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Formulaciones recientes del argumento cosmológico

José Tomás Alvarado Marambio


Instituto de Filosofía, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Av. El Bosque 1290, Viña del Mar, Chile
jose.alvarado.m@ucv.cl

Abstract: this work presents and discusses three recent formulations of the cosmological argument for the
existence of God due to Koons, Gale and Pruss, and Rasmussen. In all of them the crucial principle of
sufficient reason by which every contingent state of affairs/fact/proposition has an explanation/cause is
weakened. Koons uses a defeasible principle of sufficient reason that should be applied to every contingent
state of affairs, unless there is positive counter-evidence for its application. Gale and Pruss use a weak
principle of sufficient reason that demands only a possible explanation for every true contingent proposition.
Rasmussen uses a defeasible and weak principle of sufficient reason. It is argued that the formulations of
Koons, and of Gale and Pruss are not real improvement for the dialectical situation of the defender of the
cosmological argument. It is argued, on the other hand, that the formulation of Rasmussen requires much less
of the agnostic for the acceptance of the principle of sufficient reason, but all the gains here should be
compensated by the requirement of the possibility of a maximal contingent state of existence.

Resumen: este trabajo presenta y discute tres formulaciones recientes del argumento cosmológico para la
existencia de Dios realizadas por Koons, Gale y Pruss, y Rasmussen. En las tres formulaciones el crucial
principio de razón suficiente, por el que todo estado de cosas/hecho/proposición contingente tiene una
explicación/causa, es debilitado. Koons usa un principio de razón suficiente defectible que debe ser aplicado a
todo estado de cosas contingente, a menos que exista contra-evidencia positiva para su aplicación. Gale y
Pruss usan un principio de razón suficiente débil que demanda sólo una explicación posible para toda
proposición contingente verdadera. Rasmussen utiliza un principio de razón suficiente defectible y débil. Se
argumenta que las formulaciones de Koons, y de Gale y Pruss no constituyen una mejora real para la situación
dialéctica del defensor del argumento cosmológico. Se argumenta, por otro lado, que la formulación de
Rasmussen requiere mucho menos del agnóstico para la aceptación del principio de razón suficiente, pero
todas las ganancias aquí deben ser aquí compensadas por el requerimiento de la posibilidad de un estado
contingente de existencia máximo.

En la última década se han desarrollado varias formulaciones de lo que ha sido


tradicionalmente conocido como “argumento cosmológico”. En general, un argumento
cosmológico es un argumento que justifica la existencia de Dios a partir de los entes
creados contingentes, como, por ejemplo, lo son los argumentos desplegados por Santo
Tomás de Aquino en las famosas ‘cinco vías’ o el argumento de Leibniz desde la
contingencia a un ente necesario1. Los desarrollos recientes de Robert Koons (1997), de
Richard Gale y Alexander Pruss (1999), y de Joshua Rasmussen (2010), sin embargo,
introducen importantes cualificaciones en las premisas fundamentales de esta línea de

1
Cf. Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, I, q. 2, a.3, c.; Summa contra gentiles, I, 13. La quinta vía
es una forma de argumento “teleológico”, de acuerdo a la terminología tradicional (cf. I. Kant, Kritik der
reinen Vernunft, A590/B618 – A591/B619; trad. M. Caimi, Buenos Aires: Colihue, 2007); G. W. Leibniz,
Monadología, §§ 36-44 (Escritos filosóficos, Madrid; A. Machado, 1982, ed. E. de Olaso).

1
argumentación, tal como se podrá apreciar en lo que sigue. Un argumento cosmológico
tradicional podría ser descrito como poseyendo la siguiente estructura2:

(1) Hay un ente contingente, sea c

(2) Hay una causa/explicación de c

(3) La causa/explicación de c es diferente de c

(4) La causa/explicación de c, o bien es una secuencia de entes todos ellos contingentes,


o bien es una secuencia que incluye al menos un ente necesario.

(5) No es posible que la causa/explicación de c sea una secuencia de entes todos ellos
contingentes.

Por (5) y (4), aplicando modus tollendo ponens, se sigue:

(6) La causa/explicación de c es una secuencia que incluye al menos un ente necesario.

Entonces, por (6):

(7) Hay un ente necesario3.

2
Se sigue aquí la estructura descrita por B. Reichenbach, “The Cosmological Argument” en E. Zalta (ed.),
Stanford Encyclopedia of Philosophy, 2008, http://plato.stanford.edu/entries/cosmological-argument.
3
Para una versión más formalizada de este argumento, en donde se muestre de manera más perspicua su
estructura lógica se utilizarán las siguientes abreviaturas: ♠x =df (◊∃y (y = x) ∧ ◊¬∃y (y = x)), esto es, es una
abreviatura de “x es contingente”. La negación de ♠x es estrictamente [□∀y ¬(y = x) ∨ □∃y (y = x)], esto es,
el ser algo, o bien imposible, o bien necesario. Como no tiene ningún sentido decir de algo (sobre lo que se
está cuantificando) que es imposible, se tomará ¬♠x como □∃y (y = x), de manera abreviada ♣x. ‘x
causa/explica y’ se abreviará como [x ⇒ y]. ‘|’ designa el conectivo mereológico ‘estar disjunto de’. Por
simplicidad, se asumirá que los cuantificadores tienen como rango estados de cosas.

(1ʹ′) ∃x (♠x ∧ (x = c))

(2’) ∀x∃y (♠x → ((y | x) ∧ (y ⇒ x))

Este principio (2ʹ′) es el principio de razón suficiente expresado de manera general. Por instanciación universal
de (2ʹ′) y modus ponens con (1ʹ′) se sigue:

(3ʹ′) ∃y ((y ≠ c) ∧ (y ⇒ x))

(4ʹ′) ∀x ((x ⇒ c) → ♠x) ∨ ∃x ((x ⇒ c) ∧ ♣x))

2
Son cruciales en este argumento la premisa (2), que es una forma del principio de razón
suficiente, y la premisa (5) que enuncia la imposibilidad de una causa/explicación de c dada
únicamente por entes contingentes. Tradicionalmente se ha asumido como obvio que todo
ente o estado de cosas contingente requiere una causa o explicación de por qué existe o
acaece. La premisa (5) ha sido justificada, por otro lado, ya sea sosteniendo que una
secuencia de causas/explicaciones constituida sólo por entes o estados de cosas
contingentes debería ser llevar a un regreso al infinito (pues cada estado de cosas que sea
aducido requerirá una causa/explicación ulterior al ser contingente, por el principio de
razón suficiente (2)), o ya sea definiendo de entrada al ente c como la totalidad de los entes
contingentes4. Aunque (5) ha sido puesta en cuestión5, es el principio de razón suficiente
(2) el que ha concentrado el grueso de la atención y el que ha despertado más suspicacias.
Un rasgo común a las formulaciones recientes que se van a comentar es que en todas ellas
se debilita el principio de razón suficiente. Por supuesto, un defensor contemporáneo del
argumento cosmológico podría también defender directamente ese principio6. Lo
interesante de las propuestas de Koons, Gale y Pruss o Rasmussen, sin embargo, es que
pretenden conseguir su objetivo aun cuando el estatus del principio de razón suficiente sea
puesto entre paréntesis. Esto otorgaría una potencia considerable al argumento. En lo que
sigue se presentarán sucesivamente las tres formulaciones indicadas, concentrando la
atención en las argumentaciones en cuanto pretenden justificar la existencia de al menos un
ente necesario. No se entrará en la cuestión ulterior acerca de qué propiedades,

Este principio (4ʹ′) es simplemente una instancia del principio de tercio excluso.

(5ʹ′) ¬∀x ((x ⇒ c) → ♠x)

Por (5ʹ′) y (4ʹ′) se sigue:

(6ʹ′) ∃x ((x ⇒ c) ∧ ♣x))

Y, luego, por simplificación de (6ʹ′):

(7ʹ′) ∃x ♣x
4
Siguiendo la presentación que se ha hecho de un argumento cosmológico estándar, y estipulando que [x < y]
designa “ser x parte impropia de y”, supóngase que se define a c como (xι) [∀y (♠y ↔ (y < x))], esto es,
como la única entidad de la que todos y sólo las entidades contingentes son partes (impropias).
5
Por ejemplo, muchos han alegado que no hay ningún problema en suponer una serie infinita de causas todas
ellas contingentes Aunque Aristóteles sostuvo que sólo hay infinitos potenciales (cf. Física, III, 4-8), Cantor
parece habernos persuadido de que no hay nada incoherente en suponer infinitos actuales (cf. R. Torretti, El
paraíso de Cantor. La tradición conjuntista en la filosofía matemática, Santiago: Editorial Universitaria,
1998, 21-62).
6
Como sucede, por ejemplo, en Alexander Pruss, The Principle of Sufficient Reason. A Reassessment,
Cambridge: Cambridge U. P., 2006; también Timothy O’Connor, Theism and Ultimate Explanation. The
Necessary Shape of Contingency, Oxford: Blackwell, 2008, especialmente 63-85.

