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El secreto para vencer la condenación

JOSEPH PRINCE

¿Cuál es la solución para la descarga de condenación del acusador? Pablo tuvo


que hacer frente a las mismas luchas que tú y yo afrontamos hoy. Su lamento se
registró en Romanos 7: “Porque·no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago . . . ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de
muerte?”.

Pero Pablo no se detiene ahí, sino que continúa enseñándonos en el primer


versículo de Romanos 8 cómo podemos contraatacar los ataques del acusador:
Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús.” ¡NO HAY NINGUNA CONDENACIÓN para los que están EN
CRISTO JESÚS! Este es un versículo poderoso. Te animo a que te comprometas
a memorizar este versículo, porque con él podrás repeler todos los ataques del
acusador. ¿Estás hoy en Cristo Jesús? ¡Sí! Entonces, ¡no hay ninguna
condenación sobre tu vida!

“Pero pastor Prince, usted siempre habla de interpretar las escrituras en su


contexto, y mi Biblia dice que hay una condición para no tener condenación:
tenemos que andar conforme al Espíritu,·no según la carne. Entonces significa
que no habrá condenación sólo si no pecamos”.

Me alegro de que digas esto. Veamos todo el versículo de Romanos 8:1 en la


versión Reina Valera 1960: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu.” Así es como aparece en tu Biblia Reina Valera 1960, ¿verdad? Pero
¿sabes que la última parte, “los que no andan conforme a la carne, sino conforme
al Espíritu”, la añadieron los traductores de la Biblia y no aparece en los
manuscritos originales en griego? Es casi como si los traductores no pudieran
creer que la declaración de no condenación viniera sin ninguna condición. No
creas tan sólo lo que yo digo, compruébalo por ti mismo. Para una traducción más
precisa, léelo en la versión Nueva Traducción Viviente (ntv): Romanos 8:1, NTV:
“Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús.” Así
es, amigo: no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, punto. No hay
condiciones ni requisitos previos. Se trata sólo de la obra consumada de Jesús, y
ningún esfuerzo del hombre. ¡Aleluya!

No obstante, hay personas que argumentarán que no hay condenación sólo


cuando no pecamos. Amigo, si no hay Pablo sería superflua si no hubiera pecado.
Entonces, la buena noticia que él estaba declarando es que incluso cuando hay
pecado, AHORA no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. ¿Por
qué? Porque Jesús ya ha sido condenado por todos nuestros pecados ¡Amén!

Cuando aparece el término “Por lo tanto” en un versículo, intenta descubrir


siempre porque está ahí. Cuando Pablo dijo: “Por lo tanto, ya no hay
condenación . . . ”, se estaba refiriendo a cómo “el pecado, tomando ocasión por el
mandamiento” le había engañado y matado. Cuando Pablo estaba luchando bajo
la ley, era condenado una y otra vez (encontrarás el relato de Pablo de su lucha
en Romanos 7). De hecho, dijo: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este
cuerpo de muerte?”. Esa fue una pregunta retórica. Mira su propia respuesta:
“Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro”. Fue debido a Jesucristo que
Pablo pudo declarar que, por lo tanto, ahora no hay condenación para los que
están en Cristo Jesús.

Permíteme darte un consejo práctico sobre cómo puedes crecer en esta


revelación de que “no hay condenación”: aprende a ver los Diez Mandamientos (la
ley de Dios) y la condenación como una misma cosa. Siempre que leas o pienses
en la ley, piensa en “condenación”.

Estaba yo hablando con un hermano en la iglesia recientemente y me contó que


su entendimiento de “obedecer la ley” era que uno tiene que “actuar bien”. Aunque
es cierto que la ley nos dice que actuemos bien, sin embargo siempre terminarás
condenado por la ley. A la ley se le llama el “ministerio de condenación” porque no
fue diseñada para que pudieras actuar bien, sino para condenarte, ¿y sabes qué?
Cuanto más estés bajo la ley e intentes justificarte por ella, más fallarás y serás
condenado por ella. Ese no es el camino de Dios. Él no quiere verte viviendo en
culpabilidad y condenación porque, como dije antes, la condenación es la raíz más
profunda que produce temor, estrés y todo tipo de enfermedades. Literalmente, ¡la
condenación te mata!

Cuando el acusador llegue a condenarte por todas tus faltas y te diga cosas como:
“¿Cómo puedes llamarte cristiano?” o “Eres el hipócrita más grande del mundo”,
ese será el momento de comenzar a verte libre de cualquier condenación. Lo
opuesto al ministerio de condenación es el ministerio de justificación, que abunda
mucho más en gloria. Comienza a verte justo no por lo que has hecho o no has
hecho, sino por lo que Jesús ha hecho, y porque su sangre te limpia
continuamente.

Recuérdate a ti mismo que el Espíritu Santo fue enviado para convencerte de tu


justicia al margen de las obras. El diablo usará la ley como un arma para
condenarte. Pero gloria a Dios, que ahora NO hay ninguna condenación para los
que están en Cristo. ¿Cuándo no hay condenación? ¡La Palabra de Dios dice que
AHORA!

-Tomado del libro·Destinados para reinar·por Joseph Prince. Publicado por·Casa


Creación. Usado con per

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Consuelo para el cristiano


No hay condenación
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No hay condenación

Arthur Pink
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”
(Romanos 8:1).
“Ahora, pues, ninguna condenación hay”. El octavo capítulo de la Epístola a
los Romanos concluye la primera sección de esa maravillosa carta. La
palabra “pues” puede considerarse de dos formas. En primer lugar, sirve de
enlace con todo lo que se ha dicho desde Romanos 3:21. Se deduce ahora
que hay una inferencia en la totalidad de la discusión que ha precedido; una
inferencia que es, de hecho, la gran conclusión hacia la cual el Apóstol se
había dirigido a través de todo el argumento. Porque Cristo ha sido
constituido como “propiciación por medio de la fe en su sangre” (3:25),
porque Él fue “entregado por nuestras transgresiones y resucitado para
nuestra justificación” (4:25); porque por la obediencia de Uno los muchos
(cristianos en todas las épocas) son “constituidos justos”, legalmente, (5:19);
porque los creyentes han “muerto (judicialmente) al pecado” (6:2); porque
han “muerto” al poder condenatorio de la ley (7:4), no hay “ahora, pues,
ninguna condenación”.

