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Maestría en Trabajo Social, familia y redes sociales

Teorías de Familia.
Luz Angela Pérez Cristancho
RESEÑA

Que cante la gallina, no solo el gallo: memoria, mujeres y tierra

Pinto Velásquez, Eliana, 2011. “Que cante la gallina, no solo el gallo: memoria, mujeres y
tierra”. Trabajo Social 13: 43-59. Bogotá: Departamento de Trabajo Social, Facultad de Ciencia
Humanas, Universidad Nacional de Colombia.
Eliana Pinto Velásquez es Trabajadora Social, magister en Estudios de Género, área de Mujer y
Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, dentro de sus reconocimientos se destacan
mención meritoria de tesis de grado Maestría, premio de Ciencias Sociales y Humanas 2013,
fundación Alejandro Ángel Escobar, sus temas de interés a partir de la experiencia profesional e
investigativa estos estudios género, conflicto armado, violencia, familia, desplazamiento.

Que cante la Gallina no solo el Gallo.

La autora en este tiene la intensión de dar cuenta de las voz de las mujeres y ubicarle un lugar en
esos procesos organizativos de lucha por la tierra y su permanencia en el territorio por parte de
campesinos, indígenas y afrocolombianos en los departamentos de Córdoba, Sucre y la zona de los
montes de María, usando la expresión “Que cante la gallina, no solo el gallo”, mostrando las
asimetrías de género que se agudizan en el contexto rural y por el conflicto armado, que impacta de
manera radical invisibilizadas, negando históricamente su acceso a la titulación de tierra y que su
voz sea reconocida en los proceso organizativos y/o comunitarios.

Este articulo recoge parte de los análisis y cuestionamiento en el marco del proceso investigativo
desarrollado desde las Línea de Tierra y conflicto del grupo de Memoria Histórica de la Comisión
Nacional de reparación en los departamentos de Córdoba, Sucre y la región de los Montes de María
llevado a cado entre 2009 al 2010, trabajo realizado a partir de grupos focales, talleres de memoria
y entrevistas a mujeres en situación de desplazamiento, mujeres antiguas del movimiento
campesino y nuevas líderes. Este proceso de construcción de memoria intenta reivindicar los
procesos de resistencia llevados a cado desde organizaciones de mujeres campesinas habitantes del
caribe colombiano.
En este proceso de reconocimiento de lo que ha sido el contexto y como se han movido los procesos
de posesión de tierra en la región, las resistencias de las comunidades con la recuperación de tierras
y las implicaciones que han tenido los actores armados en la región, en donde han tenido presencia
el EPL, ELN, las FARC, las autodefensas campesinas de Córdoba y Urabá y luego de su
reincorporación las bandas criminales, que muestran que este siempre ha sido un territorio en
disputa.

La bibliografía que podemos encontrar en este artículo se puede agrupar en tres grupos: artículos en
los que se halla reflexionado sobre el papel de las mujeres en el desarrollo rural, artículos de
reflexiones sobre memoria, e investigaciones sobre los procesos de lucha por el territorio en la costa
caribe colombiana, los escritos que se retoman en su mayoría son de comienzo de la década de 2000
relativamente recientes y contemporáneos a la época en la que se escribió este texto, ya que está en
auge los procesos de reconstrucción de memoria en el país. Es importante mencionar que esta
investigación se desarrolla a finales del segundo periodo de la presidencia de Álvaro Uribe Vélez
2009-2010, un periodo de recrudecimiento de la guerra, ofensiva militar por parte de estado y
respuesta de la guerrilla de las Farc – EP principalmente, y represión de todo tipo de opinión
opuesta al estado amenazas a un sin número de organización sociales dentro de las cuales está el
sector campesino, el país es afectado por escándalos como el de la parapolítica, los falsos positivos,
el choque de trenes entres la rama judicial y el ejecutivo, en este contexto se realizan elecciones
presidenciales que dan como ganador a Juan Manuel Santos ministro de defensa del anterior
gobierno.

En aras de mejorar la organización de esta reseña divido este escrito en cuatro partes
fundamentalmente una de introducción donde se trabajan dos conceptos principales construcción de
memoria y regímenes de género, luego se muestra las concepciones de desarrollo rural que han
influencia las políticas de tierra en la zona, se realiza un recuento histórico que permite evidenciar
las asimetrías de poder que se perciben a la hora del reconocimiento de la mujer en su derecho a ser
propietaria de tierras y finalmente los procesos organizativos que ellas han impulsado en el
territorio permitiéndoles ubicarse dentro de los procesos de resistencias que se adelantan en esta
zona.

