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LAS ORACIONES

DEL PAPA FRANCISCO


PRESENTACIÓN
En diversas ocasiones y por diferentes
motivos, el Papa Francisco, igual que sus
predecesores, escribe y publica algunas
oraciones especiales, que bien podemos
tener en cuenta para nuestra oración
personal y comunitaria.

Son oraciones especialmente ricas en su


contenido, que nos ayudan no sólo a
profundizar nuestra relación con Dios,
sino también, a asumir como propias las
necesidades más urgentes de la Iglesia y
del mundo.

He aquí algunas de estas oraciones, que


todos podemos anexar, total o
parcialmente, al conjunto de nuestras
oraciones preferidas.
CONTENIDO
ORACIONES A DIOS PADRE, HIJO Y
ESPÍRITU SANTO

1. Oración cristiana por la creación


2. Oración por nuestra tierra
3. Oración en el Museo del Holocausto
judío
4. Oración por la paz
5. Oración a la Santísima Trinidad
6. Oración en la apertura de la Puerta
Santa del Año de la Misericordia.
7. Oración ante el altar de la Confesión de
San Pedro
8. Oración en la Zona Cero de Nueva York
9. Oración por los inmigrantes en Lesbos
(Grecia)

ORACIONES A JESÚS, EL SEÑOR


1. Oración al Señor, con los jóvenes
argentinos
2. Oración al Señor con los trabajadores
de Cagliari
3. Oración al terminar el Viacrucis el
Viernes Santo
4. Oración al Señor Resucitado
5. Oración por el Jubileo de la
Misericordia
6. Oración a Jesús, con los jóvenes de
Paraguay
7. Oración a la Cruz de Cristo

ORACIONES A LA VIRGEN

1. Oración a María, Madre del silencio


2. Oración a María, mujer de la escucha,
la decisión y de la acción
3. Oración a María, Madre de la Iglesia y
Madre de nuestra fe
4. Acto de consagración a Nuestra Señora
de Aparecida
5. Oración a la Virgen de Fátima
6. Oración a la Santísima Virgen María
7. Oración a la Virgen Inmaculada
8. Oración a la Virgen Inmaculada (otra)
9. Oración a la Virgen en el Santuario
mariano del Quinche - Ecuador
10. Oración a la Virgen de Copacabana,
patrona de Bolivia
11. Oración de Consagración de Paraguay
a la Virgen de Caacupé
12. Oración a la Virgen de la Caridad del
Cobre en Santiago de Cuba

ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA

1. Oración por las familias


ORACIONES A DIOS PADRE,
HIJO Y ESPÍRITU SANTO
1.
1. ORACIÓN CRISTIANA POR
LA CREACIÓN
(Encíclica LAUDATO SI
Sobre el cuidado de la casa común
Pentecostés de 2015)

Te alabamos, Padre, con todas tus


criaturas, que salieron de tu mano
poderosa. Son tuyas, y están llenas de tu
presencia y de tu ternura. Alabado seas.

Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron creadas


todas las cosas. Te formaste en el seno
materno de María, te hiciste parte de esta
tierra, y miraste este mundo con ojos
humanos. Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado. Alabado seas.

Espíritu Santo, que con tu luz orientas


este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien. Alabado seas.
Señor Uno y Trino, comunidad preciosa
de amor infinito, enséñanos a
contemplarte en la belleza del universo,
donde todo nos habla de ti.

Despierta nuestra alabanza y nuestra


gratitud por cada ser que has creado.

Danos la gracia de sentirnos íntimamente


unidos con todo lo que existe.

Dios de amor, muéstranos nuestro lugar


en este mundo como instrumentos de tu
cariño por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado
ante ti.

Ilumina a los dueños del poder y del


dinero para que se guarden del pecado
de la indiferencia, amen el bien común,
promuevan a los débiles, y cuiden este
mundo que habitamos.

Los pobres y la tierra están clamando:


Señor, tómanos a nosotros con tu poder y
tu luz, para proteger toda vida, para
preparar un futuro mejor, para que venga
tu Reino de justicia, de paz, de amor y de
hermosura. Alabado seas.

Amén.
2. ORACIÓN POR NUESTRA TIERRA
(Encíclica LAUDATO SI
Sobre el cuidado de la casa común
Pentecostés de 2015)

Dios omnipotente, que estás presente en


todo el universo y en la más pequeña de
tus criaturas.

Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que


existe, derrama en nosotros la fuerza de
tu amor para que cuidemos la vida y la
belleza.

Inúndanos de paz, para que vivamos


como hermanos y hermanas sin dañar a
nadie.

Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar


a los abandonados y olvidados de esta
tierra que tanto valen a tus ojos.

Sana nuestras vidas, para que seamos


protectores del mundo y no
depredadores, para que sembremos
hermosura y no contaminación y
destrucción.

Toca los corazones de los que buscan


sólo beneficios a costa de los pobres y de
la tierra.

Enséñanos a descubrir el valor de cada


cosa, a contemplar admirados, a
reconocer que estamos profundamente
unidos con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.

Gracias porque estás con nosotros todos


los días.

Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha


por la justicia, el amor y la paz. Amén.
3. ORACIÓN EN EL MUSEO DEL
HOLOCAUSTO JUDÍO
(Jerusalén, mayo de 2014)

De la tierra se levanta un tímido gemido:


Ten piedad de nosotros, Señor.

A ti, Señor Dios nuestro, la justicia;


nosotros llevamos la deshonra en el
rostro, la vergüenza.

Se nos ha venido encima un mal como


jamás sucedió bajo el cielo.

Señor, escucha nuestra oración, escucha


nuestra súplica, sálvanos por tu
misericordia.

Sálvanos de esta monstruosidad. Señor


omnipotente, un alma afligida clama a ti.

Escucha, Señor, ten piedad. Hemos


pecado contra ti. Tú reinas por siempre.
Acuérdate de nosotros en tu misericordia.