No solamente debe la palabra “pues” considerarse como una conclusión


sacada de toda la discusión que antecede, sino que también debe
considerarse como teniendo una estrecha relación con aquello que la
precede inmediatamente. En la segunda parte de Romanos 7, el Apóstol ha
descrito el doloroso e incesante conflicto que se libra entre las naturalezas
antagónicas de aquel que ha nacido de nuevo, ilustrando esto con una
referencia a sus experiencias personales como cristiano. Habiendo dibujado
con maestría—posando él mismo para el cuadro—las luchas espirituales de
un hijo de Dios, el Apóstol procede ahora a dirigir la atención hacia el
consuelo divino para una condición tan angustiosa y humillante.
La transición del tono desalentado del capítulo 7 al lenguaje triunfante del
capítulo 8, parece abrupta y sorprendente, y sin embargo, es
completamente lógica y natural. Si bien es cierto que los conflictos del
pecado y la muerte pertenecen a los santos de Dios, bajo cuyos efectos se
lamentan ellos, es igualmente cierto que su liberación de la maldición y la
correspondiente condenación, es una victoria en la cual se regocijan.
Señala un contraste extremadamente notable. En la segunda parte de
Romanos 1, el Apóstol trata sobre el poder del pecado, que opera en los
creyentes mientras están en el mundo; en los primeros versículos del
capítulo 8, él habla de la culpabilidad del pecado, de la cual son
completamente libertados en el momento en que se unen por fe al Salvador.
Por consiguiente, en el versículo 7:24 el Apóstol pregunta; “¿Quién me
librará?” del poder del pecado; pero en el 8:2, él dice, “me ha libertado”, esto
es, me ha libertado a mi, de la culpa del pecado.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay”. No se trata de que nuestro


corazón nos condene (como en 1 Juan 3:21) o que no encontremos en
nosotros algo condenable; en vez de eso, se trata del hecho bendito de que
Dios no condena al que ha confiado en Cristo para la salvación de su alma.
Necesitamos distinguir claramente entre una verdad subjetiva y una
objetiva; entre lo que es judicial y lo
que es experimental; de otra manera, fallaremos en extraer de las
Escrituras, como esta que estamos considerando, el consuelo y la paz que
fueron diseñadas para llevar. No hay condenación para aquellos que están
en Cristo Jesús. “En Cristo”: Esta es la posición del creyente ante Dios, no
su condición en la carne. “En el primer Adán” (Romanos 5:12) yo estaba
condenado; pero estar “en Cristo” es estar para siempre libre de toda
condenación.
“Ahora, pues, ninguna condenación hay”. El calificativo “ahora” implica que
hubo un tiempo cuando los cristianos, antes de creer, estaban bajo
condenación. Esto fue antes de que murieran con Cristo, muriendo
judicialmente (Gálatas 2:20) por la penalidad de la justa ley de Dios. Este
“ahora”, por lo tanto, hace una distinción entre dos estados o condiciones.
Por naturaleza estábamos bajo (la sentencia de) la ley, pero ahora los
creyentes están “bajo la gracia” (Romanos 6:14). Por naturaleza éramos
“hijos de ira” (Efesios 2:2) pero ahora somos “aceptos en el Amado” (Efesios
1:6). Bajo el primer pacto estábamos “en Adán” (1 Corintios 15:22) pero
ahora estamos “en Cristo” (Romanos 8:1). Como creyentes en Cristo
tenemos vida eterna y por esto “no vendremos a condenación”.

“Condenación” es una palabra de tremenda importancia, y mientras mejor la


comprendamos, mejor podremos apreciar la maravillosa gracia que nos ha
librado de su poder. En las cortes judiciales humanas, este es un término
que cae con terrible sonido en el oído del criminal convicto, y que llena los
espectadores de tristeza y horror. Pero en la corte de la Justicia Divina, está
investida con un significado y un alcance infinitamente más solemne y que
inspira mayor temor. A esa Corte están citados todos los miembros de la
raza caída de Adán. “Concebido en pecado, y formado en iniquidad”, cada
uno entra en el mundo bajo arresto—un criminal acusado, un rebelde con
las manos esposadas. Entonces, ¿cómo era posible para uno como ése,
escapar de la ejecución de tan espantosa sentencia? Había una sola
manera, y ésa era quitar de nosotros aquello que atrajo sobre nosotros la
sentencia, esto es, el pecado. Si la culpa se elimina, no puede haber
condenación.
¿Ha sido quitada la culpa, es decir, quitada del pecador que ahora cree?
Dejemos que las siguientes Escrituras nos den la contestación.

Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones (Salmo 103:12).

Yo, Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me


acordaré de tus pecados (Isaías 43:25).

Echaste tras tus espaldas todos mis pecados (Isaías 38:17).

Y nunca mas me acordaré de sus pecados y transgresiones (Hebreos


10:17).

¿Pero como podía quitarse la culpa? Solo siendo transferida a otra persona.
La santidad divina no podía ignorarla; pero la gracia divina podía transferirla,
y así lo hizo. Los pecados de los creyentes fueron transferidos a Jesús:
“Jehová cargo en Él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6). “Por
nosotros lo hizo pecado” (2 Corintios 5:21).

“Ahora, pues, ninguna condenación hay”. Ninguna. El “no” es enfático.