Situación de la Mujer Rural en el Caribe Colombiano

La autora afirma que la situación de la mujer en esta zona fue determinada por “la construcción de
regímenes de género autoritarios y violentos en la sociedad costeña han naturalizado el destino de
las mujeres en espacios que socialmente las han invisibilizado o relegado a lo privado” (Pinto.
2011. Pág. 47). La mujer campesina en esta región del país padecía de violencia en el ámbito
público y en el privado, en lo publico por los efectos del conflicto armado, ocasionando asesinatos,
despojos, secuestros, violencia sexual, etc. y en lo privado por la violencia intrafamiliar y la
negación como sujeto de derechos.
Las concepciones de desarrollo rural que han influenciado las políticas publicas aplicadas no solo
en la zona sino a nivel general parten de una perspectiva productivista, que orientaba la entrega de
tierra en relación al sector que la hiciera más productiva, desconociendo otras relaciones entre las
comunidades y el territorio privilegiando únicamente la producción eficiente, entonces a los
campesinos con pequeñas parcelas, sin tecnología en sus cultivos competir contra grandes
inversionistas era muy difícil, y si esta lógica la trasladamos a situación de las mujeres, este espacio
es aún más negado, pues aún hay sectores que no reconocen su papel como actores que posibiliten
mejoras en los procesos productivos, ya que aun se tienen concepciones de la necesidad de la
presencia masculina. Esta situación afecta a las mujeres y aquí retomo a la autora donde cita a
Diana Deer y Magdalena León, “desde una perspectiva productivista, la posesión de este recurso es
de gran importancia en relación con los derechos formales de las mujeres, pues el acceso a las
tierras les permitiría autonomía económica” (2011. Pág. 47). Es así como negar el acceso a la tierra
a las mujeres no es más que otra cosa que negar sus posibilidades de autonomía. Claro está que la
autora aclara que en esta zona existió un importante proceso organizativo de mujeres por la
reivindicación de su derecho a ser titulares de tierra.

Otro elemento que es clave destacar en este proceso de construcción de memoria “las mujeres
lograron reconocer prácticas en que “cantaba la gallina y no solo el gallo”, es decir, que expresaban
relaciones más democráticas y de resistencia en las que no tenían que pedir la aprobación constante
por sus acciones o por sus derechos a la tierra —en especial el derecho a trabajarla, más por el
hecho de ejercer el derecho al trabajo que por el usufructo de la producción—. (Pinto. 2011. pág.
49). Las mujeres rurales siempre han trabajado el campo, y han ayudado en la siembra, cuidado a
los animales, y adicionalmente al mantenimiento de la vivienda y los hijos. Aquí me parece
fundamental que ellas reconozcan su papel en esos lugares que las haga encontrar mas argumentos
que las impulse a luchar por un papel mas igualitario en la toma de decisiones dentro de sus parcelar
familiares, como también fuera de ellas.

Recuento histórico de la mujer como propietaria de tierra, es a partir de la exigencia de estas


mujeres por incluir a las amas de casa en los proyectos productivos complementarios a las entregas
de tierra, y una de las primeras respuestas por parte del estado en este proceso es: “en la fase I y II
de implementación del Fondo de Desarrollo Rural Integrado (1976-1988), se realizaron proyectos
para mejorar las condiciones de la vida de las mujeres amas de casa rurales” (Ibid. Pág. 50). Cabe
aclarar que este proceso fue muy complejo pues no reconoció a las mujeres como sujetos de
reforma agraria y las obligo a inventarse un marido para poder acceder a estos beneficios.
Evidenciado las fallecías evidenciadas en las implementaciones de esta reforma se expide del
documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social en 19884, creándose la Política
Nacional para la Mujer Campesina, que tuvo como gran avance reconocer el papel de las mujeres
campesinas como sujetos importantes en el desarrollo rural, además, en 1985, impulsó la formación
de la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas de Colombia —en adelante,
Anmucic—. (Ibid. Pág. 51). Dentro de los logros que se destacan en la época la Anmucic obtuvo
lugar en la Junta directiva del Incora (ley 30 de 1988), y se abrir por primera vez la discusión sobre
la titulación de predios nombre de la pareja.

En 1994 se crea la Ley 160 en donde se impulsaba la adquisición de tierra con un 70/30, 70
otorgado por el gobierno y 30 financiado, lo que llevo al endeudamiento y las dificultades por la
baja tecnificación y educación en la administración de fincas y además los impactos del conflicto
armado en la zona, hizo que estas deudas fuera imposibles de pagar, problemáticas que se
manifiesta hasta hoy, y para 2002 se crea la ley 731 de 2002 o Ley de la Mujer Rural que ordena
que las mujeres rurales tenga prioridades en el acceso a sus derechos: créditos, seguridad social,
capacitaciones, titulaciones y participación en los ámbitos de decisiones (Ibid. Pág. 50). Se
reconoce además la Ley de Victimas como un importante avance. Las respuestas no se han hecho
esperar con fenómenos de represión a lideresas en la zona, asesinato y amenaza que busca el
silenciamiento de sus voces.