Danos la gracia de avergonzarnos de lo


que, como hombres, hemos sido capaces
de hacer, de avergonzarnos de esta
máxima idolatría, de haber despreciado y
destruido nuestra carne, esa carne que tú
modelaste del barro, que tú vivificaste con
tu aliento de vida.

¡Nunca más, Señor, nunca más!

“Adán, ¿dónde estás?”.

Aquí estoy, Señor, con la vergüenza de lo


que el hombre, creado a tu imagen y
semejanza, ha sido capaz de hacer.
Acuérdate de nosotros en tu misericordia.
4. ORACIÓN POR LA PAZ
(Jardines Vaticanos, 08/06/2014)

Señor, Dios de paz, escucha nuestra


súplica.

Hemos intentado muchas veces, y


durante muchos años, resolver nuestros
conflictos con nuestras fuerzas, y también
con nuestras armas; tantos momentos de
hostilidad y de oscuridad; tanta sangre
derramada; tantas vidas destrozadas;
tantas esperanzas abatidas...

Pero nuestros esfuerzos han sido en


vano.

Ahora, Señor, ayúdanos tú. Danos tú la


paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú
hacia la paz.

Abre nuestros ojos y nuestros corazones,


y danos la valentía para decir: "¡Nunca
más la guerra!"; "con la guerra, todo
queda destruido".

Infúndenos el valor de llevar a cabo


gestos concretos para construir la paz.

Señor, Dios de Abraham y los Profetas,


Dios amor que nos has creado y nos
llamas a vivir como hermanos, danos la
fuerza para ser cada día artesanos de la
paz; danos la capacidad de mirar con
benevolencia a todos los hermanos que
encontramos en nuestro camino.

Haznos disponibles para escuchar el


clamor de nuestros ciudadanos que nos
piden transformar nuestras armas en
instrumentos de paz, nuestros temores en
confianza y nuestras tensiones en perdón.

Mantén encendida en nosotros la llama


de la esperanza para tomar con paciente
perseverancia, opciones de diálogo y
reconciliación, para que finalmente triunfe
la paz. Y que sean desterradas del
corazón de todo hombre estas palabras:
división, odio, guerra.

Señor, desarma la lengua y las manos,


renueva los corazones y las mentes, para
que la palabra que nos lleva al encuentro
sea siempre "hermano", y el estilo de
nuestra vida se convierta en shalom, paz,
salam. Amén.
5. ORACIÓN
A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
(Encuentro con los carismáticos 03/07/2015)

Te adoramos Dios Omnipotente, Padre,


Hijo y Espíritu Santo.

Padre, enviamos al Espíritu Santo que


Jesús nos ha prometido. Él nos guiará
hacia la unidad. Él es aquel que da los
carismas, que hace las diferencias en la
Iglesia y también Él hace la unidad.

Envíanos al Espíritu Santo, que nos


enseñe todo aquello que Jesús nos ha
enseñad,o y que nos de la memoria de
aquello que Jesús ha dicho.

Jesús, Señor, tú has pedido por todos


nosotros la gracia de la unidad en esta
Iglesia que es Tuya, no es nuestra.
La historia nos ha dividido.Jesús,
ayúdanos a ir hacia el camino de la
unidad o de esta diversidad reconciliada.

Señor, tú siempre haces aquello que has


prometido, danos la unidad de todos los
cristianos.

Amén.
6. ORACIÓN ANTE LA PUERTA SANTA
DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO,
EN LA APERTURA
DEL AÑO DE LA MISERICORDIA
(08/12/2015)

Oh Dios, que revelas tu omnipotencia


sobre todo con la misericordia y el
perdón,
dónanos vivir un año de gracia,
tiempo propicio para amarte a Ti y a los
hermanos
en la alegría del Evangelio.

Sigue efundiendo sobre nosotros tu Santo


Espíritu,
para que no nos cansemos de dirigir con
confianza
la mirada a aquel que hemos traspasado,
a tu Hijo hecho hombre,
rostro resplandeciente de tu infinita
misericordia,
refugio seguro para todos nosotros
pecadores,
necesitados de perdón y de paz,
de la verdad que libera y salva.
Él es la Puerta, a través de la cual
venimos a ti,
manantial inextinguible de consolación
para todos,
belleza que no conoce ocaso,
alegría perfecta en la vida sin fin.

Interceda por nosotros la Virgen


Inmaculada,
primer y resplandeciente fruto de la
victoria pascual,
aurora luminosa de los cielos nuevos y de
la tierra nueva,
puerto feliz de nuestra peregrinación
terrenal.

A ti, Padre Santo,


a tu Hijo, nuestro Redentor,
al Espíritu Santo, el Consolador,
todo honor y gloria en los siglos de los
siglos.
7. ORACIÓN
ANTE EL ALTAR DE LA CONFESIÓN
EN LA BASÍLICA DE SAN PEDRO
(08/12/2015)

Padre Santo, rico en misericordia y


grande en el amor,
te alabamos con todo el corazón
y te damos gracias por la
sobreabundancia de tus dones.
Míranos a nosotros,
que en este día hemos abierto la Puerta
Santa
y con alegría hemos dado comienzo al
tiempo jubilar.

Concede, te rogamos,
a todos los que cruzamos la Puerta de la
Misericordia
con el corazón arrepentido,
renovado empeño y filial confianza,
que hagan experiencia viva de tu ternura
paternal
y que reciban la gracia del perdón
para testimoniar, con palabras y obras,
el rostro de la misericordia,
Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
8. ORACIÓN EN EL MONUMENTO A LA
MEMORIA EN LA ZONA CERO
DE NUEVA YORK
(25/09/2015)

¡Oh Dios de amor, compasión y salvación!


