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Fe que Prevalece

Por Smith Wigglesworth

Fe dada por Dios


Lean Hebreos 11:1-11. Yo creo que hay solo un camino a los tesoros de
Dios, y este es el camino de fe. Por fe y solo fe entramos en un
conocimiento de los atributos y nos volvemos participantes de las
bienaventuranzas, y participantes en las glorias de nuestro Señor
ascendido. Todas Sus promesas son Sí y Amén para los que creen.
Dios quiere que vengamos a Él por su propio camino. Eso es por la puerta
abierta de la gracia. Un camino ha sido hecho. Es un camino hermoso, y
todos Sus santos pueden entrar por este camino y encontrar reposo. Dios
ha prescrito que los justo vivirán por fe. Y encuentro que todo es fracaso,
lo que no tiene su base en la roca Cristo Jesús. Él es el único camino, la
verdad y la vida. El camino de fe es el camino de Cristo, recibiéndole en su
plenitud y caminando en Él; recibiendo Su vida vivificante que llena,
mueve y nos cambia, trayéndonos a un lugar donde siempre hay un Amen
en nuestros corazones a la voluntad de Dios.
Cuando estudio el capítulo 12 de Hechos, encuentro que la gente estaba
orando toda la noche por que Pedro saliera de la cárcel. Tenían un celo
pero parece que les faltaba fe. Hay que felicitarlos por su celo y porque
pasaron su tiempo en oración sin cesar, pero su fe, evidentemente, no
medía tanto como para una respuesta tan maravillosa. Rode tenía más fe
que los demás. Cuando se escuchó tocar la puerta, ella corrió, y el
momento que ella escuchó la voz de Pedro, ella volvió corriendo con gozo
diciendo que Pedro estaba en la puerta. Y todos dijeron: “Estás loca. No
es cierto”. Pero ella aseguraba que así era.
Zacarías y Elisabet seguramente querían un hijo, pero aun cuando vino el
ángel y dijo a Zacarías que tendría un hijo, él estaba lleno de incredulidad.
Y el ángel dijo: “Y ahora quedarás mudo, por cuanto no creíste mis
palabras”.
Pero miren a María. Cuando el ángel vino a ella, María dijo: “Hágase
conmigo conforme a tu palabra.” Esto fue su Amen a la voluntad de Dios.
Y Dios quiere que nosotros tengamos un Amen en nuestras vidas, un
Amen interior, un poderoso y conmovedor Amen, un Amen inspirado por
Dios, el cual dice: “Es porque Dios ha hablado. No puede ser de otra
manera. Es imposible ser de otra manera”.
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Examinemos el quinto versículo: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver
muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese
traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”.
Cuando estuve en Suecia, el Señor obró poderosamente. Después de uno
o dos mensajes los líderes me llamaron y dijeron: “Hemos escuchado
cosas muy raras de ti, y quisiéramos saber si son verdaderas. Podemos
ver que Dios está contigo, y que Dios se está moviendo, y sabemos que
será una gran bendición para Suecia.”
“Bueno,” dije: “¿qué es?”
“Bueno,” dijeron: “hemos escuchado de autoridades respetables que tú
predicas que tienes el cuerpo resucitado”. Cuando estaba en Francia tenía
una intérprete que creía esto, y me enteré, después de haber predicado
una o dos veces con la intérprete, que ella comunicaba sus propias ideas.
Y claro que yo no lo sabía. Yo les dije a estos hermanos: “Les diré cuales
son mis convicciones personales. Yo creo que si yo tuviera el testimonio
de Enoc, ya habría partido. Yo creo que el momento que Enoc obtuvo el
testimonio que agradó a Dios, se fue.”
Oro que Dios avive nuestra fe, porque trasponer está en la mente de Dios;
pero recuerde que trasponer viene con los términos de obediencia santa y
un caminar que es agradable para Dios. Esto fue cierto con Enoc. Y ceo
que debemos tener un mismo caminar con Dios en el Espíritu, teniendo
comunión con Él, viviendo bajo su sonrisa divina, y oro que Dios por Su
Espíritu pueda movernos de tal forma que estaremos donde Enoc estaba
cuando el caminaba con Dios.
Hay dos clases de fe. Hay la fe natural. Pero la fe sobrenatural es el don de
Dios. En Hechos 26:19, Pablo contaba a Agripa lo que el Señor le dijo al
darle su comisión. “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban,
por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados”.
¿Es esa la fe de Pablo? No, es la fe que el Espíritu Santo le está dando. Es
la fe que Él nos trae mientras nosotros perseveramos en Dios. Quiero
poner delante de ustedes esta diferencia entre nuestra fe y la fe de Jesús.
Nuestra fe se acaba. La mayoría de las personas en este lugar han llegado
a un lugar donde han dicho: “Señor, no puedo continuar. He llegado hasta
aquí y no puedo más. He usado toda la fe que tengo, y ahora tengo que
parar y esperar”.

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Me acuerdo un día estando en Lancaster, y yendo a visitar unos enfermos,
fui llevado a una casa donde había una joven acostada en una cama, no
tenía salida. Ya no tenía razón y muchas cosas se manifestaban que eran
satánicas y yo lo sabía. Era una jovencita, una niña hermosa. El esposo,
también muy joven, entró con el bebé y se inclinó para besar a la esposa.
El momento que lo hizo, ella se lanzó al otro lado tal como una loca haría.
Me rompió el corazón. Entonces él agarró el bebé y apretó sus labios en la
madre. Otra vez otra cosa espantosa sucedió. Pregunté a alguien que le
atendía: “¿Hay alguien que les ayuda?” “Oh,” me dijeron: “Hemos tenido
de todo.” “Pero,” dije: “¿no tienes ayuda espiritual?” Su esposo se marchó
furioso diciendo:
“¿Ayuda? Tú crees que nosotros creemos en Dios, después de no haber
dormido en siete semanas y con condiciones maníacas.”
Entonces una joven más o menos de la edad de dieciocho solamente me
sonrió y salió por la puerta. Eso me llevó a un lugar de compasión por la
mujer. Algo tenía que hacer, no importaba lo que era. Entonces con todo
mi fe empecé a penetrar los Cielos, y pronto salí de esa casa, les diré,
porque nunca he visto un hombre conseguir algo de Dios mientras oraba
en la tierra. Si usted consigue algo de Dios, tendrá que orar en el cielo
porque todo está ahí. Si usted está viviendo en el ambiente terrenal y
espera cosas del Cielo, nunca vendrán. Y mientras yo veía, en la presencia
de Dios, las limitaciones de mi fe, entonces venía otra fe, una fe que no se
podía negar, una fe que agarraba la promesa, una fe que creía la Palabra
de Dios. Y de esa presencia yo volví a la tierra otra vez, pero ya no el
mismo hombre. Dios dio una fe que podía sacudir el Infierno y cualquier
otra cosa.
Yo dije: “¡Sal de ella en el nombre de Jesús!” Y ella se dio la vuelta y se
durmió. Después de catorce horas se despertó completa mente sobria y
sana.
Hay un proceso. Enoc caminaba con Dios. Tenía que haber sido todos esos
años que él estaba penetrando, entrando, y agarrando, y creyendo y
viendo y entrando en tal colaboración y comunión con Dios que las cosas
se movieron en la tierra y él empezó a moverse hacia el Cielo. En fin, ya no
podía detenerse más. ¡Oh, aleluya!
En el capítulo 15 de 1 Corintios leemos sobre el cuerpo que “se siembra en
debilidad,” para ser levantado en poder. Me parece que mientas nosotros
estamos esperando ser traspuestos, el Señor quiere que nosotros
conozcamos un poco de ese poder ahora, y quiere que permanezcamos en
ese poder para que no seamos sembrados en debilidad.
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Hay algo que Dios me ha dado desde mi juventud hasta ahora, un gusto y
deleite por mi Biblia. Yo puedo decir ante Dios, nunca he leído otro libro
sino mi Biblia, entonces yo no se nada de libros. Me parece mejor tener el
Libro de libros como comida para el alma, para fortalecer la fe, y para
edificar el carácter de Dios, así para que todo el tiempo me cambie y me
prepare para caminar con Dios.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que
se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le
buscan.”
Puedo ver que es imposible agradarle de cualquier otra forma sino con fe,
porque todo lo que no es de fe es pecado. Dios quiere que veamos que el
plan de fe es la ideal y principio de Dios. En esta conexión me encanta
mantener en mis pensamientos las hermosas palabras del 2do verso de
Hebreos 12: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Él
es el autor de la fe. Dios obró por medio de de Él para formar el mundo.
“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido
hecho, fue hecho”. Y por causa del gozo sobre abundante de proveer por
nosotros tan grande salvación, Él se volvió el autor de la fe viva. Y por
medio de su fe viva, mirando a Él quien es el autor y consumador de
nuestra fe, somos transformados a la misma imagen de gloria en gloria,
aun por el Espíritu del Señor.
Dios tiene algo mejor para usted que nunca ha tenido en el pasado. Entre
en la plenitud de fe y poder y vida y victoria del cual Él está dispuesto a
proveer, mientras se olvide las cosas del pasado, y prosiga a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Fe Igualmente Preciosa
Lean 2 Pedro 1:1-8. Nuestra comprensión está nublada porque tan
frecuentemente dejamos que las preocupaciones de este mundo nos
cieguen los ojos; pero si podemos estar abiertos a Dios, veremos que Él
tiene un plan mucho mayor para nosotros en el futuro que hayamos visto
en el pasado. Es el deleite de Dios hacer posible para nosotros lo que
parece imposible, y cuando llegamos al lugar donde solo Él tiene derecho
de paso, entonces todas las cosas que han sido borrosas y malentendidas
se aclaran.
Esta fe igualmente preciosa de la cual Pedro está escribiendo es un don, el
cual Dios está dispuesto a dar a todos nosotros, y yo creo que Dios quiere
que la recibamos para que podamos sojuzgar reinos, obrar justicia y, si ya

