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Manejo de caídas en el adulto mayor

 ADMIN  PUBLICADO EL JULIO 28, 2013   PUBLICADO EN CIENCIAS DE LA SALUD, MANUALES

Contenido: Introducción. Cambios que predisponen a las caídas. Factores predisponentes.


Consecuencias de una caída en el adulto mayor. Evaluación del paciente caído.
Tratamiento.
Objetivo: Al finalizar la competencia será capaz de aplicar los fundamentos teóricos sobre
el manejo de caídas en el adulto mayor.
Introducción

La OMS define las caídas como “consecuencia de cualquier


acontecimiento que precipite al paciente al suelo en contra de su voluntad”. Las caídas
producen en el paciente anciano una elevada morbilidad y mortalidad (88% de fractura de
cadera). Es, junto con la incontinencia urinaria, úlceras por decúbito, inmovilismo,
deterioro cognitivo, uno de los grandes síndromes geriátricos.
Una caída es la interacción entre factores de riesgo (enfermedades crónicas, alteraciones
del equilibrio y la marcha, fármacos, etc) y exposición a situaciones de riesgo u
oportunidades de caer que se deben tomar conjuntamente en consideración.
La caída en un anciano no es un hecho impredecible o inevitable, debido al azar o al
envejecimiento normal del individuo. En la mayoría de los casos se trata de una
inadaptación entre el anciano y su entorno de origen multifactorial; el riesgo de sufrir una
caída aumenta linealmente con el número de factores de riesgo existentes.
Cambios que predisponen a las caídas
El proceso de envejecimiento se asocia con varios cambios que predisponen a las caídas.
Estos se pueden clasificar en dos categorías: los responsables de la estabilidad postural y
los que afectan la homeostasis de la presión arterial, o que pueden producir mareos
o síncope.
– Reducción del control muscular y aparición de rigidez músculoesquelética (pérdida de
neuronas dopaminérgicas de ganglios basales, pérdida de dendritas en células de BETZ de
la corteza motora encargadas de inervación de músculos proximales antigravitarios del
brazo, tronco, espalda y miembros inferiores).

– Alteración de reflejos posturales (laberínticos, tónicos del cuello, visuales de la retina,


pérdida de la información propioceptiva desde articulaciones por degeneración progresiva
de sus mecanorreceptores).
Aumento de inestabilidad y balanceo al andar.

– Alteración de barorreceptores y 72 reducción de flujo cerebral.

– Alteraciones auditivas.

– Alteraciones visuales con disminución de la agudeza visual, sobre todo nocturnas.

– Alteraciones neuroendocrinas, como disminución de renina y aldosterona, que alteran el


manejo del sodio y del volumen intravascular (fragilidad ante la deshidratación).

Factores predisponentes

Las caídas en el anciano suelen ser de etiología multifactorial, asociando factores


ambientales, enfermedades y medicamentos.

Peligros ambientales: Por ejemplo suelos resbaladizos, camas altas, escalas sin
barandillas, escalones altos y estrechos, iluminación deficiente, muebles u objetos mal
ubicados (obstáculos para el desplazamiento seguro), ropa y calzado inapropiado.
Las caídas en el anciano suelen ser de
etiología multifactorial.
Enfermedades: El adulto mayor que presenta caídas tiene en promedio 3 a 4 enfermedades
coexistentes.
Fármacos (iatrogenia): Por ejemplo hipotensores (recordar que existe menor
compensación cronótropa del corazón por disminución de sensibilidad de barorreceptores),
betabloqueadores, diuréticos, hipoglicemiantes, hipnóticos, antidepresivos, neurolépticos;
además puede considerarse en este rubro el alcohol.
Consecuencias de una caída en el adulto mayor

En el 80% las lesiones son leves o no existen En 1% de los pacientes se observan fracturas
de fémur y luego, en orden de frecuencia, fracturas de antebrazo, húmero y pelvis.

A mayor edad, más riesgo de caídas, y al menos, 20 veces más de fracturas costales,
traumatismo encefalocraneano, hematoma subdural crónico. Además se presenta el
síndrome post caída, con miedo a volver a caer que incapacita al anciano.

Evaluación del paciente caído


Anamnesis: Debe consignar enfermedades previas, uso de medicamentos (incluyendo
automedicación y fármacos de uso oftálmico), descripción detallada de la caída, pérdida o
no de conciencia, complementada por observaciones de familiares tanto del estado previo
como de cambios recientes que puedan orientar al mecanismo, así como de los factores
ambientales contribuyentes.
Examen físico: Debe ser completo y cuidadoso. Destaca la medición de la presión arterial
y pulso, que debe hacerse con el paciente en decúbito, luego de 5 minutos de reposo, y 3
minutos después de ponerse de pie: si hay descenso de la presión sistólica de 20 mmHg o
más existe ortostatismo. Si no hay cambio en frecuencia cardíaca puede sospecharse
alteraciones de barorreceptores.