Significa que no hay condenación alguna. Ninguna condenación por la ley, o
por la corrupción interna, o porque Satanás puede probar algún cargo
contra mí; no hay ninguna condenación por ninguna causa. “Ninguna
condenación” significa que ninguna condenación es posible, y que nunca lo
será. No hay condenación porque no hay acusación (véase 8:33) y no
puede haber acusación porque no hay imputación de pecado (véase 4:8).
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”.
Cuando se trata del conflicto que existe entre las dos naturalezas del
creyente, el Apóstol, en el capítulo que antecede, se había referido a si
mismo, para poder demostrar que los más altos logros en la gracia no nos
eximen de la guerra interna que allí él describe. Pero aquí en el 8:1, el
Apóstol cambia de persona. No dice, “No hay condenación para mí”, sino
“para los que están en Cristo Jesús”. El Espíritu Santo fue muy benigno en
esto. Si el Apóstol hubiera hablado en singular, hubiéramos razonado que
tan bendita exención se adaptaba más a este honorable siervo de Dios que
gozaba de tan maravillosos privilegios; pero que no se aplicaría a nosotros.
El Espíritu de Dios, por consiguiente, movió al Apóstol a utilizar aquí el
plural, para demostrar que “ninguna condenación” se aplica a todos los que
están en Cristo Jesús.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”.
Estar en Cristo Jesús es estar perfectamente identificados con Él en la
decisión e intervención judicial de Dios; y también significa ser uno con Él,
vitalmente unido por la fe. La inmunidad a la condenación no depende en
forma alguna del modo en que “caminemos” con Él, sino solamente en estar
“en” Cristo. El creyente está en Cristo de igual modo que Noé estaba en el
arca, mientras los cielos se oscurecían sobre él, y las aguas se agitaban
bajo él, y sin embargo, ni una gota del agua del diluvio penetro su
embarcación, ni una ráfaga de tormenta conmovió la serenidad de su
espíritu. “El creyente está en Cristo igual que Jacob estaba en los vestidos
de su hermano mayor cuando Isaac lo besó y lo bendijo. Está en Cristo
como el pobre homicida estaba dentro de la ciudad de refugio cuando
estaba siendo perseguido por el vengador de la sangre, quien no podía
alcanzarlo y matarlo” (Dr. Winslow, 1857). Y porque está “en Cristo”, no hay,
pues, ninguna condenación para él. ¡Aleluya!

Traducido por Magda Fernández. Reservados todos los derechos.


INICIO

Romanos 8 - Una Nueva y Maravillosa Vida en el Espíritu


 
A. Vida en el Espíritu contrastada con la vida en la carne.
 
1. (1) No condenación.
 
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
 
a. Ahora, pues, ninguna condenación hay: La simple declaración
de ninguna condenación viene a aquellos que están en Cristo
Jesús. Ya que el Padre no condena a Jesús, tampoco Él
condenará a aquellos que están en Él. Ellos no están para ser
condenados, y ellos no pueden ser condenados.
 
i. El Ahora, pues de Pablo es importante. Dice que lo
que él habla viene de un argumento lógico. Es como si
Pablo comenzara, “Puedo probar lo que digo aquí.”
Esto es lo que él prueba: si somos uno en Jesús y Él
es nuestra cabeza, nosotros no podemos ser
condenados. No puedes absolver a la cabeza y
condenar la mano. No puedes ahogar al pie mientras la
cabeza permanezca fuera del agua. Únete a Él, y
escuchamos el veredicto: “ninguna condenación."
 
ii. En Cristo: “Esta frase trata sobre que hay una unión
mística y espiritual entre Cristo y los creyentes. Esto es
expresado algunas veces como Cristo estando en ellos
. . . y aquí al estar ellos en Cristo. Cristo esta en los
creyentes por Su Espíritu, y los creyentes están en
Cristo por fe.” (Poole)
 
iii. El veredicto no es “menos condenación.” Ese es el
lugar en donde muchos de nosotros estamos -
pensamos que nuestra posición a mejorado en Jesús.
No ha mejorado, ha sido transformada completamente,
cambiada aninguna condenación.
 
iv. Quizás debiéramos de considerar el otro lado de la
moneda: Si no estás en Cristo Jesús, entonces para ti hay
condenación. “No es una tarea placentera que debamos
hablar de este asunto; ¿pero quiénes somos nosotros
para pedir tareas placenteras? Lo que Dios ha
atestiguado en la Escritura es la suma y substancia de
lo que los siervos del Señor deben de testificar a las
personas. Si no estás en Cristo Jesús, y estás
caminando en pos de la carne, no has escapado de la
condenación.” (Spurgeon)
 
b. Ninguna condenación: Este lugar de confianza y paz vienen
después de la confusión y conflicto marcados en Romanos 7.
Ahora Pablo ver a Jesús y el encuentra su permanencia en
Él. Pero este capítulo es mucho más que la respuesta de
Romanos 7; une pensamientos desde el comienzo de este
libro.
 
i. Romanos 8 comienza con ninguna condenación;
termina con ninguna separación, y en medio no hay
derrota.
 
c. Los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu:
Estas palabras no se encuentran en los manuscritos
primitivos del Libro de los Romanos y estas no están de
acuerdo con el flujo del contexto de Pablo. Quizás fueron
añadidas por un escribiente el cual lo colocó por error o
quizás pensó que él podría “ayudar” a Pablo al traer estas
palabras de Romanos 8:4.
 
i. Ya que es cierto que aquellos que están en
Cristo no deberían y
no andarían consistentemente, conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu, y esta no es una condición para su
estatus de ninguna condenación. Su posición en Jesús
es la razón de su posición de ninguna condenación.
 
ii. “Los hombres más eruditos nos aseguran que no es
parte del texto original. Ahora yo no puedo adentrarme
en las razones de esta conclusión, pero son razones
muy buenas y sólidas. Las copias más antiguas no la
contienen, las versiones no la sostienen, y los padres
que citaron abundantemente la Escritura no citan esta
oración.” (Spurgeon)
 
d. Nosotros recibimos esta gloriosa declaración desde la
corte de Dios: “ninguna condenación.” No la recibimos debido a
que no merezcamos la condenación. La recibimos porque
Jesús llevó la condenación que merecíamos, y nuestra
identidad ahora se encuentra en Él. Ya que Él no es
condenado otra vez, tampoco nosotros.
 
2. (2-4) El contraste entre la vida en el Espíritu y la vida en la
carne.
 