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es tiempo, cerrar las bocas de leones. Deberíamos ser capaces de triunfar
bajo cualquier circunstancia, porque no tenemos ninguna confianza en
nosotros, sino nuestra confianza está solamente en Dios. Siempre son esas
personas que están llenas de fe que tienen un buen reporte, que nunca
murmuran, que están en el lugar de victoria, que no están en el lugar del
régimen humano sino en el régimen divino, desde el momento Dios vino a
habitar en ellos.
Esta fe igualmente preciosa es para todos; pero talvez haya algún estorbo
en su vida, el cual Dios tendrá que tratar. Me pareció como si mil
automóviles hubieran pasado sobre mi vida para hacerme pedazos como
una vasija de alfarero. No hay otro camino a las cosas profundas de Dios
que un espíritu quebrantado. No hay otro camino para entrar en el poder
de Dios. Dios hará lo sobre abundante en todo lo que pedimos o
pensamos para nosotros cuando Él pueda llevarnos al lugar donde
podemos decir con Pablo: “Ya no vivo yo, y Otro, incluso Cristo, ha tomado
las riendas y autoridad de mi vida”.
Yo entiendo a Dios a través de Su Palabra. No puedo entender a Dios por
impresiones ni sentimientos; no puedo conocer a Dios por las emociones.
Si voy a conocer a Dios, lo voy a conocer a través de Su Palabra. Yo sé que
estaré en el Cielo, pero no pude construir sobre mis emociones para saber
que iré al Cielo. Voy a ir al Cielo porque la Palabra de Dios dice así, y yo
creo la Palabra de Dios. Y: “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de
Dios”. Romanos 10:17
In Marcos 11:24 leemos: “os digo que todo lo que pidiereis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá”. El versículo anterior habla de montañas
removidas, dificultades despejadas. La apariencia no basta. Tenemos que
tener la realidad, la verdadera obra de nuestro Dios. Tenemos que
conocer a Dios. Debemos poder entrar y mantener una conversación con
Dios. También debemos conocer la mente de Dios hacia nosotros, para
que todas nuestras peticiones sean siempre alineadas con Su voluntad.
Mientras esta fe igualmente preciosa se vuelva parte de ti, hará que te
atrevas a hacer cualquier cosa. Y recuerda, Dios quiere hombres atrevidos,
hombres que se atreven a hacer todo, hombres que serán fuertes en Él y
se atreverán a hacer proezas. ¿Cómo alcanzaremos esta sencilla fe?
Despréndase de sus propios pensamientos y reciba los pensamientos de
Dios, la Palabra de Dios. Si usted se construye sobre imaginaciones se
equivocará. Usted tiene la Palabra de Dios y es suficiente. Un hombre Dios
su testimonio extraordinario sobre la Palabra: “Nunca compare este Libro
con otros libros. Comparaciones son peligrosas. Nunca piense o nunca

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diga que este Libro contiene la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios. Su
origen es sobrenatural, su duración es eternal, inexpresable en valor, su
ámbito es infinito, su poder es regenerativo, su autoridad es infalible, su
interés es universal, su aplicación es personal, y es totalmente inspirado.
Léela enteramente. Escríbela. Órala. Ejércela. Y entonces pásala a otro”.
Y realmente la Palabra de Dios transforma un hombre hasta que se vuelva
una epístola de Dios. Transforma su mente, cambia su carácter, lo mueve
de gracia en gracia, lo hace un heredero de la misma naturaleza de Dios.
Dios entra, habita, camina en él, habla a través de él y cena con el que
abre su ser a la Palabra de Dios y recibe el Espíritu quien la inspiró.
Cuando yo me estaba yendo a Nueva Zelanda y Australia, había muchos
para despedirme. Había un doctor hindú que estaba yendo en el mismo
carro conmigo al puerto. Estaba muy silencioso y escuchaba atentamente
a todo lo que se decía en el barco. Yo empecé a predicar, por supuesto, y
el Señor empezó a obrar en medio de la gente. En la parte del barco que
era segunda clase había un joven y su esposa que eran ayudantes de una
dama y un caballero en primera clase. Y mientras estos dos jóvenes me
escuchaban hablando con ellos en privado y demás, fueron muy
impresionados. Entonces la mujer a quien servían se enfermó. En su
enfermedad y su soledad ella no pudo encontrar releve. Llamaron el
médico, y el médico no le dio esperanza.
Y entonces, cuando en este dilema extraña – ella era una gran cristiana
científica, una predicadora de esa religión, y había ido por todas partes
predicándola – ellos pensaron en mí. Conociendo las condiciones, y lo que
ella representaba, que estaba ya tarde en el día, y que en la condición de
su mente ella sólo podía recibir las palabras más sencillas, le dije: “Ahora
usted está muy enferma, y no le hablaré de nada menos esto; oraré por
usted en el nombre de Jesús, y el momento en que yo oro usted será
sanada.”
Y en el momento que oré se sanó. Eso fue la fe igualmente preciosa
operando. Entonces ella fue turbada. Ahora yo podría haber derramado
aceite primero. Pero derramé todas las amargas drogas posibles, y
durante tres días yo la tenía en ceniza. Yo le mostré su estado terrible, e
indiqué a ella toda la necedad y falsedad de su posición. Le mostré que no
había nada en Ciencia Cristiana, que es una mentira desde el principio,
uno de los últimos agentes del infierno. A lo mejor una mentira,
predicando una mentira, y produciendo una mentira.
Entonces ella se despertó. Ella se volvió muy penitente y quebrantada de
corazón. Pero lo que más le conmovía al principio era que tenía que ir a
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predicar el sencillo evangelio de Cristo donde ella había predicado la
Ciencia Cristiana. Me preguntó si tenía que abandonar ciertas cosas. No
voy a mencionar las cosas, eran muy viles. Le dije: “Lo que usted tiene que
hacer es ver a Jesús y recibir a Jesús”. Cuando ella vio al Señor en Su
pureza, todas las otras cosas tenían que irse. En la presencia de Jesús todo
lo demás se va.
Esto abrió la puerta. Tenía que predicar a todo el barco. Esto me dio una
gran oportunidad. Mientras predicaba, el poder de Dios cayó, convicción
vino, y pecadores se convirtieron. Me siguieron a mi camarote uno tras
otro. Dios estaba trabajando allí.
Entonces vino este doctor hindú. Dijo: “¿Qué haré? Ya no puedo usar la
medicina”. “¿Por qué?” “Oh, su prédica me ha cambiado. Pero debo tener
un fundamento. ¿Usted pasaría un tiempo conmigo?” “Claro que sí”.
Entonces nos fuimos solos y Dios rompió la tierra en barbecho. Este doctor
hindú estaba volviendo a sus condiciones hindúes bajo un nuevo orden.
Había dejado una obra allá. Me contó de la gran obra que tenía. Él estaba
volviendo a su obra para predicar a Jesús.
Si usted ha perdido su hambre de Dios, si ya no tiene un clamor por más
de Dios, usted está equivocando en el plan. Tiene que salir de nosotros un
clamor que no se satisface sino con Dios. Él quiere darnos la visión del
premio adelante que es algo mucho más alto que lo que nosotros
hayamos alcanzado. Si en algún punto has parado, levántate en el lugar
donde se ha caído, y empieza de nuevo bajo la luz refinadora y el poder de
Cielo y Dios te encontrará. Y Él te llevará a una conciencia de su propia
fragilidad y a un quebrantamiento de espíritu, su fe se aferrará de Él y
todos los recursos divinos, Su luz y compasión se manifestarán a través de
ti, y Él enviará la lluvia.
¿No nos dedicaremos de nuevo a Dios? Algunos dicen: “Anoche me
dediqué a Dios”. Cada revelación nueva trae una nueva dedicación.
Busquémoslo.

Poder Espiritual
Lectura Bíblica – Mateo 16.
Los fariseos y saduceos habían estado tentando a Jesús diciéndole que les
muestre una señal del Cielo. Él les mostró que podían discernir las señales
que aparecían en la faz del cielo, pero aun así no podían discernir las
señales de los tiempos. Él no les daría una señal para satisfacer su
curiosidad incrédula, advirtiendo que una generación mala y adúltera
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buscaba una señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta
Jonás. Una generación mala y adúltera se tropieza en el cuento de Jonás,
pero la fe puede ver en ese cuento un cuadro maravilloso de la muerte,
entierro y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Jesús, después de haber dejado a los fariseos, y llegado al otro lado del
lago, dijo a sus discípulos: “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos
y de los saduceos”. Ellos pensaban dentro de sí; y la única conclusión que
tuvieron era porque no habían llevado pan. ¿Qué iban a hacer? Entonces
Jesús dijo estas palabras: “¡Hombres de poca fe!“ Él había estado con ellos
tanto tiempo, y todavía le eran una gran desilusión por causa de su falta
de comprensión y fe. Ellos no podían captar la profunda verdad espiritual
que Él les estaba trayendo, y sólo podían pensar en que no trajeron pan.
“¡Hombres de poca fe!” ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco
panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los
siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?
Una vez Jesús dijo a Pedro: “¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra,
¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los
extraños?” Pedro le respondió: “De los extraños”. Jesús le dijo: “Luego los
hijos están exentos.
Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer
pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y
dáselo por mí y por ti”. Pedro había estado toda su vida en el negocio de
pescar, pero nunca había pescado un pez con plata en su boca. Pero el
Maestro no quiere que nosotros razonemos las cosas – razonamiento
carnal siempre nos dejará en incredulidad – sino debemos simplemente
obedecer. “Este es un trabajo difícil”, talvez así decía Pedro mientras
ponía el cebo en el anzuelo: “pero como Tú me dijiste lo voy a intentar”, y
lanzó su anzuelo al mar. Había millones de peces en el mar, pero todos los
peces tenían que apartarse y dejar en paz ese cebo, y permitir a aquel pez
con la moneda en su boca subir y tomarlo.
Una mujer vino a mí en Cardiff Gales, que estaba llena de ulceración. Y por
eso se había caído dos veces en las calles. Ella vino a la reunión y parecía
como si el poder maligno se propusiera matarla ahí mismo, porque se
cayó, y el poder del Diablo estaba desgarrando su llaga. Estaba sin fuerzas
y parecía como si hubiera fallecido. Yo clamé: “Oh Dios, ayuda a esta
mujer.” Entonces reprendí el poder maligno en el nombre de Jesús, y el
Señor la sanó instantáneamente. Se levantó e hizo un escándalo. Ella
sintió el poder de Dios en su cuerpo y quería testificar todo el tiempo.
Después de tres días ella fue a otro lugar para testificar del poder del