3
normalmente atribuidas a Dios en la tradición filosófica y en la tradición religiosa, poseería
este ente necesario, como unicidad, omnipotencia, omnisciencia o perfección moral. Luego
se hará una discusión general.

1. Principio de razón suficiente ‘defectible’

Robert Koons ha desarrollado7, en primer lugar, una formulación del argumento


cosmológico en donde se debilita la premisa crucial del principio de razón suficiente, de
manera que se trate de un principio que se afirma como valiendo ‘normalmente’. Se utiliza
como base la mereología extensional estándar junto con lógica modal8. Resultan cruciales
para el desarrollo del argumento en esta formulación las definiciones de “hecho totalmente
contingente” y los postulados causales. Sea ‘∇x’ una abreviatura de ‘x es totalmente
contingente’ y ‘Ax’ ‘x es un hecho actual’. Entonces:

(8) ∇x =df (Ax ∧ ∀y ((y < x) → ¬□Ay))

Esto es, un hecho posible x es totalmente contingente si y sólo si (i) es un hecho actual, y
(ii) todas las partes de este hecho son no necesariamente actuales, esto es, deben ser
también contingentes. Si un hecho posible como, por ejemplo, el ser Sócrates un filósofo,
es totalmente contingente, entonces todas las partes de este hecho, como Sócrates, deben
ser contingentes. La mereología modal es suplementada con postulados causales. Sea ‘⇒’
el predicado de causar algo y ‘|’ el operador mereológico de estar algo disjunto de algo.

(9) (x ⇒ y) → (Ax ∧ Ay)

(10) (x ⇒ y) → (x | y)

(11) Normalmente: ∀x (∇x → ∃y (y ⇒ x))

Los postulados (9) y (10) establecen, respectivamente, que sólo hay relaciones causales
entre hechos actuales y que las causas deben ser disjuntas de los efectos. El postulado (11)
es el principio de razón suficiente según el cual todo hecho totalmente contingente tiene
una causa. Este postulado (11)9 es el que Koons postula simplemente como un principio
defectible o ‘refutable’ (defeasible). Acota Koons:

7
Cf. Robert C. Koons, “A New Look at the Cosmological Argument” American Philosophical Quarterly 34
(1997), 193-211.
8
En particular, se requiere un sistema T en donde los cuantificadores tienen como rango un dominio dado de
“hechos posibles” por lo que se acepta la Fórmula de Barcan y su conversa.
9
Cf. Axioma 7 en R. Koons, “A New Look at the Cosmological Argument”, 196.

4
[P]or lo menos, nuestra experiencia garantiza adoptar el principio causal [11] como una regla defectible o por
defecto (default). Esto significa que, en la ausencia de evidencia en contrario, podemos inferir acerca de
cualquier hecho totalmente contingente particular que tiene una causa.
Esto, sin embargo, es todo lo que se requiere para el argumento cosmológico sea racionalmente
aceptable. La carga de la argumentación se trasladará al agnóstico que debe presentar evidencia positiva para
la proposición de que el cosmos realmente es una excepción para la regla. Hacer notar, simplemente, el
carácter defectible de la inferencia no constituye una réplica aceptable10.

Una vez aceptado este principio, la argumentación discurre por vías relativamente
conocidas. Sea c la suma o fusión de todos los hechos totalmente contingentes. Si hay al
menos un hecho totalmente contingente, la existencia de esta fusión mereológica está
garantizada por el principio mereológico de sumas mereológicas arbitrarias11. Por el
principio (11), c tiene una causa. Por el principio (10), la causa de c debe ser disjunta de c.
Pero, si la causa de c fuese totalmente contingente, entonces sería parte de c, pues c es
precisamente la fusión de todos los hechos totalmente contingentes. Entonces, la causa de c
no es totalmente contingente. Sea esta causa d. De acuerdo a la definición de ‘totalmente
contingente’ en (8), [¬Ad ∨ ∃y ((y < d) ∧ □Ay)]. Pero, siendo d –por hipótesis– la causa de
c, por el postulado (9), no puede sino ser actual. Luego, d sólo puede ser tal que posea una
parte necesaria. Luego, hay un ente necesario12.
La diferencia fundamental de esta argumentación respecto de las formas
tradicionales de argumento cosmológico es que no se pretende que el principio de razón
suficiente, según su formulación (11), sea necesariamente verdadero de todo hecho. Todo
lo que se afirma es que, según la evidencia que se posee y dado que no hay evidencia en
contrario, debe suponerse que hay una causa para la suma mereológica de todos los hechos
totalmente contingentes que no puede ser un hecho totalmente contingente. Esta conclusión
vale mientras no se presente evidencia de que la fusión de todos los hechos totalmente
contingentes (o universo) no tiene causa. Si no hay tal evidencia, entonces, lo racional es
aceptar la conclusión.

2. Principio débil de razón suficiente

Si Koons hace un debilitamiento epistémico del principio de razón suficiente, Richard Gale
y Alexander Pruss hacen un debilitamiento de carácter modal13. Es también diferente
respecto de la formulación de Koons que en Gale y Pruss las variables tienen como rango

10
R. Koons, “A New Look at the Cosmological Argument”, 196-197.
11
Esto es, [∃xFx → ∃x∀y((x ¡ y) ↔ ∃z (Fz ∧ (z ¡ y)))]. Aquí ‘x ¡ y’ es el sobrelaparse x e y, esto es, el
poseer al menos una parte (impropia) en común. Si algo es F, entonces existe aquel individuo del que todos
los Fs son partes (impropias). La entidad c es exactamente la entidad que satisface: [∃x∇x → ∀y((c ¡ y) ↔
∃z (∇z ∧ (z ¡ y)))].
12
Cf. R. Koons, “A New Look at the Cosmological Argument”, 198-199.
13
Cf. Richard Gale y Alexander Pruss, “A New Cosmological Argument” Religious Studies 35 (1999), 461-
476.

5
proposiciones y que, en vez de relaciones causales entre hechos, se habla de relaciones de
‘explicación’ entre proposiciones. Se toma un mundo posible como ‘una conjunción
máximamente composible de proposiciones abstractas’, sin especificar qué sea aquí una
‘proposición’. Por cada mundo posible hay un ‘gran hecho conjuntivo’ (big conjunctive
fact, BCF). Dado que las proposiciones necesarias habrán de integrar todos los mundos
posibles por igual, los mundos posibles diferirán por las proposiciones contingentes que las
integren. Cada mundo posible podrá ser individualizado por un único ‘gran hecho
conjuntivo contingente’ (big contingent conjunctive fact, BCCF)14. Sea wA el mundo actual
y sea pA el BCCF correspondiente a wA. Aquí podría ser invocado el principio de razón
suficiente:

(12) ∀p ((p es verdadera) → ∃q (q explica p))

Comentan Gale y Pruss, sin embargo, en relación con este principio de razón suficiente
fuerte:

Sería excesivo para los oponentes ateos de nuestro argumento pedirles directamente que acepten S-PSR
[Strong Principle of Sufficient Reason, (12)], como lo hacen todos los argumentos cosmológicos tradicionales.
Pues la versión fuerte del PSR ocupa un lugar casi tan alto en nuestras preferencias teóricas como la
proposición de que Dios existe. Nuestro nuevo argumento cosmológico supera por mucho a los argumentos
cosmológicos tradicionales en cuanto puede funcionar con la versión débil del PSR de Duns Scoto que
requiere sólo la posibilidad de que haya una explicación para cada proposición verdadera15.

La formulación ‘débil’ del principio de razón suficiente que se emplea es, entonces:

(13) ∀p∀w1 [(p está en el BCCF de w1) → ∃q∃w2 ((q está en el BCCF de w2) ∧ (p está
en el BCCF de w2) ∧ (la proposición [q explica p] está en el BCCF de w2))]

Esto es, para cada proposición verdadera, hay un mundo posible en que esa proposición es
explicada por otra proposición. Ahora bien, por instanciación universal en (13) se sigue
que:

(14) (pA está en el BCCF de wA) → ∃q∃w1 ((q está en el BCCF de w1) ∧ (pA está en el
BCCF de w1) ∧ (la proposición [q explica pA] está en el BCCF de w1))

Como, por hipótesis, pA se ha estipulado como el BCCF de wA, se sigue por modus ponens
sobre el condicional (14) que:

14
Esto es, [∀w1∀w2∀p1∀p2 ((p1 es el BCCF de w1) ∧ (p2 es el BCCF de w2)) → ((w1 = w2) ↔ (p1 = p2))].
Aquí, ‘p1’ y ‘p2’ tienen como rango, por supuesto, proposiciones y ‘w1’ y ‘w2’ tienen como rango mundos
posibles.
15
R. Gale y A. Pruss, “A New Cosmological Argument”, 462.