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de
carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
 
a. La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte: La ley del pecado y de la muerte era
una ley fuerte y aparentemente absoluta. Cada pecado que
cometemos y cada cementerio que vemos lo comprueba.
Pero la ley del Espíritu de vida en Cristo es aún más fuerte, y la
ley del Espíritu nos libera de la ley del pecado y de la muerte.
 
i. Somos hechos libres de la ley del pecado. A pesar de
que él, inevitablemente lo hace, el Cristiano
no tiene que pecar, porque él ha sido libre del dominio
del pecado. Somos libres de la ley de la muerte; la
muerte ya no tiene poder permanente en contra del
creyente.
 
ii. Romanos 8:1 nos dice que somos libres de
la culpa del pecado. Romanos 8:2 nos dice que somos
libres delpoder del pecado.
 
b. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por
la carne: La ley puede hacer muchas cosas. Nos puede guiar,
enseñarnos, y decirnos el carácter de Dios. Pero la ley no
puede dar energía (poder) a nuestra carne; nos puede dar el
estándar, pero no puede darnos el poder para vivir
agradando a Dios.
 
i. Morris, citando a Manson: “La ley de Moisés tiene
derecho pero no poder; la ley del pecado tiene poder
pero no derecho; la ley del Espíritu tiene ambos,
derecho y poder.”
 
ii. “La ley es débil para nosotros, debido a que somos
débil para ella: el sol no le puede dar luz a un ojo ciego,
no porque sea impotente, sino simplemente por la
incapacidad del sujeto de ver el brillo que cae sobre él.”
(Poole)
 
c. Por cuanto era débil por la carne: La ley es débil debido a que
habla a nuestra carne. Viene a hombres carnales y les habla
como hombres carnales. Pero la obra del Espíritu nos
transforma por la crucifixión del viejo hombre e imparte al
nuevo hombre - un principio más excelente que la carne.
 
i. “Una vid no produce uvas por una Enmienda del
Parlamento; éstos son el fruto de la propia vida de la
vid; así que la conducta que se conforma al estándar
del Reino no se produce por ninguna demanda, ni
siquiera por la de Dios, sino que es el fruto de la
naturaleza divina de Dios el cual da como resultado de
lo que él ha hecho en y por Cristo.” (Hooke)
 
d. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,
Dios, enviando a su Hijo: La ley no podía derrotar al pecado; solamente
podía detectar el pecado. Solamente Jesús puede derrotar al pecado,
y Él lo hizo a través de Su obra en la cruz.
 
i. Enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado: A fin
de poder derrotar al pecado, Jesús debía de identifica
a aquellos atados por el pecado, al venir en semejanza
de carne de pecado. Bajo la inspiración del Espíritu
Santo, Pablo cuidadosamente eligió sus palabra aquí,
indicando que Jesús no estaba en el pecado de la
carne, pero que Él se identificaba con la carne en su
totalidad.
 
ii. No podemos decir que Jesús vino en la carne de
pecado, ya que Él no tenía pecado. No podemos decir
que Jesúsvino en la semejanza de la carne, porque Él en
realidad era humano, y no solamente como un humano.
Pero si podemos decir que Jesús vino en semejanza de
carne de pecado porque, a pesar de que Él era humano,
Él no tenía pecado en Si mismo.
 
iii. Condenó al pecado en la carne: El pecado
se condenó en la carne de Jesús cuando Él cargó la
condenación que nosotros merecíamos. Y ya que
estamos en Cristo, entonces ya hemos tenido esa
condenación la cual vino y paso sobre nosotros.
 
e. Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros: Debido a
que Jesús cumplió la justicia de la ley, y ya que estamos en
Cristo, entonces nosotros cumplimos la ley. La ley es
cumplida en nosotros en cuando a la obediencia, ya que la
justicia de Jesús es destacada por nosotros. La ley es
cumplida en nosotros en cuanto al castigo, porque cualquier
castigo demandado por la ley fue derramado sobre Jesús.
 
i. Pablo no dice que nosotros cumplimos la justicia de la
ley. Él dice cuidadosamente que la justicia de la ley
escumplida en nosotros. No es cumplida por nosotros,
sino en nosotros.
 
ii. Puesto de una manera simple, Jesús es nuestro
sustituto. Jesús fue tratado como un pecador para que
nosotros pudiéramos ser tratados como justos.
 
f. En nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme
al Espíritu: Las personas que disfrutan esto son aquellasque
no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Su
vida esta marcada por la obediencia a el Espíritu Santo, y no
en la obediencia de la carne.
 
i. Dios quiere que el Espíritu gobierne sobre nuestra
carne. Cuando permitimos que la carne reine sobre el
Espíritu, entonces nos hallamos atados por los
patrones de pecado y la desesperación que marco la
vida de Pablo en su lucha de “Romanos 7”.
Nuestro andar - el patrón de nuestra vida - debe
ser conforme al Espíritu, noconforme a la carne.
 
ii. Andando en el Espíritu significa que el curso, la
dirección, el progreso de la vida de uno es dirigida por
el Espíritu Santo. Es un movimiento continuo y
progresivo.
 
iii. “Observe cuidadosamente que la carne esta allí: él
no anda en pos de ella, esforzándose y haciendo
guerra, fastidiando y entristecida, y allí seguirá hasta
que sea llevada al cielo. Esta allí como un extranjero y
una fuerza detestable, y no esta allí para tener dominio
sobre él. Él no anda tras él, ni le obedece. Él no la
acepta como su guía, ni permite que le conduzca hacia
la rebelión.” (Spurgeon)
 
3. (5-8) Lo inútil de tratar de agradar a Dios en la carne.
 
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los
que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la
carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto
los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la
carne no pueden agradar a Dios.
 
a. Piensan en las cosas de la carne: Pablo nos da una manera
fácil de saber si caminamos en el Espíritu o caminamos en la
carne - el ver simplemente en que
cosas piensan nuestras mentes. La mente es el campo de
batalla estratégico en donde la carne y el Espíritu pelean.
 
i. No debemos de pensar que aquellos que piensan en
las cosas de la carne sean pecadores notorios. Podrían
ser personas nobles las cuales tienen buenas
intenciones. Pedro tenía una buena intención al decirle
a Jesús que evitara la cruz. Jesús le respondió a Pedro
con estas palabras fuertes: no pones la mira en las cosas
de Dios, sino en las de los hombres. (Matthew 16:23)
 
b. Porque el ocuparse de la carne es muerte: Cuando nuestras
mentes están puestas (piensan) en las cosas de la carne
(ocuparse de la carne) traemos muerte a nuestras vidas. Pero el
andar en el Espíritu trae vida y paz.
 