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Señor para sanar. Ella vino a mí y dijo: “Yo quiero contar a todos del poder
del Señor para sanar. ¿No tiene usted unos panfletos sobre este tema?”
Yo le di mi Biblia y dije: “Mateo, Marcos, Lucas, Juan… Son los mejores
panfletos sobre sanidad. Están llenos de incidentes del poder de Jesús.
Nunca fallarán en cumplir la obra de Dios si la gente creyera en ellos”.
Hay un tiempo cuando los hombres fallan. Toda falta de fe es por no
alimentarse de la Palabra de Dios. La necesitas todos los días. ¿Cómo
puedes entrar en una vida de fe? Aliméntate del Cristo vivo de quien esta
Palabra está llena. Mientras eres arrebatado por el hecho glorioso y la
maravillosa presencia del Cristo vivo, la fe de Dios brotará dentro de ti.
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Romanos 10:17
Jesús preguntó a sus discípulos qué decía la gente de Él. Ellos le dijeron:
“Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los
profetas”. Entonces Él propuso una pregunta para ver qué pensaban ellos:
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro respondió: “Tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente”. Y Jesús le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo
de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está
en los cielos”. Es sencillo. ¿Quién dices que Él es? ¿Quién es? ¿Tú dices
con Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”? ¿Cómo puede
saber esto? Él tiene que ser revelado. Ni carne ni sangre lo revela. Es una
revelación interna. Dios quiere revelar a su Hijo dentro de nosotros y
hacernos concientes de una presencia interna. Entonces usted puede
clamar: “¡Sé que Él es mío! ¡Es mío!” “Ni al Padre conoce alguno, sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Busca a Dios hasta que
consiga de Él una poderosa revelación del Hijo, hasta que esa revelación
interna le lleve al lugar donde está firme, inmovible, y siempre abundando
en la obra del Señor.
Hay un poder maravilloso en esta revelación. “Sobre esta roca edificaré mi
iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré
las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado
en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos”. ¿Fue Pedro la roca? No. Unos minutos después estaba tan lleno
del diablo que Cristo tuvo que decirle: “¡Quítate de delante de mí,
Satanás!; me eres tropiezo”. Esta roca era Cristo. Él es la Roca y hay
muchas escrituras para confirmarlo. Y a todos que lo conocen que Él es el
Cristo, Él da las llaves de fe, el poder para atar y el poder para desatar.
Establezcan sus corazones en este hecho.
Yo había estado predicando sobre este tema en Toronto, intentando
demostrar que el momento en que un hombre cree de todo corazón, Dios

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coloca en él una realidad, una sustancia, una vida; sí, Dios mora en él, y
con el nuevo nacimiento entra a nosotros una fuerza poderosa que es más
poderosa que todo el poder del enemigo. Un hombre salió corriendo de la
reunión, y cuando llegué a casa esa noche ahí estaba con un buen hombre
grande y alto. Este hombre me dijo: “Tres años atrás mis nervios se
destrozaron. No puedo dormir. He perdido mi negocio. He perdido todo.
No puedo dormir para nada y mi vida es una miseria”. Yo le dije: “Váyase a
casa y duérmase en el nombre de Jesús”. Se dio la vuelta y parecía
indeciso si quería irse o no; pero yo le dije: “¡Váyase!” y lo empujé fuera
de la puerta.
En la mañana llamó por teléfono. Dijo al que me hospedaba: “Dígale que
dormí toda la noche. Quiero verlo inmediatamente”. Él vino y dijo: “Soy un
nuevo hombre. Siento que tengo una vida nueva. Y ahora ¿puede usted
conseguirme el dinero que perdí?” Yo dije: “¡Todo!” Él dijo: “Dígame
como”. Dije: “Venga a la reunión esta noche y yo le diré”. El poder de Dios
estaba poderosamente presente en esa reunión esa noche, y él estaba
bajo una gran convicción. Él corrió hacia el altar, pero se cayó antes de
llegar. El Señor lo cambió y todo lo que había en él. Ahora es un hombre
de negocios exitoso. Todos sus fracasos del pasado habían venido a través
de una falta del conocimiento de Dios. No importa lo que te perturba, Dios
puede sacudir al diablo y transformarte completamente. No hay otro
como Él.
Un día yo estaba viajando en un tren donde había dos personas enfermas
en el vagón, una madre y su hija. Les dije: “Miren, yo tengo en esta bolsa
algo que puede curar todos los casos en el mundo. Nunca ha fallado”. Se
pusieron muy interesados, y seguí contándoles más sobre este remedio
que nunca ha fallado en sanar dolencias y enfermedades. Por fin juntaron
la valentía para pedirme una dosis. Entonces abrí mi bolsa, saqué mi
Biblia, y les leí este versículo: “Yo soy Jehová tu sanador”. Nunca falla. Él te
sanará si atreves creerlo. Los hombres hoy en día buscan por todas partes
cosas con que se pueden sanar, e ignoran el echo de que el bálsamo de
Galaad es fácil de alcanzar. Mientras hablaba de este maravilloso Médico,
la fe de ambos la madre y la hija salió hacia Él, y Él sanó a las dos ahí en el
tren.
Dios ha hecho su Palabra tan preciosa que si no pudiera conseguir otra
copia, ni por todo el mundo me separaría de mi Biblia. Hay vida en la
Palabra. Hay virtud en ella. Yo encuentro a Cristo en ella; y Él es el único
que necesito para el espíritu, alma y cuerpo. Me cuenta del poder de Su
nombre y del poder de su sangre para limpiar. Los leoncillos necesitan, y

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tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún
bien. Salmo 34:10.
Un hombre vino a mí una vez, traído por una mujercita. Yo dije: “¿Qué
tiene?” Ella dijo: “Le dan oportunidades pero fracasa cada vez. Es un
esclavo al alcohol y el veneno de nicotina. Es un hombre lúcido e
inteligente en la mayoría de las cosas, pero se inclina ante esas dos cosas”.
Me acordé de las palabras del Maestro que nos da el poder de atar y
desatar, y le dije a él que sacara su lengua. En el nombre de Jesucristo yo
eché fuera el poder maligno que le daba el gusto de esas cosas. Yo le dije:
“Hombre, hoy eres libre”. No era creyente, pero cuando se dio cuenta del
poder del Señor al ser liberado, vino a la reunión, públicamente reconoció
que era pecador, y el Señor lo salvó y lo bautizó. Unos días después le
pregunté: “¿Cómo te está yendo?” Él dijo: “Soy libre”. Dios nos ha dado el
poder para atar y el poder para desatar.
En otro lugar una mujer vino a mí y dijo: “No he podido oler en veinte
años; ¿puedes hacer algo par mí?” Yo dije: “Vas a oler esta noche”.
¿Podría yo dar a alguien lo que se había perdido durante veinte años? De
mí mismo no, pero me acordé de la Roca sobe la cual la Iglesia esta
edificada, la Roca Cristo Jesús y Sus promesas para dar a Sus propios el
poder para atar y desatar. Podemos atrever a hacer cualquier cosa si
sabemos que la Palabra de Dios nos está respaldando. En el nombre del
Señor Jesús yo desaté a esa mujer. Ella corrió todo el camino hasta su
casa. La mesa estaba llena de cosas ricas, pero ella no tocaba nada. Ella
dijo: “¡Voy a tener un banquete de fragancias!” Alaben al Señor por el
hecho de que Él mismo respalda Su propia Palabra y comprueba la verdad
de ella en estos últimos días de incredulidad y apostasía.
Otra persona vino y dijo: “¿Qué puedes hacer por mí? He tenido dieciséis
operaciones y me han quitado los tambores de los oídos”. Yo dije: “Dios
no ha olvidado como hacer tambores de oídos”. Yo la ungí y oré pidiendo
al Señor que los tambores de los oídos sean repuestos. Ella era tan sorda
que creo que no habría escuchado nada aun si un cañón hubiera
disparado. Después de todo seguía siendo tan sorda como podía ser. Pero
vio otros siendo sanados y regocijándose. ¿Dios ha olvidado de ser
bondadoso? ¿Su poder seguía igual? Ella vino la noche siguiente y dijo:
“He venido esta noche para creer a Dios”. Tengan cuidado de no venir de
cualquier otra forma. Oré por ella otra vez y ordené sus oídos que sean
desatados en el nombre de Jesús. Ella creyó, y el momento que creyó,
escuchó, corrió y saltó encima de una silla y comenzó a predicar. Luego

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dejé caer una aguja y lo escuchó. ¿Puede Dios dar tambores a los oídos?
Todo es posible con Dios. Dios puede salvar al peor.
Desanimado, echa sobre Jehová tu carga. Él te sustentará. Mira a Él y sé
iluminado. Míralo ahora.

El Pentecostés de Pablo
Lean Hechos 9:1-22.
Saulo probablemente era el perseguidor más grande que tenían los
primeros cristianos. Leemos que él hacía estragos en la iglesia, entrando a
cada casa, y rastrando hombres y mujeres, metiéndolos en la cárcel. En
este momento lo encontramos respirando amenazas y matanza contra los
discípulos del Señor. Él estaba en camino a Damasco con el propósito de
destruir la iglesia ahí. ¿Cómo trató Dios con tal hombre? Nosotros
habríamos tratado con él con juicio. Dios trató con él con misericordia.
¡Oh, el maravilloso amor de Dios! Él amaba a los santos en Damasco y Su
manera de preservarlos fue a través de la salvación de un hombre que se
había propuesto dispersarlos y destruirlos. Nuestro Dios se complace en
ser misericordioso y Su gracia es provista diariamente para ambos, el
pecador y el santo. Él muestra misericordia a todos. Si sólo nos diéramos
cuenta de ella, hoy estamos vivos solamente por la gracia de nuestro Dios.
Más y más veo que es por la gracia de Dios que soy preservado cada día.
Es cuando nos damos cuenta de la bondad de Dios que nos arrepentimos
de verdad. Aquí estaba Saulo, con cartas del sumo sacerdote, apurándose
para llegar a Damasco. Fue botado al suelo y ahí vino a su vista una luz,
una luz que estaba más brillante que el sol. Al caer sin palabras al suelo
escuchó una voz diciéndole: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Él
respondió: “¿Quién eres Señor?” Y la respuesta volvió: “Yo soy Jesús a
quien tú persigues”. Y clamó: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Y los
hombre que estaban con él pararon atónitos (no podían hablar) pero lo
guiaron a Damasco.
Hay algunas personas que tienen la idea que solamente los predicadores
pueden saber la voluntad de Dios. Pero el Señor tiene un discípulo en
Damasco, un hombre escondido, quien vivía en un lugar donde Dios le
podía hablar. Sus oídos estaban abiertos. Era alguien que escuchaba las
cosas del Cielo. Oh, esto es mucho más maravilloso que lo que se puede
escuchar en la tierra. Fue a este hombre a quien el Señor apareció en una
visión. Le dijo que bajara por la calle llamada Derecha y buscara a Saulo. Y
le dijo que Saulo había visto en una visión a un hombre llamado Ananías