En el corazón debe buscarse soplos de estenosis aórtica, insuficiencia mitral, así como
miocardiopatía hipertrófica, todos comunes en edad avanzada. El masaje de seno carotídeo
sólo puede efectuarse bajo estricta vigilancia y en aquellos pacientes sin enfermedad
cerebrovascular ni anomalías de conducción. Se define como síndrome del seno enfermo si
se verifica asistolía o pausa sinusal mayor a 3 segundos o una caída de presión sistólica
superior a 50 mmHg.

En el corazón debe buscarse soplos de


estenosis aórtica.

Se deben buscar signos de anemia y efectuar un examen neurológico cuidadoso. Respecto a


la marcha y equilibrio, es útil observar la capacidad y forma de levantarse desde una silla
(con brazos cruzados por delante, si es posible) y caminar 6 metros, giro de 180 hacia
ambos lados y luego probar Romberg. La dificultad para levantarse sugiere disminución de
fuerzas y la dificultad para el resto de las maniobras incompetencia postural y
predisposición para caídas.

Exámenes de laboratorio: Deberán estar enfocados a las enfermedades sospechadas. Sin


embargo, dada la alta frecuencia de presentación atípica de enfermedades en ancianos, se
recomienda realizar siempre hematócrito, recuento de blancos, nitrógeno ureico,
electrólitos, creatininemia, glicemia, niveles de fármacos que requieran control (digoxina,
litio) y por supuesto un electrocardiograma.
Si existen síntomas sugerentes de enfermedad coronaria o electrocardiograma alterado,
deben tomarse enzimas cardíacas. El Holter o monitorización continua se utiliza en aquellas
caídas o síncopes en que se sospeche arritmia, pero es de difícil interpretación, por el alto
número de arritmias asintomáticas en el adulto mayor. El ecocardiograma se efectúa en
pacientes con soplos, para evaluar su importancia hemodinámica, o para diagnosticar
miocardipatía hipertrófica que no es infrecuente en adulto mayor y que pocas veces se
considera.
El electroencefalograma y tomografía axial computada de cerebro son de escaso valor, a
menos que existan alteraciones focales al examen físico. Se solicitan en relación a los
hallazgos clínicos en busca de un tumor o lesión cerebral que se manifieste como epilepsia
tardía u otro síntoma neurológico focal que cause caídas.

La audiometría y pruebas del VIII par se efectúan en pacientes con vértigo asociado a
caída. La radiografía de columna cervical es útil en pacientes con alteraciones de la marcha,
espasticidad de miembros inferiores e hiperreflexia, que sugieran espondilosis cervical o
estrechez de canal raquídeo. Se deben solicitar radiografías para investigar zonas dolorosas
osteoarticulares que trastornan la marcha (evaluación ortopédica o reumatológica).

Tratamiento

Hay que establecer un diagnóstico identificando los


factores predisponentes. Se debe actuar tanto sobre la enfermedad como sobre el medio. Se
deberá entrenar al paciente y considerar la posibilidad de utilizar aparatos auxiliares, si
existe trastorno en la marcha. El apoyo kinésico también ayudará a reducir los temores a
las caídas.
Se recomienda entregar buenas condiciones visuales, luz adecuada, tratamiento de las
enfermedades oftalmológicas. Uso de calzado adecuado. Realización de ejercicio
programado para equilibrio y reeducación de la marcha en situaciones viciosas.
Consideración cuidadosa del uso de antidepresivos, ya que estos fármacos pueden aumentar
el riesgo en 1,2 a 2 veces en aquellos adultos mayores que han tenido una caída.
Deben tratarse las enfermedades detectadas. En la hipotensión ortostática se recomienda
evitar el encamamiento prolongado, evitar cambios bruscos de postura, el uso de medias
elásticas en extremidades inferiores, elevar la cabecera de la cama 20 grados, corregir
factores que disminuyan el volumen circulante (anemia, deshidratación, trastornos
electrolíticos) y eliminar medicamentos que puedan producir hipotensión. Si las medidas
anteriores fracasan, está indicando el uso de fludrocortisona a dosis de 0,3 a 0,8 mg diarios.

Fuente: Boletín de la escuela de medicina. Chile. Vol.29, No. 1-2, 2000

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