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1
CAPITULO 4
2016
2
Índice
Pg.
Introducción 3
Arte Griego 4
Etapa Prehelénica del Arte Griego 6
- Prehelénico Cicladico 6
- Prehelénico Troyano 8
- Prehelénico Cretense o Minoico 9
Etapa Arcaica del Arte Griego 11
Etapa Clásica del Arte Griego 14
Etapa Helenística del Arte Griego 15
Arte Romano 16
Arte Etrusco 17
- Pintura Etrusca 18
- La Cerámica Etrusca 19
Arte de la Republica y el Imperio Romano 19
- Escultura Romana 23
- Pintura Romana 27
- Mosaico Romano 29
Conclusión y Opinión Personal 30
Bibliografía 31
3
INTRODUCCION
De igual forma, una de las convenciones para evaluar que tanto conocimiento
pueda tener un MHA es pudiendo expresar como cambio la escultura cicliada
con respecto a la helénica, momentos de cambio en el desarrollo de la historia
4
del arte que no requirieron menos de 500 años, periodo de tiempo demasiado
pequeño comparado con 3000 años de arte antes de Cristo y 2000 mas de arte
de diferentes épocas y estilos después de Cristo. Por consiguiente, esa filigrana
escultural permitirá generar calificativos relacionados con el desempeño
académico de los MHA y su desempeño en las diferentes universidades del tema
en la web.
ARTE GRIEGO
5
De igual forma cada una de las diferentes culturas tendrá diferentes grupos y
expresiones artísticas dentro de su mismo periodo. Como podrá observarse,
habrá cambios bruscos entre una cultura y otra, con desapariciones súbitas de lo
elaborado artísticamente, muy posiblemente por situaciones sociales y climático
geológicas del momento o la era.
6
Como se podrá dar cuenta el leedor, la gran mayoría de manifestaciones
artísticas griegas, o por lo menos las más conocidas por el mundo y la publicidad,
se generaron al final del desarrollo cronológico. El arte griego consume 2000
años en el la etapa Pre-helénica, haciendo expresiones artísticas basadas en los
que les dejaron culturas vecinas como los egipcios y uno que otro que deseo ser
original. Sin embargo, la mayoría del conocimiento del arte griego esta
desarrollado en el último mileno antes de cristo, y es en ese periodo donde se
dividen tres grandes etapas de las manifestaciones del arte griego: El Arcaico, el
Clásico y el Helenístico. Por razones de orden pedagógico, el autor distribuye las
expresiones del arte griego en estas 4 etapas, haciendo hincapié y recalcando si la
obra de arte pertenece a cada una de las áreas griegas: Troya, Cicladas, Creta o
continente Griego. De esta forma no solo se podrá ubicar al arte griego en su
historia sino en su geografía.
Prehelenico-Cicladico.
Las Cicladas son un grupo de islas griegas, de diferentes tamaños, en una
totalidad de mas o menos unas 41 islas: Syron, Dilos, Antimilos, Los, Keros, Rinia,
Milos, Antiporos, Andros, Kea, Kimolon,
Paros, Tinos, Kythnos, Pollegas, Naxos,
Mykonos, Serifos, Folegandros, Iraklia,
Glaros, Sifnos, Sikinos, Schinoussa, Kato
Kaufonissi, Amorgas, Donoussa,
Thirassia, Anafi, Despotico, Strogilo,
Megalo Nissi, Palo Kaufonissi, Ana
Antikeri, Kato Antikeri, Thira (Santorini),
Serifopoula, Vous, Kitriani, Kardiotissa y
Kalogeroi (imagen derecha). Son
descritas con el fin de que el lector pueda
entender que son muchísimos los
asentamientos de tierra en donde puede
haber en estos momentos reliquias
históricas de arte y para que la
descripción geográfica le permita al estudio de la historia del arte saber porque
fue diferente su manifestación escultora. Estas islas deben su nombre a su
7
disposición aproximadamente circular, en torno a Delos, la isla sagrada que vio
nacer a Apolo. La cronología de la civilización cicladica se divide en tres
principales secuencias: cicladico inicial, medio y final (Tabla 1). Al periodo inicial
le siguió el medio y al final hubo una convergencia esencial entre el cicladico y la
civilización minoica. Dataciones de excavaciones generan información para
explicar que la cultura cicliada es tan antigua como 5000 años, aun con dudas de
su procedencia. El arte de la cultura cicladica es mejor conocida por los ídolos
femeninos lisos tallados, en mármol blanco puro. La segunda mitad del tercer
milenio, durante el Bronce antiguo, fue la etapa de
esplendor de la cultura cicladica. Las cicladas destacaron
muy rápidamente por la calidad de sus productos
artesanales, emplearon los apreciados mármoles de la isla
de Paros y Naxos. Uno de los aspectos mas conocidos de
la civilización griega fue, sin duda alguna, la escultura;
pero no toda ella fue siempre igual, y aunque las
principales obras son las que corresponden a los siglos que
van del V al II antes de esta era, las primeras estatuas se
realizaron en plena prehistoria. Fue en el periodo
Mesolítico, en el paso del paleolítico al Neolítico, cuando
se desarrollo la escultura, de dimensiones muy reducidas y
habitualmente realizada en barro. Casi siempre
representando la figura humana, y a la mujer en un 99%
de los casos (imagen izquierda). Las estatuillas son del tipo
denominado esteatopigia, es decir, que representan
siempre a la mujer entrada en carnes, con prominentes
vientres y posaderas, además de mostrar un marcado interés en resaltar los
órganos sexuales. Sentadas o de pie, las piernas se entrelazan y los brazos suelen
estar extendidos o doblados sobre el pecho, resaltando los senos. Constituyen
representaciones de la Diosa Madre o de la fertilidad, tan generalizada en la
cultura neolítica. En las islas Cicladas, el mármol era de calidad insuperable para
ser trabajado, de grano fino y muy compacto, y fue empleado muy pronto para
la escultura con una finalidad eminentemente funeraria. Son figuras generalmente
de tamaño pequeño, sin sobrepasar normalmente los 30 centímetros. El modelo
suave de los ídolos cicladicos se conseguía a través del desgaste de la pieza de
mármol con la piedra de esmeril. Por eso resulta un verdadero estorbo cualquier
mínimo detalle, prominencia o hendidura. En la evolución de la estatuaria
cicladica, cuyo apogeo se sitúa entre el 2500 y el
2000 a.C., existen dos grandes corrientes paralelas:
por un lado, las siluetas de un tipo de nominado de
caja de violín, por su parecido al perfil de estos
instrumentos – figuras cuyos brazos y piernas,
además de la cabeza, están levemente apuntados,
como si fuesen muñones -, y por otro lado las
realistas. El término realista ha de entenderse en su
sentido general, pues las esculturas cicladicas se
caracterizan por la geometría de sus facciones y de
los miembros del cuerpo, levemente marcados y sin
ningún tipo de articulaciones. Conforme avanzo el
8
tiempo, las últimas estatuillas contaron con algunos detalles, como ojos o bocas,
levemente insinuados. De anchos hombros y caderas estrechas, poniendo el
artista especial relieve en marcar el triangulo púbico y los senos. De todas las
esculturas cicladicas se destacan: los celebres músicos, el tocador de la doble
flauta o, el más famoso de todos, el tañedor de lira procedente de la isla de
Keros. Aun para los más conocedores de la escultura griega, no es fácil
comprender las diferencias entre imágenes sin rostro al comienzo del periodo de
arte griego con las últimas manifestaciones de la escultura del periodo Helénico;
son imágenes muy diferentes para una aparente misma cultura. No se sabe si es
por ausencia de hallazgos arqueológicos, pero las islas cicladas no produjeron
pinturas, ni en frescos o paredes de tumbas o palacios. No es posible conocer
que tanta información artística se destruyo con la erupción del volcán de la isla
de Tera en el año 1470 a.C.