12
entrando y poniendo mano sobre él para que pueda recibir la vista.
Ananías protestó: “Señor, he oído de muchos acerca de este hombre,
cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene
autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que
invocan tu nombre”. Pero el Señor aseguró a Ananías que Saulo era una
vasija escogida, y Ananías, sin dudar nada, fue a cumplir su tarea de
misericordia.
El Señor había dicho a Ananías sobre Saulo: “He aquí, él ora”. La oración
de arrepentimiento siempre es escuchada en el Cielo. El Señor nunca
menosprecia un corazón quebrantado y contrito. Y a Saulo le fue dada
esta visión que pronto sería hecha realidad, la visión de Ananías viniendo a
orar por él para que pueda recobrar la vista.
Estaba hojeando mis cartas un día mientras estaba en la ciudad de Belfast,
un hombre vino a mí y dijo: “¿Estás visitando a los enfermos?” Me indicó
que fuera a cierta casa y me dijo que fuera ahí y vería una mujer muy
enferma. Fui a la casa y vi una mujer muy débil sentada en una cama. Yo
sabía que humanamente hablando, ya no había ayuda para ella. Estaba
respirando con suspiros cortos y agudos como si cada suspiro sería el
último. Clamé al Señor y dije: “Señor, dime qué hacer”. El Señor me dijo:
“Lee el capítulo cincuenta y tres de Isaías”. Yo abrí mi Biblia y hice como
me fue dicho. Leí hasta el quinto versículo de este capítulo, cuando de
repente la mujer gritó: “¡Soy sana! ¡Soy sana!” Estaba asombrado por esta
exclamación inesperada y le pedí que me contara lo que había sucedido.
Ella dijo: “Hace dos semanas estaba ordenando la casa y fatigué mi
corazón demasiado. Dos médicos han venido a verme, pero los dos me
dijeron que ya no había esperanza. Pero anoche el Señor me dio una
visión. Vi a usted entrar directo a mi cuarto. Le vi orando. Le vi abrir su
Biblia en el capítulo cincuenta y tres de Isaías. Cuando usted llegó al
quinto versículo y leyó las palabras, ‘por su llaga fuimos nosotros curados’,
me vi maravillosamente sanado. Eso fue una visión, ahora es un hecho”.
Yo doy gracias a Dios que las visiones no han cesado. El Espíritu Santo
puede dar visiones, y nosotros podemos esperarlos en estos últimos días.
Dios no desea la muerte de ningún pecador y usará toda clase de medios
para salvarlos. ¡Oh, que evangelio de amor!
Ananías fue a la casa en la calle Derecho y puso sus manos sobre él quien
antes había sido un blasfemador y perseguidor, y le dijo: “Hermano Saulo,
el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha
enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo”. El Señor
no había olvidado de su condición física y había sanidad para él. Pero

13
había algo más allá de eso. Era la llenura del Espíritu Santo. ¡Oh, siempre
me parece que el evangelio es robado de su gloria divina cuando pasemos
por alto esta maravillosa verdad del Bautismo en el Espíritu Santo. Ser
salvo es maravilloso, ser una nueva criatura, haber pasado de muerte a
vida, tener el testimonio del Espíritu de que has nacido de nuevo de Dios,
todo esto es inexpresablemente precioso. Pero aunque tengamos el pozo
de salvación subiendo, necesitamos seguir al lugar donde desde dentro de
nosotros fluye ríos de agua viva.
Dios escogió a Saulo. ¿Qué era él? Un blasfemador. Un perseguidor. Eso es
gracia. Nuestro Dios es bondadoso y le encanta mostrar Su misericordia a
los más viles y peores de los hombres. Había un personaje notable en mi
pueblo donde vivía quien fue conocido como el peor hombre en el pueblo.
Era tan vil, y su lenguaje era tan horrible que aun hombres malvados no lo
podían soportar. En Inglaterra hay una persona conocido como el verdugo
público quien tiene que llevar a cabo todas las ejecuciones. Este hombre
tuvo ese puesto y luego me dijo que él creía que cuando ejecutaba
hombres quienes habían asesinado que el poder demoníaco que estaba
dentro de ellos vendría sobre él y por consecuencia él estaba poseído por
una legión de demonios. Su vida era tan miserable que se propuso poner
un fin a su vida. Fue a cierta estación de tren y compró un pasaje. Los
trenes ingleses son muy diferentes a los americanos. En cada vagón hay
varios compartimentos y es fácil para cualquiera que quiera suicidarse
abrir la puerta de su compartimento y lanzarse del tren. Este hombre se
propuso lanzarse del tren dentro de cierto túnel justo cuando el tren que
venía de la dirección opuesta iba a pasar volando y él pensó que esto sería
un fin rápido para su vida.
Había un joven en la estación de tren esa noche quien había sido salvo la
noche antes. Estaba completamente encendido para salvar a otros y se
propuso en su corazón que cada día de su vida salvaría a alguien. Él vio
este verdugo abatido y comenzó a hablarle sobre su alma. Lo trajo a
nuestra misión y ahí una poderosa convicción de pecado se apoderó de él.
Durante dos horas y media estaba literalmente traspirando bajo
convicción y se veía un vapor subiendo de él. Después de dos horas y
media por gracia fue salvo.
Yo dije: “Señor, dime qué hacer”. El Señor dijo: “No lo dejes, ve a su casa
con él”. Yo fui a su casa. Cuando vio a su esposa dijo: “Dios me ha
salvado”. La esposa se quebrantó y también por gracia fue salva. Les digo
que hubo una diferencia en esa casa. Aun el gato reconoció la diferencia.

14
Habían dos hijos en esa casa y uno de ellos dijo a su madre: “Madre, ¿qué
sucede en nuestra casa? Nunca era así antes. Es tan pacífica. ¿Qué es?”
Ella le dijo:”Su padre ha sido salvo”. El otro hijo también estuvo
asombrado.
Llevé a este hombre a muchos servicios especiales y el poder de Dios
estaba sobre él durante muchos días. Él daba su testimonio y mientras
crecía en la gracia quería predicar el evangelio. Se volvió evangelista y
cientos y cientos fueron traídos a un conocimiento salvador del Señor
Jesucristo a través de su ministerio. La gracia de Dios es suficiente para el
más vil, y Él puede tomar los hombres más malvados y hacer de ellos
monumentos de su gracia. Así hizo con Saulo de Tarso al mismo tiempo
que estaba suspirando amenazas y matanza contra los discípulos del
Señor. Él lo hizo con Berry el verdugo. Él lo hará con cientos más como
respuesta a nuestro clamor.
Notarán que cuando Ananías entró a la casa llamó al enemigo número uno
del evangelio “Hermano Saulo”. El Señor Jesús envió a Ananías a esa casa
para poner sus manos sobre este hermano recién nacido para que él
pudiera recibir la vista y ser lleno del Espíritu Santo. Tú dices: “Pero no
dice que habó en lenguas”. Sabemos que Pablo sí hablaba en lenguas; que
él hablaba en lenguas más que todos los corintios. En aquellos días como
recién habían experimentado ese primer derramamiento pentecostal no
habrían estado satisfechos con que alguien recibiera el Bautismo a menos
que lo recibiera según el mismo diseño dado el Día de Pentecostés.
Cuando Pedro estaba relatando lo que había sucedido en la casa de
Cornelio en Cesarea dijo: “Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu
Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio”. Luego,
hablando del mismo incidente dijo: “Y Dios, que conoce los corazones, les
dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y
ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus
corazones”. Y sabemos por lo que sucedió en el hogar de Cornelio que
cuando el Espíritu Santo cayó, “los oían que hablaban en lenguas, y que
magnificaban a Dios”. Muchas personas piensan que Dios sí hace una
diferencia entre nosotros y los del principio. Pero no tienen ninguna
escritura para respaldar eso. Cuando alguien recibe el don del Espíritu
Santo, ciertamente habrá ninguna diferencia entre su experiencia hoy y
aquella que fue dada el Día de Pentecostés. Y yo no puedo creer que
cuando Saulo fue lleno del Espíritu Santo que el Señor hizo alguna
diferencia entre la experiencia que le dio y la experiencia que había dado a
Pedro y los otros un poco antes.

15
Fue alrededor de treinta y un años atrás que un hombre vino a mí y dijo:
“Wigglesworth, ¿sabes lo que está sucediendo en Sunderland? La gente se
está bautizando en el Espíritu Santo exactamente como los discípulos en el
Día de Pentecostés”. Yo dije: “Yo quisiera ir”. Inmediatamente subí a un
tren y fui a Sunderland. Fui a las reuniones diciendo: “Quiero escuchar
estas lenguas”. Me contaron: “Cuando recibes el Bautismo en el Espíritu
Santo hablarás en lenguas”. Yo dije: “Yo tengo el Bautismo en el Espíritu
Santo”. Un hombre dijo: “Hermano, cuando yo recibí el Bautismo hablé en
lenguas”. Yo dije: “Escuchémoslas”. Él no podía hablar en lenguas en
cualquier momento, sólo podía hablar según el Espíritu le daba para
hablar y por eso mi curiosidad no fue saciada.
Yo vi que estas personas eran muy fervientes y a mí me dio mucha
hambre. Estaba ansioso de ver esta nueva manifestación del Espíritu y
todo el tiempo estaba cuestionando y arruinando muchas de las
reuniones. Un hombre me dijo: “Soy misionero y he venido aquí buscando
el Bautismo en el Espíritu Santo. Estoy esperando en el Señor, pero tú has
entrado y estás arruinando todo con tus preguntas”. Empecé a discutir
con él y nos calentamos tanto que al volver a casa él caminó en un lado
de la calle y yo en el otro.
Esa noche iba haber una reunión de espera y me propuse asistir. Me
cambié la ropa y dejé la llave en la ropa que me había quitado. Mientras
volvíamos de la reunión a media noche encontré que no tenía mi llave
conmigo y este hermano misionero dijo: “Tendrás que venir y dormir
conmigo”. Pero ¿creen que dormimos esa noche? Ay no, pasamos la
noche en oración. Recibimos un derramamiento precioso de arriba. La
campana del desayuno sonó, pero eso no fue nada para mí. Durante
cuatro días no quería nada más que Dios. Si sólo supieran las
inexpresablemente maravillosas bendiciones de ser lleno de la Tercera
Persona de la Trinidad, pondrían todo a un lado para esperar esta llenura.
Yo estaba por irme de Sunderland. Este avivamiento estaba sucediendo en
la sacristía de una iglesia episcopal. Fui a la casa del párroco ese día para
despedirme y le dije Hermana Boddy, la esposa del párroco: “Me estoy
yendo, pero no he recibido las lenguas todavía”. Ella dijo: “No necesitas las
lenguas sino el Bautismo”. Yo dije: “Tengo el Bautismo, Hermana, pero
quisiera que usted ponga manos sobre mí antes de irme”. Ella puso sus
manos sobre mí y entonces ella tuvo que salir del cuarto. El fuego cayó.
Fue un tiempo maravilloso ahí con Dios a solas. Parecía como si Dios me
bañara con poder. Me fue dada una maravillosa visión. Estuve conciente
de preciosa la sangre limpiadora y clamé: “¡Limpio! ¡Limpio! ¡Limpio!” Fui