i. Debemos, en cambio, guardarnos de una
espiritualidad falsa para ver que Pablo esta hablando
de la carne hasta este punto como un instrumento de
rebelión en contra de Dios. Pablo no esta hablando de
las necesidades normales físicas y emocionales de las
cuales podemos pensar, solamente en la gratificación
pecaminosa de esas necesidades.
 
c. Los designios de la carne son enemistad contra Dios: La carne
batalla en contra de Dios, debido a que no quiere ser
crucificado ni se quiere rendir al Señor Jesucristo. No quiere
vivir Gálatas 5:24: Pero los que son de Cristo han crucificado la
carne con sus pasiones y deseos. En esta batalla para domar la
carne, la ley no tiene poder.
 
i. Pablo no dijo que la mente carnal esta en
enemistad con Dios - él hizo un énfasis aún más
fuerte. Los designios de la carne son enemistad contra Dios.
“No es negro, sino oscuridad; no esta en enemistad,
pero en si mismo esenemistad; no esta corrompida,
es corrupción; no esta rebelde, es la rebelión; no es
malo, es maldad en si misma. El corazón, a pesar que
es engañoso, es positivamente engañoso; es maldad
en concreto, pecado en esencia, es la destilación, la
quintaesencia de todas las cosas que son viles; no
tiene envidia en contra de Dios, es envidia; no es un
enemigo, es enemistad real.” (Spurgeon)
 
d. Porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden:
Podemos intentar hacer bien en la vida sin estar sujetos a la
ley de Dios. Podemos esperar poner a Dion “en deuda” hacia
nosotros a través de hacer buenas obras, poniendo a Dios
bajo una obligación para nosotros. Según la carne no pueden
agradar a Dios, aun cuando la carne este haciendo cosas
religiosas las cuales sean admiradas por los hombres.
 
i. Newell en Romanos 8:7: “Quizás ningún otro texto de
la Escritura expresa de una forma más completa el
horrendo estado de perdición del hombre en pos de la
carne.”
 
4. (9-11) Los Cristianos tienen autoridad para vivir en el Espíritu.  
 
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad
está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la
justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús
mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros.
 
a. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es
que el Espíritu de Dios mora en vosotros: Debido a que el
Espíritu Santo es dado a cada creyente cuando nacen de
nuevo, cada Cristiano tiene dentro de ellos mismos un
principio más alto y poderoso que el principio de la carne.
 
i. “Muchos personas sinceras aún están bajo el
ministerio de arrepentimiento de Juan el Bautista. Su
estado es prácticamente de la batalla de Romanos
Siete, en donde Cristo ni el Espíritu Santo son
mencionados, pero únicamente una alma estimulada
pero sin liberar en batalla bajo el ‘deber’, y no en el
sentido de una entera aceptación de Cristo con el sello
del Espíritu Santo.” (Newell)
 
b. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él: Esto
significa que cada creyente tiene el Espíritu Santo. Es una
denominación errónea el dividir a los Cristianos como “llenos
del Espíritu” y los que “No son llenos del Espíritu.” Si una
persona no esta llena con el Espíritu Santo, entonces no son
Cristianos.
 
i. Sin embargo, muchos si fallan en vivir la vida
Cristiana en la plenitud constante del Espíritu porque
ellos no están constantemente siendo llenados con el Espíritu
Santo, el cual Pablo manda en Efesios 5:18. Ellos no
tienen experiencia de lo que Jesús habló cuando Él
describió los ríos de agua viva que brotaban del
creyente (Juan 7:37-39).
 
ii. ¿Cómo sé que tengo al Espíritu? Has estas
preguntas:
 
      ¿Te ha llevado el Espíritu a Jesús?
      ¿El Espíritu ha puesto en ti el deseo de honrar a Jesús?
      ¿Te conduce el Espíritu a ser más como Jesús?
      ¿Esta obrando el Espíritu en tú corazón?
 
c. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a
causa del pecado: Ya que Jesús vive en nosotros, el viejo
hombre (cuerpo) esta muerto, pero el Espíritu vive y reina, y
vivirá Su salvación aún por medio de nuestro cuerpos
mortales por la resurrección.
 
i. No solamente nosotros estamos en Cristo (Romanos
8:1), pero Él también está en vosotros, y ya que Dios no
puede morar en un hogar con pecado, el cuerpo (viejo
hombre) tuvo que morir cuando Jesús entró.
 
B. Nuestra obligación: vivir en el Espíritu
 
1. (12-13) Nuestra deuda es hacia el Espíritu, no hacia la carne.
 
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos
conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas
si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis
 
a. Deudores somos – a la carne, para que vivamos conforme a la
carne: La carne (otra vez, en el sencillo hecho de una carne
pecaminosa en rebelión en contra de Dios) no nos deja nada
bueno. Así que no tenemos ninguna obligación para
obligarnos a ella o consentirla. Nuestra deuda es hacia el
Señor, no a la carne.
 
b. Porque si vivís conforme a la carne, moriréis: Pablo nos
recuerda constantemente que el vivir tras la carne termina
enmuerte y necesitamos ser recordados porque muy seguido
somos engañados al pensar que la carne nos ofrece vida.
 
c. Por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne: Cuando
hacemos morir las obras de la carne (forzamos a la carne
pecaminosa a someterse al Espíritu), debemos de
hacerlo por el Espíritu. De otra manera nos haremos como los
Fariseos, orgullosos espiritualmente.
 
i. Pablo nos dice que no somos únicamente salvados
por la obra del Espíritu, pero que también debemos de
caminar por el Espíritu si queremos crecer e ir tras la
santidad en el Señor. No podemos ser como algunos
de los que se mencionan en Gálatas quienes pensaban
que ellos podían comenzar en el Espíritu y luego
encontrar la perfección espiritual por la carne (Gálatas
3:3).
 
2. (14-15) El vivir en el Espíritu significa vivir como un hijo de Dios.
 