6
(15) ∃q∃w1 ((q está en el BCCF de w1) ∧ (pA está en el BCCF de w1) ∧ (la proposición q
explica pA está en el BCCF de w1))

Es crucial para el argumento de Gale y Pruss que este mundo posible w1 = wA. Recuérdese
que pA es el BCCF de wA y que el BCCF individualiza cada mundo posible. Esto es, no hay
mundos posibles diferentes de wA cuyo BCCF sea también pA. Pues bien, pA debe también
ser el BCCF de w1. Sea p1 el BCCF de w1. Como pA es una proposición contingente debe
también ser uno de los términos conjuntivos de p1. Supóngase ahora una proposición
cualquiera r que sea uno de los elementos conjuntivos de p1. Si fuesen diferentes los
BCCFs de wA y de w1 debería ser porque el BCCF de w1 debería contener proposiciones
que el BCCF de wA no contiene (pues, por hipótesis, pA está en el BCCF de w1). Supóngase
que r es tal proposición. Si r no es un elemento conjuntivo en el BCCF de wA, pA, entonces
¬r es un elemento conjuntivo de pA. Pero, entonces, si p1 contiene como elemento
conjuntivo pA, entonces p1 debe contener ¬r. Contendría p1, entonces, [r ∧ ¬r].
Contradicción. No hay proposiciones contingentes que p1 contenga que pA no contenga.
Luego, pA = p1 y, entonces, wA = w1. Resulta, por esto, que:

(16) ∃q ((q está en el BCCF de wA) ∧ (pA está en el BCCF de wA) ∧ (la proposición [q
explica pA] está en el BCCF de wA))

Gale y Pruss pasan luego a argumentar que q reporta una explicación de tipo personal, esto
es, reporta la acción de un sujeto racional que actúa por razones y no se trata de una
explicación científica. La proposición q es una proposición contingente, pero que reporta la
acción de un sujeto racional y libre de carácter necesario16. No se van a explicar aquí todos
estos desarrollos, sino sólo la argumentación de que q es contingente y de que reporta la
acción de un ente necesario.
Supóngase, en efecto, que q fuese una proposición necesaria. Se encontraría en el
BCF de todos los mundos posibles. Como q explica que pA, q implica que pA. Pero como q
es verdadera en todos los mundos posibles, entonces pA también debería ser verdadera en
todos los mundos posibles. Esto haría que todos los mundos posibles fuesen idénticos a wA.
Esto es, resultaría que todo sería necesario. Suponer que q es una proposición necesaria
conduce, por lo tanto, a una conclusión fatalista que parece mejor evitar. Resulta, por esto,
que q es contingente17.
La proposición q que explica la totalidad de los hechos contingentes del mundo
actual debería estar enunciando el que una o varias entidades actúan de tal o cual manera, o

16
Cf. R. Gale y A. Pruss, “A New Cosmological Argument”, 463-465.
17
Una línea de argumentación semejante a esta conduce a la conclusión de que la acción de la entidad de que
trata la proposición q debe ser libre. Si esa entidad fuese necesaria y no pudiese sino actuar como actúa, pA
sería necesario y no contingente.

7
bien tienen tales o cuales propiedades o se encuentran entre sí en ciertas relaciones. Pues
bien, una precondición para que tal cosa o tales cosas sucedan es que la entidad o las
entidades a las que q hace referencia existan. Supóngase que tal entidad o entidades fuesen
contingentes. Sea, por hipótesis, esa entidad d. Entonces la proposición de que d existe
tendría que ser uno de los elementos conjuntivos de pA que q tendría que explicar. Pero es
imposible que q explique la existencia de la entidad que es una condición necesaria para
que la acción o las propiedades y relaciones reportadas en q cumplan su función
explicativa18. La explicación que entrega q depende de que d exista para poder explicar pA
y no puede explicar, a su vez, los hechos de que depende. Entonces, la entidad o entidades a
las que se hace referencia en q son necesarias. Luego, hay, por lo menos, un ente necesario.
Nótese que no hay ninguna incompatibilidad en el hecho de que q sea una
proposición contingente que reporta la acción (o las propiedades) de un ente necesario. La
proposición que enuncia que [d existe] es necesaria y no se encuentra en pA, pero si hay
algo que d hace o hay alguna propiedad o relación que d posee de manera contingente, la
proposición que enuncia que d hace tal cosa será contingente. Así, la proposición q podría
ser vista como poseyendo una forma como sigue:

(17) ((d existe) ∧ (d hace que pA))

En que el primer término conjuntivo es necesario y el segundo término conjuntivo es


contingente. La conjunción de una proposición necesaria y una proposición contingente es
una proposición contingente.

3. Principio de razón suficiente débil defectible

En la formulación más reciente de Joshua Rasmussen se combinan aspectos de las


formulaciones anteriores19. El principio de razón suficiente utilizado aquí (llamado
‘principio causal’) postula que todo estado de cosas posee normalmente una causa posible,
tal como se verá. Rasmussen asume que los mundos posibles son estados de cosas posibles
máximos. En las formulaciones que siguen los cuantificadores tendrán como rango objetos
o estados de cosas, según sea el caso. Las variables ‘x’, ‘y’, ‘z’, … tendrán como rango
objetos, y las variables ‘S’, ‘S1’, ‘S2’, … tendrán como rango estados de cosas. Los
principios de razón suficiente considerados por Rasmussen tratan acerca de las ‘causas’ de
objetos o de estados de cosas y no de las ‘explicaciones’ de proposiciones, tal como sucede

18
Esta misma línea de argumentación muestra que la explicación que q ofrece de pA no podría ser una
explicación científica que depende de la existencia de leyes naturales y de condiciones de contorno, las que
son contingentes. Sólo se conocen dos formas de explicación, las científicas y las personales. Parece, por lo
tanto, que la explicación debe ser personal.
19
Cf. Joshua Rasmussen, “From States of Affairs to a Necessary Being” Philosophical Studies 148 (2010),
183-200.

8
con Gale y Pruss. Un primer principio, muy cercano al principio de razón suficiente débil
de Gale y Pruss es:

(18) □∀x [(x es un objeto concreto contingente) → ◊(x tiene una causa)]

Muchos filósofos sostienen, sin embargo, que las condiciones de origen de un objeto –entre
las que habrá que contar sus causas– son esenciales a ese objeto20. Si se asume la necesidad
de origen, ningún objeto podría tener causas diferentes de las que de hecho posee. No
puede suceder, por lo tanto, que un mismo objeto no sea causado en un mundo posible y
sea causado en otro. Lo que sí sería más aceptable, sin embargo, es que una réplica de un
objeto dado sea causada. En general, una réplica de x es un objeto que posee exactamente
las mismas propiedades intrínsecas que x. Así, el principio causal (18) podría ser
reformulado como:

(19) □∀x [(x es un objeto concreto contingente) → ◊((x tiene una causa) ∨ (una réplica
de x tiene una causa))]

Este principio causal puede ser debilitado si es que se deja espacio para que algunos objetos
concretos contingentes no sean causados, si es que apareciese evidencia en contrario para
alguna excepción21. El principio causal, entonces, será entendido como un principio
defectible, tal como lo ha propuesto Koons. Resulta, entonces, que:

(20) □ Normalmente: ∀x [(x es un objeto concreto contingente) → ◊((x tiene una causa)
∨ (una réplica de x tiene una causa))]

Aquí debe entenderse [Normalmente: …] como un operador epistémico que produce el


siguiente efecto: si algo es un objeto concreto contingente, entonces se podrá inferir que él
o una de sus réplicas posee una causa posible, a menos que exista evidencia para sostener
que ese objeto es una excepción.
En todas estas formulaciones (18)-(20) los cuantificadores han tenido como rango
objetos. Algunos filósofos, sin embargo, han sostenido que ni las mesas, ni las sillas, ni los
planetas son objetos. Los principios causales aducidos sólo serían aplicables a lo que quiera
que cuente para esos filósofos como objetos (átomos mereológicos, seres vivos o personas,
según sea el caso22). Para que los principios ganen en generalidad, por lo tanto, si es que
alguien estuviese tentado de adoptar alguna posición más o menos nihilista acerca de los

20
Cf. S. Kripke, Naming and Necessity, Oxford: Blackwell, 1980, 110-114.
21
Cf. J. Rasmussen, “From States of Affairs to a Necessary Being”, 185-186.
22
Cf. P. van Inwagen, Material Beings, Ithaca: Cornell, 1990; T. Merricks, Objects and Persons, Oxford:
Clarendon Press, 2001.