16
lleno del gozo de la conciencia de la limpieza. Yo vi al Señor Jesucristo. Vi
la cruz vacía y vi a Él exaltado a la diestra de Dios el Padre. Mientras yo lo
exaltaba, magnificaba, y alababa, yo estaba hablando en lenguas según el
Espíritu me daba para hablar. Supe entonces que había recibido el
verdadero Bautismo en el Espíritu Santo.
Yo había enviado un telegrama a casa y cuando llegué uno de nuestros
hijos dijo: “Padre, escucho que has estado hablando en lenguas.
Escuchémoslas”. No pude hablar en lenguas. Yo había sido movido a
hablar en lenguas según el Espíritu de Dios me daba para hablar el
momento que recibí el Bautismo, pero no recibí el don de lenguas y no
pude hablar ni una palabra. No hablé más en lenguas hasta nueve meses
después cuando estaba orando por alguien, y fue entonces que Dios me
dio el don permanente de hablar en lenguas.
Entonces Saulo fue lleno del Espíritu Santo y en los últimos capítulos de los
Hechos de los Apóstoles vemos el resultado del Bautismo. Oh, la
diferencia que hace. Cuando yo llegué a casa mi esposa me dijo: “Así que
crees que has recibido el Bautismo en el Espíritu Santo. ¿Por qué? Yo soy
tan bautizada en el Espíritu Santo como tú”. Nos habíamos sentado en la
plataforma juntos durante veinte años pero esa noche ella dijo: “Esta
noche irás solo”. Yo dije: “Está bien”. Mientras subía a la plataforma esa
noche el Señor me dio los primeros versículos del capítulo sesenta y uno
de Isaías: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió
Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a
los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los
presos apertura de la cárcel”. Mi esposa fue atrás a una de las sillas más
lejanas en el pasillo y se dijo: “Voy a ver”. Yo prediqué esa noche sobre el
tema que el Señor me había dado y conté lo que el Señor había hecho por
mí. Dije a la gente que yo iba a tener a Dios en mi vida y que felizmente
sufriría mil muertes en vez de perder este maravilloso bautismo que había
venid a mí. Mi esposa estaba muy inquieta. Fue conmovida de una manera
diferente y dijo: “Ese no es mi Smith que está predicando. Señor, has
hecho algo por él”. Tan pronto terminé, el secretario de la misión se paró
y dijo: “Hermanos, yo quiero lo que el líder de nuestra misión tiene”.
Intentó sentarse pero falló en llegar a su asiento y se cayó en el piso.
Pronto había catorce de ellos en el piso, mi propia esposa incluida. No
sabíamos qué hacer, pero el Espíritu Santo tomó control de la situación y
el fuego cayó. Un avivamiento empezó y las multitudes vinieron. Fue sólo
el comienzo de la marea alta de bendición. Habíamos tocado la reserva de
la vida y poder del Señor. Desde entonces el Señor me ha llevado a

17
muchas tierras diferentes y he visto muchos derramamientos bendecidos
del Espíritu Santo de Dios.
La gracia de Dios que fue dada a Saulo el perseguidor es disponible para
ustedes. El mismo derramamiento del Espíritu Santo que recibió él es
igualmente disponible. No descansen, satisfechos con cualquier
experiencia menor al Bautismo que los discípulos recibieron el Día de
Pentecostés, entonces avancen a una vida donde reciben continuamente
más y más del bendito Espíritu de Dios.

Recibirán Poder
Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.
Los discípulos habían estado preguntando si el Señor en ese tiempo iba a
restaurar el reino a Israel. Cristo les dijo que no era para ellos saber los
tiempos y las estaciones los cuales el Padre puso en Su sola potestad, pero
les prometió que cuando ellos recibieran el Espíritu Santo que ellos
recibirían poder para testificar de Él en todo el mundo. Recibir el Espíritu
Santo es recibir poder para con Dios y con los hombres.
Hay un poder que es de Dios y hay un poder que es de Satanás. Cuando el
Espíritu Santo empezó a caer, varios espiritistas vinieron a nuestras
reuniones. Ellos pensaban que nosotros habíamos recibido algo parecido a
lo que tenían ellos y vinieron para divertirse. Llenaron las dos primeras
filas de nuestra misión. Cuando el poder de Dios cayó, estos imitadores
empezaron a temblar y hablar entre dientes bajo el poder del diablo. El
Espíritu del Señor vino poderosamente sobre mí y grité: “¡Ahora ustedes,
diablos, fuera de aquí!” Y se fueron. Yo les seguí hasta la calle y entonces
se dieron la vuelta y me maldijeron. Había poder de abajo, pero no fue
ningún estorbo ante el poder del Espíritu Santo, y pronto tuvieron que
escaparse.
Dios quiere que los creyentes reciban poder de lo Alto, poder para
testificar, poder para actuar, poder para vivir, y poder para mostrar la
divina manifestación de Dios en el interior. El poder de Dios te sacará de
tus propios planes y te pondrá en el plan de Dios. Serás desenvuelto y
despojado de lo que es simplemente tuyo y puesto en un régimen divino.
El Señor te cambiará y pondrá Su mente donde la tuya estaba, y así
habilitarte para tener la mente de Cristo. En vez de que tú estés laborando
según tu propio plan, será Dios trabajando dentro de ti y a través de ti
para hacer Su propio beneplácito por el poder del Espíritu dentro de ti.
Alguien dijo que no sirves de nada hasta que tu “yo” es sacado (Nota del

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traductor: esto es un juego de palabras en inglés. La pronunciación de
“yo” en inglés es igual que la de “ojo”). Cristo debe reinar dentro de ti, y la
vida en el Espíritu Santo requiere la sujeción de tu propia voluntad en todo
tiempo para abrir camino para obrar en ti la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.
Estaba dirigiendo una reunión una vez en Londres, y a la clausura un
hombre vino a mí y dijo: “No permiten tener reuniones aquí en esta sala
después de las 11, y nos gustaría que vengas a casa con nosotros. Tengo
mucha hambre de Dios”. La esposa también dijo que tenía hambre de
Dios, entonces consentí ir con ellos. Más o menos a las 12:30 llegamos a
su casa. Él hombre empezó a avivar el fuego y dijo: “Ahora cenaremos algo
delicioso”. Yo les dije: “Yo no vine aquí por su chimenea caliente ni por su
cena ni por su cama. Yo vine aquí porque pensé que tenían hambre de
Dios”. Nos arrodillamos para orar y más o menos a las 3:30 el Señor
bautizó a la esposa, y habló en lenguas según el Espíritu le daba para
hablar. Más o menos a las 5 yo hablé al esposo y le pregunté ¿cómo le
iba? Él respondió: “Dios ha quebrantado mi terca voluntad, dura como el
hierro”. No había recibido el Bautismo, pero Dios había hecho una obra
poderosa dentro de él.
El día siguiente, en su negocio, todos se dieron cuenta que un gran cambio
había sucedido en él. Antes era el mismo terror andando. Los hombres
que trabajaban con él lo miraban como un diablo por la manera que se
comportaba; pero al entrar en contacto con el poder de Dios esa noche lo
cambió completamente. Antes de esto había hecho una profesión
religiosa, pero nunca había verdaderamente entrado en la experiencia del
nuevo nacimiento hasta aquella noche, cuando el poder de Dios vino tan
poderosamente sobre su hogar. Poco tiempo después fui a la casa de este
hombre, y sus dos hijos vinieron a mí corriendo y me besaron diciendo:
“Tenemos un nuevo padre”. Antes de eso, estos muchachos a menudo
habían dicho a su madre: “Mamá, ya no suportamos estar en casa.
Tendremos que salir”. Pero el Señor cambió toda la situación esa noche
mientras oramos juntos. La segunda visita el Señor bautizó a este hombre
en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo revelará posiciones falsas, sacar la
máscara de cualquier refugio de mentiras y limpiar y quitar toda condición
falsa. Cuando entró el Espíritu Santo, el hogar y negocio de ese hombre y
él mismo fueron cambiados completamente.
Cuando el Espíritu Santo entra, viene a habilitarte para ser un testigo
efectivo. Una vez estábamos haciendo unas reuniones especiales y yo
estaba afuera repartiendo panfletos. Fui a la tienda de un zapatero y ahí

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había un hombre con un sombrío verde sobre sus ojos y un trapo. Mi
corazón miró al Señor y sentí en mi interior que Él estaba dispuesto a
cambiar cualquier condición. El hombre estaba llorando: “¡Oh! ¡¡Oh!!
¡¡Oh!!” Yo pregunté: “¿Cuál es el problema?” Estaba sufriendo de una
inflamación terrible y le ardía. Yo dije: “Yo reprendo esta condición en el
nombre de Jesús”. Instantáneamente el Señor lo sanó. Quitó el sombrío y
el trapo y dijo: “Mira, desapareció totalmente”.
Una vez una mujer escribió y pidió si yo pudiera ir y ayudarla. Ella dijo que
era ciega, tenía dos coágulos de sangre detrás de sus ojos. Cuando llegué a
la casa me trajeron a la mujer ciega. Estuve con ella un buen tiempo y
entonces el poder de Dios cayó. Corriendo a la ventana exclamó: “¡Puedo
ver! ¡Oh, puedo ver! La sangre desapareció, puedo ver”. Entonces inquirió
acerca de recibir al Espíritu Santo y confesó que durante diez años había
estado luchando contra nuestra posición. Ella dijo: “No suportaba estas
lenguas, pero Dios ha resuelto todo hoy. Ahora quiero el Bautismo en el
Espíritu Santo”. El Señor amablemente la bautizó en el Espíritu.
El Espíritu Santo vendrá cuando un hombre es purificado. Tiene que haber
una purificación de la vida antigua. Nunca vi a nadie bautizado que no
estaba limpio por dentro.
Recuerdo que una vez estaba en una reunión, donde había un hombre
buscando el Bautismo, y parecía que estaba en problemas. Estaba muy
inquieto y finalmente me dijo: “Tendré que irme”. Yo dije: “¿Qué pasa?”
Dijo: “Dios me está revelando cosas y me siento tan indigno”. Dije:
“Arrepiéntete de todo lo que está mal”. Siguió demorando y el Señor
siguió escudriñando su corazón. Estos tiempos de esperar en Dios por la
plenitud del Espíritu son tiempos cuando Él escudriña el corazón y prueba
las riendas. Luego el hombre me dijo: “Tengo algo difícil que hacer, lo más
difícil que he tenido que hacer”. Yo le dije: “Dile al Señor que lo harás, y no
te preocupes de las consecuencias”. Él estuvo de acuerdo, y en la mañana
tuvo que hacer un viaje de treinta millas e ir con una bolsa de oro a cierta
persona con quien hacía negocios. Este hombre tenía centenas de ganado
y traía todo su pienso a un cierto lugar. Él siempre paga sus cuentas
ciertos días, pero un día no pudo. Siempre era tan puntual en pagar sus
cuentas que cuando las personas de la finca revisaron sus libros, pensaron
que ellos se habían equivocado al no acreditar al hombre con el dinero, así
que le enviaron un recibo. El hombre nunca tuvo la intención de no pagar
la cuenta, pero si tardas en hacer lo recto, el diablo verá que nunca lo
hagas. Pero cuando el hombre estaba buscando al Señor esa noche el
Señor trató con él sobre ese asunto, y él tuvo que ir y arreglar la cosa en la