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción,
por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
 
a. Es adecuado que los hijos de Dios deban ser guiados por el
Espíritu de Dios. Sin embargo, no debemos de pensar que el
ser guiados por el Espíritu es una condición previa a ser un hijo
de Dios. En lugar de eso, nos volvemos hijos primero y luego
el Espíritu de Dios nos guía.
 
i. Pablo no dijo, “Cómo muchos de los que van a la
iglesia, estos son los hijos de Dios.” Él no dijo, “Cómo
muchos de los que leen la Biblia, estos son los hijos de
Dios.” Él no dijo, “Cómo muchos que son patrióticos
Americanos, estos son los hijos de Dios.” Él no dijo,
“Cómo muchos de los que participan en la comunión,
estos son los hijos de Dios.” En este texto, la prueba
para ver si eres hijo es la que una persona sea o
no guiada por el Espíritu de Dios.
 
ii. ¿Cómo nos guía el Espíritu Santo?
 
      Somos guiados con dirección
      Somos guiados al acercarnos
      Somos guiados por un gobierno de autoridad
      No somos guiados para cooperar con el líder. “No dice,
‘Cómo muchos que son conducidos por el Espíritu de
Dios.’ No, el diablo es alguien que conduce, y cuando
el entra, en los hombres o perros, él los conduce con
violencia. Recuerden como todo el ato corrió
violentamente hacia el barranco que daba al mar.
Cuando veas a un hombre fanático y salvaje, sea cual
fuere el espíritu que este en él, no es el Espíritu de
Cristo.” (Spurgeon)
 
iii. ¿A dónde nos conduce el Espíritu Santo?
 
      Nos lleva al arrepentimiento
      Nos lleva a pensar poco en nosotros y mucho en Jesús
      Nos lleva a la verdad
      Nos lleva al amor
      Nos lleva a la santidad
      Nos lleva a ser útiles
 
b. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra
vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción: El
vivir como un hijo de Dios significa que se tiene una relación
íntima, de gozo, con Dios, no como la esclavitud y temor los
cuales son demostrados por la ley. Un hijo de Dios tiene una
relación con Dios, de una manera tan cercana, que ellos
pueden clamar, ¡Abba, Padre! (¡Papi!).
 
c. clamamos: ¡Abba, Padre! Es fácil para nosotros ver a Jesús
relacionándose con el Padre con esta confianza
bienaventurada, pero podemos vernos a nosotros mismos
como indignos para hacerlo. Sin embargo, recuerde que
estamos en Cristo - tenemos el privilegio de relacionarnos con
el Padre de la manera que Cristo Jesús lo hace.
 
i. “En el mundo Romano del primer siglo D.C., un hijo
adoptado era un hijo adoptado de forma deliberada por
su padre adoptivo para perpetuar su nombre y heredar
sus bienes; no era inferior en estatus en comparación
con la de un hijo que le nacía de manera natural.”
(Bruce)
 
ii. Bajo la adopción Romana, la vida y posición del hijo
adoptado cambiaba completamente. El hijo adoptado
perdía todos sus derechos en su familia anterior y
ganaba todos los nuevos derechos de su nueva familia;
la vieja vida del hijo adoptado era borrada
completamente, con todas las deudas canceladas, con
nada de su pasado que pudiera contársele en su
contra.
 
3. (16) La evidencia de que somos hijos de Dios: el testimonio del
Espíritu Santo.
 
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios.
 
a. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios: En términos llanos, Pablo dice que aquellos que
son hijos de Dios, nacidos de nuevo por el Espíritu de
Dios, conocen su estatus debido a que el Espíritu Santo le
testifica a nuestro espíritu que así es.
 
i. Esto no quiere decir que no son los que
erróneamente piensan o asumen que son hijos de Dios
aparte del testimonio del Espíritu. También hay
Cristianos que en su mente, en medio de una niebla de
ataques espirituales constantes, empiecen a creer la
mentira de que al final de todo no son hijos de Dios.
Sin embargo, el testimonio de el Espíritu aún esta allí.
 
b. Somos hijos de Dios: No debemos de preguntarnos si en
verdad somos Cristianos o no. Los hijos de Dios saben
quienes son.
 
i. La ley Judía establecía que de la boca de dos o tres
testigos todo debía de ser establecido (Deuteronomio
17:6). Hay dos testigos de nuestra salvación: nuestro
propio testimonio y el testimonio del Espíritu Santo.
 
4. (17) Los beneficios y responsabilidades de ser hijos de Dios.
 
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con
Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con
él seamos glorificados.
 
a. Y si hijos, también herederos: Debido a que estamos en
Cristo, tenemos el privilegio de relacionarnos con el Padre de
la manera que lo hace Jesús - por lo tanto, somos herederos
de Dios y coherederos con Cristo.
 
i. El ser un hijo de Dios también significa tener una
herencia. En Lucas 18:18 el hombre principal le
preguntó a Jesús, ¿Qué haré para heredar? Pero el
hombre principal perdió de vista el punto porque la
herencia no es cuestión de hacer, es una cuestión
de ser - el estar en la familia correcta.
 
b. Si es que padecemos juntamente con él: Debido a que
estamos en Cristo, también somos llamados a compartir Su
padecimiento. Los hijos de Dios no están inmunes al
sufrimiento.
 
c. Si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con
él seamos glorificados: De hecho, el compartir los
padecimientos presentes es una condición de nuestra
glorificación futura. En lo que a Dios concierne, todo es parte
del mismo paquete de ser sus hijos, no importa cómo nuestra
carne quiera tener la herencia y la gloria sin el padecimiento.
 
C. La vida en el Espíritu nos habilita a entender y soportar el padecimiento.
 
1. (18) El análisis de Pablo del padecimiento presente y de la gloria
futura: no se pueden comparar la una a la otra.
 
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
 
a. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no
son comparables: Pablo no estaba ajeno o ciego a las
aflicciones de la existencia humana; él experimentó muchas
más que la mayoría de nosotros pueda experimentar hoy.
Pero él aún consideraba que la gloria futura sobrepasaba por
mucho a las presentes aflicciones.
 
b. La gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse: Sin una
esperanza celestial, Pablo consideraba a la vida Cristiana
como necia y trágica (1 Corintios 15:19). Pero a la luz de la
eternidad, es más sabio y es la mejor elección que alguien
pueda hacer.
 
c. Que en nosotros a de manifestarse: Esta gloria que viene no
solamente será revelada a nosotros, pero en realidad
serámanifestada en nosotros.
 
i. Dios ha puesto esta gloria en el creyente desde ahora mismo.
Cuando estemos en el cielo, la gloria simplemente
será manifestada. “La gloria será manifestada, no creada. Esto
implica que ya esta en existencia, pero que no es aparente.”
(Morris)
 
2. (19-22) Toda la creación esta en espera y anticipando esta gloria
venidera.
 
