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ESTRUCTURA:
- Etapa premoral (0-5 años). No tienen una concepción real de la moralidad; hay
poca conciencia de las reglas.
- Etapa de moralidad heterónoma (5-10 años). Adquieren reglas de los adultos,
que deben obedecer y que consideran inmutables, independientemente de las
circunstancias. Tiene 3 características:
1. Responsabilidad objetiva. Evalúan las situaciones morales en función de las
consecuencias físicas y objetivas de la transgresión, sin importar la
intencionalidad de los actos (son peores los que causan más daño).
2. Justicia inmanente. Toda mala conducta (violación de las normas) sufrirá un
castigo invariablemente (si coge una galleta sin que lo vean y después se cae,
pensará que es su castigo).
3. Castigo como expiatorio. Sin importar su relación con la naturaleza del acto
prohibido (darle unos azotes por r0omper una ventana en vez de que la repare
con su paga).
Planteaba diversas morales y pedía a los sujetos que indicaran cómo se debería actuar
en esa situación y por qué (Dilema de Heinz).
Desde los 3-4 años los niños son más sensibles a acontecimientos que causan daño a
otros. A los 4-5 años ya distinguen la transgresión entre normas morales y
convenciones sociales. Ej. ¿En un país está bien robar? → Los de 6-17 años dirían que
no porque comprenden las reglas (violación de las normas morales).
Las justificaciones también cambian según el dominio, de manera que las de tipo
moral se basan en los conceptos de bienestar, justicia y derechos, mientras que las
convenciones se justifican por la tradición y el acuerdo. En cuanto a las diferencias de
edad a los 6-8 años entienden que hay que evitar el daño a otros y promover la
justicia, pero lo hacen con menor ambigüedad que los mayores (los adolescentes
tempranos más ambiguos). Los adolescentes mayores sin ambigüedad.
3. LA CONDUCTA PROSOCIAL.
3.3 CORRELATOS DE LA EMPATÍA Y LA CONDUCTA PROSOCIAL.
La investigación ha demostrado que el desarrollo cognitivo y la competencia emocional
se relacionan con la conducta prosocial. Los avances en la toma de perspectiva en
preescolar se han asociado a diferencias estables en la conducta prosocial.
Vaish et al: Los niños de 18-25m mostraban más preocupación y conducta prosocial
con victimas que habían sufrido daños, correlacionando moderadamente su
preocupación y conducta prosocial (era más probable que ayudaran a los
preocupados).
Piff et al encontraron que los adultos jóvenes de clase baja era más probable que
actuaran de forma prosocial, incluso controlando la religiosidad. Su mayor compromiso
con los valores igualitarios y mayores sentimientos de compasión, así como mayor
orientación hacia el bienestar de los demás, actuaban como variables intervinientes.
Las diferencias entre clases pueden no ser de conducta prosocial, sino de un mayor
nivel de compasión en las personas de clase baja.
4. LA CONDUCTA AGRESIVA.
3.2 SURGIMIENTO, ESTABILIDAD Y CAMBIO.
Con la edad la agresión se dirige cada vez más a la persona y se vuelve más
indirecta/relacional. La agresión relacional cobra mayor importancia en la adolescencia
temprana, cuando pasan más tiempo con los iguales y su apoyo e interacciones
resultan clave para la competencia socioafectiva. Se revela más inf personal, que es
material idóneo para este tipo de agresión.
Los que tenían un bajo nivel de regulación de tristeza era más probable que
cometieran agresión relacional, para fortalecer sus conexiones sociales y mejorar su
estatus. La regulación de la tristeza también moderaba la relación entre tendencia a no
expresar E y la agresión relacional. Por otra parte, la regulación de la cólera predecía la
agresión física y también tenía un papel moderador entre tendencia a no expresar E y
agresión física.
Garner et al demostraron que las explicaciones y comentarios de las madres sobre las
E se relacionaban con una mejor comprensión emocional y conducta prosocial, y
también con menos probabilidad de agresión y de atribuciones de hostilidad erróneas.
Los hijos de padres permisivos y que no los supervisan tienen mayor riesgo de
conducta agresiva. El uso de prácticas duras de disciplina, al promover la violencia
también se ha asociado al desarrollo de conductas Ex.
Las características del hogar y del vecindario aumentan el riesgo de problemas Ex.
Los niños y adolescentes agresivos es más probable que tengan un bajo rendimiento
académico y que abandonen los estudios, habiéndose relacionado también el
comportamiento agresivo con act delictivas, drogas y desempleo.
Su falta de competencia emocional, cognitiva y social hace que sean rechazados, que
se junten con iguales desviados y que tengan enfrentamientos con sus profesores.
Estas dificultades los llevan a desvincularse de la clase y a no involucrarse
académicamente, terminando por abandonar los estudios.