20
mañana. Él pagó la cuenta y entonces el Señor lo bautizó en el Espíritu. Los
que cargan las vasijas del Señor deben ser limpios, deben ser santos.
Cuando viene el Espíritu Santo, siempre trae una revelación rica de Cristo.
Cristo se te vuelve tan real que cuando, bajo el poder del Espíritu,
empiezas a expresar tu amor y alabarlo, te encuentras hablando en otra
lengua. ¡Oh, es algo maravilloso! Había un tiempo cuando yo era de una
clase de gente que creía que habían recibido el Bautismo en el Espíritu sin
haber hablado en lenguas. Hay muchas personas así hoy en día, pero si
puedes ir con ellos a una reunión de oración, los verás pidiendo al Señor
vez tras vez que los bautice en el Espíritu. ¿Por qué tanto pedir si
realmente han recibido el Bautismo? Nunca he escuchado a nadie que
haya recibido el Bautismo en el Espíritu Santo según el plan original pedir
al Señor que le de el Espíritu Santo. Ellos están seguros que Él ya ha
venido.
Una vez estaba viajando de Bélgica a Inglaterra. Al llegar recibí un pedido
de parar en un lugar entre Harwich y Colchester. La gente se alegró que
Dios me hubiera enviado, y me contaron de un caso especial por lo cual
querían que orase. Dijeron: “Tememos un hermano aquí que cree en el
Señor, y está paralizado de los lomos para abajo. No puede pararse sobre
su piernas y ha estado en esta condición durante veinte años”. Me
llevaron a este hombre y mientras lo veía en su silla le hice la pregunta.
“¿Cuál es el mayor deseo en tu corazón?” Él dijo: “¡Oh, si sólo pudiera
recibir el Espíritu Santo?” Yo estaba un poco sorprendido de esta
respuesta, y puse mis manos en su cabeza y dije: “Recibe el Espíritu
Santo”. Instantáneamente el poder de Dios cayó sobre él y comenzó a
respirar fuertemente. Se cayó de la silla y ahí se quedó echado como una
bolsa de papas, completamente inútil. A mí me gusta todo lo que Dios
hace. Me gusta ver a Dios trabajar. Ahí estaba con su cuerpazo gordo, y su
cabeza moviendo como si estuviera en una silla giratoria. Entonces para
nuestro gozo empezó a hablar en lenguas. Observaba cada parte de él y
mientras veía la condición de sus piernas dije: “Esas piernas nunca podrán
cargar ese cuerpo”. Entonces miré arriba y dije: “Señor, dime que hacer”.
El Espíritu Santo es el ejecutivo de Jesucristo y del Padre. Si quieres saber
la mente de Dios, necesitas que el Espíritu Santo te traiga el último
pensamiento de Dios y que te diga que hacer. El Señor me dijo: “Ordena
en Mi nombre que camine”. Pero claro, yo erré. Dije a las personas ahí:
“Veremos si lo podemos levantar”. Pero no pudimos levantarlo, pesaba
como una tonelada. Yo clamé: “¡Oh Señor, perdona me!” Me arrepentí de
hacer lo incorrecto, y entonces el Señor me dijo otra vez: “Ordena que
camine”. Yo le dije: “Levántate en el nombre de Jesús”. Sus piernas fueron
21
inmediatamente fortalecidas. ¿Caminó? Corrió por todas partes. Un mes
después caminó 10 millas y volvió. Él tiene una obra Pentecostal ahora.
Cuando el poder del Espíritu Santo está presente, cosas suceden.

Guardando la Visión
Lean el capítulo 20 de Los hechos de los Apóstoles, empiecen con el
versículo 7. La humanidad es un fracaso en todas partes. Pero cuando la
humanidad se llena del poder divino, ya no existe el fracaso; y sabemos
que el Bautismo en el Espíritu Santo no es un fracaso.
Hay dos lados de este Bautismo: el primero es que tú posees al Espíritu, el
segundo es que el Espíritu te posee. Este es mi mensaje para esta hora—
ser poseído por el Bautizador, y no sólo poseer el Bautizador. No hay
límites a las posibilidades de tal vida, porque en medio, por medio y por
detrás está Dios. Veo personas de vez en cuando muy descuidadas, frías, e
indiferentes; pero después de ser llenos del Espíritu Santo se encienden
para Dios. Yo creo que los ministros de Dios deben ser llamas de fuego;
nada menos que llama; nada menos que instrumentos poderosos con
mensajes ardientes, con un corazón lleno de amor, con tal profundidad de
consagración que Dios ha tomado completo control de sus cuerpos y
existen solamente para manifestar la gloria de Dos. Seguramente, esto es
lo ideal y el propósito de este gran plan de salvación para el hombre—el
poder salvador de la humanidad.
Ahora vamos a esta maravillosa Palabra de Dios. Quiero que vean la
demostración de este poder en este hombre Pablo—este hombre quien
era “como un abortivo”: este Pablo, sacado como un fugitivo; este Pablo
quien Dios escogió para ser un apóstol a los gentiles. Piensen en él
primero como un perseguidor, enfurecido para destruir a los que traían
buenas nuevas a la gente. Miren como él, furioso, llevó apresuradamente
a esas personas a la prisión, esforzándose por obligarles a blasfemar ese
nombre santo. Entonces, miren que este mismo hombre fue cambiado por
el poder de Dios y el Evangelio de Cristo, Miren como fue lleno del Espíritu
Santo, volviéndose un edificador para Dios y un revelador del Hijo de Dios
para que pudiera decir: “Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí” Gálatas
2:20.
En el capítulo 9 de Hechos leemos que él fue llamado a un ministerio
especial. El Señor dijo a Ananías: “Yo le mostraré cuánto le es necesario
padecer por mi nombre”. No quiero que piensen que esto significa que
sufriría de enfermedades, porque significa sufrir persecución, sufrir

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calumnia, contención, amargura, ultrajes, y muchas otras cosas malas;
pero ninguna de estas cosas te lastimará; más bien avivarán el fuego de la
santa ambición, porque las escrituras dicen: “Bienaventurados los que
padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos” Mat. 5:10. Ser perseguido por causa de de Cristo es juntarse
a un pueblo muy bendecido; pero mejor aún, significa unirse a nuestro
Señor Jesús en la comunión más cercana, la comunión de su sufrimiento.
Vendrá un día cuando nos regocijaremos grandemente porque hemos
tenido el privilegio de sufrir por causa de su nombre.
Amados, Dios quiere testigos, testigos de la verdad, testigos a la verdad
completa, testigos de la plenitud de la redención--liberación de pecado y
liberación de enfermedad--por el poder eterno obrando en ellos, mientras
se llenan de vida por el Espíritu. Dios quiere que creamos para que
podamos ser ministros de esa clase de cosas gloriosas obradas en
nosotros por el Espíritu Santo.
Vean en el versículo 7, como Pablo estaba perdido en su celo por su
ministerio, de tal forma que: "alargó el discurso hasta la medianoche".
Entonces algo sucedió que amenazó deshacer la reunión. Un joven,
dormitando, se cayó de la ventana. Eso fue suficiente para deshacer
cualquier reunión normal. Pero este hombre, lleno del Espíritu de Dios,
fue capaz de igualar aun tal emergencia en tal momento. Él bajó, alzó el
joven, le devolvió vida por el Espíritu de vida que estaba dentro de él,
entonces regresó al aposento alto y continuó con la reunión hasta el
amanecer.
Amados, Dios quiere testigos, testigos de la verdad, testigos a la verdad
completa, testigos a la plenitud de la redención--liberación de pecado y
liberación de enfermedad--por el poder eterno obrando en ellos, mientras
se llenan de vida por el Espíritu. Dios quiere que creamos para que
podamos ser ministros de esa clase de cosas gloriosas obradas en
nosotros por el Espíritu Santo.
Vean en versículo 7, como Pablo estaba perdido en su celo por su
ministerio, de tal forma que: "alargó el discurso hasta la medianoche".
Entonces algo sucedió que amenazó deshacer la reunión. Un joven,
dormitando, se cayó de la ventana. Eso fue suficiente para deshacer
cualquier reunión normal. Pero este hombre, lleno del Espíritu de Dios,
fue capaz de igualar aun tal emergencia en tal momento. Él bajó, alzó el
joven, le devolvió vida por el Espíritu de vida que estaba dentro de él,
entonces regresó al aposento alto y continuó con la reunión hasta el
amanecer.