¡Míranos, gente de diferentes creencias y
tradiciones,
reunidos hoy en este lugar,
escenario de violencia y dolor increíbles.
Te pedimos que por tu bondad
concedas la luz y la paz eternas
a todos los que murieron aquí—
a los que heroicamente acudieron los
primeros,
nuestros bomberos, policías,
servicios de emergencia y las autoridades
del puerto,
y a todos los hombres y mujeres
inocentes
que fueron víctimas de esta tragedia
simplemente porque vinieron aquí para
cumplir con su deber
el 11 de septiembre de 2001.
Te pedimos que tengas compasión
y alivies las penas de aquellos que,
por estar presentes aquí ese día,
hoy están heridos o enfermos.
Alivia también el dolor de las familias que
todavía sufren
y de todos los que han perdido a sus
seres queridos en esta tragedia.
Dales fortaleza para seguir viviendo con
valentía y esperanza.
También tenemos presentes
a cuantos murieron, resultaron heridos o
sufrieron pérdidas
ese mismo día en el Pentágono y en
Shanskville, Pennsylvania.
Nuestros corazones se unen a los suyos,
mientras nuestras oraciones abrazan su
dolor y sufrimiento.
Dios de la paz, concede tu paz a nuestro
violento mundo:
paz en los corazones de todos los
hombres y mujeres
y paz entre las naciones de la tierra.

Lleva por tu senda del amor


a aquellos cuyas mentes y corazones
están nublados por el odio.Dios de
comprensión,
abrumados por la magnitud de esta
tragedia,
buscamos tu luz y tu guía
cuando nos enfrentamos con hechos tan
terribles como éste.
Haz que aquellos cuyas vidas fueron
salvadas
vivan de manera que las vidas perdidas
aquí
no lo hayan sido en vano.
Confórtanos y consuélanos,
fortalécenos en la esperanza,
y danos la sabiduría y el coraje
para trabajar incansablemente por un
mundo
en el que la verdadera paz y el amor
reinen entre las naciones y en los
corazones de todos.
9. ORACIÓN POR LOS INMIGRANTES
(Visita apostólica a la Isla de Lesbos
-Grecia 16/04/2016)

Dios de Misericordia, te pedimos por


todos los hombres, mujeres y niños que
han muerto después de haber dejado su
tierra, buscando una vida mejor. Aunque
muchas de sus tumbas no tienen
nombre,para ti cada uno es conocido,
amado y predilecto. Que jamás los
olvidemos, sino que honremos su
sacrificio con obras más que con
palabras.

Te confiamos a quienes han realizado


este viaje, afrontando el miedo, la
incertidumbre y la humillación, para
alcanzar un lugar de seguridad y de
esperanza. Así como tú no abandonaste a
tu Hijo cuando José y María lo llevaron a
un lugar seguro, muéstrate cercano a
estos hijos tuyos a través de nuestra
ternura y protección. Haz que, con
nuestra atención hacia ellos, promovamos
un mundo en el que nadie se vea forzado
a dejar su propia casa y todos puedan
vivir en libertad, dignidad y paz.

Dios de misericordia y Padre de todos,


despiértanos del sopor de la indiferencia,
abre nuestros ojos a sus sufrimientos y
líbranos de la insensibilidad, fruto del
bienestar mundano y del encerrarnos en
nosotros mismos. Ilumina a todos, a las
naciones, comunidades y a cada uno de
nosotros, para que reconozcamos como
nuestros hermanos y hermanas a quienes
llegan a nuestras costas.

Ayúdanos a compartir con ellos las


bendiciones que hemos recibido de tus
manos y a reconocer que juntos, como
una única familia humana, somos todos
emigrantes, viajeros de esperanza hacia
ti, que eres nuestra verdadera casa, allí
donde toda lágrima será enjugada, donde
estaremos en la paz y seguros en tu
abrazo.
ORACIONES A JESÚS,
EL SEÑOR
1. ORACIÓN AL SEÑOR
(Con los jóvenes argentinos
en la Catedral de San Sebastián - Río de Janeiro
JMJ 25/07/2013)

Señor, Tú dejaste en medio de nosotros a


tu Madre, para que nos acompañara. Que
Ella nos cuide, nos proteja en nuestro
camino, en nuestro corazón, en nuestra
fe.

Que Ella nos haga discípulos, como lo fue


Ella, y misioneros, como también lo fue
Ella. Que nos enseñe a salir a la calle,
que nos enseñe a salir de nosotros
mismos.

Bendecimos esta imagen, Señor, que va a


recorrer el País. Que Ella con su
mansedumbre, con su paz, nos indique el
camino.
Señor, Vos sos un escándalo, el
escándalo de la Cruz. Una Cruz que es
humildad, mansedumbre; una Cruz que
nos habla de la cercanía de Dios.
Bendecimos también esta imagen de la
Cruz, que recorrerá el país.
2. ORACIÓN AL SEÑOR
(Al final del encuentro con los trabajadores
Cagliari 22/09/2013)

Señor Dios, míranos. Mira esta ciudad,


esta isla. Mira a nuestras familias.

Señor, a Ti no te faltó el trabajo, fuiste


carpintero, eras feliz.

Señor, nos falta el trabajo.

Los ídolos quieren robarnos la dignidad.


Los sistemas injustos quieren robarnos la
esperanza.

Señor, no nos dejes solos. Ayúdanos a


ayudarnos entre nosotros; que olvidemos
un poco el egoísmo y sintamos en el
corazón el “nosotros”, nosotros pueblo
que quiere ir adelante.

Señor Jesús, a Ti no te faltó el trabajo,


danos trabajo y enséñanos a luchar por el
trabajo y bendícenos a todos nosotros.

En el nombre del Padre, del Hijo y del


Espíritu Santo.
3. ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO
AL TERMINAR EL VÍA CRUCIS
(Viernes Santo 03/04/2015)

Oh Cristo, crucificado y victorioso. Tu Vía


Crucis es el resumen de tu vida. Es el
icono de tu obediencia a la voluntad del
Padre. Es la realización de tu infinito amor
por nosotros, pecadores. Es la prueba de
tu misión. Es el cumplimento definitivo de
la revelación y la historia de la Salvación.
El peso de tu Cruz nos libra de todas
nuestras cargas.
En tu obediencia a la voluntad del Padre,
nosotros nos damos cuenta de nuestra
rebelión y desobediencia. En tí, vendido,
traicionado y crucificado por tu gente, tus
seres queridos, nosotros vemos nuestras
habituales traiciones y nuestra usual
infidelidad.