9
objetos ordinarios, será conveniente cuantificar sobre estados de cosas. Se va a definir, para
esto, una ‘disposición contingente’ (contingent arrengement):

(21) S es una disposición contingente =df S es un estado de cosas contingente de haber


ciertos objetos concretos contingentes, los y’s, relacionados entre sí de cierta
manera.

Nótese que se ha utilizado una cuantificación plural para designar a los y’s. Se cuantifica
sobre muchos objetos y no sobre una clase o conjunto. Un filósofo que esté inclinado a
sostener que no hay sillas o mesas, estará, sin embargo, inclinado a aceptar que una silla es
una disposición contingente de átomos relacionados entre sí ‘a modo de una silla’. El
principio causal puede quedar como sigue:

(22) □ Normalmente: ∀S [(S es una disposición contingente) → ◊((S es causado) ∨ (una


réplica de S es causada))]

Rasmussen utiliza, de hecho, un principio de razón suficiente más débil que (22) que trata
acerca de las causas posibles de ‘estados contingentes de existencia’, que son una especie
de disposición contingente.

(23) S es un estado contingente de existencia =df S es un estado de cosas de existencia de


ciertos objetos concretos contingentes, los y’s

La restricción de (22) a los estados contingentes de existencia arroja:

(24) □ Normalmente: ∀S [(S es un estado contingente de existencia) → ◊((S es causado)


∨ (una réplica de S es causada))]

Una vez premunidos de este principio (24) de razón suficiente, un principio defectible y
débil, de acuerdo a los parámetros de Koons y de Gale y Pruss, se desarrolla el argumento
cosmológico. Sea definido un estado contingente de existencia como máximo respecto de
los objetos concretos contingentes del siguiente modo:

(25) S1 es máximo respecto de los objetos concretos contingentes =df ∀S2 [((S2 es un
estado contingente de existencia) ∧ ◊(S1 existe ∧ S2 existe)) → □((S1 existe) → (S2
existe))]

Esto es, un estado máximo respecto de los objetos concretos contingentes o, simplemente,
máximo, es un estado de cosas posible que implica la existencia de todo objeto contingente

10
composible con él. Se trata de una ‘acumulación’ posible de todos los objetos concretos
contingentes cuya existencia sea compatible entre sí. Sea dada la premisa:

(26) ◊∃S (S es un estado contingente de existencia máximo)

Sea este estado de cosas máximo SM. Por instanciación universal en (24) se sigue que:

(27) □ Normalmente: [(SM es un estado contingente de existencia) → ◊((SM es causado)


∨ (una réplica de SM es causada))]

Tal como se explicó arriba, el operador [Normalmente: …] permite inferir que vale lo que
se encuentra enunciado bajo su alcance, a menos que exista evidencia positiva en contrario.
Supóngase que no hay evidencia en contrario para suponer que SM es una excepción al
principio causal (24). Se sigue, entonces que:

(28) □ [(SM es un estado contingente de existencia) → ◊((SM es causado) ∨ (una réplica


de SM es causada))]

Pero, por (26), SM es un estado contingente de existencia. Luego, por modus ponens sobre
(26) y (28) se sigue que:

(29) ◊ ((SM es causado) ∨ (una réplica de SM es causada))

Ahora puede aplicarse el razonamiento usual en un argumento cosmológico. Comoquiera


que sea causado SM o una de sus réplicas, será causado por algún estado de cosas en que
uno o varios objetos posean ciertas propiedades o se encuentren entre sí en ciertas
relaciones. Comoquiera que sea tal objeto o sean tales objetos, su existencia será una
precondición para que luego puedan poseer ciertas propiedades o puedan encontrarse entre
sí en ciertas relaciones. Por lo tanto, parte de la causa de SM tendrá que ser un estado de
existencia de cierto objeto o de ciertos objetos. Pero ese objeto u objetos no podrían ser
contingentes, pues si lo fuesen, su existencia sería compatible con la existencia de los
objetos contingentes de SM y, entonces, por la definición de estado contingente máximo de
existencia, deberían ser ‘parte’ de SM. Pero entonces, SM se explicaría causalmente a sí
mismo, lo que es absurdo. El objeto u objetos cuyo estado de existencia es ‘parte’ de la
causa de SM deben ser necesarios. Luego, es posible que exista, a lo menos, un objeto
concreto necesario.
Nótese que lo que se ha justificado aquí es que en el mundo posible en que SM sea
causado o una réplica de SM sea causada, existirá, a lo menos, un objeto concreto necesario.
Esto es, se ha justificado que es posible que exista un objeto concreto necesario, sea d.

11
Pero, por lógica modal S5, [◊□(d existe) → □(d existe)]. Luego, existe un objeto concreto
necesario.

4. ¿Qué ventajas tienen los principios defectibles o débiles?

Convendrá ahora considerar con un poco más de detención las ventajas o desventajas
teóricas que la introducción de estas formas más debilitadas del principio de razón
suficiente traen o pueden traer para la formulación de un argumento cosmológico aceptable.
Koons y Rasmussen han hecho apelación a principios defectibles de razón suficiente. Gale
y Pruss junto con Rasmussen, por otro lado, han hecho apelación a principios acerca de la
posibilidad de explicaciones o conexiones causales. Se examinará cada una de estas
maniobras.

4.1. ¿Es el universo una excepción al principio de razón suficiente?

Tal como se ha visto, los principios (11), (20), (22) y (24) se han formulado como valiendo
‘normalmente’. Sea que [Normalmente: ∀x (Fx → Gx)]. Si, por ejemplo, el objeto a es F,
entonces se puede inferir que Ga a menos que exista evidencia positiva en contrario. Para el
caso que aquí interesa, si un hecho o estado de cosas es contingente, entonces podrá
inferirse que tendrá una causa o explicación, a menos que exista evidencia positiva en
contrario. Koons ha asumido que cuando se aplica el principio de razón suficiente al
universo, esto es, a la totalidad (o fusión) de todos los entes contingentes, no hay evidencia
positiva en contrario que pueda hacer suponer que esa entidad no ha sido causada. Ha sido
puesto de relieve por los críticos, sin embargo, que quien rechaza el argumento
cosmológico tiene desde ya motivos para rechazar la aplicación del principio de razón
suficiente al universo23. La pretensión inicial de Koons es invertir la carga de la
argumentación, exigiendo al agnóstico que presente evidencia acerca de por qué no se
aplicaría el principio causal para el caso particular de la fusión de todos los hechos o
estados de cosas contingentes, pero esta maniobra argumentativa funciona si es que el
agnóstico no ha presentado tal evidencia, pero –se sostiene– si el agnóstico ya lo ha hecho,
entonces la introducción del operador [Normalmente: …] al frente del principio de razón
suficiente no hace avanzar ni un ápice la situación dialéctica. El defensor del argumento
cosmológico tendrá que poner en cuestión la contra-evidencia aducida por el agnóstico,
pero esto implica traer de vuelta la discusión a sus cauces habituales antes de que se
introdujera el principio de razón suficiente defectible.

23
Cf. en particular, G. Oppy, “Koon’s Cosmological Argument” Faith and Philosophy 16 (1999), 378-389;
“Faulty Reasoning About Default Principles in Cosmological Arguments” Faith and Philosophy 21 (2004),
242-249; Arguing About Gods, Cambridge: Cambridge University Press, 2006, 125-130. Véase también J.
Sobel, Logic and Theism. Arguments for and against Belief in God, Cambridge: Cambridge University Press,
2004, 236-237.

12
¿Por qué razón podría el agnóstico aducir que el principio de razón suficiente no
opera para el caso del universo? Oppy presenta varios motivos por los que el agnóstico
estaría en su derecho para objetar la aplicación del principio de razón suficiente al
universo24. Estos motivos no son nuevos argumentos traídos a colación para refutar el
principio de razón suficiente defectible de Koons, sino que se trata de líneas de
consideraciones bien conocidas con anticipación por todas las partes en el debate.