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En Suecia la gente me dijeron: "Cuánto tiempo nos puedes predicar?" Yo
les dije: "¡Cuando el Espíritu Santo está sobre nosotros, podemos predicar
para siempre!" Cuando yo estaba en San Francisco manejando por la calle
principal un día, nos encontramos con una multitud en la calle. El chófer
paró y yo salté del auto, y justo al frente del tumulto encontré a un
muchacho en el suelo aparentemente en las garras de muerte. Me agaché
y pregunté: "¿Cuál es el problema?" Él respondió con un susurro:
"vagabundo". Yo coloqué mi mano debajo de su espalda y dije: "En el
nombre de Jesús, sal". Y el muchacho saltó a sus pies y se fue corriendo, ni
siquiera paró para decir "gracias".
Así que encontrarás que con el Bautismo del Espíritu Santo, estarás en una
posición para actuar cuando no tienes tiempo para pensar. El poder y obra
del Espíritu Santo es de origen divino. Es lo sobrenatural, emocionante
para Dios y conmovedor con la autoridad y poder del todo poderoso, y
hace que cosas sucedan que nunca podrían suceder de cualquier otra
manera. Algunas cosas de esta clase me sucedieron en el barco mientras
estaba cruzando el océano. Yo quería estar en la posición de Pablo--que
en cualquier momento, aun a medianoche, en la cara de cualquier cosa,
aun la muerte misma, Dios pueda manifestar Su poder y hacer lo que Él
quiera hacer conmigo. Esto es lo que significa ser poseído por el Espíritu
de Dios. Mi corazón está entusiasmado con la posibilidad de llegar al lugar
donde Pablo estaba. Leamos el versículo 19, para fortalecer
perfectamente nuestra mente con la bendita verdad que Dios tiene para
nosotros.
"Sirviendo al Señor con toda humildad". Ninguno de nosotros puede ser
un ministro de este nuevo pacto de promesa en la unción y poder del
Espíritu sin humildad. Me parece que la manera de subir es bajar. Me es
claro que a la misma medida que la muerte del Señor está en mí, la vida
del Señor abundará en mí. Y para mí, la verdad es que el Bautismo en el
Espíritu Santo no es la meta, sino es una afluencia para alcanzar el nivel
más alto, la posición más santa que es posible para la naturaleza humana
alcanzar por medio de poder divino. El Bautismo en el Espíritu Santo es
dado para revelar y manifestar a Él en quien habita "corporalmente toda
la plenitud de la Deidad", Col. 2:9. Entonces veo que ser bautizado en el
Espíritu Santo significa ser bautizado en muerte, en vida, en poder, en
comunión con la Trinidad, donde la vida vieja deja de ser, y la vida de Dios
nos posee para siempre.
Ningún hombre puede vivir después de ver a Dios; y Dios quiere que todos
nosotros le vejamos en toda Su gloriosa, infinita suficiencia, para que

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nosotros con gozo dejemos de ser y que Él pueda ser nuestra vida. Por eso
Pablo pudo decir: "Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí". Creo que Dios
quiere que todo esta ideal de la humildad se vuelva una realidad para
nosotros donde reconozcamos de tal forma la incapacidad humana e
insuficiencia humana que ya no confiemos en planes humanas y recursos
humanos y energía humana, sino continuamente esperamos en Dios por
Su pensamiento, por Su voz, por Su poder, por Su todo-suficiencia en
todas las cosas.
Ahora aquí hay otra palabra para nosotros. Leamos esta palabra. Se
encuentra en versículo 22. "Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy".
¿Hay la posibilidad de que el humano pueda entrar en unión con la
voluntad divina? Permítanme darles dos versículos más de las Escrituras.
Jesús era un hombre de carne y sangre como nosotros; aunque Él era la
encarnación de la autoridad y poder y majestad del Cielo, sin embargo Él
cargó en Su cuerpo nuestra carne, nuestra debilidad humana, siendo
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. ¡Oh, cuan
hermoso era! ¡Tan perfecto Salvador! Oh, como quisiera gritar: "¡Jesús!"
para que todo el mundo pueda escuchar. Hay salvación, vida, poder, y
liberación a través de ese nombre; pero, amados, Yo leí en Marcos 1:12,
que ese cuerpo fue dirigido por el Espíritu. En el capítulo cuatro de Lucas
dice "guiado" por el Espíritu. Y ahora aquí está Pablo "ligado" en el
espíritu.
Oh, que condescendencia que Dios agarre la humanidad y poseerla de tal
forma con Su santidad, con Su justicia, con Su verdad, con Su fe, que uno
pueda decir: "Estoy ligado en espíritu; no puedo escoger; mi única opción
es Dios; mi único deseo, mi única ambición es la voluntad de Dios; Estoy
ligado con Dios". ¿Es esto posible? amados. Si estudian Gálatas, el primer
capítulo, verán cuan maravillosamente Pablo subió a este estado de
felicidad extrema. Si miran el tercer capítulo de Efesios, verán que él se
reconocía como menos que el menor de todos los santos. Entonces si
verán el capítulo 26 de Hechos, le encontrarán diciendo: "Nunca ha
perdido la visión, Rey Agripa, nunca la he perdido". Entonces si verán otra
vez en Gálatas, verán que para mantener la visión, él no consultó a carne y
sangre; Dios lo tomó, Dios lo ligó, Dios lo preservó. Yo debo decir, sin
embargo, que es maravilloso estar en esta posición--ser preservado por el
Todopoderoso--y debemos asegurar que no abandonemos a Dios. La
consecuencia saldrá bien. "Porque todo el que quiera salvar su vida, la
perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la
salvará".

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Ahora, amados, yo voy a los hombres. Es mi negocio ir a los hombres. Es
mi negocio hacer que todos estén hambrientos e insatisfechos. Es mi
negocio hacer que la gente se alegre o se enoje. Tengo un mensaje del
cielo que no dejará a la gente como los encontré. Algo tiene que suceder
después de que sean llenos del Espíritu Santo. Un hombre con el Espíritu
Santo ya no es un hombre ordinario. Un hombre puede ser arrebatado por
el poder de Dios en la primera etapa de la revelación de Cristo para que
desde ese momento sea un hombre extraordinario. Pero para ser lleno de
Espíritu Santo tiene que volverse un cuerpo libre en que Dios puede
habitar, y usar, y por el cual puede manifestarse. Así que yo les ruego,
ustedes quienes han recibido el Espíritu Santo, les ruego que dejen a Dios
hacer como quiera a cualquier costo; les ruego que sigan avanzando con
Dios entrando en una cada vez mayor conciencia de Su propósito infinito
en Cristo Jesús para los redimidos hasta que sean llenos con toda la
plenitud de Dios. Permanecer tres días en el mismo lugar indicaría que
has perdido la visión. El hijo de Dios debe recibir la visión fresca cada día.
Cada día el hijo de Dios tiene que ser movido más y más por el Espíritu
Santo. El hijo de Dios tiene que alinearse con el poder del Cielo para que
sepa que Dios tiene Su mano sobre él.
Es el mismo Jesús, sí, ese mismo Jesús. Él iba por todos partes haciendo el
bien. "Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y
cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con él". Amados, acaso esto no es el ministerio
que Dios quiere que veamos como nuestra herencia. La misión del Espíritu
Santo es darnos una revelación de Jesús y crear vida de la Palabra de Dios
para nosotros como fue cuando fue hablada por el Hijo--tan nueva, tan
fresca, tan efectiva como si el mismo Señor la estuviera hablando. ¡A la
Esposa le encanta escuchar la voz del Esposo! ¡Aquí está, la bendita
Palabra de Dios, la Palabra entera, no sólo parte, no, no, no! Nosotros
creemos en lo completo que es. En verdad tenemos tal eficacia formada
en nosotros por la Palabra de vida que de día en día encontramos que la
misma Palabra da vida; el Espíritu del Señor, respirando y revelando a
través de la Palabra, dándonosla nuevamente, vivifica el Mundo entero
hoy. Amen. Así que tengo dentro de mis manos, dentro de mi corazón,
dentro de mi mente, este bendito depósito de promesas que es capaz de
hacer tantas cosas maravillosas. Algunos de ustedes probablemente han
estado sufriendo porque tienen una revelación limitada de Jesús, de la
plenitud de vida que hay en Él.
En Oakland, California tuvimos una reunión en un teatro grande. Dios
llenó el lugar tanto que tuvimos que tener reuniones de rebosamiento.
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Había un aumento considerable de personas que se salvaban al subir y
bajar voluntariamente, siendo salvas. Y entonces tuvimos un aumento
considerable de personas que necesitaban ayuda en sus cuerpos quienes
subían en fe y se sanaban. Uno de estos fue un anciano de 95 años de
edad. Había estado sufriendo durante tres años, hasta que llegó al lugar
donde tres semanas sólo tomaba líquidos. Él estaba en un estado terrible.
Conseguí que se pusiera de pie mientras yo oraba por él; y volvió, y con la
cara radiante, nos contó que vida nueva había entrado a su cuerpo. Él dijo:
"Tengo 95 años. Cuando entré a la reunión, estaba lleno de dolor y de
cáncer del estómago. He sido sanado de tal forma que he estado
comiendo perfectamente, y no tengo más dolor". Muchos fueron sanados
de una manera similar.
(Después de contar el incidente arriba en la reunión en Wellington, Nueva
Zelanda, donde este discurso fue dado, una mujer se levantó quien tenía
reumatismo en la pierna izquierda. Después de orar por ella, ella corrió la
distancia completa del salón varias veces, entonces testificó de una
sanidad parcial. Un joven con dolor en la cabeza fue sanado
instantáneamente. Otro hombre con dolor en el hombre fue sanado
instantáneamente.)
En el segundo capítulo de Hechos, verán que cuando el Espíritu Santo
vino, hubo tal manifestación del poder de Dios que trajo convicción
mientras la Palabra fue hablada en el Espíritu Santo. En el tercer capítulo
leemos sobre el cojo que se sanó en la Puerta Hermosa a través del poder
del Espíritu mientras Pedro y Juan entraron al Templo. En el cuarto
capítulo, leemos de una manifestación de poder milagroso a través del
Espíritu tan maravillosa que cinco mil hombres, sin contar las mujeres y
niños, creyeron en el Señor Jesucristo. Dios da manifestaciones de Su
poder divino, amados, para comprobar que Él está con nosotros. No
abrirás, ahora mismo tu corazón a este maravilloso Dios, y permitir que Él
entre a tu vida y haga de ti todo lo que Su amor infinito le ha movido a
proveer en Cristo Jesús, y lo que Su poder infinito, por el Espíritu Santo, ha
hecho posible de ser hecho en el hombre pecaminoso.
Busca esta visión de Dios, y guárdala siempre delante de ti. Ora la oración
que el apóstol Pablo oró por los creyentes de Éfeso, como está escrito en
Efesios 1:17, 18 y 19: "Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de
gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la
esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su

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herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para
con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza".

