, que el
sujeto posea la habilidad de usar la punta de la lengua para ir por fuera de las encías, durante esta maniobra los labios
se relajaran y acomodaran para cambiar la presión y el movimiento.
Finalmente es importante resaltar que al trabajar con el rostro es importante tener en cuenta los músculos y nervios de
la expresión facial y por ende de las estructuras orofaciales, de esta manera se podrá establecer más claramente el
porque y que se estimulara durante una actividad o técnica específica en un área determinada.