9
atestigua un largo periodo de continuidad cultural. Troya VI da fe de un segundo
florecimiento de la ciudad. Troya VII es la principal candidata para identificarse
con la Troya homérica. Troya VIII y Troya IX cuben, respectivamente, la Grecia
Arcaica, la época Clásica y el periodo helenístico y romano. Troya X es la
perteneciente al periodo Bizantino. Desde el primer asentamiento hasta Troya
VII no existen restos de documentación escrita que ayuden a la valoración
histórica del arte y vida social del desarrollo de la ciudad.
Durante la Troya I aparece por primera vez cerámica decorada con rostros
humanos esquemáticos. Destruida por un incendio y redificada para dar origen a
la Troya II. Los Tesoros (datados en torno al 2600 a.C.) están compuestos de
valiosos objetos de metales preciosos y piedras, que fueron donados por
Schliemann a Alemania y tras el fin de la segunda mundial fueron a parar a
Moscú (Imagen pagina anterior), actualmente se encuentran en el museo
Pushkin. De los nueve lotes, los más importantes comprenden colecciones de
puñales, utensilios y ornamentos de las vestiduras y muchas vajillas de oro y
plata. Entre los objetos preciosos destaca un disco grande, provisto de un ónfalo
(literalmente ‘ombligo’, una especie de abultamiento en el centro del objeto) y
de un largo mango aplanado, que termina con una pequeña serie discos
pequeños – Se usaba para tamizar el oro –. Entre las joyas hay dos diademas
femeninas que adornaban la frente con una franja de menudas y tupidas cadenas
de oro, terminando cada una de ellas con un colgante de láminas doradas en
forma de flor o de hoja. Se encontraron junto con una serie de collares y
pendientes, en una jarra grande de plata. El incendio acaecido hacia el
2200 a. C. y la precipitada huida de los habitantes, que marcan el final de Troya
II, no parecen haberse producido a consecuencia de una guerra perdida, sino más
bien de una catástrofe natural.
10
también han sido halladas son una
prueba de la existencia de relaciones
comerciales entre Troya y la civilización
micénica (imagen derecha).
Prehelenico-Cretence o Minoico.
El arte minoico se revelo vitalista,
curvilíneo, lleno de color, asomado por
entero a la naturaleza y con un
refinado gusto, además de estar
totalmente impregnado del sentimiento
religioso tan propio de los pueblos
antiguos del mediterráneo. De la cultura minoica, con las destrucciones violentas
de los antiguos palacios, apenas quedan pinturas, por lo que la gran mayoría de
los frescos conocidos pertenecen a las construcciones de los nuevos palacios y,
sobre todo, de su etapa final, entre 1600 y su destrucción definitiva, hacia 1380
a.C. La técnica pictórica fue el fresco, se trataba de cubrir paredes con diversas
capas de estuco, hechas con yeso y pulidas con cantos rodados cuando aun están
húmedas. Los colores son vivos y con una gama reducida, compuestos a base de
pigmentos minerales disueltos en agua. La pintura se aplica sobre la pared antes
de que la última capa de yeso haya fraguado; esta técnica impone una rapidez
de ejecución y formas simples, lo que favorece la concepción vitalista y flexible
en el diseño de la decoración, muy en consonancia con el espíritu artístico
minoico (imagen arriba izquierda). La mayor parte del repertorio de imagines de
la pintura en los palacios cretenses esta limitada a escenas paisajísticas, mezcla del
mundo vegetal y el animal, o a escenas de diversas actividades humanas
relacionadas con ritos de culto o con ceremonias cortesanas. El color es, en
general, irreal; junto a monos azules se contempla delfines tricolores, rocas
coloreadas a franjas o pájaros azules. En las escenas humanas se percibe un estilo
con ciertos convencionalismos, tales como dar un color claro a la piel femenina y
un rojo oscuro a la de los hombres. El cuerpo humano en Creta es siempre
joven, atlético y muy ágil, con cinturas de talle de avispa. Siempre imberbes, los
hombres también tenían el cabello largo y vestían generalmente un faldellín
corto. Las mujeres llevaban largos trajes ceremoniales de volantes y corsé muy
ceñidos, generalmente abierto y realzando unos senos que se dejaban al
desnudo. Su tocado se
completa con abundantes
joyas (collares, pulseras o
brazaletes). En la pintura
minoica no existían escenas de
guerra; predominan las
representaciones de grupos de
hombres y mujeres
presenciando algún tipo de
acto o en el momento de
realizar una ceremonia (juego
del salto sobre el toro, de
Cnosos, o las hermosísimas
11
damas de la casa de las mujeres, en Akrotiri, ciudad de la isla de Thera).