(a) Se ha argumentado que si hay estados de cosas contingentes, entonces debe haber
estados de cosas contingentes ‘brutos’, esto es, estados de cosas contingentes de los que no
hay explicación. Supóngase que la explicación o la causa del universo es un estado de cosas
necesario, sea N. Supóngase que si el estado de cosas S1 causa/explica el estado de cosas S2,
entonces la existencia de S1 implica la existencia de S2. Pero N causa/explica el universo.
Luego, [□((N existe) → (el universo existe))]. Pero [□(N existe)], entonces [□(el universo
existe)]. Pero se supone que el universo es una entidad contingente. Contradicción. Si se
quiere sostener que el universo es contingente, entonces aquello que lo cause/explique debe
también ser contingente. Luego, hay estados de cosas contingentes que no tienen
causa/explicación, si es que hay estados de cosas realmente contingentes. Por supuesto, hay
formas de responder a esta argumentación25, pero la cuestión aquí es que es un motivo para
pensar que no basta simplemente con aducir un principio de razón suficiente defectible para
cambiar la situación dialéctica. El defensor del principio de razón suficiente debería
explicar por qué el universo requiere una causa/explicación a pesar de este argumento. Para
esto el principio de razón suficiente defectible no tiene ninguna utilidad.

(b) Asumiendo que se puede postular la existencia de un ente necesario como explicación o
causa del universo y que este ente necesario es omnipotente, omnisciente y perfectamente
bueno, las dudas que puedan existir acerca de la coherencia de un ente omnipotente,
omnisciente y perfectamente bueno son también motivos para rechazar la pertinencia de la
postulación de tal ente necesario. Muchos han sostenido, por ejemplo, que la existencia del
mal en el mundo es incompatible con la postulación de un Dios omnisciente, omnipotente y
perfectamente bueno que contemplaría la ocurrencia de estos males y no los impediría
pudiendo hacerlo. ¿No es este un motivo para rechazar la aplicación del principio de razón
suficiente al universo, ya que su aplicación a este caso conduciría a una incoherencia? Por
supuesto, hay formas de contestar esta argumentación atea desde el mal26, pero el punto es
que existiendo un debate abierto acerca de estas cuestiones, no puede suponerse que la

24
Cf. G. Oppy, “Faulty Reasoning About Default Principles in Cosmological Arguments”, 246-248. Hay un
tercer motivo aducido por Oppy aparte de los dos se indican a continuación que no será tomado en
consideración, por parecer menos pertinente.
25
Véase, por ejemplo, A. Pruss, The Principle of Sufficient Reason, 97-125. Esta argumentación fue
presentada originalmente por P. van Inwagen, An Essay on Free Will, Oxford: Clarendon Press, 1983, 202-
204.
26
Por ejemplo, A. Plantinga, The Nature of Necessity, Oxford: Clarendon Press, 1974, 164-195.

13
simple introducción de un principio de razón suficiente defectible va a modificar la carga
de la argumentación en contra del agnóstico.

Estas consideraciones (a) y (b) no son consideraciones definitivas en contra del argumento
cosmológico, pero sí se trata de motivos que neutralizan la aplicación del principio de razón
suficiente defectible al universo. Debe hacerse notar, sin embargo, que Koons considera de
manera explícita la objeción (a) indicada aquí27. De hecho, no es una objeción para la
formulación específica que propone Koons. Si se recuerda, el principio (11) enuncia que
todo hecho completamente contingente tiene una causa. Un hecho cuenta como
completamente contingente si es que no tiene como componente ninguna entidad necesaria.
Supóngase que se aduce que la causa del universo es la acción creadora de Dios. El hecho
de que Dios ha creado el universo, siendo un hecho contingente, no es un hecho
completamente contingente pues Dios es un ente necesario. El principio (11) no se aplica a
este caso y no es parte de la fusión mereológica de todos los estados de cosas
completamente contingentes. Cualquiera sea la fuerza del argumento indicado en (a), este
no puede ser aducido como un motivo positivo en contra de la aplicación del principio de
razón suficiente defectible al universo, por lo tanto. En cambio, sí parece razonable aducir
los problemas del mal y de la coherencia de suponer la existencia de un Dios omnipotente y
omnisciente como motivos para poner en duda la aplicabilidad del principio de razón
suficiente defectible. Hay otros motivos, no citados por Oppy que también pudieron haber
sido aducidos perfectamente aquí. Por ejemplo:

(c) Se ha sostenido que la fusión de todos los estados de cosas contingentes tiene una
causa/explicación si es que cada una de sus partes tiene una causa/explicación. Para esto no
se requiere que la causa/explicación de la fusión sea algo disjunto de la fusión, sino que
simplemente que cada parte de la fusión tenga una causa/explicación disjunta de esa parte.
Las explicaciones o causas de cada una de las partes pueden ser perfectamente
contingentes.

(d) También se ha sostenido que la causalidad es simplemente regularidad de eventos que


se suceden entre sí. No hay regularidades que puedan ser constatadas en las que el universo
suceda a otra u otras entidades. Luego, no parecen haber relaciones causales en las que
pueda entrar el universo. Otros autores conciben a la causalidad también como
superveniente a hechos no causales, pero aquí la relación causal entre dos eventos es una
relación de dependencia contrafáctica tal que si el evento causa no hubiese acaecido,
entonces el evento efecto tampoco hubiese acaecido. Para que exista una relación causal de
la que uno de sus relata sea el universo y el otro fuese una entidad necesaria, debería
mostrarse cómo es que en todos los mundos posibles (cercanos) en que el ente necesario no
existe, tampoco existe el universo como totalidad de los entes contingentes, pero es obvio

27
Cf. R. Koons, “A New Look at the Cosmological Argument”, 206-207.

14
que no hay mundos posibles en que no exista un ente, por hipótesis, necesario. La
dependencia contrafáctica entre un ente necesario y el universo es trivial, pero se supone
que una relación causal auténtica entre dos eventos debería ser una dependencia
contrafáctica no trivial.

Todos estos son contra-evidencia para el principio de razón suficiente defectible. Todas
estas líneas de argumentación han sido respondidas de una u otra forma en la discusión
filosófica contemporánea. Se han rechazado las concepciones causales reduccionistas
indicadas en (d)28. También se ha rechazado que se incurra en una ‘falacia de composición’
al exigir una explicación del universo como suma de los entes contingentes tal como
aparece en (c)29. La cuestión es que estos motivos hacen inservible la maniobra de
pretender invertir la carga de la argumentación en contra del agnóstico. Las formulaciones
del argumento cosmológico con un principio de razón suficiente defectible son tan fuertes o
tan débiles que un argumento cosmológico tradicional sin esa cualificación. La
cualificación, entonces, no cumple ninguna función teórica.

4.2. ¿Implica el principio de razón suficiente débil al principio de razón suficiente fuerte?

La segunda estrategia que se ha empleado para fortalecer el argumento cosmológico es


apelar a un principio de razón suficiente ‘débil’, tal como sucede en la proposición (13) y
como todos los principios aducidos por Rasmussen. El principio de razón suficiente débil
enuncia que si un estado de cosas o proposición es contingente, entonces es posible que
tenga una causa/explicación. Los críticos han puesto de relieve que, en la forma defendida
por Gale y Pruss30, este principio de razón suficiente débil implica el principio de razón
suficiente fuerte, por lo que, si hay motivos para rechazar el segundo, también hay motivos
para rechazar el primero31. Recuérdese (13), tal como se formuló arriba:

(13) ∀p∀w1 [(p está en el BCCF de w1) → ∃q∃w2 ((q está en el BCCF de w2) ∧ (p está
en el BCCF de w2) ∧ (la proposición q explica p está en el BCCF de w2))]

Supóngase, por hipótesis, que en el BCCF de un mundo posible w3 está p3 y que p3 no tiene
explicación en w3. Luego, la proposición conjuntiva [p3 ∧ (p3 no tiene explicación)] es
verdadera en w3. Por lo tanto, esta proposición conjuntiva es parte del BCCF de w3. Por el
principio (13), sin embargo, se sigue por instanciación universal que:

28
Por ejemplo, cf. M. Tooley, Causation. A Realist Approach, Oxford: Clarendon Press, 1987, especialmente
173-204.
29
Cf. A. Pruss, “The Hume-Edwards Principle and the Cosmological Argument” International Journal for
Philosophy of Religion 43 (1998), 149-165; The Principle of Sufficient Reason, 41-50.
30
Cf. R. Gale y A. Pruss, “A New Cosmological Argument”, 462.
31
Cf. G. Oppy, “On ‘A New Cosmological Argument’” Religious Studies 36 (2000), 345-353; Arguing About
Gods, 130-137.

