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Quienes Somos Y En Quien Nos Convertimos

Dicen que de la vida que llevamos, existen miles y miles de personas dentro. Lo que no
comentan es el sentimiento sobre estas vidas dentro de mi vida, porque simplemente no saben
nada de mí, excepto Jacke Paul. No suelo contar mis cosas al mundo que me rodea, sin embargo,
Paul las sabe sin decirle una sola palabra. Podría describir a Paul como mi hermano, aunque
tampoco sería lo correcto, he visto a muchos hermanos totalmente incompatibles. Paul es un
amigo albino de aproximadamente 1´84 extrañamente incomparable ante los demás, el me hace
reflexionar sobre mis errores, además me castiga con indiferencia si no los reconozco.
Prometimos ser y estar uno para el otro sin importar la edad, las diferencias, los amores, las
mentiras, las verdades crueles, todo un comodín. ¿Pero, qué pasó?
Pues esta es mi historia... Soy Marcel, Colette Marcel, una chica aries, de fuego violento en
pensamiento y acción, pero fría en corazón y no precisamente por el invierno que se mantiene
aquí en Francia. La explicación es simple, el sentimiento a mis diez años por la pérdida de mis
padres, me volvió ruda y congelada en cuestiones del sentimiento y emoción por buscar, o
encontrar algún día un ser indescriptible como un extraño amor a primera vista.
A mis diez años aprendí, que la muerte está alerta en toda la humanidad, y que las personas que
decías amar solo cuando mueren, están en tu mente y corazón. Pero no se confundan, no me
siento triste, por más que me afecte en el momento. Amigos, pasatiempos, sexo tal vez y demás
actitudes de mi vida cotidiana hacen olvidar o recordar sin sentimiento cualquier cosa del
pasado. Es difícil que un ladrón asalte a Colette Marcel, pues algunos amigos callejeros en
tiempos rebeldes, me enseñaron muy bien cómo defenderme, todos estos trucos decidí pasarlos a
mi vida laboral.
Con veintitrés años de edad siento la necesidad de sacar a flote los conocimientos de actuación
que tomaba cuando niña, fui la mejor en la clase, hasta actué en el teatro Comédie La Rochelle.
Jugué al amor, y siempre ganaba, aunque nadie estaba para reprenderme, la maestra Claude decía
que el amor no es algo con lo que puedes actuar, así como lo hice en el escenario, pues ese
sentimiento nace desde el alma. Debo reconocer que no lo entendí muy bien, y no me detuve a
tratar de encontrarle sentido, pues me gustan las personas y las cosas que no tienen sentido.
Actualmente soy policía, y aún recuerdo las palabras de Paul; ¡Ooh vamos Marcel, como es
posible que seas policía maniática de actuación! Pues sí, una actriz y policía profesional, define
prácticamente mi mundo. Trabajo en una agencia llamada DFA (Defensa De Francia
Asegurada), ubicada cuadras debajo de el museo de Louvre. Allí cumplo mis propósitos de hacer
pagar con justicia a las personas culpables de crímenes especiales, como asesinatos, homicidios,
violaciones, buscando grandes grupos de narcotraficantes que en este momento rondan mi
hermoso país. Mi jefe, Tom Greemen, está actualizado en mis conocimientos y, me tiene
confianza, lo que me indica como su mano derecha, la mano izquierda la ocupa Frank, un amigo
en momentos de inquietud y presiento que enamorado desde que empecé a trabajar en este lugar.

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