En tu inocencia, Cordero Inmaculado,


vemos nuestra culpabilidad, en tu rostro
lleno de cicatrices, escupido, deformado,
vemos la brutalidad de nuestros pecados.

En la crueldad de tu Pasión, vemos la


crueldad de nuestro corazón y nuestras
acciones. En tu sentirte abandonado,
vemos a todos los abandonados por los
familiares, la sociedad, la atención y la
solidaridad.

En tu cuerpo sacrificado, perforado,


desgarrado, vemos los cuerpos de
nuestros hermanos abandonados en la
calle, desfigurados por nuestra
negligencia y nuestra indiferencia.

En tu sed Señor, vemos la sed de tu


Padre misericordioso, que en ti ha querido
abrazar, perdonar y salvar a toda la
humanidad.

En ti, Divino Amor, vemos aún hoy a


nuestros hermanos perseguidos,
decapitados y crucificados por su fe en ti,
bajo nuestros ojos, o a menudo con
nuestro silencio cómplice.

Imprime, Señor, en nuestros corazones


sentimientos de fe, de esperanza, de
caridad, de dolor por nuestros pecados. Y
llévanos a arrepentirnos de nuestros
pecados que te han crucificado.
Llévanos a transformar nuestra
conversión hecha de palabras, en
conversión de vida y de obras.

Llévanos a mantener en nosotros un


recuerdo vivo de tu rostro desfigurado,
para no olvidar nunca el alto precio que
has pagado para liberarnos.

Jesús crucificado, refuerza en nosotros la


fe; que no caiga frente a la tentación.
Reviva en nosotros la esperanza; que no
se desvanezca siguiendo las seducciones
del mundo.

Cuida en nosotros la caridad; que no se


deje engañar por la corrupción y la
mundanidad.

Enséñanos que la cruz es vía a la


Resurrección.
Enséñanos que el Viernes Santo es
camino hacia la Pascua de la luz.

Enséñanos que Dios no olvida nunca a


ninguno de sus hijos, y no se cansa
nunca de perdonarnos y abrazarnos con
su infinita misericordia. Y enséñanos
también a no cansarnos nunca de pedir
perdón y creer en la misericordia sin
límites del Padre. Amén.
4. ORACIÓN AL SEÑOR RESUCITADO
(Bendición Urbi et Orbi, Pascua de 2014)

Nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.

Ayúdanos a buscarte para que todos


podamos encontrarte, saber que tenemos
un Padre y no nos sentimos huérfanos;
que podemos amarte y adorarte.

Ayúdanos a derrotar el flagelo del


hambre, agravada por los conflictos y los
inmensos derroches de los que a menudo
somos cómplices.

Haznos disponibles para proteger a los


indefensos, especialmente a los niños, a
las mujeres y a los ancianos, a veces
sometidos a la explotación y al abandono.

Haz que podamos curar a los hermanos


afectados por la epidemia de Ébola en
Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y
a aquellos que padecen tantas otras
enfermedades, que también se difunden a
causa de la incuria y de la extrema
pobreza.

Consuela a todos los que hoy no pueden


celebrar la Pascua con sus seres
queridos, por haber sido injustamente
arrancados de su afecto, como tantas
personas, sacerdotes y laicos,
secuestradas en diferentes partes del
mundo.

Conforta a quienes han dejado su propia


tierra para emigrar a lugares donde poder
esperar en un futuro mejor, vivir su vida
con dignidad y, muchas veces, profesar
libremente su fe.

Te rogamos, Jesús glorioso, que cesen


todas las guerras, toda hostilidad
pequeña o grande, antigua oriente.

Te pedimos por Siria: la amada Siria, que


cuantos sufren las consecuencias del
conflicto puedan recibir la ayuda
humanitaria necesaria; que las partes en
causa dejen de usar la fuerza para
sembrar muerte, sobre todo entre la
población inerme, y tengan la audacia de
negociar la paz, tan anhelada desde hace
tanto tiempo.

Jesús glorioso, te rogamos que consueles


a las víctimas de la violencia fratricida en
Irak y sostengas las esperanzas que
suscitan la reanudación de las
negociaciones entre israelíes y palestinos.

Te invocamos para que se ponga fin a los


enfrentamientos en la República
Centroafricana, se detengan los atroces
ataques terroristas en algunas partes de
Nigeria y la violencia en Sudán del Sur.

Y te pedimos por Venezuela, para que los


ánimos se encaminen hacia la
reconciliación y la concordia fraterna.

Que por tu resurrección, que este año


celebramos junto con las iglesias que
siguen el calendario juliano, te pedimos
que ilumines e inspires iniciativas de paz
en Ucrania, para que todas las partes
implicadas, apoyadas por la Comunidad
internacional, lleven a cabo todo esfuerzo
para impedir la violencia y construir, con
un espíritu de unidad y diálogo, el futuro
del País.

Te rogamos, Señor, por todos los pueblos


de la Tierra: Tú, que has vencido a la
muerte, concédenos tu vida, danos tu
paz. Amén.
5. ORACIÓN POR
EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA

Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a


ser misericordiosos como el Padre del
cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo
ve también a Él.

Muéstranos tu rostro y obtendremos la


salvación.

Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y


a Mateo de la esclavitud del dinero; a la
adúltera y a la Magdalena del buscar la
felicidad solamente en una creatura; hizo
llorar a Pedro luego de la traición, y
aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.

Haz que cada uno de nosotros escuche


como propia la palabra que dijiste a la
samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!

Tú eres el rostro visible del Padre


invisible, del Dios que manifiesta su
omnipotencia sobre todo con el perdón y
la misericordia: haz que, en el mundo, la
Iglesia sea el rostro visible de Ti, su
Señor, resucitado y glorioso.