15
(30) ((p3 ∧ (p3 no tiene explicación)) está en el BCCF de w3) → ∃q∃w2 ((q está en el
BCCF de w2) ∧ ((p3 ∧ (p3 no tiene explicación)) está en el BCCF de w2) ∧ (la
proposición [q explica (p3 ∧ (p3 no tiene explicación))] está en el BCCF de w2))

Resulta, entonces, que en w2 hay una explicación q de la proposición conjuntiva [p3 ∧ (p3
no tiene explicación)], pero esto parece absurdo. Si una proposición q explica [p3 ∧ (p3 no
tiene explicación)], entonces, q explica p3 y q explica (p3 no tiene explicación). Pero si p3
tiene una explicación por q, después de todo, no puede ser verdadero que p3 no tiene una
explicación. Contradicción. Esta contradicción surge siempre que en un mundo posible sea
verdadera una proposición contingente y esa proposición contingente no tenga explicación
en ese mundo, pues por (13) se podrá derivar que hay un mundo posible en donde esa
proposición tiene y no tiene una explicación. La cuestión, entonces, es que suponer que una
proposición contingente no tenga explicación pareciera incoherente con (13). Luego, (13)
implica que toda proposición contingente tiene una explicación. Pero esto es simplemente
el principio de razón suficiente en toda su fuerza.
Rasmussen ha sostenido que los principios de razón suficiente débiles que ha
propuesto serían inmunes a este tipo de argumentación. Recuérdese el principio (24) de
Rasmussen en donde un estado contingente de existencia es el estado de cosas de existir un
objeto contingente. Este es el principio que utiliza para desplegar su formulación del
argumento cosmológico:

(24) □ Normalmente: ∀S [(S es un estado contingente de existencia) → ◊((S es causado)


∨ (una réplica de S es causada))]

Se dejará a un lado el operador [Normalmente: …] que aparece aquí por los motivos
indicados en la sección anterior. Es curioso que Rasmussen presente la dificultad apuntada
para Gale y Pruss mediante una reformulación del principio de razón suficiente débil del
que no parece poder derivarse el principio de razón suficiente fuerte (cf. Rasmussen, 2010,
189). La reformulación que hace Rasmussen del principio (13) tendría esta forma:

(31) □∀S [(S es un estado de cosas contingente) → ◊(S tiene una explicación)]

La diferencia entre esta formulación y el principio (13) de Gale y Pruss es que (31) trata
acerca de estados de cosas, mientras que (13) trata acerca de proposiciones. Puede parecer
una diferencia sutil, pero tiene consecuencias drásticas. Supóngase ahora, sin embargo, que
en un mundo posible w1 es efectivo el estado de cosas de aparecer del gato Micifuz sin
ninguna causa. Esto es, sea S1 el estado de cosas de existir Micifuz en el instante de tiempo
t1. Este estado de cosas S1 no tiene ninguna causa en w1. Por (31) hay un mundo posible w2
en donde S1 tiene una causa. ¿Surge aquí una contradicción? Me parece que no. Sólo

16
surgiría si es que hubiese un estado de cosas de no haber una causa para S1. Pero no hay
estados de cosas negativos. Los estados de cosas pueden tomarse como el caer de uno o
varios objetos bajo una propiedad o relación, o bien –si se prefiere– como el darse de un
tropo, pero no hay estados de cosas de no haber tal o cual cosa. Por supuesto, si no hay una
causa para el surgimiento del gato Micifuz, entonces es verdadera la proposición el
surgimiento del gato Micifuz no tiene una causa, pero no toda proposición está
correlacionada con un estado de cosas. El estado de cosas relevante en w1 es S1, esto es, el
aparecer del gato Micifuz en t1. En w2 se da este mismo estado de cosas con una causa para
su ocurrencia.
Supóngase, por otra parte que hubiese estados de cosas negativos como el no haber
una causa para el aparecer del gato Micifuz. Sea este estado de cosas S2, por hipótesis.
Entonces, supóngase un mundo posible w3 en donde son efectivos los estados de cosas S1 y
S2. Aplíquese ahora el principio de razón suficiente (24) de Rasmussen. Se sigue, entonces,
que hay un mundo posible w4 en donde el estado de cosas complejo [ser S1 efectivo y ser S2
efectivo] (o una réplica de ese estado de cosas) tiene una causa. Pero, entonces, hay una
causa para S1 y hay una causa para S2. Entonces, en w4 hay una causa para el aparecer del
gato Micifuz (S1) y no hay causa para el aparecer del gato Micifuz (aquello en que consiste
S2). Contradicción. No se puede suponer, entonces, que pueda darse un estado de cosas
contingente sin una causa. Luego, es necesario que todo estado de cosas contingente tenga
una causa: el principio de razón suficiente fuerte. Bajo el supuesto de que hubiese estados
de cosas negativos, por lo tanto, el principio de Rasmussen también implicaría el principio
de razón suficiente fuerte del mismo modo que lo hace el de Gale y Pruss.
Resulta, por lo tanto, que el principio débil de razón suficiente de Rasmussen parece
estar libre del colapso en el principio fuerte que afecta al principio (13) de Gale y Pruss
suponiendo que: (i) es un principio que establece la existencia de causas para estados de
cosas contingentes y no para proposiciones contingentes, y (ii) no hay estados de cosas
negativos. ¿Hay buenos motivos para sostener esto, sin embargo? Tal como se ha
presentado la cuestión tanto en Gale y Pruss como en Rasmussen, es una cuestión de simple
opción el utilizar estados de cosas o proposiciones para la estipulación de qué haya de
contar como un mundo posible32. Si se examina la discusión en metafísica modal, por otra
parte, hay autores que ni siquiera se preocupan de si un estado de cosas posible debe o no
ser identificado con una proposición33. Parece, sin embargo, de acuerdo a lo anterior, que
hay una diferencia sustantiva. Si un mundo posible viene dado por una gran conjunción de
proposiciones, entonces deberá estar integrada por todas las proposiciones verdaderas para
ese mundo, sea que reporten la existencia de alguna entidad o sea que reporten su
inexistencia. Los estados de cosas, en cambio, en las teorías ontológicas usuales, son

32
Cf. R. Gale y A. Pruss, “A New Cosmological Argument”, 461; J. Rasmussen, “From States of Affairs to a
Necessary Being”, 183-184.
33
Por ejemplo, A. Plantinga, The Nature of Necessity, 44-46.

17
siempre de carácter positivo. Con esta diferencia se consigue neutralizar la identificación
del principio de razón suficiente débil con el principio de razón suficiente fuerte.
Existe, sin embargo, una difícil discusión acerca de cuáles puedan ser los
truthmakers de las verdades negativas (y, por motivos semejantes, de cuáles puedan ser los
truthmakers de las verdades universales). En el caso que se discutía más arriba, en el
mundo posible w1 es verdadera la proposición [S1 no tiene causa], aunque no hay un estado
de cosas negativo de no haber una causa para S1. Muchos filósofos sostienen, sin embargo,
que toda verdad posee un truthmaker y que, además, los truthmakers son estados de
cosas34. Asumiendo que el principio del truthmaker es correcto, ¿cuál es el estado de cosas
o cuáles son los estados de cosas que hacen verdadera la proposición [S1 no tiene causa]?
La introducción de algún estado de cosas negativo como truthmaker de esta verdad volvería
los principios de razón suficientes débiles de Rasmussen implicar un principio fuerte de
razón suficiente. No parece ésta tampoco una solución muy razonable a la cuestión desde
un punto de vista ontológico general. Se han propuesto varias estrategias alternativas para
esta cuestión, ninguna de las cuales ha ganado aceptación general. Algunos han postulado
que las verdades negativas tienen como truthmakers todos los estados de cosas efectivos en
un mundo posible junto con un estado de cosas de ‘totalidad’ de un tipo semejante a este:
[Si, Si+1, …, Si+n son todos los estados de cosas existentes]35. Es notorio, sin embargo, que
el estado de cosas [Si, Si+1, …, Si+n son todos los estados de cosas existentes] es equivalente
a un estado de cosas de la forma [No hay un estado de cosas Sm ≠ Si ∧ Sm ≠ Si+1 ∧ … ∧ Sm
≠ Si+n], que sería un estado de cosas negativo. El estado de cosas de totalidad parece ser un
estado de cosas negativo, después de todo, por ello. Otros han defendido la tesis de que sólo
tienen truthmakers las proposiciones ‘atómicas’, pero no las proposiciones que sean
construidas mediante operaciones veritativo-funcionales a partir de proposiciones atómicas.
En esta concepción, no hay un truthmaker para la proposición [S1 no tiene causa], pues se
trata simplemente de la negación de la proposición [S1 tiene causa], que es, a su vez, falsa,
ya que carece de truthmaker. Esta solución es elegante, pero supone que hay proposiciones
‘atómicas’ y esto es muy dudoso36. Otros han sostenido, en fin, que las verdades deben
tomarse como supervenientes a las entidades existentes en un mundo, sin que sea necesario
asignar un estado de cosas o varios estados de cosas a cada proposición verdadera37. Este
tipo de estrategia es preferida por filósofos que rechazan la existencia de estados de cosas y
no es claro que funcione mucho mejor que las anteriores para tratar las verdades