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación
de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por
su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de
corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos
que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta
ahora;
 
a. El anhelo ardiente de la creación es el aguardar: Pablo
considera que la creación misma esta aguardando
la manifestación de los hijos de Dios; debido a que la creación
fue sujetada a vanidad debido al pecado del hombre, y se
beneficiará de la redención definitiva del hombre.
 
i. Isaías 11:6-9 describe esta redención de la creación
en ese día: Morará el lobo con el cordero, y el leopardo
con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la
bestia doméstica andarán juntos, y un niño los
pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se
echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y
el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el
recién destetado extenderá su mano sobre la caverna
de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo
monte; porque la tierra será llena del conocimiento de
Jehová, como las aguas cubren el mar.
 
b. Sino por causa del que la sujetó en esperanza: Sólo Dios pudo
sujetar a la creación en esperanza. Esto, al final, no fue obra
del hombre ni de Satanás.
 
c. La promesa de la libertad gloriosa de los hijos de Dios no solo
beneficia a los hijos de Dios, sino a toda la creación. Hasta
ese día, la creación gime a una, y a una está con dolores de parto.
 
d. La manifestación de los hijos de Dios: Ciertos grupos con una
mentalidad “súper Cristiana” han tomado la idea de la
manifestación de los hijos de Dios para decir que toda la
creación esta esperando por su grupo particular de Cristianos
súper espirituales para ser manifestados de una manera
poderosa e increíble. Esto es una fantasía egoísta.
 
e. Toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto
hasta ahora: “La creación no esta llevando dolores de
muerte . . . sino dolores de parto.” (Morris)
 
3. (23-25) Nosotros también gemimos y aguardamos por la gloria
venidera.
 
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las
primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros
mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque
en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es
esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si
esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
 
a. Nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, se nos ha
dado a probar esa gloria que vendrá. ¿Se nos puede culpar
si anhelamos el cumplimiento de lo que hemos recibido en
las primicias?
 
b. Esperando la adopción: Estamos esperando
nuestra adopción; aunque ya hay un sentido en el cual
nosotros ya somos adoptados (Romanos 8:15), también esta
el sentido en el cual nosotros esperamos por la consumación
de esa adopción - la redención de nuestro cuerpo.
 
i. Dios no ignora a nuestros cuerpos físicos en Su plan
de redención. Su plan para estos cuerpos es llamado
resurrección, porque es necesario que esto corruptible se
vista de incorrupción, y esto mortal se vista de
inmortalidad. (1 Corintios 15:53)
 
ii. El cuidado de Dios sobre nuestros cuerpos físicos
aquí y ahora son reflejados en pasajes como 1
Corintios 6:19-20: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
 
c. Con paciencia lo aguardamos: El cumplimiento de nuestra
redención es algo que todavía está distante, pero
nosotrosesperamos por ello con fe y paciencia, confiando en
que Dios es fiel a Su palabra y la gloria prometida será una
realidad.
 
i. Morris en paciencia: “Es la actitud del soldado el cual
en lo duro de la batalla no desmaya pero pelea con
firmeza sin importar las dificultades.”
 
4. (26-27) Las ayuda de Dios por el Espíritu esta disponible para
nosotros el día de hoy.
 
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos.
 
a. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad:
Cuando somos débiles, y no sabes exactamente por lo que
hemos de orar, Dios mismo (por medio del Espíritu Santo)
nos ayuda haciendo intercesión por nosotros.
 
b. La ayuda que el Espíritu Santo trae para expresar
nuestros gemidos indecible podría incluir el orar en el don del
espíritu de la lengua (1 Corintios 14:2, 14-15), pero es cierto
que la limitante no es el hablar en una lengua extraña.
 
i. La idea es simplemente el comunicar algo que
nosotros no somos aptos para expresar -
estos gemidosprofundos dentro de nosotros, los cuales
no podemos articular sin la obra de intercesión del
Espíritu Santo.
 
ii. Esto, por supuesto, es el propósito del don de
lenguas - el habilitarnos comunicarnos con Dios de una
manera que no este limitada a nuestro propio
conocimiento o habilidad de articular nuestro corazón
delante de Dios. El propósito de las lenguas no es para
probar que estamos “llenos del Espíritu” o que somos
especiales espiritualmente.
 
c. La ayuda del Espíritu Santo en la intercesión es perfecta
porque Él escudriña los corazones de aquellos que Él ayuda. Él
es capaz de guiar nuestras oraciones conforme a la voluntad de
Dios.
 
5. (28-30) La ayuda de Dios es una promesa que perdura; Él tiene
la capacidad de obrar todas las cosas para bien y nos ve como un
medio para glorificación.
 
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los
que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a
los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos
también glorificó.
 
a. Y sabemos que . . . todas las cosas les ayudan a bien: La
soberanía y capacidad de Dios de manejar cada aspecto de
nuestras vidas es demostrada por el hecho de que a los que
aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, aunque debemos
de enfrentarnos a las aflicciones del tiempo presente (Romanos
8:18). Dios es capaz de incluso hacer de esas aflicciones que
obren para bien para nuestro bien y para Su bien.
 
b. Dios es capaz de obrar todas las cosas, no algunas cosas.
Él las obra para bien, y no obra de manera aislada. Esta
promesa es para aquellos que aman a Dios dentro del marco
del entendimiento Bíblico del amor, y Dios maneja los
asuntos de nuestra vida debido a que
somos llamados conforme a su propósito.
 
c. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo: La cadena
eterna de la obra de Dios es vista en la conexión entre
los que antes conoció, predestinó, llamó, justificó, y glorificó.
Dios no comenzó una obra en los Romanos simplemente
para abandonarlos en medio de su presente aflicción.
 