Tú has querido que también tus ministros


fueran revestidos de debilidad para que
sientan sincera compasión por los que se
encuentran en la ignorancia o en el error:
haz que quien se acerque a uno de ellos
se sienta esperado, amado y perdonado
por Dios.

Manda tu Espíritu y conságranos a todos


con su unción para que el Jubileo de la
Misericordia sea un año de gracia del
Señor y tu Iglesia pueda, con renovado
entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los
pobres proclamar la libertad a los
prisioneros y oprimidos y restituir la vista
a los ciegos.

Te lo pedimos por intercesión de María,


Madre de la Misericordia, a ti que vives y
reinas con el Padre y el Espíritu Santo por
los siglos de los siglos. Amén.
6. ORACIÓN A JESÚS
(Con los jóvenes en Asunción, Paraguay
/1207/2015)

Señor Jesús,
dame un corazón libre,
que no sea esclavo de todas las trampas
del mundo;
que no sea esclavo de la comodidad, del
engaño;
que no sea esclavo de la buena vida;
que no sea esclavo de los vicios;
que no sea esclavo de una falsa libertad
de hacer lo que me gusta
en cada momento. Amén.
Señor Jesús, te doy gracias por estar
aquí.

Te doy gracias porque nos diste


hermanos como Liz, Manuel y Orlando.

Te doy gracias porque nos diste muchos


hermanos que son como ellos, que te
encontraron, Jesús; que te conocen
Jesús; que saben que Tú, su Dios, eres
su fortaleza.

Jesús, te pido por los chicos y chicas que


no saben que Tú eres su fortaleza, y que
tienen miedo de vivir; miedo de ser
felices, miedo de soñar.

Jesús, enséñanos a soñar; a soñar cosas


grandes, cosas lindas, cosas que aunque
parezcan cotidianas son cosas que
engrandecen el corazón.
Señor Jesús, danos fortaleza; danos un
corazón libre; danos esperanza; danos
amor y enséñanos a servir. Amén
7. ORACIÓN A LA CRUZ DE CRISTO
(Al terminar el Vía Crucis
en el Coliseo Romano
Viernes Santo 25/03/2016)

Oh Cruz de Cristo, símbolo del amor


divino y de la injusticia humana, icono del
supremo sacrificio por amor y del extremo
egoísmo por necedad, instrumento de
muerte y vía de resurrección, signo de la
obediencia y emblema de la traición,
patíbulo de la persecución y estandarte
de la victoria.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos
viendo alzada en nuestras hermanas y
hermanos asesinados, quemados vivos,
degollados y decapitados por las bárbaras
espadas y el silencio infame.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los rostros de los niños, de las
mujeres y de las personas extenuadas y
amedrentadas que huyen de las guerras y
de la violencia, y que con frecuencia sólo
encuentran la muerte y a tantos Pilatos
que se lavan las manos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los doctores de la letra y no del
espíritu, de la muerte y no de la vida, que
en vez de enseñar la misericordia y la
vida, amenazan con el castigo y la muerte
y condenan al justo.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos
viendo en los ministros infieles que, en
vez de despojarse de sus propias
ambiciones, despojan incluso a los
inocentes de su propia dignidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los corazones endurecidos de
los que juzgan cómodamente a los
demás, corazones dispuestos a
condenarlos incluso a la lapidación, sin
fijarse nunca en sus propios pecados y
culpas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los fundamentalismos y en el
terrorismo de los seguidores de cierta
religión que profanan el nombre de Dios y
lo utilizan para justificar su inaudita
violencia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los que quieren quitarte de los
lugares públicos y excluirte de la vida
pública, en el nombre de un cierto
paganismo laicista o incluso en el nombre
de la igualdad que tú mismo nos has
enseñado.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los poderosos y en los
vendedores de armas que alimentan los
hornos de la guerra con la sangre
inocente de los hermanos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los traidores que por treinta
denarios entregan a la muerte a cualquier
persona.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los ladrones y en los corruptos
que en vez de salvaguardar el bien
común y la ética se venden en el
miserable mercado de la inmoralidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los necios que construyen
depósitos para conservar tesoros que
perecen, dejando que Lázaro muera de
hambre a sus puertas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los destructores de nuestra
«casa común» que con egoísmo arruinan
el futuro de las generaciones futuras.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los ancianos abandonados por
sus propios familiares, en los
discapacitados, en los niños desnutridos y
descartados por nuestra sociedad egoísta
e hipócrita.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en nuestro mediterráneo y en el
Mar Egeo convertidos en un insaciable
cementerio, imagen de nuestra conciencia
insensible y anestesiada.

Oh Cruz de Cristo, imagen del amor sin


límite y vía de la Resurrección, aún hoy te
seguimos viendo en las personas buenas
y justas que hacen el bien sin buscar el
aplauso o la admiración de los demás.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los ministros fieles y humildes
que alumbran la oscuridad de nuestra
vida, como candelas que se consumen
gratuitamente para iluminar la vida de los
últimos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en el rostro de las religiosas y
consagrados –los buenos samaritanos–
que lo dejan todo para vendar, en el
silencio evangélico, las llagas de la
pobreza y de la injusticia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los misericordiosos que
encuentran en la misericordia la expresión
más alta de la justicia y de la fe.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en las personas sencillas que
viven con gozo su fe en las cosas
ordinarias y en el fiel cumplimiento de los
mandamientos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los arrepentidos que, desde la
profundidad de la miseria de sus pecados,
saben gritar: Señor acuérdate de mí
cuando estés en tu reino.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los beatos y en los santos que
saben atravesar la oscuridad de la noche
de la fe sin perder la confianza en ti y sin
pretender entender tu silencio misterioso.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en las familias que viven con
fidelidad y fecundidad su vocación
matrimonial.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los voluntarios que socorren
generosamente a los necesitados y
maltratados.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los perseguidos por su fe que
con su sufrimiento siguen dando
testimonio auténtico de Jesús y del
Evangelio.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos


viendo en los soñadores que viven con un
corazón de niños y trabajan cada día para
hacer que el mundo sea un lugar mejor,
más humano y más justo.
En ti, Cruz Santa, vemos a Dios que ama
hasta el extremo, y vemos el odio que
domina y ciega el corazón y la mente de
los que prefieren las tinieblas a la luz.

