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La tormenta

Maldije a la lluvia que,


azotando mi techo,
no me dejaba dormir.

Maldije al viento
que me robaba
las flores de mis jardines.

Pero tú llegaste y alabé la lluvia.


La alabé cuando te quitaste
la túnica empapada.

Pero tú llegaste y alabé el viento,


lo alabé
porque apagó la lámpara.

en Poetas chinos, 1958

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