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El robo

Utilizando un disfraz que lo hacía idéntico a un antiguo empleado suyo, cuyas características
sobresalientes eran un mechón blanco en su pelo y grueso bigotes, el millonario encargó un
robo a un delincuente no demasiado profesional. El ladrón ignoraba que los datos domicilio del
millonario.

El ladrón entró un domingo en la tarde a la casa, violando la puerta principal, robó el cuadro y
lo entregó un rato después al del mechón blanco.

El cuadro en cuestión era una reproducción sin valor, pero el plan del millonario era denunciar
el robo original llamado “Retrato de mujer entre las rocas”, para cobrar la póliza de seguro. El
original, comprado veinte años atrás, estaba a buen resguardo.

El millonario citó al ladrón en una calle oscura, no se dejó ver demasiado y solo mostró el
detalle del mechón. Pagó los dos mil dólares convenidos y más tarde quemó la réplica en un
basural, junto a la ropa, a peluca y los bigotes postizos. Al llegar a su casa y ver violada la
entrada gritó pidiendo ayuda a los vecinos. Fingiendo una crisis nerviosa, entró acompañado
por dos personas y comprobó que la casa estaba revuelta y que faltaba un cuadro. Más tarde
hizo la denuncia correspondiente.

Para hacer más coherente la maniobra le faltaba ahora lograr que el ladrón confesara el robo.
El ladrón había sido tomando con la mayor nitidez por una cámara. El millonario entregó la
cinta a la policía.

La policía demoró dos días en apresar al ladrón y minutos en hacerlo confesar. El ladrón
descubrió el cuadro robado, pero el nombre y la descripción del cliente que le encargó el robo
no conducían a nadie.

Finalmente, con su ayuda confeccionó un retrato hablado de quién le había encargado el robo
y así se llegó al empelado a que el millonario había tenido diez años atrás.

El ex empleado se declaró inocente pero el ladrón no dudó en señalarlo como quien le había
encargado el robo. Faltaba el cuadro, pero era coherente que el empleado no dijera dónde lo
había escondido porque de esa forma tenía argumentos para defenderse ante el juez. El
camino estaba allanado para que el millonario cobrara el seguro.

El investigador de la compañía de seguros desconfiaba del millonario, y le parecía que en este


caso había gato encerrado. Interrogó a la empleada doméstica del millonario, que el día del
robo estaba de franco, para averiguar si alguna vez había visto en la casa una réplica del
cuadro.
El investigador se llamab Germán Kuptra y no era lo que se dice una mente brillante. En
cambio, sabía a quién recurrir cuando no podía resolver un caso. Jeremías Kuptra, su padre, un
ex policia de Investigaciones Especiales, de casi noventa años solía resolver esos problemas.

Jeremías Kuptra sufría una enfermedad senil que le hacía olvidar todo lo que se le contaba.
Podía sostener una conversación coherente durante diez o quince minutos pero de pronto
olvidaba todo. Del pasado no recordaba casi nada.

Germán Kuptra contó quince o veinte veces el caso a su padre. El anciano se detenía a pensar
cómo resolverlo y cuando parecía que iba hacerlo, cierta actitud transparente de su mirada le
indicaba a Germán que acababa de olvidarlo todo. Era exasperante, y Germán sentía odio en
esos casos, pero insistía en volver a plantearle el problema.

Hasta que en una de esas tantas veces en que contó el caso, el viejo dijo entre carraspera

--El dinero, el número de los billetes. Nadie tiene dos mil dólares en su casa. Hay que mirar los
billetes con que le pagó al ladrón. Algunos le tienen que quedar. Seguro tiene un número
correlativo con otros billetes que el millonario sacó del banco o con algo que haya comprado
en los últimos tiempos.

Satisfecho, Germán le dio una ligera palmada al anciano y se fue del geriátrico. El anciano lo
miró con su mirada de pronto transparente y se preguntó:

¿Quién será este muchacho?

Esa misma noche el millonario fue detenido.

Ricardo Mariño. (Argentino)

Actividades:
-¿Cuál es el delito que se narra en este cuento?

-¿Quién planea el robo del cuadro?

-¿De qué ardid se vale para desviar la atención de la investigación?

-¿Qué resultado tiene la estrategia?


Ordena con números los siguientes hechos según se presentan en el texto.

Germán Kuptra visitó a su padre en el geriátrico para pedirle ayuda.

El ladrón fue apresado por la policía dos días después del robo.

El robo del cuadro fue perpetrado durante un fin de semana.

El ladrón contratado recibió dos mil dólares por el cuadro.

El anciano Jeremías Kuptra tuvo un momento de lucidez.

Redacta un breve resumen del relato El robo.

¿Cuál es la principal pista para descubrir al autor intelectual del robo del cuadro?

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