Oh Cruz de Cristo, Arca de Noé que salvó


a la humanidad del diluvio del pecado,
líbranos del mal y del maligno. Oh Trono
de David y sello de la Alianza divina y
eterna, despiértanos de las seducciones
de la vanidad. Oh grito de amor, suscita
en nosotros el deseo de Dios, del bien y
de la luz.

Oh Cruz de Cristo, enséñanos que el alba


del sol es más fuerte que la oscuridad de
la noche. Oh Cruz de Cristo, enséñanos
que la aparente victoria del mal se
desvanece ante la tumba vacía y frente a
la certeza de la Resurrección y del amor
de Dios, que nada lo podrá derrotar u
oscurecer o debilitar. Amén.
ORACIONES A LA VIRGEN
1. ORACIÓN A MARÍA
MADRE DEL SILENCIO
(Profesión de fe con los Obispos
de la Conferencia Episcopal Italiana, 23/05/2013)

Madre del silencio, que custodia el


misterio de Dios, líbranos de la idolatría
del presente, a la que se condena quien
olvida.

Purifica los ojos de los Pastores con el


colirio de la memoria: volveremos a la
lozanía de los orígenes, por una Iglesia
orante y penitente.

Madre de la belleza, que florece, de la


fidelidad al trabajo cotidiano, despiértanos
del sopor de la pereza, de la mezquindad
y del derrotismo.

Reviste a los Pastores de esa compasión


que unifica e integra: descubriremos la
alegría de una Iglesia sierva, humilde y
fraterna.

Madre de la ternura, que envuelve de


paciencia y de misericordia, ayúdanos a
quemar las tristezas, impaciencias y
rigidez de quien no conoce pertenencia.

Intercede ante tu Hijo para que sean


ágiles nuestras manos, nuestros pies y
nuestro corazón: Edificaremos la Iglesia
con la verdad en la caridad.

Madre, seremos el Pueblo de Dios,


peregrino hacia el Reino. Amén.
2. ORACIÓN A MARÍA,
LA MUJER DE LA ESCUCHA,
DE LA DECISIÓN, DE LA ACCIÓN
(Al final del rezo del Rosario,
31/05/2013)

María, mujer de la escucha, haz que se


abran nuestros oídos; que sepamos
escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre
las miles de palabras de este mundo; haz
que sepamos escuchar la realidad en la
que vivimos, a cada persona que
encontramos, especialmente a quien es
pobre, necesitado, o tiene dificultades.
María, mujer de la decisión, ilumina
nuestra mente y nuestro corazón, para
que sepamos obedecer a la Palabra de tu
Hijo Jesús sin vacilaciones; danos la
valentía de la decisión, de no dejarnos
arrastrar para que otros orienten nuestra
vida.

María, mujer de la acción, haz que


nuestras manos y nuestros pies se
muevan «deprisa» hacia los demás, para
llevar la caridad y el amor de tu Hijo
Jesús, para llevar, como tú, la luz del
Evangelio al mundo. Amén
3. ORACION A MARÍA,
MADRE DE LA IGLESIA
Y MADRE DE NUESTRA FE
(Al final de la Encíclica LUMEN FIDEI – La luz de la fe,
29/06/2013)

Madre, ¡ayuda nuestra fe! Abre nuestro


oído a la Palabra, para que
reconozcamos la voz de Dios y su
llamada.

Aviva en nosotros el deseo de seguir sus


pasos, saliendo de nuestra tierra y
confiando en su promesa.

Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor,


para que podamos tocarlo en la fe.

Ayúdanos a fiarnos plenamente de Él, a


creer en su amor, sobre todo en los
momentos de tribulación y de cruz,
cuando nuestra fe es llamada a crecer y a
madurar.
Siembra en nuestra fe la alegría del
Resucitado. Recuérdanos que quien cree
no está nunca solo.

Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús,


para que Él sea luz en nuestro camino. Y
que esta luz de la fe crezca
continuamente en nosotros, hasta que
llegue el día sin ocaso, que es el mismo
Cristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén
4. ACTO DE CONSAGRACIÓN
A NUESTRA SEÑORA DE APARECIDA
(Santuario de Aparecida, Brasil 24/06/2013)

María Santísima, por los méritos de


Nuestro Señor Jesucristo, en tu amada
imagen de Aparecida, difundes
innumerables beneficios por todo Brasil.

Yo, aun indigno de formar parte del


número de vuestros hijos e hijas, pero
lleno del deseo de participar en los
beneficios de tu misericordia, postrado a
tus pies, te consagro mi entendimiento,
para que pueda siempre pensar en el
amor que mereces; te consagro mi lengua
para que siempre te pueda alabar y
difundir tu devoción; te consagro mi
corazón, para que, después de Dios, te
ame sobre todas las cosas.

Recíbeme, Reina incomparable, Tú, a


quien Cristo crucificado nos dio por
Madre, en el número bendito de tus hijos
e hijas; acógeme bajo tu protección;
socórreme en todas mis necesidades,
espirituales y temporales, sobre todo en la
hora de mi muerte.

Bendíceme, celestial cooperadora, y a


través de tu poderosa intercesión,
fortaléceme en mi debilidad, a fin de que,
sirviéndote fielmente en esta vida, pueda
alabarte, amarte y darte gracias en los
cielos, por toda la eternidad. ¡Así sea!
5. ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
A LA VIRGEN DE FÁTIMA
(Jornada Mariana, 13/10/ 2013)

Bienaventurada María, Virgen de Fátima,


con renovada gratitud por tu presencia
maternal unimos nuestra voz a la de
todas las generaciones que te llaman
bienaventurada.

Celebramos en ti las grandes obras de


Dios, que nunca se cansa de inclinarse
con misericordia hacia la humanidad,
afligida por el mal y herida por el pecado,
para curarla y salvarla.