Prehelenico-Micenico.
12
composición de la etapa de apogeo. El resultado se denomina etapa palacial o
paladial y su duración es de unos 60 años, entre 1450 y 1400 a.C., momento en
que se finaliza la etapa palacial de Creta.
Parece que los micénicos se conformaron con las miniaturas gravadas en los
sellos y en los objetos pequeños esculpidos, de piedra y marfil y modelados en
barro, y, al igual que los minoicos, renunciaron a la escultura monumental de
tres dimensiones. El resto de escultura micénica es de marfil o terracota, tanto en
relieve como figuras de bulto redondo. Es enorme la cantidad de ídolos
realizados en terracota pintada y encontrados en tumbas y santuarios. Son muy
corrientes y responden a un esquema común: sus brazos aparecen como simples
muñones y el resto del cuerpo
esta levemente esbozado en un
cilindro y provisto de senos
como único detalle anatómico.
Con estas mismas características
de abstracción y cierto encanto
en el modelado, son muy
abundantes los animales (asnos,
pájaros, y, sobre todo los toros),
o algunos modelos de carros
tirados por caballos, animal
empleado como manifestación
del poder de los príncipes y los
nobles micénicos y uno de los
temas mas repetidos en el arte
griego primitivo.
13
cerámica muy característica denominada miniana. A falta de otros materiales,
esta cerámica de Bronce Medio – entre 2000 y 1600 a.C. – es un fiel anticipo de
lo que será el gusto micénico. En este momento de apogeo, el repertorio de
formas cerámicas se amplia de forma considerable; los alfareros micénicos
inventan nuevas formas y modifican otras, dando lugar un muestrario de hasta
sesenta y ocho perfiles distintos y de diferentes tamaños ( Mascara micénica de
Agamenón, imagen 2 paginas antes).
ETAPA ARCAICA DEL ARTE GRIEGO (1000 a 480 a.C.) ( Imagen derecha, página
anterior ).
Los periodos del arte griego Arcaico no cuentan con unas divisiones tan
marcadas como lo manifestaron en siglos anteriores. En estos 500 años, los
estilos se fueron distribuyendo no solo según las características de cada
manifestación artística sino dependiendo de componentes estructurales del arte
mismo. De estas diferentes formas de observar el arte se derivan nombres como
“Arte Geométrico”, “Arte Orientalizante”, “Arte Rígido o Dedalico”, “Arte
Arcaico Clásico” y durante este periodo de tiempo se manifestó en la cultura
troyana la Troya VIIA y Troya VIIB.
Tras un periodo de crisis, que también se denomina Edad Oscura y que duro
hasta el 900 a.C. aproximadamente. Los griegos empezaron a poner las bases de
las ciudades y estados, de ciudades independientes. Con sistemas políticos
propios, de la artesanía del barro cocido y del gusto por el diseño geométrico en
sus cerámicas, esculturas pequeñas y casa. A esta última etapa se le denomina
periodo Geométrico que duro hasta el 700 a.C. A lo largo de la edad oscura y el
periodo geométrico, desde el año 1100 más o menos hasta mediados del siglo
VIII a.C. La falta de contactos entre las distintas zonas del mar Egeo favoreció la
independencia cultural de las mismas. El arte griego en la edad oscura tendrá que
comenzar prácticamente de cero, ensayando de nuevo con los materiales y
técnicas de trabajo, con una nueva mentalidad. La edad oscura supuso,
prácticamente, una total desaparición de la escultura. Puede decirse que la
estatuaria no existe en los dos primeros siglos del I milenio. Pero a partir del siglo
VIII, con la utilización del bronce para esculturas pequeñas, fabricadas mediante
la técnica de cera perdida (figura de cera que, una vez dentro del molde, es
derretida y sustituida por el bronce fundido), las siluetas ofrecen ya unas trazas
claramente geométricas. Las esculturas geométricas comparten las características
que definen las representaciones en la cerámica. El cuerpo, tanto de animales
como de humanos, se reduce a lo imprescindible; el artista concentra todo su
interés en señalar las articulaciones y resaltar la fuerza de piernas, torsos y
músculos. Las piernas son largas, el torso, triangular, arranca de una fina cintura;
el vientre se reduce a la mínima expresión, como parte débil del cuerpo y sin
interés para el artista; los brazos son robustos y la cabeza, por lo regular,
pequeña; en ella, sus elementos constitutivos – una apuntada barbilla junto a
boca, nariz y ojos – apenas son indicados (imagen pagina anterior).
A lo largo de los últimos años del periodo geométrico, a finales del siglo VIII, las
figuras comienzan a aumentar el volumen de su musculatura y a cobrar cierta
14
vida; además se difunden ciertos motivos decorativos nuevos, procedentes de
oriente, tales como elementos vegetales (palmeras, flores, rosetas) o figurativos
(animales y monstruos, como grifos, esfinges o sirenas), con lo que se inicia el
estilo Orientalizante, base del posterior arte arcaico. Algunos dividen este
periodo orientalizante en antiguo (700 a 675 a.C.), medio (675 a 640 a.C.) y
tardío (640 a 610 a.C.). Con muy pocos elementos heredados del mundo
anterior, en el trascurso del periodo geométrico se pondrán las bases del arte
griego; en sus obras, a partir de finales del siglo VIII y comienzos del VII a.C., late
ya el espíritu creador del periodo venidero, el Clásico.