Finalmente quisiera recoger que en la actualidad las mujeres tienen aún muchas limitaciones en ser
titulares de tierras, y aun existen barreras tanto económicas, sociales y jurídicas que evidencia que
hay mucho camino por recorrer en este reconocimiento de su papel en este desarrollo rural.

Las mujeres y el territorio: organización y resistencia, es común que se reduzca la relación con
el territorio desde la perspectiva meramente productivista, en este articulo en cambio se han
identificado otras dimensiones sociales, culturales y políticas, en las que se construyen y vivencian
los regímenes de género, por lo que es necesario ampliar el análisis al vínculo de las mujeres con el
territorio. (Ibid. Pág. 52). Es así como los procesos de desplazamiento forzado han implicado no
solo la perdida de un pedazo de tierra, sino su relación con esté, que va configurando sus
identidades individuales y colectivas y a su vez dando forma a sus procesos organizativos.
Reconociendo la situación de vulnerabilidad extrema que soportan las mujeres en estos fenómenos
de desplazamiento la corte constitucional desde el Auto 092 de 2008 registra su riesgo por haber
sido “despojadas de sus tierras y su patrimonio con mayor facilidad por los actores armados ilegales
dada su posición histórica ante la propiedad, especialmente las propiedades inmuebles rurales”;
como respuesta a esto, ordena la creación de un Programa de Facilitación del Acceso a la Propiedad
de la Tierra por las Mujeres Desplazadas por parte del gobierno, (Ibid. pág. 53).

A pesar de todos los avances en términos de normatividad, han existido dificultades y barreras para
que los derechos a la tierra de las mujeres que realmente se reconozca, las mujeres víctimas de
varios procesos de desplazamiento siguen luchando por su reconocimiento a la tierra, y existen
ejemplos muy exitosos en este proceso como lo ha sido una líder emberá de Córdoba que ha ganado
un posicionamiento como líder visible en la región. Otro sector donde han incursionado las mujeres
es la vida política publica en escenarios de clientelismo y acuerdos políticos militares, sin embargo,
se impone nuevamente la lógica masculina militarizada por la presencia del conflicto armado en la
zona. El desplazamiento forzado implica un reacomodación de la vida cotidiana, de sus procesos de
organización en busca de autonomía, y esta reconfiguración de sus proyectos de vida como mujeres
rurales ha permitido el surgimiento de nuevos liderazgos, lo cual ha generado resistencia por parte
de sus compañeros que en algunos casos aumentan la represión y la violencia intrafamiliar, razón
por la cual algunas mujeres han optado por retirarse de los procesos organizativos, a pesar de ello
existen otras que continúan en el proceso y existen ejemplos como las Asociación de mujeres La
Esmerada desarrollando proyecto en relación con la seguridad alimentaria que van ganando
reconocimiento en sus comunidades.

A manera de conclusión.
La autora afirma finalizando el artículo que los regímenes de genero determinan las relaciones
desiguales de genero y aun para la época de escritura de este texto se mantienen en la región objeto
del estudio, en este proceso de construcción de memoria que permite identificar los impactos del
conflicto en las mujeres rurales que habitan este territorio. Es así como “estas mujeres campesinas
vivían la violencia en lo privado y lo público, lo que evidencia que esos dos lugares no eran
dicotómicos u opuestos, pues para ellas ambos eran violentos” (Ibid. pág. 56). Esto me recuerda la
necesidad de entender que construir paz es un camino a largo plazo que implica la eliminación de
todas las formas de violencia y que para las mujeres victimas del conflicto, no será posible la paz si
no trabajamos por la reivindicación de su lugar como sujetas políticas que no deber ser violentadas
ni en el ámbito publico ni en el privado.

Mi trabajo de investigación se realizara en el Catatumbo zona rural con comunidades campesinas, y


este estudio me ayuda a tener más elementos para el análisis de la ubicación las condiciones de las
familias en las zonas rurales afectadas por el conflicto armado en el país, entender que las ideas de
desarrollo rural posibilitan o frenan procesos de permanencia en el territorio, y además reconocer
que la relación entre los campesinos y su territorio va mas halla de una relación de producción
implica un relacionamiento que va configurando su identidad y el modo de vivir en lo cotidiano.

GLOSARÍO

 El proceso de la construcción de las memorias: en plural-, desde las mujeres, como otras
memorias en las que empiezan a emerger otros recuerdos, análisis y posturas sobre la
historia; allí, lo no dicho se empieza a contar como parte de los procesos de pensarse, hacer
y construir las memorias en medio del conflicto. (retomando a Elizabeth Jelin).
 Regímenes de género: que hacen referencia a las “[…] reglas de juego formales e
informales que regulan las diferencias de género y que basadas en estas distribuyen el
poder” (Wills 2009).
 Desarrollo rural si se pensara como un proceso histórico de transformación, se reconocería
que en él se encuentran una pluralidad de actores en diferentes posiciones.

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