Acoge con benevolencia de Madre el acto


de consagración que hoy hacemos con
confianza, ante esta imagen tuya tan
querida por nosotros.

Estamos seguros de que cada uno de


nosotros es precioso a tus ojos y que
nada de lo que habita en nuestros
corazones es ajeno a ti.

Nos dejamos alcanzar por tu dulcísima


mirada y recibimos la consoladora caricia
de tu sonrisa.
Custodia nuestra vida entre tus brazos:
bendice y refuerza todo deseo de bien;
reaviva y alimenta la fe; sostiene e ilumina
la esperanza; suscita y anima la caridad;
guíanos a todos nosotros por el camino
de la santidad.

Enséñanos tu mismo amor de


predilección por los pequeños y los
pobres, por los excluidos y los que sufren,
por los pecadores y los extraviados de
corazón: congrega a todos bajo tu
protección y entrégalos a todos a tu
dilecto Hijo, el Señor nuestro Jesús.
Amén.
6. ORACIÓN
A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
(Al final de la Exhortación Evangelii Gaudium
La alegría del Evangelio)

Virgen y Madre María, tú que, movida por


el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en
la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno, ayúdanos
a decir nuestro "sí" ante la urgencia, más
imperiosa que nunca, de hacer resonar la
Buena Noticia de Jesús.

Tú, que llena de la presencia de Cristo,


llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su
madre.

Tú, que estremecida de gozo, cantaste


las maravillas del Señor.

Tú, que estuviste plantada ante la cruz


con una fe inquebrantable, recibiste el
alegre consuelo de la resurrección, y
recogiste a los discípulos en la espera del
Espíritu para que naciera la Iglesia
evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de


resucitados para llevar a todos el
Evangelio de la vida que vence a la
muerte.

Danos la santa audacia de buscar nuevos


caminos para que llegue a todos el don
de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la


contemplación, madre del amor, esposa
de las bodas eternas, intercede por la
Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se
detenga en su pasión por instaurar el
Reino.
Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio
de la comunión, del servicio, de la fe
ardiente y generosa, de la justicia y el
amor a los pobres,para que la alegría del
Evangelio llegue hasta los confines de la
tierra y ninguna periferia se prive de su
luz.

Madre del Evangelio viviente, manantial


de alegría para los pequeños, ruega por
nosotros. Amén. Aleluya.
7. ORACIÓN
A LA VIRGEN INMACULADA
(En la Plaza España, Roma, 08/12/2013)

Virgen Santa e Inmaculada, a Ti, que eres


el orgullo de nuestro pueblo y el amparo
maternal de nuestra ciudad, nos
acogemos con confianza y amor.

Eres toda belleza, María. En Ti no hay


mancha de pecado.

Renueva en nosotros el deseo de ser


santos: que en nuestras palabras
resplandezca la verdad, que nuestras
obras sean un canto a la caridad, que en
nuestro cuerpo y en nuestro corazón
brillen la pureza y la castidad, que en
nuestra vida se refleje el esplendor del
Evangelio.

Eres toda belleza, María. En Ti se hizo


carne la Palabra de Dios.

Ayúdanos a estar siempre atentos a la


voz del Señor: que no seamos sordos al
grito de los pobres; que el sufrimiento de
los enfermos y de los oprimidos no nos
encuentre distraídos;que la soledad de los
ancianos y la indefensión de los niños no
nos dejen indiferentes; queamemos y
respetemos siempre la vida humana.

Eres toda belleza, María. En Ti vemos la


alegría completa de la vida dichosa con
Dios.

Haz que nunca perdamos el rumbo en


este mundo: que la luz de la fe ilumine
nuestra vida, que la fuerza consoladora
de la esperanza dirija nuestros pasos, que
el ardor entusiasta del amor inflame
nuestro corazón, que nuestros ojos estén
fijos en el Señor, fuente de la verdadera
alegría.

Eres toda belleza, María.

Escucha nuestra oración, atiende a


nuestra súplica: que el amor
misericordioso de Dios en Jesús nos
seduzca, que la belleza divina nos salve,
a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo
entero. Amén.
8. ORACIÓN A LA VIRGEN
INMACULADA
(Roma, 08/12/ 2014)

Oh María, Madre nuestra. Hoy el pueblo


de Dios en fiesta, te venera Inmaculada,
preservada desde siempre del contagio
del pecado. Acoge el homenaje que te
ofrezco, en nombre de la Iglesia que está
en Roma y en el mundo entero.

Saber que Tú, que eres nuestra Madre,


estás totalmente liberada del pecado, nos
llena de esperanza y de fortaleza en la
lucha diaria que debemos realizar, en
contra de las amenazas del maligno.

Pero en esta lucha no estamos solos, no


somos huérfanos, porque Jesús, antes de
morir en la cruz, nos ha dado a Ti como
Madre.
Nosotros, por lo tanto, a pesar de ser
pecadores, somos tus hijos, hijos de la
Inmaculada, llamada a aquella santidad
que en Ti resplandece, para gracia de
Dios desde el inicio.

Animados de esta esperanza, nosotros


hoy, invocamos tu materna protección
para nosotros, para nuestras familias,
para esta ciudad, para el mundo entero.

Que el poder del amor de Dios, que te ha


preservado del pecado original, por tu
intercesión, libere a la humanidad de toda
esclavitud espiritual y material, y haga
vencer en los corazones y en los eventos,
el plan de salvación de Dios.

Haz que también en nosotros, tus hijos, la


gracia prevalezca sobre el orgullo, y
podamos llegar a ser misericordiosos,
como es misericordioso nuestro Padre
celestial.

En este tiempo que conduce a la fiesta de


la Natividad de Jesús, enséñanos a andar
a contracorriente: a despojarnos, a
abajarnos, a escuchar, a hacer silencio, a
descentrarnos de nosotros mismos, para
dejar espacio a la belleza de Dios, fuente
de la verdadera alegría.