Bendiciones del Tiempo Presente


Lean conmigo los primeros cinco versículos de Mateo 5, estos versículos
que generalmente llamamos "Las Bienaventuranzas". Algunos nos dicen
que Mateo 5 es un capítulo milenario y que no podemos llegar a estas
bendiciones en el tiempo presente. Yo creo que todos los que han recibido
el Bautismo en el Espíritu tienen un anticipo verdadero y las arras de las
bendiciones del milenio, pero aquí el Señor Jesús está estableciendo
bendiciones para hoy en día de los cuales podemos disfrutar aquí y ahora.
"Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los
cielos". Esto es uno de los lugares más ricos al cual Jesús nos lleva. Los
pobres tienen el derecho a todo en el Cielo. "De ellos". ¿Te atreves a
creerlo? Sí, yo me atrevo. Yo creo, yo sé que yo era muy pobre. Cuando el
Espíritu de Dios entra como el poder de vida que gobierna y controla, Él
nos da la revelación de Dios de nuestra pobreza interior y, nos muestra
que Dios ha venido con un solo propósito, traer lo mejor del Cielo a la
Tierra, y con Jesús Él ciertamente "nos dará también con él todas las
cosas".
Un viejito y una viejita habían vivido juntos durante setenta años. Algunos
les dijo: "Ustedes deben haber visto muchas nubes durante aquellos días".
Ellos respondieron: "¿De dónde viene la lluvia? Nunca viene la lluvia sin
nubes". Es solamente el Espíritu Santo quien puede llevarnos al lugar
donde vemos nuestra pobreza; pero cada vez que lo hace, abre las
ventanas del Cielo y la lluvia de la bendición cae.
Sin embargo debo reconocer la diferencia entre mi propio espíritu y el
Espíritu Santo. Mi propio espíritu puede hacer ciertas cosas en el ámbito
natural; puede hasta llorar y orar y adorar, pero todo en un nivel humano,
y nosotros no debemos depender de nuestros propios pensamientos
humanos y actividades o de nuestra propia personalidad. Si el Bautismo
significa algo para ti, debería moverte a la muerte de lo ordinario, donde
ya no pones fe en tu propio entendimiento; sino, consciente de tu propia
pobreza, estás siempre rendido al Espíritu. Es entonces que tu cuerpo se
llena del "Cielo en la Tierra".
"Bienaventurados los que lloran: porque ellos recibirán consolación". La
gente tiene una idea equivocada de llorar. En Suiza hay un día separado
para llevar coronas funerarias a las tumbas. Me reí de la ignorancia de la

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gente y dije: "¿Porqué pasan tiempo por las tumbas? Las personas que
aman no están ahí. Todo eso de llevar flores al cementerio no es fe para
nada". Los que han muerto en Cristo han ido a estar con Él, "lo cual", dijo
Pablo "es mucho mejor".
Mi esposa me dijo una vez: "Obsérvame mientras predico. Yo llego tan
cerca al Cielo cuando predico que un día me iré". Una noche ella estaba
predicando y cuando había terminado, se fue. Yo estaba yendo a Glasgow
y me había despedido de ella antes que ella fuera a la reunión. Cuando yo
estaba por salir de la casa, el doctor y policía me encontraron en la puerta
y me dijeron que ella se había caído muerto en la puerta de la Misión. Yo
supe que ella había recibido lo que quería. No pude llorar, pero estaba en
lenguas, alabando al Señor. En lo natural ella era todo para mí; pero yo no
podía llorar en lo natural, sólo reírme en el Espíritu. Pronto la casa se llenó
de gente. El doctor dijo: "Ella está muerta y, no podemos hacer más para
ella". Me acerqué a su cuerpo sin vida y mandé a la muerte que la
devuelva, y ella volvió a mí por un momento. Entonces Dios me dijo: "Ella
es Mía; terminó su trabajo". Supe lo que quería decir.
La acostaron en el ataúd, y traje a mis hijos y mi hija al cuarto y les
pregunté: "¿Está ahí?" Respondieron: "No, Padre". Dije: "La cubriremos".
Si van lamentando la muerte de seres queridos que se fueron a estar con
Cristo, les digo en amor, nunca tuvieron la revelación de lo que Pablo
habló cuando él nos mostró que es mejor irse que quedarse. Esto lo
leímos en las Escrituras, pero el problema es que la gente no lo cree.
Cuando crees a Dios, dirás: "Sea lo que sea, está bien. Si Tú quisieres llevar
mi ser querido, está bien, Señor". La fe remueve toda lágrima del auto-
lástima.
Pero hay un lamento en el Espíritu. Dios te llevará al lugar donde las cosas
deben cambiar, y hay lamento, un gemir indecible hasta que venga Dios. Y
el fin de toda fe verdadera siempre es regocijo. Jesús lamentó por
Jerusalén. Él vio las condiciones, Él vio la incredulidad, Él vio el fin de
aquellos que cerraron sus oídos al Evangelio. Pero Dios dio una promesa
que Él debía ver el dolor de Su alma y ser satisfecho, y que Él debía ver Su
simiente. Lo que pasó el día de Pentecostés en Jerusalén fueron las arras
de lo que serán los resultados de Sus dolores, para ser multiplicado
billones de veces por todos los siglos en toda la tierra. Y cuando nosotros
entramos en el Espíritu en sufrimiento sobre las condiciones corruptas, tal
lamento siempre traerá resultados para Dios, y nuestro gozo será
completo en la satisfacción de Cristo.

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"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por
heredad". Moises era terco en su celo por su propio pueblo, y por
resultado mató a un hombre. Su corazón fue recto en su deseo de corregir
las cosas, pero estaba trabajando con medios naturales, cuando
trabajamos con medio naturales siempre fallamos. Moisés tenía una
pasión poderosa, y eso es una de las cosas más maravillosas cuando Dios
tiene control y eso se vuelve una pasión por que almas nazcan de nuevo;
pero separado de Dios es una de las peores cosas. Pablo lo tenía de una
manera tremenda, y respirando amenazas, arrastraba hombres y mujeres
a la cárcel. Pero Dios lo cambió, luego encontramos a Pablo deseando ser
él mismo anatema, separado de Cristo por amor a sus hermanos, sus
parientes según la carne. Dios llevó a Moisés el terco, lo moldeó e hizo de
él el hombre más manso de los hombres. Llevó a fervoroso Saulo de Tarso
e hizo de él el principal ejemplo de la gracia. Oh hermanos, Dios puede
transformarles de esta manera, y plantar en ustedes una mansedumbre
divina y cualquier otra cosa que faltan.
En nuestra escuela dominical teníamos un muchacho pelirrojo. Su cabeza
era roja como el fuego y su temperamento también. Realmente era un
trato. Él pateaba a los maestros y al portero también. Estaba simplemente
fuera de control. Los maestros tuvieron una reunión donde discutieron la
posibilidad de expulsarlo. Pensaron que tal vez Dios se encargaría de ese
muchacho y entonces decidieron darle otra oportunidad. Un día no le
dejamos entrar, y él quebró todas las ventanas de la misión. Él era peor
afuera que adentro. Algún tiempo después tuvimos una reunión de
avivamiento por 10 días. No sucedía mucho en esa reunión y la gente
pensaba que era una perdida de tiempo, pero hubo un resultado--el
muchacho pelirrojo se convirtió. Después que se convirtió, el problema
era deshacernos de él en nuestra casa. Él estaría ahí hasta media noche
clamando a Dios que le hiciere flexible y que lo use para Su gloria. Dios
liberó el muchacho de su temperamento e hizo de él uno de los
muchachos más mansos, más hermosos que has visto. Ha sido un
poderoso misionero en la China durante veinte años. Dios nos toma tal
como somos y nos transforma por Su poder.
Yo puedo acordarme de un tiempo cuando yo me volvía blanco de rabia, y
temblaba de enojo. Apenas podía controlarme. Esperé en Dios durante
diez días. En esos diez días yo estaba siendo vaciado y la vida del Señor
Jesús me estaba llenando. Mi esposa testificaba de la transformación que
hubo en mi vida: "Nunca vi tal cambio. Nunca he podido cocinar algo
desde esa vez que no le gusta. Nada es muy caliente ni muy frío, todo está
perfecto". Dios debe venir y reinar soberanamente en tu vida. ¿Dejarás
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que lo haga? Él lo puede hacer, y lo hará si tú le dejas. No sirve de nada
educar el "hombre viejo". Pero Dios puede tratar con él. La mente carnal
nunca estará sujeta a Dios, pero Dios lo llevará a la cruz donde debe estar,
y lo remplazará con la mente pura, santa y mansa del Maestro.
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos
serán saciados". Observen las palabras: "serán saciados". Si alguna vez ves
el tiempo futuro en la Biblia aprópiate de esa promesa. Cumple los
requisitos y Dios cumplirá su palabra para ti. El Espíritu de Dios está
clamando: "A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen
dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio,
vino y leche". El Espíritu de Dios tomará de las cosas de Cristo y
mostrártelos para que puedas tener un anhelo por Cristo en Su plenitud, y
cuando hay ese anhelo Dios no fallará en llenarte.
Mira esa multitud de adoradores que ha venido a la fiesta. Se van
completamente insatisfechos, pero en el último día, el gran día de la
fiesta, Jesús se para y clama. "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El
que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva". Jesús sabía que se iban sin el agua viva, y así los dirigió a la
verdadera fuente. ¿Hoy tienes sed? El Cristo viviente aún te invita a si
mismo, y quiero testificar que Él todavía sacia al alma sedienta y todavía
llena el hambriento con buenas cosas.
En Suiza escuché de un hombre que se reunía con la asamblea de los
Hermanos Plymouth. Él asistía a las diversas reuniones, y una mañana en
el culto de la Santa Cena, él se levantó y dijo: "Hermanos, tenemos la
Palabra y siento que estamos viviendo apenas en la letra, pero hay un
hambre y sed en mi alma por algo más profundo, algo más real que lo que
tenemos, y no puedo descansar hasta entrar en aquello". El siguiente
domingo este hermano se levantó otra vez y dijo: "Aquí somos tan pobres,
no hay vida en esta asamblea, y mi corazón tiene hambre de realidad". Él
hizo eso durante varias semanas hasta que molestó a esa gente y
protestaron. "Sands, nos estás fastidiando. Estás arruinando nuestras
reuniones y sólo hay una cosa que tú deberías hacer, y eso es marcharte".
Ese hombre salió de la reunión en una condición muy triste. Parado
afuera, uno de sus hijos le preguntó qué pasó y le dijo: "¡Pensar que ellos
me expulsaron de entre ellos por ser hambriento y sediento por más de
Dios!" Yo no sabía nada de esto hasta después.
Unos días después alguien corrió hasta Sands y dijo: "Hay un hombre aquí
de Inglaterra y está predicando sobre lenguas y sanidad". Sands dijo: "Yo
le voy corregir. Iré a la reunión y me sentaré adelante y le retaré con las
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Escrituras. Le desafiaré que predique estas cosas en Suiza. Públicamente le
denunciaré". Así que vino a las reuniones. Ahí se sentó. Él estaba tan
hambriento y sediento que bebió cada palabra que fue dicha. Pronto su
oposición murió. La primera mañana dijo a un amigo: "Esto es lo que
quiero". Él tomó y tomó del Espíritu. Después de tres semanas dijo: "Dios
tendrá que hacer algo ahora o explotaré". Inhaló a Dios y el Señor lo llenó
de tal manera que habló en otras lenguas, según el Espíritu le daba que
hablase. Sands ahora está predicando y está a cargo de una nueva
asamblea pentecostal.
Dios está provocando en la gente hambre y sed de lo mejor de Él. Y en
todas partes Él está llenando a los hambrientos y dándoles aquello que los
discípulos recibieron al principio. ¿Tienes hambre? Si la respuesta es que
sí, Dios promete llenarte.

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