El tema principal para el artista griego era la figura humana; el hombre era el
centro de atención de la naturaleza y, por ello, el protagonista del arte. De este
modo, la evolución artística de la estatuaria se hará notar en tres aspectos
principales: la actitud, la anatomía y el vestuario de la figura humana. Durante el
periodo Arcaico, el Kurós – un hombre joven – se representa siempre desnudo,
con una pierna adelantada, los brazos pegados al
cuerpo, los puños fuertemente cerrados y con la
mirada al frente. Es decir, imitando a los
prototipos egipcios de donde se han copiado,
aunque con unos rasgos de humanidad que faltan
en el caso egipcio y que se nota sobre todo en la
presencia de la característica sonrisa arcaica, que
no borra aunque el representado este herido o
haciendo un esfuerzo (imagen pagina anterior). La
anatomía de la escultura masculina se transforma
desde un cuerpo muy voluminoso, con una
musculatura excesivamente marcada y con unas
líneas separadoras que son casi enteramente
geométricas. El griego no esta interesado en copiar
la realidad y se fija mas en la belleza ideal, aquella
que se consigue juntando partes de un cuerpo con una belleza imaginada,
siguiendo unas proporciones perfectamente calculadas, por lo general basadas en
las dimensiones del pie, que son las mismas que las de la cabeza.
15
solamente, dejando la otra levemente apoyada en el suelo. Así comienza la
evolución desde la ruptura de la frontalidad hacia la conquista de la
tridimensionalidad y el movimiento. La anatomía refleja un mayor naturalismo y
la sonrisa arcaica desaparece, en un momento en que los griegos se enfrentan a
los persas y los dorios del Peloponeso consiguen un momento de esplendor
artístico. Las mandíbulas solidas, los parpados gruesos y una expresión seca en el
rostro es lo que caracteriza a las estatuas del periodo que va desde el 480 al 450
a.C., en unas figuras que forman el llamado estilo severo. A este grupo
corresponden algunas obras muy conocidas, como el Discóbolo de Mirón
(imagen izquierda pagina anterior), el Auriga de Delfos, el Poseidón de
Artemision o las obras de juventud de Fidias, el principal escultor griego de siglo
V.
16
ETAPA HELENISTICA DEL ARTE GRIEGO (323 a 30 a.C.).
17
ARTE ROMANO
ARTE ETRUSCO.
Los etruscos nunca formaron un estado sólidamente unificado sino una especie
de débil confederación de ciudades de mediano tamaño. En cierto modo
predecesora de Roma y heredera del mundo helénico, su cultura (fueron
destacadísimos orfebres, así como innovadores constructores navales) y sus
técnicas militares superiores hicieron de este pueblo el dueño del norte y centro
de la Península Itálica desde el siglo VIII a.C. hasta la llegada de Roma, Hacia el
40 a.C.
18
Todos estos productos fueron base para la exportación tanto hacia el norte de
Europa como hacia Oriente. Otro punto importante es la pintura – donde varias
escuelas produjeron frescos admirables – pero la misma tiene temas
marcadamente narrativos, anecdóticos y principalmente funerarios. Aunque el
arte etrusco, como otras artes del Mediterráneo Occidental, se vio influido
fuertemente por el arte de la Grecia Clásica y el magnificente arte helenístico,
guarda características singulares, el arte etrusco muy relacionado a los rituales
funerarios llegó a Roma un extraordinario
naturalismo en cuanto a la representación de rostros:
los bustos son prácticamente una invención etrusca,
el busto propiamente dicho, realizado en bronce
fundido, difiere del "busto" griego, en éste último la
persona retratada suele estar idealizada, no así en el
genuino busto etrusco. Los colores preferidos en la
pintura por los etruscos fueron el rojo, verde y el
azul, al parecer porque les asignaban connotaciones
religiosas. Entre las obras más destacables se
encuentran: 1) El Apolo de Veio, (imagen de la
derecha) escultura del dios Apolo del siglo VI a. C.
encontrada en el templo/santuario en honor a la
diosa Minerva de Portonaccio. 2) La Quimera de
Arezzo: fechada entre 380 y 360 a.C. La quimera,
según la mitología romana, fue abatida por
Beleforonte, a lomos de su caballo Pegaso. 3) Loba
Capitolina o Lupa Capitolina: esta célebre escultura
ha llegado en cierto modo a ser un símbolo de
Roma, sin embargo todo indica que es una obra
etrusca del s. IV a. C., en cuanto a los dos niños que representan a Rómulo y
Remo, téngase en cuenta que fueron forjados y añadidos en el s XVI (imagen a la
izquierda abajo) y 4) El sarcófago de los esposos: fechada hacia el 520 a.C. Fue
encontrada en una necrópolis en Cerveteri. Construido en terracota, la tapa del
sarcófago representa una pareja recostada en un triclinio (imagen abajo página
siguiente).
19
producción, Caere y Veyes. En el primero, la producción comprende tantos
elementos de decoración arquitectónica (placas, antefijas y acróteras) como
sarcófagos, entre los cuales destaca el de Los Esposos (530-520 a.C.). Al taller de
Veyes hay que atribuir una de las mejores obras de la coroplastia etrusca, el
Apolo.
La Pintura Etrusca.
Las especiales características de las tumbas -cámaras subterráneas- han permitido
conservar un importante conjunto de pintura parietal. Aunque la necrópolis de
Tarquinia es la que ha proporcionado mayor número de ejemplos. Se trata de
realizaciones al fresco, en las que el dibujo y el color responden a ciertos
convencionalismos, que rigieron también en la pintura griega arcaica. Así, en
época arcaica (siglo VI a.C.), el rojo oscuro se utiliza para los cuerpos y rostros
de las figuras masculinas y el blanco para las femeninas. En una primera fase, los
motivos se siluetearon con un trazo continuo oscuro que se rellenaba con
pigmentos. A partir del siglo IV a.C., la línea de contorno tendió a difuminarse y
el tratamiento del color, enriquecido con el sombreado y el degradado,
contribuyó a dar corporeidad a las representaciones. En relación con su
contenido se observa, durante los siglos VI y V a.C., una predilección por la
representación de escenas realistas relativas a la vida cotidiana, siendo un buen
ejemplo de ello la tumba de la Caza y de la Pesca, de los años 530-520 a.C., en
Tarquinia. Abundan también las pinturas que ilustran algunos ritos de los
funerales, como banquetes y danzas, advirtiéndose una progresiva enfatización
de este tema a lo largo del siglo V a.C.