¡Oh Madre Inmaculada, reza por


nosotros!
9. ORACIÓN A LA VIRGEN
EN EL SANTUARIO MARIANO
DEL QUINCHE
(Viaje apostólico a Ecuador, 07/2015)

Virgen María, Madre de El Quinche,


escogida por Dios para darme a su Hijo
y mostrarme el verdadero camino,
atiende amorosa mi humilde oración.

Enséñame a amar, como lo hiciste tú,


para vivir en paz y con serenidad.
Enséñame a esforzarme, como tú, Madre,
para cumplir las metas señaladas por
Dios.

Enséñame a entregarme, y ser para los


demás,
las manos de Dios.
Enséñame a vivir con respeto a los
hermanos
ya que en ellos está la persona de Jesús.

Enséñame a orar
para mantener el contacto
con tu Hijo Divino.
Enséñame a descubrir y cumplir
la voluntad de Dios,
ser feliz y llegar a mi plenitud.

Enséñame, en fin, a ser buena persona,


para estar contigo, María,
con Jesús, con el Espíritu Santo
y con mi Padre Dios en la eternidad.
10. ORACIÓN
A LA VIRGEN DE COPACABANA,
PATRONA DE BOLIVIA,
(Al dejarle las condecoraciones dadas por el Presidente
Evo Morales)

Madre del Salvador y Madre nuestra, tú


Reina de Bolivia, desde la altura de tu
Santuario en Copacabana atiendes a las
súplicas y a las necesidades de tus hijos,
especialmente de los más pobres y
abandonados, y los proteges.

Recibe como obsequio del corazón de


Bolivia y de mi afecto filial los símbolos
del cariño y de la cercanía que –en
nombre del Pueblo boliviano– me ha
entregado con afecto cordial y generoso
el Señor Presidente Evo Morales Ayma,
en ocasión de este Viaje Apostólico, que
he confiado a tu solicita intercesión.

Te ruego que estos reconocimientos, que


dejo aquí en Bolivia a tus pies, y que
recuerdan la nobleza del vuelo del Cóndor
en los cielos de los Andes y el
conmemorado sacrificio del Padre Luis
Espinal, S.I. sean emblemas del amor
perenne y de la perseverante gratitud del
Pueblo boliviano a tu solicita y fuerte
ternura.

En este momento pongo en tu corazón


mis oraciones por todas las peticiones de
tus hijos, que he recibido en estos días,
tantas Madre: te suplico que les
escuches.

Concede a ellos tu aliento y tu protección,


y manifiesta a toda Bolivia tu ternura de
mujer y Madre de Dios, que vive y reina
por los siglos de los siglos. Amén
11. ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
DE PARAGUAY
A LA VIRGEN DE CAACUPÉ
(Viaje apostólico a Paraguay, 11/07/2015)

¡Oh! Señora y Madre Nuestra, Virgen de


tantos rostros y tantos nombres, que aquí
eres infinitamente amada como Tupasý
Caacupé.

Te consagramos el Paraguay, Corazón de


América, con todos sus habitantes.

Ten bajo tu amparo constante a la Iglesia


de Cristo aquí presente, a los
gobernantes y a todas las familias.

Protege también a todos los paraguayos y


paraguayas que tuvieron que migrar y
aún en la distancia y con tantas pruebas
no se olvidan de ti.

Ayuda virgencita serrana a que todos


podamos experimentar la infinita
misericordia de Dios, para que como
discípulos misioneros de tu hijo
Jesucristo, podamos construir una nación
santa, inspirados en el evangelio donde
reinen la solidaridad, la justicia, la verdad,
la alegría y la paz y logremos la
Reconciliación tan anhelada para todos
los hijos de esta bendita tierra guaraní.
Amén.
12. ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA
CARIDAD DEL COBRE
(Santiago de Cuba 21/09/2016)

¡Virgen de la Caridad del Cobre,


Patrona de Cuba!
¡Dios te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre,
la Madre de Cristo, nuestro Dios,
el Templo vivo del Espíritu Santo.
Llevas en tu nombre, Virgen de la
Caridad,
la memoria del Dios que es Amor,
el recuerdo del mandamiento nuevo de
Jesús,
la evocación del Espíritu Santo:
amor derramado en nuestros corazones,
fuego de caridad
enviado en Pentecostés sobre la Iglesia,
don de la plena libertad de los hijos de
Dios.
¡Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo
y has querido quedarte con nosotros
como Madre y Señora de Cuba,
a lo largo de su peregrinar
por los caminos de la historia.
Tu nombre y tu imagen están esculpidos
en la mente y en el corazón de todos los
cubanos,
dentro y fuera de la Patria,
como signo de esperanza
y centro de comunión fraterna.
¡Santa María, Madre de Dios y Madre
nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo
Jesucristo,
intercede por nosotros con tu corazón
maternal,
inundado de la caridad del Espíritu.
Acrecienta nuestra fe,
aviva la esperanza, aumenta y fortalece
en nosotros el amor.
Ampara nuestras familias,
protege a los jóvenes y a los niños,
consuela a los que sufren.
Sé Madre de los fieles
y de los pastores de la Iglesia,
modelo y estrella de la nueva
evangelización.
¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo.
Haz de la nación cubana
un hogar de hermanos y hermanas
para que este pueblo abra de par en par
su mente, su corazón y su vida a Cristo,
único Salvador y Redentor,
que vive y reina con el Padre
y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.
4. ORACIÓN
A LA SAGRADA FAMILIA
1. ORACIÓN POR LAS FAMILIAS
(Al terminar la Exhortación Apostólica Postsinodal
Amoris Laettitia – La alegría del amor,
sobre El Amor en la familia 19/03/2016)

Jesús, María y José:


en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor;
a vosotros, confiados, nos dirigimos,
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias,
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,


que nunca más haya en las familias
episodios de violencia, de cerrazón y
división;
que quien haya sido herido o
escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la
familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José, escuchad, y acoged


nuestra súplica. Amén.

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