34
Cf. D. M. Armstrong, A World of States of Affairs, Cambridge: Cambridge University Press, 1997, 13-14,
113-119; Truth and Truthmakers, Cambridge: Cambridge University Press, 2004, 1-25.
35
Cf. D. M. Armstrong, Truth and Truthmakers, 53-82.
36
En particular, la existencia de proposiciones ‘atómicas’ depende de la hipótesis de que existan átomos
mereológicos, esto es, objetos sin partes, y de que existan propiedades simples, no estructurales, para estos
objetos.
37
Cf. D. Lewis, “Truth-Making and Difference Making” en E. J. Lowe y A. Rami (eds.), Truth and Truth-
Making, Montreal: McGill-Queen’s University Press, 2009, 102-114. Publicado originalmente en Noûs 35
(2001), 602-615.

18
negativas38. En todo caso, cualquiera sea la forma en que esta cuestión sea tratada, todas las
partes en disputa tienen como un requerimiento necesario para una explicación
ontológicamente aceptable que no sean postulados estados de cosas negativos. Esto basta
para postular la ventaja de la formulación (24) de Rasmussen sobre la formulación (13) de
Gale y Pruss.
Tal como se ha podido apreciar, el principio de razón suficiente débil postulado por
Gale y Pruss implica el principio de razón suficiente fuerte, por lo que, si el agnóstico no
está dispuesto a aceptar el segundo principio por las razones usuales, entonces tampoco
estará dispuesto a aceptar lo segundo. También puede pensarse que el principio de razón
suficiente débil es una buena razón para aceptar el principio fuerte39. En cualquier caso, la
situación dialéctica no mejora respecto de los argumentos cosmológicos tradicionales en
donde se demanda que todo estado de cosas contingente o toda proposición contingente
tiene una causa/explicación. Para el caso de los principios de razón suficiente postulados
por Rasmussen, en cambio, parece existir una ventaja real. En este caso, el argumento
cosmológico está dependiendo: (i) de la posibilidad de una causa para un estado
contingente de existencia, esto es, para el estado de cosas de existir uno o varios objetos
contingentes; y (ii) de la posibilidad de estados contingentes de existencia máximos. En
cualquier metafísica modal la tesis (i) parece perfectamente aceptable. Considérese, en
efecto, lo que implicaría negar que todo estado contingente de existencia tenga una causa
posible, esto, qué es lo que sería la negación de (24), dejando de lado el operador
[Normalmente: …]:

(32) ◊∃S [(S es un estado contingente de existencia) ∧ □(¬(S es causado) ∧ ¬(una réplica
de S es causada))]

Si el principio (24) es falso, entonces hay un posible estado contingente de existencia de tal
naturaleza que en ningún mundo posible ese estado contingente de existencia o sus réplicas
son causados. Normalmente se ha rechazado el principio de razón suficiente pensando, en
términos humeanos, que cualquier cosa puede estar dada junto con cualquier otra o
separada de cualquier otra, si es que se tratan de existencias diferentes. Pero esta misma
tesis modal hace inaceptable una entidad tal como la postulada en (32). La justificación de
la tesis (ii), en cambio, resulta un poco más elaborada.

38
En efecto, considérese qué diferencia existe, en cuanto a qué verdades sean supervenientes, entre un mundo
posible wm en donde existen cuatro objetos materiales y nada más, y un mundo posible wn en donde existen
los mismos cuatro objetos materiales que en wm, pero también existe un fantasma. Es obvio que las
diferencias entre wn y wm en cuanto a qué proposiciones son verdaderas en uno u otro mundo no están
determinadas solamente por lo que superviene a la existencia de cuatro objetos materiales, con independencia
del hecho adicional de que haya o no otros objetos además de estos.
39
En realidad, se trata de un argumento formidable para el principio de razón suficiente fuerte, por los
motivos que se indicarán más abajo.

19
4.3. ¿Hay estados contingentes de existencia máximos?

Resulta curioso constatar cómo el debilitamiento del principio de razón suficiente exige, de
manera correlativa, el fortalecimiento de aquello que, según ese principio, debe ser
causado/explicado. En un argumento cosmológico tradicional basta con postular la fusión
mereológica de todos los estados de cosas contingentes (esto es lo que sucede en Koons).
Cualquier filósofo que admita fusiones mereológicas irrestrictas no podrá objetar a esto.
Dada esta suma de estados de cosas contingentes, la causa/explicación de tal fusión debe
ser necesaria, pues si fuese contingente, sería parte de la fusión y ya no podría ser su causa.
El principio de razón suficiente fuerte es el que garantiza este paso40. El argumento de Gale
y Pruss no difiere realmente de esta estructura fundamental, pues el principio de razón
suficiente que plantean es realmente el principio fuerte41. Rasmussen ha conseguido
debilitar el principio de razón suficiente, pero esto genera automáticamente la exigencia de
que la hipótesis de base acerca de qué es aquello que reclama una causa/explicación por el
principio de razón suficiente resulta mucho más fuerte que en las formulaciones
tradicionales.
No basta, en efecto, postular aquí un estado de cosas contingente cualquiera, pues
nada exige que la causa de tal estado de cosas (o de una de sus réplicas) en otro mundo
posible deba ser necesaria. Tampoco basta postular la fusión mereológica de todos los
estados de cosas contingentes del mundo actual (o de otro mundo posible), pues nada
obliga a que la causa posible de tal fusión deba ser un estado de cosas necesario. Una fusión
de n estados de cosas en w1 puede darse en w2 (o puede darse una réplica de tal fusión)
junto a otros estados de cosas contingentes adicionales que son su causa. Aquello que debe
reclamar la causa/explicación posible que entrega el principio de razón suficiente débil es
un estado de cosas contingente de tal naturaleza que no puede darse conjuntamente con
otros estados de cosas contingentes. Debe tratarse de un estado de existencia contingente
posible máximo, esto es, un estado de existencia contingente que implique la existencia de
todo otro estado de existencia contingente composible con él. Así, mientras más fuerte es el
principio de razón suficiente, más débil puede ser la hipótesis de aquello que reclama una
causa. Mientras más débil sea el principio de razón suficiente, más fuerte debe ser la
hipótesis de aquello que reclama una causa.

40
Hay que señalar también el caso de quienes sólo postulan la existencia de un estado de cosas contingente
cualquiera. Cuando se apela a esta hipótesis tan débil, entonces debe realizarse un trabajo mucho más
complejo para justificar que la causa/explicación del estado de cosas contingente no puede ser una secuencia
de estados de cosas todos ellos contingentes. Para esto, tal como se indicó más arriba, se ha aducido la
existencia de un regreso vicioso.
41
La diferencia es que en vez de utilizar una fusión mereológica de todos los estados de cosas contingentes de
un mundo posible, se utiliza una conjunción de todas las proposiciones verdaderas contingentes en ese
mundo. Lo que sea que explique/cause esa conjunción no puede ser uno de los términos de la conjunción, por
lo que debe ser una proposición necesaria.