A partir del siglo IV a.C. cobraron importancia las representaciones del mundo
de ultratumba y las composiciones mitológicas. Los difuntos, individualizados
por los retratos y por las inscripciones, se acompañaron de seres infernales y
divinos y de héroes mitológicos.
20
La Cerámica Etrusca.
La variedad más original de la cerámica es la conocida como bucchero, cerámica
negra y de aspecto brillante, producida desde mediados del siglo VII a.C. Pero,
de forma paralela y hasta la mitad del siglo VI a.C., la alfarería con decoración
pintada, de influencia griega, concretamente corintia, tuvo un auge importante
en Etruria. Hacia la primera mitad del siglo III a.C., un taller romano conocido
como «de las pequeñas estampillas» inició la producción de vasos de barniz
negro. Es en las producciones de objetos suntuarios (de oro, marfil y plata
principalmente) donde el arte etrusco, en especial en las épocas orientalizante y
arcaica, pertenecientes a los siglos VII y VI a.C., muestra mayor originalidad. De
la primera mitad del siglo VII a.C. son las refinadas piezas de orfebrería (fíbulas,
brazaletes, pectorales y, en general, joyas de adorno personal) depositadas en las
tumbas principescas de Etruria.
A fines del siglo VII a.C., se constata la implantación de artesanos en Vulci, en la
Etruria meridional, y en Vetulonia, en la septentrional. Posteriormente, a lo largo
del siglo VI a.C., se introdujeron en Caere y, en menor grado, en Veyes, en
Chiusi y, quizás, en Populonia.
Así mismo, se documenta el trabajo de la plata desde mediados del siglo VII a.C.
en algunos objetos, como la Sítula Castellani de Praeneste (650 a.C.), producidos
en Etruria por artesanos de formación oriental.
La Roma antigua, desde que esta era republica, pasando por los momentos de
imperio y terminando con las divisiones del imperio, conto con 60 dirigentes
entre primeros dirigentes o emperadores, y de estos algunos fueron de mayor
influencia en el arte que otros (Tabla 1).
21
Tabla 1. Emperadores, dirigentes Romanos y su influencia artística
22
Emperador Fecha Acto Artístico
Máximo 235-238 d.C. Retrato de Máximo Tracio
Filipo 244-249 d.C. Ninguna
Decio 249-251 d.C. Retrato de Decio
Galo 251-253 d.C. Arco de Galerio
Valeriano 253-260 d.C. Ninguna
Galieno 260-268 d.C. Ninguna
Claudio II 268-270 d.C. Ninguna
Aureliano 270-275 d.C. Ninguna
Tácito 275-276 d.C. Ninguna
Probo 276-282 d.C. Ninguna
Caro 282-283 d.C. Ninguna
Diocleciano y Tetrarcas 284-305 d.C. Columna de Diocleciano,
Escultura de Tetrarca
Constantino y Tetrarcas 306-313 d.C. Escultura de Constantino
Constantino y Licinio 313-324 d.C. Arco de Constantino
Constantino 324-337 d.C. Ninguna
Constantino II 337-340 d.C. Ninguna
Constante 337-350 d.C. Ninguna
Constancia 337-361 d.C. Ninguna
Valentiniano I 364-375 d.C. Ninguna
Valente (en Oriente) 364-378 d.C. Ninguna
Teodosio (Oriente) 379-395 d.C. Relieve de Teodosio
presidiendo los juegos
Arcadio (Oriente) 395-408 d.C. Ninguna
Onorio (Occidente) 395-423 d.C. Ninguna
Teodosio II (Oriente) 408-450 d.C. Zócalo en Constantinopla
Valentiniano (Occidente) 425-455 d.C. Ninguna
Mariano (Oriente) 450-457 d.C. Ninguna
Avito (Occidente) 455-456 d.C. Ninguna
Majorio (Occidente) 457-461 d.C. Ninguna
León I (Oriente) 457-474 d.C. Ninguna
Severo III (Occidente) 461-465 d.C. Arco de Séptimo Severo
Antemio (Occidente) 467-472 d.C. Ninguna
Rómulo Augusto (Occidente) 475-476 d.C. Ninguna
Los Vándalos Saquean Roma
23
impronta notable en sus manifestaciones artísticas. Este proceso se caracterizó por
la afluencia cuantiosa de obras del patrimonio artístico griego que se dieron a
conocer en Roma como botín. Con ellas llegaron también los artífices, cautivos
de guerra o individuos libres, que propiciaron la introducción de la cultura
material griega entre las clases altas de la sociedad romana. Esta sociedad,
cautivada por la civilización del vencido, desarrolló un gran interés por el
coleccionismo, que llegó a límites exagerados al amparo de una concentración
de capital sin precedentes en manos del estado y de particulares.
Una de las más importantes manifestaciones de diseño artístico del inicio del
imperio romano es el Arca Pacis. Obra dedicada el año 9 a.C. a conmemorar la
pacificación del Imperio. Se trata de una estructura cerrada sobre una plataforma
o podio, al cual se accedía por una escalinata y dos grandes puertas abiertas en
los lados largos. En su
interior se encontraba el
altar, situado sobre un
basamento escalonado.
Hay, pues, una falta de
uniformidad notable,
pero sólo en lo referente
al contenido temático y
nunca en lo que atañe a
la calidad técnica y
estilística de la obra. En
tanto que las escenas
mitológicas y alegóricas
muestran notables
influencias de los relieves
paisajísticos del arte helenístico, la procesión de los frisos externos responde al
tema histórico romano. No hay que olvidar, finalmente, que, en época de
Augusto, se asiste a un notable desarrollo artístico de las provincias.
24
Escultura Romana.
Al igual que en Grecia, los materiales utilizados fueron, por lo general, el mármol
y el bronce. Son los temas los que confieren personalidad a la escultura romana,
sobre todo el llamado relieve histórico y el retrato. Los relieves históricos
reproducían gestas protagonizadas por personajes romanos o acontecimientos de
interés público y, generalmente, decoraban monumentos arquitectónicos
encargados por los protagonistas de los episodios que conmemoraban o bien por
entidades públicas que pretendían rendirles homenaje.