i. “Pablo esta diciendo que Dios es el autor de nuestra
salvación, y eso desde el principio hasta el fin. No
debemos de pensar que Dios puede tomar acción
solamente cuando nosotros le damos permiso para
obrar.” (Morris)
 
ii. “Claro que creo en la predestinación, ya que es
claramente enseñada en las Escrituras. La doctrina
puede asumirse, aún cuando la palabra no hubiera sido
utilizada explícitamente. Es una verdad estremecedora
el cual no altera para nada. El hecho de que Él me
eligió a mí y que comenzó la buena obra en mí prueba
que Él continuará en hacerla. Él no me traería hasta
aquí para deshacerse de mi.” (Smith)
 
d. Para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo: Sin
embargo, nuestra participación en este plan eterno es
esencial, reflejado en su meta: que nosotros podamos
ser conformes ala imagen de su Hijo; y este es el proceso que
Dios hace con nuestra cooperación, no solamente algo que
Él “hace” a nosotros.
 
e. La razón para este plan esta expresado en que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. Dios nos ha adoptado en
Su familia (Romanos 8:15) para el propósito de hacernos
como Cristo Jesús, similares a Él en la perfección de Su
humanidad.
 
D. La victoria triunfante de la vida en el Espíritu
 
1. (31) Pablo comienza su conclusión en esta sección: Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?
 
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros?
 
a. Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Si todo lo que
tuviéramos fueran los primeros pocos capítulos de Romanos
algunos podrían creer que Dios estaba contra nosotros. Ahora
que Pablo ha mostrado todo lo que Dios atravesó para salvar
al hombre de Su ira y de equiparle para tener victoria sobre
el pecado y la muerte, ¿quién podría dudar de que Dios es
por nosotros?
 
i. “Nuestros débiles corazones están propensos al
legalismo y la incredulidad, y reciben estas palabras
con gran dificultad: Dios es por nosotros . . . Ellos le han
fallado a Él; pero Él es por ellos. Ellos son ignorantes;
pero Él es porellos. Ellos aún no han traído mucho
fruto; pero Él es por ellos.” (Newell)
 
ii. Casi todos los hombres dicen o piensan que Dios es
por ellos - los terroristas comenten horribles crímenes
pensando que Dios es por ellos. Sin embargo, el
Espíritu Santo mantiene esta declaración con un “si,”
para que podamos saber que solamente por que
un hombre piense que Dios esta con él no significa que
así sea. Dios es solamente por nosotros si nosotros
estamos reconciliados a Él por medio de Cristo Jesús.
 
b. ¿Quién contra nosotros? Igualmente, a pesar de los
sufrimientos que enfrentan los Cristianos, si Dios es por ellos,
¿qué importa si otros están en contra de ellos? Una persona
más Dios hacen una mayoría inconquistable.
 
c. En verdad podemos ser engañados en pensar que Dios es
por nosotros cuando en realidad Él no lo está (como lo hacen
los ocultistas y aquellos como ellos). Pero no se puede negar
que para aquellos que están en Cristo Jesús, ¡Dios
es por ellos!
 
2. (32) Evidencia de que Dios es por nosotros: el don de Cristo
Jesús.
 
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
 
a. El que no escatimó ni a su propio Hijo: Si el Padre ya había
dado Su regalo más sublime, ¿cómo hemos de pensar que
Él no nos dará los regalos más pequeños?
 
3. (33-39) La seguridad del creyente en el amor de Dios.
 
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o
peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos
todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del
amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
 
a. ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Estamos seguros de
cualquier cargo en contra de nosotros. Si somos declarados
“no culpable” por el juez más alto, ¿quién puede traer un
cargo adicional?
 
b. ¿Quién es el que condenará? Estamos seguros de toda
condenación. Si Jesús mismo es nuestro abogado,
promoviendo nuestro beneficio, entonces, ¿quién puede
condenarnos?
 
c. De hecho, ninguna de las aflicciones del tiempo
presente pueden separarnos del amor de Dios. No importa
cual sea la circunstancia, somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó.
 
i. Newell en nos amó: “Es este evangelio del tiempo
pasado el cual el diablo odia . . . Dejen que el
predicador diga continuamente, ‘Dios te ama, Cristo te
ama’, y él y su congregación luego perderán de vista
su pecaminosidad y de la expiación sustituta de la cruz,
en donde el amor de Dios y de Cristo de una vez y para
siempre y de una manera suprema expusieron.”
 
ii. Earle en desnudez: “Este término el día de hoy
sugiere indecencia en un desfile. En aquel entonces
significaba una falta de ropa o simplemente porque
alguien no tenía los medios o la manera de
conseguirla.”
 
iii. Espada: Esta palabra implica ejecución. Es el único
objeto de la lista la cual Pablo no había experimentado
personalmente aún en el curso de su vida por Jesús y
en la predicación del evangelio (1 Corintios 4:11 y
15:30).
 
d. Más que vencedores: ¿Cómo es el Cristiano más que
vencedor?
 
      Él vence con un poder más grande, el poder de Jesús
      Él vence con un motivo más grande, la gloria de Jesús
      Él vence con una victoria más grande, sin perder nada aún en
la batalla
      Él vence con un amor más grande, conquistando enemigos
con amor y convirtiendo a los enemigos con paciencia
 
e. Ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor nuestro: Nada que aparente ser bueno o nada
que aparente ser malo puede separarnos del amor de Dios.
 
i. Spurgeon habla de la confianza que grandes
hombres y mujeres de Dios tuvieron en el amor de Dios
en las épocas pasadas: “Ellos no hablaron del amor de
Cristo como si se tratara de un mito que debiera de ser
respetado, una tradición que debiera de ser
reverenciada; ellos la miraban como una realidad
bendita, y ellos echaban toda su confianza sobre ella,
dejando ser persuadidos de que esto les elevaría como
con alas de águila, y que les llevaría durante todos sus
días; descansando en la confianza de que la roca sería
para ellos el fundamento, en contra de la cual la olas
podrían golpear, y los vientos soplar, pero la habitación
de su alma estaría firme con seguridad si ésta estaba
fundada sobre ella.”
 
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