20
Será útil considerar qué es lo que sería la negación de que hay estados contingentes
de existencia máximos. De acuerdo a (25), un estado contingente de existencia máximo es
aquel que incluye todo estado contingente de existencia composible con él. Negar que
exista un estado contingente de existencia máximo, entonces, es sostener que:

(33) □∀S1∃S2 [(S1 es un estado contingente de existencia) ∧ (S2 es un estado contingente


de existencia) ∧ ◊((S1 existe) ∧ (S2 existe)) ∧ ◊((S1 existe) ∧ ¬(S2 existe))]

Esto es, negar la posibilidad de estados contingentes de existencia máximos es sostener que
necesariamente todo estado contingente de existencia ha de ser tal que siempre existirá al
menos un estado contingente de existencia composible con él que podría no darse con él.
Un estado contingente de existencia máximo es un estado de cosas de existir cierto objeto
contingente o ciertos objetos contingentes, tal que el darse de ese estado de cosas implica el
darse de todos los estados de existencia compatibles con él. Intuitivamente podría pensarse
que se llega a la postulación de un estado contingente de existencia mediante la
‘agregación’ de objetos contingentes. Sea el objeto a0 un objeto contingente. La existencia
de a0 en un mundo posible es, por lo tanto, un estado contingente de existencia. En
principio –al menos desde una concepción modal combinatoria– la existencia de a0 parece
independiente de darse o no darse de cualquier otro objeto. Habrá mundos posibles en los
que a0 existirá junto con, por ejemplo, a1 y otros mundos en los que no existirá junto con
a1. ¿Cómo podría entonces, darse un estado contingente de existencia que implique otros
estados contingentes de existencia? De algún modo debería ‘estipularse’ un estado
contingente de existencia cuya existencia implique la existencia de los estados de existencia
compatibles con él. Hay dos formas en que esto podría hacerse, en principio:

(a) sea el estado contingente de existencia del objeto [a0 + a1], donde ‘+’ designa el
operador mereológico de suma. Las condiciones de identidad de una suma mereológica está
constituida por las partes de esa suma, por lo que en todo mundo posible en donde exista la
suma existirán sus partes. La forma de ‘construir’, por lo tanto, un estado contingente de
existencia máximo es, entonces, simplemente sumar objetos mutuamente compatibles entre
sí hasta llegar a un objeto tal que no podría ser parte propia de otro objeto que fuese la
fusión de todos los objetos contingentes composibles entre sí, [a0 + a1 + a2 + … + an]. Esto
es, se trataría de una suma mereológica tal que su existencia sería incompatible con la
existencia de cualquier otro objeto contingente.

(b) una segunda forma de ‘construir’ un estado contingente de existencia máximo sin
apelación a sumas mereológicas arbitrarias podría funcionar mediante estados de cosas
conjuntivos. Si existe el estado de cosas S1 y existe el estado de cosas S2, entonces podría
postularse como existente el estado de cosas [S1 ∧ S2]. Es obvio que la existencia de [S1 ∧
S2] implica la existencia de S1 y la existencia de S2. Aquí se trataría de ir agregando los

21
estados contingentes de existencia correlativos a cada uno de los objetos contingentes a0,
a1, a2, …, an. Para alcanzar un estado contingente de existencia máximo se debería llegar a
un estado conjuntivo contingente de existencia de tal naturaleza que su existencia fuese
incompatible con la existencia de cualquier otro estado contingente de existencia no
contenido ya en él.

Parece aquí perfectamente razonable pensar en sumar objetos para ‘constituir’ objetos cuya
existencia implique la de sus partes, por poseerlas de manera esencial. Esto no debería ser
problemático para ningún filósofo que acepte de entrada sumas mereológicas arbitrarias.
Tampoco parece demasiado problemática la conjunción de estados de cosas para
‘constituir’ estados de cosas complejos que incluyan a los estados de cosas más simples que
los integran de manera esencial. Lo que puede resultar discutible es el hecho de que estas
sumas o conjunciones sean máximas. ¿Por qué no admitir que, por grande que sea una
fusión mereológica siempre es posible que sea parte propia de una suma mereológica
mayor? ¿Por qué no admitir que dados n objetos diferentes entre sí, siempre es posible que
existan n + 1 objetos diferentes entre sí? El hecho de que n sea aquí un cardinal transfinito,
incluso un cardinal inaccesible, no parece hacer variar la cuestión.
Rasmussen propone la posibilidad de un objeto que denomina Big Blob (una
expresión de difícil traducción) que tiene la propiedad de ocupar necesariamente todo el
espacio42. Su existencia sería compatible con objetos inmateriales, si hubiese tales, y sería
compatible con la existencia de objetos que pudiesen co-ocupar una misma región del
espacio junto con otros objetos. La existencia de Big Blob junto con la existencia de todos
los objetos inmateriales y co-ocupantes del espacio compatibles con él sería un estado
contingente de existencia máximo. Es obvio, sin embargo, que la posibilidad de algo así
como un Big Blob es lo que está aquí en cuestión. Por grande que sea un espacio tiempo, no
parece haber un impedimento para postular un espacio-tiempo posible mayor. Por extenso
que sea Big Blob en un mundo posible, ¿por qué no dejar espacio para otro mundo posible
en donde quede espacio para otro objeto diferente ocupando una región disjunta diferente
de la que ocupa Big Blob?
Es presumible que lo que Rasmussen ha tenido en mente es que debe haber una
cierta totalidad definida de objetos contingentes posibles cuya existencia es compatible
entre sí. Se tratará de una totalidad de cardinalidad extremadamente alta, pero ha de ser una
totalidad definida. Dada esta totalidad definida, se pueden ‘construir’ los estados
contingentes de existencia máximos por alguno de los procedimientos (a) ó (b) indicados.
No parece existir, sin embargo, algún motivo para desechar –por ahora– la hipótesis
alternativa de que no exista tal totalidad definida. Tal vez los objetos posibles sean como
los conjuntos en la teoría iterativa estándar. No existe el conjunto más grande, sino que una
jerarquía interminable de conjuntos que son elementos de otros conjuntos. Del mismo

42
Cf. J. Rasmussen, “From States of Affairs to a Necessary Being”, 192.

22
modo, se podría pensar que no hay una totalidad de todos los objetos posibles. Es obvio que
no es este el momento de discutir con un mínimo de justicia esta cuestión.
Tal como se puede apreciar, en resumen, argumentar a favor de la existencia de un
estado contingente de existencia máximo no será tarea fácil. Tal vez, no más fácil que la
tarea de argumentar a favor del principio de razón suficiente fuerte.

5. Conclusiones

Se ha hecho una revisión de tres formulaciones recientes del argumento cosmológico para
justificar la existencia de Dios. Estas tres formulaciones tienen en común el debilitamiento
del principio de razón suficiente por el que se postula que todo estado de cosas/proposición
verdadera tiene una causa/explicación. En primer lugar, la propuesta de Koons ha utilizado
un principio de razón suficiente defectible por el que, a menos que exista evidencia en
contrario, debe suponerse que todo estado de cosas o hecho contingente tiene una causa. Se
ha argumentado aquí, siguiendo la crítica, que para el caso de la fusión mereológica de
todos los estados de cosas o hechos contingentes actuales, se han presentado motivos
positivos para rechazar que le sea aplicable el principio de razón suficiente. La postulación
del principio de razón suficiente defectible pretende obtener una ventaja dialéctica al
obligar al agnóstico a asumir la carga de la argumentación, pero esta ganancia es ilusoria al
existir evidencia putativa en contra del principio. El defensor del argumento cosmológico
tendrá que enfrentar de todos modos esa contra-evidencia y para ello la defectibilidad del
principio que ha propuesto no es de ninguna ayuda.
En segundo lugar, la propuesta de Gale y Pruss ha utilizado un principio de razón
suficiente débil que postula simplemente que toda proposición verdadera tiene una
explicación posible. Ha sido mostrado de manera convincente, sin embargo, que este
principio no es tan inocente como parece a primera vista, pues, de hecho, implica el
principio de razón suficiente fuerte. Podría uno tomar esto como un motivo para aceptar
este principio fuerte de razón suficiente, pero aún así, la situación dialéctica no es realmente
mejor que para un argumento cosmológico tradicional: el defensor del argumento
cosmológico debe justificar que toda proposición contingente verdadera tiene una
causa/explicación.
En tercer lugar, la propuesta de Rasmussen consigue presentar un principio de razón
suficiente débil que no implica el fuerte. Es crucial para esto el que las formulaciones de
Rasmussen cuantifiquen sobre estados de cosas y el que no existan estados de cosas
negativos. Rasmussen utiliza formulaciones defectibles, tal como lo hace Koons, pero esto
es un rasgo que puede dejarse a un lado, pues el carácter defectible de los principios no trae
consigo ninguna ventaja. En esta última formulación resulta mucho más fácil de aceptar
para el agnóstico el principio de razón suficiente, pues sólo establece que todo estado de
cosas contingentes (o una réplica de ese estado de cosas) tiene una causa posible. El
debilitamiento del principio de razón suficiente obliga, sin embargo, a buscar algo
sustantivamente más fuerte como aquello que reclama una explicación causal. Ya no sirve
23
la fusión mereológica de todos los estados de cosas contingentes o la conjunción de todas
las proposiciones contingentes verdaderas de hecho. Se requiere postular un estado
contingente de existencia máximo. No está claro cómo habrá de ser justificada la
posibilidad de un estado de cosas semejante y tampoco está claro si esa tarea teórica será
realmente más fácil que la justificación del viejo principio de razón suficiente43.

43
Este trabajo ha sido redactado en ejecución del proyecto de investigación Fondecyt 1090002 (Conicyt,
Chile).

24

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