El retrato, sobre cuyos orígenes se ha debatido
ampliamente, es uno de los géneros más
característicos de la escultura romana. Durante
largo tiempo se consideró que el carácter
eminentemente realista del retrato romano era
fruto de una necesidad no tanto estética como
social y religiosa, relacionada con el culto a los
antepasados, estrictamente reservado a la
nobleza, que se concretaba en el privilegio de
guardar las imágenes de los antepasados en
muebles especiales en el atrio de las casas y de
exhibirlas al público en ocasiones determinadas.
En su origen se trataba de simples mascarillas de
cera, pero a fines de la época republicana se
remplazaron por bustos esculpidos, de los que
se debieron realizar numerosas reproducciones, contemporáneas y posteriores,
para las diferentes ramas de la familia.
25
minuciosa de las particularidades del rostro y persistió con posterioridad al
período republicano (arte clasicista).
La tendencia clasicista afecta también al retrato durante el período de Augusto.
La tradición del retrato republicano, en su versión más realista, no parece tener
continuidad y, en general, los retratos de particulares siguen las pautas del
retrato oficial, aunque con matizaciones importantes. Estas matizaciones se
debían a la existencia en Roma de talleres diversos que trabajaban según distintas
tendencias estilísticas, y a la actividad de talleres
provinciales, cuyas obras presentaban diferencias
sensibles de estilo en relación con obras realizadas
en fechas contemporáneas en la metrópoli. De los
muchos retratos de Augusto conservados, dos
merecen especial atención porque, aun
respondiendo a tipos distintos, son el paradigma
de la tendencia clasicista. La estatua de Augusto
representa al emperador dirigiéndose al ejército,
con la mano derecha levantada, en la tradicional
actitud del orador (imagen derecha). Por el
contrario, los retratos de Agripa, el yerno de
Augusto, fueron elaborados con un discreto efecto
de claroscuro y una acentuada penetración
psicológica que los relaciona más estrechamente
con la tradición helenística que había caracterizado
al retrato oficial de los últimos años de la República.
El mantenimiento de las tendencias propias del clasicismo de la época de
Augusto es igualmente evidente en otras manifestaciones artísticas de este
período, sobre todo en los retratos de sus inmediatos sucesores, como se
observa, por ejemplo, en el retrato de Tiberio, concebido en la más pura
tradición de este clasicismo augustal. Si bien los retratos
oficiales, tanto masculinos como femeninos, conservan
todavía una impronta clasicista, no puede decirse lo
mismo del retrato no oficial, que, alejado de los
modelos de la corte, pierde entonación académica y
adopta formas mucho más expresivas y vivaces. En
realidad, la presencia de tales tendencias en el retrato
oficial sólo parece atenuarse en las últimas
representaciones de Calígula (imagen izquierda), cuando
empieza a advertirse la búsqueda de características más
realistas. Hay que esperar sin embargo hasta los tiempos
de Claudio para que las caracterizaciones sean más
acusadas y el modelado más rico y ágil. Los retratos de
Nerón, su sucesor, son fieles a la línea iniciada por la
retratística en época de Claudio.
El retrato de la etapa flavia abandona la corrección un tanto convencional de la
época precedente y se inclina por la tradición romana de las representaciones
realistas. Aunque este aspecto parece conducir al realismo propio del retrato
tardo republicano, hay una diferencia notable. Mientras este último surge como
algo espontáneo, el Flavio es intencionado y el cromatismo y el modelado que
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presenta reflejan una cultura artística
distinta de la republicana y tienden a
adoptar un aspecto más idealizado,
inspirado en el tipo de monarca
helenístico. Una novedad la constituye, en
muchos retratos, la torsión lateral de la
cabeza, que rompe con la frontalidad un
tanto rígida de los retratos precedentes, a
la par que se alarga la forma del busto,
abarcando los hombros y modelando los
pectorales. En el tratamiento de los
peinados empiezan a prodigarse los
efectos del trépano, sobre todo en los
retratos femeninos que utilizan las
diademas de rizos. El arte del retrato crea
igualmente obras maestras caracterizadas por un acertado equilibrio entre
clasicismo y naturalismo. Buena muestra de ello son los retratos del emperador,
entre los que destaca el hallado en Ostia, denominado Cabeza de Trajano
(imagen arriba), realizado después de su muerte, y que, a pesar de presentar
unos rasgos idealizados, transmite también una imagen profundamente humana.
El retorno a los ideales clásicos que experimenta el arte romano en este período,
tanto en el estilo como en el contenido, se manifiesta notablemente en el arte
del retrato. En el arte del retrato de esta época hay que señalar dos
innovaciones: una, iconográfica, consistente en la representación de la barba
poblada, rasgo que siguió siendo característico de la imagen de los emperadores
durante casi un siglo hasta que, en época de los Severos, se introdujeron el
cabello y la barba más cortos; la segunda, de carácter técnico, con la
representación plástica del iris y de la pupila, recurso ya utilizado previamente en
representaciones en bronce y en terracota, pero que en el mármol se había
sustituido por la aplicación de color. En el retrato femenino se advierte que los
peinados adoptan formas más simples, con raya central y diadema, apartándose
sensiblemente de los modelos complicados que privaban en las épocas Flavia y
trajana.
El retrato del último período de los
Antoninos se caracteriza, en líneas generales,
por un paulatino alejamiento de los ideales
clásicos griegos. La aplicación de nuevos
recursos técnicos produce contrastes cada
vez más acentuados entre las pulidas
superficies, que representan la piel, y un
marcado claroscuro, con el uso cada vez más
intenso del trépano en el tratamiento del
cabello (imagen izquierda). Estas
modificaciones en el plano técnico se
acompañan de transformaciones en el
contenido, como el tratamiento de los ojos
(que miran hacia arriba o a los lados) o los gruesos párpados superiores, rasgos
que confieren a las caras una expresión de languidez, En esta misma orientación
27
habría que incluir el relieve con la representación de la apoteosis de Antonino
Pío y Faustina, que decoraba una de las caras del basamento de la columna de
Antonino.
