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El Fin de La Modernidad de Romano Guardini
El Fin de La Modernidad de Romano Guardini
El Fin de La Modernidad de Romano Guardini
Hombre antiguo
Hombre medieval
Se caracteriza por su adhesión incondicional a la revelación bíblica, y su profunda fe en Dios que
empapa todos los aspectos de su existencia.
Su concepción del creador es la de Dios, eterno, todopoderoso, ajeno, e independiente del mundo,
que lo crea de la nada, al que debe ordenar su vida.
A esta explosión de fervor religioso contribuyó la irrupción de la esencia germánica con su fuerte
impulso hacia lo ilimitado y lo universal, así como su voluntad de abarcar el mundo y penetrarlo,
tendencias que se realizaron en la fe cristiana del Medioevo.
El cosmos es visto como una esfera, en cuyo centro está la tierra, también esférica, alrededor de la
cual giran las otras estrellas, Dios está arriba y adentro, en el “empíreo” rodeando el mundo,
trascendiéndolo hacia arriba; y morando dentro de cada hombre. La calidad de todo varía en su
semejanza a Dios, siendo el hombre lo más semejante a él, y por tanto síntesis del ser.
Otra autoridad es la de los pensadores antiguos, por sobre todos Aristóteles, y si en alguna
afirmación diferían de la revelación estas afirmaciones eran reinterpretadas a la luz de la fe.
Toda la labor intelectual se plasmaba en las Sumas, edificadoras de la realidad que partían de la
revelación y de la antigüedad, reconociendo la importante sabiduría que había en esta, viéndola
bajo la luz de una nueva época, y reorientándola a sus nuevos intereses. Son verdaderos trozos de
existencia donde el hombre medieval se encuentra acogido y seguro.
Autoridad Política:
La autoridad descansaba sobre Iglesia, papa, y Estado, emperador. Ambas reciben el derecho de
soberanía de lo alto, y la tensión entre ambas por la supremacía de poder caracteriza toda la
época. Lo temporal en el medioevo es visto como un instante decisivo entre la creación y la
verdadera existencia, le Vida Eterna.
Simbolismo
Todas las cosas son formas, que significan a su vez cosas superiores, qu están siempre referidas a
la eternidad, son símbolos que remiten a Dios y a las realidades divinas.
Esencia
La esencia de esta época es su rebosante religiosidad, rica y profunda, que es fuente de sabiduría,
certeza y sentido para el hombre de la época. El deseo de saber no se traduce en investigación,
sino en el desarrollo y meditación de la verdad dada por la revelación. La autoridad no es sentida
como opresora, sino como un orden lógico, que es símbolo de la autoridad máxima de Dios.
Se observan las cosas y hay un fuerte interés por comprobar y fundamentar las opiniones.
Evidencia de esta nueva orientación del saber son la aparición del experimento moderno y la teoría
racional. La ciencia se declara independiente de la fe.
Vida económica
Ahora se aspira a la libertad de lucro, al propio enriquecimiento, sin ser este exclusivo de las clases
privilegiadas. La economía ahora se regula según sus propias leyes sin ningún control externo.
Política
Tiene también sus propias reglas, que buscan la posesión del poder para dominar, y esta posesión
del poder justifica cualquier injusticia que se pueda producir.
El mundo ya no es una esfera limitada, los descubrimientos astrológicos demuestran que la tierra
no es el centro y propósito del mundo, sino que es un planeta más girando alrededor del sol.
Esto se traduce en el espacio terrestre en una curiosidad irrefrenable, una fuerte atracción por lo
desconocido, concretada en el descubrimiento y conquista de nuevos continentes.
Se comienza hablar del universo infinito y todo esto trae un problemática para el hombre: ¿Cuál
es el lugar de Dios? ¿Cuál es el lugar de la condenación? ¿Y cuál es el lugar del hombre?
Individualismo
Surge la conciencia de la personalidad, y con ella el individuo pasa a ser centro de toda atención y
análisis. Surge el hombre “genio”, que actúa, arriesga, y es recompensando por la fama y la gloria.
Religión
La doctrina de la Iglesia cristiana, que por un milenio había sido la máxima autoridad, medida de
lo correcto e incorrecto, verdadero y falso, deja de serlo, y se ve una actitud indiferente, y hasta
opuesta hacia ella, que genera a su vez una postura defensiva en ella.
Comienza a sentir el deber de fundamentar y justificar sus creencias, en lo que se conoce como
apologética moderna.
Personalidad Desaparece la idea del sujeto autónomo, creador y triunfante, para ser
reemplazada por el hombre-masa, un hombre que tiende cada vez más a la uniformidad,
se subordina a las formas de vida que le proponen la técnica y razón, que no busca tomar
la iniciativa y se siente más cómodo en obedecer al programa anónimamente. Esto acarrea
una desventaja, que es que el hombre es visto cada vez más como un simple objeto
manipulable por las autoridades políticas; y una posible ventaja: que al renunciar al rico
caudal de la personalidad y el aparato cultural, la persona se quede con su dignidad
inalienable como persona creada y llamada por Dios, y alcance así la madurez total. La
pérdida de la personalidad es tolerable, la de la persona no.
Otra posible ventaja de esta renuncia a la particularidad de la personalidad es que ella
facilite la camaradería y cooperación entre las personas para afrontar los peligros que
traerá el futuro en nuestra realcion con el mundo, y que desde ese primer sentimiento de
amistad se recuperen los valores de bondad comprensión y justicia.
La religiosidad del futuro, sin embargo, es imposible de prever. Se puede afirmar, sin embargo,
que la fe cristiana deberá tenerse una gran confianza, y el cristiano sostener su fe a pesar de la
inevitable soledad que esto le depare, con confianza y valentía, y obediencia en Dios.