Está en la página 1de 3

EL DESPERTAR DE LA MAYORÍA SILENCIOSA

POR CAROL BORDA

Elisabeth Noelle- Neumann trabajó la teoría de la espiral del silencio, una teoría
muy acertada en nuestros días en el ámbito de la comunicación política, la disputa
de las ideas, los discursos y la opinión pública. En la actualidad el discurso
identitario colectivista está permeando los ámbitos culturales, sociales y políticos,
está influenciando tanto instituciones formales como informales, establece lo que
es políticamente correcto y lo que no, decide qué es aceptable, cómo debe
pensarse y cómo debe sancionarse al que disienta de estos postulados.
La cultura de la cancelación junto con una minoría ruidosa son la clave para
generar acciones, reacciones y sanciones culturales aparentemente
predominantes. Un ejemplo en nuestra sociedad, es el predominio al
favorecimiento de posturas que más que feministas esconden misandria. Esta
minoría ruidosa desde distintas acciones, manifestaciones y espacios han
manipulado a tal punto la opinión pública que hoy en día se concibe la realidad
socio-política desde categorías como la existencia de la violencia de género, los
feminicidios y una inclinación inherente al hombre y la naturaleza por despreciar y
violentar a la mujer. Establecer o si quiera mencionar lo contrario es censurado de
forma agresiva por esta minoría convirtiéndolo en afirmaciones predominantes en
la opinión pública, quien no comparta el flujo de esta corriente es excluido a través
de la presión social.
Esta dinámica ha generado que la mayoría que discrepe de estos postulados sin
sentido se autocensure. A pesar de ser la mayoría, estas personas no quieren
desafiar posiciones que se asumen como aparentemente universales aún si estas
no lo son. En este juego de poder, es determinante el papel de los medios de
comunicación. Ese cuarto poder al que se refería Edmund Burke, el cual posee
una gran capacidad de influenciar a la sociedad y la política en los distintos países
amplificando la voz de esas minorías, brindando nuevamente la sensación
contagiosa de generalidad, de percepción mayoritaria, de definir lo aceptable y lo
despreciable, de influir de manera determinante en la formación de la opinión
pública y publicada.

Estas relaciones de poder de la mayoría silenciosa frente a una minoría ruidosa


son en efecto, más comunes de lo que se cree. Uno de los espacios por
excelencia a dar esta disputa es la academia. La Universidad Nacional de
Colombia ha sido es espacio propicio e incluso referente de estas posturas en
contra de la libertad, la verdad y el sentido común. Ir en contra de la minoría
ruidosa en banderas como el feminismo, el aborto o incluso declararse de derecha
o disidente de Marx representa el suicidio social e incluso un suicidio académico,
experiencia que viví personalmente en este espacio académico.
Pude identificar que esta minoría se empeñaba de manera disciplinada y
persistente en todos los espacios posibles a través de los distintos medios de
incidencia política, social y ciudadana. Pero esto no lo lograban con sus meros
deseos, en general la razón por la que personalmente me autocensure evitando
dar mi opinión sobre estos aspectos polémicos, alineándome a las filas de la
mayoría silenciosa guiadas por una minoría ruidosa y autoritaria, cuya voz se
amplificaba por los medios de comunicación o incluso las redes sociales, se
debieron no solo por el miedo al aislamiento social o a ser expuesta en la palestra
pública sino en mayor medida al sustento teórico, a los marcos de referencia, a las
ideas en principio coherentes, organizadas y estructuradas; se debía a que tenían
una lupa para leer una realidad, una lupa de la que yo carecía, el predominio
ideológico de la institución me despojaba de las herramientas para rebatir y
contrargumentar, para darle forma a mi posición y opinión. Y a falta de estas
herramientas, decidía simplemente ser parte de la masa con esta percepción de la
opinión mayoritaria.
La opinión pública se convierte entonces en un medio de control social, en una
forma de coacción de las “masas” desde la sociedad misma, de manipular las
ideas y por qué no, los votos. La superación de esta espiral del silencio no se logra
solo haciendo caso omiso a la necesidad natural a la adaptación social o al
conformismo como resultado de la presión del grupo, Neumann establece la
instauración de un núcleo duro, es decir, aquellas personas que pese a toda la
presión social se resisten a cambiar sus opiniones o conductas y se arriesgan a
explicar públicamente sus opiniones aún con todo el rechazo que pueda generar.
Un rasgo de este núcleo duro es la formación académica, empírica, la información
y el conocimiento. Por lo general, este núcleo duro suelen ser académicos bien
formados, personas con fuertes convicciones, activistas sociales, opositores
políticos y hasta creyentes religiosos.
Para romper la espiral del silencio es necesario que estos actores expresen
públicamente sus opiniones e ideas, alcen la voz a contracorriente, se unan entre
ellos y sobre todo puedan formar y dar las herramientas teóricas y sustentables a
los nuevos adeptos, a esa mayoría silenciosa que está despertando para dejar a
un lado el silencio. Solo así se unirán a las filas de lo políticamente incorrecto,
llegarán de forma paulatina personas nuevas con propuestas nuevas generando
las condiciones que generen el fracaso de esas ideas “mayoritarias” y por
supuesto, de sus oportunistas promotores cuyo objetivo es socavar la libertad.

También podría gustarte