Otro ejemplo notable lo constituye la columna de
Marco Aurelio, obra de los primeros años del
reinado de Cómodo, en la que en un relieve
continuo en espiral se representan las guerras de
Marco Aurelio contra los germanos y los
sármatas. Inspirada evidentemente en la columna
de Trajano, revela, no obstante, una concepción
artística profundamente distinta. La reducción de
espirales y la mayor altura de éstas implican la
adopción de figuras mayores -a menudo mal
proporcionadas, con un relieve más acentuado y
nítido-, en las cuales el uso del trépano crea
acentuados contrastes. El elemento paisajístico,
por otra parte, pierde importancia y las escenas se
suceden de manera más concisa y separadas.
Es en la escultura donde mejor se aprecian los cambios que definen el arte tardo
antiguo. En el retrato, particular u oficial, el
estilo clasicista se caracteriza, desde principios
del siglo III, por la descomposición de la
estructura anatómica del rostro que pone fin a
la inmutable belleza clásica y da paso a la
expresión deseada. El «expresionismo» que
define los rostros afligidos, marcados por la
angustia, afecta también a los jóvenes
precozmente envejecidos. El ojo, agrandado
más allá de lo natural, acentuado por la
incisión de la pupila y el iris, es el rasgo más
peculiar. Completan la expresión la comisura
de los labios caídos y la inclinación de la
cabeza. La masa del cabello o la descuidada barba corta se labran con toques
rápidos de cincel, que producen profundos surcos y orificios y rompen el
anterior equilibrio del claroscuro.
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En el retrato de Alejandro Severo, aún de gusto clasicista, se consuma la
tendencia a la disolución de la forma y se da paso a una corriente realista, que
concentra la atención en rasgos particulares, como los ojos, las arrugas y la
expresión. Son imágenes rotundas, que desprenden energía y el estado de humor
del momento. Los mejores exponentes son los retratos de Maximino Tracio
(imagen izquierda página anterior), Pupieno, Felipe el Árabe y Decio, con el pelo
cortado al rape y una barba de pocos días, acorde con el carácter viril y militar
de los personajes.
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Pintura Romana.
La escultura y, muy especialmente, la arquitectura son las manifestaciones
artísticas en las que, en época tardo republicana, se afirmó con mayor fuerza el
espíritu genuinamente romano, pero en otras manifestaciones, como el mosaico
y la pintura mural, éste tardó más en afianzarse.
A fines del siglo III y principios del IV, los murales figurados a amplia escala
incluyen la composición mitológica. Uno de los mejor conocidos, un tema
marino con la posible figura de Venus. Un amplio número de murales pintados
del siglo IV representan escenas ceremoniales y documentales. A partir del siglo
IV, en los ambientes de cierta suntuosidad se decoran las paredes con mármoles
recortados de ricos colores.
Si se exceptúa la pintura de las catacumbas, la pintura romana de los siglos III y
IV es poco conocida, seguramente porque los restos son escasos y mal
conservados. Por ello cobran singular importancia los frescos de la ciudad de
Ostia, que permiten seguir las vicisitudes de la pintura italiana desde Adriano
hasta Teodosio. A fines del siglo II la pintura se caracteriza por su estilo abstracto
y lineal, en rojo y verde, que recuerda la ficción ilusionista de las arquitecturas de
la pintura pompeyana en la estructura de la pared.
Al margen de las pinturas triunfales, de las cuales hay restos en Roma ya en el
siglo III a.C., se asiste a un notable desarrollo de la pintura mural de tradición
helenística. Como en otros aspectos,
Pompeya constituye la principal
fuente de información para este
período, durante el cual se
produjeron dos de los cuatro estilos
que se han diferenciado en el
conjunto pompeyano. El primer estilo
se fecha a comienzos del siglo II a.C. y
se caracteriza, por presentar una
división tripartita del muro, con un
zócalo en la parte inferior, imitación
de grandes losas de mármol en la
parte media y, en la parte superior,
una cornisa, un friso y otra cornisa.
Del segundo estilo (imagen a la
derecha), llamado arquitectónico, que
nació en Roma hacia el 90 a.C., se
dispone de una excelente muestra en
los de la casa de los Grifos. Este
nuevo estilo comportó cambios
notables, pues se creó sensación de
profundidad con la incorporación de columnas y arquitrabes y, en época
posterior, la imitación del mármol cedió paso a escenas con figuras o paisajes,
como se aprecia en la villa de los Misterios de Pompeya (mediados del siglo I
a.C.). Los dos ejemplos citados son el antecedente del tercer estilo, surgido en
Roma en época de Augusto y caracterizado por una decoración articulada de
paneles yuxtapuestos, de colores lisos, separados por representaciones de
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candelabros en sustitución de las columnas. Generalmente el panel central de
cada pared presenta un cuadro más pequeño, en el que se representa un paisaje
o una escena mitológica. Tras el terremoto del año 62, las casas reconstruidas en
Pompeya se decoraron según el cuarto estilo: de la segunda mitad del siglo I a.C.
siendo una especie de síntesis de las tendencias anteriores, dominadas por una
escenografía fantástica donde se combinan los motivos imaginarios y las
perspectivas arquitectónicas, dentro de lo que podíamos llamar barroquismo
conceptual, donde se acentúan los espacios y fingimientos ópticos. A estas
pinturas se les daba relieve por medio de estucos.
Mosaico Romano.
El mosaico, cuyos orígenes en Occidente deben buscarse en la Magna Grecia,
empezó a difundirse en el mundo romano en el siglo II a.C., siendo el conjunto
mejor conocido, para la primera época, el proporcionado por la ciudad de
Pompeya. Se trata de una modalidad característica de las últimas décadas de la
República y de la cual
hay buenos ejemplos en
Pompeya, como el
Mosaico de Alejandro,
procedente de la casa
del Fauno (siglo I a.C.)
(Imagen de la izquierda).
El mosaico se caracteriza,
en época de Augusto,
por la creciente
utilización de la
decoración geométrica en blanco y negro, esta decoración bi-cromatica
desarrolla complejos diseños geométricos, modalidad que parece generalizarse a
lo largo del siglo I, parece que, durante el siglo I, el mosaico policromo se
reservaba para las paredes. En el arte de los mosaicos persiste, durante el siglo II,
la tradición del mosaico en blanco y negro que desarrolla, junto a motivos
geométricos ya conocidos, el denominado “estilo florido” y el gusto por las
representaciones figuradas que, en algunos casos, se extienden por toda la
superficie de los pavimentos. Así mismo, se observa la creciente incorporación
del color hasta desembocar en las composiciones policromas del siglo III. El uso
de mosaicos implicó la pérdida de importancia de la pintura. A partir del modelo
itálico se define un estilo florido, policromo y muy sutil, de composiciones
geométricas tratadas en sentido vegetal. En los bordes, paneles y medallones
prevalecen los motivos florales y las guirnaldas de laurel. Mientras que en Italia
prevaleció el mosaico bicromo hasta pleno siglo III, en Grecia y Próximo
Oriente, en cambio, la policromía definió la herencia helenística y la identidad
clasicista hasta fines del siglo IV. En las provincias occidentales, el mosaico
evoluciona a partir del legado itálico hacia tendencias propias, asumiendo
progresivamente la policromía.
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cristianismo. Con la dinastía constantiniana se inicia un período fundamental en
el desarrollo y expansión de esta religión, conocido como “Paz de la Iglesia”.
Pero lo que realmente determinó la decisiva expansión del cristianismo en el
mundo romano fueron los decretos del emperador Teodosio (379-395 d.C.),
por los que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del estado romano
(380 d.C.). A partir de ese momento puede hablarse del Imperio Romano
Cristiano, impulsor de las expresiones artísticas cristianas con un peculiar
distintivo de romanidad.
Finalmente, el arte del imperio romano también decae hasta cambiar de forma
de mostrase. La capacidad de re-elaborar la herencia naturalista griega para
expresar sus propios temas y valores es el rasgo que mejor define lo que fue el
arte romano que, como se ha visto, pese a esa dependencia frontal de los
hallazgos helenos – perspectiva, sombreado, proporciones, claroscuros, etcétera.
–, resulta inconfundible, sobre todo a partir de Augusto, en sus creaciones mas
características: el retrato realista; la inclinación por la documentación de
documentos históricos, ceremoniales o cotidianos que genera la narración
continua y ese prurito por dar cuenta de las cosas de la manera mas completa,
que le lleva a combinar diferentes puntos de vista en una misma narración, aun
vulnerando la lógica semántica y la consistencia visual; o la recreación pictórica
de espacios alusivos o fantásticos, inclinándose hacia manifestaciones decorativas
que no reaparecen en el arte europeo hasta el barroco y el rococó.
Cuando tras la crisis del siglo III d.C., los emperadores empezaron a prescindir
de la tradición naturalista helena, para adoptar formas de expresión más directas
y simplificadas, es tradición entro en crisis, deslizándose hacia las formas propias
del arte bizantino y medieval.
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gobierno, mas política, mas leyes, mas guerra y aparentemente menos
demostración artística. Esto hace de los tópicos de Roma y arte un trabajo más
pequeño, más conciso y de menos influencias regionales a pesar de cambios a
través del tiempo. Aun así, lograron estructurar una identidad cultural artística
propia en su legado romano. Ese recuerdo dejado por los romanos es plasmado
en forma organizada por el autor. Desde la cultura que los presidio, los Etruscos,
hasta la división del imperio en los primeros 300 años de esta era.
El objetivo del autor siempre ha sido centrado en la gran mayoría de veces en
arte platico: pintura, escultura y/o orfebrería, por la sencilla razón de que la
arquitectura en el arte o el arte arquitectónico requiere de unos conocimientos
en diseño arquitectónico que no son propios del Maestro en Historia del Arte
(MHA). Por lo tanto, el enfoque demostrado durante la explicación del arte
Griego tiene una connotación en por qué la historia influye en el arte, como lo
hacían, que significados tenían mas que abordajes extensos del conocimiento de
los templos Griegos o Romanos. Sin embargo, el haber tanto de arquitectura en
el arte de las diferentes culturas por las cuales el autor se pasea, un tópico de
valor para el final de la maestría en historia del arte podría ser “Cronología de la
Historia del Arte Arquitectónico”.
Seria de mucha utilidad, que los estudiantes de MHA, cuenten con la capacidad
para la realización de obras literarias que expliquen las diferentes épocas a través
de novelas históricas, y de esa forma, poder acercar más al lector a como fueron
las manifestaciones artísticas en periodos tan importantes como lo fueron las
épocas Griegas y Romanas.
“Terminaba la mañana, casi las 10:30 horas del quinto mes del año cuando
Plinio apenas se disponía a abrir sus grandes ojos: ! Patrón ¡ le gritan de la planta
baja. Su mármol ya llego al taller, ¿dese que se lo organicemos o quiere verlo
primero? Ya bajo, responde el escultor en jefe. Apenas levantaba su cabeza que
no sentía muy bien por el efecto del vino que había estado consumiendo la
noche anterior. – Bonita pieza, ¿no te parece? Claro patrón, le contesta su
ayudante de la escuela de escultura de la quinta esquina, escuela donde se
esculpen esculturas día y noche a dos cuadras del Coliseo Romano. No siendo el
mejor lugar para inspirar sus ideas de escultura, era mucha la bulla que se
escuchaba de las peleas del coliseo. Aun así, no le impedía mantener su cincel al
aire para lograr formar el borde superior del hombro de la escultura que su
emperador Tito le había encomendado realizar para finales del mes.
No era nunca fácil lidiar con los deseos de sus clientes pero eso no obstaculizaba
que a pesar de 12 horas de cincel, Plinio persista aplicando lija a los dedos de su
obra de arte. Súbitamente la voz de su esposa le interrumpe su concentración… !
Plinio ¡, vas a subir a comer – o tampoco hoy quieres hacer algo por mantenerte
con aliento – Plinio interrumpe sus pensamientos para darse cuenta que aun hay
mucho por hacer”.
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BIBLIOGRAFIA.
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